Juicio al 'procés' - Referéndum en Cataluña — El conflicto catalán

Estado
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LA ZONA FANTASMA
Nazística
Javier Marías
18 MAR 2018 - 00:00 CET


El independentismo catalán actual recuerda en ciertos aspectos a ‘El triunfo de la voluntad’, el documental que ensalza la Alemania de Hitler.

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EN LOS ÚLTIMOS tiempos se ha impuesto una consigna según la cual, en cuanto alguien menciona en una discusión a Hitler y a los nazis, pierde inmediatamente la razón y no ha de hacérsele más caso. Me temo que esa consigna la promueven quienes intentan parecerse a los nazis en algún aspecto. Para que no se les señale su semejanza (y hay muchos, de Trump a Putin a Maduro a Salvini), se blindan con ese argumento y siguen adelante con sus prácticas sin que nadie se atreva a denunciarlas. Evidentemente, si la palabra “nazi” se utiliza sólo como insulto y a las primeras de cambio, se abarata y pierde su fuerza, lo mismo que cuando los independentistas catalanes tildan de “fascista” al que no les da la razón en todo, o las feministas de derechas llaman “machista” a quien simplemente cuestiona algunos de sus postulados o exageraciones reaccionarios, tanto que coinciden con los de las más feroces puritanas y beatas de antaño.

“El triunfo de la seriedad”), tras ver el documental El triunfo de la voluntad, que la gran directora Leni Riefenstahl (curioso que las feministas actuales no la reivindiquen como pionera) rodó a instancias del Führer durante las jornadas de 1934 en que se celebró en Núremberg el VI Congreso del Partido Nazi, con más de doscientas mil personas y la entusiasta población ciudadana. Entonces los nazis no eran aún lo que llegaron a ser, aunque sí sumamente temibles, groseros, vacuos, pomposos y fanáticos. Faltaban cinco años justos para que desencadenaran la Segunda Guerra Mundial. Pero ya habían aprobado sus leyes raciales, que databan de 1933 y además fueron cambiando y endureciéndose. Una de sus consecuencias tempranas fue que muchos individuos que hasta entonces habían sido tan alemanes como el que más, de pronto dejaron de serlo para una elevada porción de sus compatriotas, que los declararon enemigos, escoria, una amenaza para el país, y finalmente se dedicaron a exterminarlos. Lo sucedido en los campos de concentración (no sólo con los judíos, también con los izquierdistas, los homosexuales, los gitanos y los disidentes demócratas) se conoció muy tardíamente; en toda su dimensión, de hecho, una vez derrotada Alemania.

Así que comparar a gente actual con los nazis no significa decir ni insinuar que esa gente sea asesina (eso siempre está por ver), sino que llevan a cabo acciones y toman medidas y hacen declaraciones reminiscentes de los nazis anteriores a sus matanzas y a su guerra. Y, lejos de lo que dicta la consigna mencionada al principio, eso conviene señalarlo en cuanto se detecta o percibe. Una característica nazi (bueno, dictatorial y totalitaria) es que, una vez ganadas unas elecciones o un plebiscito, su resultado sea ya inamovible y no pueda revisarse nunca ni someterse a nueva consulta. Es muy indicativo que en todas las votaciones independentistas (Quebec, Escocia), nada impide que, si esa opción es derrotada, se intente de nuevo al cabo de unos años. Mientras que se da por descontado que, si triunfa, eso será ya así para siempre, sin posibilidad de rectificación ni enmienda. A nadie le cabe duda de que el modelo catalán seguiría esa pauta: si en un referéndum fracasamos, exigiremos otro al cabo del tiempo; en cambio, si nos es favorable, eso será definitivo y no daremos oportunidad a un segundo.

