GASTRONOMÍA MEXICANA

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Gastronomía de México



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La gastronomía mexicana es el conjunto de platillos y técnicas culinarias de México que forman parte de las tradiciones y vida común de sus habitantes, enriquecida por las aportaciones de las distintas regiones del país, que deriva de la experiencia del México prehispánico con la cocina europea, entre otras. El 16 de noviembre de 2010, la gastronomía mexicana fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

La cocina mexicana ha sido influida y ha influido a su vez a cocinas de otras culturas, como la española, francesa, africana, del Oriente Medioy asiática. Es testimonio de la cultura histórica del país: muchos platillos se originaron en el México prehispánico y otros momentos importantes de su historia. Existe en ella una amplia gama de sabores, colores, texturas e influencias que la convierten en un gran atractivo para nacionales y extranjeros: México es famoso por su gastronomía.

La base de la cocina mexicana actual deriva en gran parte de la cocina existente en la época prehispánica, con un uso preponderante del maíz, frijol, chile, jitomate, tomatillo, calabaza, aguacate, cacao, cacahuate, amaranto, vainilla, nopal, agave, cactáceas, hierbas y condimentos (epazote, hoja santa, pápalo, quelites), diversas aves como el guajolote y variedad de mamíferos, peces e insectos. Mientras que múltiples ingredientes se han adaptado a la cocina mexicana a través del intercambio cultural que trajo el Virreinato de Nueva España y los siglos subsecuentes, que introdujeron ingredientes europeos, mediterráneos, asiáticos y africanos como es el trigo, arroz, café, comino, hierbabuena, laurel, orégano, perejil, cerdo, res, pollo arroz, cebolla, limón, naranja, plátano, caña de azúcar, cilantro, canela, clavo, tomillo y pimienta; muchos de los cuales han sido ampliamente adoptados e incluso históricamente cultivados en México, como es el caso del café y el arroz.

México aportó al mundo productos sin los cuales no sería posible entender la gastronomía mundial. Entre ellos el maíz, frijol, chile, aguacate, vainilla, cacao, jitomate, calabaza, chayote, zapote, mamey, papaya, guayaba, nopal, tabaco (compartiendo el origen con otros países de América) y guajolote.3

La diversidad es la característica esencial de la cocina mexicana, y es la comida regional uno de sus aspectos fundamentales. Cada estado mexicano y región poseen sus propias recetas y tradiciones culinarias.4 Ejemplos de comidas regionales son platillos como el Caldillo duranguense (Durango), cochinita pibil (yucateca), el mole oaxaqueño, el mole poblano, los múltiples tipos de pozole, el cabrito (coahuilense y neoleonense), el pan de cazón campechano, el churipo y las corundas (región purépecha) o el menudo (jalisciense, sinaloense, sonorense y chihuahuense). Ciertamente, hay creaciones gastronómicas que surgieron localmente y que por su calidad, aceptación y difusión se han vuelto emblemáticas de la cocina mexicana en lo general. En los mercados de cada sitio se muestra esta diversidad, y la actividad por las mañanas comienza con típicos desayunos como molletes dulces o salados, chilaquiles y/o huevos al gusto y bebidas con leche, café, chocolate y jugos, hasta platillos únicos de cada región.

En el conjunto inmenso de cocinas regionales, se caracterizan todas ellas por un componente indígena básico en sus ingredientes y algunas técnicas comunes de preparación de los alimentos. El común denominador en muchas cocinas es el uso de maíz, chile y frijol, acompañados de jitomate en sus diversas formas, aunque no es un determinante.

 
TRES TACOS MEXICANOS CON INGREDIENTES DE AQUÍ

Si te gustan los tacos pero tienes problemas para encontrar algunos de los ingredientes más exóticos de la cocina mexicana, o crees que solo se pueden rellenar con guisos de larga cocción, el vídeo de hoy es para ti.







MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA 21/02/2020



Huitlacoche, achiote, epazote, nopales… algunos ingredientes habituales en la cocina mexicana tradicional pueden sonar igual que una invocación a Huitzilopochtli -dios azteca del sol y la guerra- si eres profano en la materia. Si todo esto te suena a tepehuán no te preocupes: también puedes preparar unos sabrosos tacos en pocos minutos y con ingredientes sencillos que podrás encontrar en el supermercado de la esquina (si eres tan vagoneta que eso también te parece demasiado esfuerzo, lo sentimos: no tienes remedio).
Como guía y acompañante en esta misión contamos con Antonio Luna, socio de la taquería mexicana Taco Alto, que actualmente cuenta con cuatro locales en Barcelona donde sirven todo tipo de tacos y quesadillas por unidades, además de nachos hechos con tortilla frita por ellos y deliciosas aguas frescas, margaritas y micheladas preparadas con la receta secreta de la casa (como las cinco salsas, de menos picante a más, con las que puedes aderezar sus platos).

