Horarios en España y sus consecuencias

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CONCILIACIÓN LABORAL

El gráfico que muestra que en España tenemos horarios muy raros

No estamos en el huso horario que nos corresponde geográficamente y en nuestra actividad cotidiana llevamos dos horas de retraso respecto al resto de países de Europa

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MARÍA SÁNCHEZ SÁNCHEZ 25 MAR 2016 - 08:52 CET
Mientras en España vemos El Ministerio del Tiempo o el programa líder de audiencia de la temporada, en Alemania están ya descansando en la cama. En Italia, donde han cenado a las 19.30- 20.00, están también en ello. Lo que a priori puede parecer una anécdota es, en la práctica, un retraso medio de dos horas que afecta a la organización diaria de todos los ámbitos de nuestra vida: el trabajo, la familia y el ocio.

Ahora que toca de nuevo adaptarse al horario de verano y son cada vez más quienes piden retrasar para siempre el reloj una hora - como determina el meridiano de Greenwich - queremos analizar por qué nuestro país es una excepción en el entorno europeo. También si podemos hacer algo para cambiarlo y mejorar nuestra calidad de vida.

España vs. Europa (incluidos los países mediterráneos)

"Cuando te vas a vivir fuera o tienes contacto con españoles que se trasladan al extranjero te das cuenta que somos el patito feo de nuestro entorno", comenta José María Fernández-Crehuet, "España es un país muy peculiar en sus horarios". Como Doctor y profesor de Economía y ADE en la Universidad a Distancia de Madrid, ha abordado esta cuestión en su tesis doctoral y ha recogido sus investigaciones en el libro La conciliación de la vida profesional, familiar y personal. España en el contexto europeo.

Entre las conclusiones que se extraen hay algunas demoledoras: trabajamos más horas que el resto con peores resultados (la productividad es menor) y nuestros horarios son un lastre para la tan ansiada conciliación de la vida laboral y personal.

Fernández-Crehuet analizó 27 indicadores que representan las grandes áreas que influyen en la conciliación (tiempo, familia, salud, trabajo y políticas sociales) y los comparó con los datos que aporta Eurostat (la Oficina Estadística de la Unión Europea) del resto de países de nuestro entorno. Así fue trazando el que sería nuestro itinerario cotidiano y vio "que los españoles empezamos muy mal el día. Lo hacemos cansados y de mal humor porque nos acostamos muy tarde. Además, no desayunamos en casa o la hacemos rápido y mal".

Y partir de ahí todo va a peor porque después "necesitamos parar para comer algo y esa hora que perdemos a media mañana la podríamos ganar al final del día para irnos antes a casa. De igual modo que en lugar de comer tarde, podríamos hacerlo perfectamente a la 13.00". Si a esto le sumamos que España es un lugar en el que la jornada laboral es mayormente interrumpida y partida por la mitad "el número de horas de presencia en el trabajo se alarga" y todo se retrasa: desde el tiempo de ocio al prime time televisivo.


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"Hay que modificar los hábitos, empezando por el desayuno" Getty Images / Kathrin Ziegler

El origen de la peculiaridad española

"No siempre tuvimos estos horarios", explica la doctora en Psicología Social Sara Berbel, "las referencias recogidas, por ejemplo, en las novelas de Pardo Bazán evidencian que antiguamente en España - especialmente en el campo donde no había llegado la industrialización - se comía a las 12.30 o 13.00". Tampoco es una cuestión del clima, pues países como Grecia, Italia o Portugal no tienen esta distribución.

Para entender los motivos hay que remontarse al final de la Segunda Guerra Mundial y la situación histórica específica de España: la dictadura de Franco. "Durante la época de industrialización los países europeos había adoptado unas jornadas laborales larguísimas y muy rígidas, pero tras la guerra todos vieron que esto no era factible y que debían cambiarlo", señala Berbel, "nuestro país entró entonces en una dictadura y todo ese proceso modernizador se paralizó. Es por ello por lo que seguimos teniendo los horarios menos flexibles de Europa".

Berbel recuerda además que la jornada partida, una de las señas de identidad del sistema laboral español, tiene también su origen en ese período: "Los hombres - que eran entonces quienes mayoritariamente trabajaban - se vieron obligados, por la escasez económica, al pluriempleo. De esta forma un trabajador de banca iba de 9.00 a 15.00 a la sucursal y por la tarde, de 16.00 a 20.00, trabajaba en una gestoría". Una pauta que retrasó el horario de las comidas - "la familia no cenaba hasta que él llegaba a casa" - y que se ha perpetuado hasta llegar a nuestros días.

