Investigación independiente apunta a Adnan Khashoggi como clave en la fortuna opaca del rey emérito

Traficar con armas y con democracia​

  • Sabíamos que el emérito era un bribón, ni siquiera nos sorprende que sus bribonadas lleguen tan lejos, pero que a estas alturas siga sin abrirse una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados solo rebaja nuestro nivel como Estado súbdito

Ruth Toledano
@ruthtoledano

El Rey emérito, Don Juan Carlos de Borbón
El Rey emérito, Don Juan Carlos de Borbón José Oliva - Europa Press - Archivo
18 de julio de 2021 21:57h
23

Cuando de monarcas se trata, el escándalo siempre puede ser mayor de lo que se ha llegado a saber, suele serlo. De Juan Carlos de Borbón nos escandalizaba que se hubiera llevado esos pellizcos o mordidas a los que en los círculos del poder económico se refieren con el eufemismo de comisión. Nos escandalizaba que el rey fuera un alto comisionista, y no aquel abnegado, aunque campechano, jefe del Estado que se sacrificaba por su pueblo una barbaridad. Luego nos enteramos de que, habiendo venido sin nada al trono que Franco le reservó, había amasado una descomunal fortuna. Creíamos que tal ahorro había sido posible pellizco a pellizco, comisión a comisión, pero ahora nos hemos enterado de que, además, ahorró como una hormiguita Bala: los beneficios del presunto tráfico de armas, vinculado, ni más ni menos, que a aquel Khashoggi que brindaba sin fin en Marbella mientras alguna de sus bombas hacía pedazos para siempre la vida en cualquier otro lugar.

No es que sea una sorpresa que el rey emérito invirtiera en el tan noble negocio del tráfico de armas, que fuera de la muerte un emprendedor como otros son sus novios. Lo que llama la atención es que se haya publicado tan indigna información y no haya ardido Troya (todo ardor, en sentido figurado, claro está, que luego nos llaman dinamiteras, aunque la auténtica dinamita sea la suya). Todo partido político, sin excepción, de cualquier Estado democráticamente sano habría salido a la palestra a exigir la investigación de semejante ofensa hacia una Constitución que sirvió a Juan Carlos I, rey de España, de aval para perpetrar no ya el abuso sino el más perverso de ellos, el más inmoral: el de sacar tajada de guerras y conflictos armados mientras vendes la moto (de gran cilindrada, como corresponde al nivel) de que eres el guardián de las esencias de la paz transicional. Sabíamos que el emérito era un bribón, ni siquiera nos sorprende que sus bribonadas lleguen tan lejos, pero que a estas alturas siga sin abrirse una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, solo rebaja nuestro nivel como Estado súbdito.

En lo que va de legislatura, son ya 13 las peticiones de comisión de investigación sobre Juan Carlos de Borbón que no han podido prosperar a causa del sistemático rechazo de PSOE, PP y Vox. Los recientes cambios en el Gobierno debieran servir para que ese bloqueo no siga produciéndose. Hay ministros y ministras decentes y valientes. Y hay una necesidad histórica de transparencia y justicia sobre las, demasiadas, actividades ilícitas de la Corona que encarnó ese Borbón (por dejar a un lado la, en sí misma, injusta esencia de aquella, esta o cualquier corona). Resulta políticamente desolador que un gobierno justo no se ponga a la cabeza de la exigencia de esas responsabilidades. ¿Por qué han de ser ERC, Bildu, Junts, PDeCAT, la CUP, Más País-Equo, Compromís, BNG y Nueva Canarias quienes asuman el peso de una gravedad que puede implicar, como cómplices en la venta ilegal de armas, a empresas públicas como, entre otras, el Instituto Nacional de Industria o Fomento del Comercio Exterior, a través de su participación en la sociedad Alkantara Iberian Exports, presidida por Manuel Prado y Colón de Carvajal, íntimo amigo y socio del entonces rey? ¿Por qué Unidas Podemos no está en esa lista?