El independentismo catalán actual va recordando a El triunfo de la voluntad en detalles y folklore (yo aconsejo ver ese documental cada diez o quince años, porque el mundo cambia): proliferación de banderas, himnos, multitudes, arengas, coreografías variadas, uniformes (hoy son camisetas con lema), patria y más patria. En uno de sus discursos, Hitler imparte sus órdenes: “Cada día, cada hora, pensar sólo en Alemania, en el pueblo, en el Reich, en la nación alemana y en el pueblo alemán”. Sólo eso, cada hora, obsesiva y estérilmente. Se parecen a ensalzamientos del caudillo Jordi Pujol y de sus secuaces respecto a Cataluña. Hace poco Alcoberro, vicepresidente de la ANC, soltó dos cosas reveladoras a las que (siendo él personaje secundario) poca atención se ha prestado. Una fue: “Para muchos, España ya no es un Estado ajeno, sino que es el enemigo”. No dijo el Gobierno central, ni el Tribunal Supremo, dijo España, así, entera. Son los mismos que a veces desfilan gritando “Somos gente de paz” en el tono más belicoso imaginable. La otra cosa nazística que dijo fue: “La independencia es irreversible porque los dos millones que votaron separatista el 21 de diciembre y en el referéndum del 1 de octubre no aceptarán otro proyecto”. En Cataluña votan cinco millones y medio, pero las papeletas de dos abocan al país a una situación “irreversible”. Porque ellos, está claro, no respetan la democracia ni “aceptarán otro proyecto”, aunque las urnas decidan lo contrario.
 
La minoría silenciosa de Societat Civil se ha manifestado hoy en Barcelona, 7000 personas y gente de fuera de Catalunya......
Encima Manuel Valls en la cabecera de la manifestación. Mejor que se quede en Francia y se ocupe de recomponerne el partido socialista.
Ayer en la manifestación en defensa de la escola catalana hubo 15000 personas.
Mira nena a otro perro con ese hueso, nunca he ido a manifestaciones de un lado o de otro, pero me vas a decir que los que se manifiestan son personas de fuera de Catalunya?, Manuel Valls es francés de origen español y catalán para más señas, estás tú más cualificada para decir que se queden en Francia , es menos catalana Rosa María Sarda o Juan Manel Serrat etc, etc, que los que defendéis ese fanatismo que os han metido en la mollera de los nuevos catalanes?, no nena , se lo puedes colar al foro, a mí no. Mira quién era Terra lliure y en lo que ha derivado, después me contestas
 
TRIBUNA
El día de los traidores
El libro de Santi Vila es una purga de su corazón como respuesta a las afrentas de los suyos, o de los que un día lo fueron, que le tacharon pública y privadamente de cobarde y traidor por no sumarse a una Declaración Unilateral de Independencia


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Hoy es el día de los idus de marzo, durante mucho tiempo dedicado en el calendario romano a las buenas noticias, hasta que el azar lo convirtiera en el día de los traidores, ya que César cayó asesinado en tal fecha por sus lugartenientes. Y no debe ser casual que el exconsejero de la Generalidad catalana Santi Vila, único dimisionario del último gobierno de Puigdemont, haya elegido esta misma semana para el lanzamiento de su libro De héroes y traidores,en el que desvela su memoria personal sobre la deriva independentista en la comunidad autónoma. De inmediato me atrajo el título del libro, y no tanto la personalidad del autor, al que por otra parte considero uno de las personas más respetables de cuantas han chapoteado en el charco de la política catalana. La Historia de la Traición, así con mayúsculas, se encuentra intrínsecamente ligada a la del poder y la evolución del contencioso catalán, según se narra en la obra, mucho tiene que ver con las desavenencias, agravios, perjurios y deslealtades que han corroído las filas del soberanismo. De modo que los idus de marzo constituyen la mejor ocasión para reflexionar sobre ello.