Un huso horario que no nos corresponde

"La España peninsular tiene actualmente una hora oficial (GMT+1), 1 hora por encima de la que realmente le correspondería por su situación geográfica (GMT+0)", explica Fernández-Crehuet, y "al no coincidir la hora oficial con la solar, en la mayor parte de España amanece y anochece más tarde que en los países de nuestro entorno europeo".

Antes no era así porque se trata de una medida temporal adoptada por Franco en 1940 - para equipararse a Alemania - que al no haberse rectificado posteriormente nos hace estar en un huso horario descompensado. Como señala Fernández-Crehuet "en España, el sol suele brillar alrededor de nueve horas en invierno y dieciséis en verano. Si adelantamos el reloj nos encontramos en la mayor parte de la península con dos horas, en Galicia tres horas, de diferencia con respecto a nuestra hora solar". Lo normal sería que nuestros relojes estuviesen sincronizados con los de Portugal, Inglaterra o las islas Canarias.

"Si no realizásemos el cambio de verano, acercaríamos nuestra hora oficial a la solar y eso facilitaría modificar algunos hábitos para mejorar nuestra calidad de vida", apunta el profesor. En la misma línea se pronuncia Sara Berbel que cree que esta decisión sería positiva y saludable para nuestros biorritmos "ganaríamos tiempo y estaríamos aliados con el meridiano que nos corresponde", señala, "pero no sería suficiente. Habría que completarla con otras actuaciones".

La primordial, la puesta en marcha de un gran pacto global, firmado por todos los sectores sociales implicados, que se concretase después en un marco normativo. "Se trata de ampliar la libertad de los individuos, no de restringirla, así que un consenso previo resulta fundamental. Pero la realidad es que los marcos normativos, las leyes, son las que logran regular e incentivar un cambio de hábitos".

Fernández-Crehuet explica que el proceso podría ser gradual y que un primer ejercicio pasaría por equipararnos a los horarios de Italia o Francia. Superada esa fase el ejemplo a seguir serían Reino Unido o Alemania y "una última aproximación, en nuestra opinión quizá demasiada lejana a día de hoy para nuestras costumbres, sería el horario de los países nórdicos".

Las modificaciones también tendrían que tener en cuenta las necesidades de cada sector y el global de la sociedad: "Estaríamos ante lo que en Economía denominamos la Teoría de juegos: si yo soy el único que cambia un horario, salgo perdiendo. Pero si cambiamos todos a la vez, ganamos todos".


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Terrazas en la Plaza Nueva de Bilbao. Getty Images/Mark Avellino

Horas de luz que no disfrutamos porque estamos en la oficina

Lo más apreciado del horario de verano suelen ser esas horas de luz extra al final del día, pero, según los datos de los expertos, tampoco ahí estaríamos obteniendo la rentabilidad esperada. "Nos gusta mucho disfrutar", señala Berbel, "pero la realidad es que podríamos disfrutar mucho más". Básicamente porque cuando deberíamos estar sacando provecho de ese tiempo al aire libre, aún estamos ocupados.

"A los detractores de este cambio horario", señala Berbel, "habría que explicarles que un 46% de los españoles a las seis de la tarde está todavía en su puesto de trabajo y que el 10% continúa haciéndolo a las nueve de la noche. Así que no están disfrutando, están trabajando".

Fernández-Crehuet recuerda que la rentabilidad energética no es tanta como se cree y que los beneficios del horario de verano son más bien sociológicos: "dos terceras partes de los encuestados consideran positivo tener más horas de luz por las tardes para realizar actividades al aire libre, pero la nueva hora no conduce automáticamente a una jornada laboral más corta".

Con la adaptación a nuestro huso horario natural no solo ganaríamos en calidad de vida. El profesor Fernández-Crehuet apunta a una mejora de las exportaciones españolas "puesto que al coordinar los horarios de nuestras jornadas laborales con el resto de Europa, se mejorarían nuestras relaciones comerciales". Y, en su opinión, sería útil también para el sector del turismo, que supone el 10,9 % de nuestro PIB. Por qué: porque los turistas se sentirían al llegar a España "menos sorprendidos por nuestro desordenado estilo de vida".
 
