La barca de Caronte

Señoras que dan miedo: la literatura de terror escrita por mujeres triunfa en tiempos convulsos
Mariana Enríquez, Shirley Jackson o Sarah Moss son algunos de los nombres propios que están marcando un buen año para la literatura de género, a pesar de las circunstancias pandémicas

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De arriba abajo: Mariana Enríquez, Shirley Jackson, Sarah Moss y Mary Shelley

Carmen López
6 de septiembre de 2020 22:03h

No es tan fácil despertar el sentimiento de terror en los lectores. Hacer que miren de reojo para comprobar que no hay una presencia extraña alrededor, que tengan pesadillas con la historia, que necesiten cerrar el libro para darse un respiro. O que quieran meterlo en el congelador como hacía Joey con El resplandor en la serie Friends. Parece exagerado, pero Mariana Enríquez lo consigue en su novela Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019). Y se ha corrido la voz.


Las listas de libros más vendidos dan una idea de lo que se está moviendo en las librerías, pero quizás no tanto de lo que se está leyendo en realidad (existen las bibliotecas, las librerías de viejo, los mercados de domingo, el préstamo entre conocidos) y este verano, Enríquez ha tenido muchos, muchos lectores. Con un vistazo rápido a las redes sociales se comprueba un boom al que también ha contribuído el clásico boca-oreja.

Es curioso, porque no se trata de una novedad. La escritora ganó el Premio Herralde 2019, que se falla en el mes de noviembre y en diciembre ya había aparecido en la sección de cultura de casi todos los medios. Que aún se hable del libro casi un año después de su lanzamiento es casi un milagro. Hoy en día se publican tantos títulos nuevos en tan poco espacio de tiempo que su ‘vida’ es corta: enseguida quedan sepultados por otros recién llegados a los que les pasará lo mismo.

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Todos los libros que ha publicado Mariana Enríquez en Anagrama

La historia de Nuestra parte de la noche, que ocupa casi 700 páginas, empieza con el viaje en carretera de un padre y su hijo. La normalidad dura apenas dos parpadeos porque la cosa no tarda en ponerse rara y comienza el desasosiego. No sería justo desvelar mucho más para quienes no la hayan leído aún, así que aquí van solo unos ingredientes: ritos, presencias inexplicables, oscuridad, diferencia de clases, una dictadura brutal y relaciones familiares espinosas.

El éxito de la novela ha hecho que el público rescate obras anteriores de la autora como los libros de cuentos Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2016) o Los peligros de fumar en la cama (Anagrama, 2017). Sorprende que el género de terror resulte atractivo en medio de una pandemia mundial ya bastante terrorífica de por sí, pero parece que entretenerse con otros miedos ha sido un buen bálsamo para muchas personas.

Este verano se ha publicado otro libro que pone la carne de gallina: Muro fantasma, de Sarah Moss. La novela cuenta la historia de Silvie, una adolescente que participa junto a su familia en una simulación de cómo vivían los británicos en la Edad de Hierro. Acompañan a un profesor de arqueología y a sus tres alumnos, pero la experiencia cada vez tiene menos de teatro y más de realidad por culpa del fanático de su padre, que termina por poner en marcha junto al profesor un ritual en el que se sacrifica a una mujer de la tribu.

Si bien no tiene tantos elementos propios del terror gótico (fantasmas, esoterismo, ocultismo), sí comparte con la novela de Enríquez el simbolismo de los rituales, el ofrecimiento de un ser a otro poder superior e incluso una manera de morir: el engullimiento de la tierra, la misma tortura natural que sufrió la niña colombiana Omaira. Observada por un público masivo atraído por el morbo de la muerte y el miedo.

Las aterradoras de siempre siguen ahí
Este 2020 tendría que haber sido de Shirley Jackson, la reina de la literatura de terror. Se cumple el 55 aniversario de su muerte y además llegaba a la gran pantalla la película Shirley. Protagonizada por la omnipresente Elizabeth Moss y producida por Martin Scorsese, estaba destinada a ser uno de los grandes estrenos del verano pero el coronavirus trastocó los planes y finalmente vio la luz en la plataforma Hulu. Un debut más mustio de lo que se tenía previsto y que hizo que el filme pasase bastante desapercibido.

No se trata de un biopic en sí mismo, sino de una adaptación de la novela homónima de Susan Scarf Merrell (2014), que tiene a Jackson como protagonista, junto a su marido y a una pareja joven que va a vivir a su casa durante una temporada. La directora es Josephine Decker y la encargada de convertir el texto en un guión Sarah Gubbins.




Un proyecto comandado por mujeres y que hace especial hincapié en la relación de la escritora y la chica, que se acabará convirtiendo en uno de sus libros. La vida de las amas de casa de mitad del siglo XX, las relaciones de pareja y la vida social de una pequeña ciudad de Estados Unidos son temas propios de la literatura de Jackson y claves de la película.

