Jacques y Gabriella

Desde que nació, Gabriella ha sido el clon de Grace. Tiene su mirada serena, sus ojos pequeños, los rasgos que se perfilarán más a medida que crezca. En cuanto la ví por primera vez el parecido me saltó a los ojos, y pensé: ¡Por fin ha nacido una nieta con los genes Kelly en todo su esplendor! Es maravilloso mirarla y ver a Grace.


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Los dos tenían tantas ganas de casarse que ella esperó 10 añitos, y el esperó que se muriera el padre para mostrarse en público. Como dijo Felipin, " es lo que hay"!


El problema es que el Príncipe Rainiero se oponía a la boda con una nadadora sudafricana que no aportaba ni linaje ni glamour al título de princesa consorte. El hombre se pasó la vida queriendo casarle, pero Alberto solo le daba ligues y nietos bastardos. Pensando que lo mejor para el Principado sería que Andrea fuese el sucesor de Alberto, siempre desautorizó la relación con Charlene y fué al morir Rainiero cuando Alberto reconoció a los hijos y "oficializó" la relación con Charlène.

Es extraño que con las pocas ganas que tenía de casarse, Alberto decidiese hacerlo a los cincuenta y tantos años para tener herederos via fecundación in vitro. Manteniendo la marginación de la mujer para heredar el gran emporio Mónaco, S.A. tiene un pequeño, Jacques, que por la edad de su padre se convertirá en príncipe muy joven, veinteañero o, como mucho, rozando la treintena. Una gran responsabilidad para el pequeño príncipe, que va a tener que meterse en el mundo de la gestión de la empresa familiar muy joven, preparándose intensivamente, sin disfrutar de la juventud como heredero.

Está claro que Alberto no quiso dejar como heredero a su sobrino Andrea, quien seguramente hubiese adoptado el apellido Grimaldi para que no se perdiese, como hicieron con Rainiero. Caroline soñaría con ver a su hijo príncipe de Mónaco y se llevaría un buen chasco. O quizás lo contrario, aplaudió que su hermano liberase a su sobrino de la responsabilidad. De todos modos, no veo a Andrea preparado para asumir el mando en Mónaco, como timonel y amo de todo los asuntos y gestiones.
 
El problema es que el Príncipe Rainiero se oponía a la boda con una nadadora sudafricana que no aportaba ni linaje ni glamour al título de princesa consorte. El hombre se pasó la vida queriendo casarle, pero Alberto solo le daba ligues y nietos bastardos. Pensando que lo mejor para el Principado sería que Andrea fuese el sucesor de Alberto, siempre desautorizó la relación con Charlene y fué al morir Rainiero cuando Alberto reconoció a los hijos y "oficializó" la relación con Charlène.

Es extraño que con las pocas ganas que tenía de casarse, Alberto decidiese hacerlo a los cincuenta y tantos años para tener herederos via fecundación in vitro. Manteniendo la marginación de la mujer para heredar el gran emporio Mónaco, S.A. tiene un pequeño, Jacques, que por la edad de su padre se convertirá en príncipe muy joven, veinteañero o, como mucho, rozando la treintena. Una gran responsabilidad para el pequeño príncipe, que va a tener que meterse en el mundo de la gestión de la empresa familiar muy joven, preparándose intensivamente, sin disfrutar de la juventud como heredero.

Está claro que Alberto no quiso dejar como heredero a su sobrino Andrea, quien seguramente hubiese adoptado el apellido Grimaldi para que no se perdiese, como hicieron con Rainiero. Caroline soñaría con ver a su hijo príncipe de Mónaco y se llevaría un buen chasco. O quizás lo contrario, aplaudió que su hermano liberase a su sobrino de la responsabilidad. De todos modos, no veo a Andrea preparado para asumir el mando en Mónaco, como timonel y amo de todo los asuntos y gestiones.
Además la función no es solo representativa como en otras monarquías.
Alberto también ejerce como empresario y financiero en Monaco.
 