OFICINAS

Cómo sería nuestra vida si España tuviera horarios sensatos

El adelanto del "prime time" de RTVE vuelve a plantear el debate sobre las extensas jornadas españolas
La racionalización de horarios influye en la productividad, sueño, salud e incluso en la igualdad de género

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Oficinas abiertas hasta tarde, en Barcelona.. David Ramos Getty

MARI LUZ PEINADO 03/03/2015 - 16:30 CET
Imagina una ciudad española (Madrid, Barcelona o Zaragoza) en la que los restaurantes no sirven comida más allá de las 3 de la tarde y los bares cierran sus puertas a las 10 de la noche. Una ciudad sin menú del día y donde los oficinistas ya no paran una hora para comer. Un lugar donde se empiece a trabajar a las 9 de la mañana (ya desayunados) y se salga antes de las 6 de la tarde. El telediario y la cena son a las 20.00, y a las 23.00 se terminan los programas estrella de las televisiones. A las 23.30 queda poca gente por las calles y la mayoría de los españoles ya están en la cama para poder dormir ocho horas, casi una más al día de lo que lo hacemos actualmente.

Es un escenario difícil de imaginar pero que se parecería mucho a la llamada “racionalización de horarios” y a lo que ocurre en el resto de Europa. Para ello haría falta un gran pacto de Estado. Y no se trata sólo de un acuerdo entre partidos políticos: cambiar los horarios de los españoles necesitaría que se pusieran de acuerdo los empresarios, los trabajadores, los dueños de los bares, los de los pequeños comercios, las cadenas de televisión, los transportes públicos e incluso los turistas. Un gran esfuerzo para conseguir trabajar menos horas, conciliar mejor la vida familiar y laboral y evitar las jornadas interminables typical spanish por las que aún hay gente en las oficinas más allá de las nueve de la noche.

RTVE se ha comprometido a que su prime time empiece antes de las 22:15 para fomentar esa racionalización (aunque se lo ha saltado el primer día). Eso implica que sus programas estrella acaben antes de la medianoche para intentar que, especialmente los más pequeños, no acaben trasnochando por quedarse viendo la televisión. La cadena recibió muchas críticas por el horario de MasterChef Junior, que se emitía entre semana entre las 22:30 y las 0:30. El anuncio de RTVE no arregla el problema puesto que se trata de un adelanto de menos de media hora con la programación actual. En otros países europeos, el prime timese extiende entre las las 19:00 y las 23:00 horas.
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“Ponte a echar cuentas: si tienes que levantarte a las 7 o antes para ir a trabajar y necesitamos unas ocho horas de sueño, no es posible que a las 00:15 sigas viendo la televisión”, explica la doctora de psicología social Sara Berbel. Acabar de ver la tele antes de las once de la noche es una de las cosas que cambiaría si los españoles tuviéramos unos hábitos de vida “a la europea”, como reclaman desde hace años distintos sectores. Pero vivir con horarios racionales no consiste solo en adelantar el reloj y hacerlo todo antes. Una España que cambiara los horarios afectaría a otros muchos aspectos:

El sueño y la salud

En septiembre de 2013, el Congreso aprobó un informe que recomendaba que España adoptara el huso horario que le corresponde, el de Portugal y Reino Unido, y retrasar el reloj una hora. “Ajustar nuestro ritmo de vida al horario solar es sumamente beneficioso. Nos sería más fácil despertar, por ejemplo. Y también se haría antes de noche, lo que favorecería que nos acostáramos antes. No puedes pedirle a alguien que se meta en la cama a las 11 si en verano hay luz hasta las 10”, cuenta Juan Antonio Madrid, director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia.

Los españoles somos los europeos que menos dormimos (7,12 horas al día, casi una menos que la media del resto del continente). Además del tema del huso horario, existen otros factores a los que Madrid llama “ladrones de sueño”, como los horarios de la televisión y los hábitos que nos hacen acostarnos tarde, como retrasar nuestro tiempo de ocio "pero porque salimos más tarde de trabajar. Está todo relacionado", explica.

Dormir menos de lo que se necesita tiene efectos perjudiciales sobre la salud. Por ejemplo, aumenta el nivel de glucosa en sangre por lo que indirectamente aumenta los riesgos de padecer diabetes.

Así cambiaría: lo ideal sería acostarse entre las 22:30 y las 23:30 y levantarse sobre las 7:00 de la mañana para dormir unas ocho horas al día.

La productividad escolar y laboral

“Los niños y adolescentes españoles tienen un continuo déficit de sueño que hacen que siempre lleguen cansados a clase y eso afecta a su aprendizaje”, cuenta Juan Antonio Madrid. Los adolescentes necesitan dormir más que los adultos pero el prime time televisivo tampoco ayuda. “No se puede asegurar que los malos resultados de nuestro sistema educativo se deba exclusivamente a los horarios, pero es un factor más”, explica Berbel.

