Hablemos sobre la Fe y las religiones

Registrado
9 May 2017
Mensajes
29.260
Calificaciones
81.589
Ubicación
Buenos Aires - Argentina
Los cristianos, próxima minoría de Europa: la fe ya es marginal entre los más jóvenes

Los cristianos, próxima minoría de Europa: la fe ya es marginal entre los más jóvenes





"Europa" y "cristiandad" han sido dos términos tan obsesivamente enlazados que hasta hace escasas décadas la una no podía entenderse sin la segunda. Los tiempos cambian. Rápido. De la fe que movió fronteras y colonizó continente queda poco, y una encuesta realizada por la St Mary's University de Londres y la Universidad Católica de París lo confirma: si depende de los jóvenes (y depende de ellos), la Europa post-cristiana ha llegado.


¿Quedan creyentes? En función de dónde los busques. El estudio ha recopilado datos e información publicados durante los últimos dos años por la Encuesta Social Europea para un rango de edad comprendido entre los 18 y los 26 años. Resultado: en países como España, Dinamarca, Francia, Bélgica o Hungría, más del 50% de los encuestados se declaraban ateos o agnósticos. En países como Reino Unido, Países Bajos o Chequia la cifra se disparaba por encima del 70% o del 90%.

Una tendencia a largo. El problema es estructural. Tan sólo en Polonia, Lituania, Eslovenia, Austria o Portugal una clara mayoría de los jóvenes (+50%) aún se declaran cristianos. Las últimas décadas han asistido a un pérdida generalizada del interés por la religión en Europa, manifestada en una caída de la asistencia a los ritos religiosos, en una carencia de jóvenes deseando tomar los hábitos o en una disociación casi total de la identidad nacional con la antaño boyante identidad religiosa.


La nueva minoría. Para Stephen Bullivant, encargado de gestionar y publicar el informe, la conclusión es clara: en menos de 100 años Europa se va a convertir en un continente mayoritariamente no religioso. Por primera vez en 2.000 años, los europeos se encaminan hacia una sociedad post-cristiana en la que los remanentes católicos, protestantes, anglicanos u ortodoxos serán una minoría. Los jóvenes han perdido el interés en la fe.

Casos llamativos. Algunos casos son llamativos. Alemania, por ejemplo, es mucho más cristiana que España (47% vs. 40%), y en Estonia un 81% de los jóvenes abjuran de la fe frente al minoritario 25% de los lituanos, a un puñado de cientos de kilómetros más abajos. No hay patrones claros más allá del descenso general. En España el interés por los ritos religiosos es aún más bajo (un 60% jamás asiste), siendo superada sólo por Países Bajos y el paraíso ateo, República Checa.
Este último es, quizá, el caso más excepcional (a la par que Islandia).

No es así en el mundo. Nada de esto indica que el cristianismo esté en crisis a nivel global. Lo está, pero sólo en Europa, continente envejecido cuya preeminencia global quedó anclada en el pasado. La fe cristiana sigue al alza en gran parte de América del Norte y en la mayoría de países centro y sudamericanos. En África también pervive. La suma combinada de las diferentes ramas cristianas devuelve alrededor de 2.000 millones de almas consagradas a la voluntad del señor.
Siguen siendo números sólidos. Aunque a la baja en Europa.

https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/cristianos-proxima-minoria-europa-fe-marginal-jovenes-1
 
La Fe

La fe es la seguridad o confianza en una persona, cosa, deidad, opinión, doctrinas o enseñanzas de una religiòn y, como tal, se manifiesta por encima de la necesidad de poseer evidencias que demuestren la verdad.
También puede definirse como la creencia que no está sustentada en pruebas, además de la seguridad, producto en algún grado de una promesa.

220px-National_gallery_in_washington_d.c.%2C_mino_da_fiesole%2C_fede%2C_1475-1480.JPG
Mino da Fiesole
 
Religiones

La «fe religiosa» tiene una serie de puntos comunes en casi todas las religiones existentes, y también desencuentros.
La fe la define el diccionario de la RAE como: Conjunto de creencias de una religión, conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas, creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública.
 
Bahaísmo

La fe es la máxima aceptación de la autoridad divina de las Manifestaciones de Dios.
La fe y el conocimiento son igualmente necesarios para el crecimiento espiritual.
Esta no solo supone la obediencia externa a esta autoridad, sino que también una comprensión profunda y personal de las enseñanzas religiosas.


La fe significa, primero, conocimiento consciente, y segundo, la práctica de buenas acciones.
 
Budismo

La fe (pali: Saddhā, sánscrito: Śraddhā) es un componente importante de las enseñanzas de Gautama Buda, tanto en las tradiciones del Theravada y el Mahayana.
Sus palabras se registraron originalmente en el lenguaje palii y la palabra saddha se traduce generalmente como fe. En sus enseñanzas, el saddhā a veces se describe como:


  • Una convicción de que algo es.
  • Una determinación de lograr las metas personales.
  • Una sensación de dicha, producto de los dos anteriores.