Aunque el filme omite algunos aspectos de su vida, como la maternidad (tuvo cuatro hijos) sí permite imaginarse cómo fue la existencia de la escritora, que murió a los 48 años. Incómoda con su cuerpo y un marido infiel que no escondía sus escarceos, fumaba sin parar, tenía interés por el ocultismo pero ninguno en las tareas del hogar y sufría de agorafobia. Su salud mental era bastante precaria y su manera de trabajar obsesiva y dolorosa.

Jackson no disfrutó de la fama sino que más bien la padeció. Cuando en 1948 publicó su relato La lotería en la revista New Yorker, muchos suscriptores se dieron de baja escandalizados (y posiblemente aterrorizados). Pero pese al rechazo escribió varias novelas, numerosos relatos y ensayos que la convirtieron en un referente. Algunos de sus títulos se han adaptado al cine, al teatro o a la televisión: en 2018 Netflix convirtió su novela La maldición de Hill House en una serie de diez capítulos.

Su obra la ha ido rescatando de un tiempo a esta parte Editorial Minúscula. Hasta hoy han publicado Siempre hemos vivido en un castillo, Cuentos escogidos y Deja que te cuente: cuentos inéditos, ensayos y otros escritos, traducidos los tres por Paula Kuffer, así como La maldición de Hil House traducida por Carles Andreu.

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Tres de los libros de Shirley Jackson publicados por Editorial Minúscula

Otra clásica que tiene su hueco en la actualidad es la autora de uno de los grandes títulos del terror: Frankenstein o el eterno prometeo. La editorial Akal ha recuperado la novela El último hombre de Mary Shelley: una distopía en la que imagina cómo será la sociedad del siglo XXI después de haber sido arrasada por una plaga. El libro se publicó originalmente en 1826, así que a la habilidad de Shelley para causar miedo también se le podrían añadir ciertas dotes de videncia.

La presencia del terror firmado por mujeres en las listas de novedades seguirá en otoño. La editorial Impedimenta tiene previsto lanzar en noviembre el libro Reinas, una compilación de relatos de miedo de autoras de principios del siglo XX como Marie Corelli, Lady Eleanor Smith, Leonora Carrington o Edith Nesbit. Una dosis más de inquietud para unos tiempos inciertos en los que el miedo no solo está en las páginas. Quizás sea el año para que Joyce Carol Oates, otra genio del terror, se lleve el Nobel de Literatura de una vez.

 
Carlos del Amor, Premio Espasa con «Emocionarte. La doble vida de los cuadros»

El jurado ha considerado que la obra del presentador de TVE es un ensayo «original y novedoso» que provoca «reflexión y diálogo»

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EP

Actualizado: 11/09/2020 10:34h

 
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La Virgen de los sicarios es una novela extremadamente dura que nos relata sin piedad ni concesiones la violencia existente en las calles de la ciudad de Medellín, en Colombia.

Fernando Vallejo nos describe un paisaje urbano verdaderamente desgarrador donde jóvenes adolescentes, en ocasiones niños, se pasean con un arma en el cinto dispuestos a disparar sin ningún tipo de escrúpulo contra cualquier persona que se les cruce en el camino por el simple motivo de haber estado en el momento más inoportuno en el lugar inadecuado.

Estos adolescentes -niños de entre 12 y 17 años- son auténticos ángeles exterminadores que ofrecen sus servicios a cualquier desaprensivo que esté dispuesto a pagar por ello. Y la ciudad, o todo el país, a juzgar por los comentarios del narrador, se han convertido en un lugar inhabitable donde la vida carece de valor, donde para sobrevivir a la miseria social y a la corrupción política los jóvenes se desempeñan como matarifes, traficantes, o asesinos a sueldo.

La religión juega un papel de contrapunto en toda esta historia, primero por la visión escéptica por parte de su narrador, que la desprecia, y además, porque los jóvenes sicarios se acercan a la iglesia a rezar antes de realizar uno de sus encargos, para que de este modo la Virgen a la que se encomiendan les proteja y los mantenga con vida hasta que hayan concluido sus trabajos.

Con ese punto de partida, la historia de esta novela se encuentra narrada en primera persona por Fernando, un hombre adulto, ya envejecido, que regresa a la ciudad que dejó treinta años atrás cansado de la vida y con el único deseo de morir: “La vida es muy corta y cuando menos lo pensamos este negocio se acabó. Estoy viviendo horas extras, vine a morir aquí”. A su vuelta rememora a uno de estos jóvenes sicarios, un joven de dieciséis años llamado Alexis, que trabajó para él y a quien también convirtió en su amante.

La primera sorpresa del libro es la forma sincera en que Alexis se entrega a su protector, no sólo en el plano sexual, sino que llega a convertirse en su amigo, en su guardaespaldas y protector incondicional. Fernando se sorprende a veces de las reacciones impulsivas de su joven protegido, cuando un simple comentario negativo hacia una persona con la que se han cruzado por la calle es suficiente para que Alexis reaccione sacando su pistola y disparando sobre la persona señalada sin planteárselo siquiera y sin preguntar por la necesidad de su acción.

