Esta mujer siempre ha estado presente en la vida de lujo de bastantes años pasados : Dolce vita , jet set, la Marbella de los años dorados, petrodólares...
Esta biografía para estos días de mucha lectura serían un buen motivo de evasión.
Aristocracia
Una vida muy distinta
Ira Von Fürstenberg, la princesa 'pin-up', cumple 80
Destinada a una vida dócil como esposa y madre de la nobleza, se rebeló para convertirse en actriz y 'socialité'.
Ira, con el diseñador Karl Lagerfeld, en París en 1978.
Recientemente, y a punto de soplar ella las velas de su 80 cumpleaños, la editorial Harper Collins publicó una biografía haciendo un repaso por la vida de una de las mujeres que más han fascinado a la opinión pública en las últimas décadas. Un recorrido guiado por el escritor Nick Foulkes que repasa cómo la pequeña, nacida en el seno de una familia emparentada con la realeza del Imperio austrohúngaro y con los poderosos Agnelli, dueños de Fiat, fue despojándose de los convencionalismos que le imponía su nacimiento y ha terminado convirtiéndose en una artista que, entre otros muchos logros, diseñó el frutero que Corinna regaló al Rey Juan Carlos I y que éste exhibió en su discurso de abdicación.
Ira se erigió durante la segunda etapa de su vida, en la que decidió vivir por y para ella, en una musa para los diseñadores, una inspiración para los fotógrafos e incluso una actriz que llegó a aparecer en la gran pantalla durante los años 60 con películas atrevidas como 'Homo Eroticus' o 'Matchless'. Aun así, la princesa de los Von Fürstenberg siempre quedó marcada por sus primeros 25 años de vida.
Ira abrió los ojos en Roma en los albores de la Segunda Guerra Mundial y, cuando alcanzó la adolescencia, nadie, ni siquiera un hombre que en ese momento le doblaba la edad, podía resistirse a ella. Con apenas 14 años, la Princesa Ojos de Tigre sedujo sin pretenderlo a Alfonso de Hohenlohe-Langenburg, un cotizado príncipe germano-español promotor del desarrollo marbellí de mediados del siglo pasado y dueño, entre otras propiedades, del palacio de El Quexigal a las afueras de Madrid, ciudad en la que ella se ha comprado una nueva residencia recientemente.
"Ella siempre estaba hambrienta de nuevas experiencias y personalmente creo que su vida con sus padres no era la más feliz posible, le resultaban extraños, y esa proposición se convirtió en una oportunidad", explica Foulkes en una entrevista con La Otra Crónica.
A partir de ese momento, su vida cambió radicalmente. Menos de un año después y tras una luna de miel de ensueño, llegó Kiko, su primer hijo, pinchando la burbuja en la que había estado viviendo y entendiendo que su papel en la vida se limitaría al de madre y esposa. Dos años después llegó el segundo. "Yo no quería tenerlo, acepté pero no me hacía ninguna ilusión. No fui muy buena madre, tengo que reconocerlo. No me apasionaba la maternidad...", ha admitido ella.
Poco después de eso, Ira inició su revolución, consiguió el divorcio y se casó con Baby Pignatari, un play-boy brasileño con el que tampoco duró demasiado. Así, antes de los 25 años ya había tenido dos hijos, se había divorciado dos veces, había recorrido el mundo... Ira lo había hecho todo y ahora solo le quedaba ser, simplemente, Ira. Emprendió su aventura en diversas disciplinas artísticas, pero nunca volvió a casarse ni a tener hijos. "Es una romántica y al mismo tiempo una realista", resume Foulkes a LOC.
Esta biografía para estos días de mucha lectura serían un buen motivo de evasión.
Aristocracia
Una vida muy distinta
Ira Von Fürstenberg, la princesa 'pin-up', cumple 80
- ALBERTO MUÑOZ
Londres
Destinada a una vida dócil como esposa y madre de la nobleza, se rebeló para convertirse en actriz y 'socialité'.
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Recientemente, y a punto de soplar ella las velas de su 80 cumpleaños, la editorial Harper Collins publicó una biografía haciendo un repaso por la vida de una de las mujeres que más han fascinado a la opinión pública en las últimas décadas. Un recorrido guiado por el escritor Nick Foulkes que repasa cómo la pequeña, nacida en el seno de una familia emparentada con la realeza del Imperio austrohúngaro y con los poderosos Agnelli, dueños de Fiat, fue despojándose de los convencionalismos que le imponía su nacimiento y ha terminado convirtiéndose en una artista que, entre otros muchos logros, diseñó el frutero que Corinna regaló al Rey Juan Carlos I y que éste exhibió en su discurso de abdicación.
Ira se erigió durante la segunda etapa de su vida, en la que decidió vivir por y para ella, en una musa para los diseñadores, una inspiración para los fotógrafos e incluso una actriz que llegó a aparecer en la gran pantalla durante los años 60 con películas atrevidas como 'Homo Eroticus' o 'Matchless'. Aun así, la princesa de los Von Fürstenberg siempre quedó marcada por sus primeros 25 años de vida.
Ira abrió los ojos en Roma en los albores de la Segunda Guerra Mundial y, cuando alcanzó la adolescencia, nadie, ni siquiera un hombre que en ese momento le doblaba la edad, podía resistirse a ella. Con apenas 14 años, la Princesa Ojos de Tigre sedujo sin pretenderlo a Alfonso de Hohenlohe-Langenburg, un cotizado príncipe germano-español promotor del desarrollo marbellí de mediados del siglo pasado y dueño, entre otras propiedades, del palacio de El Quexigal a las afueras de Madrid, ciudad en la que ella se ha comprado una nueva residencia recientemente.
"Ella siempre estaba hambrienta de nuevas experiencias y personalmente creo que su vida con sus padres no era la más feliz posible, le resultaban extraños, y esa proposición se convirtió en una oportunidad", explica Foulkes en una entrevista con La Otra Crónica.
A partir de ese momento, su vida cambió radicalmente. Menos de un año después y tras una luna de miel de ensueño, llegó Kiko, su primer hijo, pinchando la burbuja en la que había estado viviendo y entendiendo que su papel en la vida se limitaría al de madre y esposa. Dos años después llegó el segundo. "Yo no quería tenerlo, acepté pero no me hacía ninguna ilusión. No fui muy buena madre, tengo que reconocerlo. No me apasionaba la maternidad...", ha admitido ella.
Poco después de eso, Ira inició su revolución, consiguió el divorcio y se casó con Baby Pignatari, un play-boy brasileño con el que tampoco duró demasiado. Así, antes de los 25 años ya había tenido dos hijos, se había divorciado dos veces, había recorrido el mundo... Ira lo había hecho todo y ahora solo le quedaba ser, simplemente, Ira. Emprendió su aventura en diversas disciplinas artísticas, pero nunca volvió a casarse ni a tener hijos. "Es una romántica y al mismo tiempo una realista", resume Foulkes a LOC.