Mientras que la fe en el budismo no implica "fe ciega", la práctica budista no obstante requiere cierto grado de confianza, principalmente en la conquista espiritual de Gautama Buda. La fe en el budismo se centra en el entendimiento de que Buda es un ser Despierto, en su papel superior como maestro, en la verdad de su Dharma (enseñanzas espirituales) y en su Sangha (comunidad de seguidores con desarrollo del espíritu). La fe en el budismo puede resumirse como aquella en las Tres Joyas: el Buda, el Dharma y el Sangha. Esta tiene el propósito de conducir a la iluminación, o bondhi, y el Nirvana.
Volitivamente implica una decisión resoluta y valiente. Combina el propósito firme y la autoconfianza de que se podrá lograr lo que se desea.

Al contrario de cualquier forma de "fe ciega", las enseñanzas de Buda incluyen aquellas incluidas en el Kalama Sutra y exhortan a sus discípulos a investigar cualquier enseñanza y vivir de acuerdo a lo aprendido y aceptado, en lugar de creer en algo simplemente debido a que así fue enseñado.
 
Cristianismo


El Triunfo de la Fe sobre la Idolatrìa. Jean-Baptiste Théodon (1646–1713)

La fe en el cristianismo es una virtud teologal y se basa en la obra y enseñanzas de Jesùs de Nazaret.
El cristianismo declara no caracterizarse por la fe, sino por el objetivo de la fe.
En lugar de ser pasiva, la fe conduce una vida activa alineada con los ideales y ejemplo de vida de Jesús.


Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1


La actitud de la voluntad en la fe la describe San Agustìn de la siguiente forma: «credere non potest nisi volens» —no se puede creer si no se quiere—, y Santo Tomàs hace énfasis en la unión entre voluntad y pensamiento al decir que «la fe es retener por seguramente verdaderas ciertas afirmaciones intelectuales, bajo el influjo y la adhesión de la voluntad».
 
Antiguo Testamento

Los términos usados más frecuentemente en el Antiguo Testamento para representar la actitud de fe son batāh — esperar confiadamente en ...— y amān — mantenerse fiel a...—.

Las raíces anteriores se corresponden en el Nuevo Testamento por élpis, elpizo y pístis, pistéou respectivamente. Ambas palabras ponen de manifiesto las dos características del verdadero creyente: «confianza en la persona que revela» y «adhesión del intelecto a sus signos y palabras».

Desde la fe de Adàn y Eva a la que hace referencia el Gènesis donde, a pesar del pecado cometido por ellos, Dios les prometió un Salvador hasta la fe de Abraham que llegó a su punto álgido cuando aceptó sacrificar a su hijo Isaac por obedecer a Dios, se han sucedido gran cantidad de acontecimientos de fe en Él.
Los libros posteriores, el Exodo, Levìtico y Deuteronomio, siguen narrando acontecimientos en los que la fe estaba presente, y en otras ausente pero con retorno posterior a su fe en Dios, y esta se concretó en los Diez Mandamientos dados a Moisès en el monte Sinaì.
El carácter obligatorio y las disposiciones internas de los hombres a cumplir los Mandamientos es de gran tradición deuteronòmica; en el plano personal, la fe exige la entrega de todo el corazón.

Los «Profetas» del Antiguo Testamento tenían una gran fuerza que les venía de la fe y de su interpretación de situaciones históricas o personales como precedentes de Dios ya que su mensaje se dirigía a las naciones, a los judíos, y generalmente comunicaban conocimientos o señales.

Otros profetas continuaron tratando temas de conocimiento interior y exterior a raíz de la fe.
En el Libro de Daniel se habla de un Dios que conoce y revela secretos.
La fe en Dios les daba el poder de interpretar lo misterioso y lo difícil.
La actividad de los profetas se caracterizaba por el afán de desarrollar y confirmar la fe del pueblo, tan azotado por las condiciones de su época, que debía permanecer fiel al principio fundamental de su vida: «Yahwéh es Dios, el único Dios».
El Libro de los Salmos presenta también esta firme verdad, sobre todo en momentos en los que el hombre, el pueblo, sufría y llamaba a Dios para que lo salvase.

En los «libros sapienciales» la fe se presenta como indispensable y necesaria: la verdadera sabiduría incluye la fe.
Las facultades superiores, las intelectuales, del hombre están dirigidas a la búsqueda de Dios. Igualmente, «toda sabiduría proviene de Dios» que, además, puede comunicarla a los hombres. Por eso, si bien es un ejercicio de una facultad superior del hombre, es una dependencia, e incluso pobreza, en cualquier sabiduría humana.

