Juliana Awada, belleza y Estilo: "Primera Dama "

Muy atractiva y con estilo, me gusta.

Màs looks, menos color y mucho blanco y negro, pero siempre estilosa

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Todo lo que se ponga le va a sentar bien porque tiene tipazo ademas de buen gusto . Y estilo, algo que es innato y otras quisieran y por mas intentos no lo logran. Debe ser una mujer muy segura de ella para acceder a meters en politica, o creer demasiado en la capacidad de su marido, algo que yo tambien pienso ya que se proyecta como un hombre muy capaz e inteligente. Y tranquilo.
 
Persuasiva, sexy y elegante, Juliana es diseñadora por tradición familiar. Fue la encargada de impulsar Cheeky, una de las marcas de ropa para bebés y niños con 40 años de historia en Argentina y propiedad de sus padres. También lanzó la firma de moda para mujer Awada. Con ella, ha llegado a diseñar colecciones prêt-à-porter y ha logrado afianzar su línea de ropa en países como Chile o Uruguay. El éxito de esta firma con la que Juliana amplió el target de sus consumidoras, se vio ensombrecido por una serie de de denuncias por explotación laboral. Según un vídeo difundido por una ONG, tenía a 13 costureros de origen boliviano trabajando durante más de 15 horas al día en condiciones de hacinamiento. Su causa sería sobreseída tiempo después por un juez que ingresó en las filas del partido de Macri.
 
El éxito de esta firma con la que Juliana amplió el target de sus consumidoras, se vio ensombrecido por una serie de de denuncias por explotación laboral. Según un vídeo difundido por una ONG, tenía a 13 costureros de origen boliviano trabajando durante más de 15 horas al día en condiciones de hacinamiento. Su causa sería sobreseída tiempo después por un juez que ingresó en las filas del partido de Macri.

Esto asì escrito no es verdad. No fue sobreseìdo porque el Juez entro a las filas de Macri. Fue sobreseìda junto a varias marcas argentinas que no tenìan relacion con los Macri.
La firma Cheeky, del hermano de Juliana Awada, fue sobreseìda junto a una decena de marcas de indumentaria argentina. Los que fueron juzgados y tienen sentencia son los DUEÑOS DE LOS TALLERES que hacìan trabajar a inmigrantes bolivanos en condiciones no aptas.
Pero ni Cheeky, ni Grissino, ni todas las marcas sobre las que se puso el ojo de la justicia eran dueños de los talleres clandestinos.
Las firmas tercerizan el trabajo a partir de pagar y contratar talleres de confecciòn. La ley en Argentina y en el mundo ( ya que estas causas son mundiales) condenan a los dueños de los talleres porque las firmas cuentan con los cheques que demuestran pagan a esos propietarios no por trabajo esclavo, sino por confecciones de indumentaria.
Si ellos saben o no que contratan gente que hacen estos trabajos con gente en condiciòn de esclavo...tal vez, sì, o tal vez no.
Del mismo modo que nosotros ( consumidores) aùn seguimos comprando marcas como Adidas, Nike, Benetton y Zara y todas las que tambièn han sido acusadas como la empresa del hermano de Juliana y por ende tambièn serìamos complices o corruptos. Mis hijos las compran, lo asumo :cry:
De todas las marcas argentinas que fueron señaladas, la que fue usada mediàtica y politicamente fue la de Cheeky porque es del cuñado del Jefe de Gobierno, en ese entonces.

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Perfil.com

Las cajas de Juliana

Así como en nuestra infancia estaba la valija “Juliana doctora”, “Juliana mamá” o la “Juliana veterinaria”, ahora surge una gracias a Awada.

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  • Por María Álvarez (*) |
    17/12/2015 | 20:34

Cuando era chica, para una Navidad, me regalaron una valijita rosa de plástico que contenía, perfectamente ordenados, todos los elementos necesarios para jugar a ser doctora: estetoscopio, termómetro, remedios, vendas.

