Isaac Asimov, 100 años

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100 años de Isaac Asimov, el hombre con los ojos en el futuro

El 2 de enero de 1920 nació este escritor y bioquímico estadounidense de origen ruso. En sus novelas y relatos se refirió de forma muy minucioso a los peligros que hoy nos acechan pero también al potencial de la tecnología puesta al servicio de la humanidad

Por Andrea Montalbano
2 de enero de 2020





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100 años de Isaac Asimov, el hombre con los ojos en el futuro (Crédito: Infobae Cultura)

Desde el presente, el futuro siempre se ve lejano. Sin embargo, siempre hay elementos que funcionan como puentes. Hoy sabemos —lo sospechamos— que en la Inteligencia Artificial está una de las claves del devenir histórico. ¿Pero a principios del siglo XX?

Isaac Asimov nació hace exactamente cien años. Fue el 2 de enero de 1920 en Petróvichi, un pequeñísimo pueblo de la Rusia europea, a 400 kilómetros de Moscú y a 16 de la frontera con Bielorrusia. En ese momento, por supuesto, el mundo era otro: en 1929 Petróvichi formó parte de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, la república más grande, más poblada y económicamente desarrollada de la antigua Unión Soviética.

Antes de que eso ocurra, sus padres, Judah Asimov y Anna Rachel Berman, de origen judeo-ruso, se trasladaron a Nueva York el 11 de enero de 1923, cuando Isaac tenía tres años. Nunca aprendió el idioma natal.

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Isaac Asimov, joven (Foto: Doubleday de Nine Tomorrows)



Isaac Asimov es más que un escritor. Digamos que esa categoría le queda demasiado pequeña. ¿Bastará con decir que ganó varios premios Hugo y Nébula, que tuvo catorce doctorados honoris causa por diferentes universidades y que en su honor se nombró al asteroide (5020) Asimov y al cráter Asimov en el planeta Marte? Seguramente no. Por eso, empecemos por el principio.

Si bien la literatura apareció enseguida en su vida, decidió dedicarse a otra cosa. Se crió en Brooklyn leyendo ciencia ficción. Empezó a escribir y publicar relatos en las revistas llamadas pulps a los 19 años. A la par, estudió Bioquímica en la Universidad de Columbia donde se graduó en 1939 obteniendo un posgrado en 1941 y un doctorado en 1948.

Todo esos conocimientos los aplicó a la literatura construyendo mundos imaginarios súper verosímiles. Su obra más famosa es la Saga de la Fundación, también conocida como Trilogía o Ciclo de Trántor, que forma parte de la serie del Imperio Galáctico y que más tarde combinó con su otra gran serie sobre los robots, por ejemplo el volumen de relatos de 1950 titulado Yo, robot. En él se basó la película de 2004 dirigida por Alex Proyas y protagonizada por Will Smith.

Otro caso es El hombre bicentenario de 1976 que 23 años después Chris Columbus dirigió una adaptación cinematográfica de la novela protagonizada por Robin Williams. También trabajó como asesor científico en Star Trek. “Es el programa de ciencia ficción más inteligente que se hace para televisión”, declaró en una convención.

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"Yo, robot" y "El hombre bicentenario" de Isaac Asimov

Para Asimov el futuro no era tan lejano. Para visualizarlo se centraba en los elementos del presente que le sugerían una proyección. Y los escribía en sus ficciones. Habló de estaciones espaciales para humanos, de la creciente contaminación del medio ambiente, del problema de la superpoblación, de la necesidad de empezar a trabajar sobre una educación electrónica y de los smartphones como nuevos aparatos para comunicarse.

“Una vez que tengamos conexiones de computadora en cada casa, cada una de ellas conectada a enormes bibliotecas, donde cualquiera pueda hacer cualquier pregunta y obtener respuestas y referencias de algún tema que te tenga interesado desde niño, no importará lo que digan los demás porque es en lo que tú estás interesado”, dijo en una entrevista en el programa El mundo de las ideas en 1988.

“Puedes hacerlo en tu propio cuarto, a tu propia velocidad, a tu propia dirección, a tu propio tiempo. Entonces todo el mundo disfrutará aprender”, dijo también.

Más tarde, en esa misma entrevista, se refirió a la idea de futuro: “Si estamos mirando la historia humana, no podremos ver muy lejos porque la historia humana es algo bastante caótico. Los cambios minúsculos producen a veces enormes resultados, imprevisibles en su dirección. Pero si estamos mirando algo esencialmente simple, como estrellas o galaxias, entonces es posible mirar muy lejos en el futuro”.

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Isaac Asimov (AP)

Pese a la inminente distopía que narraba en sus libros, era un hombre optimista,. y no por ello menos crítico. Se definía como racionalista y humanista. Era, además, un progresista partidario de los demócratas. Le interesaba puntualmente el futuro, pero hablaba desde su presente, desde el siglo XX, cuando esto que estamos viviendo era impensado; salvo para él.

Murió en circunstancias tristes: en 1983 se le practicó una cirugía cardiovascular para colocarle un triple baipás coronario y se le realizó una transfusión de sangre que resultó estar contaminada con el virus VIH. Esa enfermedad lo llevó a la muerte el 6 de abril de 1992. Su cuerpo fue incinerado. Así lo decidió el propio Asimov.

 
¡Feliz cumpleaños al brillante de Asimov! Uno de mis escritores FAVORITOS EVER. Lo que más me gusta de él es cuando escribe textos de estudio, en ese estilo tan interesante suyo, que te hace entenderlo TODO más encima de una forma didáctica. LO AMO, jajaja (muchos emoticons de nerds).

Asimov además tiene la particularidad de ser el único autor publicado en todos los géneros de las letras. Recomiendo la autobiografía que ME ENCANTÓ, aunque astutamente nunca dice que tiene VIH, algo muy comprensible dado que en sus tiempos todavía era la letra escarlata. Pobre señor. Al final de su autobio comenta cómo ama la vida, pero cómo está tan cansado que la muerte es casi un final deseado. Muy humano todo.

En honor a su aniversario de muerte, adjunto algunos de sus cuentos cortos favoritos (los suyos), que corren libres por el internet. Son todos hermosos y significativos, en especial el primero, que también era el preferido suyo.

"La última pregunta", http://www.fis.puc.cl/~jalfaro/fiz1111/charla/laultimapregunta.pdf

"El niño feo", https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/11/13/isaac-asimov-el-chiquillo-feo-cuento/

"Anochecer", https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/04/21/isaac-asimov-anochecer-cuento/
 
¡Feliz cumpleaños al brillante de Asimov! Uno de mis escritores FAVORITOS EVER. Lo que más me gusta de él es cuando escribe textos de estudio, en ese estilo tan interesante suyo, que te hace entenderlo TODO más encima de una forma didáctica. LO AMO, jajaja (muchos emoticons de nerds).