Ya en el Antiguo Testamento hay muestras de la negación de la fe que, generalmente, brotan del deseo de autosuficiencia del hombre.
Un ejemplo es la fabricación de un becerro de oro por los hebreos, —Ex, 32— un dios creado por los propios hombres porque Moisès tardaba en bajar del monte Sinaì.
Otras veces la incredulidad, individual y colectiva, que se produjo durante siglos, venía de una visión cómoda y terrena de las cosas, incluso llegó a ser indiferencia en muchas ocasiones. La falta de fe llegará hasta los coetáneos de Cristo, una incredulidad de obstinación de los judíos y, especialmente, de los fariseos, los jefes espirituales de los propios judíos que incluso lo detuvieron y lo crucificaron.
 
La Revelación en el Nuevo Testamento


Alegorìa de la fe (c. 1670), de Johannes Vermeer,Metropolitan Museum of Art, New York


En los Evangelios la fe está totalmente ligada a la revelación del Reino de Dios cuya base y fundamento es el mismo Jesucristo que revela la doctrina, no como los antiguos profetas, sino como quien tiene autoridad, autoridad que, a la vez, estaba confirmada por los milagros. — Mt 7,7; Mc 1,22; Lc 4,32 — y para tenerla, Jesucristo dejó claro que la fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Él.22

Las dos vertientes de la gracia de la fe y de la correspondencia humana a ella se reflejan en la confesión de san Pedro —Mt 16, 16-18—, en la del centuriòn, que Jesús consideró como maravillosa —Mt 8,10; Lc 7,1-10— ya que el propio centurión sabía lo que era la autoridad y al oír la palabra de Jesucristo vio que hablaba con autoridad —Lc 7,7—.
El verdadero modelo de fe se refleja en la Virgen Marìa de la que su prima Santa Isabel le dijo «Dichosa la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor». En un plano inferior al de la fe de la Virgen María está la fe del ciego Bartimeo, de Jairo, de la hemorroisa, del leproso, del paralítico, la cananea y otros muchos más curados o devueltos a la vida por Jesucristo.,
 
La fe es un acto humano

La fe es una gracia, un don de Dios; para dar respuesta a la fe es necesaria la gracia de Dios que ayuda y se adelanta a las personas y mueve sus corazones para dirigirlos a El.

Sin embargo, creer es un acto auténticamente humano, que no es contrario a la inteligencia ni a la libertad del hombre.

En la vida corriente, en las relaciones humanas creer lo que dicen otras personas no es contrario a la dignidad propia.

Por esa razón es menos contraria a la dignidad de la persona creer y poner la inteligencia y la voluntad bajo lo que Dios revela.
 
Fe e inteligencia

El hecho de que las verdades reveladas parezcan inteligibles o verdaderas a la razón natural no es el motivo por el cual se cree.

Según los teólogos católicos, se cree por la autoridad de Dios mismo ya que que revela y no puede engañarse ni engañarnos.

Por lo mismo, para los cristianos la fe es cierta, más que cualquier conocimiento humano, pues se basa en la palabra de Dios, que no puede mentir ya que Él es la Verdad.

La certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural
.

La fe trata de comprender porque en inherente a ella misma que los creyentes, cada creyente, desee conocer cada vez mejor a aquel en quien ha depositado su confianza y su fe. La fe abre los ojos del corazón dice San Pablo en su carta a los Efesios y San Agustìn —serm. 43, 7, 9— dice que creo para comprender y comprendo para creer mejor.,

Para los creyentes no hay confrontación excluyente entre fe y ciencia ya que, aunque la fe esté en plano superior al de la razón, el Dios mismo que ha hecho tener al espíritu humano la luz de la razón, es el mismo que ha revelado los misterios.
Por eso, la investigación metódica, cuando se actúa de una forma realmente científica y siguiendo una normativa moral, no estará nunca en oposición con la fe ya que las realidades de fe y las profanas tienen su mismo origen: Dios.
 
Libertad de la fe

Ninguna persona está obligada a abrazar la fe cristiana en contra de su voluntad.

La persona, si se decide a creer debe responder a Dios voluntariamente.

El acto de fe es voluntario por propia naturaleza.

Cuando una persona se siente llamada por Dios a servirle, queda vinculada por su conciencia, pero no coaccionada.

El propio Jesucristo invitó a sus coetáneos a la fe y a la conversión pero no forzó a nadie a seguirle.
 
Necesidad de la fe

Según la Iglesia católica, para obtener la salvación es necesario creer en Cristo y en Quien le envió ya que sin la fe no se puede agradar a Dios.

De la misma forma que la fe es un don gratuito que hace Dios a cada persona, al ser voluntario el acto de fe, también puede perderse voluntariamente —1 Tm 1, 18-19—.

Si se tiene fe, para perseverar en ella, según la Iglesia católica y cristianos en general, debe alimentarse con la palabra de Dios y sostenida por la esperanza
 
Back