Esta serie de crímenes en plena calle, a plena luz del día, rodeados de testigos, no perturba en absoluto al joven Alexis y, la sensación que nos produce es que la muerte violenta, el asesinato, se han convertido en un elemento cotidiano que ya a nadie importa ni afecta lo suficiente.

Se ha perdido el asombro por la violencia, se ha perdido la capacidad de sentir dolor, compasión o empatía por las víctimas. Cuando un vecino presencia uno de esos crímenes continúa su camino ignorando haberlo visto por temor a ser él el siguiente en caer muerto de un balazo en la frente o de un machetazo en el cuello. A lo sumo, el crimen callejero, si es capaz de generar algo es pura curiosidad, como si se tratase de un entretenimiento o un espectáculo morboso. En uno de los momentos de la novela, un grupo de chiquillos gritan alrededor de un muerto: “¡Corran, vengan a ver al muñeco!”

El joven Alexis es también asesinado en un momento dado de la novela y Fernando, sin su compañía, se queda con una sensación profunda de desamparo y abatimiento. Sin embargo, al poco tiempo conoce a otro muchacho, Wilmar, que también le ofrece sus servicios. Con Wilmar la esperanza de reencontrar la ternura del amor renace en Fernando. Pero Wilmar es un sicario igual de implacable que lo era Alexis y Fernando se queda en estado de shock cuando descubre que Wilmar fue el asesino de su querido Alexis. La venganza planea entonces por la mente de Fernando, pero finalmente se da cuenta de que dejarse llevar por el la ira y el rencor para cobrarse su venganza es completamente inútil. Cuando le pregunta abiertamente a Wilmar por qué mató a Alexis, éste no muestra sorpresa, sino que asume que Fernando ya conocía su autoría y simplemente le responde: “Porque él mató a mi hermano”.

Todo ello nos conduce, por parte del autor, a una visión desoladora y trágica de la vida, sin posibilidad de redención, en donde la religión no puede solucionar nada, la ética no existe, la vida no tiene un porqué, y la muerte tampoco. El protagonista lo explica de este modo tan rotundo: “Y qué más da que nos muramos de viejos en la cama o antes de los veinte años acuchillados o tiroteados en la calle. ¿No es igual? ¿No sigue al último instante de la vida el mismo derrumbadero de la muerte?”

La Virgen de los sicarios. Fernando Vallejo. Alfaguara.
 
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Mario Benedetti

100 años de Mario Benedetti: los 13 poemas imprescindibles del poeta del amor y la rebeldía

Poemas de la patria, de la ausencia, del exilio, de la casa inhabitable, del amor: un homenaje al poeta que fue llamado "menor" por "cursi" y "mainstream"... pero resultó que sólo era humilde.

14 septiembre, 2020 01:55
Lorena G. Maldonado

Benedetti nació hace cien años siendo un niño pobre y un lector voraz, un lector loco, ansioso, inteligente, un lector enano que chirriaba a sus propios padres, que llegaron a prohibirle leer más de veinte páginas al día. Él se escondía de los mayores para seguir clavándole el diente a Julio Verne y a Emilio Salgari. A los catorce tuvo que dejar la escuela y volverse autodidacta los problemas económicos familiares, y se hizo currante todoterreno mientras no paraba de observar el mundo para escribirlo a máquina: trabajó en una empresa de repuestos para coches, fue taquígrafo, recadero, crítico teatral y vendedor de casas.

Tardó bastante en que confiasen en él: tanto fue así que sus siete primeros libros fueron autopublicados, hasta que llegó Montevideanos, el primero lanzado por una editorial. Al final fueron más de ochenta obras las que escribió, algunas traducidas a más de veinte idiomas. Se integró en la generación del 45, codeándose con nombres tan potentes como el de Idea Vilariño u Onetti. Las instituciones le amaron poco y le premiaron menos. Los lectores, mucho, mucho, mucho, y hasta hoy.

Colaboró en revistas y publicaciones literarias. Fue periodista. Escribió teatro, cuentos, novelas, ensayos. Fue activista de izquierdas y defensor de los derechos humanos en su país, Uruguay, hasta que tuvo que exiliarse en el 73, por el golpe de Estado, y dejar su puesto en la universidad para pirarse a Buenos Aires. Y a Perú. Y a Cuba. Y a España. Diez largos y anchos años en los que vivió separado de su esposa, que tuvo que quedarse en su país natal para cuidar de los padres ancianos de ambos.

A su regreso, peleó contra la amnistía de los crímenes cometidos durante la dictadura militar. Y por esclarecer el paradero de los detenidos desaparecidos durante el mismo oscuro periodo. Habló con y por el pueblo, fue un humanista incomparable, un poeta confundido por la patria, como una flor desubicada cuando le arrancan las raíces.

