Hijos bastardos de los Borbones a través de la historia

Creo que la educación y lo fácil que lo tiene todo influyen fundamentalmente en el carácter de la persona. La herencia genética está ahí, de base, pero lo más importante es cómo lo pules y lo desarrolles.

A Froilán, le veo un parecido notable con su abuelo rey. Los genes de Alfonso XIII son fuertes.
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Cortesía de CR, de la revista Hola y libertaddigital.

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Carlos IV de España por Goya.

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Libertaddigital.
Felipe V, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XIII.
 
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EL DRAMA DE LOS BASTARDOS
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Encerraron de por vida al anciano que podía destruir a los Borbones
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Carmelo López-Arias
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José María Zavala ha encontrado un documento del que se habló durante años sin que nadie llegara a verlo. Tirando del hilo, sorprende cuántos secretos ocultaba desde siempre la Familia Real.
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28 de enero de 2011
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UN CAUTIVO PELIGROSO
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El aspecto de Juan de Almaraz en prisión no debió ser muy distinto al del compañero del conde de Montecristo en la novela de Alejandro Dumas.
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TODO ACABA SABIÉNDOSE
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José María Zavala. Bastardos y Borbones. Los hijos secretos de la dinastía. Plaza y Janés. Barcelona, 2011. 527 pp. + cuadernillo de imágenes y anexo documental. 19,90 €
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La dinastía de los Borbones de España se extinguió el 20 de enero de 1819, fecha en la que murió en Roma Carlos IVmientras Fernando VII hacía y deshacía para desgracia de nuestro país e irritación de sus súbditos de cualquier color ideológico.

Y Fernando VII lo sabía. Tanto, que decidió encerrar de por vida en la prisión de Peñíscola (Castellón) a quien podía probarlo,Juan de Almaraz, confesor que fue de su madre, la reina María Luisa. El sacerdote había escrito un documento que José María Zavala encontró en el Ministerio de Justicia y al que Juan Balansó había hecho referencia en alguno de sus libros sin llegar a reproducirlo nunca, sin duda porque conoció su existencia pero no llegó a verlo nunca.

Ese vacío lo colma ahora Zavala en Bastardos y Borbones (Plaza & Janés), donde nos cuenta la historia de un sobre con indicación de "Reservadísimo", que incluye un papel fechado el 8 de enero de 1819. En él Almaraz afirma que seis días antes, tras escuchar la última confesión, in articulo mortis, de María Luisa, ésta le había transmitido que "ninguno, ninguno de sus hijos y hijas, ninguno, era del legítimo matrimonio... lo que declaraba por cierto para descanso de su alma, y que el Señor la perdonase". Manuel Godoy tenía todas las papeletas para ser el responsable del desaguisado.

Almaraz no reveló entonces este secreto por respeto a Fernando VII, pero dejó escrito que al morir se le entregase a su confesor, sin abrir: "Por todo lo dicho pongo de testigo a mi RedentorJesús para que me perdone mi omisión".

Y hasta aquí podemos leer... porque vale la pena conocer la historia al detalle y por extenso, una historia que bien podría asimilarse a El conde de Montecristo de Alejandro Dumas. Ocho años después Fernando VII, al conocer el letal escrito, dio orden de encarcelar a Almaraz, a pesar de ser ya un anciano, y a él no le alcanzó ninguna de las amnistías que decretó El Rey Felón(otrora El Deseado). El testigo que cuestionaba su derecho al trono era demasiado molesto para andar suelto por ahí.

Los Godoy Puigmoltó
Con esta apasionante historia arranca este ensayo que da a conocer la abundante lista de bastardos que en los últimos dos siglos han sido resultado de las aventuras extramatrimoniales de la Familia Real española.

Es conocida, por ejemplo, la abundantísima vida amorosa deIsabel II, y la más que probable atribución al capitán Enrique Puigmoltó de la paternidad de Alfonso XII. Pero no son tan conocidas las pruebas que recoge Zavala, unos despachos de 1857 remitidos al cardenal Giacomo Antonelli por el encargado de negocios de la Santa Sede en España, monseñor Giovanni Simeoni.

En uno refiere la bronca del general Ramón María Narváez a la Reina, embarazada, para que pusiese fin a esa relación: "¿Es que deseas que aborte?", le respondió llorando, en confesión implícita sobre la identidad del padre.