Tesis central del libro, con la que concuerdo, es que la falta de un pensamiento liberal en España es el origen de todos los desajustes en nuestra convivencia cada vez que tiene lugar un experimento democrático. Pero la simple narración de los hechos recientes pone de relieve que el fracaso del procès, que amenaza ahora con producir un retroceso general en la calidad de nuestra democracia, tiene mucho más que ver con las manías, obsesiones, y ambiciones desmesuradas de un puñado de líderes mediocres, que con la flagrante ausencia de un proyecto político para Cataluña en manos de los independentistas. A mi ver la obra de Vila es sobre todo una purga de su corazón como respuesta a las afrentas de los suyos, o de los que un día lo fueron, que le tacharon pública y privadamente de cobarde y traidor por no sumarse a una Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Trata por su parte, en cierta medida, de exculpar a unos y otros protagonistas, ni traidores ni héroes, o quizá las dos cosas según las circunstancias y momentos, dando a entender que la lucha entre los ideales y lo posible justificaría los despropósitos cometidos por sus compañeros de viaje. Sus intentos de reivindicar personalmente a Puigdemont, presentándole como un prisionero de las circunstancias, a Mas, como el político realista desbordado por los acontecimientos, o al propio Pujol, cuya codicia criminal estaría compensada por sus aciertos en la gobernación, forman parte por lo demás de un argumentario puesto al día por muchos líderes del separatismo catalán, que exhiben su condición de buenas personas, como si eso les eximiera de las responsabilidades penales. “Soy un buen hombre”, le dijo Oriol Junqueras al magistrado Llarena, como si lo que se juzgara fuera su condición moral y no su vulneración de las leyes. Tales actitudes, que algunos califican de ingenuas, son en realidad una demostración del pensamiento pre-político y casi medieval de quienes las ejercen. En según qué casos pueden ser también la prueba de un ánimo pusilánime a la hora de afrontar las consecuencias de los propios actos.

Pasiones y extremismos amenazan con truncar el proyecto de Cataluña que definió la Transición


La traición es el quebranto de la lealtad debida, y también la ingratitud de los amigos, de la que obviamente se duele Vila. Pero es igualmente, y en este caso sobre todo, un delito contra la seguridad del Estado. A espera del pertinente juicio, y respetando su presunción de inocencia, puede asegurarse sin miedo a error que el expresidente Puigdemont y determinados pequeños secuaces son traidores al Estado, a la Constitución y al Estatuto de Cataluña, por más que el autor del libro trate de evitar una opinión al respecto. Es por eso por lo que les persigue la justicia, y sus cualidades humanas, su generosidad o educación, sus aficiones místicas o sus obras de caridad no atenúan en absoluto su eventual responsabilidad criminal. Siempre hay un gangster bueno en todas las películas. Echo a faltar en una obra que trata de traidores y héroes, o ni de lo uno ni de lo otro según quien la firma, esta consideración. La historia del procés es en definitiva una historia de traidores, pero no solo en el sentido moral o sentimental del término sino en el muy estricto de la definición de las leyes.

Solo desde esta asunción se puede emprender con buen tino el camino de las reformas y la recuperación de la tercera vía a la hora de definir el futuro de Cataluña y de toda España en la línea que Santi Vila sugiere. Coincido con él en que el inmovilismo de Rajoy y el despertar de la España profunda, alentado irresponsablemente por la derecha carpetovetónica, son también muy culpables de la esperpéntica situación que se vive en Cataluña; pero es imposible suponer equidistancia alguna entre los errores de unos y los delitos de los otros. El autor parece reconocerlo cuando escribe que “…el espíritu de la Transición española a la democracia hizo posible la superación de la dictadura y las mejores cuatro décadas de libertades y progreso jamás conocidas en la historia de la península Ibérica”. Pero no solo el espíritu, sino sobre todo la letra de la Constitución, que es la ley que ampara nuestras libertades, y no tanto de la península Ibérica, como de España, un Estado-nación cuya identidad, y la de sus ciudadanos, incluye a Cataluña desde que se fundó.

