Gigi Howard: "Busqué un donante porque estaba soltera y quería ser madre

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Gigi Howard: "Busqué un donante porque estaba soltera y quería ser madre"
La amiga americana de Felipe de Borbón habla por primera vez de su maternidad y aclara que ya no busca un príncipe azul.
Por MARTÍN BIANCHI

25 de marzo de 2017 / 08:00

Mi abuela, que era muy sureña, decía que una persona de bien solo puede aparecer una vez en la prensa… en la sección de obituarios”, me explica Giselle Howard (Statesboro, EE UU, 1972) al otro lado del hilo telefónico antes de soltar una fuerte carcajada. Gigi, como la llaman sus íntimos, se ríe porque sabe que ese
mandato familiar se fue al traste a mediados de los años noventa, cuando un paparazzo español reveló al mundo que su nombre sonaba como futura reina de España. Desde entonces, rara vez discute su vida privada con los periodistas. “Eres el primer reportero con el que voy a hablar en mucho tiempo y probablemente el último”, me aclara desde su oficina de Manhattan.

En los últimos meses, el nombre de Gigi ha vuelto a sonar en la prensa gracias a su nuevo emprendimiento profesional, SiO. Se trata de una firma de belleza que vende unos revolucionarios parches de silicona que borran las arrugas del pecho y que ya han despertado el interés de medios como The New York Times,Vogue y Bloomberg. Esta es la tercera vez que la fama llama a su puerta. La primera fue a los 14 años, cuando un cazador de talentos la fichó como modelo para la agencia Next, la misma que representaba a top models como Milla Jovovich, Molly Sims o Inés Rivero. La segunda, a los 24, cuando el fotógrafo Carlos Hugo Arriazu la pilló in fraganti en brazos de Felipe de Borbón durante unas vacaciones de Semana Santa en la isla caribeña de San Martín.
Se suponía que ese Jueves de Pasión de 1995 el heredero de la corona tenía que estar estudiando en Washington, pero las imágenes junto a una misteriosa chica alta, morena y de ojos verdes desmontaron la versión oficial y causaron un revuelo mediático internacional. Arriazu, quien poco antes también había cazado a los duques de Lugo en su luna de miel en Sídney, siguió los pasos de la acompañante del príncipe hasta Nueva York y en el verano de ese año contrató a dos detectives que pincharon el teléfono de su piso en el Upper West Side. El paparazzo terminó en la cárcel y la modelo en el estrado, jurando no ser novia del futuro rey.

Cuando le pregunto a Gigi por aquellos meses de frenética persecución mediática, huidas y paseíllos por los tribunales, se pone seria y hace una breve pausa antes de responder. “Tienes que ser una persona muy especial para poder lidiar con la intensidad y la invasión de la prensa, y yo no era esa persona. Soy muy discreta y eso no era para mí. Aunque no lo creas, sigo teniendo miedo a la prensa. Me sorprende que pueda seguir despertando interés, pero también me aterra. Muchas veces tengo que mantener la boca cerrada porque soy muy honesta. Eso es muy sureño”, reconoce con su inconfundible acento de Georgia.

‘SWEET HOME GEORGIA’
Aquel verano de 1995 en el que los españoles fantasearon con tener una reina estadounidense, decenas de reporteros viajaron hasta Statesboro, el pequeño pueblo donde Gigi se crió, para indagar en su pasado. Los periodistas lograron que la discreta abuela —la misma que solo quería ver su nombre en un obituario— certificara la relación. Hoy, por primera vez, Howard nos habla de sus orígenes. “Vivo en Nueva York desde hace casi 20 años pero no pierdo ni el acento ni los gustos del sur: me gusta el calor, la cerveza, cazar pájaros y salir a pescar… Y a mi padre no lo llamo dad, sino daddy”, dice. Su padre es técnico de una compañía telefónica y su abuelo materno, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que levantó un próspero comercio que proveía de comida casera a las gasolineras de varios condados. “Mi abuelo, que se crió durante la Gran Depresión, fue quien me enseñó el valor de un dólar, del ahorro y del trabajo duro”, señala. Con 13 años ella ya ganaba su propio dinero como dependienta en una tienda y cuidando a los niños de su vecindario.

