Isabel Gabriela de Baviera, la reina enfermera y culta mecenas

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Isabel Gabriela de Baviera

REINA DE LOS BELGAS



(1876 -1965)

LA REINA ENFERMERA
Isabel Gabriela de Baviera, Reina consorte de los belgas (Possenhofen, 25 de julio de 1876 - Bruselas, 23 de noviembre de 1965), era hija del Duque Carlos Teodoro en Baviera (1839-1909), miembro de una rama menor de la familia real bávara y hermano de la famosa Sissi; y de la infanta María José de Portugal (1857-1943), hija del destronado Miguel I. Se casó en Múnich el 2 de octubre de 1900 con el Príncipe Alberto de Bélgica, futuro Alberto I de Bélgica.​


Primeros años de vida

Isabel se crio en un ambiente liberal y anticlerical, donde su padre, a quien la guerra de 1870 había hecho despreciar la vida militar, había abandonado el ejército para comenzar estudios de Medicina. Apasionado de la oftalmología, instala una clínica en Possenhofen, que mantiene con su dinero y donde él mismo opera a pacientes, asistido por una enfermera que es su propia mujer. Aquí aprenderá Isabel la profesión de enfermera.

Matrimonio e hijos


El matrimonio Alberto de Flandes e Isabel de Baviera.​



Conoció al que sería su marido en 1897 en Dreux, durante los funerales de Sofía Carlota de Baviera, duquesa de Alençon, tía de Isabel, que había muerto en el incendio del Bazar de la Charité. Tres años después se prometerá con este joven tímido, serio y pesimista, con el que chocarán en más de una ocasión su vivacidad y su fantasía.

La pareja vivirá hasta la muerte del tío de Alberto, Leopoldo II de Bélgica, y su ascensión al trono en 1909, en el Hotel Assche en Bruselas, donde nacerán los tres hijos del matrimonio:

  • María José (1906-2001), reina de Italia por su matrimonio con Humberto II, reinando sólo durante el mes de mayo de 1946, tras lo cual se proclamó la república.
Reinado

Aunque nacida en Alemania, la reina toma partido por los Aliados y por la independencia de Bélgica desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, y dice que entre su familia y ella hay "un telón de hierro que ha caído para siempre". Tras poner a salvo a sus hijos en Inglaterra, vuelve para estar con su marido, compartiendo durante cuatro años su vida espartana y peligrosa en el frente de La Panne. La Reina enfermera organiza hospitales de campaña, alienta a los médicos, cura a los heridos cuando hace falta y crea, para elevar la moral de las tropas, la Orquesta Sinfónica del ejército en campaña.

Tras la guerra hace una gran labor con los huérfanos, los heridos, los mutilados, y emprenderá otras tareas que no le impedirán dedicarse al resurgimiento de la vida cultural belga. Ella también era una artista -escultora y violinista de talento-, amante de la música, creará el concurso musical Reina Isabel, de renombre internacional. Todo le apasiona: los viajes, la ciencia, la egiptología (el 13 de febrero de 1923, junto con Lord George Herbert de Carnarvon y Howard Carter entra en la tumba nunca penetrada de Tutankhamón), las obras de Tagore y el yoga, el canto de los pájaros -sobre el que publica una obra científica- y, sobre todo, las relaciones humanas. Sus encuentros con personajes tan dispares como Einstein, Colette, Pau Casals, Romain Rolland, Dom Columba Marmion, Verhaeren, Loti y otros, acabarán por convertirse en amistades con las que mantiene frecuente correspondencia.

Tras la muerte de su marido, Alberto I, y de su nuera, la princesa Astrid de Suecia, la Segunda Guerra Mundial supone una nueva prueba para Isabel, más cuando algunos políticos franceses la acusan de pro-nazi.

Al acabar la guerra, la reina acrecentará sus obras de caridad, sociales y médicas, que recibirán un inmenso apoyo. Pero con el paso de los años, el lado bávaro de Isabel, excéntrico y anticonformista, se acentuará contradiciendo sus causas con sus ideas izquierdistas, sus convicciones pacifistas, sus viajes a la Unión Soviética y China, y su declarada simpatía por Kruchev, Fidel Castro e incluso Lenin. A pesar de ello, su octogésimo cumpleaños es celebrado en medio del regocijo popular.