Su obra ha sido llamada menor por cursi y por mainstream: y que es cursi es cierto, o romántica, o tierna, bien, y que ha triunfado en el mundo entero es cierto, pero no por ello debemos caer en el error de considerarle un literato mediocre. Más bien era un hombre sencillo del traje a la palabra: no le interesaba aparentar ni sacar músculo literario. No gustaba de ponerse barroco. Desechó las grandilocuencias, los adornos.

Dijo lo que quiso y como quiso, encharcado en el lenguaje popular y repudiando a las élites y sus vocablos incomprensibles. Construyó versitos para el pueblo economizando el idioma, porque el tiempo nunca nos sobra. Para muestra, un botón. Aquí algunos de sus mejores poemas en el centenario de su nacimiento.

1. Táctica y estrategia

Mi táctica es
Mirarte
Aprender como sos
Quererte como sos

Mi táctica es
Hablarte
Y escucharte
Construir con palabras
Un puente indestructible

Mi táctica es
Quedarme en tu recuerdo
No sé cómo ni sé
Con qué pretexto
Pero quedarme en vos

Mi táctica es
Ser franco
Y saber que sos franca
Y que no nos vendamos
Simulacros
Para que entre los dos
No haya telón
Ni abismos

Mi estrategia es
En cambio
Más profunda y más
Simple
Mi estrategia es
Que un día cualquiera
No sé cómo ni sé
Con qué pretexto
Por fin me necesites

2. Te quiero

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

3. Defender la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegía como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

4. Ésta es mi casa

No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

5. Corazón coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

6. Todavía

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

7. Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

8. Como siempre

Aunque hoy cumplas
trescientos treinta y seis meses
la matusalénica edad no se te nota cuando
en el instante en que vencen los crueles
entrás a averiguar la alegría del mundo
y mucho menos todavía se te nota
cuando volás gaviotamente sobre las fobias
o desarbolás los nudosos rencores

buena edad para cambiar estatutos y horóscopos
para que tu manantial mane amor sin miseria
para que te enfrentes al espejo que exige
y pienses que estás linda
y estés linda

casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades
ya que te van a rodear como ángeles o veleros

es obvio y comprensible
que las manzanas y los jazmines
y los cuidadores de autos y los ciclistas
y las hijas de los villeros
y los cachorros extraviados
y los bichitos de san antonio
y las cajas de fósforo
te consideren una de los suyos

de modo que desearte un feliz cumpleaños
podría ser tan injusto con tus felices
cumpledías
acordate de esta ley de tu vida
si hace algún tiempo fuiste desgraciada
eso también ayuda a que hoy se afirme
tu bienaventuranza

de todos modos para vos no es novedad
que el mundo
y yo
te queremos de veras
pero yo siempre un poquito más que el mundo.

9. Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
seguro sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

10. Hombre que mira más allá de sus narices

Hoy me despierto tosco y solitario
no tengo a nadie para dar mis quejas
nadie a quien echar mis culpas de quietud

sé que hoy me van a cerrar todas las puertas
y que no llegará cierta carta que espero
que habrá malas noticias en los diarios
que la que quiero no pensará en mí

y lo que es mucho peor
que pensarán en mi los coroneles
que el mundo será un oscuro
paquete de angustias
que muchos otros aquí o en cualquier parte
se sentirán también toscos y solos
que el cielo se derrumbará
como un techo podrido
y hasta mi sombra
se burlará de mis confianzas

menos mal
que me conozco

menos mal que mañana
o a más tardar pasado
sé que despertaré alegre y solidario
con mi culpita bien lavada y planchada
y no solo se me abrirán las puertas
sino también las ventanas y las vidas
y la carta que espero llegará
y la leeré seis o siete veces
y las malas noticias de los diarios
no alcanzarán a cubrir las buenas nuevas
y la que quiero
pensará en mi hasta conmoverse
y lo que es muchísimo mejor
los coroneles me echarán al olvido
y no solo yo muchos otros también
se sentirán solidarios y alegres
y a nadie le importará
que el cielo se derrumbe
y más de uno dirá que ya era hora
y mi sombra empezará a mirarme con respeto

será buena
tan buena la jornada
que desde ya
mi soledad se espanta.

11. De qué se ríe

(Seré curioso)

En una exacta
foto del diario
señor ministro
del imposible

vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

de su ventana
se ve la playa
pero se ignoran
los cantegriles

tienen sus hijos
ojos de mando
pero otros tienen
mirada triste

aquí en la calle
suceden cosas
que ni siquiera
pueden decirse

los estudiantes
y los obreros
ponen los puntos
sobre las íes

por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

usté conoce
mejor que nadie
la ley amarga
de estos países

ustedes duros
con nuestra gente
por qué con otros
son tan serviles

cómo traicionan
el patrimonio
mientras el gringo
nos cobra el triple

cómo traicionan
usté y los otros
los adulones
y los seniles

por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

aquí en la calle
sus guardias matan
y los que mueren
son gente humilde

y los que quedan
llorando de rabia
seguro piensan
en el desquite

allá en la celda
sus hombres hacen
sufrir al hombre
y eso no sirve

después de todo
usté es el palo
mayor de un barco
que se va a pique

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe.

