Informaciones de Madrid

Finaliza la restauración del muro histórico de la Casa de Campo

Los trabajos de recuperación, con una inversión de 370.000 euros, han permitido «evitar que continuara el deterioro» de la tapia -de ladrillo y mampostería con cubierta de granito- y que «no se cayera»

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Tramo del muro de la Casa de Campo restaurado - AYUNTAMIENTO

Marta R. Domingo
MADRID Actualizado:29/08/2020 00:15h

Después de nueve meses de trabajo de restauración, las rejas y tajamares del muro histórico de Casa de Campovuelven a lucir como cuando se construyeron en 1769 por orden de Fernando VI. Los trabajos de recuperación, con una inversión de 370.000 euros, han permitido «evitar que continuara el deterioro» de la tapia -de ladrillo y mampostería con cubierta de granito- y que «no se cayera».

Los elementos que se habían perdido se han repuesto con materiales que tienen las mismas características que los originales. De hecho, los ladrillos nuevos se han fabricado de forma artesanal en un tejar con cocción en horno de leña. El muro primigenio fue ejecutado por el arquitecto Pedro Rodríguez, mientras que el proyecto de la Reja del Antequina es de José de la Ballina, colaborador de Sabatini y autor del palacio del Capricho.

La obra se ha dividido en tres actuaciones diferentes. La primera ha consistido en proteger el muro frente a los efectos del agua. Para ello, se ha retirado la tierra acumulada en las inmediaciones, se han recuperado los aliviaderos y se han consolidación los muros y tajamares.

La segunda intervención ha sido la más determinante, ya que ha consistido en frenar la degradación y reparar los desperfectos de la tapia. Los trabajos de esta fase se han centrado en limpiar y sanear el muro; retirar materiales inapropiados; consolidar elementos removidos o fracturados y reponer las piezas que faltan. El proceso de limpieza ha consistido en la eliminación de manchas y algas, musgos, hierbas y zarzas.

Y el tercer y último eje ha sido el acondicionamiento y puesta en valor mediante la accesibilidad y señalización de los accesos a la zona más recóndita. Se han dispuesto carteles informativos para facilitar el reconocimiento de los lugares históricos y fomentar el respeto y valoración de este Bien de Interés Cultural.

 
La agonía de la Gran Vía: no hay ni colas en Primark

ANA DEL BARRIO
Madrid
Domingo, 30 agosto 2020 - 01:39

Tiendas valladas a cal y canto, hoteles y musicales cerrados, bares desiertos... La calle más popular de Madrid languidece.

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Restaurantes cerrados en Gran Vía. ÁNGEL NAVARRETE

Son las 20.00 horas del pasado miércoles. Un grupo de cinco camareros charla en torno a la barra. Están mano sobre mano. No hay ni un alma en esta amplia cafetería de la Gran Vía, que cuenta con mesas muy separadas y mamparas de plástico para dividir los espacios.

«Desde las 4 de la tarde no ha entrado nadie ni para tomarse un café. La sensación es desalentadora», explica Marlon Macías, director de Vinitus Gran Vía en Madrid.

Fue el primero en abrir después del confinamiento por el coronavirus, pero luego se vio obligado a cerrar otros 15 días.

«Esperábamos que arrancase la primera semana de agosto, pero no arrancó y esta semana sigue sin arrancar. Está siendo muy duro y muy triste», se lamenta Macías, que aguarda la licencia del Ayuntamiento para poder instalar una terraza y paliar de alguna manera las pérdidas.

Y es que, como comenta Petra, una portera que se afana en limpiar los cristales de su edificio, «la Gran Vía ya no es lo que era».

Comercios vallados a cal y canto, musicales clausurados, bares desiertos y casi todos los hoteles cerrados. No se ve a ni un solo turista en la calle más turística de Madrid.

Agosto es un mes tradicionalmente flojo por el éxodo masivo de madrileños, pero con la llegada de extranjeros se lograban salvar los muebles. Antes de la pandemia del coronavirus, la ciudad vivía un momento de eclosión turística y el año pasado recibió 10 millones de visitantes.

Este verano las cifras se han desplomado por completo. Si en el mes de julio de 2019, 1.117.908 de turistas se alojaron en los hoteles madrileños, este año sólo han venido 209.179, lo que representa un 81% menos.

El bar Chicote, cerrado.

