HOLLYWOOD, Crónica Negra

El gánster, la estrella y Cheryl "la destripadora": el crimen que conmocionó a Hollywood

El 4 de abril de 1958, Cheryl Crane, hija de Lana Turner, asesinaba al amante de su madre, el gánster Johnny Stompanato.


Por EVA GÜIMIL

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Interior noche. Una mujer rubia, increíblemente bella, grita angustiada sobre el cuerpo de un hombre que reposa sobre un charco de sangre. Un niña llora. Lleva un cuchillo en la mano y está asustada. Es la noche de Viernes Santo y no hay nadie más en la casa.

Podría ser una secuencia de cualquier película de cine negro de los años cuarenta o cincuenta, pero no lo es, a pesar de que la protagonista de la acción es Lana Turner, bomba sexual de los cuarenta y estrella de clásicos como El cartero siempre llama dos veces y Cautivos del mal. Esta no es una secuencia de inicio, es una historia real.


La niña que llora es su hija Cheryl Crane de catorce años, que ha vuelto a casa del internado para pasar las vacaciones de Pascua, y el tipo que yace en el suelo del boudoir rosa de la casa de estilo colonial que un día perteneció a Harpo Marx, es Johnny Stompanato, o Johnny Valentine como se hace llamar ahora o, como es conocido entre susurros, “Oscar”, un mote que se ha ganado por los 30 centímetros que mide cierta parte de su anatomía.

JOHNNY CON SU ASPECTO CHULESCO DE GÁNSTER DE SERIE B Y SU ASPECTO PELIGROSO FUE UN IMÁN PARA LA MUJER QUE UN DÍA DECLARÓ: “ENCUENTRO A LOS HOMBRES TERRIBLEMENTE EXCITANTES, Y CUALQUIER CHICA QUE DIGA QUE NO ES UNA DONCELLA ANÉMICA, UNA prost*t*ta O UNA SANTA.” Y LANA NO ERA NINGUNA DE LAS TRES COSAS.

Johnny, el último amante de Lana Turner, es un gánster, más de apariencia que de curriculum.Tras codearse con el legendario Bugsy Siegel, el inventor de Las Vegas, pasó a formar parte de la cuadrilla de su lugarteniente Mickey Cohen, un peso pluma de gatillo fácil que después de ser sentenciado a muerte por medio Los Ángeles decidió incorporar a Stompanato, con quien compartía gusto por las estrellas de Hollywood y la ostentación, a su nómina de guardaespaldas.

Aunque años después en su autobiografía Mickey Cohen: In My Own Words confesaría que era más un objeto ornamental que un verdadero matón. "No había forma de que Johnny fuera guardaespaldas en absoluto", afirmaba. "Aunque era un héroe de guerra, cuando se trataba de violencia o actividades con armas fuera de una situación de guerra, Johnny se alejaba por completo ". Pero a Cohen le gustaba el atrezzo y la fanfarria y Johnny “parecía” la clase de matón que le correspondía a un mafioso.

Precisamente de las connotaciones mafiosas que tenía cualquier apellido italiano en los años cuarenta es de lo que había huido siempre la familia de Johnny. Sus padres, un barbero y una costurera de Brooklyn, se habían mudado a Illinois, al pequeño y tranquilo pueblo de Woodstock, para criar a sus cuatro hijos alejados de los problemas de la gran ciudad.

Pero a Johnny le gustaban los problemas. A pesar de los esfuerzos de sus padres por ofrecerle un futuro matriculándolo en una prestigiosa escuela militar, él estaba más interesado por las mujeres que por los estudios y, gracias a su buena planta, ellas también estaban interesadas en él.

Cansado de la vida en Woodstock y sin un plan mejor, Johnny tomó el mismo camino que muchos jóvenes norteamericanos y después de alistarse se unió a la 1.ª División de Marines y puso rumbo al Pacífico. Tras su vuelta a casa con algunas medallas en el pecho, se casó y dejó embarazada a su esposa, pero antes de que su hijo empezase a gatear, Johnny ya estaba rumbo a una nueva aventura: la conquista de Hollywood.

Y ahí fue donde conoció a Cohen. Como su “guardaespaldas” se dedicaba a pequeños trapicheos, recados, blanqueo a pequeña escala y también a una actividad muy lucrativa en la que su físico jugó un gran papel: la extorsión sexual a estrellas de cine. Johnny seguía siendo irresistible para las mujeres y las estrellas de Hollywood, por mucho que refulgiesen en la pantalla, no diferían mucho de las chicas que suspiraban por él en Woodstock.

Su modus operandi, documentado por el escritor Ted Schwarz en Hollywood Confidential, era bastante sencillo. Johnny (o más bien Cohen) seleccionaba las víctimas, generalmente mujeres maduras y siempre casadas, las llamaba de manera anónima fingiendo estar obnubilado por ellas y cuando la relación se consolidaba aparecían unas fotos íntimas que serían entregadas a su marido si no había un pago por medio.

Si las mujeres no podían hacer frente a los pagos Johnny las conminaba a prostituirse y se encargaba de las gestiones correspondientes. Una joya.

Stompamato empezó a ser un habitual de los sitios de moda de Sunset Strip y perseguir estrellas, obviamente femeninas, adineradas y maduras, se convirtió en su principal objetivo. Cohen tenía razón: Johnny no era un gánster, pero era la idea que Hollywood tenía de un gánster y eso era mucho más importante en un universo que se había gestado en base a las apariencias. Tras algunas piezas menores, trató de cazar a Ava Gardner, pero se topó con Frank Sinatra y la verdadera Mafia. Después probó suerte con Janeth Leigh, pero no pasó de un leve escarceo que ella cortó de raíz al descubrir su pasado como gánster. Y entonces apareció Lana. Y a ella le importaba un bledo su pasado, sólo su presente.

Era 1957 y Turner seguía siendo una rubia despampanante, pero ya tenía 37 años, una edad en la que en el Hollywood de los 50 (y en el de ahora) empezaba a limitarla a papeles de “madre de”. Su afición al alcohol y a los excesos habían hecho ya mella en su rostro y las llamadas de su agente cada vez ofrecían papeles menos jugosos. La Metro Goldwyn Mayer, el estudio en el que había triunfado durante dieciocho años, acababa de deshacerse de ella, justo cuando también se había terminado su matrimonio con el actor Lex Baker. Era el momento más vulnerable de su vida.

Tuner había tenido una infancia difícil, cuando tenía diez años alguien machacó el cráneo de su padre tras una timba de dados. Su madre y ella se trasladaron a Los Ángeles sin un dólar y vivieron penosamente, al menos hasta el día en que en uno de sus vagabundeos William R. Wilkerson, un publicista del Hollywood Reporter, se fijó en ella y la puso en contacto con Zeppo Marx, el hermano sin gracia de los Marx, quien por aquel entonces dirigía una agencia de talentos.

En 1937 Lana conseguía su primer papel en la gran pantalla, en el film de Mervin LeRoy Ellos no olvidarán. Era una escena breve en la que simplemente caminaba, pero sus formas (básicamente sus pechos) no pasaron desapercibidas.

A pesar de que su personaje era violado y asesinado minutos después el público no podía quitarse de la mente aquel desinhibido paseo (o sea, sus pechos) y la Metro, que por entonces fagocitaba todo el talento de la industria, supo explotar esa imagen. Durante una sesión de fotos promocional en la que Lana llevaba una blusa bajo el jersey, la publicista Emily Torhia le pidió que se la quitara, después le pidió que se quitara también el sujetador: había nacido “la chica del jersey”. Y así fue conocida durante toda su carrera.

Las puertas de Hollywood se abrían ante ella y no tardaría en convertirse enuna de las actrices mejor pagadas de la industria y en una de las diosas de la gran pantalla en los años cuarenta gracias a papeles rebosantes de sexualidad como la Cora de El cartero siempre llama dos veces.

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Lana Tuner en 'El cartero siempre llama dos veces'

Aunque si el cine era importante en su vida también lo eran los hombres. Sobre todo los hombres guapos como no tenía reparo en reconocer: “Seamos honestos, lo físico me atrae primero. Si después conoces la mente, el alma y el corazón del hombre, eso ya es la guinda del pastel.”

Lana pasó la década de los cuarenta encadenando éxitos, aunque a pesar de ello nunca ha logrado el reconocimiento como actriz del que sí gozaron otras compañeras de generación con una filmografía menos memorable, tal vez porque su físico era un árbol demasiado imponente para dejar ver el bosque de su talento. Y a la vez que encadenaba éxitos también encadenaba relaciones, generalmente tormentosas que solían acabar con la actriz en el hospital por algún "accidente doméstico".

Su primer matrimonio con el músico Artie Shaw tan sólo duró cuatro meses, se terminó el día que Shaw le lanzó un par de zapatos a la cabeza y le pidió que los lustrase. Tras Shaw llegaron el restaurador Stephen Crane, padre de su única hija Cheryl y con quien se casó apenas una semana después de conocerle, el heredero millonario Bob Topping, el actor Lex Barker, de quien se divorciaría alegando “crueldad mental” (y que después se casaría con Tita Cervera), Fred May, Robert Eaton, y por último Ronald Dante. Dante, un hipnotizador de medio pelo, acabó robándole más de 100.000 dólares e ingresando en prisión por fraudes relacionados con la falsificación de diplomas y el “maquillaje permanente” (sí, el Dr. Dante merece también merece que se cuente su historia).





Pero además de sus siete maridos también hubo innumerables amantes: Frank Sinatra, Howard Huges, Errol Flynn, Fernando Lamas, Tyrone Power y hasta Luis Miguel Dominguín. Y entre todos ellos, exactamente entre el quinto y el sexto marido, apareció Johnny Stompamato, Johnny Valentine, “Oscar”.

Johnny con su aspecto chulesco de gánster de serie B y su actitud peligrosa fue un imán para la mujer que un día declaró: “Encuentro a los hombres terriblemente excitantes, y cualquier chica que diga que no es una doncella anémica, una prost*t*ta o una santa.” Y Lana no era ninguna de las tres cosas.

En un tiempo en el que en Hollywood todo el mundo tenía algo que ocultar, Lana, que como todas las estrellas vivía aterrada por mantenerse alejada de la prensa amarilla, era famosa por ocultar cierto gusto por las relaciones peligrosas y más en concreto por los hombres violentos. Y Johnny no tardó en demostrar que lo era.

Ese año Lana viajó a Londres para rodar Brumas de inquietud con un por entonces desconocido Sean Connery. A pesar de que la actriz era diez años mayor no tardaron en surgir rumores de que la relación entre ambos había ido más allá del set, lo que enloqueció a Stompanato que tras amenazarla vía telefónica se presentó en Londres con una pistola y amenazó a Connery que después de desarmarlo lo lanzó al suelo de un puñetazo. Un golpe que probablemente fue más doloroso para su ego que para su mandíbula. Tras el incidente, el gánster fue invitado por Scotland Yard a abandonar la isla.

Cuando un par de años después Connery fue a Hollywood parar rodar su primera película americana recibió un mensaje de Mickey Cohen en su hotel: 'Sal de la ciudad o un contrato pondrá fin a tu vida'. Connery no hizo caso a las amenazas, pero por si acaso se buscó un nuevo alojamiento.

Tras el final del rodaje, Lana volvió a casa y se reencontró con Johnny. Él se vengó golpeándola e intentando asfixiarla con una almohada. Durante semanas Lana intentó romper con él.

La noche del 4 de abril de 1958, apenas una semana después de que ella perdiese el Oscar al que estaba nominada por Vidas borrascosas y de que tuvieran una brutal pelea tras la negativa de ella a que el gánster la acompañase a la gala, Lana le echó de casa. Johnny la insultó por beber demasiado y amenazó con cortarle la cara, su amenaza favorita, y agredir tanto a su madre como a su hija que en ese momento leía en la planta de abajo.

Lo que sucedió después forma parte de la crónica negra de Hollywood y fue narrado por la propia Cheryl en su autobiografía Una historia trágica de Hollywood:

"Después de que John llegase, me senté en mi habitación a escribir un trabajo mientras escuchaba sus amenazas crueles. Presa del pánico, bajé corriendo las escaleras y entré a la cocina, donde cogí uno de los cuchillos que mi madre había comprado ese día. Volví a subir las escaleras al dormitorio de mi madre y me quedé fuera de su puerta por unos momentos mientras Stompanato continuaba amenazando con desfigurarla. De repente, mamá abrió la puerta y John apareció por detrás, con el brazo levantado como para golpearla. Di un paso adelante y él corrió con el cuchillo en mis manos. Stompanato me miró y dijo: "Dios mío, Cheryl, ¿qué has hecho?" antes de caer al suelo. En un instante, él estaba muerto".

