Hilo de cotilleos sobre el mundillo taurino

Bingazo Las Navas. Qué crack. :kiss:

He buscado y así era la casa de Josechu Pérez de Mendoza. Las imágenes son de El Idealista, donde estuvo anunciada para su venta.

Por lo que se ha visto en prensa, Sergio Ramos parece haberla medio demolido y levantado otra cosa nueva, cubos enormes al estilo La Finca. Y por el camino ha talado un montón de encinas centenarias, cosa que le ha valido una multa.


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Me parece un espanto. Especialmente la cocina.
 
Os hago un regalo aunque de los actuales no hay casi nada................... pero bueno espero que a las aficionadas al toro y al corazon os guste tanto como a mi..................................



¡Gracias Clodina! Qué libro tan interesante.

Me sorprende que no haya capítulo para la novelesca (y triste) historia del gran Joselito el Gallo (de quien andamos celebrando centenario este año) con la señorita Guadalupe de Pablo-Romero. Dejo artículo de la historia. Ha aparecido, por cierto, esta foto de Joselito y Guadalupe juntos que el artículo no cita.

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Grandes personajes de la España del siglo XX
JOSÉ GÓMEZ ORTEGA ‘JOSELITO’ (también llamado "Joselito el Gallo")


Guadalupe, el gran amor

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En 1917, Joselito, con 22 años, lo tenía todo: salud (se cuidaba como ningún torero lo había hecho hasta entonces, hacía mucho deporte, no fumaba, apenas si bebía y tenía incluso su médico particular), dinero (era ya un millonario, porque cobraba cantidades astronómicas para la época y los empresarios se lo disputaban), fama (España entera sabía su nombre y conocía su imagen mejor que la de los presidentes del Gobierno y la prensa lo perseguía porque sabía que vendía más que nadie) y amor («Estoy enamoradísimo de la hija de un popular ganadero sevillano y voy a casarme con ella. Dentro de un par de temporadas, me retiro. Y lo voy a hacer como Guerrita: en la feria del Pilar de Zaragoza, a la que tanto amo, y por sorpresa»)... y además, como escribiría más tarde González-Ruano «tenía la gloria del gitano (su madre, la «Señá Gabriela» cantaba como una diosa; su abuelo, Enrique Ortega Díaz, conocido como ‘El Gordo Viejo’, bailaor y banderillero, era en esos momentos el patriarca de todos los gitanos de Cádiz y su provincia; y toda la familia por parte materna pertenecía a la raza), el oído con música y el sueño con vela, la vida jaleada y un cortejo de llanto y laurel para su muerte».

¡Ay, pero, como dice el pueblo, hay amores que matan!... Porque fue aquel amor, que tenía nombre y apellidos, el que le llevaría a la muerte en Talavera el triste 20 de mayo de 1920. Pues, según se rumoreó entre algunos amigos Joselito había planificado aquellos días con su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, Blanquet, su peón de confianza y el canónigo Muñoz y Pabón, raptar a Guadalupe y casarse con ella a escondidas (igual que había hecho su padre con su madre años antes).

Se llamaba Guadalupe de Pablo-Romero y era la menor de las tres hijas (sus hermanas se llamaban María Hermosa y Leonor) del terraniente y ganadero Felipe de Pablo-Romero y Llorente. Joselito conoció a Guadalupe cuando sólo tenía 8 años e iba con su hermano Rafael a las tientas que organizaba ‘Don Felipe’ en su finca y al igual que el padre se enamoró de aquel niño que ya toreaba como un ángel… y es verdad que ‘Don Felipe’ vio enseguida en él lo que llevaba dentro y a partir de aquel momento Joselito pasó muchas tardes toreando vaquillas en aquella finca y conviviendo con los toros. Hasta el punto que ‘Don Felipe’ le llamaba «Mi hijo». Naturalmente aquellos niños fueron creciendo y lo que al principio fue simple admiración con la adolescencia se transformó en amor. Guadalupe se enamoró locamente del joven novillero, triunfador, guapo, más alto que los demás, atlético y hasta deportista (ya jugaba por entonces al fútbol o montaba en bicicleta cuando podía) y Joselito no olvidaría jamás aquellos grandes ojos azules y patricios.