El bar Chicote, cerrado. ÁNGEL NAVARRETE

De hecho, la mayoría de los hoteles de la zona ni se han estrenado. El hotel Palace, en la cercana plaza de Neptuno, reabrió el pasado jueves, y tan sólo han aguantado el tirón el Room Mate Macarena, de la cadena de Kike Sarasola, y el Riu de la Plaza de España, con una ocupación del 35%, bastante por encima de la media que ronda el 16%.

«Nosotros dependemos del turismo y no ves a ningún extranjero. Tampoco hay gente de negocios ni de oficinas, porque muchos siguen teletrabajando. Te pasas la tarde entera y no entra nadie. Las clientas mayores de toda la vida tampoco se atreven a venir», relata Carmen Paúl, dependienta de la perfumería Rosi, que lleva más de 50 años aposentada en la arteria más famosa de la capital.

Muchos bares emblemáticos como el Mercado de la Reina, el Museo del Jamón o Chicote están cerrados e incluso cadenas como el Vips de Gran Vía tampoco han abierto sus puertas.

En líneas generales, sólo sobreviven las franquicias de comida rápida como Five Guys, Kentucky Fried Chicken, McDonald's y Tommy Mel's, todas extranjeras.

«La Gran Vía está muerta. En agosto siempre se ha vendido menos, pero este año no han llegado los turistas mexicanos ni los argentinos, que antes venían muchísimo», declara Darling, dependienta en Oink, una tienda de bocadillos de jamón ibérico conocida entre los turistas.

Por la avenida sí que circulan muchos paseantes, aprovechando las aceras anchas que colocó en su día la anterior alcaldesa, Manuela Carmena, pero muy pocos van cargados con las bolsas de las compras.

«Un amigo mío dice que la calle se ha convertido en la Gran Vía de Galapagar. La gente viene a pasear, pero nadie gasta. De cada tres locales, hay uno cerrado. Sólo sobrevive el que tiene algo de músculo financiero y está dispuesto a perder su tiempo», asevera el quiosquero Gustavo Pérez.

Las tiendas y los quioscos se han tenido que ir reciclando, ya que el producto estrella de este verano es la mascarilla. Donde antes lucían tazas con la imagen de la gitana o imanes con la paella ahora hay mascarillas con todo tipo de diseños. Los souvenirs han dado paso a los complementos. Todo se ha vuelto más práctico en estos tiempos de coronavirus.

«Nosotros somos un termómetro de la sociedad. Vemos lo que la gente demanda y lo vendemos. Ahora me piden gomas y pinzas para el pelo, agua y mascarillas», manifiesta Pérez.

Tan sólo ingresa el 20% de lo que ganaba antes y por eso pide ayudas para los autónomos con el fin de poder subsistir.

«Me parece muy bien el escudo social, pero también hay que mantener los negocios de las pymes y de los autónomos. Nos tienen que echar una mano o, por lo menos, que suspendan el canon que tenemos que pagar, que son 3.000 euros al año. Esto es la zona cero de la pandemia. Si nos mantenemos abiertos es por un compromiso con el ciudadano», mantiene.

Si los quioscos languidecen, el pequeño comercio agoniza. Ya pasaba por momentos complicados, pero el coronavirus le ha dado la puntilla. Las pocas tiendas antiguas que quedaban en la zona están cerradas. Ni siquiera Loewe ha abierto sus puertas este agosto.

La Gran Vía, vacía.

La Gran Vía, vacía. A. NAVARRETE

Tan sólo resisten las grandes cadenas de moda como H&M, Primark, Zara y el resto de marcas de Amancio Ortega, que son las que dan algo de animación a la calle. En las puertas, los guardias jurados vigilan las entradas y que los clientes se echen el gel, pero el control de aforo no es necesario, porque hay muy poca gente. Ni rastro de las colas de antaño a las puertas del Primark.

«Las tiendas están muertas. Mi mujer trabaja en Zara y dice que no se vende nada», argumenta Emilio, otro quiosquero.

Se muestra pesimista con la situación y aboga por salir a flote sea como sea: «Mientras a los turistas les recomiendan que no vengan a España, no podemos hacer nada. Hay que seguir como sea, no nos podemos quedar parados en casa. Y si te toca morirte, pues te ha tocado», asegura.

Por no vender, no se venden ni los helados. Alan Justo atiende en la famosa heladería Palazzo desde hace 14 años. Nunca había vivido un momento semejante.