Durante el juicio Tuner declararía que realmente Stompanato no había estado a punto de golpearla, su brazo estaba levantado porque llevaba una chaqueta y una camisa en una percha.

Lana intentó taponar la herida con una toalla y luego llamó a su madre, que vivía cerca y le pidió que llamase a un médico. Después telefoneó a su abogado Jerry Geisler, mientras Cheryl llamaba a su padre Stephen. Le inyectaron adrenalina, pero cuando llegó la policía ya estaba muerto. En su muñeca, llevaba un brazalete de plata con una inscripción en español: "Papa Johnny, dulce amor mío, cuando uses esto recuerda que es un pedazo de mi corazón que siempre estará contigo. Con todo mi amor, Lanita “.

El suceso se convertía en la mayor sacudida que había sufrido Hollywood desde el escándalo de Fatty Arbauckle. Los periódicos se cebaron con los detalles más escabrosos del caso y bautizaron a Cheryl como “la destripadora”, Mickey Cohen vendió al Herald Examiner las cartas repletas de detalles íntimos que Lana escribió a Stompanato y que dejaban claro el peligroso cariz de su relación: "Necesito tus caricias, tan salvajes que me hacen daño. Es todo tan terrible, pero al mismo tiempo tan bello. Soy tuya y te necesito: MI HOMBRE".

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Lana Tuner declarando en el estrado durante el juicio por el asesinato de Johnny Stompanato.
El juicio fue emitido en directo por la radio y grabado por las principales cadenas de televisión, un hecho por entonces extraordinario y cada día se formaban colas ante la sala. Durante las vistas Lana Turner lloró, suspiró y hasta se desvaneció levemente. Incluso los más críticos con la estrella afirmaron que aquella había sido su mejor interpretación.

El abogado de Cheryl la pintó como la más inocente de las criaturas: "Esta niña que hoy comparece ante la justicia está aún en la edad de leer a Louisa May Alcott. En el reformatorio donde está recluida desde hace varios días, su libro de lectura es Mujercitas, y es que ella es aún eso, una pequeña mujercita, no una mujer capaz de comprender la gravedad del acto que ha cometido.".

La verdad es que Cheryl ya habia tenido algunos problemas de conducta e incluso se había escapado del internado y frecuentado lugares poco habituales para una niña de catorce años, pero eso no importaba a nadie. Sin duda era mucho más interesante su gusto por la literatura juvenil.

La deliberación del jurado apenas duró 20 minutos, el veredicto: homicidio justificado.

Hoy Cheryl vive felizmente casada con la agente inmobiliaria Jocelyn LeRoy, con quien lleva cuarenta años de relación y a quien Lana consideraba como una hija más. Turner falleció de un cáncer de esófago en 1995. Tras el suceso su fama aumentó y cosechó un gran éxito gracias a su papel de madre abnegada en Imitación a la vida. La diva terminó su carrera dando relumbron a series de televisión como Falcon Crest y un año antes de morir recibióa el premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastian. Johnny Stompanato reposa en el cementerio de Woodstock, en una caja de pino barata comprada por Mickey Cohen.

La historia de aquella noche forma parte ya de la nebulosa que envuelve a Hollywood y su banalización es un elemento más de la cultura popular.Woody Allen construyó un remedo del suceso en Septiembre, con Mia Farrow en el papel de una hipotética Cheryl y Elaine Strich emulando a Lana Turner. Y en L.A. Confidential pudimos ver a Johnny y Lana haciéndose arrumacos en un local de moda, dejando claro que el maridaje estrellas y matones combinaba tan bien como la tónica y la ginebra.

Pero el final de la historia no dejó contento a todo el mundo. Se habló de que Stompanato habría intentado abusar de Cheryl, pero ella lo niega en su biografía, en la misma en la que acusa a Lex Baker y a Fernando Lamas, padre de Lorenzo Lamas, de violarla. Otros prefirieron creer que la joven, también enamorada de él, lo habría asesinado por celos. Y la mayoría que fue Lana quien realmente asesinó a Johnny y para evitar la cárcel y la mala prensa, habría obligado a su hija a asumir la culpa consciente de que la pena para ella al ser menor sería más indulgente. Incluso Mickey Cohen aprovechó para tratar de inculpar a Sean Connery.

La realidad es que alrededor de la historia hay demasiados interrogantes. ¿Cómo pudo una niña de catorce años pillar desprevenido a aquel grandullón? Vale, que no era el tipo más aguerrido de los bajos fondos, pero Cheryl era una niña escuálida y Johnny un tipo fornido y bregado en la calle. También está la tardanza de Turner en llamar a la policía, detalle en el que insistió la familia de Johnny que demandó a Cheryl con el fin de obtener dinero para la manutención del hijo de Johnny III, y el poco rigor de las pruebas forenses que parecía más orientado a lanzar un puñado de paladas rápidas sobre un matón que no le importaba demasiado a nadie.

60 años después sólo queda una testigo del crimen, Cheryl Crane que ya ha sido juzgada y absuelta y probablemente nunca cambie una coma de su declaración. Aunque en Hollywood siempre se puede esperar un final sorpresa. En el cincuenta aniversario del asesinato, el periodista Richard Babcock entrevistó al hijo de Johh, John Ibraim Stompanato III para elChicago Magacine y este manifestó su deseo de sentarse algún día con Cheryl para que ella le contase "lo que está en el interior de su mente". También confesó haber visto toda la filmografía de Lana Turner y haber visitado la casa de North Bedford Drive. Aunque parezca remotamente posible, nos gusta pensar que algún día esa charla se producirá y ese podría ser el inicio de una extraña amistad y tal vez de una gran temporada deAmerican Crime Story.

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Cheryl durante el juicio con su padre Stephen Crane.

https://www.revistavanityfair.es/ac...a-turner-cheryl-crane-ganster-hollywood/30199
 
El idilio de Ava Gardner con España: del Sí del torero al No del tricornio
En 1950 un aterrizaje en el aeropuerto de Barcelona transformó la nocturnidad española. Llegó Ava Gardner.

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Su destino era Tossa de Mar, donde se rodaría Pandora y el holandés errante, de Albert Lewin. La película es un delirio hollywoodiense que combina, en sus primeras escenas, conversaciones en catalán de pescadores locales y un tablao flamenco en el que un grupo de ricas expatriadas exhibe fastuosos trajes de Beatrice Dawson.

Ava, la “diosa secreta” en palabras de James Mason, es una femme fataleque contempla sin parpadear cómo se suicida ante ella un admirador alcoholizado por sus encantos o hace despeñar a un miembro de suentourage su vehículo de competición en las aguas de la Costa Brava.


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Su carrera, en pleno despegue, se consolidaría durante la época con películas como Las nieves de Kilimanjaro (1952) o Mogambo (1953).

El año 1950 marcó el inicio de su tempestuosa aventura con Frank Sinatra, con quien se casaría un año más tarde. Las dificultades de una relación que provocó más de un disparo consolidaron su affaire con España. Un país aislado, empobrecido por la posguerra y asfixiado por la represión política del régimen, pero sin competencia en la oferta de noches anónimas y toreros, su gran debilidad. Mientras rodaba Pandora, entre las visitas de Sinatra tuvo tiempo para su primer trofeo: Mario Cabré.

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Unos años después, en La condesa descalza de Mankiewicz, Ava representó a María Vargas, una bailaora de los barrios bajos de Madrid que es descubierta por el star system. María navega con la indiferencia en la café society y aprovecha cualquier ocasión para escapar a un poblado gitano, quitarse los zapatos y bailar.

La actriz realizó el viaje inverso. En 1954, el año que se estrenó la película, Ava adquirió su primera residencia en Madrid: La bruja, en La Moraleja. Se dice que llegó de la mano de Hemingway y con la mirada puesta en Luis Miguel Dominguín, pero más allá de sus pulsiones eróticas, es probable que Ava quisiese descalzarse, ser otra.





No deja de resultar paradójico que el Madrid franquista le ofreciese la libertad que buscaba. Lejos de los focos, Ava creó un universo que se diría inspirado en la Carmen de Bizet. Como Carmen, como Pandora, tomaba y desechaba amantes en noches sin fin. El único recuerdo del ojo público internacional, del mundo aéreo y burbujeante de la condesa descalza, eran los paparazzi, que evitaba a toda costa.

Su Madrid de tablaos, de la barrera de Las Ventas, de Riscal y de Chicote, ha sido reflejada por Marcos Ordóñez en su libro Beberse la vida y en el documental La noche que no acaba de Isaki Lacuesta. Pero hay un episodio que ha pasado desapercibido: sus visitas a Mallorca.

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Betty Sicre, una amiga común, recomendó a la actriz pasar una temporada en la isla con los Graves. En su opinión, la atmósfera rural le proporcionaría un merecido descanso, podría mejorar su español y formarse en poesía inglesa con Robert. Considerando sus líneas en castellano en La condesa descalza, el segundo punto muestra cierta sensatez, aunque la inclinación de la actriz por la poesía nunca haya salido a la luz.

Ava escuchó a su amiga y viajó a Deià en 1955, un año después de fijar su residencia en Madrid. El pueblo de la sierra de la Tramuntana debía de ser entonces un lugar recóndito. Como refleja el relato Un brindis por Ava Gardner, publicado en el New Yorker, su visita produjo una gran expectación en el escritor y mitógrafo Robert Graves. El relato narra cómo la llegada de la actriz a la isla restablece, de por sí, una disputa entre los socios de una fábrica de muebles. Hay algo providencial en su advenimiento, como si se tratase de una epifanía divina.

Pero la diosa, a pesar de establecer una estrecha relación de amistad con los Graves, especialmente con Robert, prefirió la noche de Palma a la tranquilidad bucólica de Deià, y pareció mostrar más interés por los vinos locales que por la poesía inglesa.

Tras su visita a las bodegas José Luis Ferrer, en Binissalem, la actriz se encontraba en tal estado de ebriedad que el bodeguero la invitó a cenar para evitar un inminente colapso. Niní Ferrer, su hija, que acudió a reunirse con ellos en El Patio, un restaurante de moda de la época, afirma que el vino no afectaba en absoluto a su belleza; que su presencia, como apreció Graves, seguía siendo divina.

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Escena de 'Pandora y el holandés errante'© D.R.

Ava siguió visitando Mallorca regularmente. Acudió a Deià en diciembre de 1961 para celebrar su cumpleaños. Su debilidad por los uniformes parecía persistir, porque se presentó en el cuartelillo para invitar a uno de los guardias civiles a la fiesta. El joven no tenía ropa de paisano, de modo que se presentó con tricornio y guantes blancos. Ava, fascinada, le dijo que llevaba unbeautiful uniform, le ofreció una copa de vino y le invitó a su yate, que tenía anclado en Sa Foradada. Él se negó, alegando que estaba de servicio. La actriz le contestó que no se dejaba intimidar por la belleza y se alejó.

Eso a Pandora nunca le habría pasado, pero la vida se empeña en eludir las exigencias del guion. El affaire de Ava Gardner con España se apagó a medida que su refugio cañí se disolvía en una década marcada por superproducciones de oscilante calidad. El viaje había terminado.

https://www.traveler.es/viajeros/articulos/ava-gardner-en-espana-tossa-del-mar/11365

 
Todas las caras de Joan Crawford, 40 años después de su muerte

Hoy se cumple el 40º aniversario del fallecimiento de la actriz que tanta controversia generó a lo largo de su carrera, salpicada por infidelidades, disputas, rencores, rumores y leyendas urbanas. ¿Conoces toda su historia?


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Su vida bien podría ser el guion de una de las tantas películas que interpretó a lo largo de toda su carrera. Lucille Fay Le Sueur, conocida mundialmente como Joan Crawford nació en el seno de una familia modesta el 23 de marzo de 1904 en San Antonio (Texas) y murió, hace justo 40 años, en Nueva York el 10 de mayo de 1977 a los 73 años, a causa de un infarto de miocradio aunque llevaba años arrastrando un peligroso cáncer de páncreas. Desde pequeña demostró su pasión por el baile y la interpretación en diferentes compañías teatrales consiguiendo un contrato cinematográfico con la productora Metro Goldwyn Mayer en 1925. A partir de ese momento, con tal solo 21 años, comenzó su imparable carrera como actriz primero con películas dentro del ámbito del cine mudo para después dar el salto a los filmes con sonido.

