GEO: así preparó la policía de élite española la misión más peligrosa y olvidada de su historia

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GEO: así preparó la policía de élite española la misión más peligrosa y olvidada de su historia
El Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional pasó su primera prueba de fuego en 1981, durante el atraco al Banco Central de Barcelona
Manuel P. VillatoroSEGUIR Actualizado:03/09/2020 01:10h Guardar
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La pesadilla terminó el 25 de mayo de 1981. Aquel lunes, tras 37 horas de un secuestro de película, decenas y decenas de rehenes salieron a la carrera por una de las puertas del Banco Central de Barcelona con un destino común: la libertad. La misma que les había sido arrebatada la mañana del sábado anterior, cuando España todavía se desperezaba, por un grupo de once asaltantes armados a las órdenes de José Juan Martínez Gómez, apodado «el Rubio». Las lógicas lágrimas que derramaron los supervivientes adquirieron cierto sabor dulce, pues marcaron el fin de una tensión que, junto a ellos, habían compartido miles y miles de compatriotas desde sus casas.

Minutos después, lejos de las cámaras de televisión, en el patio de operaciones del Banco Central, una figura uniformada se cuadró ante su superior y, con una sencilla frase, dio por finalizada la peligrosa misión de asalto organizada para liberar a los rehenes y acabar con la locura de aquellos Ocean’s Eleven de acento español: «Sin novedad, mi teniente coronel, la operación ha concluido». Era el capitán de los GEO, el hoy popular Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional; un equipo de élite formado hacía apenas cuatro años y que, aquellos días, llevó a cabo la que fue su primera misión de gran envergadura.




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Así narró el enviado especial de ABC el asalto al Banco: «Los geos protegen la salida, por la terraza, de diez rehenes y luego, a tiro limpio, entran por esa terraza. Se suceden los tiros y ráfagas de metralleta. La situación es confusa. Los geos han ido conquistando el terreno palmo a palmo, con […] sabiduría táctica». De forma similar a él, varios rehenes como Gloria Labín, adjunta a la dirección del Banco Central, alabaron la labor de los agentes y les piropearon con gentileza en los medios: «¡Qué guapos son! Después se portaron divinamente. Nos dieron agua […] y me dieron dinero para coger un taxi y volver a casa».

Desde entonces, el Grupo Especial de Operaciones cuenta en su haber con una infinidad de misiones cumplidas. Según explican en su página web, en territorio nacional han detenido a 41 comandos armados pertenecientes a diferentes grupos terroristas, han liberado a 424 rehenes, han desarticulado numerosas redes de delincuencia organizada y han ayudado, con sus buzos, en la recuperación de cadáveres. Y otro tanto en el extranjero, donde han colaborado en la protección de personal diplomático de 29 países y han abordado una veintena de buques que transportaban droga. Todo ello, en base a dos máximas: la alta preparación de sus miembros y su capacidad de resolver situaciones críticas.

Nace el GEO

El origen del GEO hay que buscarlo hace más de cuatro décadas, lejos de las fronteras españolas. Para ser más concretos, el 5 de septiembre de 1972, en la villa de Múnich que acogía los Juegos Olímpicos. Esa infausta jornada, ocho terroristas accedieron a las viviendas de los representantes de la delegación de Israel, acabaron con la vida de dos atletas que se interpusieron en su camino y raptaron a nueve más. Horas después, y tras una jornada típica de una película de ciencia ficción, la policía intentó solucionar a balazos la situación. El resultado no pudo ser más dantesco: todos los atletas muertos, un agente fallecido, y, eso sí, los malhechores reducidos.

La tragedia copó televisiones, radios y periódicos. Bautizada como «La masacre de Múnich», supuso toda una bofetada para la moral de la sociedad de la época, así como para los cuerpos de seguridad germanos. Quedó claro que un gran país como era Alemania no estaba preparado para hacer frente a una crisis de esas dimensiones. No obstante, aquel «Septiembre negro» (nombre que también recibió el horrible suceso) sí logró poner sobre aviso a las diferentes naciones europeas. Estas entendieron a toda velocidad que era necesario organizar grupos policiales de élite con la capacidad de responder a ataques terroristas con rehenes en un breve lapso de tiempo.