«Hemos caído en picado. Estamos haciendo las cajas que hacemos en invierno. Llevamos diez minutos hablando y no ha entrado nadie. Esto era impensable en cualquier otro verano», se queja mientras remueve los helados.

Los que mejor están sobreviviendo al tsunami de la Covid-19 son los pequeños puestos de botellas de agua y chucherías. «A mí me va bien. Tampoco es para llorar tanto como llora la gente. Hay que adaptarse a las circunstancias. Han abusado mucho del turismo, pues ahora que se jodan», critica un vendedor situado en la Plaza de Callao. «¡Pero no me pongas el nombre que luego hay mucha envidia!», añade.

Los musicales, otro buque insignia de la Gran Vía, también permanecen cerrados a cal y canto. Ni el Rey León ni Ghost ni Anastasia han abierto el telón este verano ni lo harán en septiembre. De hecho, muchos ya se plantean esperar a la temporada navideña.

La crisis se produce justo cuando Madrid se estaba convirtiendo en la capital mundial de los musicales en español y el sector facturaba 110 millones de euros al año.

Los únicos que respiran algo aliviados con esta situación son los vecinos, que han visto cómo desaparecían del mapa los turistas de botellón y borrachera, que inundaban los pisos turísticos de los alrededores de Gran Vía.

Por eso, piden al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que aproveche esta grave crisis para repensar el modelo de ciudad y atraer de nuevo a todos los madrileños, que se tuvieron que ir del centro por el elevado precio de los alquileres.

«La situación es muy triste, pero creemos que es un buen momento para pensar en una ciudad que sea vivida por los vecinos y no por ese turismo basura, que iba dejando patinetes por el medio de la calle y no se podía ni pasar. El centro ha sido invadido por viviendas turísticas ilegales, que no pagan impuestos y que han expulsado a los madrileños de la ciudad», sostiene Esteban Benito, portavoz de la Asociación de Vecinos de Chueca.

En medio de este panorama, hasta los heavies de la Gran Vía se encuentran de capa caída. «Está muy matada. A la huida habitual de agosto, se ha juntado con que no hay guiris. Es una sopa aguada. La gente hace lo que puede y no quiere caer en la ineptitud de los gobernantes», asevera Emilio, con su característico acento cheli.

Pese al ambiente pesimista, los gemelos Emilio y José Alcázar siguen siendo fieles a su cita con el número 25 de la Gran Vía, donde se encontraba la mítica y desaparecida tienda de discos Madrid Rock. Siempre intentan poner su «bandera de ánimo y de cultura» para estimular a la población, pero lamentan el deterioro de esta emblemática calle.

«Madrid siempre ha sido un hervidero cultural, pero la Gran Vía se la han ido cargando poco a poco. Ahora es un basurero comercial de cuarta categoría. El ambiente es extraño. Todos cubiertos con las mascarillas.

Esto parece un Madrid zombi», concluye Emilio.

 
Herida mortal al flamenco en Madrid: cierra Café de Chinitas

Tras la clausura de Villa Rosa y Casa Patas, la capital pierde otro espacio histórico

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El legendario tablao Café de Chinitas se suma a la lista de «caídos» durante la pandemia

Nacho Serrano - MADRID Actualizado:30/08/2020 00:29h

Hacia 1857, un artista llamado Gabriel López «el Chinitas» dio nombre a uno de los locales de ocio más exclusivos de Málaga, abierto por el empresario Antonio María Álvarez, quien llegó a ser gobernador de la ciudad. Más de un siglo después, la familia Verdasco disfrutaba de la música de un artista ambulante en una terraza que tenían en la plaza de Oriente, cuando decidió transformar uno de los negocios que tenían en la cercana calle de Torija en un tablao que rindiese homenaje a aquel mítico local de Málaga: el Café de Chinitas de Madrid.

Hoy, después de décadas acogiendo en su escenario a la flor y nata del flamenco –José Mercé, Enrique Morente, Carmen Linares, El Lebrijano, Dolores Amaya, Antonio Canales, Rafael Amargo y un interminable etcétera–, y convertido en innegable patrimonio cultural de la capital, confirma oficial y públicamente su cierre definitivo. «Tristemente, así es», confirma a ABCsu dueña Mari Carmen Mira. «Evidentemente la pandemia ha tenido mucho que ver, pero el gran problema que tenemos es el contrato».