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Gigi, con su hijo Southworth, de tres años.© Gigi Howard
—Sospecho que en el instituto era una chica popular.
—No, al contrario. Era delgada y larguirucha, lo odiaba. Los otros niños se reían de mí. Ojalá ahora fuera así de delgada (risas). No tuve novio hasta que terminé el instituto.
—Pero una agencia la contrató como modelo.
—Sí, un día estaba en la playa, en Georgia, y un hombre se acercó a preguntarme si quería ser modelo. Yo ni siquiera sabía en qué consistía ese trabajo. Me fui a Nueva York y rápidamente comencé a trabajar en la moda. Al principio me gustó porque venía de un pueblo pequeño y todo me parecía nuevo. Luego me di cuenta de que disfrutaba viajando, pero odiaba desfilar.
—¿En serio?
—No me gustaba. Yo quería trabajar con niños de pocos recursos. Ya con 22 años empecé a desfilar menos para dedicarme más a proyectos infantiles. Entonces fui verdaderamente feliz.

Sus inquietudes filantrópicas terminaron conduciéndola al entonces futuro rey de España. Tras dejar su trabajo como modelo, Howard estudió Ciencias Políticas en la Georgia Southern University y regresó a Nueva York para colaborar con I Have a Dream y Harlem Boys and Girls Club, dos ONG que brindan asistencia a los niños de los barrios marginales de la Gran Manzana. Cooperando con una de esas causas solidarias conoció a Marie-Chantal Miller, por entonces prometida del príncipe Pablo de Grecia.

Gigi le han ofrecido mucho dinero para hablar de ese episodio, pero jamás ha aceptado. “Es una cuestión de principios”, suele decir. En su entorno aseguran que Pablo de Grecia, primo de Felipe y su roomate en la Universidad de Georgetown, fue quien los presentó una noche de invierno de 1995 en el Au Bar, un club de moda que se encontraba en el sótano de un edificio de oficinas del Midtown neoyorquino. El príncipe tenía 27 años, estaba terminando su máster de Relaciones Internacionales y pronto volvería a España.

En la Semana Santa de 1995, Felipe y Gigi se escaparon al Caribe acompañados por el hijo de Constantino de Grecia y Marie-Chantal. Las fotos salieron a la luz a los pocos días: ella con biquini negro y él con traje de baño, abrazándose en la orilla del mar. Durante un par de meses nadie logró descubrir la identidad de “la chica americana que vuelve loco al príncipe”. O casi nadie. El 18 de junio de ese año, Arriazu se reunió con Howard en Central Park y la entrevistó. “Me dijo que era demasiado pronto para pensar en ser reina de España, pero que tampoco le importaría. Era un bombazo”, recuerda el fotógrafo en conversación telefónica con Vanity Fair.

La exclusiva nunca llegó a los quioscos. Solo 24 horas después de su encuentro en el parque, el periodista fue detenido por el FBI acusado de practicar escuchas ilegales a Howard, cargo que él siempre negó. Aunque la joven no presentó una denuncia, la Fiscalía de Nueva York cogió el caso y lo llevó hasta la Corte Suprema estatal. En el proceso, que duró un año, se descubrió que un topo de la policía neoyorquina había participado en el pinchazo. The New York Times lo calificó como “un intento de espionaje de ineptitud casi cósmica”.

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Howard y su hijo, en su nueva casa.© Eric Streiffler
El 5 de agosto de 1996, Gigi se sentó en el estrado y negó ser novia del príncipe. “Probablemente no mentía, porque no tengo dudas de que el juicio se llevó por delante su relación”, apunta Arriazu. “Supongo que la obligaron a testificar, porque ella no tenía nada contra mí. De hecho, le daba pena mi situación y se dio cuenta de que se estaba cometiendo una injusticia”, añade el paparazzo, que fue declarado culpable y sentenciado a seis meses de cárcel en la prisión de máxima seguridad de Rikers. Los amigos del reportero siempre hablaron de “una conspiración orquestada desde España”. Gracias a la negociación del Ministerio de Exteriores y de Justicia y a las presiones de la Asociación de la Prensa de Madrid y de numerosos profesionales del sector, fue liberado a los dos meses y medio, pero bajo promesa de no volver a acercarse a ningún miembro de la familia real española.

Una vez cerrado el caso, “el romance de la década” comenzó a perder fuelle en los medios. Tras graduarse en Georgetown, el heredero de la corona regresó a España para incorporarse a la vida institucional. Pese al final agridulce de ese capítulo, Gigi guarda buenos recuerdos de España. “Sigo amando vuestro país. Tengo amigos en Madrid desde hace 20 años y voy a visitarlos”. Y cuando está en Georgia, le gusta encender una hoguera, poner música country y “beber un buen rioja español”.