Desde el punto de vista de las empresas, es bien sabido que, pese a que en España se trabaja más que en otros países -280 horas al año más que en Alemania, según los datos de la OCDE- estamos a la cola de la productividad. Los ejemplos de compañías que han implantado la jornada intensiva en España, como Iberdrola, apuntan a que han reducido el absentismo un 20% y los accidentes laborales un 15%. Según la investigación Productividad y empleo de la Universidad de Zaragoza, la productividad aumenta un 6% con la jornada continua. "Harían faltas leyes que penalizaran estar más horas en la oficina como, por ejemplo, que las horas en las que se paga la nocturnidad fueran antes, a partir de las ocho de la tarde, por ejemplo", cuenta Sara Berbel.

Así cambiaría: la alternativa horaria pasaría por entrar a las 9:00 a trabajar, parar a las 13:00 a comer durante unos 40 minutos y salir de trabajar entre las 17:30 y las 18:00. Se acabó el desayuno con los compañeros de trabajo de las mañanas y el café del mediodía. Los supermercados tampoco deberían estar abiertos hasta las 22:00 ni los fines de semana. "Cada vez compramos más tarde porque nos acostumbramos a esa posibilidad, pero no porque lo necesitemos", explica Juan Antonio Madrid.

El papel de la mujer

“La racionalización de horarios sería beneficiosa para todos, pero especialmente para las mujeres. Las españolas son las mujeres más estresadas de Europa[según un estudio del Instituto Catalán de la Salud] y eso se traduce en insomnio y medicación, por ejemplo”, explica Sara Berbel. La psicóloga social indica que, si bien la racionalización de horarios no es la panacea que conseguiría que el peso de la casa no lo llevaran solo las mujeres, reducir las jornadas de trabajo podrían ayudar a que las labores del hogar se repartieran.

"Los horarios son muchas veces una gran barrera que impide a las mujeres compaginar, sin renuncias de ningún tipo, su crecimiento profesional y sus obligaciones familiares o personales", explica Ana Bujaldón Solana, presidenta de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE). "Supondría crear un marco laboral con las mismas reglas de juego para todos. Actualmente, la inmensa mayoría de las reducciones de jornada para el cuidado de los niños son solicitadas por las mujeres, lo que frena en muchas ocasiones que estas mujeres opten a puestos de mayor responsabilidad en un crecimiento natural de su carrera profesional".

Así cambiaría: Vaciar las oficinas las 18:00 "obligaría" a repartir las tareas domésticas entre hombres y mujeres. Además, los expertos apuntan a que la falta de tiempo hace que las mujeres participen menos en la vida política, movimientos sociales y actividades de la comunidad.

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La campaña por la conciliación '¿Cuánto dura tu jornada?' de la Comunidad de Madrid.

El ocio y la imagen de la España de fiesta

Adelantar el reloj una hora supone quedarse sin una hora de sol. Y una hora de sol en un país en el que miles de puestos de trabajo dependen del turismo puede significar mucho dinero. ¿Qué les parecería a los turistas?

No existen estudios sobre cómo podría afectar económicamente un cambio así aunque los defensores del cambio horario argumentan que tendríamos las mismas horas de ocio puesto que comeríamos antes y también saldríamos antes de trabajar. “Solo que acabaríamos antes, así que queda compensado. Si hacemos las cosas de una manera racional, hay negocio para todos”, explica Nuria Chinchilla, profesora de la escuela de negocios IESE y defensora de la racionalización horaria. Sara Berbel plantea otra cuestión: “También se trata de que nos planteemos qué tipo de turismo queremos para nuestro país”.

Pero más allá del turismo, ¿estamos dispuestos a renunciar a la luz hasta las 10 de la noche en verano? ¿Y a la idea de que en España puedes comer sin problemas a las 4 de la tarde?

“Esa resistencia al cambio es el mayor freno para la racionalización de horarios. Desde el punto de vista psicológico, son prejuicios irracionales, que da igual que argumentes con datos porque es una resistencia que se desarrolla ante lo desconocido, lo distinto, algo que no se ha vivido en primera persona”, cuenta la psicóloga social. “Las principales resistencias vienen desde el ámbito empresarial, que no acaba de entender que estar más tiempo en el trabajo no significa trabajar más y mejor. Y también por esa creencia de que los horarios actuales son algo 'nuestro', algo 'mediterráneo' que va en nuestro ADN y que nos define, cuando el resto de países mediterráneos no los siguen. Además, cuando viajamos a Europa nos acostumbramos a esos horarios sin problemas, así que eso también demuestra que podemos hacerlo”.