Su acuerdo con la propietaria, hija de Pitita Ridruejo, terminó en diciembre y no ha habido forma de renovarlo, menos aún con una crisis turística de dimensiones inéditas. «Ella quiere convertir el local en otra cosa», explica Mira. «Pero como tenemos buena relación, en diciembre conseguí que nos diera seis meses más, con la esperanza de que luego se ampliase más. Pero en marzo ya sabemos lo que pasó. Se cerró todo y la imposibilidad de tener un negocio nos ha llevado a la ruina total. Y mientras tanto, la propietaria sigue con la misma idea, negociando con diferentes señores que pondrían otro negocio», explica.

Esperando un milagro
A Mira le tiembla la voz cuando recuerda que Chinitas lleva cerrado «más de seis meses», y su entonación se torna aún más frágil cuando reconoce que ya ha asumido que devolverlo a la vida sería «un milagro». Y es que de nada parecen haber servido los anuncios de ayudas a los tablaos hechos por las diferentes administraciones, «menos aún cuando te quedas sin local», lamenta Mira. «Llevamos meses buscando otros locales, desde el verano del año pasado, pero claro, nos ha sido imposible encontrar nada porque o bien no tienen licencia, o no tienen espacio suficiente, o la ubicación está en el quinto pino. Es muy triste, porque esto es como cuando te quedas embarazada, tienes un hijo, y después de años y años de cuidarlo y de preocuparte de que todo le vaya bien, velando mañana, tarde y noche… este golpe es muy fuerte», expresa la propietaria.

Los Reyes, Bil Clinton o Simeón de Bulgaria han disfrutado en el tablao
En Chinitas han disfrutado del mejor flamenco «desde los Reyes de España, Simeón de Bulgaria, Bill Clinton, actores de Hollywood a todos los gitanos del mundo», dice Mira, que asegura estar «pasándolo muy mal» porque ya ha «asumido que no hay alternativas» por culpa de la incertidumbre generada por la pandemia, pero también que guarda «incontables recuerdos que se quedarán en el corazón».

En la capital se decía que igual que se podía comer el mejor pulpo a la gallega de toda España, también se podía escuchar el mejor flamenco del país. Pero después del cierre de Casa Patas y de Café Chinitas, es evidente que hay que encontrar una solución para la catastrófica situación de los tablaos, o como dice Mira, «Madrid perderá su categoría flamenca».

 
Vuelven los conciertos «A Villa Voz» en los rincones más singulares de la Comunidad de Madrid
Cultura presenta hoy una nueva edición de este ciclo gratuito que auna turismo y música

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Actuación del Coro de la Comunidad de Madrid, durante la pasada edición - ORCAM

Adrián Delgado
MADRID Actualizado:01/09/2020 00:55h

Poder escuchar las canciones sefarditas de Paul Ben-Haim –entre otras piezas singulares– a los pies, por ejemplo, de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves de Manzanares El Real es viajar por las voces a otra dimensión. Esa que sólo es capaz de crear la música cuando pone a trabajar la maquinaria de los sentidos, rompiendo los límites del «aquí» y el «ahora». Armonía, melodía y ritmo que logran desdibujar, en menos de una hora, la rutina y el tedio respirando aire puro y, de paso, conociendo el rico patrimonio de la región. Esa es la oferta de los conciertos «A Villa Voz», que regresan este septiembre a los rincones más bellos de la Comunidad de Madrid con una nueva edición, que tiene por protagonista una cuidada selección del repertorio fundamental de la música coral española.

El histórico municipio será la primera de las once villas que tendrán el privilegio de acoger estas actuaciones únicas del Coro de la Comunidad de Madrid. Será cada sábado, entre el 5 de septiembre y el 14 de noviembre, bajo la dirección del maestro Jordi Casas Bayer y la virtuosa pianista titular de la orquesta regional Karina Azizova. Un ciclo que, según explican desde la consejería que dirige Marta Rivera de la Cruz, aúna cuatro importantes vertientes de la cultura: música, patrimonio monumental, gastronomía y turismo.