Terrorista, durante la masacre de 1972
Terrorista, durante la masacre de 1972

Así nació en Alemania el GSG9, fundado el 26 de septiembre de 1972 para, según afirma su unidad en su información corporativa, «resolver situaciones de toma de rehenes con éxito». Su primera gran misión fue la liberación, en el otoño de 1977, de un avión de Lufthansa tomado por terroristas. El resultado les granjeó el cariño de Europa. «El mundo aplaude al comando alemán. Su brillante actuación puso fin al dramático secuestro», explicaba ABC. Pocas jornadas después se creó en España el Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional siguiendo la estela de sus colegas germanos y de la mano de un ministro del Interior, Rodolfo Martin Villa, ávido de enfrentarse a ETA y al GRAPO.

A nivel oficial, la Policía Nacional presentó el GEO a finales de febrero de 1979, como bien informó el ABC al día siguiente tras calificarla como «una unidad de élite antiterrorista» formada por 58 miembros. «Los periodistas hemos sido testigos de su maestría en las artes marciales, manejo de todo tipo de armamento y explosivos, así como de su preparación física y psicológica que les habilita como primerísimos especialistas en la difícil tarea de la lucha contra el terrorismo». Por aquel entonces, los integrantes eran «expertos paracaidistas, buceadores de combate, especialistas de primera en tiro de precisión, escaladores» y artistas en el arte de manejar explosivos. Casi nada…

«Aquí no hay ningún “Rambo”, sencillamente tenemos que estar preparados para desarrollar un trabajo especializado»
Con todo, aquel día el capitán de Infantería Ernesto García-Quijada Romero, al frente de la unidad, hizo una importante puntualización a los medios de comunicación. «Somos un grupo especializado, sí; preparado para una tarea difícil y de responsabilidad, pero somos humanos. Ni tenemos ambición de heroísmo, ni buscamos otra gloria que la del deber cumplido». Máxima que han mantenido inviolable desde el principio y que repitieron a ABC allá por 1996, en una entrevista tan extensa como reveladora. «Aquí no hay ningún “Rambo”, sencillamente tenemos que estar preparados para desarrollar un trabajo especializado», confirmó el inspector jefe Juan.

Duro entrenamiento

Desde su creación, llegar a convertirse en miembro del GEO es una tarea ardua. Mucho se ha hablado del duro entrenamiento y de las pruebas que tienen que superar sus aspirantes para acceder al grupo; tanto, que Amazon Prime Video analizará las mismas en la que será una de sus nuevas producciones originales: «G.E.O. Más allá del límite», de ocho capítulos y rodada en Guadalajara (donde se encuentra la base operativa). Del proceso de selección solo se puede decir que es tan duro como, a la postre, lo será su labor. Valga como ejemplo que el primer curso, el organizado en 1977 (del que salieron los agentes que liberaron a los rehenes en Barcelona), apenas lo superaron 58 elegidos de más de un centenar de hombres escogidos con lupa por sus buenas capacidades físicas y mentales. Y fue un buen porcentaje de éxito que ha bajado de forma drástica.

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Aunque el proceso ha cambiado sensiblemente en los cuarenta años de vida del GEO, parece que los mimbres esenciales se mantienen incólumes. Ya en 1996, el diario ABC informó de que «el curso, que solo supera de media el 10 por ciento de los aspirantes» se extendía durante siete meses. El primer enemigo de los aspirantes eran las pruebas físicas (velocidad, resistencia, natación, dominadas, salto vertical…), seguidas de las médicas y las psicotécnicas. «Estas últimas tienen especial importancia ya que su cometido es seleccionar a personas perfectamente equilibradas. Si precisas son las armas que manejamos, más lo tienen que ser nuestras mentes», confirmó el inspector jefe Rafael a este diario hace ya más de dos décadas.