A mi hermana le regalaron otra igual, rosa, pero la de ella en vez de decir “Juliana doctora” decía “Juliana mamá”, y traía lo necesario para ser una buena madre.

Después nos enteramos de que existían también las “Juliana veterinaria”, “Juliana modelo”, “Juliana teje y borda” y muchas otras, todas enfrascadas en la misma valijita rosa con distinto nombre, y con instrumentos adecuados para cumplir los respectivos roles.

Algo de todo ese mundo reapareció cuando por estos días empecé a ver más seguido aJuliana Awada en las redes, los diarios y la televisión.

De alguna manera, la nueva Primera Dama me remite a la infancia, con sus ilusiones y lugares comunes, como una princesa de cuento, una muñeca.

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Juliana: Reina, Rey y Princesas de cuento de hadas

Algo de Awada me transporta a un pasado no demasiado lejano, me remite a ciertos estigmas que nos ha llevado mucho esfuerzo revertir y que de repente pasan a ser reivindicados por un grupo de mujeres recién despiertas tras una larga noche: qué linda, qué fresca, qué natural, no le hace sombra, es genuina, optimista, educada, qué sencilla.

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Juliana Primera Dama”, la actriz perfecta para el rol. Imposible no admirar a alguien que, sin estar acostumbrada, se sostiene horas frente a cámara sin perderse a sí misma ni por un segundo, sin un gesto fuera de lugar. No hay contradicción en su sonrisa honesta, no hay conflicto, ni sombras, ni dudas del tipo “dónde estoy, quién soy, cómo llegué acá”.

Aparece en los reportajes cebando mate, sirviendo empanadas al equipo, champagne a los periodistas, callada, con su marca personal: la sonrisa. Centrada, equilibrada y tranquila. No se le mueve un pelo al viento, no hay gesto que sobre ni mano que tiemble, no hay uña rota, no hay cana rebelde, no hay nervio que traicione ni kilo de más. No hay sudor. Así se muestra ella, con el pelo de recién despierta y el maquillaje invisible, la ropa blanca haciendo juego con los dientes. Como si hubiese estado ahí toda la vida, sin esfuerzo, “soy la mujer de y me gusta serlo”.

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Juliana impecable llega a votar durante el Balotaje y ofrece delicias a los fiscales de mesa para el desayuno ¡Un amor!

Difícil no llenarse de contradicciones y cuestionamientos, difícil no sentir que una imagen de la mujer proyectada en el imaginario colectivo está retrocediendo. Escuché a mujeres relajarse en la figura de Juliana Awada, como si durante mucho tiempo hubiesen estado sosteniendo un rol que en realidad no querían, que les estaba costando várices y lágrimas.

Pero con Juliana Awada llegaron las formas que las tranquilizan, los colores neutros. Ella es la compañera perfecta. “Cero pelea”, paz de espíritu, mujer de su casa en el campo y la ciudad.

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Juliana y esposa y madre impecable en el campo y en la ciudad

Dicen que a Tom Cruise la Cienciología le eligió a la mujer haciendo un casting bajo los estrictos valores correspondientes. Más autosuficiente, Mauricio Macri conoció a Juliana Awada en un gimnasio a mediados de su carrera política y le propuso casamiento a los pocos meses.

Eligió bien y con gran timing, porque además después tuvieron una hija muy linda que resultó el moño o la frutilla del postre.
Una niña adorable que llegó al balcón de la casa rosada a saludar a la gente y se abrazaba a su mamá sin dejar rastros en su traje blanco impoluto.

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Juliana y el blanco impoluto de todos los momentos

Porque Juliana Awada no se mancha, no se altera, no se inmuta.
Y eso sí genera cierta admiración en las que ya estamos transpiradas apenas pisamos la vereda para ir a trabajar.
Me gustaría saber qué valijita rosa, qué instrumentos, le regalaron de chica.
A mí una simple remera blanca de algodón no me sobrevive ni al desayuno.