Citas únicas que pasarán, cada fin de semana, por lugares como la plaza del Castillo de Buitrago del Lozoya o la de la Villa en Rascafría; o por interiores de monumentos emblemáticos, como el Palacio de Goyeneche en Nuevo Baztán. De acceso gratuito hasta completar aforo, la segunda edición de estos conciertos permitirá disfrutar con seguridad de la música. «Se han tomado medidas de prevención por el Covid-19, se respetará la debida distancia de seguridad con aforos reducidos», explican desde la consejería de Cultura que presentará hoy el programa completo.

En él figuran reconocidas piezas españolas –o de inspiración española– con algunas de las composiciones más célebres de la zarzuela, la música sefardí o romances lorquianos cantados. Sonará Enrique Granados –«El pelele» (piano solo)–; Francisco Asenjo Barbieri y su «Barberillo de Lavapiés» –«Dicen en El Pardo»–; Ruperto Chapí y su «Coro de doctores» de «El Rey que rabió»; el maestro Federico Chueca con el «Coro de niñeras» de «Agua, azucarillos y aguardiente»; o Pablo Sorozábal, con ese icónico «¡Viva Madrid, que sí, que sí...!» de la «Ensalada madrileña» de la zarzuela «Don Manolito». El broche lo pondrá, en cada concierto, el casticismo más puro que hizo inmortal el mexicano Agustín Lara con su chotis «Madrid».

Chinchón, Patones de Arriba, Villarejo de Salvanés, Navalcarnero, Colmenar de Oreja, Torrelaguna y San Martín de Valdeiglesias, además de las villas antes mencionadas, se convertirán también en los privilegiados escenarios para este repertorio. Cada actuación, en una única parte, tendrá una duración aproximada de 55 minutos, sin pausas.

Investigación sonora
La celebración de esta segunda edición está ligada a la realización paralela de una investigación sonora que forma parte de un proyecto que pretende documentar la vida, la actividad y los conciertos que se hayan dado en cada una de las once villas. «Un paisajista sonoro perteneciente a la Asociación de Música Electroacústica y Arte Sonoro de España documentará el ciclo», explican los responsables de esta iniciativa gestionada por la Fundación Orquesta y Coro de Madrid (ORCAM). Esta agrupación coral, reconocida como una de las mejores y «más dinámicas» de España, remonta sus orígenes a 1984.

 
El Teatro de Títeres de El Retiro vuelve en septiembre con cuatro compañías madrileñas

Las funciones arrancan los días 5 y 6 con «Pazzzzzz», a la que le seguirán «Frankenstein», «Un paseo por el mar» y «El desván de las ilusiones mágicas»

Nacho Serrano
Actualizado: 05/09/2020 00:08h


El Teatro de Títeres de El Retiro vuelve en septiembre con las producciones de cuatro compañías madrileñas y siguiendo todas las medidas sanitarias preceptivas para disfrutar de los espectáculos con la máxima seguridad.

Los días 5 y 6 abrirá la temporada «Pazzzzzz», de La mar de marionetas y Teatro de Carmen, unidas para este proyecto con el nombre de Cocreatio. Y en las semanas siguientes se podrán ver otros tres títulos: «Frankenstein», de Vidas de alambre; «Un paseo por el mar», de Los Gorriones; y «El desván de las ilusiones mágicas», de Producciones Cachivache.

El apoyo a los artistas de la ciudad es importante para el Teatro de Títeres de El Retiro, dependiente del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento, y gestionado a través de Madrid Destino.

Ese respaldo a la cultura necesita también del cariño del público para poder salir adelante y sus responsables están convencidos de lograrlo con esta nueva programación.

Todas las funciones comenzarán a las 18:30 horas, con aforo limitado, y siguiendo las medidas diseñadas por las autoridades sanitarias, como el uso obligatorio de mascarilla (a excepción de los menores de 6 años) y el lavado de manos con gel hidroalcohólico al entrar al teatro.

Una vez iniciada la función, no se podrá acceder al espacio del teatro.

El acceso se realizará mediante la descarga previa de una entrada gratuita en la web https://teatrotiteresretiro.es/.

Cada lunes estarán disponibles en la web las entradas correspondientes a ese fin de semana.

El primer fin de semana de septiembre, los días 5 y 6, abrirá la programación «Pazzzzzz», de la compañía Cocreatio, un proyecto artístico de La mar de Marionetas y Teatro de Carmen.

Marta Bautista, directora de La mar de marionetas, está muy ligada a la historia del títere en Madrid y en especial al Teatro de Títeres de El Retiro, ya que fue su directora durante más de 20 años.