Asimov además tiene la particularidad de ser el único autor publicado en todos los géneros de las letras. Recomiendo la autobiografía que ME ENCANTÓ, aunque astutamente nunca dice que tiene VIH, algo muy comprensible dado que en sus tiempos todavía era la letra escarlata. Pobre señor. Al final de su autobio comenta cómo ama la vida, pero cómo está tan cansado que la muerte es casi un final deseado. Muy humano todo.

En honor a su aniversario de muerte, adjunto algunos de sus cuentos cortos favoritos (los suyos), que corren libres por el internet. Son todos hermosos y significativos, en especial el primero, que también era el preferido suyo.

"La última pregunta", http://www.fis.puc.cl/~jalfaro/fiz1111/charla/laultimapregunta.pdf

"El niño feo", https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/11/13/isaac-asimov-el-chiquillo-feo-cuento/

"Anochecer", https://estoespurocuento.wordpress.com/2013/04/21/isaac-asimov-anochecer-cuento/
Terrible su final, injusto... claro que semejante enfermedad nunca es justa.
Pero él la adquirió de manera increible, pasiva, sin haber hecho nada que lo puediera exponer a ella... destino, sin duda.
Coincido ampliamente contigo, Lady, en que él TE HACE ENTENDERLO TODO, y es tan didáctico...como los verdaderos grandes!
Amo "la útlima pregunta".
Gracias por tu comentario :)
 
Querida @Coti7495 :

¡Que gran hilo dedicado a ese hombre renacentista llamado Isaac Asimov!

Reconozco que durante mi vida infantil y joven no le había leído por parecerme muy "popular", como de baja calidad.

Y, si bien es cierto que no tenía una prosa depurada, tenía una capacidad de divulgación maravillosa. Le descubrí de mayor al leer la Trilogia Fundación, me dejó patidifusa. Y a partir de ahí leí toda su obra de ciencia-ficción.

¡Feliz Año Nuevo!
 
Yo lo conocí a los 14 años, con un cuento corto. Lo he leído y lo releído. Hasta su libros de Roma.

Un gran maestro. Sus leyes son el futuro.
 
Es un autor que, sin ser un gran escritor, si que sabía enseñar - temas de historia y ciencia - y entretener - con sus relatos de ficción.

Yo soy fan de la Trilogia Fundación - las tres escritas en los 50, Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación -. Las precuelas y secuelas escritas en los 80 me resultan más farragosas y solo recuerdo que entraban en alguna contradicción con las originales, aunque ahora no recuerdo en concreto cuales eran.Me encanta Trantor, el planeta capital del decadente Imperio Galáctico, y la psicohistoria de Hari Seldon.

El Mulo me parece uno de los malos más apasionantes de la novela de Ciencia-Ficción. ¡Que se quite Dark Vader! El Mulo tiene un maquiavelismo extremecedor.

De las novelas de Robots me gustan "Bovedas de Acero" y las aventuras del detective Bailey y su colega R.Danel Olivaw - que tienen diálogos fabulosos - así como sus experiencias en los planetas independizados de la Tierra. Asi como la historia de Bailey y la bella habitante de uno de los planetas, mostrando dichas novelas cómo se inició la expansión espacial que daría lugar al Imperio Galáctico de Fundación.

Las novelas de Imperio, que son bisagra entre Robots y Fundación, con el Imperio en pleno esplendor, tiene alguna novela guay, como "Un guijarro en el cielo".

Entre las independientes, me encanta "El fin de la eternidad". Llena de imaginación y crítica al control de las sociedades en función de intereses superiores particulares.

Lo dicho, gran Asimov.
 
es un texto largo, pero lo iré publicando por partes
me parece que vale la pena tener su obra en este hilo

La Última Pregunta
Isaac Asimov

La última pregunta se formuló por primera vez, medio en broma, el 21 de mayo de 2061, en momentos en que la humanidad (también por primera vez) se bañó en luz. La pregunta llegó como resultado de una apuesta por cinco dólares hecha entre dos hombres que bebían cerveza, y sucedió de esta manera:
Alexander Adell y Bertram Lupov eran dos de los fieles asistentes de Multivac. Dentro de las dimensiones de lo humano sabían qué era lo que pasaba detrás del rostro frío, parpadeante e intermitentemente luminoso -kilómetros y kilómetros de rostro- de la gigantesca computadora. Al menos tenían una vaga noción del plan general de circuitos y retransmirores que desde hacía mucho tiempo habían superado toda posibilidad de ser dominados por una sola persona.

Multivac se autoajustaba y autocorregía. Así tenía que ser, porque nada que fuera humano podía ajustarla y corregirla con la rapidez suficiente o siquiera con la eficacia suficiente. De manera que Adell y Lupov atendían al monstruoso gigante sólo en forma ligera y superficial, pero lo hacían tan bien como podría hacerlo cualquier otro hombre. La alimentaban con información, adaptaban las preguntas a sus necesidades y traducían las respuestas que aparecían. Por cierto, ellos, y todos los demás asistentes tenían pleno derecho a compartir la gloria de Multivac.
Durante décadas, Multivac ayudó a diseñar naves y a trazar las trayectorias que permitieron al hombre llegar a la Luna, a Marte y a Venus, pero después de eso, los pobres recursos de la Tierra ya no pudieron serles de utilidad a las naves. Se necesitaba demasiada energía para los viajes largos y pese a que la Tierra explotaba su carbón y uranio con creciente eficacia había una cantidad limitada de ambos.

Pero lentamente, Multivac aprendió lo suficiente como para responder a las preguntas más complejas en forma más profunda, y el 14 de mayo de 2061 lo que hasta ese momento era teoría se convirtió en realidad.

La energía del Sol fue almacenada, modificada y utilizada directamente en todo el planeta. Cesó en todas partes el hábito de quemar carbón y fisionar uranio y toda la Tierra se conectó con una pequeña estación -de un kilómetro y medio de diámetro- que circundaba el planeta a mitad de distancia de la Luna, para funcionar con rayos invisibles de energía solar.

Siete días no habían alcanzado para empañar la gloria del acontecimiento, y Adell y Lupov finalmente lograron escapar de la celebración pública, para refugiarse donde nadie pensaría en buscarlos: en las desiertas cámaras subterráneas, donde se veían partes del poderoso cuerpo enterrado de Multivac. Sin asistentes, ociosa, clasificando datos con clicks satisfechos y perezosos, Multivac también se había
ganado sus vacaciones y los asistentes la respetaban y originalmente no tenían intención de perturbarla.
 
continúa...

Se habían llevado una botella, y su única preocupación en ese momento era relajarse y disfrutar de la bebida.

- Es asombroso, cuando uno lo piensa -dijo Adell. En su rostro ancho se veían huellas de cansancio, y removió lentamente la bebida con una varilla de vidrio, observando el movimiento de los cubos de hielo en su interior. - Toda la energía que podremos usar de ahora en adelante, gratis. Suficiente energía, si quisiéramos emplearla, como para derretir a toda la Tierra y convertirla en una enorme gota de hierro líquido impuro, y no echar de menos la energía empleada. Toda la energía que podremos usar por siempre y siempre y siempre.

