No hay que olvidar los estatutos de Hesperia, el primero de ellos es promocionar la monarquia en España y en el Extranjero. A partir de ahi se pueden entender muchas cosas, articulos, comentarios y actitudes de distintos ciudadanos.Tu buena disposición me ha gustado y dados algunos mimbres existentes, es de agradecer.
En cuanto a tu aceptación de nuestro sistema de Estado la comprendo desde el punto de vista solamente práctico temporalmente, no movamos lo que ahí está, el horno no está para bollos, no revolvamos, etc. La comparación con otros paises parece decisiva desde el momento en que los elegidos son por un lado la negación de la democracia, por el otro la brillantez del sistema, si así puede calificársele, pero fíjate que estás hablando de un número exiguo de ellos, los más machacados representados por una república, y los más abrillantados por monarquías europeas, que resultan ser lo más brillante de esta unión europea, con la excepción de algunos, Alemania, Francia....Pero ahora no conciernen las comparaciones, tema amplio y en realidad no difícil.
El artículo 14 que es lo que te señalo, indica para ir a la raiz, que es donde debiéramos ir siempre para analizar debidamente el tema que surja. No sé si es que hemos llegado a vivir en un mundo tan veloz, tan frágil en realidad, formado por unas capas superpuestas sin descanso, que se nos ha ido olvidando lo más importante que poseemos como seres humanos y es la propia dignidad.
Este artículo 14 predica bien claro la dignidad del ser humano y se casa y contradice con la legislación legitimada de un nacimiento especial y único. Nuestra condición de personas queda alterada nada menos que por una Constitución que entraña la obligación de regir nuestras vidas. Y prima esa contradicción de forma escrita y a la cual nos estamos sujetando. ¿Donde nuestra condición de personas iguales por nacimiento?
Lo somos y así exigimos ser tratados, explícita o implícitamente, tampoco podemos negar al otro esta categoría. Todos tenemos unos derechos básicos, un valor como personas, un valor que no se funda en lo que se hace si no en lo que se es a partir de la venida al mundo. Una esencia que absolutamente todos tenemos por igual y que a nadie puede negársele.
Sin embargo la santa Constitución niega de principio lo que por otro lado afirma, una contradicción flagrante de sus postulados, un pastiche de enorme importancia, es la Ley de Leyes. De ahí, de esa base que hoy, con tantas declaraciones por medio de derechos humanos y demás, parece olvidarse, más bien creo, se va arrinconando .
Que esta niña suba en el candelero mediático no es sorprendente, a partir de ahora se intensificará la propagación de lo que se consideran sus excelsitudes, con todos los medios al alcance para conseguir hacer babear a una parte endeble, floja y ansiosa de la ciudadanía, esa parte que considera un honor, tristísimo honor, que sus hijos sean "acariciados" por manos tan torpes, tan descaradas como lo son las que se creen en el pináculo de lo egregio sin haber hecho absolutamente nada por conseguirlo y menos merecerlo. Por poner un solo ejemplo.
En realidad es nuestra Carta Magna la que acredita esa superioridad y lo ratifica, contradiciéndose, repito, con sus postulados humanistas, que son los realmente universales.
Es una interpretación corta pero que señala sin mayor dificultad lo que está a la vista y se ha pretendido y pretende soslayar, forma y manera de ir encarrilando el sentimiento natural de tanta y tanta persona. La anulación de su verdadero yo.
Saludos por hoy Heleades
Te cito porque creo puedes entenderme .