12. Hombre que mira su país desde el exilio

País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre

país ronco y vacío
tumba muchacha
sangre sobre sangre

país lejos y cerca
ocasión del verdugo
los mejores al cepo

país violín en bolsa
o silencio hospital
o pobre artigas

país estremecido
puño y letra
calabozo y praderas

país ya te armarás
pedazo por pedazo
pueblo mi pueblo

13. Viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante

quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

 
«En este país»: El célebre artículo de Larra sigue vigente

Refugiarse en un pesimismo absoluto para no hacer nada resulta lamentable

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Mariano José de Larra

Andrés Amorós
Actualizado:15/09/2020 01:34h


El 30 de abril de 1833, La Revista Española publicó un artículo de un joven periodista, que contaba sólo 29 años, Mariano José de Larra (tres meses antes, había comenzado a firmar con el seudónimo «Fígaro»). Se ha hecho proverbial su título: «En este país». Presenta a un joven madrileño petulante, don Periquito, que censura todo lo que ve: la cocina, los libros, la suciedad de las calles, los periódicos, los teatros, los cafés... La culpa de todo, según él, la tiene «este país». Concluye Larra: «Hagamos más favor o justicia a nuestro país y creámosle capaz de esfuerzos y felicidades. Cumpla cada español con sus deberes... en vez de alimentar nuestra inacción con la expresión de desaliento».

La buena literatura no pasa de moda. El panorama de la actual política española da motivos de sobra para el sonrojo y el desaliento, es verdad, pero nuestra sociedad y nuestra cultura también ofrecen logros de los que enorgullecernos. Refugiarse en un pesimismo total para no hacer nada es lamentable. Por desgracia, la frase de Larra sigue teniendo vigencia. También la tiene por otro motivo. Para evitar hablar de España, muchos políticos dicen «en este país» o usan otras perífrasis: «la administración» «el Estado», «la ciudadanía» o, simplemente, «Madrid» (que algunos pronuncian con -t final).

¿Conoce el lector algúna nación occidental donde muchos de sus ciudadanos consideren síntoma de rancio conservadurismo, si no de fascismo, mencionar su propio nombre? Evidentemente, la nuestra. ¿Se avergüenzan los italianos de decir «Italia», los franceses de decir «Francia», los norteamericanos de decir «Estados Unidos»? Esas «dos Españas» de las que tantas veces se ha hablado se concretan ahora en un nuevo dilema: la que menciona a España y la que se avergüenza de hacerlo. Larra sigue vivo.

 
Pau Luque gana el premio Anagrama de Ensayo
El galardón se concede cada año y está dotado con 8.000 euros. El ensayo llegará a las librerías el próximo 23 de septiembre.

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Un detalle de su portada

KARINA SÁINZ BORGO
PUBLICADO15/09/2020 12:35

El 48.º Premio Anagrama de Ensayo, dotado con 8.000 euros y convocado por la editorial catalana, ha sido concedido a Pau Luque por su ensayo Las cosas como son y otras fantasías. Moral, imaginación y arte narrativo, profesor de Filosofía del Derecho en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y autor de La secesión, en los dominios del lobo (Catarata), un ensayo sobre el secesionismo catalán y la declaración de independencia en el Parlament del 27 de octubre de 2017.

Se recibieron un total de 166 ejemplares. De los manuscritos seleccionados para las últimas deliberaciones pasaron ocho a la final. El jurado, compuesto por Jordi Gracia, Chus Martínez, Joan Riambau, Daniel Rico y la editora Silvia Sesé, concedió el premio a Luque por considerar que se trataba de un libro inteligente, literario e indispensable. Esas fueron algunas de las palabras empleadas por algunos de los miembros del jurado.

“Frente al descrédito de la ficción y la demanda de realidad (de hechos y datos) que caracterizan nuestra época, Pau Luque erige con este libro inteligente y entretenido un alegato en favor de la imaginación y un elogio de la incertidumbre y la imperfección. A través de un itinerario literario muy personal, el filósofo nos muestra que nuestro universo moral solo puede ensancharse de la mano del diablo, bajando al reino de las virtudes imperfectas, abriendo la realidad a la imaginación incisiva y comprensiva. Que el juicio moral, en suma, no se forma con toga, mazo y peluca, sino con cuernos, tridente y llameante pelambrera”, aseguró Daniel Rico.