Isabel murió de un infarto en el castillo de Stuyvenberg, donde vivía desde 1951.

Fue distinguida como Justa entre las naciones.

Distinciones honoríficas

La actual heredera lleva su nombre en su honor.
 
Última edición:
Se llamaba Elisabeth. En Bélgica & Alemania, Isabel y Elisabeth son dos nombres distintas. Gracias de respetar las nombres e identidades de personas no españoles.
 
Es interesante hablar sobre los padres de la Reina Isabel.

Carlos Teodoro de Baviera (Carl Theodore Herzog in Bayern,nota 1apodado familiarmente Gackl; Possenhofen, Baviera, 9 de agosto de 1839 - Kreuth, Baja Baviera, 29 de noviembre de 1909) fue un príncipe bávaro de la Casa de Wittelsbach. Ostentó el título de duque en Baviera y el tratamiento de Su Alteza Real desde su nacimiento. Era además hermano de la emperatriz de Austria, Isabel de Baviera, y de María Sofía de Baviera, reina de las Dos Sicilias.


Infancia y juventud

Carlos Teodoro fue el quinto hijo del Duque Maximiliano en Baviera y de su esposa, la Princesa Real Ludovica de Baviera. Nació en el Palacio de Possenhofen, propiedad de la familia ducal, y como el resto de sus hermanos, creció en condiciones de gran libertad, con respecto a la habitual educación rígida impuesta a los jóvenes de las familias nobles.

En 1857 comenzó la carrera militar, algo tradicional en un miembro de la Casa de Wittelsbach. Aún siendo príncipe, se alojó en el dormitorio común como un simple soldado.

El matrimonio morganático de su hermano mayor, Luis, y su consiguiente renuncia a la primogenitura, convirtió a Carlos Teodoro en jefe de la Casa de Wittelsbach, hecho que le aportó notables beneficios financieros.

Matrimonios y descendencia

Se casó el 11 de febrero de 1865 en Dresde con su prima, la princesa Sofía de Sajonia, hija del rey Juan I de Sajonia y de su tía, la reina Amalia, hija a su vez de Maximiliano I de Baviera. Tras la boda, Carlos Teodoro regresó al ejército, y en 1866 partió a la Guerra Austro-Prusiana.

Tras el parto de su primera y única hija, Sofía tuvo problemas respiratorios, dejándola muy delicada de salud. Un año después cogió una gripe que la llevó a la muerte con apenas 21 años.

La muerte de su mujer produjo en Carlos Teodoro un profundo turbamiento interior. Al haberse sentido impotente ante la muerte de Sofía, decide comenzar a estudiar Medicina, con la oposición de su familia que consideraba impropio que un príncipe tuviese una profesión. Fue muy animado por sus profesores, entre los cuales estaban el químico Justus von Liebig, el patólogo Ludwig von Buhl y el psiquiatra Philipp von Jolly. En 1870, los estudios de Carlos Teodoro se interrumpen por la Guerra Franco-Prusiana, donde sirvió como coronel en el 3.º Regimiento de Caballería Ligera Bávaro. Cuando abandonó el servicio activo, tenía el grado de general.

Retomó sus estudios y en 1872 recibió el doctorado en Medicina por la Universidad Luis Maximiliano de Múnich. Más tarde se especializó en oftalmología con el profesor Deutschland, y continuó sus estudios en Viena y en Zúrich.

Se casó en segundas nupcias el 29 de abril de 1874, en Kleinheubach, con la infanta María José de Portugal, hija de Miguel I de Portugal, a la que había conocido cuando era huésped de su cuñado, el rey Francisco II de las Dos Sicilias en el cercano castillo de Garasthausen, sobre el lago de Starnberg. María José sería una cualificada enfermera y asistiría a su marido en las operaciones.