Así cambiaría: Aunque sigan existiendo discotecas y after hours, la mayoría de los bares y restaurantes adelantarían la hora de la comida y la cena y cerrarían antes, especialmente entre semana. Otros servicios, como el metro, también adelantarían su horario de cierre.


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¿Estamos dispuestos a renunciar una hora de luz?. JULIÁN ROJAS

 
HORARIOS

Razones por las que esta noche no deberíamos cambiar de hora

Deberíamos aprovechar para volver al horario del meridiano de Greenwich. Y no movernos de ahí


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Atrapado en el tiempo, de Harold Ramis

JAIME RUBIO HANCOCK 28/03/2015 - 08:13 CET

Este fin de semana nos roban una hora: a las dos de la madrugada del domingo serán las tres. Sí, hace seis meses tuvimos un fin de semana con una hora de más, pero eso fue hace seis meses. ¿Quién se acuerda ahora que estamos en pleno ataque de ira anticipando que pasaremos unos días confundidos, desorientados y sin poder conciliar el sueño?

Los orígenes

Para saber por qué hacemos esto tenemos que remontarnos al siglo XVIII. Tal y como se explica en National Geographic, Benjamin Franklin propuso que aprovecháramos que amanecía antes en verano para madrugar y ahorrar así aceite de lámparas. El astrónomo y entomólogo neozelandés George Vernon Hudson hizo una primera propuesta formal del cambio de hora oficial a finales del siglo XIX, al darse cuenta de que salir antes de la cama en primavera y verano le era útil para recoger insectos. El primer país en hacer caso a Hudson fue Alemania, que durante la Primera Guerra Mundial aprobó el cambio de hora para reducir el consumo de carbón. Esta iniciativa se estableció en Estados Unidos también durante la guerra y se generalizó en Europa y Norteamérica a partir de 1974, con la crisis del petróleo.

En resumen, vas a pasar una semana con jetlag porque un señor neozelandés quería luz para buscar escarabajos. Y además, en España este cambio de hora en concreto sobra.

¿Por qué no deberíamos cambiar la hora este sábado?

Por su posición geográfica, España debería tener la misma hora que Londres y Lisboa. La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) ha solicitado al gobierno no hacer el cambio de hora el próximo sábado, para así volver al huso del meridiano de Greenwich. "Es el horario que nos corresponde geográfica y solarmente", recuerda José Luis Casero, presidente de la asociación. Coincide Juan Antonio Madrid, director delLaboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia y responsable de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño, que añade que "este es el momento. Si no, habrá que esperar otro año". El cambio sería sencillo: bastaría con no hacer nada.

España se adaptó a la hora de Europa Central el 2 de mayo de 1942, en una medida en principio provisional que también tomaron otros países durante la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, el Reino Unido lo hizo para poder coordinarse mejor con sus aliados. España, al contrario que Inglaterra, se mantuvo con el horario de Berlín al final del conflicto "sin ningún motivo", como explica Casero. Consecuencia: tenemos horario de verano en invierno y una hora extra en verano.

Casero propone volver al horario de Greenwich para ajustarnos a lo que sería natural: "A mí también me gusta mucho la luz -explica-, pero que en julio a las diez sea de día es una situación artificial". Tras el cambio de hora y en marzo, el sol se pondrá en Madrid sobre las nueve menos cuarto. En julio, a a las nueve y media. Si no cambiamos la hora, tendremos un horario similar al de Portugal, donde la semana que viene el sol se pondrá sobre las ocho y en julio, sobre las nueve menos diez. No parece un cambio dramático. Como recuerda Casero, en lo que se refiere a la luz, "en España tenemos una situación privilegiada".

El presidente de la ARHOE recuerda que la asociación presentó un informe en el Congreso en 2013 en el que recogía no sólo esta propuesta, sino también la racionalización y flexibilización de horarios. Pero a pesar de que "ningún grupo se opuso", la iniciativa no se ha llevado al pleno.

Eso sí, hay que decir que la asociación de momento sólo pide obviar este cambio de horario. A partir de noviembre, deberíamos seguir las mismas variaciones de otoño y primavera que el resto de la Unión Europea. "O nos salimos de Europa o generamos el debate en Europa", dice Casero. Aunque añade: "Que todo se andará". Madrid recuerda que es "más importante ajustarnos al Meridiano y luego debatir si resulta conveniente cambiar la hora cada seis meses".

