Josef Fritzl. El monstruo de Amstetten.

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El monstruo de Amstetten: historia de un caso que aterró al mundo
  • Un perturbado retuvo y violó a su propia hija durante más de veinte años en un zulo.
por Oscar Castillero Mimenza

El 26 de abril de 2008, una mujer llamada Elisabeth llegaba a un hospital de Austria para visitar a su hija de diecinueve años de edad, la cual había sufrido un fallo multiorgánico.

Ante su evidente estado de nerviosismo fue interrogada por médicos del hospital, momento en el la mujer declaró haber pasado los últimos veinticuatro años encerrada en el sótano de su padre, el cual la había violado repetidamente durante este tiempo y con el que había concebido hasta siete hijos (incluyendo a la hija hospitalizada). Se trata de la historia del caso del monstruo de Amstetten.

Breve resumen del caso de Anstetten
La historia de este caso da inicio en agosto de 1984. En ese momento Elisabeth Fritzl, una mujer de dieciocho años de edad, fue drogada y encerrada en un zulo por su padre, Josef Fritzl. El zulo en cuestión se hallaba en sótano de la vivienda familiar, habiendo sido construido con premeditación años antes por el progenitor de la joven.

La joven Elisabeth permaneció durante meses atada, siendo violada con frecuencia por su propio padre. Fue forzada a escribir una nota en la que comunicaba que abandonaba la casa por su propia voluntad y que estaba en buen estado de salud (haciendo ver que se había unido a una secta), de cara a justificar su ausencia ante su madre y ante el resto de la sociedad.

El encierro se prolongó durante años, en los que el que posteriormente sería denominado “monstruo de Amstetten” abusó de manera continuada de su hija llegando a tener hasta un total de siete hijos con ella (de los cuales uno moriría debido a su negativa a que recibiera asistencia médica) de los cuales tres permanecieron junto a su madre y frecuentemente serían utilizados para coaccionar a la mujer a acceder a mantener relaciones.

Ninguno de los encerrados vería la luz del sol durante todos esos años (en el caso de los tres hijos que permanecieron junto a la madre, no llegaron a hacerlo hasta ser liberados), permaneciendo en condiciones de privación y sufriendo abusos verbales y físicos. No sería hasta que la hija mayor de Elisabeth y su padre, Kerstin, cayó gravemente enferma cuando sería llevada al hospital. Ese momento que terminaría por hacer que el caso saliera a la luz y se liberase a la mujer y a los niños, veinticuatro años después de que Elisabeth fuera encerrada.

Las motivaciones de Josef Fritzl
Las declaraciones del monstruo de Amstetten y de los psicólogos que atendieron el caso indican que las principales motivaciones del sujeto para cometer este acto se basan en el deseo de poder. Elisabeth era la más rebelde de sus hijos, lo que hizo que la escogiese como objeto de deseo.

El sujeto empleaba la violencia sexual como elemento para dominar a la joven y tenerla sometida. Además de ello, el uso de abusos psíquicos y físicos tanto sobre ella como sobre los hijos y de la coacción para forzarla a hacer su voluntad, así como la situación de dependencia a la que la sometía (era él quien los proveía de alimentos y en alguna ocasión amenazó a su hija con dejar de hacerlo) reflejan dicho interés en lograr el sometimiento de la mujer. Otro aspecto que deja ver que una de las principales motivaciones del sujeto era el poder se encuentra en las declaraciones del propio individuo, el cual menciona que deseaba tener hijos con Elisabeth como mecanismo para dominarla y hacerla menos atractiva para otros varones.

Josef Fritzl vincula sus actos, de los cuales no se arrepiente, a la vivencia de una relación abusiva por parte de su madre, la cual le maltrataba física y mentalmente, y a la época en la que nació (correspondiente a la Segunda Guerra Mundial y al nazismo). Según los expertos que le analizaron, ello podría haber causado un odio hacia la figura de su progenitora que acabaría desembocando en la voluntad de dominación hacia la mujer y una notable falta de empatía.

Los hijos de Elisabeth
A lo largo de los veinticuatro años que vivió encerrada en el sótano las repetidas violaciones a las que su padre la sometía tuvieron como resultado que durante su cautiverio, Elisabeth diera a luz a un total de siete hijos.

