Kike San Francisco ha fallecido

Hay gente que vive mucho, gente que vive bien (o que le sabe sacar partido a cada infortunio para transformar los sinsabores de la existencia en una pequeña victoria), e incluso hay gente que vive de manera excesiva. Pero Quique San Francisco no encaja en ninguna de esas categorías, él ha ido mucho más allá de eso; como se diría ahora, se ha pasado el juego. El actor madrileño, que en abril cumplió 65 añosy se convirtió en trending topic tras haber confesado en una entrevista que está del lado de Vox, ha tenido una vida hiperbólica e inconcebible, siempre frecuentando los límites de lo humano y de lo razonable, o incluso rebasándolos ampliamente.

Tanto es así que el común de los mortales no podría igualar su historial de hazañas, picardías, miserias y anécdotas ni firmando un pacto con el diablo para disfrutar de la vida eterna. Lou Reed, el poeta, decía aquello de "mi semana es mejor que tu año" -en referencia a su época de adicción al speed, cuando no dormía y se mantenía en una hiperactividad desbordante-, y Quique San Francisco podría decirnos, igualmente, que un año suyo le ha cundido más que todo un siglo a media España.

En los últimos meses, San Francisco se ha sometido a extensas entrevistas personales -en el programa de Bertín Osborne, enSálvame Deluxe y en El Hormiguero, donde ya tiene tratamiento de VIP-, y todas ellas han sido un asombroso nido de información entre lo admirable, lo deprimente, lo sórdido y lo hilarante. No es que su vida pasada y la presente sean envidiables -en marzo de este año confesó que estaba prácticamente arruinado, después de ser estafado por varios promotores y agentes de su gremio, y que vivía en un hotel barato en las afueras de Madrid, igual que cuando de joven se vino a la capital para buscarse la vida como actor y malvivía en pensiones-, pero al menos hay que admitir que es excepcional en el sentido más rígido de la palabra.


Por ejemplo. No supo quién era su padre hasta la adolescencia -su madre, Queta Ariel, se guardó la información de que sus genes eran los del también actor Vicente Haro-, y ya desde aquella época, incluso antes de ingresar en el Actor's Studio e iniciar su carrera en el arte dramático, empezó a acumular episodios cuanto menos pintorescos, como haber cumplido el servicio militar en Canarias en el cuerpo de fusileros -como tirador de precisión- y haber protagonizado sus primeras picarescas cuartelarias en aquel tiempo, engañando y dejando deudas con sus compañeros de promoción (y chupándose varias imaginarias y días en el calabozo).

POLITOXICÓMANO

El rasgo más llamativo de la vida de Quique San Francisco, más allá de su larga carrera como actor en cine y teatro desde los años 60 -aunque fue en los 80 y al amparo de la Movida y la corriente del cine quinqui cuando su perfil empezó a destacar en el mundillo- es su confesa politoxicomanía prolongada ampliamente en el tiempo. Adicto a la heroína en los 80 y también a la cocaína, las drogas minaron su salud, su aspecto -entre sus fotos de juventud y madurez hay similitudes tremendas con las que acreditaba a la misma edad el músico Chet Baker, apergaminado por culpa del caballo- y también hundieron las bases de su relación con Rosario Flores, con quien fue pareja en aquella década, y que terminó por consumar la ruptura. Ha tenido tres relaciones más o menos estables, todas ellas rotas y sin hijos.

Si durante los 80 y 90 su vida se desenvolvía entre el trabajo, la politoxicomanía y sucesos insólitos como haber permanecido un tiempo en prisión en Nepal por haber molestado a animales sagrados -al parecer, allí no puede uno tocar a los monos, cosa que sí puede hacerse en Tailandia, y él se peleó con uno que intentaba robarle comida, algo que hace que los simios se vuelvan especialmente agresivos-, los últimos años no han sido fáciles para Quique San Francisco, e incluso han ahondado a gravedad de sus circunstancias.
De hecho, asegura no haber conseguido remontar el bache económico y ni tampoco el de salud producido tras sufrir una grave lesión de espalda en 2002 a causa de un accidente de moto en el centro de Madrid y que le mantuvo más de un año inmovilizado y más tarde en silla de ruedas hasta que pudo recuperar la movilidad. Durante ese tiempo, ya para rizar el rizo de lo insólito haciendo frontera con lo absurdo, fue detenido por la Policía cuando intentaba renovarse el DNI: estaba en busca y captura por no haberse presentado a la citación judicial de la que se olvidó. Le intentaron subir al coche policial en la misma silla de ruedas, pero no cabía. En otra época, Quevedo habría hecho con él una obra maestra de la literatura.
 
DEP.

No me caía mal y creo que era buen actor. Llevó una vida triste, con unos últimos años muy malos.

Me imagino que habrá muerto por covid... Es curioso, tuvo declaraciones desafortunadas.
 
Qué triste la de gente que está muriendo ahogada ?
Pero no pone la causa de la neumonía, será covid?
Esto es lo que se dijo en su día :


“Según informa ¡Hola!, padece una neumonía necrotizante que se complicó con otra cepa bacteriana. Ya está fuera de peligro, sus órganos funcionan y la respiración es estable, aunque todavía no puede subir a planta.

La revista ha podido hablar con el actor, que, con su habitual ingenio, habla de su hospitalización: "Estoy desesperado por salir de aquí…", cuenta. “
 
“La neumonía necrotizante es una de las enfermedades agudas concomitantes que pueden desarrollar los pacientes críticos con COVID-19, pero no está confirmado si el actor ha tenido coronavirus o ha sido otro su origen”
 

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