Jordi Gracia distinguió el texto con este comentario: “La inteligencia moral no es un don sino una conquista, y sus rutas de acceso son casi siempre inesperadas y vertiginosas: Pau Luque toma varias de esas rutas desde la música popular hasta Iris Murdoch para descartar el falsísimo camino recto porque es embustero», Jordi Gracia. El autor propone un ensayo moral sobre la creación artística y su capacidad para ensanchar nuestro entendimiento de la maldad y, en consecuencia, de la bondad. Luque asume el relevo del también filósofo catalán Daniel Gamper, quien se alzó en 2019 con el premio gracias con su libro Las mejores palabras.

El Premio Anagrama de Ensayo se concede cada año a una obra o trabajo de imaginación crítica. Las obras deben desarrollar un tema único o diversos temas agrupados de una forma orgánica. No hay limitación formal alguna, aunque se valora especialmente aquellos trabajos que representan una apertura en concepto literario de ensayo. Con este premio han sido distinguidos escritores como Luis Goytisolo, Pere Gimferrer, Jordi Gracia, Carme Riera, Rafael Rojas o Andrés Barba.

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‘Hasta aquí hemos llegado’, del malagueño Antonio Fontana, Premio Café Gijón


Pre1600336675773.pngmio Novela 'Café Gijón"

OKDIARIO
17/09/2020 10:43

 
Thrillers psicológicos que te mantendrán en vilo
Librotea

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El thriller psicológico es uno de los géneros con más adeptos, nos resistimos a soltar una buena novela hasta que se desvela por completo la trama. Estas recomendaciones de hoy os tendrán en vilo a más de uno. Como última novela de Stephen King que vuelve en septiembre, en El instituto, un grupo de alumnos con ciertos poderes psíquicos son encerrados en un colegio donde los profesores se aprovechan de sus capacidades.

Un matrimonio en crisis, una cabaña en un lugar remoto y una desaparición son los ingredientes que hacen de Todo lo que sucedió con Miranda Huff de Javier Castillo una novela adictiva, como Vestido de novia de Pierre Lemaitre y Reina roja de Juan Gómez Jurado que han arrasado entre los más vendidos. El mejor Dennis Lehane se puede leer en Después de la caída, una protagonista con muchas aristas obligada a tomar decisiones decisivas cortará la respiración a cada página.

En Heridas abiertas, Gillian Flynn reproduce una trama asfixiante en torno a una familia del medio-oeste norteamericano, una reportera recién salida de un internamiento psiquiátrico decide volver a cubrir unos asesinatos en su localidad natal. No confíes en nadie y la serie de Los rostros de Victoria Bergman ahondan en la psique humana para crear unas intrigas difícil de olvidar.

 
LECTURA | LOS LIBROS DE LA RENTRÉE


Por qué los humanos somos presa fácil de las pandemias
El físico Juan Botas y el biólogo Juan José Gómez Cadenas aportan perspectiva histórica a la crisis sanitaria en ‘Virus. La guerra de los mil millones de años’, donde relatan por qué la epidemia es solo un episodio más en esa contienda.
‘Babelia’ publica un adelanto.


 
Hércules Poirot cumple cien años

Agatha Christie publicó en 1920 su primer enigma, «El misterioso caso de Styles». Estas son las claves de su inmortalidad

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«Asesinato en el Orient Express» (1974), de Sidney Lumet, con Albert Finney en el papel de Poirot

Marina Sanmartín
Actualizado:27/09/2020 01:30h

Todo lo que tocaba se convertía en oro. Probó con el teatro y su obra La ratonera, que se estrenó en 1952, se consolidó con el paso de las décadas como el texto con la presencia en cartel más duradera de todos los tiempos. En el cine, la adaptación a cargo de Billy Wilder de otra de sus obras, Testigo de cargo (1957), pasó a considerarse rápidamente una película de culto; y la versión que, en 1974, Sidney Lumet hizo de Asesinato en el Orient Express, novela publicada por primera vez en 1939, es, sin duda, uno de los misterios corales mejor puntuados por los cinéfilos. Sobre su producción estrictamente literaria, el Libro Guinness de los Records la ha reconocido como la autora más vendida de la historia.

Imponerse a todos

Amparada la efeméride por estas credenciales, el pasado 15 de septiembre se cumplieron 130 años del nacimiento de Agatha Christie (Reino Unido, 1890-1976) y, con la celebración de su aniversario, no solo merece la pena reconocer de nuevo el don que poseía la creadora de Hércules Poirot para gustarle a todo el mundo e imponerse con rotundidad sobre coetáneas tan brillantes como la norteamericana Dorothy Parker (1893-1967) o Josephine Tey (Reino Unido, 1896-1952), sino también preguntarse por qué; de hecho, quizás sea esta la única cuestión que quede sin responder en torno a la gran dama del suspense, su último secreto: la razón abrumadora de su éxito.