La respuesta es que investigar por estas razones al padre de Felipe VI significa investigar sus cuentas en paraísos fiscales, investigar el origen de toda su fortuna e incluso imputarle por blanqueo de capitales. Y esa respuesta lleva a otra. Una respuesta que es una consigna: hay que proteger al actual rey, Felipe VI. Resulta inadmisible cuando sobre la mesa está la presunción de esta clase de delitos, pero solo así puede entenderse el silencio de al menos parte del Gobierno, la parte republicana (aunque cada monárquico debiera ser el primero en querer aclarar esta mancha que ya no es solo de petróleo).

De hecho, la opacidad que conlleva esa consigna no hace sino sugerir otras muchas preguntas, la mayoría retóricas: ¿qué sabe Felipe VI de estos negocios de su padre?, ¿llegó a beneficiarse directamente de ellos? Son preguntas cuyas respuestas, el pueblo, soberano, tiene derecho a conocer. Hurtarnos esas respuestas es traficar con nuestra soberanía ciudadana, traficar con nuestra soberanía democrática. Y tender un indigno silencio sobre un atroz asunto de Estado: el tráfico de armas.




UP no firmará la solicitud pero la apoyará.

 

Traficar con armas y con democracia​

  • Sabíamos que el emérito era un bribón, ni siquiera nos sorprende que sus bribonadas lleguen tan lejos, pero que a estas alturas siga sin abrirse una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados solo rebaja nuestro nivel como Estado súbdito

Ruth Toledano
@ruthtoledano

El Rey emérito, Don Juan Carlos de Borbón
El Rey emérito, Don Juan Carlos de Borbón José Oliva - Europa Press - Archivo
18 de julio de 2021 21:57h
23

Cuando de monarcas se trata, el escándalo siempre puede ser mayor de lo que se ha llegado a saber, suele serlo. De Juan Carlos de Borbón nos escandalizaba que se hubiera llevado esos pellizcos o mordidas a los que en los círculos del poder económico se refieren con el eufemismo de comisión. Nos escandalizaba que el rey fuera un alto comisionista, y no aquel abnegado, aunque campechano, jefe del Estado que se sacrificaba por su pueblo una barbaridad. Luego nos enteramos de que, habiendo venido sin nada al trono que Franco le reservó, había amasado una descomunal fortuna. Creíamos que tal ahorro había sido posible pellizco a pellizco, comisión a comisión, pero ahora nos hemos enterado de que, además, ahorró como una hormiguita Bala: los beneficios del presunto tráfico de armas, vinculado, ni más ni menos, que a aquel Khashoggi que brindaba sin fin en Marbella mientras alguna de sus bombas hacía pedazos para siempre la vida en cualquier otro lugar.

No es que sea una sorpresa que el rey emérito invirtiera en el tan noble negocio del tráfico de armas, que fuera de la muerte un emprendedor como otros son sus novios. Lo que llama la atención es que se haya publicado tan indigna información y no haya ardido Troya (todo ardor, en sentido figurado, claro está, que luego nos llaman dinamiteras, aunque la auténtica dinamita sea la suya). Todo partido político, sin excepción, de cualquier Estado democráticamente sano habría salido a la palestra a exigir la investigación de semejante ofensa hacia una Constitución que sirvió a Juan Carlos I, rey de España, de aval para perpetrar no ya el abuso sino el más perverso de ellos, el más inmoral: el de sacar tajada de guerras y conflictos armados mientras vendes la moto (de gran cilindrada, como corresponde al nivel) de que eres el guardián de las esencias de la paz transicional. Sabíamos que el emérito era un bribón, ni siquiera nos sorprende que sus bribonadas lleguen tan lejos, pero que a estas alturas siga sin abrirse una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, solo rebaja nuestro nivel como Estado súbdito.

En lo que va de legislatura, son ya 13 las peticiones de comisión de investigación sobre Juan Carlos de Borbón que no han podido prosperar a causa del sistemático rechazo de PSOE, PP y Vox. Los recientes cambios en el Gobierno debieran servir para que ese bloqueo no siga produciéndose. Hay ministros y ministras decentes y valientes. Y hay una necesidad histórica de transparencia y justicia sobre las, demasiadas, actividades ilícitas de la Corona que encarnó ese Borbón (por dejar a un lado la, en sí misma, injusta esencia de aquella, esta o cualquier corona). Resulta políticamente desolador que un gobierno justo no se ponga a la cabeza de la exigencia de esas responsabilidades. ¿Por qué han de ser ERC, Bildu, Junts, PDeCAT, la CUP, Más País-Equo, Compromís, BNG y Nueva Canarias quienes asuman el peso de una gravedad que puede implicar, como cómplices en la venta ilegal de armas, a empresas públicas como, entre otras, el Instituto Nacional de Industria o Fomento del Comercio Exterior, a través de su participación en la sociedad Alkantara Iberian Exports, presidida por Manuel Prado y Colón de Carvajal, íntimo amigo y socio del entonces rey? ¿Por qué Unidas Podemos no está en esa lista?