Dale al play ya mismo y verás a Luna preparando un taco vegetariano de pimiento verde con maíz, otro a base de carne de ternera y chorizo criollo y un tercero con gambas o pescado blanco rebozado, acompañado de pico de gallo con pepino y una mayonesa picantona. Recuerda calentar siempre bien tus tortillas -de maíz nixtamalizado- antes de armar tus tacos, y anímate a cocinar bien chido. ¿No te ha dado tiempo a apuntar las recetas? No te apures, wey: las tienes aquí debajo.


RAJAS CON ELOTES (pimientos con maíz)


Ingredientes

Para 4 personas
  • 12 tortillas de maíz
  • 3 pimientos morrones verdes
  • 1/2 cebolla blanca (de tamaño mediano)
  • 3 cucharadas de maíz descongelado (el tamaño de una flanera pequeña)
  • 150 ml de crema / nata agria (el supermercado de mayor consumo de España lo vende)
  • 30 gramos o un puñado de queso rallado para fundir (puede ser mozzarella o estilo cheddar)
  • Una cucharadita de mayonesa (para darle un poco más de grasa al bocado)
  • Una cucharadita de mostaza americana (opcional, aportará un toque avinagrado)
  • ½ aguacate para decorar
Preparación
  1. Si se les quiere quitar la piel a los pimientos -no es necesario, pero quedarán más finos-, ponerlos a fuego bajo con la piel contra la sartén. Una vez tostados, meterlos en una bolsa de plástico para que suden y pelarlos con facilidad. Mientras los pimientos están sudando, cortar las cebollas finamente.
  2. Pelar y quitar las semillas de los pimientos, cortándolos en tiritas de aproximadamente medio centímetro y la mitad de largo del pimiento.
  3. Calentar aceite en una sartén, sofreír las cebollas, una vez estén tiernas, añadir los pimientos, pasados unos minutos añadir el maíz. Esperar un minuto dándole vueltas de vez en cuando.
  4. Añadir la crema y dejar que coja temperatura; cuando esté bien caliente, incorporar la cucharada de mayonesa y, si se quiere, mostaza. Revolver y, ya fuera del fuego y bien caliente, añadir el queso que lo unirá todo. Servir en una tortilla caliente con una rodajita de aguacate encima.


TACO CAMPECHANO
Ingredientes

Para 4 personas
  • 12 tortillas de maíz
  • 2 chorizos frescos (tipo criollo o chorizo para cocinar, unos 250 g)
  • 2 filetes de falda o morcillo de ternera (unos 500 g en total)
  • 1 cebolla mediana
  • Cilantro al gusto
  • ½ aguacate para decorar (opcional)
Preparación
  1. Quitarle la tripa al chorizo, desecharla y quedarse con el relleno.
  2. Calentar una sartén y sofreír el chorizo hasta que quede dorado, sacarlo y reservar.
  3. En la misma sartén cocinar la carne hasta el punto deseado (no demasiado para que no se reseque, ya que una vez cortada la devolveremos a la sartén).
  4. En una tabla de cocina, trocear la ternera en trocitos y devolverla a la sartén con el chorizo.
  5. Dar unas vueltas para integrarlo todo y servir sobre una tortilla caliente. Añadir cebolla, cilantro y rematar, si se quiere, con una rodaja de aguacate.