Sin embargo, los clarines de aquella Feria del Pilar jamás sonaron para Joselito y tampoco llegó a ver a Guadalupe vestida de novia. Según cuentan los biógrafos, la familia entera, comenzando por el padre, ‘Don Felipe’, pertenecientes a la aristocracia sevillana, en cuanto se enteraron del noviazgo oculto de la pareja se opuso radicalmente y hasta le prohibieron que se viese con el gitano («Sí, será el número uno de los toreros, y será rico y guapo, como dicen las mujeres, pero es gitano, y mi hija no se puede casar con un gitano»)… Llegadas a oídos de Joselito estas palabras, él que había tentado numerosas veces en aquella casa, se lamentó hondamente y a sus amigos más íntimos les dijo: «¡Qué barbaridad, antes me llamaba hijo y ahora gitano!».

Y es que la sociedad sevillana de aquellos primeros años del nuevo siglo estaba perfectamente delimitada, en la base el pueblo llano, la gente que todavía pasaba hambre; luego los empleados y profesionales, que se veían negros para llegar a final de mes y en la cúspide los nobles, la nobleza de los grandes palacios y las extensas fincas. Y el torero, aunque enriquecido, había surgido del pueblo llano y era medio gitano. Aquella aristocracia, incluso, criticó los funerales en la Catedral por el torero tras su muerte en Talavera por considerar que no era lugar para alguien de extracción humilde. El canónigo y escritor Juan Francisco Muñoz y Pabón, a quien se debe la coronación canónica de la Virgen del Rocío, les contestó duramente con un artículo (publicado el 23 de mayo de 1920 en El Correo), del que recogemos estas palabras:

«Llegáis en vuestra democracia a rendir parias a la memoria del torero muerto, asistiendo a su funeral, y ponéis como chupa de dómine al Cabildo porque es «tan demócrata» que hace sufragios por un fiel que ha pasado a mejor vida en comunión con la Iglesia. ¿O es que va nuestro Cabildo a guardar estos funerales para cuando muera un político, enemigo de Jesucristo y su Iglesia, y venga la Real Cédula de ruego y encargo?
Ahora, si Joselito no ha sido tan funesto para la nación y para la Iglesia como lo son los políticos -aquí entran también los locales-, nadie tiene la culpa. El pobrecito puede decirse que no ha hecho mal a nadie. ¡Ojalá que de todos los que mueren pueda decirse otro tanto! ¿Será por esto por lo que en los funerales de los políticos no suele haber más que la música y acá, y en las honras de Joselito ha estado toda Sevilla, empezando por vosotros, los títulos y los grandes, y acabando por los pobres y los humildes? ¿Es que os duele el contraste?... El remedio no está en Roma: mereced ser queridos en vida y llorados en muerte. El pueblo hará lo demás».


DOS GESTOS HISTÓRICOS

Pero, para la Historia quedaron dos gestos que certifican el amor que Joselito sentía por Guadalupe. Uno fue la foto que se hizo junto al retrato que el pintor Miguel Ángel del Pino le había hecho a las tres hermanas Pablo-Romero y que se presentó en la gran Exposición Primaveral que organizó el Ateneo de Sevilla en los salones del Ayuntamiento. Enterado Joselito se fue rápido a la exposición y se hizo una foto junto al cuadro para que se viera al lado de Guadalupe (desgraciadamente, y a pesar de mis pesquisas, no he podido hacerme con aquella foto que sí publicó El Correo). Del otro gesto, afortunadamente, quedó constancia. Fue el brindis de uno de sus toros que le hizo en la plaza de Bilbao, para hacer público su amor.

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También quedaron para la Historia los gestos de ella. Se cuenta que cuando llegaron los restos de Joselito a Sevilla y la ciudad entera se echó a la calle, vestida de luto y llorando a «moco tendido» (como se decía entre los gitanos), una mujer joven y bella, vestida de negro de los pies a la cabeza, y como si estuviera cantando una saeta, gritó con todas sus fuerzas ¡¡¡¡Joselitoooooooo!!!!... antes de caer al suelo desmayada. Era la niña Guadalupe, el gran amor de Joselito, aquella que permaneció soltera toda su vida y que no dejó pasar ni un día sin depositar unas flores ante su tumba. Y otro gesto, del que también quedó constancia, fue hacer escribir en su testamento pocos días antes de morir en 1983 (60 años justos después del fatídico 20 de mayo de 1920): «Confío y mando a mis herederos que nunca falte un ramo de rosas rojas en la tumba de Joselito, mi amor».



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¡Gracias Clodina! Qué libro tan interesante.

Me sorprende que no haya capítulo para la novelesca (y triste) historia del gran Joselito el Gallo (de quien andamos celebrando centenario este año) con la señorita Guadalupe de Pablo-Romero. Dejo artículo de la historia. Ha aparecido, por cierto, esta foto de Joselito y Guadalupe juntos que el artículo no cita.