La respuesta es que investigar por estas razones al padre de Felipe VI significa investigar sus cuentas en paraísos fiscales, investigar el origen de toda su fortuna e incluso imputarle por blanqueo de capitales. Y esa respuesta lleva a otra. Una respuesta que es una consigna: hay que proteger al actual rey, Felipe VI. Resulta inadmisible cuando sobre la mesa está la presunción de esta clase de delitos, pero solo así puede entenderse el silencio de al menos parte del Gobierno, la parte republicana (aunque cada monárquico debiera ser el primero en querer aclarar esta mancha que ya no es solo de petróleo).

De hecho, la opacidad que conlleva esa consigna no hace sino sugerir otras muchas preguntas, la mayoría retóricas: ¿qué sabe Felipe VI de estos negocios de su padre?, ¿llegó a beneficiarse directamente de ellos? Son preguntas cuyas respuestas, el pueblo, soberano, tiene derecho a conocer. Hurtarnos esas respuestas es traficar con nuestra soberanía ciudadana, traficar con nuestra soberanía democrática. Y tender un indigno silencio sobre un atroz asunto de Estado: el tráfico de armas.




UP no firmará la solicitud pero la apoyará.

Si lo dijo Corinna, toda la família se beneficiaba
 
POSIBILIDAD DE UN NIDO

Juan Carlos I engordado con sangre​

CRISTINA FALLARÁS
13 JULIO 2021
El rey Juan Carlos a su llegada al Congreso de los Diputados, para los actos del 40ª aniversario de la Constitución de 1978.AFP/CURTO DE LA TORRE
El rey Juan Carlos a su llegada al Congreso de los Diputados, para los actos del 40ª aniversario de la Constitución de 1978.AFP/CURTO DE LA TORRE

Las armas sirven para matar. Solo para eso y para eso se utilizan. Pero no solo matan. Las armas consiguen ingentes cantidades de dinero para quien las vende. Ese es dinero de sangre, empapado en sangre, goteando sangre, engordado por la sangre de cientos de miles y miles de hombres mujeres, niños y niñas. ¡Bum!, les cae una bomba y sus pedazos salen disparados. Su sangre empapa la tierra y se convierte en monedas que van a parar a las cuentas de los despreciables, de los criminales.

¿Piensa en ello una persona que se dedica a vender armas? ¿Piensa que come sangre, bebe sangre, viaja sobre sangre, se divierte en sangre y sangre goza? Caben dos posibilidades: que no lo piense o que lo piense y no le importe. Ambas resultan espeluznantes.

Pero al rey Juan Carlos I, jefe del Estado español durante cuatro décadas, ni le importó, ni le importa, ni probablemente haya perdido un minuto de su fastuosa vida en detenerse a pensarlo. Bastante tenía con navegar, matar animales y cazar hembras. Con sangre.

Hoy, este diario arranca una serie de reportajes en los que Carlos Enrique Bayo demuestra que el rey Juan Carlos I amasó su ignominiosa fortuna con el tráfico de armas.

Recuerdo cuando vi las fotos del entonces rey junto al cadáver del rinoceronte que había matado, junto al cadáver del elefante que había matado, junto al cadáver del leopardo que había matado, junto a los cadáveres de los búfalos que había matado. Un escalofrío me dejó temblando, literalmente. Eran animales magníficos, y los había matado el hombre que estaba al frente del país que habitamos, su máxima autoridad. Eran seres vivos hasta que Juan Carlos I los mató con su rifle con incrustaciones de oro.

