JUICIO A UNA PRINCESA EMIRATÍ POR ESCLAVIZAR A SUS SIRVIENTAS

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MONARQUÍA
Una práctica habitual
Una princesa emiratí, a juicio por esclavizar a sus sirvientas
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Las princesas emiratíes llegan al juicio contra sus sirvientas AGENCIAS
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Un juez dictará una sentencia histórica el próximo 23 de junio: podría ser culpable de tráfico de personas

Los príncipes de los Emiratos, locos por los halcones españoles

Trabajaban sin seguro hasta la extenuación. Dormían en el suelo, se alimentaban de las sobras y habían perdido de vista el pasaporte, custodiado por sus verdugos. Son las espeluznantes condiciones en las que 23 mujeres servían a la princesa emiratí Sheikha Hamda al-Nahyan (64) y sus siete hijas. Un calvario que desbarataron durante un viaje a Bruselas, cuando lograron zafarse de sus patronas y denunciar su esclavitud. Una corte belga acaba de inaugurar el juicio. "Las princesas alquilaron durante años una planta completa de un famoso hotel de Bruselas. Siempre les acompañaba un séquito de más de 20 sirvientas que las acusan ahora de mantenerlas en condiciones cercanas a la esclavitud", relata a LOC Patricia Le Cocq, de la organización local Myria, un centro establecido para luchar contra el tráfico de seres humanos.

Durante algunos meses al año, Hamda y sus retoños solían disfrutar de una lujosa estancia en el exclusivo hotel Conrad de Bruselas. Una existencia sin sobresaltos que se desvaneció cuando sus empleadas las denunciaron ante la policía. "Los cargos a los que se enfrentan son tráfico de seres humanos por haber reclutado personas para hacerlas trabajar en circunstancias contrarias a la dignidad humana. Debían prestar sus servicios día y noche sin contar con permisos de trabajo. Recibían presiones e insultos y se les privó de su pasaporte y de su libertad de movimiento. Sufrieron, además, un tratamiento inhumano y situaciones que vulneran la legislación laboral, como no estar aseguradas contra accidentes o no recibir salarios", detalla Le Cocq. Un auténtico martirio que, en declaraciones exclusivas a este suplemento, el abogado de las princesas niega. "Negamos todos los hechos que se alegan. Las trabajadoras no eran empleadas de las princesas sino de una empresa que ni siquiera está siendo juzgada", replica el letrado Stephen Monod.

"Mis clientas confían en la justicia belga. El veredicto final está previsto para el próximo 23 de junio. Todo lo que tenemos que hacer es esperar y ver qué sucede", agrega antes de negarse a anticipar si, en caso de resultar condenadas, las ocho mujeres cumplirán la sentencia. El proceso judicial ha sufrido una abultada demora por el litigio de la defensa, que acusó a las fuerzas de seguridad de vulnerar los derechos de las princesas. "La actuación policial propició una denuncia por el procedimiento al cuestionar las facultades del juez que la autorizó pero un cambio normativo nos impide ahora poner en duda el proceso", admite el abogado.

La persecución de Hamda y sus hijas ha concitado hasta ahora escaso eco mediático, a pesar del perfil de quienes debían sentarse en el banquillo. "Es un caso muy destacado porque involucra a la familia real de Abu Dhabi y proporciona pruebas más amplias de que el tráfico y la esclavitud de mujeres en los estados del golfo Pérsico son tolerados", indica a este suplemento Nicholas McGeehan, investigador de la organización Human Rights Watch. El vía crucis de las criadas arroja luz sobre el draconiano sistema de kafala. "Es un mecanismo que encadena a los trabajadores a sus empleadores y que impide abandonar el trabajo incluso si se registran abusos graves. Era una práctica que se ha convertido en ley y es la forma en la que los nacionales del golfo han ejercido el control sobre sus empleados extranjeros", desgrana McGeehan.

Una realidad silenciada que empieza a llegar hasta el Viejo Continente. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos revisó recientemente un caso similar. En el caso de Hamda, las acusadas afrontan la solicitud de compensación de una docena de ex sirvientas e incluso la cárcel. "Si la corte resuelve que hay suficientes pruebas para condenarlas, podrían ser castigadas con cárcel u obligadas a pagar una multa y compensaciones a las víctimas", arguye Le Cocq, que sigue con detalle un proceso histórico. "Las princesas son gente importante con un prestigio y unos medios inmensos. Las víctimas, en cambio, son muy vulnerables". "Es muy improbable que Emiratos Árabes Unidos permita la extradición de las princesas pero hay otras maneras de que rindan cuentas. Depende de la opinión pública. ¿Cómo se sentirán los grupos en favor de los derechos de la mujer en España cuando el Real Madrid bautice su estadio como Abu Dhabi Bernabéu si miembros de esa familia han sido declarados culpables por esclavitud?", concluye McGeehan.

http://www.elmundo.es/loc/2017/05/20/591f244d468aeb016d8b46c7.html
 
Ya sabemos que no les sucederá nada. Nunca pisarán la cárcel y, si acaso, pagarán una multa irrisoria porque sus primos saudíes exigirán explicaciones a sus contactos entre los estamentos más privilegiados de la política, la industria y las finanzas europeas, que se encargarán de comprar a quienes haga falta, y se acallará la historia en los medios. Lo que será peor que una pesadilla es lo que les sucederá a las denunciantes si las pillan, y a las pobres desgraciadas que caigan en las garras de esta deshonesta gentuza en el futuro, porque pasarán un alipori de muerte (literalmente).

Pero bueno, es lo que da venderles petróleo barato a y apoyar los desmanes de los yanquis: puedes hacer lo que quieras, desde esclavizar a gente hasta financiar el terrorismo, que todo va viento en popa.
 
Ya se sabe que en ciertos paìses hay, literalmente, esclavos. Nada nuevo. Son "nuestros amigos y aliados".

A ver què hacen con el marròn en Bèlgica. Serìa curioso saberlo...si no fuera porque, estoy segura, no sabremos nunca nada màs. Habrà una transacciòn, pagaràn una multa, a lo màs, y ya està.
 
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