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JULIANA MAMÀ Y FAMILIA: LA VERSIÒN MÀS PEDIDA

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PERFIL.COM
 
Esta mujer tiene un presupuesto para cuidado personal y ropa tremendo...

Siempre recordar que Juliana Awada siempre ha vivido de la moda, estudiò y es diseñadora y creo que no conocerà otro mundo que el de pilchas ( ropa) combinar y la estètica

Para las que desconocen la historia de la firma Awada

Las Awada
Empresarias, compañeras de trabajo, madre e hijas, una marca y la vida en común

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¿Adónde vas? ¿A qué hora volvés? ¿Llevás la campera?
Pomi Awada (de 78) no puede evitar el interrogatorio clásico de madre a hijas, aunque las dos tengan más de 30 y sean sus compañeras de trabajo.
Zoraida (de 56) y María Juliana (de 41) se sumaron a la empresa familiar que Pomi dirige desde hace más de 50 años, los últimos quince como la etiqueta femenina Awada.

Zoraida
lleva casi 30 en el área de comercialización y María Juliana está al frente de diseño.
Y detrás de cada detalle, siempre, la incansable Pomi. Que tiene en total 5 hijos, 14 nietos y una pasión: su trabajo.

Por los pasillos de la empresa -un edificio en Palermo, amplio, luminoso, con jardines, sumamente ordenado- se escuchan a veces gritos, otras risas; alguna pasa cambiándose de remera..., un clima familiar. Que encontró su justo equilibrio con una prolija división del trabajo: cada una en su área. "Si no, sería imposible", coinciden entre risas.

-¿Cómo es trabajar juntas?

Zoraida Awada:
-Nosotras crecimos con una madre que trabajó siempre. Nuestros juegos tenían que ver con acompañarla a la fábrica y pasar más tiempo con ella. Pero cada una se sumó a la empresa por elección propia. Las dos a los 18 años.

María Juliana Awada: -Nuestro hermano Daniel también siguió este camino y fundó la marca de ropa infantil Cheeky. Su hija Nadine, a su vez, está al frente de la marca Patîsserie. Pero nuestros otros dos hermanos siguieron diferentes caminos: Leila es artista plástica y Alejandro, actor.

Pomi Awada:
-Soy controladora. Lo reconozco, pero no lo puedo evitar. En la balanza, trabajar juntas es positivo. El vínculo es mucho más fuerte. Lo insólito es que cada una se va a diferente horario, pero entre las 20 y las 21, o yo las llamo o ellas me llaman para hablar de temas cotidianos, familiares...

-¿Comparten mucho tiempo?

JULIANA.: -Sí, sobre todo en los fines de semana. Durante el día cada una está en lo suyo. Nos juntamos quizás a almorzar, pero hablamos por lo general de la empresa.

Zoraida.: -También a veces discutimos, porque no hay filtro... Hay más confianza.

Pomi.: -Quizás a un jefe ellas no le podrían decir: Por favor, hablá más bajo porque tu carácter es insoportable, ¡no te aguanto!

Juliana.: -Ella es muy abierta, pero está en esto hace 50 años, y es muy difícil cambiarle algunas cosas. Es divina, buenísima, pero a veces tiene una manera difícil de decir las cosas: viene corriendo desde su oficina a los gritos... Nosotras la conocemos y nos reímos.

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-¿Cómo fueron los comienzos?

Pomi.: -Lo primero que hicimos fue ropa para chicos, en los años 60. Mirá cómo la historia se repite. Después, pasamos al prêt-à-porter, al por mayor. A fines de la década del 80 llegamos como marca al público.

Zoraida.: -En las vacaciones íbamos a la fábrica. Yo les mostraba a los clientes las prendas de la colección de invierno. Juliana andaba por ahí cosiendo ropa para sus Barbies.

-¿Lo mejor de este trabajo?