La Transición española definió por eso, entre otras cosas, un proyecto para Cataluña que ahora amenaza con truncarse por la confrontación entre pasiones y extremismos de uno y otro signo. Pero no es la sociedad, pese a tantas manipulaciones y demagogias a la que se ve sometida, lo que está en crisis, sino la arquitectura institucional y el liderazgo de quienes aspiran a ocupar el poder, agitadores de “el filibusterismo de los intereses concretos” en acertada y benévola expresión de Vila, que solo olvida la moderación del lenguaje a la hora de describir la personalidad de Marta Rovira como irascible y fanatizada, y a la que acusa de aullar en los mitines. En ese magma de vanidades, miserias, vergüenzas e inconfensables posturas, anida la otra especie de traidores por la que se duele Santi Vila; un panorama caracterizado por la cobardía moral, y que enseñorea no solo el mundo de la política, sino el del trabajo, las relaciones familiares o el del simple compañerismo. El filibusterismo de los pequeños egoístas, los compañeros de partido o de pupitre en el aula, los amigos que no lo eran o los colegas del café, que desaparecen en los momentos de dificultad o descubren que el mal ajeno puede ser la oportunidad del propio éxito, frente a los que relucen “los amigos de verdad, los que me ayudaron a pagar la fianza y salir de la cárcel”, que son los que “pueden contar conmigo”. Es como si Santi Vila hubiera leído a William Hazlitt, en El placer de odiar cuando dice que los amigos de toda la vida son como “las comidas muchas veces repetidas: desagradables y desabridas”, y decidiera por eso, lo que no espero, abandonar para siempre la vida política.


Puigdemont y otros pequeños secuaces son traidores al Estado, a la Constitución y al Estatuto



Juan Luis Cebrián es presidente de EL PAÍS y del Comité Editorial del Grupo PRISA.

https://elpais.com/elpais/2018/03/14/opinion/1521044818_033496.html
 
La minoría silenciosa de Societat Civil se ha manifestado hoy en Barcelona, 7000 personas y gente de fuera de Catalunya......
Encima Manuel Valls en la cabecera de la manifestación. Mejor que se quede en Francia y se ocupe de recomponerne el partido socialista.
Ayer en la manifestación en defensa de la escola catalana hubo 15000 personas.
7000 personas según los indepes. Esas son vuestras mates. Lo raro es que no hayáis dicho que eran 20 personas
En vuestras manos millones ya lo sabemos
Que rabia tenéis
 
La minoría silenciosa de Societat Civil se ha manifestado hoy en Barcelona, 7000 personas y gente de fuera de Catalunya......
Encima Manuel Valls en la cabecera de la manifestación. Mejor que se quede en Francia y se ocupe de recomponerne el partido socialista.
Ayer en la manifestación en defensa de la escola catalana hubo 15000 personas.
Y quien estaba un rapero .No me extraña
Recogido de otro foro
Conté, también, hace poco, que un par o tres de profesoras muy jovencitas que se han incorporado este año al centro, cuando se planteó a principio de curso que quizás una parte de las clases habría que hacerlas en castellano porque teníamos dos alumnas quebequesas de intercambio que venían a aprender español, reconocían, divertidas, en un pequeño corrillo, que
ellas serían incapaces de dar una clase en castellano, algo que también le reconoció una conocida de mi mujer cuando la llamaron de un centro y le dijeron que debería dar las Matemáticas en castellano. Y
una última anécdota que hasta ahora no había contado: una conocida, maestra de primaria y burgalesa de origen, me comentó que en un centro donde trabajó, en un pueblo pequeño muy cercano a Gerona, el inspector le había dicho a la dirección que tenían que hacer más horas de castellano porque el nivel era bajísimo. Cuando la cuestión se propuso en el claustro (por cierto, de la fachada de ese colegio de primaria colgaba en su día una “estelada”), saltaron raudos todos los profesores a reconocer, ufanos, que ellos no sabían hablar en castellano más de lo imprescindible, nunca, en ningún caso, lo suficientemente bien como para dar una clase, aunque fuera a niños de primaria. Le dijeron a mi amiga: “ah, mira qué bien nos va a venir que seas de Burgos”.