Tres de ellos permanecieron toda su vida junto a su madre, en el sótano, sin tener contacto con el exterior más allá de lo que les explicaba su madre y su padre-abuelo al respecto. Uno de ellos, Michael, murió tres días después de nacer sin que recibiera asistencia médica (motivo por el cual entre los cargos de Josef Fritzl se encuentra el de asesinato). Su cadáver fue incinerado en la caldera por el monstruo de Amstetten. Los otros tres fueron llevados a la superficie, donde serían adoptados legalmente por los progenitores de Elisabeth.

El motivo de que algunos fueran llevados al exterior y otros no fue, según el propio Fritzl, que los que vivieron en la superficie eran los que más lloraban y peor se adaptaban a la vida en el sótano.

Puede extrañar que la adopción de los niños no despertara la sospecha de vecinos y familiares, e incluso de la propia madre de Elisabeth. Sin embargo, el monstruo de Amstetten había preparado la situación de manera que cuando aparecieron los niños, estos llegaran al hogar de tal con una carta en que se simulaba que se trataba de hijos que Elisabeth había tenido de relaciones esporádicas y de los que no podía hacerse cargo.

El papel de la esposa de Fritzl
Rosemarie, la madre de Elisabeth y entonces esposa de Josef Fritzl, fue durante un tiempo investigada por la policía ante la posibilidad de que estuviera en connivencia con su marido y conociese la situación de su hija. Sin embargo, al parecer ignoraba dónde estaba su hijo y lo que había ocurrido con ella.

Cuando encerró a su hija, Josef Fritzl había obligado a Elisabeth a escribir una carta en la cual manifestara que se marchaba del hogar por su propia voluntad y que estaba a salvo. Además hacía hincapié en que no fuera buscada. En lo que respecta a sus nietos, habían ido llegando al hogar como hijos a los que Elisabeth no podía mantener y a los cuales ella les pedía que criaran.

Desde que se destapó el caso Rosemarie no ha vuelto a comunicarse con su marido ni le ha visitado nunca en prisión, estando en la actualidad divorciada de él. Hoy en día realiza visitas periódicas a su hija y nietos.

Dictamen psicológico
Las características del caso podrían hacer pensar que estamos ante conductas relacionadas con algún tipo de desorden mental. Es necesario tener en cuenta que en ocasiones determinados crímenes pueden llegar a realizarse en estados de alteración de conciencia en la que el sujeto no es consciente de sus actos debido a alguna enfermedad, como la esquizofrenia. Ello requeriría de internamiento psiquiátrico, pero dependiendo de la situación podría llegar a ser no imputable penalmente.

De cara a determinar el estado y facultades mentales del sujeto, Fritzl fue sometido a diversas sesiones con una psiquiatra. El resultado de dicho examen refleja que el monstruo de Amstetten no padece ningún tipo de patología mental que nuble su capacidad de juicio, siendo totalmente imputable y consciente de sus actos y las implicaciones de estos.

Pero a pesar de ello, si se le observaron falta de empatía y vinculación emocional, así como tendencias sexuales sádicas. Todo ello, junto al conjunto de actos y declaraciones protagonizadas por el propio individuo (el mismo declaró que nació para violar), hace pensar en la existencia de una psicopatía o sociopatía.

Juicio y condena
El caso del monstruo de Amstetten fue llevado a lo largo de marzo del año 2009. Durante el juicio, Josef Fritzl fue acusado de los cargos de secuestro, violación, incesto y esclavitud, así como de asesinato en relación a la muerte de uno de sus hijos con Elisabeth, Michael.

Inicialmente el acusado rechazaría los dos últimos cargos, pero terminaría reconociéndolos.

El veredicto final del jurado fue de culpabilidad en todos los cargos, condenando al sujeto a cadena perpetua en un centro psiquiátrico.

Otros delitos
El encierro y violación sistemática de su hija durante veinticuatro años no fue el único crimen cometido por Josef Fritzl. El denominado monstruo de Amstetten había sido acusado e incluso encarcelado por cargos de violación en los sesenta y durante su juventud.

Además de ello, también mantuvo encerrada a su propia madre durante sus últimos años de vida, haciéndola prisionera y llegando a tapiar las ventanas para que no volviera a ver la luz del sol.

Actualidad
En la actualidad Josef Fritzl cumple condena en una prisión de Stein, al parecer comenzando a manifestar un deterioro cognitivo que hace pensar en el inicio de una demencia.