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Grandes personajes de la España del siglo XX
JOSÉ GÓMEZ ORTEGA ‘JOSELITO’ (también llamado "Joselito el Gallo")


Guadalupe, el gran amor

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En 1917, Joselito, con 22 años, lo tenía todo: salud (se cuidaba como ningún torero lo había hecho hasta entonces, hacía mucho deporte, no fumaba, apenas si bebía y tenía incluso su médico particular), dinero (era ya un millonario, porque cobraba cantidades astronómicas para la época y los empresarios se lo disputaban), fama (España entera sabía su nombre y conocía su imagen mejor que la de los presidentes del Gobierno y la prensa lo perseguía porque sabía que vendía más que nadie) y amor («Estoy enamoradísimo de la hija de un popular ganadero sevillano y voy a casarme con ella. Dentro de un par de temporadas, me retiro. Y lo voy a hacer como Guerrita: en la feria del Pilar de Zaragoza, a la que tanto amo, y por sorpresa»)... y además, como escribiría más tarde González-Ruano «tenía la gloria del gitano (su madre, la «Señá Gabriela» cantaba como una diosa; su abuelo, Enrique Ortega Díaz, conocido como ‘El Gordo Viejo’, bailaor y banderillero, era en esos momentos el patriarca de todos los gitanos de Cádiz y su provincia; y toda la familia por parte materna pertenecía a la raza), el oído con música y el sueño con vela, la vida jaleada y un cortejo de llanto y laurel para su muerte».

¡Ay, pero, como dice el pueblo, hay amores que matan!... Porque fue aquel amor, que tenía nombre y apellidos, el que le llevaría a la muerte en Talavera el triste 20 de mayo de 1920. Pues, según se rumoreó entre algunos amigos Joselito había planificado aquellos días con su cuñado Ignacio Sánchez Mejías, Blanquet, su peón de confianza y el canónigo Muñoz y Pabón, raptar a Guadalupe y casarse con ella a escondidas (igual que había hecho su padre con su madre años antes).

Se llamaba Guadalupe de Pablo-Romero y era la menor de las tres hijas (sus hermanas se llamaban María Hermosa y Leonor) del terraniente y ganadero Felipe de Pablo-Romero y Llorente. Joselito conoció a Guadalupe cuando sólo tenía 8 años e iba con su hermano Rafael a las tientas que organizaba ‘Don Felipe’ en su finca y al igual que el padre se enamoró de aquel niño que ya toreaba como un ángel… y es verdad que ‘Don Felipe’ vio enseguida en él lo que llevaba dentro y a partir de aquel momento Joselito pasó muchas tardes toreando vaquillas en aquella finca y conviviendo con los toros. Hasta el punto que ‘Don Felipe’ le llamaba «Mi hijo». Naturalmente aquellos niños fueron creciendo y lo que al principio fue simple admiración con la adolescencia se transformó en amor. Guadalupe se enamoró locamente del joven novillero, triunfador, guapo, más alto que los demás, atlético y hasta deportista (ya jugaba por entonces al fútbol o montaba en bicicleta cuando podía) y Joselito no olvidaría jamás aquellos grandes ojos azules y patricios.

Sin embargo, los clarines de aquella Feria del Pilar jamás sonaron para Joselito y tampoco llegó a ver a Guadalupe vestida de novia. Según cuentan los biógrafos, la familia entera, comenzando por el padre, ‘Don Felipe’, pertenecientes a la aristocracia sevillana, en cuanto se enteraron del noviazgo oculto de la pareja se opuso radicalmente y hasta le prohibieron que se viese con el gitano («Sí, será el número uno de los toreros, y será rico y guapo, como dicen las mujeres, pero es gitano, y mi hija no se puede casar con un gitano»)… Llegadas a oídos de Joselito estas palabras, él que había tentado numerosas veces en aquella casa, se lamentó hondamente y a sus amigos más íntimos les dijo: «¡Qué barbaridad, antes me llamaba hijo y ahora gitano!».