A su primera película (Ropa Vieja, 1925) le siguieron casi un centenar de títulos cinematográficos, consagrándose como una de las mejores actrices de las décadas de los años 30, 40 y 50. La recompensa por toda su trayectoria llegó a su súmmum en 1945 al ganar el Oscar como Mejor Actriz por la película Alma en Suplicio. Joan Crawford continuó su aparición en películas hasta 1970, siete años antes de que falleciera en Nueva York.

A lo largo de todas estas décadas han sido una inmesa cantidad de personas las que han hablado de la actriz sin pudor alguno, de sus excesos, sus relaciones, su personalidad e incluso de los momentos más íntimos de su vida. Verdades o meros rumores, la biografía de Joan Crawford se ha contado en libros, películas, diferentes portales de Internet y cómo no con el boca-boca. Este año, su nombre ha vuelto a sonar alto y claro, convirtiéndose (otra vez) en noticia con la llegada de la serie FEUD, creada por el director estadounidense Ryan Murphy. La primera temporada de esta ficción televisiva cuenta la historia de la conocida rivalidad entre Joan Crawford y Bette Davis, dos de las actrices más prestigiosas de la época, que coincidieron en la película ¿Qué fue de Baby Jane? en el año 1962 y que dio mucho de que hablar entre la prensa, espectadores y profesionales de Hollywood.

El pistoletazo de la serie lo da Catherine Zeta-Jones interpretando el papel de la actriz Olivia de Havilland, principal conductora de la narración del relato a lo largo de los capítulos, definiendo la relación de estas dos mujeres de una manera sincera y profunda: "nunca ha habido una rivalidad como la suya. Durante casi medio siglo, se han odiado mutuamente y nosotros las hemos amado por ello. El verdadero nombre de Joan era Lucille LeSueur y en el apogeo de la Gran Depresión empecé a darme cuenta de que era la mujer que todos los hombres querían y que todas las mujeres querían ser. Muchos piensan en ella como la estrella más grande de todos los tiempos. Ahora bien, mi querida amiga Bette, con toda la franqueza, era la actriz más grande que Hollywood ha conocido nunca. Interpretaba sus papeles con una intesidad tan audaz que nadie más se ha atrevido a hacerlo así. Solo hicieron una película juntas y fue una historia con una enemistad de porporciones bíblicas. Las rivalidades nunca son por odio, las rivalidades tienen que ver con el dolor".

Aunque la enemistad entre ambas actrices venía de antes, fue durante el rodaje de la película cuando los reproches, los conflictos y las situaciones tensas estaban a la orden del día. Ellas sabían como ir más allá y cuando no se apoyaban mutuamente (ocurrió en un par de ocasiones) se dedicaban a fastidiarse la una a la otra. Joan Crawford instaló una máquina de Pepsi Cola (cabe recordar que su difunto marido Alfred Steele fue presidente de la compañía ) en el set de rodaje y poco después Bette Davis instaló una de Coca-Cola por el simple hecho de fastidiar a Crawford. Así, una detrás de otra. El súmmum de su rivalidad llegó durante la 35.ª Ceremonia de entrega de los Premios de la Academia, cuando Bette Davis estuvo nominada como Mejor Actriz por la película ¿Qué fue de Baby Jane?, mientras que Joan Crawford no tuvo esa oportunidad, lo que generó aún más odio en la actriz. Para acaparar todo el protagonismo en el supuesto caso de que Davis no se alzase con la estatuilla, Crawford pactó con el resto de nominadas que si algunas de ellas resultaba ganadora, sería la propia Crawford quien subiera a recoger el premio en su nombre. Dicho y hecho. Anne Bancroft ganó el Oscar a Mejor Actriz por El milagro de Ana Sullivan y ahí estaba Joan para subir a recogerlo. Davis sin su estatuilla pero viendo además como su enemiga subía al escenario y tenía su momento de gloria. ¿Imaginas algo peor? La situación no tiene desperdicio.

Pero esta no fue la única enemistad que Joan Crawford tuvo a lo largo de su vida, aunque si fue la más popular. La actriz Norma Shearer fue otra de las grandes rivales, con quien coincidió en la película The Women. Pero como se sabe, muchas veces pasión y carácter fuerte van de la mano, y la actriz también tuvo tiempo a lo largo de su trayectora de regalar su afecto no solo a los cuatro maridos que tuvo, sino también a su extensa lista de amantes que incluyen tanto hombres como mujeres. Clark Gable, Jackie Cooper, Vincent Sherman o Marilyn Monroe fueron algunas de sus conquistas.

Su personalidad fuerte, tenaz, independiente, recelosa y en ocasiones agresiva marcó toda su carrera profesional y también su vida personal. Ninguno de sus cuatro hijos fue concebidos por la propia actriz, sino que recurrió a la adopción como método para conseguir ser madre. Las malas lenguas afirman que no utilizó el procedimiento habitual para adoptar a sus hijos y dicen que contrató a una persona para que 'comprase' a estos cuatro niños. Con los dos mayores tuvo más conflictos que con las dos más pequeñas. En concreto, con su hija mayor Christina, el rencor y la disputa duró décadas. No fue hasta la muerte de su madre, cuando Christina Crawford publicó el libro Querídisima Mamá donde contaba los años más díficiles de su infancia y el presunto infierno que su madre le había hecho vivir durante todo ese tiempo. En el libro acusaba a su madre de ser una mujer egoísta, cruel, manipuladora, agresiva y caprichosa.

Verdades, mentiras o meros rumores, lo que sí que es cierto es que Joan Crawford vivió una vida alejada de lo preestablecido y protagonizó no solo algunas de las mejores películas de la época, también estuvo en medio de los enfrentamientos, conflictos y controversias más comentadas de todo Hollywood. A pesar de sus pros y sus contras, no cabe duda de que su historia merecía ser recordada en el 40º aniversario de su muerte. Y qué mejor manera de cerrar este pequeño homenaje que con un repaso de los momentos más importantes y anecdóticos de su vida.

Joan Crawford en 'Ropa Vieja'

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Old Clothes (Ropa Vieja) fue la primera película en la que participó la actriz en 1925 con tan solo 20 años de edad.

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La actriz catalogada como 'flapper'

La palabra flapper es un anglicismo que hace referencia a un determinado grupo de mujeres jóvenes que durante los años 20 llevaban un estilo de vida determinado alejado de lo preestablecido. Escuchar jazz, bailar y vestir de manera diferente era uno de sus aspectos más característicos.

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Ganadora del Oscar en 1945

Ganó el Oscar gracias a la películaAlma en suplicio y no acudió a la entrega de premios por encontrarse indispuesta. Recibió a los periodistas y la entrega de la estatuilla en la cama, aparentemente mucho más recuperada.

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Crawford con sus 4 hijos adoptados

Se rumorea que los cuatro hijos de la actriz no fueron adoptados sino 'comprados' debido a que en la época en que llegó a su vida su primera hija Christina era muy díficil que una madre soltera pudiera adoptar. Se dice que cuando los servicios sociales rechazaron su petición, ella contrató a una persona para que 'comprase' a su primera hija y se rumorea que pasó lo mismo con los otros tres.

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Joan Crawford con su hija Christina

Su hija mayor Christina ha sido la que más rumores y controversias ha suscitado a lo largo de los años en torno a la figura de su madre Joan. En 1978, un año después de la muerte de la actriz, publicó el libro Querídisima Mamá o Mamita Querida en el que contaba en sus 286 páginas todo tipo de situaciones vividas con su madre en la que la mostraba como una alcohólica e inestable mujer que no estaba apta para cuidar a ningún niño. El libro generó muchísima polémica e incluso se rodó una película.

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Douglas Fairbanks, Jr., primer marido de la actriz

De 1929 a 1933 Joan Crawford estuvo casada con su primer marido el actor Douglas Fairbanks Junior.

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Franchot Tone, segundo marido de Joan Crawford

De 1935 a 1939 su marido fue el actor estadounidense Franchot Tone, del que se divorció para posteriormente casarse con tres mujeres más.

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Phillip Terry, tercer marido de la actriz

Phillip Terry y Joan Crawford estuvieron casados de 1942-1946.

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Alfred Steele, cuarto marido de Joan Crawford

En 1955 la actriz se casó con el presidente de la compañía Pepsi-Cola, Alfred Steele.A diferencia de sus tres últimos maridos de los que se divorció, de este último enviudó.

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Bette Davis y Joan Crawford

La relación entre ambas estrellas fue de mal en peor a lo largo de los años y se rumorea que se convirtió en toda una pesadilla en cuanto comenzó el rodaje de la película ¿Qué fue de Baby Jane? El incidente en los Oscar no hizo más que confirmar que los rumores de su gran enemistad eran ciertos.

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Película 'Qué fue de Baby Jane'


Bette Davis y Joan Crawford encarnaron los personajes principales de esta película estrenada en 1962, basada en la novela homónima del mismo nombre de Henry Farrell.

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Gala Oscar 1963

En 1963 aunque no estaba nominada, Joan Crawford subió a recoger el Oscar de la actriz Anne Bancroft, ganadora del mismo gracias a la película El Milagro de Ana Sullivan. Una estratagema que ideó para boicotear la nominación de su compañera de reparto Bette Davis.

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Anne Bancroft y Joan Crawford

Momento en que Joan Crawford le entrega el Oscar a Anne Bancroft.


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Norma Shearer y Crawford en 'The Women


Bette Davis no fue la única adversaria que tuvo Crawford a lo largo de su vida. Norma Shearer con quién compartió escena Joan en la película The Woman vivió otra de las trifulcas más sonadas.

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Susan Sarandon y Jessica Lange, protagonistas de 'FEUD'

Este 2017 toda la historia detrás de la rivalidad entre Beete y Joan ha vuelto a sonar más fuerte que nunca con la llegada de la serie Feud de Ryan Murphy. Susan Sarandon en el papel de Bette Davis y Jessica Lange en la piel de Joan Crawford. Ocho capítulos para conocer en profundidad lo que realmente sucedió entre las estrellas durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane?


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LA CRÓNICA NEGRA DE HOLLYWOOD
La cara oscura de Joan Crawford
El 10 de mayo se cumplieron 39 años de la muerte de la actriz. En nuestra sección “La crónica negra de Hollywood” recordamos los puntos oscuros de su vida.

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Joan Crawford pasó los últimos años de su vida prácticamente recluida en su apartamento de Nueva York y su muerte resulta un misterio. Según su biógrafa Karen Swenson: “Algunas personas creen que tomó algún medicamento para acabar con su vida, tal vez pastillas para dormir, pero no se ha podido demostrar. Hay, no obstante, un hecho revelador. Una semana antes de su muerte regaló a su perro, al cual adoraba.” Probablemente nunca sabremos la verdad sobre su muerte. Más aún, quizá tampoco sepamos nunca la verdad sobre su vida.
Gran parte su trayectoria está teñida de rumores salvajes: promiscuidad sexual, maltrato a sus hijos... Todo ello hace que Joan Crawford tenga también su capítulo en esta “Crónica negra de Hollywood”.

Una infancia poco feliz en la que sufrió malos tratos le hizo desear escapar como fuera de su Kansas City natal y buscar un lugar en el mundo del espectáculo. De sus primeros años como corista corrían algunos rumores bastante tendenciosos. Se decía que había sido detenida una vez por ejercer la prostit*ción y que había rodado una película por** con la que luego, cuando se convirtió en estrella, intentaron chantajearla.

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Nada de eso ha sido probado. Lo único cierto es que finalmente fue descubierta por la Metro e inició su carrera cinematográfica a finales de los años 20, todavía en la época del cine mudo. En los años 30 llegó a convertirse en la principal estrella femenina del estudio. Joan repetía una y otra vez sus personajes de mujer sufriente y desgarrada y al público le encantaba. Además cuidaba mucho de sus fans. Durante toda su vida contestó personalmente o a través de un ejército de empleados las cartas que le llegaban de estos.

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Joan Crawford se casó cuatro veces y tuvo infinidad de amantes. Clark Gable, con el que rodó varias películas, fue uno de los más famosos, pero no fue el único. Desde galanes consagrados hasta actores de reparto, incluso jovencitos a los que se encargó de iniciar, como la estrella infantil Jackie Cooper. Su furor sexual era legendario, como recordaba el director Vincent Sherman: “Estábamos en la sala de proyecciones cuando ella cogió mi mano y la puso en su pecho. De repente se quitó la falda y se bajó las bragas. Estaba lista para tener s*x* en ese mismo momento. Tenía fama de devora hombres.”