En lo que respecta a Elisabeth y sus hijos, a lo largo de los años han ido evolucionando positivamente. Si bien siguen en tratamiento psiquiátrico, poco a poco los hijos de la mujer (con edades comprendidas entre los veinticuatro y los diez años) se van adaptando a su nueva vida y afortunadamente sin grandes interferencias por parte de los medios.

En el caso de Elisabeth, su recuperación es tal que se ha planteado que las visitas al psiquiatra se vayan espaciando, y aparentemente podría estar empezando a vincularse emocionalmente con uno de sus guardaespaldas.

https://psicologiaymente.net/forense/monstruo-de-amstetten
 
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Elisabeth Fritzl, 24 años encerrada y violada por su padre
25/04/2013 - Teinteresa / Foto: Getty

Las violaciones y abusos comenzaron cuando Elisabeth, la tercera de siete hermanos, tenía sólo 11 años. Un año después, su violador, que no era otro que su propio padre, comenzó a construir en el sótano de su vivienda en Amstetten (Austria) el zulo en el que la tendría encerrada durante 24 años, y en el que engendraría con ella siete hijos.

A los 18 años el padre, ante la más que probable huida de Elisabeth de la vivienda familiar, decide que ha llegado la hora de llevar a cabo su plan, y una noche, medio drogada, la baja al sótano. Allí, durante casi el primer año, la mantiene atada con una cuerda y la viola de manera brutal, en ocasiones hasta varias veces al día.

Josef le hizo escribir una carta, que hizo llegar a la casa de arriba, en la que dice que se ha ido de casa y que está bien, que no la busquen.

A los cinco años, Elisabeth queda embarazada de su padre. Y comienzan los nacimientos: Kerstin (24), Stefan (23), Lisa (21), Monika (19), Alexander (17), Michael (mellizo de Alexander, fallecido a las 66 horas de nacer) y Félix (10). Entre paréntesis aparece la edad que tienen en la actualidad.

La joven sufrió los abusos de su padre durante todos estos años, dio a luz sola, y tuvo que sacar adelante a sus hijos en condiciones inimaginables. Pero lo hizo: a los tres que permanecieron en el zulo hasta el final les enseñó a leer, a escribir, les educó y les habló de Dios.

Lisa, Monika y Alexander se criaron en la casa de arriba, con su abuela Rosemarie y su padre-abuelo. Llegaban allí, con una nota de Elisabeth en la que aseguraba que no podía hacerse cargo de ellos. La realidad era que los subían por su insistencia, por enfermedades o por cualquier otra razón.

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Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten, actuó por un enorme deseo de poder
25/04/2013 - Teinteresa / Foto: Getty

En sus declaraciones ante la Policía aseguró que el motivo por el que encerró a su hija en el sótano de su casa, un zulo que él mismo había ideado y construido durante los seis años previos, fue que quería alejarla de las drogas.

Pero lo cierto es que Fritzl había comenzado a abusar de ella cuando sólo tenía 11 años. Un año después de que se descubriera el horror, Fritzl fue condenado a cadena perpetua a cumplir en un centro de internamiento psiquiátrico.

Un hombre incestuoso, vanidoso, admirado por las mujeres, déspota, severo, cerrado... Miles han sido los adjetivos que han definido a Josef desde que fue detenido. "Deseaba tener hijos con Elisabeth. El incesto se convirtió en una adicción", llegó a decir Josef a los que estudiaron su caso sin ningún tipo de remordimiento.

Y es que el monstruo de Amstetten nunca se mostró arrepentido de lo que hizo. Admitió la violación, el incesto, el secuestro, la esclavitud... Lo admitió todo, sin arrepentirse de nada.

Los psicólogos dijeron que Fritzl sentía la imperiosa necesidad de poseer por completo a alguien, fruto quizás de una mente perversa forjada ya en sus años de niñez, con una madre muy dominante. "Yo crecí en la época nazi, cuando el rigor y la disciplina eran muy importantes", llegó a decir.

Y eligió a Elisabeth como su objeto de deseo, no solo sexual sino fundamentalmente de poder, ejercido a través de un control total que incluía el s*x*, porque la joven era la más rebelde, porque él decía que era "cabezota" y necesitaba reconducirla.

Desde la cárcel, Josef Fritzl, que no quiere hablar de Elisabeth y sigue considerando que no hizo nada malo, asegura que continúa amando a su mujer, Rosemarie.