En el otro, Simeoni afirma que el confesor de Isabel II, nada menos que San Antonio María Claret, le ha dicho que la Reina le ha dicho a él que el padre es su esposo, "pero que en una carta amatoria al oficial de referencia ha escrito de su puño y letra que dicha prole debe atribuirse a ese oficial, en cuyas manos está la carta". ¿A quién engañó aquella pasional mujer, al santo o al militar?

La "otra" Familia Real
Pero junto a estas bastardías, políticamente peligrosísimas por afectar directamente a la legitimidad dinástica de los afectados, hay muchas otras cometidas por los reyes varones al margen de su vínculo conyugal, y que esconden, más que riesgos para el Estado, historias dramáticas de ocultación y marginalidad.

Alfonso XII tuvo dos hijos con la cantante Elena Sanz, a quienes quiso incluir en su testamento... pero no lo hizo. Murió preocupado por su futuro, y de hecho la Regente María Cristina de Habsburgo les privó de la pensión asignada. Pero la actriz supo hacer valer su condición, y mediante un hábil chantaje en el que utilizó como armas las cartas que conservaba de su amante, logró una importante suma de dinero.

Y luego hay otra historia llamativa, como la hija que tuvo Alfonso XII con la mujer del primer secretario de la embajada de Uruguay en Madrid. Esa hija secreta regresó cuarenta años después como esposa del embajador de Chile en la corte de su hermanastro, Alfonso XIII.

Quien, a su vez, dejó embarazada a la institutriz de sus hijos, Beatrice Noon, quien dio a luz en París (fue expulsada de la Corte) a Juana Alfonsa Milán Quiñones de León, cuyo primer apellido provenía del histórico ducado milanés que aún figuraba entre los títulos del monarca, y cuyo segundo apellido proviene del albacea de Alfonso XIII y embajador en París, su padre adoptivo.

Pero hay más casos recogidos por Zavala, y muy variados. De Alfonso de Bourbon, con quien se entrevistó en California, hijo de Alfonso de Borbón y Battenberg (primogénito de Alfonso XIII); o la otra misteriosa Eulalia de Borbón nacida en 1883 en Alcaudete (Jaén), abandonada en el hospicio; o el caso de Ángel Picazo, el actor del sorprendente parecido con Alfonso XIII; o la entrevista del autor con Olghina di Robilant, quien rompe su silencio de años para desmentir haber dicho nunca que Don Juan Carlos es el padre de su hija Paola...

Males nacionales, tragedias íntimas
Zavala no sólo nos cuenta estas historias, nos cuenta también cómo llegó hasta ellas, las emociones que le embargaron al descubrir un documento, escuchar un testimonio o adivinar un parentesco, o la forma en que los interesados aún vivos accedieron a hablar con él para contarle historias que han permanecido en el olvido durante décadas.

Estas páginas contienen una explosiva carga política, pues, en efecto, ¿qué sentido tiene una dinastía si esa dinastía es un mero simulacro, o qué valor tienen renuncias de derechos por matrimonios morganáticos si la sangre real se perdió décadas atrás, o cuántos chantajes a causa de esos secretos han condicionado la política española a espaldas de sus ciudadanos?

Pero incluyen también dramas personales terribles, como lo es ignorar la propia filiación o vivir escondiéndola a mayor conveniencia y gloria de personajes frívolos e irresponsables.

Bastardos y Borbones refleja esa parte de la historia de España edificada sobre el escaso sentido de Estado de quienes dicen encarnarlo. Es de agradecer que Zavala nos la recuerde y la acreciente con nuevos datos, por si la lección nos sirve de algo ahora.
 
http://www.elespanol.com/corazon/20160618/133486940_0.html

MEMORIA HISTÓRICA

Todos Los Borbónes bastardos


Desde Carlos IV hasta muy entrado el siglo XX, los Borbones han traído al mundo hijos ilegítimos. Repasamos la historia y la lucha judicial de algunos por ser reconocidos.

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Portada del libro Bastardos y Borbones (Ed. Plaza y Janés)

El estudio de José María Zavala, Bastardos y Borbones. Los hijos desconocidos de la dinastía (Plaza y Janés, 2011), revela los hijos ilegítimos que los Borbones han traído al mundo desde los tiempos de Carlos IV hasta muy entrado el siglo XX.