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En 1940, cuando contaba 35 años y acababa de divorciarse de su segundo marido, la actriz adoptó a su primera hija. Lo extraño es que por entonces era casi imposible que una mujer soltera pudiera adoptar. Según Christina Crawford hizo una petición a los Servicios Sociales para ser madre adoptiva pero la rechazaron. Entonces contrató a un conseguidor de bebés de Las Vegas que se encargó de todo. Es decir, la niña fue literalmente comprada. Christina fue su primera hija a la que años después seguirían otros tres bebés adoptados, probablemente con el mismo procedimiento.

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En 1978 Christina Crawford escribiría un escalofriante libro titulado “Queridísima mamá” en el que describía a Joan como una mujer colérica, maltratadora de sus hijos y obsesionada con la limpieza. Y es que a mediados de los años 40 su carrera atravesaba un bache. Se hacía mayor, ya no le ofrecían papeles selectos y estaba perdiendo categoría en Hollywood. Cara al exterior Joan Crawford se mostraba como una madre devota y cariñosa pero de puertas adentro pagaba su frustración con los niños. Christina Crawford cuenta en su libro numerosas vejaciones y maltratos. La obsesión de Joan con las perchas metálicas, cómo ataba con correas a su hermano Christopher o sus incursiones nocturnas cuando, por cualquier motivo, se presentaba en mitad de la noche en la habitación de la niña y la pegaba con severidad.

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Finalmente Joan Crawford consiguió el papel que le devolvería de nuevo a la cima. La película era “Alma en suplicio” y con ella ganaría el Oscar. “La noche de los Oscar –contaba Christina Crawford– fue un teatro bien ensayado. Ella quería desesperadamente ganar la estatuilla y no sabía qué hacer. Así que se metió en la cama y dijo a todos que tenía neumonía. Era la pobre actriz enferma. Así que finalmente le llamaron para decirle que había ganado y entonces tuvo lugar una recuperación milagrosa y espontánea. De pronto se peinó, se maquilló y volvió a la cama para esperar a que llegaran la prensa, el director y su Oscar. Al día siguiente salió en todos los periódicos la foto recibiendo la estatuilla en la cama”.

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Gracias al Oscar su carrera remontó y en los años siguientes rodaría otras buenas películas como “Johnny Guitar”. Lo que no cambió en absoluto fue la forma en la que trataba a sus hijos. Por suerte para ellos los niños serían enviados a un internado a salvo del temperamento de su madre.

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En 1962 Joan Crawford rodaría la última de sus películas famosas, “Qué fue de Baby Jane”, junto a la que era su gran rival en la industria, Bette Davis. Las dos actrices se odiaban desde hacía décadas. Después su carrera languideció a base de series de televisión y películas de terror. En los últimos años vivía sola, oculta de la gente, encerrada en su apartamento de Nueva York.

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Una de las últimas decisiones que tomó antes de morir fue la de desheredar a sus hijos Christina y Christopher. En su testamento no daba muchas explicaciones. Simplemente decía: “Los motivos ya los conocen ellos”. Fue ese detalle lo que animó a Christina Crawford a escribir un libro contando cómo había sido la vida al lado de su madre. El libro, publicado en 1978, fue un éxito de ventas y tres años después se adaptó al cine en una película de igual título, “Queridísima mamá”, en la que Faye Dunaway daba vida a Joan Crawford. Para muchos fue una auténtica sorpresa descubrir en aquella película el verdadero carácter de la actriz. Es el lado oscuro que esconden algunas estrellas y que lleva alimentando esta crónica negra desde que se inventó el cine.

http://cadenaser.com/programa/2016/05/14/sucedio_una_noche/1463220740_042559.html
 
El gánster, la estrella y Cheryl "la destripadora": el crimen que conmocionó a Hollywood

El 4 de abril de 1958, Cheryl Crane, hija de Lana Turner, asesinaba al amante de su madre, el gánster Johnny Stompanato.


Por EVA GÜIMIL

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Interior noche. Una mujer rubia, increíblemente bella, grita angustiada sobre el cuerpo de un hombre que reposa sobre un charco de sangre. Un niña llora. Lleva un cuchillo en la mano y está asustada. Es la noche de Viernes Santo y no hay nadie más en la casa.

Podría ser una secuencia de cualquier película de cine negro de los años cuarenta o cincuenta, pero no lo es, a pesar de que la protagonista de la acción es Lana Turner, bomba sexual de los cuarenta y estrella de clásicos como El cartero siempre llama dos veces y Cautivos del mal. Esta no es una secuencia de inicio, es una historia real.


La niña que llora es su hija Cheryl Crane de catorce años, que ha vuelto a casa del internado para pasar las vacaciones de Pascua, y el tipo que yace en el suelo del boudoir rosa de la casa de estilo colonial que un día perteneció a Harpo Marx, es Johnny Stompanato, o Johnny Valentine como se hace llamar ahora o, como es conocido entre susurros, “Oscar”, un mote que se ha ganado por los 30 centímetros que mide cierta parte de su anatomía.

JOHNNY CON SU ASPECTO CHULESCO DE GÁNSTER DE SERIE B Y SU ASPECTO PELIGROSO FUE UN IMÁN PARA LA MUJER QUE UN DÍA DECLARÓ: “ENCUENTRO A LOS HOMBRES TERRIBLEMENTE EXCITANTES, Y CUALQUIER CHICA QUE DIGA QUE NO ES UNA DONCELLA ANÉMICA, UNA prost*t*ta O UNA SANTA.” Y LANA NO ERA NINGUNA DE LAS TRES COSAS.

Johnny, el último amante de Lana Turner, es un gánster, más de apariencia que de curriculum.Tras codearse con el legendario Bugsy Siegel, el inventor de Las Vegas, pasó a formar parte de la cuadrilla de su lugarteniente Mickey Cohen, un peso pluma de gatillo fácil que después de ser sentenciado a muerte por medio Los Ángeles decidió incorporar a Stompanato, con quien compartía gusto por las estrellas de Hollywood y la ostentación, a su nómina de guardaespaldas.

Aunque años después en su autobiografía Mickey Cohen: In My Own Words confesaría que era más un objeto ornamental que un verdadero matón. "No había forma de que Johnny fuera guardaespaldas en absoluto", afirmaba. "Aunque era un héroe de guerra, cuando se trataba de violencia o actividades con armas fuera de una situación de guerra, Johnny se alejaba por completo ". Pero a Cohen le gustaba el atrezzo y la fanfarria y Johnny “parecía” la clase de matón que le correspondía a un mafioso.

Precisamente de las connotaciones mafiosas que tenía cualquier apellido italiano en los años cuarenta es de lo que había huido siempre la familia de Johnny. Sus padres, un barbero y una costurera de Brooklyn, se habían mudado a Illinois, al pequeño y tranquilo pueblo de Woodstock, para criar a sus cuatro hijos alejados de los problemas de la gran ciudad.

Pero a Johnny le gustaban los problemas. A pesar de los esfuerzos de sus padres por ofrecerle un futuro matriculándolo en una prestigiosa escuela militar, él estaba más interesado por las mujeres que por los estudios y, gracias a su buena planta, ellas también estaban interesadas en él.

Cansado de la vida en Woodstock y sin un plan mejor, Johnny tomó el mismo camino que muchos jóvenes norteamericanos y después de alistarse se unió a la 1.ª División de Marines y puso rumbo al Pacífico. Tras su vuelta a casa con algunas medallas en el pecho, se casó y dejó embarazada a su esposa, pero antes de que su hijo empezase a gatear, Johnny ya estaba rumbo a una nueva aventura: la conquista de Hollywood.

Y ahí fue donde conoció a Cohen. Como su “guardaespaldas” se dedicaba a pequeños trapicheos, recados, blanqueo a pequeña escala y también a una actividad muy lucrativa en la que su físico jugó un gran papel: la extorsión sexual a estrellas de cine. Johnny seguía siendo irresistible para las mujeres y las estrellas de Hollywood, por mucho que refulgiesen en la pantalla, no diferían mucho de las chicas que suspiraban por él en Woodstock.

Su modus operandi, documentado por el escritor Ted Schwarz en Hollywood Confidential, era bastante sencillo. Johnny (o más bien Cohen) seleccionaba las víctimas, generalmente mujeres maduras y siempre casadas, las llamaba de manera anónima fingiendo estar obnubilado por ellas y cuando la relación se consolidaba aparecían unas fotos íntimas que serían entregadas a su marido si no había un pago por medio.

Si las mujeres no podían hacer frente a los pagos Johnny las conminaba a prostituirse y se encargaba de las gestiones correspondientes. Una joya.

Stompamato empezó a ser un habitual de los sitios de moda de Sunset Strip y perseguir estrellas, obviamente femeninas, adineradas y maduras, se convirtió en su principal objetivo. Cohen tenía razón: Johnny no era un gánster, pero era la idea que Hollywood tenía de un gánster y eso era mucho más importante en un universo que se había gestado en base a las apariencias. Tras algunas piezas menores, trató de cazar a Ava Gardner, pero se topó con Frank Sinatra y la verdadera Mafia. Después probó suerte con Janeth Leigh, pero no pasó de un leve escarceo que ella cortó de raíz al descubrir su pasado como gánster. Y entonces apareció Lana. Y a ella le importaba un bledo su pasado, sólo su presente.

Era 1957 y Turner seguía siendo una rubia despampanante, pero ya tenía 37 años, una edad en la que en el Hollywood de los 50 (y en el de ahora) empezaba a limitarla a papeles de “madre de”. Su afición al alcohol y a los excesos habían hecho ya mella en su rostro y las llamadas de su agente cada vez ofrecían papeles menos jugosos. La Metro Goldwyn Mayer, el estudio en el que había triunfado durante dieciocho años, acababa de deshacerse de ella, justo cuando también se había terminado su matrimonio con el actor Lex Baker. Era el momento más vulnerable de su vida.

Tuner había tenido una infancia difícil, cuando tenía diez años alguien machacó el cráneo de su padre tras una timba de dados. Su madre y ella se trasladaron a Los Ángeles sin un dólar y vivieron penosamente, al menos hasta el día en que en uno de sus vagabundeos William R. Wilkerson, un publicista del Hollywood Reporter, se fijó en ella y la puso en contacto con Zeppo Marx, el hermano sin gracia de los Marx, quien por aquel entonces dirigía una agencia de talentos.

En 1937 Lana conseguía su primer papel en la gran pantalla, en el film de Mervin LeRoy Ellos no olvidarán. Era una escena breve en la que simplemente caminaba, pero sus formas (básicamente sus pechos) no pasaron desapercibidas.

A pesar de que su personaje era violado y asesinado minutos después el público no podía quitarse de la mente aquel desinhibido paseo (o sea, sus pechos) y la Metro, que por entonces fagocitaba todo el talento de la industria, supo explotar esa imagen. Durante una sesión de fotos promocional en la que Lana llevaba una blusa bajo el jersey, la publicista Emily Torhia le pidió que se la quitara, después le pidió que se quitara también el sujetador: había nacido “la chica del jersey”. Y así fue conocida durante toda su carrera.

Las puertas de Hollywood se abrían ante ella y no tardaría en convertirse enuna de las actrices mejor pagadas de la industria y en una de las diosas de la gran pantalla en los años cuarenta gracias a papeles rebosantes de sexualidad como la Cora de El cartero siempre llama dos veces.

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Lana Tuner en 'El cartero siempre llama dos veces'

Aunque si el cine era importante en su vida también lo eran los hombres. Sobre todo los hombres guapos como no tenía reparo en reconocer: “Seamos honestos, lo físico me atrae primero. Si después conoces la mente, el alma y el corazón del hombre, eso ya es la guinda del pastel.”

Lana pasó la década de los cuarenta encadenando éxitos, aunque a pesar de ello nunca ha logrado el reconocimiento como actriz del que sí gozaron otras compañeras de generación con una filmografía menos memorable, tal vez porque su físico era un árbol demasiado imponente para dejar ver el bosque de su talento. Y a la vez que encadenaba éxitos también encadenaba relaciones, generalmente tormentosas que solían acabar con la actriz en el hospital por algún "accidente doméstico".

