Isabel Celaá: exquisita, amable, tan lejos

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Isabel Celaá: exquisita, amable, tan lejos

La ministra de Educación y FP mantiene siempre la compostura, parece perder poco los nervios. Una postura algo hierática que proyecta distancia, como si la cosa no fuera con ella.

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La ministra de Educación, Isabel Celaá. (Carmen Castellón)

Ángeles Caballero
29/08/2020 12:53 - ACTUALIZADO: 29/08/2020 12:58

“Tiene maneras de profesora de los ochenta”, resume un político de la oposición cuando se le pide que defina a la actual ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá.

A continuación lo argumenta, tras años observándola y tratándola en el parlamento vasco.

Maneras exquisitas, como exquisita es su coquetería. “Educadísima y cortés.

Una señora bien que proyecta esas formas a la política”, añade.

Celaá parece de esas personas que apenas pierden los nervios ni la paciencia, a pesar de tener entre sus manos y en las de los consejeros autonómicos la vuelta al cole más incierta y caótica que se recuerda.

A veces parece que la cosa no va con ella, a pesar de ser una apasionada, dicen, de los temas educativos.

También aseguran que vive obsesionada con la igualdad de oportunidades, con el “no dejar a nadie atrás” en el que tanto insiste el presidente del Gobierno desde que anunció, allá por marzo, el inicio del estado de alarma.

Se comporta como si la rectitud fuera la columna vertebral de su continente y de su contenido. Tan recta como los cortes de la ropa de su armario. Ni una arruga de más, ni una cana que asome.

Cuesta verla alterada pero también reír a mandíbula abierta. A veces parece que va a regañarte, aunque solo quiera saludarte.

Mi amiga Patricia diría de ella que es la típica que siempre te pregunta por educación ¿qué tal? aunque en el fondo le importe un bledo la respuesta.

De las que nunca olvida un por favor y un gracias.

La ministra de Educación, Isabel Celaá. (Carmen Castellón)

La ministra de Educación, Isabel Celaá. (Carmen Castellón)

Hace unos días soltaba una risita pillina cuando el periodista Pedro Blanco le preguntaba qué opinaba del liderazgo de Pablo Iglesias tras lo sufrido en las residencias de mayores durante la pandemia.

Pero no fue más allá, no soltó su negrísima y corta melena.

Una mujer de Bilbao con propiedades inmobiliarias y hambre descansada no baja al barro de cualquier manera.

¿Qué tengo poco liderazgo, filtran desde Unidas Podemos? Bah.

“Ella es una intelectual, encantada de soltarte de vez en cuando citas ilustres, a veces también en inglés. Es muy estupenda y a veces tiende la soberbia intelectual.

Pero es muy agradable en las conversaciones”, cuenta una periodista que se ocupó durante un tiempo de los temas de educación, cuando Celaá tenía estas competencias en el gobierno vasco.

Afortunadamente, lo de recurrir al inglés no responde a esa irritante manía de algunos pedantes de trufar las conversaciones con anglicismos para epatar al personal.

Celaá es catedrática de Lengua y Literatura Inglesa y Licenciada en Derecho, Filosofía y Filología Inglesa.

En 1972 publicó el ensayo 'In the shell of our own loneliness'.

Creció políticamente al calor de los dos grandes popes de la educación vasca, Fernando Buesa y José Ramón Recalde. Ambos fueron sus jefes y también víctimas de ETA; y ese dolor y esos tiempos tan oscuros, señalan algunos, explican algo del perfil de la ministra y la distancia que, a pesar de su amabilidad, mantiene.

“Fernando Buesa era un hombre íntegro
, un socialista de fuertes convicciones que siempre buscó la paz. ETA lo asesinó un día como hoy hace 20 años junto a su escolta, Jorge Díez. Su memoria y su ejemplo son el mejor antídoto contra el discurso del odio. No olvidamos”, tuiteó el pasado 22 de febrero.

La ministra de Educación, Isabel Celaá. (Carmen Castellón)

La ministra de Educación, Isabel Celaá. (Carmen Castellón)

“Al principio da sensación de frialdad, pero enseguida se relaja. Digamos que es la antítesis de Pedro Duque”, explica una persona que colaboró con ella en el ministerio.

Es seria, añade, muy trabajadora. Y como tal se lo exige al resto. “Es impresionante la vitalidad que tiene para su edad”.

Nació en Bilbao en 1949. Y es allí, en Euskadi, con los suyos, donde parece relajarse. O cuando le preguntan por la lección que tiene aprendida desde hace años. Por eso en las comparecencias en el Congreso y en el Senado parece menos hierática. Porque no es una recién llegada. Porque, siendo lendakari Patxi López y ella consejera de Educación, Universidades e Investigación (2009-2012) introdujo en las aulas el trilingüismo. Porque lleva años siendo una de las hacedoras de la estrategia educativa del grupo socialista.

Por eso, quizá, parecía tan incómoda en cada una de las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros cuando fue portavoz del Gobierno. Como si quisiera salir corriendo. Un regalo envenenado del que se libró. Pidiéndolo por favor. Dando las gracias.

 
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