Para matar a esos animales, pagó grandes cantidades de dinero. ¿Cuántas veces? Quién sabe. Lo que sí sabemos ahora es que ese dinero procedía de la muerte de miles y miles y cientos de miles de seres humanos. El rey Juan Carlos I participaba en el proceso que lleva a la muerte de hombres, mujeres, niños y niñas para ganar dinero. Parte de ese dinero le servía para matar a otros seres vivos. Quién sabe cuántos seres humanos.

Quién sabe cuántos seres vivos. Quién sabe qué diferencia había para él entre unos y otros. Lo cierto es que matar a un animal magnífico y cuya especie podía desaparecer por completo no significaba para él más que un capricho criminal. Pero ¿qué significaba y significa la vida de los seres humanos? ¿Qué suponían la vida y la muerte de esas personas para el monarca español? Se podría pensar que nada, que no le importaban nada. Pero no es así, para él sus muertes eran una forma de enriquecerse. Vender armas (su única función es matar) como una forma de ganar dinero a espuertas, miles de millones empapados en sangre con incrustaciones de huesos humanos.


Pero hay algo más. Parte de las comisiones (miles de millones de las entonces pesetas) que Juan Carlos I cobraba por vender armas procedían de fondos públicos. O sea, de tu dinero, mi dinero, el dinero de quienes pagábamos nuestros impuestos con estrecheces y dificultades, con la conciencia de estar contribuyendo al buen funcionamiento de un país cuyo Jefe del Estado se los llevaba en sangre. Indirectamente nos involucró.

Yo le maldigo.

¿Cuánta sangre cabe en la conciencia de un hombre sin conciencia?

¿Cuánta sangre en quienes, sabiéndolo, y aquí participan notablemente los medios de comunicación, han callado durante tantos años, décadas, o sea han sido cómplices?

¿Cuánta sangre cabe en quienes hablan de tráfico de armas sin que se les llene la boca de huesos y cadáveres?

Y ahora una pregunta cuya respuesta también han decidido y deciden callar: ¿De verdad alguien piensa a estas alturas que el hoy rey y Jefe del Estado español, Felipe VI, ignora de dónde procedía la cada vez mayor fortuna de su padre, un dinero del que ha disfrutado toda su vida, del que disfruta, a causa del cual es quien es y está donde está?

Juan Carlos I es un hombre engordado con sangre de inocentes que ha engordado y engorda con esa misma sangre a su hijo, hoy Jefe del Estado español.

En realidad, qué les puede importar a ellos, que heredaron su trono y su poder del hombre que sembró España de sangre, de fosas, huesos quebrados, asesinatos y torturas. ¿Se han parado a pensarlo? Ni uno solo de los segundos de sus vidas.

A ellos no les importan la sangre ni la vida. A nosotras, nosotros, debería importarnos tanto como para no solo eliminarlos de cualquier instancia pública, sino también pedirles cuentas por toda la sangre que acumulan alegremente, saludando con la mano desde un yate.

Oleee
 

Los letrados del Congreso sostienen que la Cámara no puede investigar si Juan Carlos I vendió armas ilegalmente​


  • Defienden que la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad y que distribuye libremente la cantidad que recibe de los Presupuestos Generales del Estado
  • Según la exclusiva de Público Juan Carlos I habría reunido su fortuna con el dinero que obtenía por la venta de armas a países árabes junto a su amigo Manuel Prado y Colón de Carvajal

Los letrados del Congreso han vuelto a mostrarse contrarios a la tramitación de iniciativas destinadas a la que la Cámara investigue presuntas actividades ilícitas de Juan Carlos I, en concreto a las dos últimas peticiones registradas con ese fin, entre ellas una que pedía abrir pesquisas sobre todo los relacionado con su participación en la "venta ilegal de armas".​

Y lo hacen con los mismos argumentos que venían esgrimiendo hasta ahora para rechazar que se dé el visto bueno a este tipo de iniciativas: que la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad y que distribuye libremente la cantidad global que recibe cada año de los Presupuestos Generales del Estado para el sostenimiento de su Familia y Casa.​

La Mesa del Congreso tiene previsto analizar este martes las dos últimas peticiones para investigar al rey que se han registrado en la Cámara. En ambos casos, los servicios jurídicos han hecho la misma propuesta desestimatoria que, previsiblemente, como ha ocurrido hasta ahora será atendida con los votos de PSOE, PP y Vox. Sólo Unidas Podemos viene apoyando la tramitación de este tipo de iniciativas.​