Su primer matrimonio con el músico Artie Shaw tan sólo duró cuatro meses, se terminó el día que Shaw le lanzó un par de zapatos a la cabeza y le pidió que los lustrase. Tras Shaw llegaron el restaurador Stephen Crane, padre de su única hija Cheryl y con quien se casó apenas una semana después de conocerle, el heredero millonario Bob Topping, el actor Lex Barker, de quien se divorciaría alegando “crueldad mental” (y que después se casaría con Tita Cervera), Fred May, Robert Eaton, y por último Ronald Dante. Dante, un hipnotizador de medio pelo, acabó robándole más de 100.000 dólares e ingresando en prisión por fraudes relacionados con la falsificación de diplomas y el “maquillaje permanente” (sí, el Dr. Dante merece también merece que se cuente su historia).





Pero además de sus siete maridos también hubo innumerables amantes: Frank Sinatra, Howard Huges, Errol Flynn, Fernando Lamas, Tyrone Power y hasta Luis Miguel Dominguín. Y entre todos ellos, exactamente entre el quinto y el sexto marido, apareció Johnny Stompamato, Johnny Valentine, “Oscar”.

Johnny con su aspecto chulesco de gánster de serie B y su actitud peligrosa fue un imán para la mujer que un día declaró: “Encuentro a los hombres terriblemente excitantes, y cualquier chica que diga que no es una doncella anémica, una prost*t*ta o una santa.” Y Lana no era ninguna de las tres cosas.

En un tiempo en el que en Hollywood todo el mundo tenía algo que ocultar, Lana, que como todas las estrellas vivía aterrada por mantenerse alejada de la prensa amarilla, era famosa por ocultar cierto gusto por las relaciones peligrosas y más en concreto por los hombres violentos. Y Johnny no tardó en demostrar que lo era.

Ese año Lana viajó a Londres para rodar Brumas de inquietud con un por entonces desconocido Sean Connery. A pesar de que la actriz era diez años mayor no tardaron en surgir rumores de que la relación entre ambos había ido más allá del set, lo que enloqueció a Stompanato que tras amenazarla vía telefónica se presentó en Londres con una pistola y amenazó a Connery que después de desarmarlo lo lanzó al suelo de un puñetazo. Un golpe que probablemente fue más doloroso para su ego que para su mandíbula. Tras el incidente, el gánster fue invitado por Scotland Yard a abandonar la isla.

Cuando un par de años después Connery fue a Hollywood parar rodar su primera película americana recibió un mensaje de Mickey Cohen en su hotel: 'Sal de la ciudad o un contrato pondrá fin a tu vida'. Connery no hizo caso a las amenazas, pero por si acaso se buscó un nuevo alojamiento.

Tras el final del rodaje, Lana volvió a casa y se reencontró con Johnny. Él se vengó golpeándola e intentando asfixiarla con una almohada. Durante semanas Lana intentó romper con él.

La noche del 4 de abril de 1958, apenas una semana después de que ella perdiese el Oscar al que estaba nominada por Vidas borrascosas y de que tuvieran una brutal pelea tras la negativa de ella a que el gánster la acompañase a la gala, Lana le echó de casa. Johnny la insultó por beber demasiado y amenazó con cortarle la cara, su amenaza favorita, y agredir tanto a su madre como a su hija que en ese momento leía en la planta de abajo.

Lo que sucedió después forma parte de la crónica negra de Hollywood y fue narrado por la propia Cheryl en su autobiografía Una historia trágica de Hollywood:

"Después de que John llegase, me senté en mi habitación a escribir un trabajo mientras escuchaba sus amenazas crueles. Presa del pánico, bajé corriendo las escaleras y entré a la cocina, donde cogí uno de los cuchillos que mi madre había comprado ese día. Volví a subir las escaleras al dormitorio de mi madre y me quedé fuera de su puerta por unos momentos mientras Stompanato continuaba amenazando con desfigurarla. De repente, mamá abrió la puerta y John apareció por detrás, con el brazo levantado como para golpearla. Di un paso adelante y él corrió con el cuchillo en mis manos. Stompanato me miró y dijo: "Dios mío, Cheryl, ¿qué has hecho?" antes de caer al suelo. En un instante, él estaba muerto".

Durante el juicio Tuner declararía que realmente Stompanato no había estado a punto de golpearla, su brazo estaba levantado porque llevaba una chaqueta y una camisa en una percha.

Lana intentó taponar la herida con una toalla y luego llamó a su madre, que vivía cerca y le pidió que llamase a un médico. Después telefoneó a su abogado Jerry Geisler, mientras Cheryl llamaba a su padre Stephen. Le inyectaron adrenalina, pero cuando llegó la policía ya estaba muerto. En su muñeca, llevaba un brazalete de plata con una inscripción en español: "Papa Johnny, dulce amor mío, cuando uses esto recuerda que es un pedazo de mi corazón que siempre estará contigo. Con todo mi amor, Lanita “.

El suceso se convertía en la mayor sacudida que había sufrido Hollywood desde el escándalo de Fatty Arbauckle. Los periódicos se cebaron con los detalles más escabrosos del caso y bautizaron a Cheryl como “la destripadora”, Mickey Cohen vendió al Herald Examiner las cartas repletas de detalles íntimos que Lana escribió a Stompanato y que dejaban claro el peligroso cariz de su relación: "Necesito tus caricias, tan salvajes que me hacen daño. Es todo tan terrible, pero al mismo tiempo tan bello. Soy tuya y te necesito: MI HOMBRE".

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Lana Tuner declarando en el estrado durante el juicio por el asesinato de Johnny Stompanato.
El juicio fue emitido en directo por la radio y grabado por las principales cadenas de televisión, un hecho por entonces extraordinario y cada día se formaban colas ante la sala. Durante las vistas Lana Turner lloró, suspiró y hasta se desvaneció levemente. Incluso los más críticos con la estrella afirmaron que aquella había sido su mejor interpretación.

El abogado de Cheryl la pintó como la más inocente de las criaturas: "Esta niña que hoy comparece ante la justicia está aún en la edad de leer a Louisa May Alcott. En el reformatorio donde está recluida desde hace varios días, su libro de lectura es Mujercitas, y es que ella es aún eso, una pequeña mujercita, no una mujer capaz de comprender la gravedad del acto que ha cometido.".

La verdad es que Cheryl ya habia tenido algunos problemas de conducta e incluso se había escapado del internado y frecuentado lugares poco habituales para una niña de catorce años, pero eso no importaba a nadie. Sin duda era mucho más interesante su gusto por la literatura juvenil.

La deliberación del jurado apenas duró 20 minutos, el veredicto: homicidio justificado.

Hoy Cheryl vive felizmente casada con la agente inmobiliaria Jocelyn LeRoy, con quien lleva cuarenta años de relación y a quien Lana consideraba como una hija más. Turner falleció de un cáncer de esófago en 1995. Tras el suceso su fama aumentó y cosechó un gran éxito gracias a su papel de madre abnegada en Imitación a la vida. La diva terminó su carrera dando relumbron a series de televisión como Falcon Crest y un año antes de morir recibióa el premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastian. Johnny Stompanato reposa en el cementerio de Woodstock, en una caja de pino barata comprada por Mickey Cohen.

La historia de aquella noche forma parte ya de la nebulosa que envuelve a Hollywood y su banalización es un elemento más de la cultura popular.Woody Allen construyó un remedo del suceso en Septiembre, con Mia Farrow en el papel de una hipotética Cheryl y Elaine Strich emulando a Lana Turner. Y en L.A. Confidential pudimos ver a Johnny y Lana haciéndose arrumacos en un local de moda, dejando claro que el maridaje estrellas y matones combinaba tan bien como la tónica y la ginebra.

Pero el final de la historia no dejó contento a todo el mundo. Se habló de que Stompanato habría intentado abusar de Cheryl, pero ella lo niega en su biografía, en la misma en la que acusa a Lex Baker y a Fernando Lamas, padre de Lorenzo Lamas, de violarla. Otros prefirieron creer que la joven, también enamorada de él, lo habría asesinado por celos. Y la mayoría que fue Lana quien realmente asesinó a Johnny y para evitar la cárcel y la mala prensa, habría obligado a su hija a asumir la culpa consciente de que la pena para ella al ser menor sería más indulgente. Incluso Mickey Cohen aprovechó para tratar de inculpar a Sean Connery.

La realidad es que alrededor de la historia hay demasiados interrogantes. ¿Cómo pudo una niña de catorce años pillar desprevenido a aquel grandullón? Vale, que no era el tipo más aguerrido de los bajos fondos, pero Cheryl era una niña escuálida y Johnny un tipo fornido y bregado en la calle. También está la tardanza de Turner en llamar a la policía, detalle en el que insistió la familia de Johnny que demandó a Cheryl con el fin de obtener dinero para la manutención del hijo de Johnny III, y el poco rigor de las pruebas forenses que parecía más orientado a lanzar un puñado de paladas rápidas sobre un matón que no le importaba demasiado a nadie.

60 años después sólo queda una testigo del crimen, Cheryl Crane que ya ha sido juzgada y absuelta y probablemente nunca cambie una coma de su declaración. Aunque en Hollywood siempre se puede esperar un final sorpresa. En el cincuenta aniversario del asesinato, el periodista Richard Babcock entrevistó al hijo de Johh, John Ibraim Stompanato III para elChicago Magacine y este manifestó su deseo de sentarse algún día con Cheryl para que ella le contase "lo que está en el interior de su mente". También confesó haber visto toda la filmografía de Lana Turner y haber visitado la casa de North Bedford Drive. Aunque parezca remotamente posible, nos gusta pensar que algún día esa charla se producirá y ese podría ser el inicio de una extraña amistad y tal vez de una gran temporada deAmerican Crime Story.

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Cheryl durante el juicio con su padre Stephen Crane.

https://www.revistavanityfair.es/ac...a-turner-cheryl-crane-ganster-hollywood/30199
qué historia! terrible en verdad este drama. Es muy bueno ver lo que hay o hubo detrás de estas estrellas con tanto brillo, conocer sus sombras.
Muchísimo material y de gran interés. Gracias.
 
BETTE DAVIS

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Ruth Elizabeth Davis nació en Lowell (Massachusetts) el 5 de abril de 1908, en una familia de clase media con tendencia a la irritación, por no decir a la histeria. Marcada por una infancia difícil, que discurrió bajo la sombra del divorcio de sus padres, la futura Bette Davis se empeñó en ser actriz después de ver a Peg Entwistle en El pato salvaje de Ibsen. Con su madre en los talones no paró hasta abrirse un camino discreto en los teatros de Nueva York antes de iniciar su carrera cinematográfica en Hollywood. En esos años resultaban una extraña pareja, ambas con una sensibilidad exacerbada, si hemos de creer a la directora teatral Blanche Yurka:

- "La verdad es que su madre era una pelma y es un milagro que no hundiera la carrera de Bette desde el mismísimo principio. Estaba preocupada incesantemente y de forma sensiblera por la hija. Incluso Bette sobreexcitada y hecha un mar de lágrimas era un caso para volverse loca"-



Samuel Goldwyn la sometió a una prueba para el cine, que resultó desastrosa, y sólo unos meses después pisaría Hollywood de la mano de la Universal. Con 57 dólares en el bolsillo y el sueño de los 450 dólares mensuales que habían prometido los estudios Universal. Madre, hija y el perro Boogun, llegaron a la meca del cine para hacer la primera película de la actriz. Ese mismo año firmó un contrato con la Warner Brothers, donde trabajaría las siguientes dos décadas. Durante todo ese tiempo gastó muchísima energía luchando, incluso en los tribunales, por guiones a la altura de su talento y por un salario justo, pese a sus dos Oscars de la Academia... era la actriz de su categoría peor pagada de los estudios; en consecuencia, se labró una reputación de actriz indómita, intratable e incómoda, agravada por su absentismo en los rodajes debido a incesantes problemas de salud y sus muchas crisis familiares. No era una mujer guapa, pero la especial fotogenia de su piel finísima y translúcida, consecuencia de las graves quemaduras que sufrió en el rostro de niña jugando con las velas de un árbol de Navidad, y los desorbitados y penetrantes ojos, hicieron de ella la perfecta protagonista de los melodramas de mujeres sacrificadas por la depresión que entonces gustaban a la Warner. Entre otros muchos filmes, en la década de los 30 rodó "Esclavos de la tierra" y "20.000 años en Sing Sing". Fué una extraordinaria camarera malvada creada por Maughan para "Cautivo del deseo"; Interpretó "El bosque petrificado", con Bogart y Leslie Howard, a los que acabó detestando, al uno por rudo y borracho, y al otro por vanidoso; conmovió a todos con "Barreras infranqueables", " La mujer marcada y Amarga Victoria" y fué premiada con dos Oscars por "Dangerous" y por su magistral e irrepetible interpretación de "JEZABEL", a las órdenes de William Wyler, quien dijo:

-“Era bella, pero no una belleza. Hay una diferencia. Hoy pienso que era guapa. Entonces, no, y siempre quiso parecer otra persona. Su rostro era particular y no encajaba en los cánones de belleza de la industria del cine. Hasta sus últimos años de vida no supo reconocer su belleza. Incluso con setenta años confesaba que odiaba cuando mencionaban una y otra vez sus ojos saltones, como característica principal de su rostro. Provocaba sensaciones intensas en todo el que la conocía. Muchos la pintaron como una mujer insoportable, cruel, cínica y en eso no estoy de acuerdo. Bette era maravillosa en todo, creo que sus ataques de ira comenzaron cuando tenía dos años como respuesta a la tensión que había entre sus padres y nunca supo abandonar el comportamiento obsesivo y sus arranques de genio de los que hablan muchos de los que la rodearon "-.