De este segundo matrimonio nacieron:

Carrera médica

Augenklinik Herzog Carl Theodor (Clínica Oftalmológica Duque Carlos Teodoro).
Con el doctor Anton Mayer abrió un estudio médico en Possenhofen, en el que atendía gratuitamente a la población local. Se arriesgaba tanto en su trabajo que enfermó de tos convulsa en 1878, así que se marchó con su familia a Menton, donde el clima lo restableció totalmente. Allí vivía Alexander von Ivanov, un famoso oculista de Kiev, por lo que se había convertido en un lugar de peregrinación para todo el que tuviese problemas oculares. Carlos Teodoro entró a formar parte de su establecimiento. El duque colaboró también, en su clínica, con el famoso cirujano Christian Billroth, al que conoció más tarde en Viena.

En 1888 abre una nueva clínica en Tegernsee, y en 1895 fundó la Augenklinik Herzog Carl Theodor (Clínica Oftalmológica Duque Carlos Teodoro) en la calle Nymphenburger de Múnich, que sigue siendo una de las más reputadas clínicas oftalmológicas de Baviera. Entre 1895 y 1909 Carlos Teodoro realizó más de 5.000 operaciones de cataratas y muchos otros desórdenes oculares. Su fama de médico llegó hasta Argelia, donde acudió a operar con ayuda de su hija Sofía.


Carlos Teodoro en 1890 con María José de Portugal.​

Fallecimiento y entierro

Tras haber celebrado con toda su familia su setenta cumpleaños, se trasladó a Kreuth para formar parte de una batida de caza. Aquí enfermó de nefritis, que degeneró en una bronquitis que lo llevó a la muerte.2 Su funeral fue celebrado de forma privada, como él quería, siendo enterrado en la Cripta de los Wittelsbach de la Abadía de Tegernsee (Tegernsee, Baviera).

Títulos, órdenes y empleos

Empleos

Títulos
Órdenes
Reino de Baviera
Extranjeras

1862: Caballero de la Orden del Toisón de Oro (Imperio Austriaco) (Diploma nº964)

María José de Braganza, duquesa de Baviera



DUQUESA CONSORTE DE BAVIERA

LA DUQUESA AUXILIAR DE ENFERMERIA

María José de Braganza (Bronnbach, 19 de marzo de 1857 - Múnich, 11 de marzo de 1943) era la cuarta hija del destronado rey Miguel I de Portugal y de Adelaida de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg.
Se casó en 1874 con Carlos Teodoro de Baviera, duque en Baviera (1839-1909), descendiente de una rama colateral de los Wittelsbach. Se trataba de un viudo, pues había estado casado con Sofía de Sajonia, con la que había tenido una hija, Amalia.

La pareja vivió en München, donde fundaron la Clínica Oftalmológica Duque Carlos Tedoro, que aún existe, y sigue siendo una de las más reputadas clínicas oftalmológicas de Baviera.

Profundamente religiosa y practicante, fue muy severa con la educación de sus hijas, tratando de inculcarles un fuerte sentido del deber y el respeto hacia la tradición y las convenciones. Con sus hijos varones fue más indulgente.

De esta unión nacieron 5 hijos.

Órdenes​
 
Se llamaba Elisabeth. En Bélgica & Alemania, Isabel y Elisabeth son dos nombres distintas. Gracias de respetar las nombres e identidades de personas no españoles.

En la catalogación de documentos, se admite la traducción al español de los nombres de reyes y papas. Y se puede hacer la traducción porque son el mismo nombre en dos idiomas diferentes.
 
Es interesante hablar sobre los padres de la Reina Isabel.

Carlos Teodoro de Baviera (Carl Theodore Herzog in Bayern,nota 1apodado familiarmente Gackl; Possenhofen, Baviera, 9 de agosto de 1839 - Kreuth, Baja Baviera, 29 de noviembre de 1909) fue un príncipe bávaro de la Casa de Wittelsbach. Ostentó el título de duque en Baviera y el tratamiento de Su Alteza Real desde su nacimiento. Era además hermano de la emperatriz de Austria, Isabel de Baviera, y de María Sofía de Baviera, reina de las Dos Sicilias.


