ISASAWEIS — Mother Piñones

Pues yo en esta foto la veo muy guapa
Se parece un güevo a Ana Pastor en esa foto, ¿no os parece?

Me parece alucinante la vida que lleva la autónoma y madre de familia. Obviando a los niños, a sus padres los ve poco también, ¿no? A mí este finde me está tocando currelar y no llego a casa hasta las dos y pico de la madrugada. Y mañana madrugamos porque hay cole (y no vamos a madrugadores) y compras y gestiones que hacer y lavadoras que poner. Y comidas que preparar, claro, que tampoco vamos al comedor.

Y ya me desahogo. Porque mal de muchos consuelo de Irantzu ;-)

Besos.
 
Se parece un güevo a Ana Pastor en esa foto, ¿no os parece?

Me parece alucinante la vida que lleva la autónoma y madre de familia. Obviando a los niños, a sus padres los ve poco también, ¿no? A mí este finde me está tocando currelar y no llego a casa hasta las dos y pico de la madrugada. Y mañana madrugamos porque hay cole (y no vamos a madrugadores) y compras y gestiones que hacer y lavadoras que poner. Y comidas que preparar, claro, que tampoco vamos al comedor.

Y ya me desahogo. Porque mal de muchos consuelo de Irantzu ;-)

Besos.
¿Y al final sabemos para qué ha ido a Madrid? Las primas con dotes detectivescas sospechais que por el libro de sopinas ¿no?
Mucho querer a sus piñones y es una desconsiderada con ellas, a parte de torturarlas con sus alaridos en el concierto no ha soltado prenda del viaje.Seguro que muchas ni saben que ha estado fuera de Gijón y hoy si se se queja de la vuelta al lío se arrastrarán a sus pies alabando la vida tan sacrificada y entregada al trabajo que tiene su lideresa.
Si no fuera por las fotos de las "casaamiguisbonitis" y el retorno del hamster en el anuncio del vidrio vaya aburrimiento de semana.
A ver si hoy al menos hay columna.
Edito:Ni columna hay :mad:,nos mata de aburrimiento esta mujer
 
Última edición por un moderador:
Si que hay, que hoy está un poco escondida
Tenemos que hablar más de lo malo
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Isasaweis28.10.2019 - 06:17


Tenemos que hablar más de lo malo. Tendemos a guardarnos nuestros problemas para nosotros. Nos resulta difícil abrirnos a alguien y contarle lo que nos preocupa. Por vergüenza, por miedo a que nos juzguen, a que lo consideren una chorrada y sentirnos ridículos o incomprendidos. Lo ocultamos y caminamos por la vida con una mochila cargada de piedras invisible a los ojos de los demás. Las mochilas pesan, nos hacen el camino difícil y, a menudo, son la explicación a problemas y disgustos imposibles de entender para el resto del mundo porque nuestra mochila es nuestra, y es invisible.

De un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de lo necesitados que estamos de escuchar y de que nos escuchen, he practicado mucho y he sido consciente del poder de la conversación. Es fácil. Puedes elegir un café y un amigo de siempre, un vino y uno reciente, un paseo por el parque a primera hora, una llamada de teléfono desde el coche o una charla espontánea con un desconocido en el Camino de Santiago.

No importa lo que nos preocupe, ya sea que estemos en un mal momento personal o necesitemos dar un cambio en nuestra vida, enfrentarnos a un miedo, nos angustie el trabajo o un conflicto con un ser querido, o estemos sufriendo muchísimo por amor. Compartir con alguien cualquier problema al que no veamos solución nos va a ayudar con seguridad.

Cuando cuentas lo que te preocupa haces un esfuerzo por ir al origen; esto también ayuda a la comprensión
Tiene sentido. Cuando cuentas lo que te preocupa haces un esfuerzo por desmenuzar el problema, ir al origen, desarrollarlo, describir pros y contras y analizarlo en profundidad para que la otra persona pueda comprender lo que sientes. Pero al hacerlo, tú también lo estás entendiendo, y de otra forma más reflexiva que no es la misma que cuando solo suena en tu cabeza. Además, te escuchas hablar y, de este modo, recibes la información de una manera diferente a lo que habías hecho hasta ahora, y esto también ayuda a la comprensión.

Por otro lado, diferentes personas nos ofrecen distintos puntos de vista que nos amplían las miras y abren las puertas a otras soluciones que nosotros probablemente ni habríamos contemplado.

Estamos más conectados que nunca, pero no nos vemos, y los problemas se cuentan mirándose a los ojos
Últimamente he compartido algunas de estas charlas con amigos y he descubierto, además, que cuando compartes con alguien algo que te preocupa, este tiende a compartir también sus preocupaciones contigo. Y algo importante os une a partir de ese momento.

Es curioso, vivimos en un mundo en el que estamos más conectados que nunca, a través del móvil, de las redes sociales... pero solo sabemos los unos de los otros para contarnos lo bueno. No nos vemos y los problemas, las preocupaciones, se cuentan en persona, mirándose a los ojos.

Yo, que me he propuesto cambiar esto, os dejo, que he quedado para tomar un café con un amigo. Un café 1.0, que dice él.
 
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