"Comunicar a los Grupos Parlamentarios autores del presente escrito que no procede su admisión a trámite teniendo en cuenta la posición institucional de la Jefatura del Estado en el marco constitucional y, especialmente, lo dispuesto en los artículos 56.3 y 65 de la Constitución, así como la interpretación que a este respecto se ha hecho por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y los precedentes existentes en la Cámara", reza la nota de los letrados, a la que ha tenido acceso Europa Press.​

Negocios con Khashoggi​

En concreto, Más País-Equo, Compromís ERC, Bildu, Junts, PDeCAT, la CUP, Más País-Equo, Compromís, BNG y Nueva Canarias, han solicitado crear una comisión de investigación sobre la supuesta "venta de armas de manera ilegal por parte de Juan Carlos I", desvelada por público.es.

Según este periódico digital, Juan Carlos I habría reunido su fortuna con el dinero que obtenía por la venta de armas a países árabes junto a su amigo Manuel Prado y Colón de Carvajal y el traficante de armas Adnan Khashoggi.​

En este contexto, los firmantes de la iniciativa reclaman, entre otras cosas, que la Cámara investigue si las empresas públicas españolas Instituto Nacional de Industria y Fomento del Comercio Exterior, participadas de la sociedad Alkantara Iberian Exports "sirvieron como pretexto" para que Juan Carlos I "y sus cómplices", se beneficiaran de las posibles actividades de comisionista derivadas de la venta de armas realizada por esa empresa.​

Estructuras opacas y blanqueo​

Según las informaciones publicadas, Alkantara Iberian Exports se creó en 1978 con sede en Londres, su presidente era el amigo del rey emérito, y estaba participada en un 25% por el Instituto Nacional de Industria y en otro 25% por Fomento del Comercio Exterior, que formaba parte del Banco Exterior de España, pero operaba desde Panamá.​

Además, estas formaciones quieren que se esclarezca si las exportaciones de armamento realizadas por esta empresa se ajustaron a los cauces legales y administrativos establecidos, así como la existencia de "posibles estructuras opacas", con participación del entonces jefe del Estado, para la adjudicación de contratos comerciales.​

La comisión de investigación debería ocuparse, asimismo, de analizar las posibles cuentas irregulares de Juan Carlos I en paraísos fiscales y el origen de sus fondos, así como si incurrió en blanqueo de capitales y las "posibles actividades como comisionista" del padre de Felipe VI y de los responsables jurídicos de las empresas participadas.​

Esta es la décimo cuarta petición de comisión de investigación sobre el rey emérito que se registra en lo que va de legislatura y la Mesa del Congreso también analizará este martes la anterior, que lleva la firma de todos los partidos que suscriben la relativa a supuesta venta de armas, salvo Nueva Canarias.​

Esta otra petición, que los letrados también recomiendan inadmitir, busca abrir pesquisas sobre supuestas irregularidades de los "miembros de la Casa Real y las influencias políticas, diplomáticas y comerciales con Arabia Saudí".​

El rey sería inviolable en sus funciones de Jefe de Estado, no en sus actos de su vida privada. ¿Acaso el vender armas es función de un Jefe de Estado?

Todo ésto es una vergüenza. Tanto el PE, PP, VOX bloquean que podamos conocer sus andanzas en su vida privada.

Los letrados de la Cámara debieran saber interpretar donde empieza su inmunidad y donde termina. No todos los actos del rey son inmunes como Jefe de Estado.

 

EL VERDADERO ORIGEN DE LA FORTUNA DE JUAN CARLOS I (2)Manuel Prado traspasó a Alberto Alcocer la gestión de la fortuna del rey y justo después Fasana creó la cuenta 'Soleado'​

El íntimo amigo y testaferro de Juan Carlos I, acosado por la Justicia, cedió a Alberto Alcocer la administración de las cuentas del rey. Fue precisamente Alcocer quien le presentó al bróker suizo Arturo Fasana, que organizó el negocio de la evasión masiva de dinero de magnates hacia Suiza mediante la cuenta opaca Soleado abierta en Credit Suisse.​


Alberto Alcocer y Alberto Cortina, en 2009, y Arturo Fasana.
Alberto Alcocer y Alberto Cortina, en 2009, y Arturo Fasana. — Rhône Gestion / EFE