Y es que la sociedad sevillana de aquellos primeros años del nuevo siglo estaba perfectamente delimitada, en la base el pueblo llano, la gente que todavía pasaba hambre; luego los empleados y profesionales, que se veían negros para llegar a final de mes y en la cúspide los nobles, la nobleza de los grandes palacios y las extensas fincas. Y el torero, aunque enriquecido, había surgido del pueblo llano y era medio gitano. Aquella aristocracia, incluso, criticó los funerales en la Catedral por el torero tras su muerte en Talavera por considerar que no era lugar para alguien de extracción humilde. El canónigo y escritor Juan Francisco Muñoz y Pabón, a quien se debe la coronación canónica de la Virgen del Rocío, les contestó duramente con un artículo (publicado el 23 de mayo de 1920 en El Correo), del que recogemos estas palabras:

«Llegáis en vuestra democracia a rendir parias a la memoria del torero muerto, asistiendo a su funeral, y ponéis como chupa de dómine al Cabildo porque es «tan demócrata» que hace sufragios por un fiel que ha pasado a mejor vida en comunión con la Iglesia. ¿O es que va nuestro Cabildo a guardar estos funerales para cuando muera un político, enemigo de Jesucristo y su Iglesia, y venga la Real Cédula de ruego y encargo?
Ahora, si Joselito no ha sido tan funesto para la nación y para la Iglesia como lo son los políticos -aquí entran también los locales-, nadie tiene la culpa. El pobrecito puede decirse que no ha hecho mal a nadie. ¡Ojalá que de todos los que mueren pueda decirse otro tanto! ¿Será por esto por lo que en los funerales de los políticos no suele haber más que la música y acá, y en las honras de Joselito ha estado toda Sevilla, empezando por vosotros, los títulos y los grandes, y acabando por los pobres y los humildes? ¿Es que os duele el contraste?... El remedio no está en Roma: mereced ser queridos en vida y llorados en muerte. El pueblo hará lo demás».


DOS GESTOS HISTÓRICOS

Pero, para la Historia quedaron dos gestos que certifican el amor que Joselito sentía por Guadalupe. Uno fue la foto que se hizo junto al retrato que el pintor Miguel Ángel del Pino le había hecho a las tres hermanas Pablo-Romero y que se presentó en la gran Exposición Primaveral que organizó el Ateneo de Sevilla en los salones del Ayuntamiento. Enterado Joselito se fue rápido a la exposición y se hizo una foto junto al cuadro para que se viera al lado de Guadalupe (desgraciadamente, y a pesar de mis pesquisas, no he podido hacerme con aquella foto que sí publicó El Correo). Del otro gesto, afortunadamente, quedó constancia. Fue el brindis de uno de sus toros que le hizo en la plaza de Bilbao, para hacer público su amor.

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También quedaron para la Historia los gestos de ella. Se cuenta que cuando llegaron los restos de Joselito a Sevilla y la ciudad entera se echó a la calle, vestida de luto y llorando a «moco tendido» (como se decía entre los gitanos), una mujer joven y bella, vestida de negro de los pies a la cabeza, y como si estuviera cantando una saeta, gritó con todas sus fuerzas ¡¡¡¡Joselitoooooooo!!!!... antes de caer al suelo desmayada. Era la niña Guadalupe, el gran amor de Joselito, aquella que permaneció soltera toda su vida y que no dejó pasar ni un día sin depositar unas flores ante su tumba. Y otro gesto, del que también quedó constancia, fue hacer escribir en su testamento pocos días antes de morir en 1983 (60 años justos después del fatídico 20 de mayo de 1920): «Confío y mando a mis herederos que nunca falte un ramo de rosas rojas en la tumba de Joselito, mi amor».



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De nada................ Para eso estamos.................... El fin de semana que las mujeres de toreros pasaron en sevilla..................... sus maridos repartidos por la geografia española....................
 

Los medicos han recibido un gran homenaje..................... se lo merecen porque sin ellos muchos toreros habrían fallecido en los últimos años........................ la encargada de la gestión del evento fue la hermana de juli...................... he tenido allí a amigos que han acudido lo mas llamativo ha sido la compañera del hermano que como ya dige esta separado de rocio mozo...................... y la ausencia de la señora domecq y sus hijos.........................
 
No quiero quedarme sin contaros algo que me a contado una amiga mejicana........... dice ahora las gringa de los toreros de España dicen que adoran campo............. la vida rural................ qué adoran el tiempo en familia......... En serio han tenido que sufrir una pandemia para darse cuenta que lo importante es la familia y no las tiendas top................. me e reído mucho estaba indignada xon las redes de estas niñas pijas............. como también las llama...............espero que estéis todas bien..............
 
Primas y de Morante no tenéis info? Me encanta ese hombre pero no se nada mas allá de que se casó dos veces
Pues tiene bipolaridad.......... Eso le costo su primer matrimonio.................... ahora practica boxeo................. su actual mujer parece q a conseguido meterlo en cintura................ es muy excéntrico a mi no me gusta.................... a llevado al toreo a una politica ultraderechista cuando se había conseguido mantener al margen de esa gentuza................. quiere ir de diva.........
 

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