Empezando por Carlos IV. En realidad, ninguno de sus hijos los engendró él, así que fueron borbones por parte de madre, su promiscua y prima hermana María Luisa de Borbón Parma. Tuvieron 14 hijos de las veinticuatro veces que la reina estuvo embarazada, pero sólo siete llegaron a la edad adulta. Quien llegó a sucederle en el reino, Fernando VII, fue casi con toda seguridad hijo bastardo de María Luisa y su amante Manuel Godoy.

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Retrato de Fernando VII de Goya

Cuando Isabel II contaba 16 años, el Gobierno arregló un matrimonio con su primo hermano Francisco de Asís. Aseguran los historiadores que cuando la reina se enteró de quién iba a ser su futuro esposo exclamó: "¡No, con Paquita no!" Tal y como relató al embajador Fernando León y Castillo durante su exilio parisino, Isabel II dijo: "¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?".

Oficialmente, Isabel II de Borbón tuvo doce embarazos, contando varios abortos, de los que sólo sobrevivieron cinco hijos. Uno de ellos fue engendrado por el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó, según los rumores más documentados. Tal era así que el futuro rey Alfonso XII, a nivel popular, tenía el sobrenombre de 'Puigmoltejo' .

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Retrato de Isabel II

Alfonso XII, siguió con la tradición familiar y fue padre de tres bastardos que no llegaron a reinar: Alfonso y Fernando Sanz y Martínez de Arrizala, nacido en 1880 y 1881, fruto de su relación con la cantante de ópera Elena Sanz, a los que pasaba una pensión como buen padre de familia lejana. Y Mercedes Basáñez (1885-1941), hija de la esposa de un diplomático uruguayo en España.

Muerto el rey en 1885, su viuda y regente María Cristina de Habsburgo, apodada Doña Virtudes, se negó a continuar pagando a los que consideraba hijos del pecado. La cantante supo hacer valer su condición y mediante un hábil chantaje en el que utilizó las cartas que conservaba de su amante, logró una importante suma de dinero, nada menos que 750.000 pesetas de 1886, una fortuna que pagó el Patrimonio del Estado para que no se dieran a conocer públicamente.

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Leandro de Borbón hijo bastardo de Alfonso XIII Gtres

Y de infantes que nunca fueron reconocidos como tales: los hijos ilegítimos de Alfonso XII y XIII: Mercedes Basáñez, Juana Alfonsa de Milán, Leandro de Borbón y María Teresa Ruiz de Moragas.

Demandas para ser reconocidos

En 1908, Alfonso Sanz y Martínez de Arrizalare presentó en Madrid un pleito ante el Tribunal Supremo. Pero a pesar de los esfuerzos, perdió en los tribunales al considerar el juez, en una sentencia dictada el 1 de julio de ese año, que "un monarca no estaba sujeto al Derecho Común", es decir que a un rey no se le podían reconocer hijos fuera del matrimonio.

De todas las supuestas infidelidades de los monarcas, sólo el fallecido este viernes, Leandro de Borbón, hijo de Alfonso XIII y la actriz Carmen Ruiz Moragas, consiguió en los tribunales, en 2003, que se le acreditara el apellido de la familia Real, aunque nunca el tratamiento y los derechos que se derivarían de su condición de infante.

Según el auto judicial histórico, Don Leandro pasó a ser "hijo de su Majestad don Alfonso de Borbón y Austria" y "como consecuencia de esta determinación de filiación paterna y conforme al Artículo 55 de la Ley de Registro Civil, ostentará en lo sucesivo los apellidos de Borbón Ruiz". "Es la primera vez, en el mundo y en España, que se reconoce a un hijo de Rey con todos los derechos inherentes a su persona", declaró sobre el fallo judicial Miguel Ángel Rabadán, el abogado que le llevó el caso.

Al igual que a sus antepasados, el rey emérito Don Juan Carlos, también se ha enfrentado a dos demandas de paternidad. Una presentada por el catalán Alberto Solá Jiménez fue rechazada a trámite, no así la de la belga Ingrid Sartiau Jiménez, que sí fue admitida por el Pleno de la Sala Civil del Tribunal Supremo.