Lupov ladeó la cabeza. Tenía el hábito de hacerlo cuando quería oponerse a lo que oía, y en ese momento quería oponerse; en parte porque había tenido que llevar el hielo y los vasos.

- No para siempre -dijo.

- Ah, vamos, prácticamente para siempre. Hasta que el Sol se apague, Bert.

- Entonces no es para siempre.

- Muy bien, entonces. Durante miles de millones de años. Veinte mil millones, tal vez. ¿Estás satisfecho?

Lupov se pasó los dedos por los escasos cabellos como para asegurarse de que todavía le quedaban algunos y tomó un pequeño sorbo de su bebida.

- Veinte mil millones de años no es 'para siempre'.

- Bien, pero superará nuestra época ¿verdad?

- También la superarán el carbón y el uranio.

- De acuerdo, pero ahora podemos conectar cada nave espacial individualmente con la Estación Solar, y hacer que vaya y regrese de Plutón un millón de veces sin que tengamos que preocuparnos por el combustible. No puedes hacer eso con carbón y uranio. Pregúntale a Multivac, si no me crees.

- No necesito preguntarle a Multivac. Lo sé. - Entonces deja de quitarle méritos a lo que Multivac ha hecho por nosotros -dijo Adell, malhumorado-. Se portó muy bien.

- ¿Quién dice que no? Lo que yo sostengo es que el Sol no durará eternamente. Eso es todo lo que digo. Estamos a salvo por veinte mil millones de años, pero ¿y luego? -Lupov apuntó con un dedo tembloroso al otro. - Y no me digas que nos conectaremos con otro Sol.

Durante un rato hubo silencio. Adell se llevaba la copa a los labios sólo de vez en cuando, y los ojos de Lupov se cerraron lentamente. Descansaron.

De pronto Lupov abrió los ojos.

- Piensas que nos conectaremos con otro Sol cuando el nuestro muera, ¿verdad?

- No estoy pensando nada.

- Seguro que estás pensando. Eres malo en lógica, ése es tu problema. Eres como ese tipo del cuento a quien lo soprendió un chaparrón, corrió a refugiarse en un monte y se paró bajo un árbol. No se preocupaba porque pensaba que cuando un árbol estuviera totalmente mojado, simplemente iría a guarecerse bajo otro.

- Entiendo -dijo Adell-, no grites. Cuando el Sol muera, las otras estrellas habrán muerto también.

- Por supuesto -murmuró Lupov-. Todo comenzó con la explosión cósmica original, fuera lo que fuese, y todo terminará cuando todas las estrellas se extingan. Algunas se agotan antes que otras. Por Dios, los gigantes no durarán cien millones de años. El Sol durará veinte mil millones de años y tal vez las enanas durarán cien mil millones por mejores que sean. Pero en un trillón de años estaremos a oscuras. La entropía tiene que incrementarse al máximo, eso es todo.

- Sé todo lo que hay que saber sobre la entropía -dijo Adell, tocado en su amor propio.

- ¡Qué vas a saber!

- Sé tanto como tú.

- Entonces sabes que todo se extinguirá algún día.

- Muy bien. ¿Quién dice que no?

- Tú, grandísimo tonto. Dijiste que teníamos toda la energía que necesitábamos, para siempre. Dijiste 'para siempre'.

Esa vez le tocó a Adell oponerse.

- Tal vez podamos reconstruir las cosas algún día.

- Nunca.

- ¿Por qué no? Algún día.

- Nunca.

- Pregúntale a Multivac.

- Pregúntale tú a Multivac. Te desafío. Te apuesto cinco dólares a que no es posible.

Adell estaba lo suficientemente borracho como para intentarlo y lo suficientemente sobrio como para traducir los símbolos y operaciones necesarias para formular la pregunta que, en palabras, podría haber correspondido a esto: ¿Podrá la humanidad algún día, sin el gasto neto de energía, devolver al Sol toda su juventud aún después que haya muerto de viejo?

O tal vez podría reducirse a una pregunta más simple, como ésta: ¿Cómo puede disminuirse masivamente la cantidad neta de entropía del universo?
Multivac enmudeció. Los lentos resplandores oscuros cesaron, los clicks distantes de los transmisores terminaron.

Entonces, mientras los asustados técnicos sentían que ya no podían contener más el aliento, el teletipo adjunto a la computadora cobró vida repentinamente. Aparecieron cinco palabras impresas: DATOS INSUFICIENTES PARA RESPUESTA ESCLARECEDORA.

- No hay apuesta -murmuró Lupov. Salieron apresuradamente.

A la mañana siguiente, los dos, con dolor de cabeza y la boca pastosa, habían olvidado el incidente.
Jerrodd, Jerrodine y Jerrodette I y II observaban la imagen estrellada en el visiplato mientras completaban el pasaje por el hiperespacio en un lapso fuera de las dimensiones del tiempo. Inmediatamente, el uniforme de polvo de estrellas dio paso al predominio de un único disco de mármol, brillante, centrado.

- Es X-23 - dijo Jerrodd con confianza. Sus manos delgadas se entrelazaron con fuerza detrás de su espalda y los nudillos se pusieron blancos.
Las pequeñas Jerrodettes, niñas ambas, habían experimentado el pasaje por el hiperespacio por primera vez en su vida. Contuvieron sus risas y se persiguieron locamente alrededor de la madre, gritando:

- Hemos llegado a X-23... hemos llegado a X-23... hemos llegado a X-23... hemos llegado... }

- Tranquilas, niñas -dijo rápidamente Jerrodine-. ¿Estás seguro, Jerrodd?

- ¿De qué hay que estar seguro? -preguntó Jerrodd, echando una mirada al tubo de metal justo debajo del techo, que ocupaba toda la longitud de la habitación y desaparecía a través de la pared en cada extremo. Tenía la misma longitud que la nave.

Jerrodd sabía poquísimo sobre el grueso tubo de metal excepto que se llamaba Microvac, que uno le hacía preguntas si lo deseaba; que aunque uno no se las hiciera de todas maneras cumplía con su tarea de conducir la nave hacia un destino prefijado, de abastecerla de energía desde alguna de las diversas estaciones de Energía Subgaláctica y de computar las ecuaciones para los saltos hiperespaciales.

Jerrodd y su familia no tenían otra cosa que hacer sino esperar y vivir en los cómodos sectores residenciales de la nave.

Cierta vez alguien le había dicho a Jerrodd, que el 'ac' al final de 'Microvac' quería decir 'computadora análoga' en inglés antiguo, pero estaba a punto de olvidar incluso eso.
 
continúa...

Los ojos de Jerrodine estaban húmedos cuando miró el visiplato.