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Así era el zulo en el que Elisabeth Fritzl fue violada 3.000 veces
26/04/2013 - Blanca Rogel / Teinteresa

Los cálculos que la propia Elisabeth hizo al salir del zulo de cuántas veces habría podido haber sido violada por su padre llevan a una estimación de 3.000 en los 24 años que pasó encerrada en este zulo.

La mazmorra llegó a medir 55 metros cuadrados, aunque los primeros años vivió en una estancia de 20 metros cuadrados, y los primeros meses, atada con unan cuerda que le daba justo para ir al baño.

Con los años, Fritzl fue acondicionando la mazmorra para la vida de su segunda familia. Añadió una habitación, llevó una lavadora, nevera, radio y televisión… Les bajaba comida, plantas, ropa de cama…

Al zulo se accedía a través de una puerta de hormigón que se abría mediante un mando a distancia, con un sofisticado sistema electrónico que el mismo Fritzl había ideado. Después había un habitáculo, donde situó la lavadora pocos años antes de descubrirse el horror, que había insonorizado para amortiguar los ruidos.

A través de un pasillo de 60 cm de ancho y cinco metros de largo se accedía a la habitación ampliada, en la que dormían los hijos. Un dormitorio de 9 metros cuadrados que, mediante otro pasillo, daba acceso a la sala-comedor-cocina-baño.

Y por un pasillo se llegaba al cuarto de Elisabeth, donde Fritzl la violaba y donde puso una tele. El zulo estaba poco iluminado, aunque Elisabeth le pidió a su padre que pusiera luces ultravioletas y les bajara vitamina D para paliar los efectos de la carencia de luz solar.

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Puerta de acceso de 500 kilos a la mazmorra de Amstetten
25/04/2013 - Teinteresa / Foto: Getty

Para acceder al zulo que Josef Fritzl construyó en el sótano de su casa había que atravesar hasta un total de 8 puertas blindadas. Las primeras se abrían con llave; las dos últimas, con un sistema electrónico que había ideado él mismo, y que se activaba con un mando a distancia.

La puerta que daba acceso a la mazmorra era de acero, pesaba unos 500 kilos y se abría con un sistema hidraúlico. Estaba escondida tras una estantería de utensilios de trabajo del propio monstruo de Amstetten, en la que tenía botes de pintura, herramientas...

Según él mismo dijo a la Policía, también había ideado un sistema para que, si le pasaba algo y no podía seguir bajando a la mazmorra, las puertas se abrieran de forma automática pasado un tiempo.

Asimismo, se supo que había amenazado a Elisabeth y a los hijos que vivían en el zulo con gasearlos si trataban de escapar. Y es que les dijo que había instalado un sistema por el que el zulo se llenaría de gas si intentaban huir.

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Pasillo de acceso a las habitaciones del zulo de Amstetten
25/04/2013 - Teinteresa / Foto: Getty

El zulo que Josef Fritzl construyó para su hija y los hijos que tuvo con ella llegó a medir 55 metros cuadrados, pero el inicial, donde Elisabeth dio a luz a sus cuatro primeros primeros hijos, no llegaba a los 30 metros cuadrados. Una sala con baño y un dormitorio en el que Elisabeth descansaba, se sometía a los abusos y violaciones de su padre y daba a luz a sus hijos.

En 1993, nueve años después de encerrar a su hija, Fritzl decidió ampliarlo hasta los 55 metros construyendo otro dormitorio. El mismo año en que aumenta el tamaño del zulo, Fritzl compra una tele, una radio y un vídeo, y los baja al sótano. Además, colocó una mesa y sillas y compró utensilios de cocina.

Colgó cuadros, puso alfombras... Fritzl estaba formando su propio hogar, en un macabro y horrible plan para tener una segunda familia a su completa disposición. En el año 2002, esto es, 18 años después de su encierro, Fritzl compra una lavadora: "Le regalé a mi hija una lavadora para que no siguiera lavando a mano", señaló el monstruo.

En la imagen se ve el pasillo de acceso a la zona de los dormitorios.

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Cuarto de baño en el zulo de Amstetten
25/04/2013 - Teinteresa / Foto: Getty

El zulo que Josef Fritzl construyó para su hija medía 1,70 metros de altura. Angosto, estrecho, sin nada de luz natural, sólo artificial, sin ventilación... El segundo hijo de Elisabeth Fritzl, e hijo-nieto de Josef, no era capaz, cuando salió del zulo, de tener su espalda recta. Andaba encogido. Era a lo que se había acostumbrado en sus 18 años de cautiverio.