La defensa de Ingrid siempre ha sostenido que su cliente no reclama títulos, ni un lugar en la línea de sucesión al trono, ni dinero. Sólo quiere encontrar a su padre. En la demanda de paternidad se adjuntó un acta notarial firmada por la madre de la demandante, Liliane Ghrislaine Sartiau, de 80 años.

En ella asegura que tuvo una breve relación con Juan Carlos de Borbón -sin saber de quién se trataba hasta que se lo reveló el empleado del hotel donde se alojaban, según su relato- a finales de 1965. Fruto de ese encuentro con "un hombre de 31 años gentil, guapo, dulce y con los ojos azules", nació su hija en agosto de 1966, según la madre.





 
Pero la Reina, doña María Cristina, tres meses después de la muerte de su marido, se casó en secreto con un joven de su guardia real, con el que tuvo varios hijos en la clandestinidad. Por supuesto, todo Madrid pronto empezó a hacer chanza y eco de su doble vida. Esta situación, poco decorosa, de María Cristina la llevo a su abdicación y acabó expatriándose. Unos años más tarde, Isabel II cumple su mayoría de edad, permitió el retorno a su madre, con su marido, al que concedió el título de duque de Riánsares, así como el marquesado de San Agustín
 
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La misma boca


Juana Alfonsa Milán y Quiñones de León

Fecha de nacimiento: 1916
Defunción: Fallecido 2005

Familia inmediata:

Hija de Alfonso XIII "el Africano" León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena, Rey de España y Beatrice Noon
Medio hermana de Roger Marie Vincent Philippe Lévêque de Vilmorin; Ana María Teresa Ruíz y Moragas; Leandro Alfonso Luis de Borbón y Ruíz Moragas; Alfonso de Borbón y Battenberg, príncipe de Asturias; Jaime de Borbón y Battenberg, duque de Segovia y otros 5

Administrado por: Adriano van Uden
Última Actualización: 15 de diciembre de 2014
 
Última edición por un moderador:

Por Arturo del Villar.
El rey no puede tener bastardos, ja, ja, ja. –
Las titulares de los juzgados de Primera Instancia números 19 y 90 de Madrid han rechazado las demandas presentadas por el empordanés Albert Solà y la belga Ingrid Sartiau, en las que reclamaban el reconocimiento de su filiación ilegítima como hijos de Juan Carlos de Borbón y Borbón. El argumento utilizado para el rechazo es que el tercer punto del artículo 56 de la Constitución monárquica vigente proclama que “La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”.


A estas alturas no vamos a espantarnos, al comprobar las diferencias con las que tratan los magistrados a los miembros de la familia irreal en comparación con sus vasallos.



Ha dicho el abogado de los demandantes, y parece razonable su argumento, que ese artículo podrá aplicarse a las responsabilidades penales, pero no a las civiles. Cierto que el rey lo es desde su proclamación hasta que deje de serlo por su voluntad o por fuerza mayor, pero no es lo mismo que organice un golpe de Estado y que procree un hijo bastardo. Todo lo hace en uso y disfrute de sus facultades, pero los actos son muy diferentes, y sus consecuencias lo son más.

Alega el letrado que el segundo punto del artículo 39 de la misma Constitución avala su demanda, al decir que “Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, iguales éstos ante la ley con independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado civil. La ley posibilitará la investigación de la paternidad”.


“Bastardos del rey”

Por lo tanto, las juezas debieran obligar a Juan Carlos de Borbón y Borbón a someterse a una prueba de paternidad, si fuera cierto lo que afirma el artículo 14 del mencionado texto legal: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, s*x*, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, en las que se incluye la de ser rey por designación de un exgeneral rebelde.

La señora Sartiau es belga, y en consecuencia no es igual ante la ley que el rey de España, aunque como ciudadana de la Unión Europea podría poner en cuestión ese dato. ¿Y el señor Solà, que es empordanés? Todavía es español, y en consecuencia es igual ante la ley que Juan Carlos de Borbón, y las leyes españolas debieran proteger su derecho a la investigación de la paternidad que reclama. Pero a estas alturas no vamos a espantarnos, al comprobar las diferencias con las que tratan los magistrados a los miembros de la familia irreal en comparación con sus vasallos.