- No puedo evitarlo. Me siento extraña al salir de la Tierra.
- ¿Por qué, caramba? -preguntó Jerrodd-. No teníamos nada allí. En X-23 tendremos todo. No estarás sola. No serás una pionera. Ya hay un millón de personas en ese planeta. Por Dios, nuestros bisnietos tendrán que buscar nuevos mundos porque llegará el día en que X-23 estará superpoblado. -Luego agregó, despues de una pausa reflexiva: - Te aseguro que es una suerte que las computadoras hayan desarrollado viajes interestelares, considerando el ritmo al que aumenta la raza.

- Lo sé, lo sé -respondió Jerrodine con tristeza.

Jerrodette I dijo de inmediato:

- Nuestra Microvac es la mejor Microvac del mundo.

- Eso creo yo también -repuso Jerrodd, desordenándole el pelo.

Era realmente una sensación muy agradable tener una Microvac propia y Jerrodd estaba contento de ser parte de su generación y no de otra. En la juventud de su padre las únicas computadoras eran unas enormes máquinas que ocupaban un espacio de ciento cincuenta kilómetros cuadrados. Sólo había una por planeta. Se llamaban ACs Planetarias. Durante mil años habían crecido constantemente en tamaño y luego, de pronto, llegó el refinamiento. En lugar de transistores hubo válvulas moleculares, de manera que hasta la AC Planetaria más grande podía colocarse en una nave espacial y ocupar sólo la mitad del espacio disponible.

Jerrodd se sentía eufórico siempre que pensaba que su propia Microvac personal era muchísimo más compleja que la antigua y primitiva Multivac que por primera vez había domado al Sol, y casi tan complicada como una AC Planetaria de la Tierra (la más grande) que por primera vez resolvió el problema del viaje hiperespacial e hizo posibles los viajes a las estrellas. - Tantas estrellas, tantos planetas -suspiró Jerrodine, inmersa en sus propios pensamientos-. Supongo que las familias seguirán emigrando siempre a nuevos planetas, tal como lo hacemos nosotros ahora.

- No siempre -respondió Jerrodd, con una sonrisa-. Todo esto terminará algún día, pero no antes de que pasen billones de años. Muchos billones. Hasta las estrellas se extinguen, ¿sabes? Tendrá que aumentar la entropía.

- ¿Qué es la entropía, papá? -preguntó Jerrodette II con voz aguda.

- Entropía, querida, es sólo una palabra que significa la cantidad de desgaste del universo. Todo se desgasta, como sabrás, por ejemplo tu pequeño robot walkietalkie, ¿recuerdas?

- ¿No puedes ponerle una nueva unidad de energía, como a mi robot?

- Las estrellas son unidades de energía, querida. Una vez que se extinguen, ya no hay más unidades de energía.

Jerrodette I lanzó un chillido de inmediato.

- No las dejes, papá. No permitas que las estrellas se extingan.

- Mira lo que has hecho -susurró Jerrodine, exasperada. - ¿Cómo podía saber que iba a asustarla? -respondió Jerrodd también en un susurro.

- Pregúntale a la Microvac -gimió Jerrodette I-. Pregúntale cómo volver a encender las estrellas.

- Vamos -dijo Jerrodine-. Con eso se tranquilizarán. -(Jerrodette II ya se estaba echando a llorar, también).

Jerrodd se encogió de hombros.

- Ya está bien, queridas. Le preguntaré a Microvac. No se preocupen, ella nos lo dirá.

Le preguntó a la Microvac, y agregó rápidamente:

- Imprimir la respuesta.

Jerrodd retiró la delgada cinta de celufilm y dijo alegremente: - Miren, la Microvac dice que se ocupará de todo cuando llegue el momento, y que no se preocupen.

Jerrodine dijo:

- Y ahora, niñas, es hora de acostarse. Pronto estaremos en nuestro nuevo hogar.

Jerrodd leyó las palabras en el celufilm nuevamente antes de destruirlo:

DATOS INSUFICIENTES PARA RESPUESTA ESCLARECEDORA.

Se encogió de hombros y miró el visiplato. El X-23 estaba cerca.

VJ-23X de Lameth miró las negras profundidades del mapa tridimensional en pequeña escala de la Galaxia y dijo:

- ¿No será una ridiculez que nos preocupe tanto la cuestión?

MQ-17J de Nicron sacudió la cabeza.

- Creo que no. Sabes que la Galaxia estará llena en cinco años con el actual ritmo de expansión.

Los dos parecían jóvenes de poco más de veinte años. Ambos eran altos y de formas perfectas.

- Sin embargo, dijo VJ-23X- me resisto a presentar un informe pesimista al Consejo Galáctico.

- Yo no pensaría en presentar ningún otro tipo de informe. Tenemos que inquietarlos un poco. No hay otro remedio.

VJ-23X suspiró
.
- El espacio es infinito. Hay cien billones de galaxias disponibles.

- Cien billones no es infinito, y cada vez se hace menos infinito. ¡Piénsalo! Hace veinte mil años, la humanidad resolvió por primera vez el problema de utilizar energía estelar, y algunos siglos después se hicieron posibles los viajes interestelares. A la humanidad le llevó un millón de años llenar un pequeño mundo y luego sólo quince mil años llenar el resto de la Galaxia. Ahora la población se duplica cada diez años...

VJ-23X lo interrumpió.

- Eso debemos agradecérselo a la inmnortalidad.

- Muy bien. La inmortalidad existe y debemos considerarla. Admito que esta inmortalidad tiene su lado complicado. La galáctica AC nos ha solucionado muchos problemas, pero al resolver el problema de evitar la vejez y la muerte, anuló todas las otras cuestiones.

- Sin embargo no creo que desees abandonar la vida.

- En absoluto -saltó MQ-17J, y luego se suavizó de inmediato-. No todavía. No soy tan viejo. ¿Cuántos años tienes tú?

- Doscientos veintitrés. ¿Y tú?

- Yo todavía no tengo doscientos. Pero, volvamos a lo que decía. La población se duplica cada diez años. Una vez que se llene esta galaxia, habremos llenado otra en diez años. Diez años más y habremos llenado dos más. Otra década, cuatro más. En cien años, habremos llenado mil galaxias; en mil años, un millón de galaxias. En diez mil años, todo el universo conocido. Y entonces, ¿qué?

VJ-23X dijo:

- Como problema paralelo, está el del transporte. Me pregunto cuántas unidades de energía solar se necesitarán para trasladar galaxias de individuos de una galaxia a la siguiente.

- Muy buena observación. La humanidad ya consume dos unidades de energía solar por año.

- La mayor parte de esta energía se desperdicia. Al fin y al cabo, nuestra propia galaxia sola gasta mil unidades de energía solar por año, y nosotros solamente usamos dos de ellas.

- De acuerdo, pero aún con una eficiencia de un cien por ciento, sólo podemos postergar el final. Nuestras necesidades energéticas crecen en progresión geométrica, y a un ritmo mayor que nuestra población. Nos quedaremos sin energía todavía más rápido que sin galaxias. Muy buena observación. Muy, muy buena observación.