La imagen es la del cuarto de baño. Un retrete, un lavabo y una pequeña ducha, sin puertas (sólo una pequeña cortina), sin intimidad de ningún tipo. Josef bajaba cada dos ó tres días al zulo. Les llevaba comida, sábanas, toallas... Hablaba con ellos, les contaba cosas del exterior y le decía a Elisabeth cómo estaban sus otros tres hijos, los que había subido a vivir a la casa de arriba, con la abuela.

Elisabeth contó a los policías, cuando se puso fin a su cautiverio, que durante los primeros meses su padre la mantuvo atada con una cuerda que era la medida justa que le permitía ir al cuarto de baño. Y durante los cinco primeros años, estuvo permanentemente sola, recibiendo sólo las visitas de su padre para violarla.

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La vivienda del monstruo de Amstetten
25/04/2013 - Teinteresa / Foto: Getty

Amstetten es una pequeña y tranquila localidad austríaca a poco más de una hora de viaje de Viena. La vivienda de la imagen es en la que nació Elisabeth Fritzl, y en la que vivió hasta que, a lso 18 años, fue llevada por su padre al sótano, donde la mantuvo encerrada 24 larguísimos años.

Josef Fritzl comenzó a construir el zulo bajo la vivienda seis años antes de encerrar en él a Elisabeth. Nadie sabía lo que escondía allí. Nadie bajaba al sótano con él; era su territorio privado. Ni siquiera su mujer Rosemarie, y madre de Elisabeth, hacía incursiones en los bajos. Era el dominio de Josef, y nadie se sentía con la libertad de bajar allí.

Allí, Fritzl pasaba horas, incluso días. Los primeros años de cautiverio de Elisabeth, se pasaba prácticamente el día allí abajo. Violándola, abusando de ella, hasta varias veces al día. Con los años, y conforme fueron naciendo los niños, les visitaba, comía con ellos, les llevaba la comida, ropa... Casi a diario. Era su segunda familia, la que mantenía encerrada para satisfacer sus deseos más perversos.

http://www.teinteresa.es/sucesos/historia-monstruo-Amstetten-josef-fritzl-imagenes_5_907759221.html
 
Fritzl, 5 años después
  • Elisabeth tiene hoy 47 años, ya no usa su apellido y vive con sus seis hijos-hermanos de espalda a los medios en Austria
Berlín 8 MAY 2013 - 16:49 CEST
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El monstruo de Amstetten en su juicio en 2009.EFE


Hace cinco años y dos semanas que la policía liberó a Elisabeth Fritzl del sótano de su padre tras 24 años de encierro bajo la casa familiar de la localidad austriaca de Amstetten, en el Estado federado de Baja Austria. Josef Fritzl engendró con ella siete hijos que a la vez eran sus nietos. Tres de ellos pudieron compartir la vida en la superficie con Fritzl y su esposa, Rosemarie, que se tragó la historia de que eran hijos expósitos de su hija Elisabeth, a la que creía en una secta. Los otros tres supervivientes Kerstin, Stefan y Felix, que tenían 19, 17 y 5 años de edad cuando los liberaron, crecieron bajo tierra con Elisabeth en 18 metros cuadrados sin aire fresco ni luz natural, al principio también sin ducha ni calefacción.

Elisabeth tiene hoy 47 años y ya no usa el apellido Fritzl. Vive con sus seis hijos-hermanos en una localidad de otro land austriaco, que los medios austriacos evitan identificar. Un fotógrafo enviado hace tres años a cazar alguna foto de la familia contó al diario inglés The Independent que los vecinos del pueblo lo rodearon para pedirle que se marchase. El diario vienés Kurier comentaba hace dos semanas que, “aparte de algunos asaltos investigativos de medios británicos, la protección de la familia está funcionando bien”.

Elisabeth y sus hijos habitan una casa descrita como “bonita” y “confortable”, muy bien vigilada por cámaras de seguridad y situada en un pueblo pequeño en medio del campo cuyos habitantes parecen haberse puesto de acuerdo con las autoridades para evitar que las víctimas del monstruo de Amstetten sufran ahora el acoso de turistas morbosos o de reporteros sensacionalistas. El Estado austriaco pone la vivienda y les pasa una pensión mensual de 4.000 euros.