Los testimonios más extremos son los de su hija, Bárbara Davis Hyman, que escribió en los años ochenta el libro “El guardián de mi madre”, una biografía en la que destacaba los problemas con el alcohol, las amenazas de su***dio frente a la niña cuando ésta tenía ocho años… La resentida hija dibuja a la estrella de Hollywood como una neurótica, manipuladora y malvada que canalizaba la rabia abusando de los que estaban más cerca de ella:

-“ Podía haberlo escrito y enviado a mi madre sin publicarlo. No lo hubiera leído. No va a escuchar nada que no quiera, así que me decidí por el único camino que sentí que podía llegar a ella: la opinión pública. Lo que puede ver el mundo es lo más importante para mi madre y esta es, en esencia, una carta pública para ella”.-


Cautivo del deseo (Of Human Bondage)

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Este film le dio la oportunidad de escapar de los roles femeninos convencionales. Davis vio en el personaje de la camarera Mildred Rogers una oportunidad para dar rienda suelta a las emociones violentas de su carácter. Para hacerse con el papel de camarera cruel en Cautivo del deseo, de la productora RKO, Davis puso todas sus energías en convencer a los estudios Warner para poder hacer la película. En el proceso descubrió que estaba embarazada y decidió abortar para no echar a perder sus planes: ya había actuado en 22 títulos y tenía la certeza de que el papel de Mildred Rogers era su última oportunidad de ser la actriz que deseaba. El personaje le dio confianza en sí misma. La cruda y despiadada mujer que maltrataba verbalmente al inocente Philip Carey, que arruina su vida en el intento de ser amado, representaba el lado más oscuro y fascinante de sus capacidades interpretativas y roza su propia vida personal.


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Bette Davis y el director conectaron a pesar de lo que se podía esperar. Los dos tenían arranques de mal genio y eran de un perfeccionismo enfermizo y eso fue precisamente lo que equilibró la relación, que pronto se convirtieron en amantes. Ambientada en los años anteriores a la Guerra Civil estadounidense, Jezabel cuenta la historia de una caprichosa belleza sureña de Nueva Orleans comprometida con un banquero. Ante la negativa de él a acompañarla a comprar un vestido para uno de los bailes más importantes del año, ella se venga adquiriendo un vestido de noche rojo y rompe la estricta norma de vestir de blanco en la fiesta. Tras el escándalo, él pone fin al compromiso y ella se niega a pedir perdón, pensando que su prometido volverá desesperado a sus brazos. Davis ganó con el papel el segundo Oscar de su carrera a la mejor actriz protagonista. Volvía a interpretar a la mujer soberbia y antipática en un rodaje plagado de retrasos. Su relación con Wyler durante el rodaje, cuando ella todavía estaba casada, la alteraba y le producía reacciones psicosomáticas: le salió un enorme grano que paró el rodaje durante semana y media, sufrió una contractura en la pierna… Cuando Jezabel llegaba a su fin, ambos hablaban de trabajar juntos de nuevo en una versión de Cumbres borrascosas en la que Bette haría de Cathy, pero al final el proyecto escapó de las manos de Warner y los amantes se fueron separando sin remedio. Dos días después del último día del rodaje, ella descubrió que estaba embarazada del director y abortó de nuevo. Las precauciones que tomó para que su marido no se enterara de la aventura desaparecieron con el siguiente romance, esta vez con el magnate Howard Hughes, con el que se dejaba ver descaradamente ante Nelson hasta que pidió el divorcio alegando un trato cruel.

EVA AL DESNUDO


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Extraordinario film, narra cómo Eve Harrington intenta poco a poco usurpar el trono y la vida de una grande del teatro Margot Channing. Recrea un mundo de envidias, traiciones y rumores del espectáculo en Broadway. El director Edmund Goulding advertía a Joseph Mankiewicz sobre la decisión de elegir a Bette Davis como protagonista:

-" Esa mujer te destruirá, te convertirá en fino polvo blanco y soplará. Eres guionista, querido. Ella llegará al escenario con un paquete gordo de papel amarillo y lápices. Escribirá y entonces ella, y no tú, dirigirá. Ya lo verás”-

Pero la actriz llegaba en son de paz. A punto de terminar su contrato con Warner, con la que llevaba casi dos décadas, no tenía nada clara su renovación. Tenía 41 años y se veía desterrada del cine. El guión y el papel le fascinaron, la forma de fumar y apagar con nerviosismo los cigarrillos, la mirada comunicativa y la voluntad de afearse sin problemas si el guión lo pedía mezclaban a la persona con el personaje. Recién divorciada de William Grant Sherry, un hombre violento y peligroso con el que tuvo una relación destructiva... Tenia un guardaespaldas que la protegía a ella y a su única hija, Bette se enamoró de Gary Merrill, el actor que interpretaba a Bill Sampson, director de teatro y pareja del personaje de Bette. Él, casado, se divorció y la pareja se convirtió en matrimonio. Adoptaron dos niños y se divorciaron diez años después. Pero la interpretación que brindó a todos con el film ha quedado sellada con letras de oro, nadie podría haber sido Margot que Bette Davis.


¿QUÉ FUE DE BABY JANE?

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- “¡Tiene la mejor propiedad de California! Yo quise comprarla y me la quitó. Si piensa que voy a interpretar a esa estúpida perra en silla de ruedas, ya sabe lo que le espera”-

Esa fue la respuesta de Davis cuando la actriz Joan Crawford le entregó una copia del guión de ¿Qué fue de Baby Jane? Al final fue Crawfrod quien interpretó a Blanche Hudson, la antigua estrella de cine que se había quedado parapléjica y al cuidado de su hermana Jane, que había sido una estrella infantil de cine.

- “A veces me he esforzado por verme lo peor posible, a veces me superaba y eso dolía. Eso empeoró cuando me hice mayor. Cuando me vi por primera vez como Baby Jane, lloré“-

Eso admitía Bette Davis años más tarde. Crawford tuvo la valentía de ofrecerle el papel a una de sus mayores enemigas. Bette Davis siempre manifestó su odio hacia ella, incluso tras la muerte de la actriz. “Puede que exista un cielo, pero si Joan Crawford está allí, no voy”, dijo en varias ocasiones. Se rumoreaba que Crawford, como bisexual, se había insinuado a Davis y ella la había rechazado, pero parece ser que la raíz de la enemistad fue un hombre: Franchot Tone, un actor del que Davis se enamoró durante el rodaje de Peligrosa. Crawford era entonces una de las mujeres más deseadas de Hollywood y le costó poco cautivar a Tone, al que invitó una noche a cenar y recibió desnuda en su casa. Se casaron nada más finalizar el rodaje de Peligrosa:

- “Se ha acostado con todas las estrellas de MGM, menos con Lassie”- dijo Davis.

-“Pobre Bette. Da la impresión de que no fue feliz ni un solo día en toda su vida”- contestó Crawford.



Con ese historial de insultos y rencores, las dos estrellas se encontraron en el set de Baby Jane, en un rodaje tenso que sometía a todo el equipo. Hubo incluso agresiones físicas: en la escena en que Jane patea a su hermana en el suelo, hubo una patada más fuerte que las demás. A Crawford le tuvieron que dar tres puntos. La película fue un enorme éxito de taquilla: Bette Davis fue nominada al Oscar y Joan Crawford, no, y ante la visión de ver a su rival recoger el premio, hizo todo lo que pudo. Se puso en contacto con las otras tres actrices nominadas para poder recoger el premio en caso de que cualquiera de ellas ganara. Anne Bancroft se hizo con el premio y Joan, triunfante, recibió la estatuilla. Pese a lo incombustible, despótica y altiva que parecía en sus películas, la verdadera Bette Davis era una mujer con mala suerte y corazón de víctima que ofrecía el cuello al primer quebrantahuesos que encontraba en su camino. La más famosa malvada de la historia del cine tuvo una vida real de lo más dura y hostil y fue a menudo presa de seres desaprensivos. Ella tampoco era una santa, pero resulta difícil creer que lejos de la estela de fortaleza que desprendía en pantalla, tuviera que soportar durante muchos años los desprecios de algunos estudios cinematográficos. La presión constante de una madre aprovechada y las vejaciones de varios maridos violentos...Lo cierto es que tres de sus cuatro maridos llegaron a maltratarla físicamente, mientras la madre derrochaba el dinero de Bette a manos llenas y ella mantenía al inútil de turno, trabajando a destajo para la Warner, a fin de pagar los gastos de los demás y sufragar las facturas del Centro psiquiátrico de su desequilibrada hermana.

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Cuando en 1935 recogió su primer Oscar por la interpretación de uno de sus personajes más lacrimógenos por el film Dangerous, Bette Davis llevaba un sencillo vestido a cuadros y vivía acosada por las deudas; su madre, en cambio, iba ataviada como una reina, disponía de coches flamantes y disfrutaba de una vida de lujo. También es posible que si no hubiera sido por la ambición desaforada y la tenacidad de la progenitora de Bette Davis, que siempre ejerció de "madre de la artista", el mundo se hubiera quedado sin esa magistral actuación en Eva al desnudo, metida la actriz en la piel de Margo Channing, la declinante diva de la escena que verá cómo la trepadora Eva Harrington corroe los cimientos de su gloria.

-"Si he llegado a la cima ha sido a fuerza de mucho arañar e incluso habría recurrido al asesinato para conseguirlo"-, dijo en una ocasión Bette.



La vida privada de Elizabeth y Essex

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Volviendo a William Wyler, la relación entre ambos se saldó con una apasionada historia de amor y con tres de las mejores películas de Bette: Jezabel, La loba y La carta. Wyler controló la tendencia a sobreactuar de Davis, le enseñó a modular su histrionismo y supo extraer de ella los matices de su vena dramática, hasta que sacó a la luz bajo la piel los personajes despóticos, resentidos, las vetas de la vulnerabilidad y el patetismo. Es probable que Bette Davis, como pasaría en adelante con otros amantes, necesitara olvidar sus desastres domésticos con Wyler, y también con el mujeriego millonario Howard Hughes, a quien el marido de la actriz, un músico de jazz sin ningún talento, acabó chantajeando. Su matrimonio estaba en plena crisis y podría haberse casado con Wyler, recién divorciado de Margaret Sullavan, si la mala suerte, o su propio carácter, no se hubiera cruzado en su camino. Cuando el director le escribió una carta pidiéndole que se casara con él, Bette tardó una semana en abrirla, histérica por alguna de sus disputas. Al leer la misiva varios días más tarde, Wyler le comunicaba que a menos que aceptara casarse con él inmediatamente, lo haría en breve con otra mujer. Un poco más tarde la radio anunciaba que William Wyler y Margaret Tallichet se habían casado aquella misma mañana. La actriz siempre pensó que había sido el mayor error de su vida: La siguiente película que hizo con el director se tituló, La carta. Ya en el año 1961 rueda con Frank Capra otra de sus películas de enorme éxito, Un gángster para un milagro, y dirigida por Robert Aldrich, la que para mi personalmente, es la mejor aportación al cine de una actriz irrepetible...¿Qué fue de Baby Jane?, y debido a la acogida en todo el mundo con Baby Jane, repetiría con Aldrich en Canción de cuna para un cadáver... otro film a tener en cuenta, con una compañera de lujo: Olivia deHavilland.


Acostumbrada a los éxitos, se sabe que llegó a poner un anuncio en Variety: "Se ofrece actriz con 30 años de experiencia en el cine. Con dos Oscar", decía el mensaje en el tono irónico y exasperante que la caracterizaba.