Howard comenzó su carrera como relaciones públicas relanzando Lacoste en Estados Unidos en 2001 y en 2004 fue fichada por la firma de belleza Natura Bissé. Entonces se interesó en desarrollar un producto para combatir el envejecimiento del escote. “Era un problema que yo sufría en carne propia. Con 30 años ya utilizaba bufandas y cuellos altos para ocultar las arrugas, incluso en verano”. Un día pidió prestado uno de esos parches de silicona que se utilizan para cicatrizar las heridas posoperatorias. “Me lo puse en una parte del pecho y a la mañana siguiente las arrugas habían desaparecido. Estaba tan entusiasmada que empecé a correr y a gritar como una loca por mi piso”, recuerda.

Los últimos cuatro años ha estado perfeccionando el producto, al que ha bautizado SiO Skin Pad. “Probé personalmente 100 prototipos hasta llegar al que me gustaba. Este parche es tan bueno que ni te das cuenta de que lo llevas puesto, a veces salgo a la calle con él. ¡Soy muy despistada!”, reconoce entre risas. Su padre es accionista de la empresa y Lorrie King, una exejecutiva del gigante Coty, es la presidenta. Juntas están planeando la expansión de la marca y el lanzamiento de nuevos productos. “Pero soy muy perfeccionista y no presentaré nada nuevo hasta que no considere que es sencillamente perfecto”, aclara.

MUJER SOLTERA NO BUSCA
En el amor también parece ser exigente. En 2004, se comprometió con el naviero estadounidense Patrick Ammet, pero dos meses antes de la boda rompieron. “Como soy muy alta, es muy difícil encontrar chicos. Así es difícil encontrar pareja”, bromeó durante una visita a España en 2010. Ahora el único hombre de su vida es su hijo, Richard Southworth Howard, de tres años, con quien vive entre su piso neoyorquino y una casa colonial en el elitista pueblo de veraneo de Southampton. Un retrato del pequeño, obra del artista Charlie Hanavich, preside el salón de su casa.

—¿Por qué decidió ser madre soltera?
—Tenía 42 años, no estaba casada, no tenía novio y quería ser madre. Así que con el apoyo de mi familia busqué un donante anónimo y tuve un hijo llamado Southworth.
—¿Le preocupa envejecer?
—¿A quién no? (Risas). Me preocupa porque soy una madre mayor y quiero vivir para ver crecer a mi hijo. No me gustaría ser una anciana cuando él entre en la universidad. Pero no me obsesiona el paso del tiempo. Nunca llevo mucho maquillaje y soy de esas mujeres que van por la vida con coleta, camisa blanca y vaqueros. Jamás me tocaría la cara con cirugías.

–Debe de ser duro ser madre soltera y profesional en Nueva York.
—Lo es, pero tengo ciertos imperativos no negociables en relación con Southworth. Lo visto todas las mañanas, lo llevo y lo recojo del colegio, voy a sus actos, lo acompaño a sus actividades extracurriculares y lo duermo todas las noches. Viajamos con frecuencia a Georgia para pasar tiempo con mis padres y en Nueva York tengo amigos que son buenos modelos para él.
—Me han dicho que su hijo estudia español.
—Sí, estudia español, practica yoga y juega al fútbol... No fútbol americano, fútbol como en España (risas).
—Y ¿no quiere volver a enamorarse?
—Nuestro círculo familiar podría ampliarse si conozco a alguien que pueda mejorar mi vida y la de mi hijo, pero ahora estoy centrada en Southworth y en mi marca, mi otro bebé. 
http://m.revistavanityfair.es/la-re...miga-americana-felipe-borbon-entrevista/23804
 
Última edición por un moderador:
.....Los amigos del reportero siempre hablaron de “una conspiración orquestada desde España”. Gracias a la negociación del Ministerio de Exteriores y de Justicia y a las presiones de la Asociación de la Prensa de Madrid y de numerosos profesionales del sector, fue liberado a los dos meses y medio, pero bajo promesa de no volver a acercarse a ningún miembro de la familia real española..
 
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Recapitulemos:

- Era modelo, pero fueron definitivamente sus inquietudes filantrópicas las que la condujeron a conocer al príncipe
- Se citó con un periodista en Central Park en los inicios de su relación con Felipe
- Es tan buena persona que declaró en el juicio contra el periodista español que no era novia de Felipe. Lástima que como es tan despistada se le le olvidara mencionar que se reunió voluntariamente con él para una entrevista en el parque.
- Siendo de letras, descubrió por casualidad un parche que quita las arrugas del escote y pasó cinco años perfeccinándolo y probando prototipos en si misma. Ay qué ver cómo de únicos son los americanos para el marketing. Carmen Sevilla también descubrió hace treinta años los efectos de un trozo de cinta de embalar en la nuca disimuladada con la melena. Pero seguro que de mostrar el truco gratuitamente en el Telecupón no sacó ni un duro. Eso sí es filantropía.
- ¿Su hijo se llama Valores del Sur?
 
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