El abogado de las víctimas Christoph Herbst ha expresado su esperanza de que su cliente pueda seguir viendo discretamente en la misma casa. El sistema de protección de su intimidad es el resultado de la colaboración entre médicos, policía y empresas privadas de seguridad. Elisabeth no quiere pagar el precio que supondría su exposición a los medios o a la opinión pública.

Sigue tratamientos psicológicos y, según cuentan algunos periódicos, mantiene una relación sentimental con un hombre más joven que ella al que conoció cuando trabajaba en la empresa de seguridad encargada de su protección. Los hijos que tuvo con su padre están bien y algunos han terminado su formación. La mayor, Kerstin, tiene 24 años y es aficionada a la musca pop y a la moda. El segundo, Stefan, tiene 23, de los que pasó 17 bajo tierra. Aspira a ser capitán de barco. El más joven de todos tiene ahora 10 años, va a la escuela pública y apenas recuerda el caso.

Christine R., tía de Elisabeth y cuñada del monstruo, contó en 2010 al diario sensacionalista alemán Bild que “a la hija de Josef le gusta mucho ir de compras, porque no pudo hacerlo durante 24 años. Le encantan los vaqueros con adornos de vidrio. Aprobó el carnet de conducir a la primera y está buscando coche. Todos los niños van a la escuela y estudian con aplicación”. Dice que al salir del sótano percibió “de una sola vez” todas las subvenciones por hijo que el Estado no pagó durante 24 años: “60.000 euros” que le ayudaron a establecerse y a adquirir juegos y ropa para sus hijos.

En cuanto a Josef Fritzl, el monstruo, puede decirse que su aspecto durante el juicio en 2009 era mucho menos amenazador en persona que en las fotos distribuidas por la policía. Algunos periódicos austriacos cuentan que hoy padece una leve demencia. Su nombre quedó asociado a este tipo de horrores y sonará tras cada liberación de mujeres secuestradas y martirizadas en cualquier lugar del mundo. Los secuestradores serán “el Fritzl de Ohio” el de Brasil

El original tiene 78 años y vive en la prisión para enfermos criminales de Stein, en Austria. Es un complejo poco estricto, donde los internos viven con la puerta abierta, tienen su propia cocina y pueden ducharse a diario. Disfruta de una mesa de ping-pong en la “vivienda” que comparte con otros reclusos. Según las autoridades austriacas, la intención es mantenerlo activo y sano durante todo el tiempo que sea posible. No lo consideran violento ni un peligro para la seguridad de la prisión, que no abandonará con vida. Al parecer se ha divorciado de Rosemarie, enfadado porque no quería visitarlo.

https://elpais.com/sociedad/2013/05/08/actualidad/1368024559_480100.html
 
Nueve años después, revelaron las primeras y dramáticas palabras de la víctima del "Monstruo de Amstetten"
  • Josef Fritzl mantuvo cautiva a su hija durante 24 años. Cómo fue la primera entrevista de la víctima con los investigadores
13 de abril de 2017

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Cuando Elizabeth Fritzl fue liberada por la policía austríaca en abril de 2008, no creía que finalmente la pesadilla que duró 24 años terminara. No entendía que el tiempo que estuvo secuestrada por su propio padre –Josef Fritzl– en su vivienda llegaba a su fin. Durante ese tiempo tuvo siete hijos con quien sería conocido como el "Monstruo de Amstetten".

Casi diez años después de la liberación, Willibald Reitner, el jefe de policía que encabezó la investigación, reveló cuáles fueron las primeras palabras que escuchó de parte de la víctima. Resultaron dramáticas y quedaron grabadas en su mente por siempre.

"Nadie me creerá", indicó horrorizada Elizabeth, quien durante su cautiverio vivió encerrada bajo los efectos de las drogas junto a sus hijos en el sótano de la casa de sus padres. Esa condición comenzó cuando apenas tenía 18 años.