¿Resulta conveniente cambiar la hora cada seis meses?

"Depende de si verdaderamente el ahorro energético merece la pena", contesta Juan Antonio Madrid, que añade que "con horarios tan extendidos como los españoles, es posible que lo que se gane por un lado se pierda por otro". Según el ministerio de Industria, cada hogar se ahorrará seis eurazos, que unidos al ahorro de las empresas suman un total de 300 millones de euros: un 5% del consumo en iluminación. Además, el hecho de tener una hora más de luz después del horario habitual de trabajo incrementa las actividades de ocio y el consumo.

Hay estudios que apuntan que estos cálculos hoy en día no son realistas. A lo mejor el cambio de hora era útil para un entomólogo neozelandés o para combatir en las trincheras hace cien años, pero actualmente el ahorro en iluminación queda compensado por el hecho de que usamos más la calefacción o el aire acondicionado, dependiendo del mes y según publicó el New York Timesel año pasado.

Y por supuesto, nos cuesta más dormir los días posteriores a uno de estos cambios. Sobre todo en primavera, cuando toca despertarse sin luz, como recuerda Madrid. "El lunes siguiente al cambio nos falta sueño, ya que el cuerpo tendería a levantarse más tarde". Y esto tiene consecuencias. Este grado de somnolencia provoca un "incremento del riesgo de accidentes de tráfico" y también un aumento en la posibilidad de sufrir un infarto: "El riesgo de padecer un ataque el corazón siempre es mayor al amanecer. Y los despertares previos con despertador pueden provocar más infartos", añade Madrid.

¿Hay algún truco para pasar este mal trago?

Por mucho que nos quejemos (yo llevo tres semanas muy enfadado), este sábado tocará cambiar la hora. Además y según cuenta Madrid, "nuestro reloj interno tiene tendencia a atrasarse, por lo que adelantarlo es muy difícil". Es decir, este cambio nos va a costar más que el de noviembre.

Para adaptarnos más fácilmente, Madrid recomienda "adelantar todos nuestros horarios, incluidas las comidas. E intentar que nos dé mucha luz natural a primera hora de la mañana porque esto adelanta nuestros relojes internos". También hay que apagar "ordenadores, móviles y pantallas dos horas antes de dormir". Y por último, "confiar en nuestra biología. En dos o tres días vamos a estar mucho mejor", sobre todo si tenemos en cuenta que "va a coincidir con la Semana Santa", cosa que ayudará con la transición a quienes tengan vacaciones. Yo no.
 
Muy interesantes los tres artículos y estoy completamente de acuerdo con todo lo que se dice en ellos.
En España tenemos unos horarios que no hacen fácil la conciliación laboral y familiar. Hace años que sabemos que hay que cambiarlos pero luego no se hace nada a nivel oficial.
 
Todo este tema de los horarios es muy interesante y yo creo que a casi todo el mundo le parece bien. Yo creo que no es ni siquiera necesario meterse en las razones biológicas para adoptar otros tipos de horarios porque a efectos prácticos cualquiera aprecia las ventajas desde el punto de vista de la conciliación familiar, del ahorro de tiempo y dinero en desplazamientos y de reducción de estrés en general. Lo que me parece es que no se está debatiendo el tema como debería, es decir, con sus pros, que los conocemos bien, y con sus contras, que de ésos no se está hablando nada.

Los contras, bajo mi punto de vista, no son cosas negativas realmente, pero son comodidades y conveniencias a las que estamos acostumbrados y no sé yo si estaríamos dispuestos a renunciar.

Me explico: yo vivo en un país en el que lo habitual es trabajar de 9h a 17h. Qué suerte diréis vosotras. Pues sí. Pero hay cosas a las que me costó años acostumbrarme: a que las tiendas cierren a las 18h, a que las cafeterías (sí, las cafeterías!) cierren incluso antes (algunas a las 15h), a que el transporte público a partir de las 18h tenga muchísima menos frecuencia, etc.

Por otra parte me pregunto qué pasará con los miles de pequeños restaurantes que sirven el menú del día, que aquí tampoco existen (tiendas de sándwiches las que queráis, pero para comer en condiciones, a un restaurante normal o a tu casa). Los restaurantes de menú del día en España son en su mayoría negocios familiares con poco margen de beneficio. ¿Qué pasaría con todas estas familias?

Seguro que existen muchos más pros y muchos más contras que a mí no se me han ocurrido, pero creo que es importante poner toda la información sobre la mesa.

