Juan Rosell, un marxista para el siglo XXI

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Juan Rosell, presidente de la CEOE EFE

“El trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX”, afirmó el lunes Juan Rosell, presidente de los empresarios españoles, antes de entrar en el Delorean y aterrizar en el Edimburgo de 1836 para comunicar al proletariado que está viviendo por encima de sus posibilidades. Más tarde, de vuelta en España con el coche aporreado por la turbamulta, no rectificó la referencia al siglo XIX -que alguien le mande ‘Germinal’ de Zola, por favor- y se limitó a sugerir que los periodistas le cortan las palabras y solo ponen las frases “cortitas”, lo cual es una tragedia en estos tiempos mediáticos, pero peor es todavía que te corten los días de indemnización porque, amigo, el trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX.

Sostiene Juan Rosell que en el futuro habrá que ganarse el empleo todos los días como si la patronal no hubiera conseguido ya poder despedirnos cualquier día. Y una vez más el presidente de la CEOE criticó que las reformas sean todavía insuficientes. Da la impresión de que no van a parar hasta que puedan despedirnos antes de ayer. Su futuro es nuestro presente: solo uno de cada 20 contratos nuevos creados son fijos y de jornada completa, y la tasa de temporalidad en España está situada en el 24 por ciento, únicamente superados por Polonia en Europa.


Por supuesto, levantar una empresa y crear riqueza es una actividad que debería tener un prestigio social mayor del que tiene en España y se quejan a veces los empresarios -y con razón- de que están mal vistos en los bares. Paradójicamente para buscar que los abracemos piden pagar menos impuestos, menos controles fiscales, más flexibilidad para despedir, que curremos más horas y cobremos menos dinero. Hombre, si uno escucha a los portavoces a los que han votado los empresarios, no es precisamente un abrazo lo que apetece al final de día.

En Euskadi, que siempre vamos un paso por delante, la patronal ha llegado a la conclusión de que hay que superar esta bronca en las empresas y ha propuesto un modelo de colaboración entre dueños y trabajadores. “Ha llegado el momento de pasar de la soka-tira a la trainera”, resumía el presidente de la patronal guipuzcoana Peio Gibelalde, el mismo líder empresarial que tuvo que disculparse por decir que los jóvenes “viven una vida muy cómoda en unas familias que les damos de todo y no tienen hambre” (se entiende que para emprender). Según esta propuesta, la dirección ofrecería más información, participación y transparencia a los trabajadores (algo a lo que obliga, por cierto, el artículo 64 del Estatuto de los Trabajadores) a cambio de una mayor flexibilidad en las condiciones de trabajo y los sueldos.

En Euskadi, que siempre vamos un paso por delante, la patronal ha llegado a la conclusión de que hay que superar esta bronca en las empresas y ha propuesto un modelo de colaboración entre dueños y trabajadores. “Ha llegado el momento de pasar de la soka-tira a la trainera”.

Esta iniciativa tiene su origen en la Guía para una Nueva Cultura de Empresa de la patronal guipuzcoana Adegi, que recomienda a sus asociados “una interlocución directa” con los trabajadores sin olvidar el cumplimiento de las obligaciones con los sindicatos. El documento era mucho más siglo XIX en sus inicios y afirmaba que “la individualización de las relaciones laborales puede posibilitar acuerdos colectivos”. Retiraron ese párrafo para que nadie malinterpretara que los empresarios guipuzcoanos tienen sueños húmedos imaginando una negociación sin sindicatos, cara a cara con cada uno de sus empleados y la luz de una lámpara apuntándote a los ojos.