Infancia y juventud

Carlos Teodoro fue el quinto hijo del Duque Maximiliano en Baviera y de su esposa, la Princesa Real Ludovica de Baviera. Nació en el Palacio de Possenhofen, propiedad de la familia ducal, y como el resto de sus hermanos, creció en condiciones de gran libertad, con respecto a la habitual educación rígida impuesta a los jóvenes de las familias nobles.

En 1857 comenzó la carrera militar, algo tradicional en un miembro de la Casa de Wittelsbach. Aún siendo príncipe, se alojó en el dormitorio común como un simple soldado.

El matrimonio morganático de su hermano mayor, Luis, y su consiguiente renuncia a la primogenitura, convirtió a Carlos Teodoro en jefe de la Casa de Wittelsbach, hecho que le aportó notables beneficios financieros.

Matrimonios y descendencia

Se casó el 11 de febrero de 1865 en Dresde con su prima, la princesa Sofía de Sajonia, hija del rey Juan I de Sajonia y de su tía, la reina Amalia, hija a su vez de Maximiliano I de Baviera. Tras la boda, Carlos Teodoro regresó al ejército, y en 1866 partió a la Guerra Austro-Prusiana.

Tras el parto de su primera y única hija, Sofía tuvo problemas respiratorios, dejándola muy delicada de salud. Un año después cogió una gripe que la llevó a la muerte con apenas 21 años.

La muerte de su mujer produjo en Carlos Teodoro un profundo turbamiento interior. Al haberse sentido impotente ante la muerte de Sofía, decide comenzar a estudiar Medicina, con la oposición de su familia que consideraba impropio que un príncipe tuviese una profesión. Fue muy animado por sus profesores, entre los cuales estaban el químico Justus von Liebig, el patólogo Ludwig von Buhl y el psiquiatra Philipp von Jolly. En 1870, los estudios de Carlos Teodoro se interrumpen por la Guerra Franco-Prusiana, donde sirvió como coronel en el 3.º Regimiento de Caballería Ligera Bávaro. Cuando abandonó el servicio activo, tenía el grado de general.

Retomó sus estudios y en 1872 recibió el doctorado en Medicina por la Universidad Luis Maximiliano de Múnich. Más tarde se especializó en oftalmología con el profesor Deutschland, y continuó sus estudios en Viena y en Zúrich.

Se casó en segundas nupcias el 29 de abril de 1874, en Kleinheubach, con la infanta María José de Portugal, hija de Miguel I de Portugal, a la que había conocido cuando era huésped de su cuñado, el rey Francisco II de las Dos Sicilias en el cercano castillo de Garasthausen, sobre el lago de Starnberg. María José sería una cualificada enfermera y asistiría a su marido en las operaciones.

De este segundo matrimonio nacieron:

Carrera médica

Augenklinik Herzog Carl Theodor (Clínica Oftalmológica Duque Carlos Teodoro).
Con el doctor Anton Mayer abrió un estudio médico en Possenhofen, en el que atendía gratuitamente a la población local. Se arriesgaba tanto en su trabajo que enfermó de tos convulsa en 1878, así que se marchó con su familia a Menton, donde el clima lo restableció totalmente. Allí vivía Alexander von Ivanov, un famoso oculista de Kiev, por lo que se había convertido en un lugar de peregrinación para todo el que tuviese problemas oculares. Carlos Teodoro entró a formar parte de su establecimiento. El duque colaboró también, en su clínica, con el famoso cirujano Christian Billroth, al que conoció más tarde en Viena.

En 1888 abre una nueva clínica en Tegernsee, y en 1895 fundó la Augenklinik Herzog Carl Theodor (Clínica Oftalmológica Duque Carlos Teodoro) en la calle Nymphenburger de Múnich, que sigue siendo una de las más reputadas clínicas oftalmológicas de Baviera. Entre 1895 y 1909 Carlos Teodoro realizó más de 5.000 operaciones de cataratas y muchos otros desórdenes oculares. Su fama de médico llegó hasta Argelia, donde acudió a operar con ayuda de su hija Sofía.


Carlos Teodoro en 1890 con María José de Portugal.​

Fallecimiento y entierro

Tras haber celebrado con toda su familia su setenta cumpleaños, se trasladó a Kreuth para formar parte de una batida de caza. Aquí enfermó de nefritis, que degeneró en una bronquitis que lo llevó a la muerte.2 Su funeral fue celebrado de forma privada, como él quería, siendo enterrado en la Cripta de los Wittelsbach de la Abadía de Tegernsee (Tegernsee, Baviera).