- Simplemente tendremos que construir nuevas estrellas con gas interestelar.

- ¿O con calor disipado? -preguntó MQ-17J, con tono sarcástico.

- Puede haber alguna forma de revertir la entropía. Tenemos que preguntárselo a la Galáctica AC.

VJ-23X no hablaba realmente en serio, pero MQ-17J sacó su contacto AC del bolsillo y lo colocó sobre la mesa frente a él.

- No me faltan ganas -dijo-. Es algo que la raza humana tendrá que enfrentar algún día.

Miró sombríamente su pequeño contacto AC. Era un objeto de apenas cinco centímetros cúbicos, nada en sí mismo, pero estaba conectado a través del hiperespacio con la gran Galáctica AC que servía a toda la humanidad y, a su vez era parte integral suya.

MQ-17J hizo una pausa para preguntarse si algún día, en su vida inmortal, llegaría a ver la Galáctica AC. Era un pequeño mundo propio, una telaraña de rayos de energía que contenía la materia dentro de la cual las oleadas de los planos medios ocupaban el lugar de las antiguas y pesadas válvulas moleculares. Sin embargo, a pesar de esos funcionamientos subetéreos, se sabía que la Galáctica AC tenía mil diez metros de ancho.

Repentinamente, MQ-17J preguntó a su contacto AC:

- ¿Es posible revertir la entropía?

VJ-23X, sobresaltado, dijo de inmediato:

- Ah, mira, realmente yo no quise decir que tenías que preguntar eso.

- ¿Por qué no?

- Los dos sabemos que la entropía no puede revertirse. No puedes volver a convertir el humo y las cenizas en un árbol.

- ¿Hay árboles en tu mundo? -preguntó MQ-17J.

El sonido de la Galáctica AC los sobresaltó y les hizo guardar silencio. Se oyó su voz fina y hermosa en el contacto AC en el escritorio. Dijo:
DATOS INSUFICIENTES PARA RESPUESTA ESCLARECEDORA.

VJ-23X dijo:

- ¡Ves!

Entonces los dos hombres volvieron a la pregunta del informe que tenían que hacer para el Consejo Galáctico.

La mente de Zee Prime abarcó la nueva galaxia con un leve interés en los incontables racimos de estrellas que la poblaban. Nunca había visto eso antes.

¿Alguna vez las vería todas? Tantas estrellas, cada una con su carga de humanidad... una carga que era casi un peso muerto. Cada vez más, la verdadera esencia del hombre había que encontrarla allá afuera, en el espacio.

¡En las mentes, no en los cuerpos! Los cuerpos inmortales permanecían en los planetas, suspendidos sobre los eones. A veces despertaban a una actividad material pero eso era cada vez más raro. Pocos individuos nuevos nacían para unirse a la multitud increíblemente poderosa, pero, ¿qué importaba? Había poco lugar en el universo para nuevos individuos.

Zee Prime despertó de su ensoñación al encontrarse con los sutiles manojos de otra mente.

- Soy Zee Prime. ¿Y tú?

- Soy Dee Sub Wun. ¿Tu galaxia?

- Sólo la llamamos Galaxia. ¿Y tú?

- Llamamos de la misma manera a la nuestra. Todos los hombres llaman Galaxia a su galaxia, y nada más. ¿Por qué será?

- Porque todas las galaxias son iguales.

- No todas. En una galaxia en particular debe de haberse originado la raza humana. Eso la hace diferente.

Zee Prime dijo:

- ¿En cuál?

- No sabría decirte. La Universal AC debe estar enterada.

- ¿Se lo preguntamos? De pronto tengo curiosidad por saberlo.
 
El relato, querida Coti, es un ejemplo de la imaginación desbordante de Asimov mostrando cómo sería el Universo humano superpoblado por la tecnología para viajar - salto interestelar - y la inmortalidad.

A continuación, partes del artículo de Gonzalo Toca Rey en la revista "Historia y Vida", n.662.

Fué todo un visionario. Previó muchos miedos, como el del fin de la civilización europea o el planeta.

Asimov fué un niño judio solitario, sin amigos, por carecer de habilidades sociales y sufrir el antisemitismo de su entorno.Esa obsesión por superar la marginación antisemita le llevaría a desear el éxito a toda costa.

El antisemitismo le rechazó en la Universidad de Columbia aunque se las arregló para entrar por la puerta de atrás. Se sentía orgulloso de su cociente intelectual de 160 puntos , de su pertenencia al grupo de superdotados MENSA, y se propuso publicar no menos de cien libros en toda su vida.

Resultado de imagen de isaac asimov frases

Una frase que parece inspirada en la de Ortega y Gasset en "La rebelión de las masas". Una polémica frase por su descarnada verdad en el mundo actual.​

https://es-la.facebook.com/Sociedad...gen-de-política-para-tontos/1131286166946639/
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No es casualidad que sus robots fuesen seres que deseaban ser aceptados como humanos (El hombre bicentenario) o tratados como inferiores (Bóvedas de acero), solo pudiesen ser elegidos por los votantes si ocultaban su identidad (Evidencia) o corrieran el peligro de ser asesinados por fanáticos.

Los robots de Asimov dieron la vuelta al mito de Frankenstein, siendo criaturas creadas por el hombre que no se volvían contra su creador, sino que deseaban ayudarle e incluso protegerle.

Las aventuras intergalácticas y los robots extraordinarios serían la otra cara de la moneda, porque él aspiraría siempre a una vida previsible y detestaba los viajes a larga distancia, le tenía pánico al avión. Era tal su obsesión por el prestigio social que cuando vió que le despedirían como profesor de Bioquímica en la Universidad de Boston por dedicarse a escribir y no a la investigación, pidió seguir siendo miembro sin sueldo para que su tarjeta de visita dijese que era profesor y científico.

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Empezó a publicar en la revista Astounding, donde publicaban Robert Heinlein o L. Ron Hubbard (el creador de la cienciologia) y el editor de la reviste, John W. Campbell fué su gran mentor y las leyes de la robótica las formuló por primera vez Campbell, tal y como reconocía Asimov, así como la psicohistoria respondía a la obsesión de Campbell por hacer de la psicologia una ciencia exacta, en una época en que predominaba el conductismo. El fin del Imperio Galáctico estaba basado en la obra de Toynbee "La historia de la decadencia y caida del Imperio romano".

La "Serie de la Fundación" empezó a publicarla en 1942, en plena guerra mundial, con los éxitos iniciales de los nazis y el probable colapso de la civilización europea. Hari Seldon es un matemático que encuentra la manera de preveer la caída del Imperio mediante la psicohistoria, de reducir el tiempo que tardará en aparecer otro similar y preservar algunos de los valores y hallazgos de una civilización antigua al borde de la extinción. Seldon hubiera querido salvar el Imperio pero sabe que es imposible.