Además la función no es solo representativa como en otras monarquías.
Alberto también ejerce como empresario y financiero en Monaco.

Desde luego, por éso llamo a su paisito, Mónaco S.A. Rainiero se convirtió en un gran promotor inmobiliario, hasta quitando tierra al mar, para construir viviendas de lujo para multimillonarios. y tenía muchos otros negocios, incluso atraer las fortunas como paraíso fiscal. Alberto ha heredado la empresa y ahora también fomenta el ecologismo contra el cambio climático. Mónaco es de su propiedad, sus tierras, como el cortijo de un terrateniente, y los monegascos son súbditos y no tienen la soberania, ésta es del Principe. Rainiero creó un parlamento que solo sirve para decir amén al Principe, quien tiene derecho al veto. Asi que si el Príncipe, por la razón que fuese, como perder la chaveta, decidiese echar a al pueblo monegasco - que no son ricos, son personas de clase media normales - estaría en su pleno derecho. Mónaco es lo que queda del Medievo en cuanto al poder absoluto del Señor sobre sus vasallos.

Stefano Casiraghi no caía bien entre los monegascos porque se aprovechó de su condición de yerno para hacer negocios algo turbios frente a la competencia, con el apoyo de su suegro, claro. Solo le agradecían la felicidad y la familia que había dado a Carolina.
 
El problema es que el Príncipe Rainiero se oponía a la boda con una nadadora sudafricana que no aportaba ni linaje ni glamour al título de princesa consorte. El hombre se pasó la vida queriendo casarle, pero Alberto solo le daba ligues y nietos bastardos. Pensando que lo mejor para el Principado sería que Andrea fuese el sucesor de Alberto, siempre desautorizó la relación con Charlene y fué al morir Rainiero cuando Alberto reconoció a los hijos y "oficializó" la relación con Charlène.

Es extraño que con las pocas ganas que tenía de casarse, Alberto decidiese hacerlo a los cincuenta y tantos años para tener herederos via fecundación in vitro. Manteniendo la marginación de la mujer para heredar el gran emporio Mónaco, S.A. tiene un pequeño, Jacques, que por la edad de su padre se convertirá en príncipe muy joven, veinteañero o, como mucho, rozando la treintena. Una gran responsabilidad para el pequeño príncipe, que va a tener que meterse en el mundo de la gestión de la empresa familiar muy joven, preparándose intensivamente, sin disfrutar de la juventud como heredero.

Está claro que Alberto no quiso dejar como heredero a su sobrino Andrea, quien seguramente hubiese adoptado el apellido Grimaldi para que no se perdiese, como hicieron con Rainiero. Caroline soñaría con ver a su hijo príncipe de Mónaco y se llevaría un buen chasco. O quizás lo contrario, aplaudió que su hermano liberase a su sobrino de la responsabilidad. De todos modos, no veo a Andrea preparado para asumir el mando en Mónaco, como timonel y amo de todo los asuntos y gestiones.
Fue la misma Caroline quièn no quiso título para sus hijos.
 
Desde que nació, Gabriella ha sido el clon de Grace. Tiene su mirada serena, sus ojos pequeños, los rasgos que se perfilarán más a medida que crezca. En cuanto la ví por primera vez el parecido me saltó a los ojos, y pensé: ¡Por fin ha nacido una nieta con los genes Kelly en todo su esplendor! Es maravilloso mirarla y ver a Grace.


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Fue la misma Caroline quièn no quiso título para sus hijos.

A los Casiraghi no les corresponde ningún título porque no son hijos del Principe reinante, sino nietos por lado materno. Los hijos de la princesa Antoinette tampoco son príncipes de Monaco. Estefania tampoco ha podido transmitir el titulo, y Alexandra es príncesa por ser hija del Príncipe de Hannover. A Carolina le obsesiona el tema del título, por éso no se divorcia, porque quiere seguir siendo Alteza Real y ser parte del Gotha.
 
Muy lindo el vestido de la princesa, Jaques todo un caballerito acompañando a mamá!!!
 
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