La gran victoria de las élites empresariales del país es que han conseguido inocular el mantra de la reactivación económica a pesar del duro golpe de los recortes a la clase baja que describe en sus artículos Joaquín Estefanía: “El porcentaje de personas que han llegado a formar parte de la clase baja durante la Gran Recesión (años 2007 a 2013, últimos datos disponibles) subió casi en 12 puntos porcentuales: del 26,6% de la población al 38,5%”. Hasta el BBVA reconoceque la crisis ha generado “situaciones de pobreza y exclusión social que, hace unos años, parecían desterradas de nuestra sociedad”. La lección que nos quieren hacer tragar es que para salir adelante necesitamos que haya más gente pobre, precaria y en exclusión; que el sistema necesita un porcentaje determinado de la población en precariedad perpétua para hacer competitiva la economía; que para generar riqueza es ineludible la pobreza. En el fondo, lo que dice Rosell es lo que decían Marx y Engels en el siglo XIX.

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http://www.eldiario.es/norte/almargen/Juan-Rosell-marxista-siglo-XXI_6_517308290.html





#4 ateo | 18/05/2016 - 23:06h


Siguiendo el atroz sistema neoliberal, en donde recorte tras recorte y "reforma" tras "reforma" vamos todos camino del más tenebroso Tercer Mundo, cualquier día de estos los empresarios solicitarán (en nombre de la competitividad de las empresas patrias) que todos arrimemos el hombro y dejemos de perder el tiempo con la educación de nuestros hijos, y así en lugar de aprendizaje y juegos nuestros vástagos se incorporarán en igualdad de oportunidades a sus equivalentes de Indonesia, Filipinas y el resto de las naciones "avanzadas" en Neoliberalismo, a trabajar en los talleres ilegales, en las minas y en las fábricas para que la productividad del sistema continúe por la senda del crecimiento desbocado y los beneficios empresariales no se resientan, puesto que eso en este mundo es un anatema que no se puede tolerar. Y si no al tiempo. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2016/05/estos-neoliberales-estan-tan-crecidos.html



#3 AndresNiporesas | 18/05/2016 - 22:44h


Describe muy bien Juan Rosell a lo que conduce el neoliberalismo. Trabajo temporal y mal remunerado. Sin embargo tiene un problema de fechas. El liberalismo ya se instaló en el s XIX y principios del XX. Generaba también trabajo temporal y mal remunerado.
Marx y Engels se dan cuenta que la clave de la cuestión está en quienes son los propietarios de los siguientes factores de producción: la tierra y el capital (medios de producción).
Si estos factores de producción están en manos de una minoría -nobleza y empresarios, serán ellos quienes decidan: Quién, Cuando y Cómo se trabaja y los gobiernos y la población serán meros títeres en manos de ellos.
Por eso yo siempre defiendo un Estado democrático fuerte. Eso sólo se conseguirá con un Estado que sea propietario de una parte estratégica de los factores de producción. Es la única manera de que el Estado esté por encima de todos y pueda garantizar los derechos de todos.
Creo que esta visión se acerca más al pensamiento de Marx y Engels que la de Rosell.




#1 CarlesF | 18/05/2016 - 22:20h


Lo que dice el esclavista Juan Rosell me retrotrae a tiempos, no tan lejanos como él apunta, en que el trabajo se ganaba día a día, si había suerte. Quien más, quien menos, tiene en su cabeza la imagen del capataz de un latifundio llegando a la plaza del pueblo, donde se concentran los jornaleros, para decidir quien va a comer y quien no, ese día. Y también en las ciudades, sale el capataz a la puerta de unos astilleros, o una fábrica, donde se agolpan los obreros, para tomar la misma decisión sobre el sustento de los obreros y sus familias.
Bienvenidos al siglo XXI.


y la mía...

Cuando no se genera confianza en el futuro económico de una familia no se genera gasto moviendo la rueda del consumo. Solo se gasta para sobrevivir porque el sueldo quien lo tiene no da para mas y la confianza en el futuro no genera mas consumo que el diario.

¿Así se va a recuperar un país?

¿Con contratos de una hora, medio día, dos días a la semana?

¿Que futuro quiere éste especimen para España?

Eso es lo que tiene que aclarar, a no ser que quiera un país de esclavos y borregos a los que manejar como en el planeta de los simios...hasta que éstos se rebelan...

¡Cuidado!
 
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