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A ver si entre todos y recopilamos información interesante y real sobre este siniestro personaje que va con aire de mosquita muerta.
http://www.lamarea.com/2013/10/25/el-principe-felipe-ficha-cortesanos-en-el-ibex-35/
La corte del príncipe pivota, entre otros foros, en dos fundaciones: Príncep de Girona (FPdGi) y Príncipe de Asturias (FPA). Esta última, creada en 1980 e impulsada en la actualidad por 77 patronos –entre ellos, los presidentes de Banco Santander, El Corte Inglés, Telefónica, Repsol o Iberdrola– se ha convertido en un trampolín de lujo para entrar en el despacho del heredero. “Las aportaciones [anuales] de cada uno son bajas: 70.000, 80.000, 100.000 euros… y con ellas consigues un ticket para sesiones privadas con él y con grandes empresarios”, explica uno de los patronos. A los mecenas, además, Hacienda les desgrava un 20% de la donación. Entre éstos, la FPA mantiene al presidente de Bankia, Rodrigo Rato, a pesar de su imputación. “Es una cuestión que no depende de la fundación, ya que es la institución miembro del patronato quien debe nombrar a su representante”, se justifica la FPA.
La fundación, instrumento de altavoz y toma de contacto empresarial del príncipe, se diseñó cuando él tenía 12 años. Entonces, costó conseguir financiación. Fueron organismos públicos y empresarios asturianos, como Pedro Masaveu, quienes costearon los primeros Premios Príncipe de Asturias, hace 33 años. “Pero ahora que la fundación está consolidada, hay codazos por entrar”, añade el mismo patrono.
El heredero al trono mantiene reuniones periódicas en El Pardo con algunos de estos mecenas para debatir sobre política o economía, según reconoce Casa Real, al margen del encuentro anual de junio, en el que aprueban las cuentas de la fundación. Las audiencias más jugosas son las de grupos reducidos, de unos cinco o seis. El príncipe les convoca cada cuatro o seis semanas, sin una periodicidad fija.
Esta agenda paralela a la de su padre permite a Felipe forjar su red de cortesanos millonarios, que durante estos años de transición siguen acompañando al rey en sus viajes al extranjero en busca de inversiones. Es el caso de la reciente expedición a Brasil, en la que participaron Antonio Brufau (Repsol), Botín y altos directivos de Telefónica, Iberdrola, Iberia, Gas Natural, Indra, Acciona y Talgo, entre otras. Los nombres de estas empresas se repitieron en la mayoría de las excursiones económicas del monarca en 2012 (Rusia, India, Kuwait…).
Botín, el primero de la clase
El socio más aventajado es el Banco Santander. En abril de 2008, Casa Real entregó el sillón de presidencia de la Fundación Príncipe de Asturias al vicepresidente de la entidad, Matías Rodríguez Inciarte. Su designación provocó un terremoto entre el resto de los patronos, especialmente los banqueros, celosos del nuevo pelotazo que había dado Emilio Botín.
BBVA trató de frenar la creciente hegemonía de su competidor creando, de inmediato, los ocho galardones Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento (el mismo número que los Príncipe de Asturias, pero con una dotación 10 veces superior, de 500.000 euros, y centrados en la investigación científica). No obstante, BBVA mantuvo su tributo a la fundación. A Caja Rural y Cajastur tampoco les hizo gracia. La caja de ahorros asturiana había donado 300.000 euros, frente a los 30.000 del Banco Santander.
Hasta 2011, el balance de situación y la cuenta de resultados eran secretos. Antes de ese año, los detalles de la auditoría sólo se habían aireado una vez, como consecuencia de las constantes denuncias de “oscurantismo” que publicó en la prensa asturiana David Ruiz, catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo. La presión hizo claudicar al director de la FPA, Graciano García, que terminó entregándole a Ruiz el informe. El catedrático define la organización que preside Rodríguez Inciarte como “un chiringuito para blindar la monarquía y crear un espacio en el que colocar gente”.
Que el presidente de la fundación pertenezca a la cúpula del principal banco español forma parte de la estrategia de la Corona, orquestada directamente por el rey y no por el príncipe, según reconocen fuentes de la fundación. Matías Rodríguez Inciarte fue ministro de Presidencia con UCD y, en 2011, uno de los 15 directivos mejor pagados de España: 6,51 millones de euros.