Cuando entró en la tercera edad, Davis fue reconocida por sus logros. John Springer, que organizaba sus giras de conferencias a principios de la década de 1970, escribió que a pesar de los éxitos de muchas de sus contemporáneas, Davis fue «la estrella de los treinta, cuarenta y principios de los cincuenta», que logró notoriedad por la variedad de sus caracterizaciones y su habilidad para hacerse valer, incluso cuando su material era mediocre. Sus interpretaciones personales siguieron recibiendo elogios; en 1987, Bill Collins analizó La carta y describió su actuación como un «logro brillante y sutil», y escribió: «Bette Davis hace de Leslie Crosbie uno de los personajes más extraordinarias del cine». En otro articulo del año 2000 sobre Eva al desnudo , Roger Ebert apuntó que «Davis era un mito, un ícono con estilo, tanto que incluso sus excesos son realistas». En 2006, la revista Premiere situó su recreación de Margo Channing en el puesto quinto de su lista «Las 100 interpretaciones más grandes de todos los tiempos», comentando que:


-"Hay algo deliciosamente audaz en su alegre voluntad de interpretar emociones tan desagradables como los celos, la amargura y la necesidad. En ¿Qué fue de Baby Jane?, Yo, Roger Ebert afirmó que nadie la olvidará jamás».



Davis se convirtió en la primera mujer galardonada con el premio a los logros de una vida, el American Film Institute publicó la lista «100 años de la AFI... 100 estrellas», resultado de una encuesta entre la industria cinematográfica para determinar las «50 mayores leyendas estadounidenses de la pantalla» por conseguir el reconocimiento público y el aprecio del cine clásico. De las 25 actrices elegidas para la lista, Davis quedó en el segundo puesto, el primero era para Katharine Hepburn.


En 1962, Davis se convirtió en la primera intérprete en recibir diez nominaciones a los Oscar por sus actuaciones. Desde entonces, sólo cuatro personas han igualado o superado esta cifra:

Meryl Streep (diecinueve nominaciones y tres victorias)

Katharine Hepburn (doce nominaciones y cuatro victorias),

Jack Nicholson (doce nominaciones y tres victorias)

Laurence Olivier (diez nominaciones y una victoria)

A principios de los años 2000, Steven Spielberg compró en una subasta los dos Oscars que Davis ganó por Peligrosa y Jezabel por 207 500 dólares y 578 000 dólares, respectivamente y los devolvió a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.


LAS BALLENAS DE AGOSTO

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En 1972, interpretó el papel protagonista en dos películas para televisión, cada una pensada como pilotos para una serie de la NBC: Madame Sin, con Robert Wagner y The Judge and Jake Wyler, con Joan Van Ark. A pesar de que fueron estrenadas, la cadena de televisión decidió no producir las series en ambos casos. Apareció en la producción teatral Miss Moffat, una adaptación musical de la película El trigo está verde, pero después de que fuera reprobada por críticos de Filadelfia, Davis alegó una lesión en la espalda y abandonó el espectáculo, que finalizó inmediatamente. Interpretó papeles secundarios en Pesadilla diabólica y La desaparición de Aimee, en las cuales se enfrentó con Karen Black y Faye Dunaway, las estrellas de las dos respectivas producciones. Siempre estuvo indignada por estos dos trabajos, alegando que no le dirigieron con el respeto apropiado y que sus compañeros en los sets no fueron profesionales.

En 1977, Davis se convirtió en la primera actriz en recibir el premio a toda su trayectoria profesional. El homenaje que fué televisado, incluyó comentarios de varios de sus compañeros, como William Wyler, Jane Fonda, Henry Fonda, Natalie Wood y Olivia de Havilland, quien comentó que Davis «consiguió los papeles que yo siempre he querido». Después de la transmisión, recibió varias ofertas de trabajo y aceptó interpretar los papeles de la miniserie de televisión The Dark Secret of Home Harvest (1978) y Muerte en el Nilo (1978), basada en una obra de Agatha Christie. El nombre de Bette Davis se puso de moda entre el público más joven cuando la canción de Jackie DeShannon, «Bette Davis Eyes», se convirtió en un éxito mundial gracias a la versión interpretada por Kim Carnes y fue uno de los discos más vendidos de 1981, donde se mantuvo en el primer puesto de las listas por más de dos meses. La nieta de Davis quedó impresionada de que su abuela fuera el tema de una canción de tanta repercusión. La actriz aceptó los Discos de Oro y Platino y los colgó en la pared, al lado de sus muchos premios.


Durante este tiempo, su relación con su hija, B.D. Hyman, se deterioró cuando esta última se convirtió en una cristiana renacida y trató de persuadir a su madre a seguir su ejemplo, pero Bette obvió como siempre las palabras de su hija y con su salud estable, viajó a Inglaterra para filmar "Murder with Mirrors", basada en una obra de Agatha Christie. A su regreso, se enteró de que su hija había publicado un libro de memorias, ""El guardián de mi madre"", en el que hablaba de la difícil relación madre-hija, el comportamiento prepotente y los muchos episodios de alcoholismo de su madre. Varios de los amigos de Davis comentaron que las descripciones de Hyman sobre los hechos no eran del todo exactas; uno de ellos dijo que «la mayor parte del libro está fuera de contexto». Mike Wallace retransmitió una entrevista de 60 minutos que había grabado con Hyman unos años antes, en donde elogiaba las habilidades como madre y dijo que había adoptado varios de los principios de Davis en la crianza de sus propios hijos. Muchos medios de prensa señalaron que Davis había apoyado económicamente a la familia de su hija durante muchos años y recientemente los había salvado de perder su casa. A pesar de las asperezas de los primeros años de divorcio, Gary Merrill también defendió a Davis; entrevistado por CNN, Merrill dijo que Hyman había escrito el libro por crueldad y codicia. El hijo adoptivo de Davis, Michael Merrill, terminó todo contacto con Hyman y se negó a dirigirle la palabra... Bette Davis automáticamente la desheredó.

En sus segundas memorias Bette escribió:


-"Todavía me estoy recuperando del hecho de que una hija mía escriba sobre mí a mis espaldas, no diré nada sobre el tipo de libro que es. Nunca me recuperaré completamente de ello, como hice con el accidente cerebrovascular. Ambas fueron experiencias demoledoras "-

Sus memorias concluyeron con una carta a su hija, en la que se dirigió a ella como «Hyman» y describió sus acciones como «notoria falta de lealtad y agradecimiento por la vida privilegiada que creo que te he dado». Para concluir con una referencia al título del libro de Hyman, expresó:

-"Si se refiere al dinero, si mi memoria no falla, he sido tu guardián todos estos años. Sigo siéndolo, ya que mi nombre ha hecho de tu libro un éxito "-


A lo largo de toda su carrera, Davis fue señalada como una actriz de carácter difícil, lo que se vio reflejado en diversas discusiones que mantuvo con directores y productores. A diferencia de otras actrices de su época, optó por interpretar papeles poco simpáticos y fuera de los comunes para una mujer de ese momento, como manipuladoras, asesinas o personas de mayor edad a la suya. Muchos de sus contemporáneos señalan que, si bien muchas de sus películas no tuvieron el éxito esperado, Davis destacaba triunfante por la recreación de personajes muy variados y su personalidad fuerte. En 1964, Jack Warner comentó la «cualidad mágica que transformaba a esta muchachita a veces sosa y poco hermosa en una gran artista», y en una entrevista de 1988, Davis remarcó que, a diferencia de muchas de sus contemporáneas, había forjado una carrera sin la ventaja de la belleza. Admitió que estaba aterrada durante el rodaje de sus primeras películas y que se volvió dura por necesidad. Dijo que:


-"En mi profesión hasta que no tienes fama de monstruo, no eres una estrella, pero yo nunca luché por nada de forma desleal. Nunca luché por nada que no fuera por el bien de la película». Cuando rodábamos Eva al desnudo, Joseph L. Mankiewicz me dijo que en Hollywood existía la idea de que mi carácter era difícil, y le aclaré que cuando el publico la veía en pantalla, no tenía en cuenta que su apariencia era el resultado del trabajo de numerosas personas entre bastidores. Si fui presentada como una burra de cuarenta pies de ancho, y treinta de alto, eso sería todo lo que mi público iba a ver y valorar "-


MUERTE EN EL NILO



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Atrajo muchos seguidores gay, y con frecuencia era imitada por transformistas como Tracey Lee y Charles Pierce. En un intento de explicar su popularidad entre la audiencia homosexual, el periodista Jim Emerson escribió:


-"¿Ella es el mascarón de proa simplemente por su estilo de actuar crispado, melodramático y que no ha envejecido bien? ¿o porque fue «Más grande que la vida», una mujer dura que ha sobrevivido?... Probablemente por ambas cosas "-


Unos meses antes de su muerte en 1989, Bette Davis fue portada de la revista Life. En una retrospectiva cinematográfica que homenajeaba a varios de sus Films, Life concluía diciendo que fue la actriz más significativa de su época y destacaba Amarga victoria como una de sus películas más importantes. Angela Lansbury resumió el sentimiento de los miembros de la comunidad de Hollywood que asistieron a su funeral, comentando tras la proyección de una muestra de sus películas, que habían presenciado «un extraordinario legado de la interpretación del siglo veinte por una auténtica maestra del oficio», y eso debería proporcionar «estímulo y ejemplo para futuras generaciones de aspirantes a actores




Cuando Bette Davis recibió la invitación para acudir al Festival de Cine de San Sebastián, seguramente quedó perpleja. El motivo no era un homenaje a su larga y brillante carrera, sino la retrospectiva que aquel año dedicaban al director James Whale, con quien ella había trabajado. Se encontraba ya muy enferma. El cáncer se le había generalizado y los médicos le aconsejaban reposo total. Pero sus cálculos eran distintos: la cita en San Sebastián podría transformarse en un homenaje a ella misma, y no estaba dispuesta a perder la oportunidad de despedirse de la vida en olor de multitudes. Ése podía ser el mejor adiós. El espectáculo era lo primero, y sólo cuando éste hubo finalizado, en aquella memorable última cena del Festival, se permitió expresar un infinito amor, que trascendía en todos los rostros que la miraban...Solo ella, la inmortal Bette Davis, a pesar de las enormes sombras en su larga vida, dejó inmóviles a todos cuando se acercó al micrófono con aquella larga boquilla humeante. Supo de esa forma regalar al mundo una mítica imagen y ser feliz hasta su último momento de gloria.




Cuando en octubre de 1989 fue al Festival de San Sebastián, estaba tan débil que ya no pudo regresar a casa.

Murió el 6 de octubre con 81 años en París.


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https://cineclasico4.webcindario.com/b.davis.html
 
s*x*, drogas y escándalo en el Hollywood clásico
El libro “El grupo salvaje de Hollywood (Dioses y monstruos)” descubre los vicios de las estrellas de la edad dorada del cine norteamericano.



Las periodistas Karmele Marchante o Lydia Lozano no fueron las primeras ni serán las últimas en hablar de los secretos de los famosos.Muchos años antes, en EE UU, Louella Parsons y Hedda Hopper se encargaban de ensalzar o derrumbar carreras artísticas con sus simples cotilleos en columnas sindicadas.

Por su parte, “Confidential”, la gacetilla sobre el mundo del espectáculo y los famosos, ofrecía toda la actualidad del mundo íntimo de las estrellas del celuloide en los tiempos del sistema de estudios. Unos dioses cinematográficos que, como el común de los mortales, también tenían sus defectos y adicciones.

Kenneth Anger, cineasta underground, se encargó de recoger los sucesos más controvertidos de aquellos fulgurantes mitos de la edad dorada del cine norteamericano en sus entregas de “Hollywood Babilonia”, ejemplos prototípicos de periodismo amarillo.

Ahora, con un estilo mucho menos sensacionalista, el periodista cinematográfico Juan Tejero se encarga de reunir aquellas historias sobre los artistas de la Meca del Cine en “El grupo salvaje de Hollywood (Dioses y monstruos)”, un libro que recopila algunos de los escándalos y vicios de los astros del séptimo arte. En este artículo os ofrecemos un pequeño resumen de lo que podréis encontrar en este sabroso volumen.

Elizabeth Taylor

Ella fue ante todo una estrella. Cobró un millón de dólares por “Cleopatra” y acumuló maridos y affairs a diestro y siniestro. No obstante, su vida estuvo marcada por su relación con Richard Burton, un actor con el que protagonizó películas, peleas y reconciliaciones. Además de los hombres, la adicción a las drogas y el alcohol convirtieron su vida en materia prima para la prensa rosa.