MADRID
20/07/2021 22:08 ACTUALIZADO: 20/07/2021 22:48

CARLOS ENRIQUE BAYO@TABLEROGLOBAL

Tras la invasión de Kuwait por Irak, en agosto de 1990, la familia reinante Al Sabah entra en pánico y da la orden a la Kuwait Investment Office (KIO) –cuya sede en Londres cuenta con fondos ingentes, que atesora en el banco suizo Lombard Odier– de que reparta dinero a otros países sin reparar en cifras para conseguir su participación en una intervención militar capitaneada por EEUU y obtener su apoyo en la votación de las Naciones Unidas. Uno de los que gestionan esas generosas donaciones es Javier de la Rosa, el delegado de KIO en España, que ya mantiene relaciones con Manuel Prado y Colón de Carvajal, el administrador y testaferro de Juan Carlos I, como explicamos en el capítulo anterior de esta serie.

Conocedores de que KIO está regando con cientos de millones a gobernantes de todo el mundo, el rey y Prado ven la oportunidad de conseguir el dinero con el que devolver el crédito sin interés que les concedió diez años antes el príncipe saudí Salman bin Abdelaziz –o de quedárselo (como acabarán haciendo)– y acuden de nuevo a De la Rosa. En realidad, tanto Prado como su "patrón" –como él lo llama siempre– llevan ya un año presionando al financiero catalán para que les ayude a saldar esa deuda, y son cada vez más insistentes. Ante la nueva situación, parece fácil justificar ante los kuwaitíes que esa cantidad forma parte de la inversión global para cosechar apoyos a la reconquista de su país; y De la Rosa acaba por acceder.

Los responsables de KIO dan su visto bueno al pago con la excusa de que España tiene que ser el portaaviones gigante de los vuelos militares desde EEUU hacia la guerra con Irak, algo que iba a ocurrir de todas las maneras por la presencia de las bases militares estadounidenses en Torrejón y Rota. Se llega, así, a un compromiso para que KIO les entregue los 100 millones de dólares, y cursan una solicitud que reitera personalmente Juan Carlos I en una llamada telefónica realizada en agosto de 1990 al presidente de KIO desde una cabina del Hotel Claridge de Londres. Con esa llamada, De la Rosa deja claro ante sus socios kuwaitíes que ha sido el propio monarca quien le ha hecho ir a Londres para invitarle a una cena privada muy especial (con todo el restaurante reservado para ellos dos solos) y pedirle que consiga ese dinero. Una anécdota que relata en su obra Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón la historiadora Patricia Sverlo.

 
Por
La Última Hora.

27 de julio de 2021 10:56

UP y aliados del Gobierno piden que el Congreso investigue si Juan Carlos I se lucró con la venta de armas

Joan Baldoví (Compromís), Íñigo Errejón (Más País-Equo), Yolanda Díaz (Unidas Podemos), Gabriel Rufián (ERC) y Mertxe Aizpurua (EH Bildu); al fondo, Juan Carlos I

Unidas Podemos y varios aliados parlamentarios del Gobierno de coalición han registrado este martes en el Congreso la petición de crear una comisión de investigación para esclarecer la presunta venta “opaca” de armas a Estados “no democráticos” y si el anterior jefe del Estado, Juan Carlos I, se lucró con “comisiones ilegales” relacionadas con ella. UP, ERC, EH Bildu, Junts, PDeCAT, Más País-Equo, CUP, Compromís y BNG han impulsado esta iniciativa conjunta después de que diversas informaciones periodísticas hayan reflejado transacciones de “dudosa legalidad” y de que Juan Carlos I, a quien se le ha descubierto una nueva cuenta bancaria en Suiza, haya solicitado una millonaria regularización fiscal por segunda vez en pocos meses.

En el año y medio que va de la legislatura, la Mesa del Congreso ha vetado ya el debate de 14 peticiones de este tipo, y, el pasado día 20, PSOE, PP y el partido ultraderechista Vox volvieron a unir sus votos en la Mesa para no tramitar dos comisiones de investigación sobre Juan Carlos I y su presunto enriquecimiento a través de la venta ilegal de armas. Las peticiones fueron planteadas por gran parte de los aliados del Gobierno de coalición y apoyadas por Unidas Podemos, que ahora da un paso más al impulsar junto con esas formaciones esta nueva petición.