La Fundación Príncipe de Asturias tiene tres grandes vías de financiación: un 63% de los ingresos procede de entidades privadas –grandes empresas, la mayoría–; un 18%, de las arcas públicas (Gobierno central, gobierno de Asturias, Junta Central del Principado y ayuntamientos de Oviedo, Gijón y Avilés); y otro 15%, de inversiones financieras que la fundación realiza, en parte, con dinero público. En 2011, sumaron más de seis millones. Cuánto aporta cada empresario es secreto.
Y las contribuciones públicas no cesan. Además de las aportaciones regulares, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en 2005 la inyección de 12 millones de euros a la fundación durante el periodo 2006-2008. “En 2013, el ayuntamiento de Oviedo entregará otros 350.000 euros”, denuncia el portavoz de IU en el consistorio de la capital asturiana, Roberto Sánchez. Rivi, como se le conoce después de más de 20 años recorriendo los pasillos del ayuntamiento, provocó un alboroto en el patio de butacas durante la entrega de los premios en 1994, al ponerse de pie con una pancarta que reclamaba el 0,7% del PIB para cooperación. En la sala de realización de TVE se hicieron malabares técnicos para que no saliese la imagen, pero un fotógrafo de La Voz de Asturias logró inmortalizar la escena. Desde aquel año, se prohíbe el acceso de los fotógrafos al escenario.
En busca de financiación
El creador del patronato de la fundación fue su segundo presidente, Plácido Arango, empresario mexicano y padre de la cadena de restaurantes y tiendas Vips. En la organización recuerdan la anécdota de una de las primeras reuniones con grandes empresas a las que Arango asistía para pedir dinero. Fue en el Comité Ejecutivo del Banco Popular. El presidente de la fundación llegó con una carta de recomendación del rey debajo del brazo.
Antes del encuentro, los miembros del comité especulaban con la cantidad que les pediría: “¿Cuánto querrá? ¿100 millones de pesetas [equivalentes en 1987 a 600.000 euros]? ¿50? ¿80?” Por prudencia o por ignorancia del poder que tenía la rúbrica del monarca, Arango pidió apenas cinco millones de pesetas (30.000 euros). Los banqueros respiraron pero, al terminar la reunión, desde Casa Real se espetó al presidente: “¿Pero tú qué te has creído, que la firma del rey es para pedir calderilla?”, recuerdan fuentes cercanas a la fundación. Finalmente, Banco Popular aportó 10 millones.
Además de la fundación, los grandes patronos abren canales alternativos para agasajar a la Familia Real. El presidente de La Caixa (actual Caixabank), Isidro Fainé, por ejemplo, es uno de los habituales en los corrillos empresariales cercanos a la monarquía. De hecho, La Caixa fue una de las empresas que, junto con el Gobierno balear, realizó una colecta al más alto nivel para obsequiar a Juan Carlos de Borbón con un yate, el Fortuna III, que les costó 18 millones de euros. El pasado 15 de enero, Caixabank era una de las empresas participantes en el Spain Investors Day, unas jornadas presididas por el Príncipe de Asturias para establecer contacto con inversores extranjeros.
El primo del rey y hombre de su extrema confianza, Carlos de Borbón, es una figura clave para acceder al monarca, ya sea a través de reuniones o en una de sus habituales cacerías, a las que es muy aficionado. Carlos, de 75 años, es apenas 10 días menor que Juan Carlos y los dos han tenido vidas paralelas.
De hecho, Carlos de Borbón tuvo un papel clave, junto al abogado Juan Luis Iglesias, en el derrocamiento en 2009 del mentor de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, según fuentes internas. García es el periodista republicano que más ha ayudado a la monarquía desde que a finales de la década de 1970 se le ocurrió la idea de crear los premios como el mejor escaparate posible para el príncipe. Felipe tenía 12 años. Vincularle desde entonces al mundo de la cultura y el deporte (abanderado en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, esquiador, regatista…) le daba una imagen afable. Además, le aseguraba un discurso anual en el que todo el país centraba su mirada en el Teatro Campoamor de Oviedo.