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La vivienda de Josef Fritzl donde estuvo secuestrada Elizabeth en Amstetten, Austria


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La vivienda tenía puertas secretas desde las cuales el “Monstruo de Amstetten” podía acceder al cautiverio de la hija

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Elizabeth Fritzl vive ahora en un lugar desconocido de Austria con sus seis hijos
Cuando los agentes le aclararon que ella era la "víctima" de la historia, Elizabeth agregó, algo aturdida: "Si digo exactamente cómo ocurrió todo esto, nadie nunca me creerá". Reitner relató además las condiciones que puso la joven secuestrada: "No quería volver a verlo de nuevo. Nunca hablaba sobre él como Fritzl o como su padre. Siempre se refería a él como 'él'. Y siempre tenía miedo de que nadie le creyera y que sólo le creerían a su padre", según consignó el sitio Unilad.

Los cálculos de los investigadores indicaron que Fritzl violó unas 3 mil veces a su hijadurante el cautiverio a la que la sometió. Como consecuencia de esos reiterados abusos, nacieron sus siete hijos. En abril de 2008, uno de ellos se enfermó y debió ser hospitalizado. Los responsables del centro médico querían conocer a la madre, de quien no había noticia. Finalmente, Fritzl le permitió que fuera a visitarlo, pero esto llamó la atención de la policía, que comenzó a investigar más en profundidad. Fue en ese momento cuando decidieron entrevistarla por primera vez.

En 2009, Fritzl fue sentenciado a pasar el resto de sus días en prisión. Fue encontrado culpable de secuestro, violación, incesto y por la muerte de uno de los hijos/nietos. Elizabeth, quien hoy tiene 51 años, vive en un lugar desconocido de Austria con sus seis hijos.

https://www.infobae.com/america/mun...ima-de-josef-fritzl-el-monstruo-de-amstetten/
 
A mi esta historia me parece tan estremecedora como increible.
¿Cómo pudo la madre no darse cuenta que había varias personas retenidas en el sótano de su casa durante años? ¿por qué no buscó a su hija como haría cualquier madre? ¿nadie bajó al sótano en 24 años? ¿nadie notó que se compraba comida para muchísima gente? ¿nadie oyó, ni vió, ni olió nunca nada? ¿nadie se fijó que el puto anormal este entraba en el sótano con provisiones, comida, ropa...? coxx que había televisión!!!
Por muy insonorizado que estuviera, era el sótano de una casa ¿nadie oyó a una mujer pariendo 7 veces? Es inconcebible que el tío apareciera con un bebé y una carta y nadie se preguntara nada ni buscaran más allá.
Tanto la madre, como los hermanos son partícipes y consentidores directos de esto. Si bien pudieron no ser conscientes al 100% de lo que pasaba, miraron para otro lado y no hicieron la menor intención de averiguar dónde y cómo estaba la pobre Elisabeth.
Además digo yo que este pollo no sería un padre y marido normal. Eso es algo absolutamente imposible.
 
Última edición:
A mi esta historia me parece tan estremecedora como increible.
¿Cómo pudo la madre no darse cuenta que había varias personas retenidas en el sótano de su casa durante años? ¿por qué no buscó a su hija como haría cualquier madre? ¿nadie bajó al sótano en 24 años? ¿nadie notó que se compraba comida para muchísima gente? ¿nadie oyó, ni vió, ni olió nunca nada? ¿nadie se fijó que el puto anormal este entraba en el sótano con provisiones, comida, ropa...? coxx que había televisión!!!
Por muy insonorizado que estuviera, era el sótano de una casa ¿nadie oyó a una mujer pariendo 7 veces? Es inconcebible que el tío apareciera con un bebé y una carta y nadie se preguntara nada ni buscaran más allá.
Tanto la madre, como los hermanos son partícipes y consentidores directos de esto. Si bien pudieron no ser conscientes al 100% de lo que pasaba, miraron para otro lado y no hicieron la menor intención de averiguar dónde y cómo estaba la pobre Elisabeth.
Además digo yo que este pollo no sería un padre y marido normal. Eso es algo absolutamente imposible.
Opino exactamente igual que tú. Tal vez la madre no sabía del todo pero una persona con la q CONVIVES no puede engañarte así durante 24 años. No me creo absolutamente para nada que no se diera cuenta de que en ese sótano pasaban cosas. Para mí es partícipe,no sé en qué grado,pero no me creo que no supiese nada. No sé si habéis visto la película,pero he llegado a odiar al personaje de la madre. Pobre Elisabeth,lo que debió sufrir esa niña durante tantísimos años. Ese demonio se merece mil vidas en el infierno,pero que la madre no quisiera abrir los ojos,tiene muchísima tela también...
 
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