TACOS ENSENADA
Con el mismo rebozado, podemos preparar una versión también con filetes de pescado blanco, como merluza o bacalao.
Ingredientes
Para el pico de gallo fresco
  • 1/2 pepino
  • Un puñado de hojas de cilantro
  • ¼ de cebolla
  • 1 tomate maduro
  • ½ lima
  • Sal
Para el rebozado
  • 1 taza de harina
  • 1 cucharadita de polvo para hornear
  • 1 cucharadita de sal
  • Ajo granulado en polvo
  • Pimienta negra molida
  • 1 huevo
  • ½ cerveza (170 ml)
  • 12 gambas o langostinos de tamaño medio (o pescado blanco cortado en tacos)
Para acompañar
  • 1/8 de col lombarda (repollo morado) cortado en juliana
  • 8 cucharadas de mayonesa mezclada con chipotle o salsa picante al gusto
Además
  • Aceite suave para freír
  • 2 limas para servir
  • 12 tortillas de maíz
Preparación
  1. Para el pico de gallo, cortar en brunoise -cubitos pequeños- el pepino, la cebolla y el tomate. Picar el cilantro y añadirlo. Aliñar con zumo de lima y una pizca de sal. Tradicionalmente el pico de gallo no tiene pepino, pero es un buen añadido de frescura, ya que -como no le vamos a poner jalapeños- nos aportará un toque crujiente.
  2. El rebozado se parece en consistència a la mezcla de un tempura o un rebozado a la romana. Para hacerlo, poner los ingredientes secos, mezclar bien, añadir la cerveza y mezclar bien de nuevo.
  3. Calentar el aceite a 180 grados (hasta que cuando pongamos en él un trozo de cebolla, toque el fondo y suba a flote).
  4. Cubrir las gambas con el rebozado, escurrir el exceso y freír hasta que cojan un color dorado. Retirar del aceite y poner sobre papel absorbente (seguir el mismo procedimiento si se usa pescado).
  5. Calentar las tortillas y montar poniendo en la base un poco de repollo morado, encima los trozos de pescado o gamba, pico de gallo especial y salsa de chipotle por encima. Acompañar de un trozo de lima.

 
ERRORES QUE COMETEN LOS ESPAÑOLES CON LOS TACOS MEXICANOS
Los atiborramos con queso o con ketchup, los servimos con las tortillas frías, los comemos con cubiertos... Más que por la conquista, ¿debe España pedir perdón a México por cómo maltratamos los tacos?


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Nada más lejos de nuestra intención que desatar una nueva crisis diplomática, pero... ¿ha llegado la hora de hablar de cómo tratamos en España los tacos, el plato popular por excelencia de México? Quizá no sea el momento más adecuado, pocas semanas después de que el presidente López Obrador pidiera al rey Felipe VI que se disculpara por los abusos de la conquista, pero en El Comidista estamos más centrados en asuntos de tortillas, salsas y rellenos que en hechos históricos de hace 500 años. Así que no nos queda más remedio que plantear el asunto y destapar los no pocos errores que se ven por tierras españolas cuando se cocina o se come un taco mexicano.

Con propósito de enmienda y entusiasmo por aprender, acudimos al restaurante Costa Pacífico de Barcelona, donde el cocinero Rodrigo Arrioja nos dio una clasecita de lo que sí se hace y lo que no en México con este plato ya universal. Un avance: ¿comes los tacos con cubiertos? Mal. ¿No calientas las tortillas? Mal. ¿Les pones ketchup o toneladas de queso? Fatal. Si no quieres caer en pendejadas taqueriles, mira el vídeo de arriba y aprende a disfrutar al máximo de esta maravilla.

VIDEO:
 
PISTAS PARA RECONOCER LOS RESTAURANTES MEXICANOS DE VERDAD
Encontrar restaurantes mexicanos-mexicanos en España no es tarea fácil, pero en El Comidista nos hemos rodeado de expertos para no caer en la trampa de la fajita (y no hablamos de lencería).


comida mexicana


Tacos al pastor ¡con todo, joven!. WIKIMEDIA COMMONS




Confesiones: hace años, en el terreno de lo gastronómico era un animalillo bisoño e impresionable. Si iba a un restaurante mexicano, cuantas más calaveras y sombreros charros, más atractivo se me antojaba el garito. Y claro, luego pasaba lo que pasaba: las tortillas industriales que se come tu primo para ver Eurovisión, Doritos comprados en el badulaque con tantos potenciadores de sabor que te entumecían la lengua como si la tuvieras en una trampa para ratones… Mal. Todo muy mal.

Por mucho que haya entrenado su sentido arácnido para la detección de negocios fiables, nunca gozaré de la infalibilidad de un mexicano de pura cepa. La gastronomía mexicana no fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por casualidad. Es un universo vastísimo, una forma de vida más grande que la propia vida y, a menos que hayas nacido en México, te resultará complicado comprenderla, absorberla, cocinarla y vivirla con toda su diversidad e intensidad.

Así pues, en El Comidista nos hemos preguntado cómo detectar buenos restaurantes mexicanos en España, qué indicios pueden llevarnos al paraíso y qué chapuzas pueden convertirnos en los protagonistas de Quesadilla en Elm Street. Y he convocado a dos mexicanas y dos mexicanos afincados en España para descubrir que, en realidad, todavía me queda un mundo por aprender.