Por otra parte, ¿los horarios deberían ser regulados por el gobierno o por cada empresa? En mi opinión personal, ya que en España existen los convenios colectivos, estaría bien que fuesen los trabajadores los que se los exigieran a sus empresas. Estoy segura de que muchas estarían abiertas a tal posibilidad, probablemente se ahorrarían costes. Mi hermana (que sí que vive en España) entra a trabajar a las 8.30h y sale a las 17.30 (los viernes a las 14h), o sea, que muchas empresas se están empezando a dar cuenta de las ventajas.

Si, por el contrario, fuese el Gobierno el que se pusiera a meter mano al asunto, ¿de quién sería competencia legislar? ¿del Gobierno o de las Comunidades Autónomas? Porque los horarios comerciales son cada uno de su padre y de su madre dependiendo de donde vivas. ¿Ocurriría lo mismo con los horarios laborales? Me da a mí que con lo eficaces que suelen ser los distintos gobiernos españoles, si se pusieran a legislar harían como siempre: leyes con el culo.
 
La hora natural de España es la de verano, creo que es así que alguien me corrija si me equivoco. Y el problema mayor, es más que el cambio de hora (que lo es) las jornadas horribles y extensas de trabajo que tenemos todos. Ahí hay algo por arreglar, no podemos compaginar trabajo y vida con estos matadores horarios de trabajo.
 
Así va a controlar el horario tu empresa
España pondrá en marcha desde el domingo uno de los sistemas de registro más rígidos del mundo
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SeguirSusana Alcelay
Madrid Actualizado:08/05/2019 01:31h47

La ley obliga a las empresa desde el próximo domingo a controlar el horario de sus empleados. La entrada y salida del puesto de trabajo deberá quedar registrada; de no hacerlo la empresa se arriesga a multas superiores a 6.000 euros.

¿Qué pretende el Gobierno con el registro obligatorio de jornada?

El Ejecutivo argumenta que quiere luchar contra los abusos y conseguir que las empresas paguen todas las horas extraordinarias que realizan los trabajadores. Datos de CC.OO. apuntan a que tres millones de horas a la semana no se abonan ni con dinero ni con tiempo de descanso, lo que supone el 44% de todas las horas trabajadas.

¿Qué instrumentos tiene una empresa para controlar los horarios?

Hay varias y variadas fórmulas No hace falta una máquina de fichar, puede ser un sistema tecnológico o tradicional, incluso un método manual. Pero no hay excusas, todas las empresas deberán disponer desde domingo de un sistema de control para registrar la jornada laboral efectiva de sus empleados, en el que se refleje el horario de entrada y salida de cada uno de ellos.

¿Habrá alguna excepción atendiendo al tipo de trabajo?

La nueva normativa solo sienta una base legal, que debe ser desarrollada en los convenios colectivos de cada empresa atendiendo a las particularidades de cada compañía. Este fue uno de los mayores logros de la CEOE en las negociaciones que, sin embargo, provocó fuertes críticas desde los sindicatos. Las centrales consideran que los cambios dejan en manos exclusivas del empresario organizar y documentar este registro en empresas pequeñas.

¿Cuánto tiempo deberá la empresa guardar los registros?

La ley obliga a las empresas a conservar los registros horarios durante cuatro años y a ponerlos a disposición de los trabajadores, sindicatos y de la Inspección de Trabajo, que estará vigilante para que se cumpla la norma, que modifica la ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social.

¿A qué se enfrentan las empresas incumplidoras?

El registro de la jornada será a partir de ahora uno de los motivos que, en caso de incumplimiento por parte de la empresa, acarrea una sanción grave. Las multas en este caso van desde 626 a 6.250 euros para las empresas y no serán individualizadas. Es decir, que en caso de que la Trabajo compruebe que se ha incumplido la normativa, aunque afecte a muchos trabajadores, impondrá solamente una multa.

¿Es España pionera en el control de la jornada?

No. Otros países ya lo hacen, pero en España se va a implantar uno de los sistemas más rígidos de control. Ya se hace en Reino Unido, Francia o Estados Unidos, pero con cierta flexibilidad. En Alemania o Bélgica, por ejemplo, no existe.

¿Cómo han recibido las empresas la nueva obligación?