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Agatha Christie

Cuando en 1920 se publicó El misterioso caso de Styles, el primer enigma para Poirot, nadie previó que al título habrían de sucederle más de sesenta tramas detectivescas, con una serie de rasgos compartidos y garantes de su solvencia: escenarios tan atractivos como asépticos, casi pertenecientes a ninguna parte y, precisamente por eso, reconocibles para cualquiera; un elenco de personajes numeroso y pulidos con una destreza que roza la caricatura; una intriga similar a un juego de lógica o una actual escape room, siempre planteada como un desafío para el lector, ante quien no tardan en desplegarse sospechosos y pruebas para estimular el juego limpio; y la presencia de un carismático investigador -a las manías de Poirot muy pronto se sumaron las solo en apariencia ingenuas actitudes de Miss Marple- liderando una narración más bien sucinta, pero dotada en todos los casos de una evidente inteligencia.

Además, más allá de estas pautas, cohesionándolas como el ingrediente imprescindible, es probable que Agatha Christie se recordara a menudo a sí misma, al sentarse a escribir, la máxima que Miss Marple pronuncia en Muerte en la vicaría (1930), el crimen con el que se presentó ante el público: «La naturaleza humana es igual en todas partes».

Destilar con acierto aquello que, en lo referente a la maldad, hay de idéntico en cada uno de nosotros y convertirnos a todos en espejo; ese es el núcleo de la literatura de Agatha Christie, una literatura desnuda a la que erróneamente, por su austeridad y tendencia a la repetición estructural, nos veremos tentados a calificar de simple, cuando en realidad deberíamos calificarla de categórica, dotada de la extraña virtud de encajar en todos los moldes; un exótico antídoto para la torre de Babel.

Sabiduría innata

Y lo mejor, y la afirmación que viene ahora es más una intuición que una certeza, derivada de la agilidad de todas sus novelas, sin excepción, es que es muy probable que no hubiera una labor consciente de depuración en el proceso de escritura, sino más bien una sabiduría innata para recalar en las tinieblas compartidas del alma con una pasmosa facilidad; el poder visionario de una mujer que vivió sin ceñirse a las restricciones de su época, que viajó y se dedicó a observar sin prejuicios ni filtros adquiridos la realidad -imperdible en este sentido uno de sus libros menos conocidos, el autobiográfico Ven y dime cómo vives (Tusquets, 1987)-. Deducimos esta idea de lo que ella declaró una vez: «Tramas no me faltan. Me vienen a la imaginación a borbotones mientras cuido las flores. Siempre llevo conmigo un cuaderno y tomo notas antes de que pueda olvidarme. De esta forma, los delitos más horribles nacen entre las rosas».

 
La vuelta al mundo con Julio Camba y sus benditos refritos
La editorial Pepitas de Calabaza rescata «Ni Fuh ni Fa», el penúltimo libro del genial escritor

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Julio Camba, en una fotografía de 1960 - ABC

Bruno Pardo Porto
MADRID
Actualizado:28/09/2020 14:00h


Era 1957 y Julio Camba ya estaba cansado. Vivía en el Palace de Madrid, desde donde oteaba una realidad que ya no le interesaba gran cosa más allá de su paladar. Ruano, que cenaba con él de vez en cuando, lo recordaba así en ABC en 1963, en el primer aniversario de su muerte: «Al anochecido bajaba al “hall” con su bastoncito. Se ponía, en invierno, cerca de la calefacción y nunca le vi pedir un agua mineral, ni leer un libro, ni ojear un periódico». Tenía el asombro gastado, también la salud, pero conservaba su gracia y su anecdotario, un tesoro digno de una isla.

No trabajaba demasiado, y vendía artículos antiguos para seguir viviendo bien. Aquel año publicó «Ni Fuh ni Fah», su penúltimo libro, que era algo así como un recuerdo de sus peripecias como corresponsal: textos breves aparecidos en prensa con historias descacharrantes de lugares lejanos, o no tanto, pero siempre vistos desde la distancia del humor.

Esa pequeña joya es la que acaba de recuperar la editorial Pepitas de Calabaza, que nos recuerda que su genio consistía en que sus palabras no tenían (no tienen) fecha de caducidad.

Lo que nos encontramos en estas páginas es una mirada gamberra del mundo, de Inglaterra, Estados Unidos o la esquina de enfrente, en donde vive sucesos extraordinarios o los recuerda. Por ejemplo, la espectacular resurrección de un pez tropical en la casa de una tal Mrs. Smith, la desaparición de un multimillonario en Londres o las fechorías de los apaches de París.

Pero Camba se centra en lo cotidiano, tal vez consciente de que ahí se esconde lo eterno: en la ropa, en las miradas, en el café de la mañana. Habla de la primavera y sus sonidos, y no se olvida de los adulterios que despiertan las flores: «La primavera está ahí, y a mí no me engaña, porque yo conozco su juego (...) Las mujeres se ponen guapísimas». También desmenuza la soltería, el sueño americano y las juergas de los años veinte (los auténticos, los felices).