«Pazzzzzz» se estrenó el año pasado y estaba prevista su representación en junio de 2020.

Cuenta la historia de la Niña del Hilo que teje sus mundos oníricos para hallar la Paz. Sueña con Mens, un niño con un enorme ovillo-lío sobre su cabeza del que quiere librarse. Para ello, emprende un viaje sideral buscando respuestas a sus problemas. Solo con paciencia y amor conseguirá desentramar los nudos de su pensamiento. La Niña del Hilo seguirá soñando cada noche para poder imaginar otros mundos posibles de día y crear Mundos en Paz.

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La obra «Pazzzzzz» - ABC

Los días 12 y 13 de septiembre llegará al escenario del teatro «Frankenstein», de Vidas de Alambre, una de las compañías más jóvenes de Madrid.

Muy querida entre los usuarios del Parque de El Retiro por las funciones a la gorra de su Cabaret Ovejuno, que han ofrecido durante años en sus paseos y luego han representado en centros culturales y festivales.

Presentan una curiosa versión de Frankenstein.

El doctor lleva un tiempo metido en su laboratorio.

Su nuevo experimento no ha salido como él esperaba. ¿Qué pasará cuando este ser salga al mundo? ¿Cómo reaccionarán todos ante esta criatura tan diferente? ¿Alguien será capaz de ver en su interior?

Nuestro protagonista es impulsivo, curioso, y posee un gran corazón; cuanto más se esfuerza en encajar, más parece estropearlo todo. Solo una mirada inocente podrá ver más allá de su torpeza y su aspecto monstruoso.

Esta versión del clásico de Mary Shelley reflexiona acerca de cómo los prejuicios y el miedo a lo diferente pueden cegarnos ante los esfuerzos de quien trata de acercarse a nosotros.

La compañía Los Gorriones, con «Un paseo por el mar», llegan el 19 y 20 de septiembre. La historia comienza cuando Marina descubre que su papá, el Pirata Pilululero, está atrapado en el océano por un montón de basura que le ha enviado Tufina Asquerosina, la nueva reina de los mares. Marina tendrá que dar un apasionante «paseo por el mar» con una misión muy importante: limpiar el agua de tanta basura para poder liberar a su padre y vencer así a la malvada Tufina Asquerosina.

En esta aventura se encontrará con algunas dificultades que tendrá que resolver con la ayuda de los niños.

Es una historia llena de emociones, divertida y educativa, que defiende la conservación del medio ambiente.

El último espectáculo de septiembre, los días 26 y 27, es «El desván de las ilusiones mágicas», de Producciones Cachivache, una de las compañías más veteranas de Madrid capital.

En esta historia, Nina, la protagonista, sube al desván. Aquí reencontrará un montón de amigos olvidados: Maletín, Momo, Bestia, Doña Tecla, Felicia, Hugo y Rodolfo que, a su manera, le irán dando consejos, hasta el Hada, verdadera alma del cuartito donde se encuentran todas las ilusiones perdidas y que quizás la niña descubra sin darse cuenta, jugando, como en la vida misma.

Este espectáculo cuenta con el especial aliciente de poder ver los títeres construidos por Paco García del Águila,uno de los más geniales artistas titiriteros que ha dado la capital y que el año pasado fue homenajeado en FIT Madriz.

 
Candela Madrid, cocina de barrio para disfrutar
Por Borja Fadón - ESdiario 26 de septiembre de 2020, 19:29

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Muere un joven con heridas de arma blanca en una calle de Usera
El equipo de auxilio no pudo reanimar al varón, cuyo cadáver dejaron a disposición judicial, mientras la Policía Nacional investiga los hechos

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EFE
Actualizado:18/10/2020 03:01h


Un joven de 32 años ha fallecido a última hora de este sábado en una calle del distrito madrileño de Usera con heridas de arma blanca, han informado a Efe fuentes de Emergencias Madrid.

Según éstas, alrededor de las 23:30 horas sanitarios de Samur-Protección Civil confirmaron el fallecimiento de un varón de 32 años con varias heridas de arma blanca en el tórax, que se encontraba en la calle Mariano Vela de Usera.

Las fuentes añadieron que el equipo de auxilio no pudo reanimar al varón, cuyo cadáver dejaron a disposición judicial, mientras la Policía Nacional investiga los hechos.

 
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