El sueldo de 183.000 euros que alcanzó García, recogido en el libro Nada fue un sueño. Biografía íntima del creador de los Premios Príncipe de Asturias (KRK), da cuenta de lo agradecida que quedó Casa Real por el invento. Sin embargo, después de 30 años, Zarzuela decidió dar un giro a la dirección, apostando por un perfil experto en fundaciones y del entorno del Opus Dei: Teresa Sanjurjo. Carlos de Borbón presidía la Asociación Española de Fundaciones (AEF) cuando Sanjurjo era la directora. Además, la buena relación de la AEF con el Banco Santander y, en concreto, con la mujer de Botín, Paloma O’Shea, allanó todavía más el camino.
En realidad, los encargados de la elección del director de la FPA tendrían que haber sido los patronos, según consta en los estatutos de la fundación. Dos de ellos, el periodista Juan Cueto y el presidente de Caja Rural, Román Suárez Blanco, protestaron por la elección a dedo de Sanjurjo, que incluso obvió el consenso de los mecenas de buscar a alguien de origen asturiano. Sí que se cumplió la voluntad de la reina Sofía y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, de que fuera una mujer quien ocupase el cargo.
Del ‘juancarlismo’ al ‘felipismo’
Dicen desde Casa Real que no existe un planteamiento para la sucesión. Que se pondrá en marcha cuando toque. Lo que sí funciona a pleno rendimiento desde hace años es el trasvase de contactos empresariales del rey al príncipe, bajo la dirección y el control del primero.
La preparación del heredero para asumir el trono comenzó desde el primer momento de su educación y se ha llevado a cabo de forma progresiva y lineal, sin acelerones en los últimos años, según las mismas fuentes. De hecho, el príncipe participa en actos institucionales en solitario desde mediados de la década de los 90 y empezó a ejercer de representante de España en el exterior en 1996. Destaca su papel en las tomas de posesión de presidentes sudamericanos. Estos viajes protocolarios, sumados a la proyección internacional que atesoran los premios Príncipe de Asturias al reconocer la trayectoria de personajes como Bill Gates, Stephen Hawking, Woody Allen o Nelson Mandela ya dotan al heredero de una nutrida agenda internacional, a la altura de un jefe de Estado.
http://www.lamarea.com/2013/10/25/el-principe-felipe-ficha-cortesanos-en-el-ibex-35/
La corte del príncipe pivota, entre otros foros, en dos fundaciones: Príncep de Girona (FPdGi) y Príncipe de Asturias (FPA). Esta última, creada en 1980 e impulsada en la actualidad por 77 patronos –entre ellos, los presidentes de Banco Santander, El Corte Inglés, Telefónica, Repsol o Iberdrola– se ha convertido en un trampolín de lujo para entrar en el despacho del heredero. “Las aportaciones [anuales] de cada uno son bajas: 70.000, 80.000, 100.000 euros… y con ellas consigues un ticket para sesiones privadas con él y con grandes empresarios”, explica uno de los patronos. A los mecenas, además, Hacienda les desgrava un 20% de la donación. Entre éstos, la FPA mantiene al presidente de Bankia, Rodrigo Rato, a pesar de su imputación. “Es una cuestión que no depende de la fundación, ya que es la institución miembro del patronato quien debe nombrar a su representante”, se justifica la FPA.
La fundación, instrumento de altavoz y toma de contacto empresarial del príncipe, se diseñó cuando él tenía 12 años. Entonces, costó conseguir financiación. Fueron organismos públicos y empresarios asturianos, como Pedro Masaveu, quienes costearon los primeros Premios Príncipe de Asturias, hace 33 años. “Pero ahora que la fundación está consolidada, hay codazos por entrar”, añade el mismo patrono.
El heredero al trono mantiene reuniones periódicas en El Pardo con algunos de estos mecenas para debatir sobre política o economía, según reconoce Casa Real, al margen del encuentro anual de junio, en el que aprueban las cuentas de la fundación. Las audiencias más jugosas son las de grupos reducidos, de unos cinco o seis. El príncipe les convoca cada cuatro o seis semanas, sin una periodicidad fija.