¡A ver que dice el PE de Pedro Sanchez! De VOX y PP ni comentar.
 
Escándalo tras escándalo, pero aquí la justicia española sigue callada o estancada y las comisiones de investigación en el Congreso, rechazadas por PSOE, PP y VOX.
¿Qué el Parlamento español no es lugar para investigar a CR? ¿Por qué no? ¿No merecemos los españoles conocer toda la verdad sobre los negocios y fortuna del emérito?
Esto perjudica a la institución y abordarlo sería otro marrón para el PSOE, pero que sean valientes, que dejen solos a PP y VOX y que afronten de una vez que la monarquía representa un problema serio más que una solución a algo.
Y, por cierto, transparencia ¿Cuánto nos supone la estancia del emérito en seguridad y/o servicio personal en su exilio? Estaría bien saberlo.
 
Juan Carlos I se llevó 52 millones de comisión por la venta del Banco Zaragozano e impulsó las ‘fundaciones’ Zagatka y Lucum

 

Silencio mediático ante el nuevo escándalo del emérito sobre su implicación en el tráfico de armas​

Ni los informativos de las cadenas privadas ni de las públicas se han hecho eco de la información que sacaba a la luz el diario Público sobre la procedencia de la fortuna oculta de Juan Carlos I y su relación con el tráfico de armas

Por
Alba González.

13 de julio de 2021 14:00

Silencio mediático Juan Carlos I tráfico de armas

La exclusiva que destapaba ayer Público sobre la verdadera procedencia de la multimillonaria fortuna oculta de Juan Carlos I agitó las redes sociales. En su noticia, destacaban que no provendría del cobro de comisiones de la compra-venta de crudo, sino del tráfico de armas con países árabes, remontándose los negocios, incluso, a años previos a su coronación por gracia del dictador Francisco Franco.

El emérito, fugado en Abu Dabi desde hace casi un año, habría amasado así su patrimonio, explicándose las amistades que conservaba con figuras como el ya fallecido Adnan Khasshoggi o Abdul Rahman El Assir, el traficante de armas huido de la justicia francesa, suiza y española, exmarido de la hermana de la esposa de Adrián de la Joya –el socio principal de Villarejo– e invitado al enlace matrimonial de Felipe VI.

Asimismo, la empresa a través de la que se realizaban las operaciones, Alkantara Iberian Exports, habría sido financiada con fondos públicos en un 50% provenientes de Focoex (Fomento del Comercio Exterior, que forma parte del Banco Exterior de España, pero opera desde Panamá) y del Instituto Nacional de Industria (INI).

A pesar de la relevancia de la información que podría abrir nuevas pesquisas judiciales y que apuntalan nombres de gran relevancia en tratados comerciales de antiguos gobiernos como el de Felipe González, los grandes medios de comunicación españoles, a través de sus cadenas televisivas, no han mencionado esta nueva revelación.

Ningún informativo, tampoco de la televisión pública, se ha hecho eco de la noticia. Algo que ya ocurría el pasado mes de junio tras el hallazgo de la justicia suiza de una cuenta bancaria situada en Andorra que sería propiedad del emérito y que pondría en tesitura de duda las dos regulaciones fiscales que el exmonarca ha realizado en España.

En uno de los gobiernos de Aznar, se dijo que JC le había obligado a cambiar al ministro de Defensa por otro que presumiblemente le beneficiaba más en sus negocios armamentísticos. Y lo peor, sí, es que Aznar tragó con los requerimientos del despreciable Borbón.

Es una pena, un baldón para España, una vergüenza para todos los españoles honrados y una injusticia histórica que no veamos a este golfo rendir cuentas ante la Justicia.
 
Muchas gracias. He leído entre lineas muchas cosas que no entendía en su totalidad. Con la imputación de sus compinches se decía que JC debía apartarse e de malas compañías; pero la mala compañía era el.
Sin embargo ahora tengo la impresión de que se están cargando las tintas contra el emérito para limpiar el desprestigio de Felipe VI. Que tampoco demostró mucha inteligencia con su boda.
 
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