El amigo mexicano

Antonio Luna, socio y director de Taco Alto, Barcelona, aclara conceptos básicos. “México tiene 32 estados y cada estado tiene su comida típica. Es una gastronomía muy amplia y diversa, pero se ha exportado durante mucho tiempo como un bloque y esto a veces también lleva a mucha gente a confundirla con la gastronomía tex-mex, que es diferente. Uno de los fallos es confundir ambas culturas y gastronomías, como la gente que piensa que toda la comida asiática es igual”. Entendido. El vello de la nuca se os debería poner como la cresta de Arturo Vidal ante la amenaza tejana, aunque cabe remarcar que los inevitables burritos o nachos no son un invento de los americanos, son tan mexicanos como Cantinflas. Otra cosa es que los yanquis los hayan corrompido y llevado al mainstream: por eso son un motivo desconfianza y nos invitan a buscar cartas sin tópicos.

Para la diseñadora gráfica Eva Consuegra -que vuelve a su México natal después de haber pasado 17 años en España-, si la carta te resulta más incomprensible que los gorgoritos de Jota de Los Planetas, las posibilidades de triunfo aumentan. “Si hay platos que te suenan raro, vamos bien: manchamanteles, pipián, tiraditos, machetes, tortillas de maíz azul... ¡todo eso, pruébalo!”. Karla Chápero, chef del restaurante Ameyal, Valencia, apuesta también por el vértigo de lo ignoto: “Si lees esto en el menú, entra, porque conocen la auténtica cocina Patrimonio de la Humanidad: tacos dorados, tostadas de tinga, gorditas, sopes, tamales, pozole, chilaquiles, enmoladas, enchiladas, chalupas, chiles rellenos, tortas de papa, quesadillas fritas, tacos de canasta, tacos de suadero, chimichangas, aguachile, molotes…. Y si ofrecen mole hecho en casa, significa que estás en un lugar que de verdad te puede sorprender”, asegura la chef mexicana.


Otro básico: México no es Disneyworld. Si el restaurante parece el decorado de un biopic de Emiliano Zapata, lo más sensato es poner pies en polvorosa. “Un elemento importante es que no tenga un decoración demasiado exagerada de mexicanismos: sombreros, rebosos, catrinas, calaveras, banderas… Estereotipos que no simbolizan lo mexicano. Menos es más”, comenta Karla Chápero, en la misma línea que el resto de entrevistados. “No es más mexicano quien tiene un sombrero de charro colgado. México es diversidad, es rico en cultura, en música, y es muy triste dejarlo todo en luchadores, calaveras y mariachis. México es moderno, popular, pijo, de barrio, pesado, peligroso, encantador, carismático y muchas cosas más”, concluye Antonio Luna.

Los chicos del maíz

José Luis García es el propietario y el artífice de casi todo el recetario de dos de los restaurantes mexicanos más auténticos de Barcelona: El Pachuco y La Pachuca. Su consejo es ley y ahí va un spoiler: con la tortilla no se juega. “La tortilla es uno de los factores clave para determinar la calidad de un mexicano. Tiene que ser de maíz nixtamalizado, un proceso en el cual el grano se cuece con cal, y eso le da un sabor único y especial. La tortilla de harina (de trigo) se utiliza en ciertos platos u ocasiones, y con la excepción de un restaurante especializado en cocina norteña, si todo viene servido en ella ya te habla de poco conocimiento de las gastronomía mexicana o que no quieren gastar en tortillas de verdad”, asegura José Luis. Y Karla Chápero se suma a la fiesta del maíz. “La tortilla de maíz es un imprescindible que distingue a los buenos restaurantes. El olor, el color y sobre todo la textura, suave e hidratada, son parte de las características organolépticas, y son un plus al degustarlas”, concluye.

Pero la tortilla no lo es todo. Los adentros también son cruciales. “Lo importante de un buen taco es que el relleno sea sabroso, que los productos sean frescos, que los sabores sean identificables, que el pollo sepa a pollo, el cerdo a cerdo y el cordero a cordero. Un fallo muy común en los restaurantes poco fiables, es que las carnes están tan condimentadas y preparadas que no solo es difícil identificar el tipo de carne, sino los ingredientes de la receta”, añade Antonio Luna.