Esta es una de las iniciativas legales que mayores recelos ha levantado en el mundo empresarial, por considerarla una nueva traba a la actividad, especialmente para pymes y autónomos, sin olvidar el sobrecoste que puede implicar la reclamación del pago de horas extra por parte de los trabajadores. «El registro horario colisiona con la nueva economía, donde muchos empleados ya trabajan por objetivos, es decir, sin control de presencia ni de ausencia», asegura Francisco Aranda, vicepresidente de CEIM-CEOE.

https://www.abc.es/economia/abci-controlar-horario-empresa-201905072006_noticia.html
 
En Holanda tienen también horarios diferentes. Desayuno a la hora de ir al trabajo. Se come a las 12 de la mañana, sobre las 18.30 o 19 horas se hace un pequeño picoteo y ya hasta el día siguiente. Seguí con estos horarios aquí en España y lo paso fatal cuando tengo que ir a casa de amigos a comer, o cenar porque lo hacen muy tarde.
 
El registro horario obligatorio siembra el caos entre las empresas
Los autónomos piden que se pare la ley hasta que un reglamento aclare las particularidades de cada trabajo


SeguirSusana Alcelay
Madrid Actualizado:10/05/2019 07:54h

La implementación obligatoria del registro horario desde el próximo domingo está generando dudas y muchas críticas entre los empresarios, tampoco gusta a los sindicatos y los trabajadores están en alerta. Pero si hay un colectivo alarmado es el de pymes y autónomos que, en definitiva, serán los más perjudicados por una norma que no ha previsto las particularidades de cada actividad y que colisiona con las nuevas formas de trabajo, con el empleo por objetivos, la distribución irregular de jornada para favorecer la conciliación o las empresas que trabajan en distintos países con husos horarios diferentes.

«Los autónomos están desconcertados y preocupados porque la nueva norma carece de la necesaria seguridad y certidumbre jurídica para desarrollar su actividad», asegura a ABC Lorenzo Amor, presidente de ATA. Es por este motivo por el que reclama al Gobierno que paralice la ley hasta que un reglamento desarrolle las especificidades de cada actividad y trabajos que desarrollan los pequeños empresarios. Recuerda que el 95% de las empresas españolas tienen menos de cinco trabajadores y que muchas «han implantado un sistema de trabajo que combina a la perfección la movilidad laboral, la conciliación, el teletrabajo y se ajustan más a los objetivos que al horario».

Explica el representante de los autónomos que «ante las dudas que está generando la aplicación del decreto, se puede decir que norma es una traba más para la creación de empleo, para la aspiración de crear además ese empleo indefinido y de calidad que potencia la conciliación de la vida personal y laboral y el no abandono de las pequeñas localidades en España».

En términos muy similares se pronunció ayer Cepyme, la patronal de la pequeña y mediana empresa. Calificó de «desproporcionada e innecesaria» la obligación del registro tras recordar que «va contra los procesos renovadores de la gestión de los recursos humanos en las empresas, basados en la confianza y la implicación de los trabajadores», además de suponer unos elevados costes para la empresa.

Como ya avanzó ABC, todas las empresas deberán disponer desde eldomingo de un sistema de control para registrar la jornada laboral efectiva de sus empleados, en el que se refleje el horario de entrada y salida de cada uno de ellos. No hacerlo implicará multas de hasta 6.250 euros. Así lo estipula una de las medidas más polémicas tomadas por el Gobierno en sus «viernes electorales», cuyo principal objetivo es luchar contra el fraude laboral y controlar las horas extraordinarias que no se pagan.

La nueva norma, sin embargo, solo sienta una base legal, que será desarrollada en los convenios de cada empresa atendiendo a las particularidades de cada compañía. Este fue uno de los mayores logros de la CEOE en las negociaciones que, sin embargo, provocó fuertes críticas desde los sindicatos, que consideran que los cambios dejan en manos exclusivas del empresario organizar y documentar este registro en empresas pequeñas.

La ley obliga a las empresas a conservar los registros horarios durante cuatro años y a ponerlos a disposición de los trabajadores, sindicatos y de la Inspección de Trabajo, que desde el próximo lunes castigará con entre 626 y 6.250 euros a las empresas incumplidoras.

Con «mesura y cabeza»
La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, llamó ayer a las empresas a cumplir «sin agobios» pero «con seriedad» el decreto. Recordó que los empresarios han tenido «dos meses» para implantar los dispositivos de control horario, aunque reconoció que a veces «dejamos las cosas para el último minuto». Dijo, sin embargo, que la Inspección actuará desde el día 13 «con cabeza, mesura y sentido común».

Video original, en :
https://www.abc.es/economia/abci-re...caos-entre-empresas-201905100224_noticia.html
 
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