Steve McQueen

El protagonista de “La gran evasión” y “Bullit” era un hombre difícil de domar. Conflictivo en la mayoría de los rodajes, el actor era amante de las emociones fuertes. Los vehículos a motor, las mujeres y el consumo de drogas como la marihuana, el ácido, la cocaína o el peyote fueron sus vicios antes y durante de su carrera en Hollywood. Una trayectoria que se vio cercenada por un cáncer que le llevó a la tumba a principios de los ochenta.

Marlene Dietrich

La andrógina imagen que la estrella cultivó en algunas de sus películas no era una simple pose. Además de sus apasionadas relaciones con el director Josef Von Sternberg, su gran valedor en Hollywood, o el actor Jean Gabin, entre otros muchos, Marlene Dietrich nunca disimuló sus tendencias sáficas.

Algunos han dado por seguro su romance con Greta Garbo y la lengua viperina de Kenneth Anger aseguraba que la protagonista se rodeaba habitualmente del denominado “círculo de costura de Marlene”, un peculiar grupo compuesto por inteligentes y sofisticadas bisexuales.

Errol Flynn

“El público siempre ha esperado que me comporte como un playboy, y un hombre decente no defrauda a su público”. Las palabras del protagonista de “Murieron con las botas puestas” definen muy bien el gusto del protagonista por el s*x*. Entre sus amores femeninos cabe destacar los nombres de Joan Bennett, Beverly Adland, Lili Damita o la princesa rumana Irene Giska.

No obstante, también parece que compartió algo más que amistad con Tyrone Power o el escritor Truman Capote. Por si fuera poco, el actor fue amigo de la botella, consumidor de drogas e incluso estuvo involucrado en un proceso de violación, entre otros asuntos más o menos escandalosos.

Robert Mitchum

El inolvidable protagonista de “La noche del cazador” no se caracterizó precisamente por una existencia casta y pura. Su estilo de vida nada convencional le llevó a la cárcel por posesión de marihuana. Por si fuera poco, multitud de mujeres pasaron por su vida, aunque nunca se divorció de Dorothy, su primera y única esposa. Completando el círculo de vicios varios, el intérprete también se granjeó una fama de bebedor contumaz.

Los Barrymore

Mítica saga de actores procedentes de Broadway, los Barrymore han sido tanto o más famosos por sus logros profesionales como por su adicción al alcohol y los escándalos. Desde el mítico John Barrymore hasta su nieta Drew, la protagonista de “E.T.” y “Los ángeles de Charlie”, los miembros de esta familia de artistas parecen sufrir una extraña querencia por los excesos.

Tallulah Bankhead

Las palabras de la protagonista de “Náufragos” sirven para explicar perfectamente las razones que convirtieron su vida en motivo de escándalo: “Mi padre me advirtió sobre los hombres y el alcohol, aunque no sobre las mujeres y la cocaína”. Efectivamente, su bisexualidad y su adicción a las drogas fueron una verdadera provocación para la pacata sociedad norteamericana de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo XX.


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La «Dalia Negra», el macabro asesinato de los años 40 que nunca se resolvió
Durante la investigación del brutal homicidio, la propia policía manipuló e hizo desaparecer cada una de las pruebas para proteger a médicos que practicaban abortos ilegales

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Después de su brutal asesinato, Elizabeth Short, una joven aspirante a actriz de solo 22 años, se convertiría en el cadáver más famoso de Estados Unidos en aquellos primeros días de 1945; una ironía casi tan grotesca como la teatral escena del crimen.

Durante la mañana del 15 de enero de 1945, Betty Bersinger paseaba con su hija de tres años por Leimert Park, en Los Ángeles, cuando distinguió un cuerpo dividido en dos a escasos metros de ella. Al principio se imaginó que se trataba de un maniquí pero, para su desagradable sorpresa, estaba frente a la escena de uno de los asesinatos más escalofriantes de la época.

El cuerpo mutilado y sin vida de Elizabeth Short permitió asomar el lado más oscuro de la sociedad norteamericana. Los periodistas se convirtieron en carroñeros alrededor del cadáver, los ciudadanos se volverían devoradores de la falta de ética de la prensa amarillista, y la honorabilidad del Departamento de Policía de los Ángeles se vería comprometida al saberse corrupta con temas médicos que se conectaban con el caso de Elizabeth Short. Nadie cumpliría con su deber: ni como periodistas, ni como civiles ni como vigías de la seguridad y el orden público.

«Black Dahlia Avenger: A genius for Muder: The true story», logró resolver el caso. En la obra asegura que su padre mató y torturó a la joven, como también le atribuye la culpabilidad de otro escalofriante crimen dos años después:Jeanne French, «el asesinato del pintalabios rojo».

No obstante el detective nunca pudo llevar a su padre a los tribunales. En el reporte final se indicó que los miembros del jurado sentían que el Departamento de Policía de los Ángeles, no realizaron una completa investigación, así comopruebas cruciales fueron pasadas por alto.

Crimen pasional
Beth y Hodel se conocieron en 1946. Él estaba fascinado con la belleza de la joven, y ella con los favores «incondicionales» de su amigo. Beth mantenía un compromiso con un soldado, aunque el chico murió, ella no vería a George como «el hombre». No obstante, se dejaría ayudar económicamente y envolver en el lujoso mundo al que la llevaba a pasear.

Él sabía que no era correspondido, pero aún asi se empeñaba en complacerla. Poco después le propondría matrimonio y Short, por no herir los sentimientos del doctor, le dijo que se lo pensaría. «Un peor remedio que la enfermedad» pues sin querer alimentaría las esperanzas y la imaginación de un hombre que «no sabía perder» como así lo aseguró su hijo, el detective.

La chica que buscaba abrirse camino en Hollywood, posiblemente estaba mendigando contactos y, muy probablemente se sentía obligada a responder con su compañía. Esto probablemente motivó un crimen pasional, donde los celos sobrepasarían a la imaginación más inhumana.

La hipótesis del detective se sustentó en la declaración de un taxista el 29 de diciembre de 1946 a las 7.30 h. de la tarde. Él conductor había confiado que una mujer descalza y con las rodillas ensangrentadas se presentó aterrada e histérica en la parada número 15 de North Garfield Avenue. Había dicho que un hombre bien vestido y conocido la atacó. Con esa descripción todo apuntaba a su padre.

Tal vez George y Beth tuviesen una acalorada discusión en la cual a él le superarían sus instintos infrahumanos, donde quiso acribillarla sin éxito, pues ella lograría escapar.

Durante las tres semanas siguientes, las personas con las que vivía Beth aseguraban que la joven estaba muy angustiada, y con un miedo inexplicable, siempre vigilante en la ventana, como si se escondiera de alguien.

A lo largo de la investigación, el detective pudo rescatar una de las notas anónimas enviadas al diario local Los Angeles Examiner el 26 de enero de 1947. La caligrafía después de enviarsela a una especialista pudo relacionarla con el doctor Hodel.

La desaparición de pruebas
Casi al final de su investigación, el destino cruzaría su camino con Walter Morgan (a quien le transfirieron los casos del Jeanner French y Elizabeth Short en el 49), ambos coincidirían en la culpabilidad de Hodel.

Morgan y su compañero Frank Jemison se percataron de que dentro del cuerpo policial, existían cómplices de asesinato. Las pruebas que relacionaban ambos casos habían desaparecido y las que quedaban fueron manipuladas.

El «modus operandi» del autor vinculó el asesinato de Short con el de Jeanner. Las laceraciones en los rostros de las víctimas llevaban a la misma dirección: un médico. Sin embargo, los dos detectives ante la desaparecida evidencia no podían acusar a Holde.

Sin embargo, la sucia corrupción en la que se vio envuelto el Departamento de Policía de los Ángeles -a causa de lapráctica ilegal de abortos durante la década de los 40- les hizo proteger a unos cuantos cirujanos a cambio de retribuciones económicas entre otros favores. Había mucho que perder si alguien sentía amenazada su libertdad, pues un sólo médico podía arrastrar consigo a toda una red de policías que en su día también faltaron a la ley.

Un macabro espectáculo
Todos eran responsables de velar por la dignidad del cuerpo sin vida de Elizabeth Short. Sin embargo, la forma en que fueron hallados los restos despertaría una abominable curiosidad.


La última imagen que tendría el mundo de Beth, no correspondía a la de un ser humano que tenía padre, madre e ilusiones. Había dejado de ser Beth para convertirse en «el cadáver». El cuerpo había sido abandonado durante la madrugada en un descampado de Leimert Park, entre las calles Coliseum y West 39th. Elizabeth yacía fría, sola y vulnerable frente a la mirada humillante de forenses, periodistas, policías y vecinos.

Los ojos azules de Beth miraban al cielo con una falsa sonrisa lacerada, le habían rajado de un extremo a otro las comisuras de los labios simulando una maquiavélica sonrisa de payaso. Su pelo se perdía entre la hierba y sus manos meticulosamente colocadas sobre la cabeza. La postura de su torso parecía estar inspirada en una conocida obra del fotógrafo estadounidense Ray Man , « El Minotauro», con el pecho desnudo, y los codos doblados en angulo recto. Su expresión «post mortem» fue fruto de la mente retorcida del asesino. Le extirparon el corazón, un brazo y las vísceras de su cuerpo diseccionado en dos a la altura del ombligo.

Sobre su piel desvestida podía conocerse toda su lucha por sobrevivir a la eternidad del dolor y a esa angustia insoportable cara a cara con su verdugo, durante al menos 72 horas en estado consciente. El equipo forense había asegurado que la joven fue objeto de severas mutilaciones en vida:quemaduras de cigarrillo, laceraciones y golpes.

Beth murió desangrada por el corte profundo que le hicieron de oreja a oreja sumado a la conmoción cerebral.

Aún después de muerta fue humillada y maltratada. El asesinato parecía algo personal, hecho por alguien con muchas ansias de desvalijarla de su dignidad y condición humana. «La bestia» podía decirse que logró su cometido: todos dejarían de ejercer la virtud de ser civiles para transformarse en espectadores de su «macabra obra».

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La Dalia Negra

Película La Dalia Negra (Brian de la Palma 2006)- ABC
Los registros dactilares permitieron identificar aquel cuerpo irreconocible. Esto no hubiera sido posible si Beth no hubiera trabajado en la cantina del cuartel de Camp Cook- durante la Segunda Guerra Mundial-, además de haber sido detenida en estado de embriaguez siendo menor de edad.

Rápidamente la prensa obtuvo por filtración policial su nombre como detalles íntimos de su vida. Se lucrarían con titulares denigrantes. Parecía que aquellos buitres estaban justificando un asesinato con cada una de las escabrosas publicaciones sobre la señorita Short. No podían dejarla en paz, necesitaban seguir manteniendo vivo aquel tétrico escenario.

De este asesinato nacería un cliché: la Dalia Negra, un jugoso personaje para la industria del cine, de la literatura y del entretenimiento. El sensacionalismo de los diarios locales «Los Angeles Hearld-Express» y «Los Angeles Hearld-Examiner» había sobrepasado los límites de la vergüenza. El desasosiego de su madre y la memoria de la víctima no iban de la mano ni con la fiebre mediática ni el consumo deshumanizado.

Un cliché «noire»
Durante el fervor del género cinematográfico del cine negro, el asesinato de la joven se prestó para alumbrar violentamente a un nuevo personaje, la Dalia Negra, que estaría en boca de todos. Los periodistas de esos diarios locales le arrebatarían el descanso eterno con la nueva estrella del género «noire».

Amigos, familiares y conocidos afirmaban que Beth era una inocentona que buscaba cumplir su «sueño americano»para convertirse en una gran actriz en la época dorada del cine norteamericano. Mary Pacios, íntima amiga de Short, lo relató en la biografía que escribió de la joven «Childhood Shadows: The Hidden Story of the Black Dahlia Murder».


La prensa amarillista se encargó de desenterrar su pasado para deformarlo. Sin embargo, la miseria y el machismo al que se vio sometida la aspirante a actriz durante el arduo camino a la fama, fue utilizado en su contra para convertirla en una mujer de dudosa moralidad que deambuleaba por Hollywood Boulevard, y con ello justificar su trágico destino.


https://www.abc.es/historia/abci-da...s-40-nunca-resolvio-201711230925_noticia.html
 
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