Según el mismo reportaje, elaborado por Dolores Martínez, el proceso de selección del GEO terminaba con unas jornadas de convivencia en las que se ponía a prueba la capacidad de sacrificio, resistencia y control mental ante situaciones de gran tensión y de alto riesgo. «Se trata de someter a los aspirantes a pruebas de dureza para ver sus reacciones, siempre bajo una atenta observación», desvelaba uno de los inspectores jefe. Entre las características más importantes de los miembros destacaba su capacidad de trabajar en equipo. «Los individualistas no tienen cabida en esta unidad. Todas nuestras operaciones son el resultado de una labor en común; cada uno de nosotros es como si fuera un elemento de la maquinaria de un reloj», añadía.

Entrenamiento del GEO
Entrenamiento del GEO

En 2019 la exigencia no había cambiado. Ese año solo superaron el curso 13 agentes de un total de 400 aspirantes. «El perfil físico es muy exigente y también se pide un perfil psicológico muy concreto», explicaba el todavía jefe de los GEO, el comisario Javier Nogueroles, a la periodista de ABC Cruz Morcillo.

Vaya si lo es. No en vano llevan a cabo marchas con un compañero a la espalda para acostumbrarse al presado equipo de 30 kilos que deben portar durante las intervenciones. Y eso, acompañado de alguna que otra sorpresa como la «prueba de la piscina». «No es una leyenda. En enero te dan una pala o un pico a las tres de la mañana para que rompas el hielo de la piscina y te lances dentro. Algún compañero decide marcharse», desveló uno de sus miembros a Morcillo.

Variedad de armas

En lo que respecta a las armas, el GEO ha estado siempre a la vanguardia. Ya en el año 1977 disponían, como bien señaló este diario, de «las más precisas, cuidadosamente seleccionadas entre las existentes en el mercado mundial». Entre ellas, el fusil Mauser 66 SP (el cual se había empezado a producir tan solo un año antes) o el fusil de asalto G3/SG-1. «Ellas respaldan y apoyan la valía humana de esta nueva unidad», confirmaba ABC. Todo ello, acompañado de un uniforme de color crema («marrón oscuro», según lo definieron los medios de comunicación) y una boina negra. Esta fue la ropa y el equipo con los que liberaron a los rehenes en 1981.
En la actualidad, como especifican en su página web, disponen de un amplio abanico de armas. Para acometer intervenciones a corta distancia cuentan con escopetas Franchi (la 350 SPS, así como una versión más manejable), Remington (entre ellas, la M870 «Wingmaster», una de las más apreciadas en Estados Unidos) y H&K (representada por la HK 512, utilizada de forma más que amplia por los cuerpos policiales). De esta última firma se adquirieron también las pistolas USP Compact, definida por los expertos como un arma compacta, ligera y con una precisión considerable. A ella se une, para terminar, la SIG-SAUER 226 de 9 mm.


Miembros del GEO, en 2003
Miembros del GEO, en 2003 - Javier Prieto

El principal subfusil del que disponen los miembros del GEO es el MP5, aunque en una amplia variedad de versiones. Utilizado de forma masiva por las fuerzas policiales en todo el mundo (ha sido adoptado por cuatro decenas de naciones), destaca por sus reducidas dimensiones, que la convierten en ideal para el combate urbano, un peso escaso (entre 2,5 y 3 kilos, dependiendo del modelo) y una cadencia de hasta 800 cartuchos por minuto. A la misma hay que sumar la siempre llamativa FN P90, un arma de diseño todavía futurista a pesar los años que tiene a sus espaldas y adorada por ser ergonómica y fácil de transportar.
La panoplia de fusiles de asalto del GEO es amplia, y en la misma destacan los muchos modelos de la firma Heckler & Koch (entre ellos, el popular G-36), el SIG-SAUER SWAT Y COMMANDO (del calibre 5,56) o el también curioso y moderno FN F2000, de fabricación gala. Tampoco se quedan atrás, en lo que a variedad se refiere, los fusiles de francotirador, ya que el Grupo Especial de Operaciones atesora desde el vetusto pero efectivo Mauser SP-66, hasta el PSG-1 o varios SAKO (empresa finlandesa que se ha posicionado gracias a la potencia y precisión de sus armas). Todas ellas, las herederas de aquellas que, en 1981, se hicieron famosas en Barcelona.

 
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