Zoraida: -Los viajes. Acompañando a mamá descubrimos que el mundo de la moda era lo que nos interesaba.

Juliana.: -Nuestro vínculo se fortaleció. Estás fuera del trabajo, con tiempo para disfrutar, ir a un museo.

Pinu.: -Se dan esas cenas largas con charlas profundas, que pueden ir del llanto a la risa.

Juliana.: -También, la libertad. Nos vamos temprano cuando podemos. Por ejemplo, los viernes con Zoraida nos vamos a jugar al golf. Mamá siempre nos cubre. Es muy lindo trabajar en familia, en lo que nos gusta, en un lugar agradable.


-¿El criterio estético es mandato familiar?

Pomi: -Es muy importante. Para las tres, no sólo con la ropa, sino con las casas, las mesas que ponemos..., todo.

JULIANA -Con Leila, cuando no estabas, siempre nos metíamos en tus placares y jugábamos con tus zapatos, guantes, sombreros, pieles... Mamá era una diosa cuando se producía.

Pomi: -¿Te querés reír? Una vez me quedé cuidando a mi nieta Valentina (hija de Juliana) de 6 años, y cuando la voy a vestir me dice: Pomi, ¿no ves que la bombacha no combina con el pijama?

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-¿Qué admiran de Pomi?

Juliana: -La fuerza de voluntad, su fortaleza. Es tan positiva, alegre. Y sabe disfrutar de todo.



Zoraida: -Por ejemplo, hace diez años tuvo cáncer. Ella dijo: Puedo, me voy a curar, y ni un solo día se quedó en cama. Venía de la quimio directo a la fábrica, a trabajar. Y lo logró.

Pomi.: -Cuando el médico me dio la noticia y me dijo que en quince días me tenía que operar, primero lo abracé y lloré. Cuando me calmé le pregunté si podía irme a Nueva York la semana siguiente. Nos fuimos cinco días, como teníamos planeado, y la pasamos bárbaro.

Juliana: -En los viajes es terrible. Nosotras queremos parar a descansar, y ella siempre con más planes. Es imparable.

-¿El mejor regalo que le hicieron?

Pomi: -Las cartas, porque son del corazón. Para los 70 me regalaron un libro sobre mi vida, con cartas de todos... Le pusieron de título: La historia de una luchadora.

Por María Paula Zacharias

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1993-2009

"El primer local de la marca Awada se abrió a fines de 1993, en el Alto Palermo", recuerda Pomi Awada.
Desde entonces, la marca no ha parado de crecer.
Zoraida Awada, al frente de la comercialización, aporta los números actuales: "Tenemos ocho locales propios y siete franquicias. Realizamos ventas al por mayor para multimarcas de todo el país". "Este año hicimos dos aperturas, en Dot Baires y Paseo Pilar, a pesar de haber sido un año difícil", agrega Pomi.

"La empresa siempre está crecimiento. Podríamos expandirnos más, pero no nos interesa. Queremos conservar este clima familiar en el que trabajamos. Trabajar para vivir y no vivir para trabajar", dice Zoraida y todas coinciden.
La empresa concentra las áreas de administración, diseño, corte, venta y distribución en Palermo Viejo, en un edificio de tres pisos y 2000 metros cuadrados construido especialmente para Awada. Cuenta con 80 empleados.

El target de la marca es amplio. "Mujeres de 20 a 70, pero fuerte en el segmento de 30 a 50.
Son mujeres activas, mamás, profesionales, con vida social, a las que les gusta estar bien vestidas y cómodas", detalla María Juliana Awada, desde el área de diseño.
"Estamos muy contentas con esta colección de verano. Es fresca, transmite pureza y mucha femineidad. Géneros livianos, con caída y una paleta de colores neutra, muy suave", comenta.
Anticipo de tendencias para el invierno 2010: "Sastrería con hombros marcados, pantalones babucha, mucho negro, gris, visones y animal prints".

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La Nacion
 
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