Hablemos de música

Ay @Serendi .Te pongo un Me gusta solo por el primer video.
Como dices tú, me has llegado directo directo, me has "partío el corasón".
Yo que no soy religiosa y soy de las antípodas de Sevilla, me he plantado allí 4 años seguidos en Sem.Santa disfrutando de día y en la Madrugá del viernes, con esta Macarena. Podría pasar por sevillana, conozco todo el argot cofradiero, las Hermandades, dias de salida y horario de las cofradías........ a que hermandades pertenecen algunos famosos etc etc. Otra de mis obsesiones.
Mi marcha favorita

amiga, porque lo eres, y siempre serás @ladyGodiva al poco de llegar a este Foro me comentaste que visitabas Sevilla coincidiendo con su grandiosa Semana Santa,
De aquel recuerdo, este reconocimiento.
La memoria ha trabajado, hoy se ha ganado el sueldo.
A mi maestra, querida.
Saludos,
Que tengas el mejor de los días.
 
"Mektub"
Marcha procesional compuesta por Mariano San Miguel el año 1925.
En Cartagena, la Agrupación de San Pedro la tiene como "marcha oficial".
Impresionante en su calado al alma y ataque al centro de los corazones sensibles.
Inolvidable, una vez la has escuchado.
No deja indiferente a nadie. Grandiosa.
Aquí va:

@ladyGodiva no hay una sin dos. Saludos.
 
Última edición:
"Mektub"
Marcha procesional compuesta por Mariano San Miguel el año 1925.
En Cartagena, la Agrupación de San Pedro la tiene como "marcha oficial".
Impresionante en su calado al alma y ataque al centro de los corazones sensibles.
Inolvidable, una vez la has escuchado.
No deja indiferente a nadie. Grandiosa.
Aquí va:

@ladyGodiva no hay una sin dos. Saludos.

No es por esa zona donde hay un paso en el que los apostoles tienen las caras de Fernan Gomez, Marsillach y varios más?
 
SERIE
1967: El mejor año de la historia de la música
Jim Morrison, que estás en los cielos
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The Doors: 'The Doors'.

http://www.elmundo.es/cultura/musica/2017/08/31/59a713e046163f7e278b4621.html


Los Ángeles no es sólo la meca del cine, sino también de la música. El lugar donde todo el mundo quiere grabar y donde los aspirantes a estrella sueñan con una oportunidad. Pero no siempre fue así. La cosa cambió gracias a, entre otros, The Doors.

"Lo único que queríamos era conseguir un trabajo. Poder tocar". Robby Kriegerexplicaba hace unos meses los comienzos del grupo con motivo de la edición especial de 50º aniversario de su disco de debut, The Doors. "Finalmente, conseguimos un curro en el London Fog, un local que estaba al lado del Whisky a Go Go, que era donde todo el mundo quería actuar. Era una época agradable, en la que no había mucha gente. Pero empezó a llenarse cada vez más y más".

"Un día, nos dijeron que si nos apetecía tocar en el Whisky a Go Go. Y para todos fue como: 'Oh, Dios mío. No estamos preparados para ello'. Ni siquiera nos atrevimos a devolverles la llamada durante dos semanas. Hasta que finalmente lo hicimos y comenzamos a tocar en el Whisky todos los días. Unos meses después, Sunset Strip floreció: cada vez venían más críos, tipos con el pelo largo, beatniks... Era una época increíble. La gente joven se plantó y dijo: '¿Quién tiene el poder? Podemos cambiar cosas'. Fue entonces cuando estalló la desobediencia contra la Guerra de Vietnam. Y nosotros fuimos una parte más de todo aquello".