Son caros los bastardos

El rey católico nuestro señor, siguiendo la tradición borbónica, ha entretenido la atención del pueblo con sus aventuras eróticas. Son incontables las amantes que se le achacan, con especial predilección por cantantes más o menos dotadas para la profesión, generalmente menos, pero de buena apariencia siempre. Su aventura con una señora de fachada bárbara digna de un rey y circense, nos ha costado millones de euros, y eso que no le dio ningún hijo, sino vídeos íntimos y comprometedores.

Que se sepa con seguridad, el rey tuvo una hija con Olghina de Robilant, hija ella de un conde, pero que no por eso se esconde para organizar escándalos y llevar una vida nada ejemplar. La niña, Paola, nació en 1959. Se sabe porque Olghina conservó cuidadosamente 47 apasionadas cartas que le remitió Juan Carlos de Borbón y Borbón entre 1956 y 1960. El estilo literario de nuestro señor el rey católico, que Dios guarde, resulta bastante ridículo; en la correspondencia lujuriosa no utiliza a los escribas que le redactan los discursos oficiales, y eso se nota mucho.
Pero semejante asunto de cama, e incluso de Kama Sutra, no nos importaría, si no fuese porque la intrépida Olghina amenazó en 1986 a la llamada Casa Real con publicarlas, si no le pagaban diez millones de pesetas por ellas. Los pagaron, claro que sí, por medio del factótum para asuntos reservados Manuel de Prado y Colón de Carvajal, tan amigo del rey que acabó en la cárcel, como tantos otros amigos del rey, dado que desoye los consejos de su confesor respecto al abandono de las malas compañías.

Ingenuos son los cortesanos de la llamada Casa Real. La astuta Olghina había tenido la precaución de hacer fotocopias de las cartas, y se las vendió a la revista italiana Oggi, que las publicó en cuatro capítulos en 1988, con otros documentos y fotografías. Menos mal que ese puñado de liras no salió de nuestros Presupuestos Generales, es decir, de nuestros bolsillos.
Otra hija bastarda, nacida en 1960, se la proporcionó a nuestro señor el rey católico María Gabriela de Saboya, nieta del rey fascista italiano Víctor Manuel III. Hasta ahora no se sabe que madre o hija hayan aprovechado la situación para sacarnos los dineros, pero todo se andará. Los bastardos son un tesoro seguro, y si van acompañados de cartas lascivas, mucho más rico.

Borbones revolcones

La afición de los borbones a los revolcones de cama (Sutra) es añeja. En realidad ninguno de los hijos de Carlos IV los engendró él, así que fueron borbones por su madre, la golfísima María Luisa de Borbón Parma. Veinticuatro embarazos tuvo la ardiente reina, al beneficiarse igualmente de la idiotez congénita de su marido y de la obediencia de los guardias de palacio a su real vicio y servicio.
Su nieta Isabel, apodada Isabelona por sus vasallos, debido a las anchuras que lucía, la superó en liviandad y libidinosidad. Once embarazos tuvo, ninguno procurado por su legítimo esposo Francisco de Asís de Borbón. La cachonda señora era muy aficionada a la literatura sicalíptica, así que escribía cartas a sus amantes diciéndoles lo que sentía por ellos, y hubo que comprarlas a precio de oro.

A su heredero Alfonso XII le apodaban El Puigmoltejo, por los apellidos de su padre natural. Salió a la familia, de modo que cultivó por igual la lujuria y la literatura erótica. Tuvo dos hijos bastardos con la cantante Elena Sanz: Alfonso, nacido en 1880, y Fernando, al año siguiente, a los que pasaba una pensión como amante padre, y más amante todavía de su madre. Pero muerto el rey en 1885, su viuda y regente del reino María Cristina, apodada Doña Virtudes, se negó a continuar pagando a los que consideraba hijos del pecado, tal vez molesta por las preferencias del difunto hacia otra mujer desde luego más atractiva que ella.

De Alfonso XIII son conocidos varios hijos, empezando por Roger, al que engendró en la francesa Mèlanie de Gaufridy a sus 17 años, en 1903, nada más ser coronado rey para desgracia de España.

Elena Sanz contrató al político republicano Nicolás Salmerón para que reclamase al Estado una pensión para sus hijos huérfanos, advirtiendo que en caso contrario publicaría las cartas de amor que le dirigió el difunto. Se las compraron, claro que sí, por 750.000 pesetas de 1886, una fortuna que pagaron los sufridos vasallos.