A veces exagera mucho, y otras veces muchísimo, pero siempre hace reír: lo suyo nunca serían fake news, sino stand-up news. «Nunca solemniza (...) Camba demuestra que Orwell lleva razón: cada chiste es una pequeña revolución, el humor es la dignidad sentada en una chincheta», apunta Pablo Martínez Zarracina en el prólogo de esta edición.

Con todo, de Camba pasma su facilidad para resumir lo complejo de la existencia en pequeños destellos y/o sonrisas. «¿Qué hace el hombre que se queda sin época?», se pregunta en un artículo («Entre dos épocas») que bien puede leerse en clave autobiográfica.

«Este espectáculo, comparable tan solo al de unos peces que siguiesen nadando después de quedarse sin agua, o al de unas aves que continuaran sus vuelos una vez desprovistas de atmósfera, supera todo lo imaginable», añade.

En «Barbarie, civilización, locura», anota: «Que el mundo está cada vez más loco es cosa en la que todos solemos convenir alegremente, como si el mundo tuviese una realidad ajena a la nuestra o como si nosotros no participásemos de nuestro desvarío». Y en «Los buenos y los malos», asevera: «En fin, porque en esto de lo bueno y lo malo, lo falso y lo legítimo, lo justo y lo injusto, se ha armado el mundo entero un lío espantoso». Cuánta razón en tan poco espacio.

El artículo que abre este libro, «Ni Fuh ni Fah», que salió a la luz en 1959 en ABC, nos traslada a China, y nos cuenta la historia de dos astrónomos de la corte (Fuh y Fah, claro) que, durante un apocalíptico acontecimiento celestial (un dragón quería comerse el sol, por lo visto), desaparecieron en una prodigiosa bomba de humo. Cuando los econtraron, borrachos a más no poder debajo de la mesa de una taberna, todo había pasado. Fueron decapitados, pero con honores de estado.

«Luego se nombró a otros dos astrónomos de la corte, y mientras no hubo inundaciones ni terremotos, eclipses de sol ni tempestades de arena, los hombres se dieron la mejor vida del mundo», remata Camba.

Él sabía que esa historia era válida entonces y siempre, pues por desgracia para todos la condición humana no cambia y la sinvergonzonería es atemporal.

No en vano esto ya la había publicado en 1942 con el título «Ni Hsi ni Ho», completando así un «virtuoso círculo de reciclaje», por decirlo con Zarracina.

Pues eso: benditos refritos sin fecha de caducidad.

 
Pedro Casariego Córdoba, inédito
'Babelia' adelanta tres composiciones inéditas de 'Poemas encadenados', la recopilación que publica Seix Barral en el 65º aniversario del nacimiento del autor.

BABELIA
28 SEP 2020 - 08:29 CEST

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El poeta Pedro Casariego Córdoba.

“Nuestras propias palabras / nos impiden hablar. / Parecía imposible. / Nuestras propias palabras”. Citados, copiados y retocados, estos cuatro versos se han convertido en un emblema de la poesía española de los últimos años. Lo mismo que su autor, Pedro Casariego Córdoba, que nació en 1955 y se suicidó 37 años después tirándose a la vía de tren. Dos días antes -el 6 de enero de 1993- escribió su último texto, un cuento ilustrado por él mismo como regalo para su hija Julieta. Casariego, que muchas veces firmaba PeCasCor, escribió entre 1977 y 1987 -luego se dedicó a la pintura- seis poemarios “encadenados” argumentalmente y medio centenar de poemas en los que brilla particularmente su nada convencional visión del amor y de un mundo al que no se adapta.

En 2003 la editorial Seix Barral reunió toda esa poesía en un volumen prologado por Ángel González con apuntes como este: “La literatura de Pedro Casariego Córdoba, oscilando entre el humor y la gravedad, impúdica y recatada, conservará siempre un fondo secreto inasible que se resiste a cualquier intento de racionalización. Tampoco es necesario; a los lectores nos basta con abandonarnos al extraño encanto que desprende ese discurso en gran medida inefable para aprehender intuitivamente lo que en su fondo secreto está sugerido y no dicho”.

Casi 20 años después, el mismo sello publica este martes una edición revisada y ampliada de aquella poesía reunida. Revisada por los Casariego -toda una familia de escritores- y ampliada con textos la figura de PeCasCor firmados por autores como Enrique Vila-Matas, Ray Loriga, Marta Sanz, Belén Bermejo o Antonio Gamoneda.


El libro, de más de 500 páginas, se completa con una introducción especial para cada libro y cinco poemas inéditos, tres de los cuales publicamos hoy en Babelia.

TUS OJOS ENROJECIDOS
1983. Manuscrito

Me

encantan

tus

ojos

azules

enrojecidos

por

los

excesos

de

las

noches

que

pasas

lejos

de

mí.

Esas

noches

empequeñecen

tus

ojos

hasta

gotas

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El sudor de los pájaros (1992), acrílico sobre lienzo de Pedro Casariego Córdoba.

 

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