The Doors es un disco trascendental, tanto por lo que se puede escuchar, como por lo que no. Tiene dos singles incontestables como Break on through (To the other side) y Light my fire que conocieron un éxito abrumador. Tiene también versiones sacadas de la tradición blues (Back door man de Willie Dixon) y del cabaret de la Alemania de entreguerras (Alabama Song [Whisky bar], de Kurt Weill y Bertolt Brecht). Y una epopeya psicodélica-edípica (The end) sobre matar al padre y acostarse con la madre que catalizaba, para bien y para mal, las reacciones del público ante su provocador mensaje. Pero, sobre todo, tiene a cuatro músicos perfectamente encajados para sacar lo mejor de sí y también de los demás, como esos futbolistas tan buenos que hacen que el resto de su equipo brille aún mejor. Y cada uno de su padre y de su madre: Robby Krieger, a la guitarra, venía del folk y el flamenco; John Densmore, batería, había estado en bandas de jazz; Ray Manzarek, al Hammond, era de blues; y Jim Morrison, el cantante... Bueno, digamos que Jim no tenía ningún referente con el que se le pudiera comparar. Él ponía la voz, pero también todo eso que rodeaba a las canciones, lo que no se podía escuchar en el LP, y que fue precisamente lo que creó la leyenda en torno a The Doors.

Porque Jim no sólo era una de las criaturas más hermosas que habitaban California en aquella época. Su visión del mundo, tan despegada, le convertía en una especie de ángel o extraterrestre. Lo suyo no era la poesía, la filosofía vitalista de Nietzsche. En escena, aquel chico que parecía vivir en otro planeta se convertía en un animal lúbrico. Se movía ante el público como si estuviese experimentando un orgasmo. De hecho, sus movimientos sexuales y provocativos no tardaron en llamar la atención de los padres de los baby-boomers, que vieron en él la amenaza a la moral estadounidense que antes había encarnado Mick Jagger. Jim conoció los calabozos de la policía por su comportamiento "indecente" durante sus conciertos. Un Dionisos de pelo ensortijado que llamaba a una gran cópula colectiva como forma de rebeldía contra un sistema caduco. Frente a la ingenuidad de los grupos de San Francisco ciegos de LSD, Morrison merodeaba en sus letras por temas como el s*x* y la ebriedad de manera más poética y ambigua.

Sin embargo, las cosas no funcionaron del todo a la primera. "Sucedió todo bastante despacio", confesaba Krieger. "El álbum salió en enero y se publicó Break on through como single, pero no funcionó bien. Sabíamos que habíamos hecho un gran disco, pero empezamos a preocuparnos y a pensar que nadie lo escucharía. Y a deprimirnos. Poco a poco, unos tipos de un par de estaciones de radio se lanzaron a pinchar Light my fire, que era demasiado larga para que sonase en AM, que era donde tenía que estar si querías conseguir un éxito porque apenas había emisoras de FM. Nos dijeron que teníamos que recortar aquella canción hasta los tres minutos, cosa que finalmente hicimos. Y, cuando salió, todo el mundo se volvió loco y nos convertimos en un fenómeno en todo el país".

El éxito de The Doors atrajo la atención a lo que sucedía en el Sunset Strip de Los Ángeles, hogar de grupos como The Byrds, Buffalo Springfield, The Mamas & the Papas y Love. Aquello fomentó una sana competencia entre la escena de San Francisco y la de Los Ángeles, que terminaría decantándose por esta última. Pero, para entonces, The Doors ya jugaban en otra liga, la internacional. Los discos que publicaron en los cuatro años siguientes (Strange days en 1967, Waiting for the sunen 1968, The soft parade en 1969, Morrison Hotel en 1970 y L.A. Woman en 1971) no lograron alcanzar las mismas cotas que en esa primera descarga, aunque afianzaron la figura mitológica de Morrison como rockstar que encarnaba a una generación. Quizá demasiado para Jim, cuyo universo interior siempre estuvo muy lejos del exterior. Su muerte en París en marzo de 1971, a los 27 años y después de una breve carrera de excesos, es uno de esos puntos de inflexión en la historia de la música. En su tumba del cementerio Père Lachaise de París nunca faltan flores ni poemas.

 
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