Inauguración de la temporada 2020 / 2021 del Teatro Real. Estreno de la ópera “Un Ballo in Maschera". Sept 18

NUESTRA REYNA LETIZIA ....ES LA REYNA MAS VELLA ,GUAPA CON MEJOR CUERPO Y CON CLASE DEL MUNDO....EL QUE TENGA DUDAS QUE MIRE LO QUE AI POR AI...
Lo que hay por ahí lo vemos todos los dias ya solo mirando por la ventana. Mujeres esbeltas, guapísimas de nacimiento, sin recauchuteos, segura de si mismas bellas por fuera y bellas por dentro. La Leti es solo el resultado de los recauchuteos y lo que no puede recauchutear a la vista está: Manos de pata de gallina, pellejos colgando de los sobacos y del codo, piernas toricidas y espatarrás en cuanto no se da cuenta, etc., etc., etc.
 
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Escándalo en el Teatro Real: cambio de butacas y sin distancia de seguridad

La representación de la ópera «Un ballo in maschera» se ha suspendido por las protestas de un sector del público que se quejaba de la «recolocación» de algunos de los abonados

La Policía comprobó que en el Teatro Real se respetaba el aforo y se cumplían las medidas de distanciamiento


Julio Bravo

Julio BravoSEGUIRMadrid Actualizado:21/09/2020 14:26h Guardar

«Así no se puede seguir. Lo siento». Eran poco más de las nueve de la noche cuando el director de orquesta Nicola Luisotti se ponía su mascarilla y se bajaba del podio, dando por concluida así la función de «Un ballo in maschera», la ópera de Verdi con la que el Teatro Real ha inaugurado esta especialísima temporada. Se ponía fin así a más de una hora de escándalo, que comenzó cuando unos espectadores del llamado Paraíso, tras el anuncio de que la función iba a comenzar, empezaron a gritar y a dar palmas. Fueron secundados por algunos espectadores del patio de butacas; según explicó una espectadora indignada, la causa de las protestas era la «recolocación» de los abonados y el «hacinamiento» de los espectadores tanto en el Paraíso como en el patio de butacas.

Veinte minutos después de las ocho de la tarde, hora prevista para el comienzo de la función, se anunció por megafonía que aquellos espectadores que no estuvieran de acuerdo con su recolocación, podían acudir al «foyer» del teatro, donde se tomaría nota de sus nombres para la devolución del importe de las entradas.
Lejos de calmar los ánimos con este anuncio, un grupo de espectadores, procedentes del mencionado Paraíso, siguió gritando: «¡Suspensión!» y «¡Fuera!», lo que hacía imposible el comienzo de la ópera. Fueron contestados con silbidos y chistidos por parte del resto del público, que iba pasando del asombro a la indignación.

La entrada en el foso de Nicola Luisotti, director de orquesta –recibida con una salva de aplausos–, no aplacó los gritos de los alborotadores. La orquesta tocó las obertura entre palmas y gritos aislados de «¡Fuera, fuera!». Al concluir la pieza, en la que a telón alzado iba entrando el coro –alguno de sus miembros miraba con rabia a los rebeldes–, el teatro bajó de nuevo el telón, el maestro Luisotti se bajó del podio y se detuvo la representación.

Con la mayoría del público del patio de butacas a medio camino entre la indignación y la incomprensión, una voz anunció a las 20.50 por megafonía que la función iba a reanudarse diez minutos después. Un grupo de espectadores se volvió entonces hacia los alborotadores recriminándoles su actitud: «¡Iros a casa ya!»
De nuevo se oscureció la sala, y Nicola Luisotti volvió al foso. Seguían, ya muy tímidas pero ruidosas, las protestas, pero concluyó la obertura y parecía que la representación iba a seguir. Incluso Luisotti mostró su sentido del humor cuando pidió a los alborotadores que llevaran el ritmo. «¡A tempo!», les gritó dos veces. El tenor Ramón Vargas entró, pero tuvo que esperar unos segundos (recibió una ovación enorme) hasta poder empezar a cantar. Apenas unos minutos después, Luisotti tiró la toalla, y la representación concluyó. El Teatro Real informó por megafonía que se habían vendido 905 entradas (el aforo total es de 1.700 butacas). El coliseo también dijo que se había ofrecido a recolocar a los espectadores que lo desearan, pero que un grupo de ellos se negó a salir.

https://www.abc.es/cultura/musica/abci-escandalo-teatro-real-202009202045_noticia.html?ref=https://www.abc.es/cultura/musica/abci-escandalo-teatro-real-202009202045_noticia.html
El aforo era de un 50% porque en el patio era un 30% y en gallinero un 70% ,si hacemos un promedio nos da 50%.
Con estas dos foticos se ve la diferencia
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Porque no son capaces de pedir perdon?
 
A letizia todo le sienta bien...tiene un supercuerpo de muñeca -maniqui...todo lo que se pone le queda espectacularmente bien,aparte de que lo lleva muy bien...tenemos a la mejor reyna del mundo.....yo estoy muy orgulloso de nuestra reyna letizia,..

Pocas veces me he reido tanto! Cada dos por tres tienen que cambiarle la cara en el museo de cera!