Con la Guerra Fría, el horror al apocalipsis nuclear llevó a preguntarse que pasaría con los supervivientes de una guerra nuclear y si los hijos y nietos conseguirían partir a otros planetas para salvar la vida. Asimov se adelantó a Hiroshima y Nagasaki publicando en 1945 "Callejón sin salida", narrada por los supervivientes de un planeta arrasad, que son trasladados al más apacible planeta Cepheus-18. Y en 1948 escribió No Connection, tratando la guerra nuclear como posible causa de la extinción de la humanidad. Por eso, Asimov siempre escribió cuentos alertando de la amenaza nuclear.

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También alucinó con la era de la inteligencia artificial entre 1956 y 1974, con maquinas que eran capaces de resolver problemas de álgebra o "aprender", de ahí surgió la serie "Robots".

Ante la carrera espacial rivalizando USA y URSS, los americanos empezaron a sentirse inseguros de poder ser atacados por el espacio, lo que incrustó la fascinación por las ciencias espaciales en el debate público. Eso hizo de Asimov una estrella como divulgador, científico y visionario espacial y emprendió además la divulgación entre el gran público de la historia de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, la Biblia, las ciencias físicas, Shakespeare o los aspectos imaginables del universo, incluidos los planetas del Sistema Solar y las posibles civilizaciones extraterrestres. Por eso, fué asesor de la serie Star Trek y le pidieron opinión sobre el escudo antimisiles de Reagan.

Tras una vida de éxitos, en 1983, un triple bypass le llevó al quirófano, donde le contagiaron el Sida en una transfusión de sangre. Quiso guardar el secreto para que su familia no soportase la marginación social entonces existente con los enfermos de Sida y así falleció en 1992. Isaac, que sabía lo que era un ser marginado, no lo quería para su familia, había construído toda una vida de éxito para dejar atrás la imagen de niño judio sin liderazgo, sin amigos y sin amor.

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Con su primera esposa, Gertrude, (div. en 1973) y sus hijos, David y Robyn Joan.

Como postdata, decir que el muchacho rechazado por las chicas acabaría siendo tan aficionado a las mujeres que su segunda esposa, Janet Oppal Jeppson, psicoanalista y también escritora de Ciencia-Ficción y literatura infantil (matr. en 1973) le pidió tan solo que fuese discreto. Era tan voraz que lo suyo podía considerarse acoso y no habría sobrevivido al #Me Too actual. En ese aspecto, tenía la mentalidad sexual masculina propia de su época. Pero es un ejemplo de que el talento de un genio no puede ser puesto en duda por sus sombras como persona.
Según el propio Isaac Asimov, los libros en los que escribieron juntos eran 90 por ciento de Janet, pero aparecían con el nombre de él para fines comerciales, a petición del editor

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https://www.amazon.es/Norby-Chronicles-Janet-Asimov/dp/0441586341
https://www.reddit.com/r/asimov/comments/3j6uiz/i_get_the_main_character_is_the_good_doctor_but/


Fué uno de los representantes de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción.



Cronología de novelas y colecciones de relatos cortos de ciencia ficción

Novelas
Recopilaciones de relatos
  • 1950: Yo, robot (I, Robot)
  • 1955: A lo marciano / En lo profundo (The Martian Way and Other Stories). Incluidos los relatos en la compilación de 2010 Relatos completos 2
  • 1957: Con la Tierra nos basta / El pasado muerto y otros cuentos (Earth is Room Enough). Incluidos los relatos en la compilación de 2010 Relatos completos 2
  • 1959: Nueve futuros (Nine Tomorrows). Incluidos los relatos en la compilación de 2010 Relatos completos 2
  • 1964: The Rest of the Robots, publicada en español en tres volúmenes: Los robots / El resto de los robots / Otra vez los robots
  • 1968: Estoy en Puertomarte sin Hilda (Asimov's Mysteries). Incluidos los relatos en la compilación de 2014 'Relatos completos 3'
  • 1969: Nightfall and Other Stories, publicada en español en tres volúmenes con los relatos en un orden diferente: Los ojos hacen algo más que ver, La máquina que ganó la guerra y Cuarta generación. Incluidos los relatos en la compilación de 2014 'Relatos completos 3'
  • 1972: The Early Asimov, publicada en español en tres volúmenes como "Isaac Asimov. Selección 1, 2 y 3" y posteriormente en 2009 en Relatos completos 1
  • 1973: Lo mejor de Isaac Asimov (The Best of Isaac Asimov)
  • 1974: Cuentos de los Viudos Negros / Relatos del club de los Viudos Negros (Tales of the Black Widowers)
  • 1975: Compre Júpiter (Buy Jupiter and Other Stories)
  • 1976: "El hombre bicentenario y otras historias" (The Bicentennial Man)
  • 1976: Más cuentos de los Viudos Negros / Más relatos del club de los Viudos Negros (More Tales of the Black Widowers)
  • 1980: El archivo de los Viudos Negros (Casebook of the Black Widowers)
  • 1982: Los robots / El robot completo (The Complete Robot)
  • 1983: Los vientos del cambio (The Winds of Change and Other Stories)
  • 1986: Sueños de robot (Robot Dreams)
  • 1986: Cuentos paralelos (The Alternate Asimovs)
  • 1988: Azazel
  • 1989: Crónicas (The Asimov Chronicles)
  • 1990: Los enigmas de los Viudos Negros (Puzzles of the Black Widowers)
  • 1990: Visiones de robot (Robot Visions)
  • 1990: Cuentos completos I
  • 1992: Cuentos completos II
  • 1995: Adiós a la Tierra (Gold: The Final Science Fiction Collection)
Para una historia de la ciencia ficción, según Asimov
  • 1962: Los Premios Hugo 1955-1961 (The Hugo Winners 1955-1961)
  • 1971: Los Premios Hugo 1962-1967 (The Hugo Winners 1962-1967)
  • 1971: Los Premios Hugo 1968-1969 (The Hugo Winners 1968-1969)
  • 1973: Los Premios Hugo 1970-1972 (The Hugo Winners 1970-1972)
  • 1974: La Edad de Oro de la Ciencia Ficción 1, 2, 3 y 4 (Before the Golden Age)
  • 1977: Los Premios Hugo 1973-1975 (The Hugo Winners 1973-1975)
  • 1979: La Edad de Oro de la Ciencia Ficción 1939-1940 (Asimov Presents the great SF Stories 1939-1940)
  • 1980: La Edad de Oro de la Ciencia Ficción 1941 (Asimov Presents the great SF Stories 1941)
  • 1980: La Edad de Oro de la Ciencia Ficción 1942-1943 (Asimov Presents the great SF Stories 1942-1943)
  • 1981: La Edad de Oro de la Ciencia Ficción 1944-1945 (Asimov Presents the great SF Stories 1944-1945)
  • 1981: Lo mejor de la ciencia ficción del siglo XIX 1 y 2 (The best Science Fiction of the 19th Century)
  • 1982: La Edad de Oro de la Ciencia Ficción 1946-1947 (Asimov Presents the great SF Stories 1946-1947)
  • 1985: Los Premios Hugo 1976-1977 (The Hugo Winners 1976-1977)
  • 1985: Los Premios Hugo 1978-1979 (The Hugo Winners 1978-1979)
  • 1986: Los Premios Hugo 1980-1982 (The Hugo Winners 1980-1982)
Sobre ciencia ficción
  • 1981: "Sobre la ciencia ficción" (Asimov on Science Fiction)
  • 1992: "La receta del tiranosaurio 1, 2 y 3" (The Tyrannosaurus Prescription)
Divulgación histórica