Esta agenda paralela a la de su padre permite a Felipe forjar su red de cortesanos millonarios, que durante estos años de transición siguen acompañando al rey en sus viajes al extranjero en busca de inversiones. Es el caso de la reciente expedición a Brasil, en la que participaron Antonio Brufau (Repsol), Botín y altos directivos de Telefónica, Iberdrola, Iberia, Gas Natural, Indra, Acciona y Talgo, entre otras. Los nombres de estas empresas se repitieron en la mayoría de las excursiones económicas del monarca en 2012 (Rusia, India, Kuwait…).
Botín, el primero de la clase
El socio más aventajado es el Banco Santander. En abril de 2008, Casa Real entregó el sillón de presidencia de la Fundación Príncipe de Asturias al vicepresidente de la entidad, Matías Rodríguez Inciarte. Su designación provocó un terremoto entre el resto de los patronos, especialmente los banqueros, celosos del nuevo pelotazo que había dado Emilio Botín.
BBVA trató de frenar la creciente hegemonía de su competidor creando, de inmediato, los ocho galardones Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento (el mismo número que los Príncipe de Asturias, pero con una dotación 10 veces superior, de 500.000 euros, y centrados en la investigación científica). No obstante, BBVA mantuvo su tributo a la fundación. A Caja Rural y Cajastur tampoco les hizo gracia. La caja de ahorros asturiana había donado 300.000 euros, frente a los 30.000 del Banco Santander.
Hasta 2011, el balance de situación y la cuenta de resultados eran secretos. Antes de ese año, los detalles de la auditoría sólo se habían aireado una vez, como consecuencia de las constantes denuncias de “oscurantismo” que publicó en la prensa asturiana David Ruiz, catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo. La presión hizo claudicar al director de la FPA, Graciano García, que terminó entregándole a Ruiz el informe. El catedrático define la organización que preside Rodríguez Inciarte como “un chiringuito para blindar la monarquía y crear un espacio en el que colocar gente”.
Que el presidente de la fundación pertenezca a la cúpula del principal banco español forma parte de la estrategia de la Corona, orquestada directamente por el rey y no por el príncipe, según reconocen fuentes de la fundación. Matías Rodríguez Inciarte fue ministro de Presidencia con UCD y, en 2011, uno de los 15 directivos mejor pagados de España: 6,51 millones de euros.
La Fundación Príncipe de Asturias tiene tres grandes vías de financiación: un 63% de los ingresos procede de entidades privadas –grandes empresas, la mayoría–; un 18%, de las arcas públicas (Gobierno central, gobierno de Asturias, Junta Central del Principado y ayuntamientos de Oviedo, Gijón y Avilés); y otro 15%, de inversiones financieras que la fundación realiza, en parte, con dinero público. En 2011, sumaron más de seis millones. Cuánto aporta cada empresario es secreto.
Y las contribuciones públicas no cesan. Además de las aportaciones regulares, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en 2005 la inyección de 12 millones de euros a la fundación durante el periodo 2006-2008. “En 2013, el ayuntamiento de Oviedo entregará otros 350.000 euros”, denuncia el portavoz de IU en el consistorio de la capital asturiana, Roberto Sánchez. Rivi, como se le conoce después de más de 20 años recorriendo los pasillos del ayuntamiento, provocó un alboroto en el patio de butacas durante la entrega de los premios en 1994, al ponerse de pie con una pancarta que reclamaba el 0,7% del PIB para cooperación. En la sala de realización de TVE se hicieron malabares técnicos para que no saliese la imagen, pero un fotógrafo de La Voz de Asturias logró inmortalizar la escena. Desde aquel año, se prohíbe el acceso de los fotógrafos al escenario.
En busca de financiación
El creador del patronato de la fundación fue su segundo presidente, Plácido Arango, empresario mexicano y padre de la cadena de restaurantes y tiendas Vips. En la organización recuerdan la anécdota de una de las primeras reuniones con grandes empresas a las que Arango asistía para pedir dinero. Fue en el Comité Ejecutivo del Banco Popular. El presidente de la fundación llegó con una carta de recomendación del rey debajo del brazo.