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AVANCE EDITORIAL
Dependencia o independencia
  • Fragmento del último capítulo de ‘Tot el que no es volia dir’ (Pòrtic), de Xavier Trias

Viendo que no había negociación posible, se decidió sacar adelante la proclamación de la independencia, pero aun así nuestra responsabilidad era dejar abierta hasta el último minuto cualquier posibilidad de negociación democrática que respetara la voluntad de los catalanes expresada el 1 de octubre. El 26 de octubre el presidente Puigdemont intentó avanzar elecciones por si acaso servía para negociar con España, pero el Estado no hacía ningún gesto ni estaba dispuesto a nada.
Las negociaciones de aquellos días fueron duras, se intentaron acciones desde el PSC, desde el Govern, y Santi Vila –por recomendación del presidente Puigdemont, y con la ayuda de otros partidos como el PNV– también intentó negociar con varios miembros del PP hasta el último momento. Viví en Palau la reunión a la cual asistieron los miembros del Parlament, del Govern y la dirección del PDECat y en la que nos anunciaron la decisión del presidente Puigdemont de convocar elecciones, tomada aquella mañana.
Recuerdo los llantos, la rabia de muchos, el intento de romper carnets de algunos, la revuelta, la desolación y decepción por la decisión... Había personas que no sabían como volver a sus pueblos después de haber prometido la independencia a sus vecinos, no sabían cómo justificarlo ni cómo mirarles a la cara. Se nos hizo creer que si íbamos a elecciones habría una salida, pero después de la decisión de Puigdemont desde Madrid no se obtuvo la respuesta esperada: el 155 se aplicaría hiciéramos lo que hiciéramos. El Estado nos planteó un pulso y nos ganó del todo. Una parte del PP muy ligada a Aznar y a Ciudadanos creyó que debía demostrar fuerza y firmeza y nos derrotó definitivamente. Ante eso, no se podía hacer más que proclamar la independencia o humillarnos al máximo.

Comentario de un forero de la Vanguardia
Había personas que no sabían como volver a sus pueblos después de haber prometido la independencia a sus vecinos" Pero, pero.... Que medios tenian.... Independencia en contra del 52% de los catalanes,
repulsa de todos los países del mundo mundial menos Venezuela y Rusia, miles de empresas a la fuga de Catalunya.... Podían mejor haber prometido en sus pueblos que todos tendrían la capacidad de volar como Superman y habrían provocado menos daño ..... No se si este estropicio es causa de la LOGSE o de la inmersión linguistica ... En fin....


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Mira nena a otro perro con ese hueso, nunca he ido a manifestaciones de un lado o de otro, pero me vas a decir que los que se manifiestan son personas de fuera de Catalunya?, Manuel Valls es francés de origen español y catalán para más señas, estás tú más cualificada para decir que se queden en Francia , es menos catalana Rosa María Sarda o Juan Manel Serrat etc, etc, que los que defendéis ese fanatismo que os han metido en la mollera de los nuevos catalanes?, no nena , se lo puedes colar al foro, a mí no. Mira quién era Terra lliure y en lo que ha derivado, después me contestas
Manuel Valls ha sido Presidente de Francia. Sabrá de política francesa pero de lo que ocurre aquí sabrá muy poco
 
Ignorante serás tú. Manuel no estará en la inopia, pero que venga este señor a decirnos lo que tenemos que hacer me parece inaceptable.

te parece aceptable que los indepes flamencos vengan a decirnos lo que tenemos que hacer? Por corporativismo con Puchi, pues a mí no. Manel Valls es catalán, los flamencos no, mira también me parecen inaceptables. Son argumentos del tu más, pero es lo que hay
 
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