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A mi me encanta la ópera pero no se me pasa por la cabeza ir ahora , no voy al cine, no voy a un concierto .. no hay forma humana ni divina de estar seguro que la persona sentada detrás tuyo, o a tu derecha o tu izquierda , delante o a dos filas no se quita la
Mascara “para respirar un ratito”. .. o se le mueve, o tiene un hueco.. en fin con el virus disparándose este tipo de industrias deberían de ser subvencionadas para que no desaparezcan y hacer los espectáculos on line .. yo el otro día me vi un circo on line , pague mis 16 euros y lo hice encantada , por que un día espero verlos otra vez en persona..
 
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Escándalo en el Teatro Real: cambio de butacas y sin distancia de seguridad

La representación de la ópera «Un ballo in maschera» se ha suspendido por las protestas de un sector del público que se quejaba de la «recolocación» de algunos de los abonados

La Policía comprobó que en el Teatro Real se respetaba el aforo y se cumplían las medidas de distanciamiento


Julio Bravo

Julio BravoSEGUIRMadrid Actualizado:21/09/2020 14:26h Guardar

«Así no se puede seguir. Lo siento». Eran poco más de las nueve de la noche cuando el director de orquesta Nicola Luisotti se ponía su mascarilla y se bajaba del podio, dando por concluida así la función de «Un ballo in maschera», la ópera de Verdi con la que el Teatro Real ha inaugurado esta especialísima temporada. Se ponía fin así a más de una hora de escándalo, que comenzó cuando unos espectadores del llamado Paraíso, tras el anuncio de que la función iba a comenzar, empezaron a gritar y a dar palmas. Fueron secundados por algunos espectadores del patio de butacas; según explicó una espectadora indignada, la causa de las protestas era la «recolocación» de los abonados y el «hacinamiento» de los espectadores tanto en el Paraíso como en el patio de butacas.

Veinte minutos después de las ocho de la tarde, hora prevista para el comienzo de la función, se anunció por megafonía que aquellos espectadores que no estuvieran de acuerdo con su recolocación, podían acudir al «foyer» del teatro, donde se tomaría nota de sus nombres para la devolución del importe de las entradas.
Lejos de calmar los ánimos con este anuncio, un grupo de espectadores, procedentes del mencionado Paraíso, siguió gritando: «¡Suspensión!» y «¡Fuera!», lo que hacía imposible el comienzo de la ópera. Fueron contestados con silbidos y chistidos por parte del resto del público, que iba pasando del asombro a la indignación.

La entrada en el foso de Nicola Luisotti, director de orquesta –recibida con una salva de aplausos–, no aplacó los gritos de los alborotadores. La orquesta tocó las obertura entre palmas y gritos aislados de «¡Fuera, fuera!». Al concluir la pieza, en la que a telón alzado iba entrando el coro –alguno de sus miembros miraba con rabia a los rebeldes–, el teatro bajó de nuevo el telón, el maestro Luisotti se bajó del podio y se detuvo la representación.

Con la mayoría del público del patio de butacas a medio camino entre la indignación y la incomprensión, una voz anunció a las 20.50 por megafonía que la función iba a reanudarse diez minutos después. Un grupo de espectadores se volvió entonces hacia los alborotadores recriminándoles su actitud: «¡Iros a casa ya!»
De nuevo se oscureció la sala, y Nicola Luisotti volvió al foso. Seguían, ya muy tímidas pero ruidosas, las protestas, pero concluyó la obertura y parecía que la representación iba a seguir. Incluso Luisotti mostró su sentido del humor cuando pidió a los alborotadores que llevaran el ritmo. «¡A tempo!», les gritó dos veces. El tenor Ramón Vargas entró, pero tuvo que esperar unos segundos (recibió una ovación enorme) hasta poder empezar a cantar. Apenas unos minutos después, Luisotti tiró la toalla, y la representación concluyó. El Teatro Real informó por megafonía que se habían vendido 905 entradas (el aforo total es de 1.700 butacas). El coliseo también dijo que se había ofrecido a recolocar a los espectadores que lo desearan, pero que un grupo de ellos se negó a salir.

https://www.abc.es/cultura/musica/abci-escandalo-teatro-real-202009202045_noticia.html?ref=https://www.abc.es/cultura/musica/abci-escandalo-teatro-real-202009202045_noticia.html
El Paraíso es el equivalente al Gallinero, ¿no?
 
Querid@ @oeildefelinx , gracias por el cumplido, pero lamentablemente en Italia el gusto de las mujeres por vestirse bien se ha perdido un poco. Me temo que es un problema general, creado por las tendencias de la moda, que se ha vuelto ... horrible, desde principios de la década de 2000.
En este caso concreto, la inauguración de la temporada del Teatro Real, me asombra la ausencia de un código de vestimenta que deben seguir hombres y mujeres. El teatro de La Scala requiere un vestido largo (y decente) para las damas y un esmoquin para los caballeros.
Es extraño que una reina como Sofía nunca haya subsanado esta deficiencia.

El código al que te refieres SÍ existe, es el que marca el protocolo para actos sociales. Como ha dicho @mali, un vestido largo sería lo más correcto, puesto que el acto empezaba a las 20:00h. En cualquier caso, querida @StuporMundi, los pocos turistas arreglados por Barcelona suelen ser los italianos; y cuando visité Roma por primera vez, flipé con el gusto de las personas. En España eso es un Sindiós. Lo del Teatro Real es representativo, aunque nos pese.
 
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