Investidura de Pedro Sánchez.

anormalidades???????

desde cuando es NORMAl gobernar con nio llega el 30% de los votos y el resto del pais en contra

a ver que la mayoria ES EL 50%

NO el 30% da igual si el resto tiene menos aun, si no llegas al 50% y el resto de formaciones no te quieren lo NORMAL es que no gobiernes

por eso en muchos paises hay segunda vuelta o se reducen los candidatos a 2 para que se tenga el benpalcito del 50% porque sino en todos los paises normales se considera que NO ES NORMAL que gobiernes

menos aqui al parecer que si tiene el 30% de gente a favor y el 70% den contra has de goberanr si o si segun opinion de muchos porque el resto tiene un porcentaje menor, pues NO, si no llegas al 50% y no consigues llegarommediante pactos la ANORMAILIDAD seria que gobernaras.

No flipes q yo estoy a favor de la segunda vuelta pero con la Ley Electoral actual lo normal es q gobierne quien gana las elecciones .Y a partir de ahi los otros pactar ciertas materias ,obligar a ciertas renuncias (Rajoy en este caso)y dejar gobernar.Vale q aki el modelo va mas a lo Pablemos quedo tercero pero soy vicepresidente con mas poderes q el presidente y pongo mis huevos en la mesa....es una opcion pero me da q eso nos va a hacer ir a votar cada 6 meses.
 
RIVERA directo al HÍGADO de Rajoy, montoro, el pp al completo

les ha llamado TRAIDORES
 
Hay que tener Guevos decir que lo "normal" es que gobierne el PP.Parece que no se ha enterado el informe de la OSCE,que le ha dado al PP con un informe muy duro sobre las elecciones generales,estuvieron de observadores revisando todo y el informe ha sido demoledor,empezando por la ley electoral totalmente anti-democrática y con ciertos votos no muy transparentes que digamos.
 
No flipes q yo estoy a favor de la segunda vuelta pero con la Ley Electoral actual lo normal es q gobierne quien gana las elecciones .Y a partir de ahi los otros pactar ciertas materias y dejar gobernar.Vale q aki el modelo va mas a lo Pablemos quedo tercero pero soy vicepresidente con mas poderes q el presidente y pongo mis huevos en la mesa....es una opcion pero me da q eso nos va a hacer ir a votar cada 6 meses.

no, no es lo normal, en los paises que NO tienen segunda vuelta e invieste el parlamento hubiera pasado exactamente lo mismo si la primera formacion que gana no se entiende con las demas NO gobierna, por el principio democratico que se necesita la mayoria, eso pasó en belgica, puede pasar si se da el caso en Alemania o en Suecia... si Merkel gana pero no tiene mayoria absoluto y por lo que sea el SPD decide no apoyarla y no llega con el resto de formaciones, Merkel no gibierna. ¿Que es anormal que la primera formación NO pueda hacer gobierno? entonces el prioblema no es el sistema de respetar el 50%, que es lo logico y democratico, si no la incapcidad del PP para hacer pacto. NO es democrtatico ni normal que el resto de los partidos tenga que apoyar al PP si o si, eso NO sucede en ninguna parte que tenga una democracia normal y gracias a dios no sucede en España.

un sistema parlamentario en el que invieste el parlamento precisa del 50% de los diputados, no vale·yo he sacado mas que los otros" si no llegas ala mayoria, y ya digo que eso pasa en todos los paises donde el gobierno lo inviste el parlamento
 
INVESTIDURA PARLAMENTARIA
Para chulo, Mariano
Rajoy se muestra socarrón y "sobrao", mientras que Sánchez le recuerda que su tabla de salvación va a ser Iglesias
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RUBÉN AMÓN
Madrid 2 MAR 2016 - 12:24 CET
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El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, durante su intervención en el Congreso de los Diputados. Chema Moya EFE


Mariano Rajoy ejerció de torero viejo, recurrió al oficio de parlamentario antiguo. Oratoria fluida, tensión dramática, veneno. Era la réplica formal del discurso anorgásmico de Sánchez en la víspera, aunque el clamor incondicional de sus diputados requirió forzar el sarcasmo. Porque estuvo chuleta y faltón Mariano. Tan faltón estuvo que se recreó en la vacuidad intelectual de Pedro Sánchez. "Hasta ustedes lo entenderán", condescendía una y otra vez el presidente en funciones cuando explicaba los motivos de su pasividad y los méritos bíblicos del Gobierno que nos sacó del pozo.

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Fue el suyo un discurso intenso, costumbrista, incluso decimonónico, razón por la cual Rajoy hizo acopio de expresiones en desuso. Habló del rigodón, por ejemplo. Y utilizó el verbo tronchar, de tal forma que su alegato contra la investidura de Pedro Sánchez trasladaba un olor a naftalina y a colonia preconciliar. Mariano Rajoy, en modo viejuno, evocaba el pacto de Guisando para ridiculizar el acuerdo de Sánchez con Ciudadanos. Y se crecía en el catálogo de los improperios: un fraude, una mentira, un fracaso, un vodevil, una trampa, una verbena, un sucedáneo, una impostura.

La caricatura adquirió empaque y resonancia porque Rajoy sabe manejarse en la tribuna. Estuvo socarrón, gracioso, pero incurrió en la tentación del onanismo dialéctico. Le daban ganas de aplaudirse a sí mismo, orgulloso como estaba de la mordacidad y la pinturería que amenizaban su perorata, siendo este sustantivo, perorata, un término que podría haber utilizado Rajoy en la dialéctica de diputado patricio.

Se pusieron de pie, para aclamarlo, los diputados populares. Y Rajoy se levantó del trono muy satisfecho consigo mismo, levantando la mano como si hubiera cortado una oreja, o las dos, como si hubiera apuntillado a Sánchez en el ruedo. "Ahí está el león", proclama Yago cuando Otelo se humilla a sus pies en la obra de Shakespeare.

Fue un error y un exceso de arrogancia. El líder socialista reaccionó con reflejos al intercambio de golpes. No ya recordando que Rajoy se había abstraído de sus responsabilidades, sino reflejando la gran paradoja del debate: Podemos y PP, desde las antípodas, comparten el "no" a la investidura del líder socialista.

Por eso le dijo a Rajoy que su tabla de salvación política se la había proporcionado Iglesias, recuperando así el argumento vertebrador del discurso de investidura: la evacuación del presidente del Gobierno requiere un acuerdo de mestizaje y promiscuidad. O Rajoy, o el cambio, reiteró Sánchez en la refriega de los turnos.

Que dieron mucho de sí cuando el veterano y el aspirante abusaron de utilizar al Rey como argumento arrojadizo. Sánchez le reprochó a Rajoy haber eludido la obligación de la investidura. Y Rajoy le reprochó a Sánchez haber convertido su turno en una operación de interés personal, "sabiendo, como sabía, que la investidura era ficticia y ridícula". Se relamía el presidente del Gobierno con sus ocurrencias, quizá no demasiado consciente de que tanta retórica retrospectiva y tantas reflexiones de incienso, demostraban que Rajoy pertenecía no ya a otra generación, sino a otra época.

 
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