No contento con ello, Alfonso Sanz reclamó en 1903 el reconocimiento de la paternidad real, exigiendo la utilización del apellido Borbón y, claro está, el pago de una pensión con cargo a los Presupuestos del Estado. Pero el Tribunal Supremo rechazó la demanda en 1907. Como vindicación editó un folleto titulado Los hijos de Elena Sanz y Alfonso XII, que es de lectura recomendable, aunque muy difícil de encontrar, porque las autoridades de la época hicieron desaparecer los ejemplares, en evitación sin duda de malos ejemplos para la juventud.

Los hijos del XIII

De Alfonso XIII son conocidos varios hijos, empezando por Roger, al que engendró en la francesa Mèlanie de Gaufridy a sus 17 años, en 1903, nada más ser coronado rey para desgracia de España. La lista de sus amantes es tan larga como la de su abuela, pero la que les costó muy cara a los resignados vasallos (hasta que se hartaron de serlo) fue la actriz Carmen Ruiz Moragas.
Engendraron dos bastardos, María Teresa, nacida en 1925, y Leandro Alfonso, nacido en 1929. La relación entre los progenitores comenzó en 1916, y para acallar los rumores de las malas lenguas ella se casó al año siguiente con el torero mexicano Rodolfo Gaona, quien la abandonó enseguida porque en el ruedo los espectadores no distinguían quién era el toro, y les pitaban a los dos.
El generoso rey, con el dinero de sus sufridos vasallos, regaló a la actriz decadente un palacete en el Parque Metropolitano madrileño, en la avenida del Valle, y le pasaba una sustanciosa mensualidad. Qué buen padre, aunque no de sus hijos legítimos. Claro está que los legítimos no eran presentables, debido a sus múltiples taras congénitas, heredades de él y de su legítima esposa, la reina Victoria.

La victoria republicana en 1931 hizo que el rey se largase de Madrid a toda la velocidad de su automóvil, dejando abandonada a su familia legítima, pero entregó al conde de los Andes una fortuna para que fuesen tirando de ella la Moragas e hijos. Ya en el exilio continuó ocupándose de la familia bastarda, y abrió a su nombre una cuenta en un banco suizo, que gestionó el mismo conde para todo.

Las cartas de El Soldadito

Carmen se consoló de su soledad amancebándose con el escritor Juan Chabás. Murió el 11 de junio de 1936, y a su entierro acudieron los monárquicos recalcitrantes, reconociendo con su gesto que había sido la amante oficial del monarca perjuro detestado por el pueblo español. Fue algo así como una representación grotesca de la tragedia de Vélez de Guevara Reinar después de morir.
Siguiendo la tradición borbónica, Alfonso XIII le escribió numerosas cartas, firmadas por El Soldadito, que fueron subastadas, y algún día serán publicadas. Alguien debiera advertir a los borbones que no deben practicar la literatura pornográfica, porque al final resulta cara. Aunque a ellos el dinero no les inquieta.
Al escapar de Madrid como si le persiguiera la revolución, el ex rey Alfonso llevaba una pequeña maleta solamente, pero no necesitaba más, porque su fortuna estaba muy bien colocada en bancos extranjeros. Había sido tan ahorrador como poco patriota.

Así que su nieto Juan Carlos I ha seguido fielmente el ejemplo de sus antepasados, aunque resulte un mal ejemplo. Y encima en su reinado hay vídeos, que son más acusadores que las cartas. De momento los jueces (o mejor dicho, las juezas) no se quieren enterar de sus aventuras kamasutreras, pero es inevitable que salgan a relucir, porque las barraganas no se van de safari erótico con él por su cara bonita, puesto que no la tiene. Lo que les interesa es el dinero, que sí lo tiene en los bolsillos de sus dóciles vasallos. Habrá que ver lo que sucede si aparecen mesticitos botsuanos en esta corte, si no de los milagros, ya que no cuenta con una monja de llagas sanguinolentas, sí de los parados sangrados por los impuestos reales.

Olghina de Robilant

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Última edición:
El padre del actual rey de Bélgica,hermano de Balduino tiene una hija secreta ya reconocida;de Alberto de Mónaco ni hablamos de la hija y el hijo..que además guardan buena relación con las hijas de Estefanía.y los de aquí haberlos los hay aunque se niegue y cierren los ojos...se comentaba que Felipe ya se casó siendo papá...
 
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