Antes del encuentro, los miembros del comité especulaban con la cantidad que les pediría: “¿Cuánto querrá? ¿100 millones de pesetas [equivalentes en 1987 a 600.000 euros]? ¿50? ¿80?” Por prudencia o por ignorancia del poder que tenía la rúbrica del monarca, Arango pidió apenas cinco millones de pesetas (30.000 euros). Los banqueros respiraron pero, al terminar la reunión, desde Casa Real se espetó al presidente: “¿Pero tú qué te has creído, que la firma del rey es para pedir calderilla?”, recuerdan fuentes cercanas a la fundación. Finalmente, Banco Popular aportó 10 millones.
Además de la fundación, los grandes patronos abren canales alternativos para agasajar a la Familia Real. El presidente de La Caixa (actual Caixabank), Isidro Fainé, por ejemplo, es uno de los habituales en los corrillos empresariales cercanos a la monarquía. De hecho, La Caixa fue una de las empresas que, junto con el Gobierno balear, realizó una colecta al más alto nivel para obsequiar a Juan Carlos de Borbón con un yate, el Fortuna III, que les costó 18 millones de euros. El pasado 15 de enero, Caixabank era una de las empresas participantes en el Spain Investors Day, unas jornadas presididas por el Príncipe de Asturias para establecer contacto con inversores extranjeros.
El primo del rey y hombre de su extrema confianza, Carlos de Borbón, es una figura clave para acceder al monarca, ya sea a través de reuniones o en una de sus habituales cacerías, a las que es muy aficionado. Carlos, de 75 años, es apenas 10 días menor que Juan Carlos y los dos han tenido vidas paralelas.
De hecho, Carlos de Borbón tuvo un papel clave, junto al abogado Juan Luis Iglesias, en el derrocamiento en 2009 del mentor de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, según fuentes internas. García es el periodista republicano que más ha ayudado a la monarquía desde que a finales de la década de 1970 se le ocurrió la idea de crear los premios como el mejor escaparate posible para el príncipe. Felipe tenía 12 años. Vincularle desde entonces al mundo de la cultura y el deporte (abanderado en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, esquiador, regatista…) le daba una imagen afable. Además, le aseguraba un discurso anual en el que todo el país centraba su mirada en el Teatro Campoamor de Oviedo.
El sueldo de 183.000 euros que alcanzó García, recogido en el libro Nada fue un sueño. Biografía íntima del creador de los Premios Príncipe de Asturias (KRK), da cuenta de lo agradecida que quedó Casa Real por el invento. Sin embargo, después de 30 años, Zarzuela decidió dar un giro a la dirección, apostando por un perfil experto en fundaciones y del entorno del Opus Dei: Teresa Sanjurjo. Carlos de Borbón presidía la Asociación Española de Fundaciones (AEF) cuando Sanjurjo era la directora. Además, la buena relación de la AEF con el Banco Santander y, en concreto, con la mujer de Botín, Paloma O’Shea, allanó todavía más el camino.
En realidad, los encargados de la elección del director de la FPA tendrían que haber sido los patronos, según consta en los estatutos de la fundación. Dos de ellos, el periodista Juan Cueto y el presidente de Caja Rural, Román Suárez Blanco, protestaron por la elección a dedo de Sanjurjo, que incluso obvió el consenso de los mecenas de buscar a alguien de origen asturiano. Sí que se cumplió la voluntad de la reina Sofía y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, de que fuera una mujer quien ocupase el cargo.
Del ‘juancarlismo’ al ‘felipismo’
Dicen desde Casa Real que no existe un planteamiento para la sucesión. Que se pondrá en marcha cuando toque. Lo que sí funciona a pleno rendimiento desde hace años es el trasvase de contactos empresariales del rey al príncipe, bajo la dirección y el control del primero.
La preparación del heredero para asumir el trono comenzó desde el primer momento de su educación y se ha llevado a cabo de forma progresiva y lineal, sin acelerones en los últimos años, según las mismas fuentes. De hecho, el príncipe participa en actos institucionales en solitario desde mediados de la década de los 90 y empezó a ejercer de representante de España en el exterior en 1996. Destaca su papel en las tomas de posesión de presidentes sudamericanos. Estos viajes protocolarios, sumados a la proyección internacional que atesoran los premios Príncipe de Asturias al reconocer la trayectoria de personajes como Bill Gates, Stephen Hawking, Woody Allen o Nelson Mandela ya dotan al heredero de una nutrida agenda internacional, a la altura de un jefe de Estado.