A partir de 1965 y hasta mediados de los setenta, Asimov compagina la creación literaria de ficción con la divulgación histórica a través de varios libros que comprenden las más importantes civilizaciones y periodos históricos. Como por ejemplo la civilización egipcia, griega y romana, pasando por la Edad Media, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la formación de Estados Unidos. El autor trata de atraer al gran público al conocimiento de la historia a través de una narración amena y sencilla. Se trata principalmente de historia político/militar.

Esta serie de obras ha sido común e informalmente denominada Historia Universal Asimov y está compuesta por 14 volúmenes, con mapas y cronología incluidos en cada uno de los mismos.

Volúmenes de la serie

Divulgación científica

Durante las décadas de los 60 y 70, Isaac Asimov ralentizó su producción de novelas y relatos de ficción para dedicarse casi por completo a la divulgación científica. Además, desde noviembre de 1958, y hasta su muerte en 1992, publicó un ensayo científico mensual en la revista Fantasy and Science Fiction, la mayoría de los cuales fueron posteriormente recopilados y editados. A continuación una lista de los libros de divulgación científica traducidos al español:

Otros

Asimov también escribió historias de misterio (El negociante de muerte, Asesinato en la convención, las historias de los Viudos Negros: Cuentos de los viudos negros [1971,1972,1973,1974], Más cuentos de los viudos negros [1976] y El archivo de los viudos negros [1980]) y de fantasía (Azazel).

Hacia el fin de su vida Asimov publicó una serie de recopilaciones de limericks (clase popular de poemas humorísticos de cinco líneas), siendo la mayoría su propia obra, comenzando con Versos humorísticos lascivos (1975). Limericks: Too Gross (Versos: Demasiado brutos), cuyo título muestra su amor a los juegos de palabras, contiene 144 limericks de Asimov y un número igual del poeta John Ciardi. Tesoros del humor de Asimov es a la vez un libro de chistes y un tratado sobre su teoría de humor. Según Asimov, el elemento más esencial del humor es un cambio súbito de punto de vista que de repente mueve el foco desde lo importante a lo trivial, o desde lo sublime a lo ridículo.

Asimov publicó su autobiografía en dos tomos: En la memoria todavía verde (1979) y En la alegría todavía sentida (1980). Una tercera autobiografía, Isaac Asimov: Memorias, se publicó en 1994. El epílogo lo escribió su viuda, Janet Asimov, poco después de la muerte de Isaac. Ha sido una buena vida (2002), redactada por Janet, es una versión resumida de las tres autobiografías.

Temática literaria

Gran parte de la ficción de Asimov se basa en el tema del paternalismo. Su primera historia de robots, Robbie, cuenta la historia de una niñera robótica. A medida que los robots se hacen más sofisticados, sus intervenciones son más sutiles. En Evidencia un robot camuflado como humano consigue un cargo electo. En El conflicto evitable, los robots le quitan el protagonismo a la Humanidad, actuando como niñeros de la especie humana.

Posteriormente, en Robots e Imperio, un robot desarrolla lo que se llama la «Ley Cero de la robótica», que establece que «un robot no puede dañar a la Humanidad, o, por inacción, permitir que ésta se ponga en peligro». También decide que la presencia robótica está sofocando la libertad de la Humanidad, por lo que la mejor línea de acción es la desaparición por sí mismos, la de los robots. Una historia que no es de robots, El fin de la eternidad, muestra un conflicto similar y una misma resolución.

En la serie de la Fundación, que originalmente no tenía robots, el personaje Hari Seldon desarrolla la ciencia llamada psicohistoria a través de la que podrá lograrse crear un imperio después de 1.000 años. Esta serie tiene su propia versión de los guardianes de la República de Platón en el libro Segunda Fundación, que perfeccionan y protegen el plan. Cuando Asimov termina de escribir la serie en los años cincuenta, la Segunda Fundación eran presentados como los protectores de la Humanidad. Cuando en los años ochenta revisita la serie, le da un tono aún más explícito al tema paternalista.

En Los límites de la Fundación introduce el planeta «Gaia», obviamente basándose en la hipótesis Gaia. Todo animal, planta y mineral de Gaia participan de una conciencia común, formando una super-mente que trabaja conjuntamente para el bien común. Al final de esta novela, el protagonista Golan Trevize debe decidir si permite o no el desarrollo de «Galaxia», una mayor versión de Gaia que abarca toda la galaxia. Además se introduce a los robots en el universo de la Fundación.

Aun así, es en Fundación y Tierra donde aparecen los primeros robots de la serie que interactúan con los personajes. Y las posteriores precuelas, Preludio a la Fundación y Hacia la Fundación, exploran su comportamiento con mayor detalle. Los robots se han revelado como ocultos benefactores de la humanidad.

Otro tema frecuente, tal vez el revés del paternalismo, es la opresión social. Las corrientes del espacio toma lugar en un planeta donde crece un fibro-vegetal único, y a los campesinos los explotan los aristócratas de un planeta cercano. El héroe de «En la arena estelar» ayuda a un planeta que es oprimido por un arrogante imperio interplanetario, los Tyrann.

Las víctimas de la opresión son muchas veces la gente de la Tierra (a diferencia de colonos en el espacio) o los robots. En «El hombre Bicentenario» un robot lucha contra el prejuicio para hacerse aceptar como humano. En Bóvedas de acero, la gente de la Tierra siente antipatía hacia los ricos «espaciales» de otros planetas y trata a los robots (asociados con los espaciales) de una forma semejante a la de los estadounidenses blancos trataban a los negros a principios del siglo XX, por ejemplo, dirigiéndose a ellos como muchacho. El guijarro en el cielo muestra una situación parecida: el Imperio Galáctico gobierna la Tierra y su gente usa términos tales como Miserable terrícola (Earthie-squaw), sucio terráqueo o simplemente terráqueo, pero la Tierra es una dictadura teocrática que impone la eutanasia a todos a la edad de sesenta años. Los héroes son Bel Arvardan, hidalgo galáctico que tiene que superar sus prejuicios y Joseph Schwartz, un sesentón estadounidense del siglo XX que había emigrado desde Europa, donde su pueblo fue perseguido (es bien posible que fuera judío), y se encuentra transportado en el tiempo hasta la época de Arvardan. Tiene que decidir si ayuda a una sociedad oprimida que no lo considera apto para seguir viviendo.

