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Iván IV el terrible
No podía faltar esta insigne figura en un artículo sobre monarcas locos y es que su sobrenombre de “El Terrible” le queda muy bien al amigo Iván (1530-1584). En su labor de gobierno fue un auténtico maestro, conquistó Kazán -donde asesinó a todos los habitantes de la ciudad- y Astracán, Siberia y reformó el ejército. También creó un nuevo código legal y llevó a cabo reformas centralizadoras. Fue el primer zar, y el creador de la Rusia moderna.
Sin embargo tuvo una infancia tortuosa ya que perdió a su padre con tres años y a su madre con ocho. En ese momento los clanes boyardos tomaron el poder y le llevaron directamente a la mendicidad, viviendo en el Kremlin como si fuera un perro. Malvivía entre palizas intentando cuidar a su hermano, con discapacidad psíquica. Hecho que jamás perdonaría a la nobleza rusa. Sin embargo, era el heredero legítimo, y eso le hizo granjearse la confianza de un sector de las élites, que con 13 años empezó a obedecerle. Su primer acto cruento fue capturar a un príncipe ruso y arrojarlo a una jauría de perros.
Sin embargo, una vez en el poder se casó con Anastasia, la cual le influyó muchísimo y taimó su dureza en el gobierno. Dejó el gobierno en manos de sus tíos que llevaron a cabo muchas atrocidades que acabaron con su exilio. Sin embargo, también hizo unas importantes reformas para quitarle todo el poder a la nobleza, creando el primer ejército permanente de streltsi de los que hablamos en un artículo.
En 1560, Iván sufre la pérdida de su esposa y una grave enfermedad lo que le convierte en un auténtico psicópata. Esto se debe a que se encontró mercurio en los huesos de Anastasia y que mientras estaba enfermo intentó buscar una alianza con los boyardos para que reinara su hijo, pero estos se negaron.
Fue traicionado por otro príncipe, razón por la cual creó a los Oprichnik, una guardia personal que actuaba de implacable policía ejerciendo todo tipo de salvajadas a su orden. Aunque bien es cierto que a largo plazo fue terriblemente útil, ya que acababa con el poder de la nobleza. La persecución a los príncipes fue total, matando a cualquiera que se interpusiera, como a uno al que se le culpó de haber participado en una orgía homosexual. Atacó ciudades como Novgorod, que no le habían hecho nada pero en sus delirios pensaba que le iban a traicionar. Esta idea hizo que hasta 60.000 personas murieran decapitadas, empaladas o quemadas vivas.
Si algo en común tienen todos los reyes locos es que se quieren casar con Isabel I. En este caso, Iván se refugió en Inglaterra tras la invasión del Kanato de Crimea a Rusia, donde millones de personas perecieron. Más tarde volvería y reconquistaría el país, pero mientras tanto, tuvo algún conato de escarceo amoroso con la reina virgen.
Lo cierto es que le gustaban las vírgenes, pues según algunas crónicas, el mismo desfloró a cerca de 1000 de ellas y luego mató a sus hijos bastardos neonatos. Algo bastante exagerado que puede venir del desprestigio que sufría en Polonia cuando intentó acceder al trono de éste país.
No obstante, sabemos que había perdido totalmente el norte, pues en un ataque de cólera mató a su hijo predilecto, Iván, de un bastonazo en la cabeza. Algo que le hizo caer aun más en la locura, autolesionándose constantemente. Perdió las uñas de arañar las paredes y empezó a quedarse calvo porque se arrancaba el pelo de la cabeza y la barba.
Moriría envenenado o por intoxicación mercúrica – ya que consumía mercurio para tratar su sífilis, algo típico en la época y que le podría haber causado esta locura- al igual que su madre y su mujer, se cree que a manos de sus mayores enemigos: los boyardos.
https://www.archivoshistoria.com/cinco-monarcas-locos/
No podía faltar esta insigne figura en un artículo sobre monarcas locos y es que su sobrenombre de “El Terrible” le queda muy bien al amigo Iván (1530-1584). En su labor de gobierno fue un auténtico maestro, conquistó Kazán -donde asesinó a todos los habitantes de la ciudad- y Astracán, Siberia y reformó el ejército. También creó un nuevo código legal y llevó a cabo reformas centralizadoras. Fue el primer zar, y el creador de la Rusia moderna.
Sin embargo tuvo una infancia tortuosa ya que perdió a su padre con tres años y a su madre con ocho. En ese momento los clanes boyardos tomaron el poder y le llevaron directamente a la mendicidad, viviendo en el Kremlin como si fuera un perro. Malvivía entre palizas intentando cuidar a su hermano, con discapacidad psíquica. Hecho que jamás perdonaría a la nobleza rusa. Sin embargo, era el heredero legítimo, y eso le hizo granjearse la confianza de un sector de las élites, que con 13 años empezó a obedecerle. Su primer acto cruento fue capturar a un príncipe ruso y arrojarlo a una jauría de perros.
Sin embargo, una vez en el poder se casó con Anastasia, la cual le influyó muchísimo y taimó su dureza en el gobierno. Dejó el gobierno en manos de sus tíos que llevaron a cabo muchas atrocidades que acabaron con su exilio. Sin embargo, también hizo unas importantes reformas para quitarle todo el poder a la nobleza, creando el primer ejército permanente de streltsi de los que hablamos en un artículo.
En 1560, Iván sufre la pérdida de su esposa y una grave enfermedad lo que le convierte en un auténtico psicópata. Esto se debe a que se encontró mercurio en los huesos de Anastasia y que mientras estaba enfermo intentó buscar una alianza con los boyardos para que reinara su hijo, pero estos se negaron.
Fue traicionado por otro príncipe, razón por la cual creó a los Oprichnik, una guardia personal que actuaba de implacable policía ejerciendo todo tipo de salvajadas a su orden. Aunque bien es cierto que a largo plazo fue terriblemente útil, ya que acababa con el poder de la nobleza. La persecución a los príncipes fue total, matando a cualquiera que se interpusiera, como a uno al que se le culpó de haber participado en una orgía homosexual. Atacó ciudades como Novgorod, que no le habían hecho nada pero en sus delirios pensaba que le iban a traicionar. Esta idea hizo que hasta 60.000 personas murieran decapitadas, empaladas o quemadas vivas.
Si algo en común tienen todos los reyes locos es que se quieren casar con Isabel I. En este caso, Iván se refugió en Inglaterra tras la invasión del Kanato de Crimea a Rusia, donde millones de personas perecieron. Más tarde volvería y reconquistaría el país, pero mientras tanto, tuvo algún conato de escarceo amoroso con la reina virgen.
Lo cierto es que le gustaban las vírgenes, pues según algunas crónicas, el mismo desfloró a cerca de 1000 de ellas y luego mató a sus hijos bastardos neonatos. Algo bastante exagerado que puede venir del desprestigio que sufría en Polonia cuando intentó acceder al trono de éste país.
No obstante, sabemos que había perdido totalmente el norte, pues en un ataque de cólera mató a su hijo predilecto, Iván, de un bastonazo en la cabeza. Algo que le hizo caer aun más en la locura, autolesionándose constantemente. Perdió las uñas de arañar las paredes y empezó a quedarse calvo porque se arrancaba el pelo de la cabeza y la barba.
Moriría envenenado o por intoxicación mercúrica – ya que consumía mercurio para tratar su sífilis, algo típico en la época y que le podría haber causado esta locura- al igual que su madre y su mujer, se cree que a manos de sus mayores enemigos: los boyardos.
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