Títulos, órdenes y empleos

Empleos


Títulos
Órdenes
Reino de Baviera
Extranjeras

1862: Caballero de la Orden del Toisón de Oro (Imperio Austriaco) (Diploma nº964)

María José de Braganza, duquesa de Baviera



DUQUESA CONSORTE DE BAVIERA

LA DUQUESA AUXILIAR DE ENFERMERIA

María José de Braganza (Bronnbach, 19 de marzo de 1857 - Múnich, 11 de marzo de 1943) era la cuarta hija del destronado rey Miguel I de Portugal y de Adelaida de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg.
Se casó en 1874 con Carlos Teodoro de Baviera, duque en Baviera (1839-1909), descendiente de una rama colateral de los Wittelsbach. Se trataba de un viudo, pues había estado casado con Sofía de Sajonia, con la que había tenido una hija, Amalia.

La pareja vivió en München, donde fundaron la Clínica Oftalmológica Duque Carlos Tedoro, que aún existe, y sigue siendo una de las más reputadas clínicas oftalmológicas de Baviera.

Profundamente religiosa y practicante, fue muy severa con la educación de sus hijas, tratando de inculcarles un fuerte sentido del deber y el respeto hacia la tradición y las convenciones. Con sus hijos varones fue más indulgente.

De esta unión nacieron 5 hijos.
Órdenes


¡Gracias Amelia, de verdad! Por las cosas tan interesantes que publicas. Un saludo.
 
Me gusta mucho la opción de vida de Carlos Teodoro, que decidió ser médico ante el escándalo de su familia, porque un príncipe tenía que ser un parásito o ser militar,pero no podian tener una profesión.

La verdad es que vistos los de ahora, pocos han evolucionado en ese sentido.

Elisabeth fué una gran reina, magnífica enfermera y organizadora de hospitales, asi como melómana e intelectual, amiga de escritores... Personas así justifican de verdad el cargo que les paga el pueblo, y no vemos actualmente a reinas o princesas de primera linea que se entreguen al bien del pueblo, más allá de las honoríficas presidencias de asociaciones benéficas, donde no hacen nada. Y en cuanto a cultura, pocas destacan por llevar un libro en la mano en su tiempo libre, que nadie dice lo que están leyendo, supongo que para no quedar en ridículo al ver sus plebeyos gustos de masa.
 
La página web de la clínica creada por el duque Carlos Teodoro. Esto es un verdadero legado, no la descendencia parásita que presume de antepasados.

http://www.augenklinik-muenchen.de/index.php

Más le habría valido a su hermana la Emperatriz escoger una labor útil para llenar su vida, como hizo su sobrina, Elisabeth de Bélgica, en vez de vagar por Europa gastando a manos llenas.
 
Me gusta mucho la opción de vida de Carlos Teodoro, que decidió ser médico ante el escándalo de su familia, porque un príncipe tenía que ser un parásito o ser militar,pero no podian tener una profesión.

La verdad es que vistos los de ahora, pocos han evolucionado en ese sentido.

Elisabeth fué una gran reina, magnífica enfermera y organizadora de hospitales, asi como melómana e intelectual, amiga de escritores... Personas así justifican de verdad el cargo que les paga el pueblo, y no vemos actualmente a reinas o princesas de primera linea que se entreguen al bien del pueblo, más allá de las honoríficas presidencias de asociaciones benéficas, donde no hacen nada. Y en cuanto a cultura, pocas destacan por llevar un libro en la mano en su tiempo libre, que nadie dice lo que están leyendo, supongo que para no quedar en ridículo al ver sus plebeyos gustos de masa.

Las reinas belgas en general se han destacado por su labor, siempre han sido excelentes, las únicas excepciones sería Lilian (que fue reina de facto aunque nunca tuvo el título) y Paola, que nunca quiso hacer mayor cosa.

Por eso la gente tiende a quererlas más a ellas que a los propios reyes.
 

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