Otro tema frecuente de Asimov es el pensamiento racional. Fusionó el misterio policíaco con la ciencia ficción en la novela Bóvedas de acero (1954) y en los cuentos de Misterios de Asimov, en los que generalmente jugaba limpio con el lector introduciendo temprano toda ciencia y tecnología involucrada en la resolución de la trama. Más tarde produjo obras de ficción policíaca, incluyendo la novela Asesinato en la convención y los Cuentos de los viudos negros, en los que siguió la misma regla. Frecuentemente en toda su ficción, las escenas importantes son esencialmente debates, siendo el ganador el lado más racional, el más humanitario, o simplemente el más persuasivo.

La Educación Electrónica

En una entrevista en 1988 con Bill Moyers, Asimov propuso el aprendizaje electrónico, donde la gente usaría computadoras para encontrar información sobre temas en los que estaban interesados8 y esto haría más interesante aprender, puesto que la gente tendría la libertad de escoger qué aprender y ayudaría a difundir el conocimiento alrededor del mundo.

Críticas a su obra

Las principales críticas a la obra temprana de Asimov giraban en torno a que no abordaba temas de sexualidad de sus personajes y que tampoco incluía criaturas extraterrestres, lo que a los ojos de algunos lectores dotaba a sus libros de cierta frialdad y cientifismo difícil de asimilar. Sin embargo, en sus obras más tardías intentó compensar estas críticas introduciendo este tema, ya fuese en forma jocosa, como en Playboy y el Dios mucoso, o seriamente, como en la novela Los propios dioses (The Gods Themselves), escrita en 1972 y ganadora de los premios Hugo y Nébula, que parece haber sido escrita como una respuesta a estas críticas. En ella trata ampliamente ambas temáticas. Asimov se mostró especialmente satisfecho de esta obra y a la parte central de la novela la consideró lo mejor de sus escritos.

La razón para no incluir extraterrestres en sus obras es explicada por el propio Asimov en uno de sus libros, en uno de los comentarios previos al relato (que según el propio autor algunos lectores consideran mejores que los relatos en sí). En una de sus primeras historias, Homo Sol, la civilización humana entra en contacto con la Federación, compuesta por seres humanoides, que no son humanos. Los humanos, aunque más atrasados en lo tecnológico cuentan con un gran potencial de expansión y aprendizaje. Esto pareció agradar bastante a John W. Campbell (editor de Asimov y escritor anterior a la edad de oro). Sin embargo, para Campbell «humano» significaba, por defecto, occidental del norte de Europa. Este enfoque no fue del agrado de Asimov (de origen ruso-judío) y para evitar este tipo de conflictos, decidió crear galaxias únicamente humanas, en las que no se hace referencia a razas.

Otros criticaban la falta de personajes fuertes femeninos en sus obras iniciales. Asimov se excusó aduciendo su falta de experiencia inicial como escritor prácticamente juvenil. Sin embargo, a medida que avanza en su obra, los personajes femeninos ganan importancia, como Susan Calvin en Yo, Robot, Noys Lambert en El Fin de la Eternidad, Arkady en Segunda Fundación, Bliss en Fundación y Tierra, Gladia Solaria en Los robots del amanecer o Dors Venabili además de Bayta Darell (Fundación e Imperio) en las secuelas de la trilogía original de Las Fundaciones.

Durante la década de 1980, embarcado por presiones editoriales en sucesivas continuaciones de la serie Fundación y en pleno auge del movimiento Ciberpunk, la visión positiva de Asimov de la ciencia y la tecnología fue denostada por esta corriente literaria, más crítica hacia sus desviaciones y abusos.

Cine y TV

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Varias obras de Isaac Asimov han sido la fuente de muchas películas.

El fin de la eternidad tuvo una versión cinematográfica soviética (Konets vechnosti, 1987).

Anochecer (1988), también conocida como La muerte de los soles, de Paul Mayersberg. Adaptación para televisión de un relato de Asimov en el que se cuenta la historia de un planeta en el que no conocen la noche al contar con tres soles. Cuando se produce un eclipse, el caos y el miedo se apoderan de sus habitantes. Con David Birney y Sarah Douglas.

En 1999, Chris Columbus dirigió una adaptación cinematográfica de la novela El hombre bicentenario protagonizada por Robin Williams, El hombre bicentenario.

En 2004 se produce una película Yo, robot, dirigida por Alex Proyas y protagonizada por Will Smith. Aunque se atribuye la historia a las Series de Robots del mismo nombre, Yo, robot, en realidad está basada en un guion de Jeff Vintar, titulado Hardwired. Algunas ideas de Asimov acerca de los robots —la más importante, las tres leyes de la robótica— fueron añadidas al guion de Vintar después de que los productores adquirieron los derechos sobre el título del libro. La película tiene también alguna semejanza con un cuento de ciencia ficción de 1939 (pre-Asimov), Yo, robot, de Eando Blinder, que trata de un robot humanoide “inteligente”, quien es culpado de la muerte de su creador.

Asimov también colaboró en Star Trek como asesor científico. En los 70 y 80 fue un asiduo de las convenciones organizadas por los fans de la serie de televisión Star Trek. «Star Trek es el programa de ciencia ficción más inteligente que se hace para televisión», declaró Asimov en una convención.

En abril de 2018, se conoció la noticia de que Apple preparaba una adaptación a televisión de la saga de La Fundación. La serie televisiva será escrita y producida por David S. Goyer y Josh Friedman, y detrás de la producción estaría la empresa Skydance, quienes producen Grace and Frankie y Altered Carbon para Netflix y Jack Ryan para Amazon.9

Honores y premios[editar]
En honor de Asimov se nombró al asteroide, (5020) Asimov y al cráter Asimov, en el planeta Marte.

A lo largo de su dilatada trayectoria literaria recibió numerosos premios y honores entre los que destacan:

En 1965, Asimov tenía catorce doctorados honoris causa por diferentes universidades.
 
El gran personaje de la trilogia Fundación y de la historia de la Ciencia-Ficción es "El Mulo". El mito de Dark Vader se queda pequeño ante El Mulo.

El Mulo se ha transformado en un personaje icónico en el mundo de la ciencia ficción, un verdadero mito literario universal, expresión del resentimiento, la frustración existencial, la falta de amor y una ambición sin límite apoyada en un poder sobrehumano, el reverso de otros mitos que encarnan lo contrario.

El Mulo se convertirá en uno de los arquetipos más interesantes de la narrativa fantástica. Un villano trágico del que se puede llegar a sentir sincera simpatía. El Mulo era un alma incomprendida, solitaria, maltratada. Muy poderosa, pero rechazada por los demás humanos. Incluso sometida a la burla y al rechazo. Será ese resentimiento, normal cuando has sufrido acoso y humillación, lo que motivará su deseo de conquistar la galaxia.


Y hasta aquí se puede contar... ¡hay que leer la Trilogia de la Fundación!
 
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