Grandes estrellas en papeles ridículos

Robert de Niro tiene niños pequeños y esposa a quienes mantener. Además, que para conseguir papeles decentes o buenos, hay que pasar por el aro.
Robert de Niro tiene una fortuna estimada de US200 millones y su salario por pelicula esta por los US20 millones, tiene además de la actuación, restaurantes, el Festival de Cine de Tribeca, tiene propiedades en Manhattan que alquila y otras inversiones, así que no se va a hacer menos rico si deja pasar una película de esas gamberras como la última que hizo con Zac Efron, Mi Abuelo y Yo.
 
Robert de Niro solo sabe hacer un papel, bien pero solo uno, es bueno en su registro pero este es único
Ahora mismo estoy viendo Casino, que peliculón.


Pues no sé que tiene que ver el psicópata de El cabo del miedo con el romántico de Enamorarse o con el boxeador de Toro salvaje o el valiente joven de El cazador o con el chiflado Taxi Driver de buen corazón. Ha hecho de muchos mafiosos, pero tiene montones de papeles muy diversos, precisamente De Niro se hizo famoso por ser un camaleón capaz de hacer cualquier papel:drama, comedia, lo que sea. Es capaz de hacer cualquier registro, por eso es tan bueno y valorado y da pena verle en las cosas que hace ahora.
 
Su ex esposa dice de él, 2014, "Adicto al s*x* y a la cocaína, prepotente y despótico con las mujeres". Es un actor genial como atinado hombre de negocios. Su último movimiento financiero ha sido encabezar una inversión de 250 millones de dólares en Barbuda.
Robert de Niro tiene una fortuna estimada de US200 millones y su salario por pelicula esta por los US20 millones, tiene además de la actuación, restaurantes, el Festival de Cine de Tribeca, tiene propiedades en Manhattan que alquila y otras inversiones, así que no se va a hacer menos rico si deja pasar una película de esas gamberras como la última que hizo con Zac Efron, Mi Abuelo y Yo.
Quizá es que le divierten ese tipo de papeles. O que no sepa hacer otra cosa que actuar y generar dinero, no dejan escapar un dólar o un papel. Es típico de personas que lo pasaron mal. Quien es un buen actor, también sabe destacar con un papel mediocre. Son éstos los que, a veces, pagan bien. Tiene una carrera tan consagrada, que le llamarán a él, para un determinado papel serio.

También es cierto que tiene cargas familiares, por ejemplo, un hijo de 18 años con autismo. Y hace pocos años, 2011, ha sido padre, de nuevo. Muchos actores retoman una carrera activa tras nacer su bebé. Se siente patriarca de quien dependen varias personas, que no pueden valerse por sí solas o que quiere que tengan una vida más fácil.

Saludos. Hay una cotilla que se toma cualquier opinión de modo personal y se molesta si entro a comentar. Adiós.
 
Pues no sé que tiene que ver el psicópata de El cabo del miedo con el romántico de Enamorarse o con el boxeador de Toro salvaje o el valiente joven de El cazador o con el chiflado Taxi Driver de buen corazón. Ha hecho de muchos mafiosos, pero tiene montones de papeles muy diversos, precisamente De Niro se hizo famoso por ser un camaleón capaz de hacer cualquier papel:drama, comedia, lo que sea. Es capaz de hacer cualquier registro, por eso es tan bueno y valorado y da pena verle en las cosas que hace ahora.
Malote con principios,es el papel de Taxi Driver amoldado a cada guión, a mi en despertares no me pega ni con cola, lo veo forzado. Y en los padres de ella y similares hace de malote con principios en plan cómico, sabe modelar su registro pero de ahí no sale.
Pero por Casino yo paso todo esto por alto, que maravilla que película.
Y las cosas que hace ahora, pues, que quieres que te diga, es lo que hay y tiene que ganar dinero y si, da penica la verdad.
A mi no me parece ningún camaleón.
 
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Paul Giamatti
en Gordo mentiroso (2002). Un año antes de que American Splendor revelase su potencial como “actor protagonista”, el bueno de Paul Giamatti tuvo que pasar por el calvario de verse teñido de azul y convertido en el objeto de todas las bromas de un vengativo Frankie Muniz en la comedia infantil Gordo mentiroso. En la película, Giamatti interpretaba a un ambicioso productor de Hollywood que plagiaba un ensayo escolar de Muniz y lo convertía en una película de éxito. Como venganza, el protagonista de Malcolm in the Middle se asociaba con Amanda Bynes y le hacían la vida imposible a Giamatti. Lo de teñirle la piel y el pelo es sólo el principio.


Sean Connery en Zardoz (1974). Después de cautivar al mundo entero con su encarnación de James Bond en seis películas, Sean Connery se encontraba en la cresta de la ola. Considerado por muchos como el epítome de lo sexy, el actor escocés era una super-estrella de orden mundial. Sin embargo, en un exceso de confianza, Connery pegó un patinazo que le acompaña hasta el día de hoy. La imagen habla por sí sola: trenza quilométrica, bigotazo al canto, y una especie de pañal rojo a juego con unos tirantes cargados con munición. Sí, eran los setenta.


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John Wayne en El conquistador de Mongolia (1956). He aquí la demostración de que incluso las más grandes estrellas tienes sus trapos sucios fílmicos. Nadie como John Wayne encarnó al gran héroe americano: duro, violento, romántico, estoico y emprendedor. Su leyenda se forjó en multitud de westerns y dramas. Y aun así, muchos se empeñan en recordar su papel más ridículo: el de Genghis Khan en la infumable El conquistador de Mongolia, considerada por los cinéfilos como una de las peores películas de la historia del cine. Con un ridículo bigotillo postizo, los ojos medio cerrados y unos diálogos pésimos, el papel de Wayne es tan ridículo como inapropiado. Nos quedamos con el Wayne de Centauros del desierto.


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Nicole Kidman
en Embrujada (2005). Cuando se metió en este remake de la mítica serie televisiva, la Kidman seguramente pensó que era la forma idónea de prolongar su historia de amor con el público americano. Lo que no atinó a comprender es que para resultar encantadora en pantalla es necesario un guión mínimamente encantador. La película fue un fracaso sonado, del que muchos hicieron responsable a la nula química escénica entre la Kidman y el humorista Will Ferrell (del que nos declaramos fans absolutos). Al parecer, el golpe de este fracaso fue tan duro que marcó el inicio de la debacle de la carrera de la actriz australiana, que no ha vuelto a ser la que fue.

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Robert Downey, Jr. en Cariño, estoy hecho un perro (2006). Antes de encontrar el camino de vuelta al éxito gracias a Tropic Thunder y Iron Man, Downey Jr. pasó unos años de capa caída, atormentado por las adicciones y la desconfianza de la industria. En aquello tiempos, el actor debía seguir alimentándose y sobrellevando sus gastos, por lo cual tuvo que aceptar papeles poco dignificantes. Uno de los más ridículos lo encontramos en la comedia familiar Cariño, estoy hecho un perro. Cara a cara con Tim Allen, Downey Jr. interpreta a un malvado genetista que intenta hallar la clave para la inmortalidad experimentando con ADN de perro. El problema llega cuando es mordido por un cánido y se transforma en un híbrido de ambas especies. Lamentable.
 
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