Ah, y no os fiéis de esos tacos que se cierran como plantas carnívoras: si consigues pegar sus extremos seguramente no estarás en un buen mexicano. “Uno puede tener una excelentes tortillas, que de poco servirán si con ellas no se prepara un buen taco. La primera y más importante prueba es la del sabor, y aquí no hay mas que decir. ¡Pero hay elementos que hacen un buen taco! Hay que buscar que la colocación del relleno sea transversal y de orilla a orilla, ¡bien lleno!, no circular y al centro, como si fuera un canapé. Y la regla de oro: ¡taco que cierra no es taco! Una vez en tu mano, enrollado y listo para comer, debe haber un buen espacio entre los límites de la tortilla. Los ‘taco shells’, tortillas fritas en forma de U listas para rellenar, no son mexicanas. Si ves una y el restaurante no se presenta como Tex-Mex, te está engañando”, apunta José Luis.

Los totopos -prohibido hablar de nachos- también nos pueden decir muchas cosas al oído. “Lo ideal es un lugar que elabore los suyos propios cada día, dándole un trato de producto fresco, y utilizando una tortilla nixtamalizada y de calidad”, comenta José Luis. La siguiente pregunta es evidente: ¿Cómo diablos puedo distinguir un buen totopo de un Dorito chungo? “Un indicador es el color del totopo: busca tonos bronceados en la tortilla, no amarillos ni blanquecinos, ya que la salida rápida para muchos restaurantes es utilizar los conocidos como ‘de bolsa’, que son un producto industrializado, raramente hecho de maíz nixtamalizado, con calidad variable y cuya apariencia tiene en general estos últimos colores. El lado negativo sería que tenga puntos negros en un patrón simétrico, tipo Dorito, cubriendo la superficie. Y si esa misma tortilla te la dan para el taco, ya tocamos fondo”, añade.


Mi cuerpo pide salsa

Las salsas también nos pueden guiar hacia la iluminación azteca. Aunque muchos las consideren actrices secundarias, para un mexicano son sagradas. Si la salsa falla, el problema de logística es de los gordos. Huelga decir que tienen que ser caseras. “Siempre hay que buscar salsas hechas con tomate -rojo o verde- fresco o bien las denominadas ‘machas’ de chile molido, con una ligera capa de aceite, aunque hay que dejarse sorprender, si viene el caso. Es difícil hablar de elementos que determinen una buena salsa, pero la prueba del sabor no puede fallar. También su consistencia que, con alguna excepción muy concreta, no debe ser muy líquida. Un detalle que siempre suma es la presencia de puntitos negros, principalmente en las salsas rojas, pues significa que los tomates y chiles se han asado en la plancha, lo que le da un sabor profundo y ligeramente ahumado”, explica José Luis García.

Por cierto, ¿eso que veo son salsas embotelladas? Como le eches ese potingue a tu taco, ya puedes devolver el carnet de mexicano ahora mismo. Una vez más, la sabiduría de José Luis García, me ilumina el gesto como un buen mezcal: “No existen dos salsas iguales. Cada casa, puesto de la calle, fonda y restaurante en México tiene las suyas y aquí no debe ser la excepción. Si la oferta única de salsas del restaurante son las que denominamos ‘botaneras’ -Valentina, Cholula, El Yucateco, por decir algunas marcas-, eso ya te habla de un fallo importante. Son deliciosas, pero se utilizan para bebidas, no para tacos y platillos”.

Detalles importantes

El diablo está en los detalles, dicen, y el limón es uno de esos detalles directamente llegados del infierno. Extrema cautela con este cítrico. “En México se usa mucho el limón verde, lo que aquí se conoce como lima. Si te dan limón amarillo o no tienen idea o están aprovechándose de ti: no regreses a ese lugar. Es como de mal gusto hacerlo. Si escatiman con este ingrediente, vamos muy mal. Lo mismo si te sirven platos que se comen con limón sin limón o con una cantidad no adecuada. Una media luna de limón por taco es lo mínimo. Los lugares que cortan la luna en 3 cuñitas para ahorrarse dinero son el epítome de la tacañería. Por no hablar de los que te lo cobran extra por el limón”, advierte José Luis García. Y Eva Consuegra va más allá: “Si vas a un mexicano y al pedir limón para tus tacos te llega un chupito de agrio de limón.... Huye y no mires atrás”, afirma .

Huye también de un mexicano que no prepara micheladas (o lo intenta y se queda en el intento.) “Probar la michelada del lugar es un buen indicativo de su sazón. Hay diferentes mezclas y sabores y, como en el caso de las salsas no hay dos iguales. Pero el limón es un común denominador, y el sabor a limón tiene que estar muy presente. Si en la michelada escasea el limón, le ponen limón amarillo o lo sustituyen por Pulco, vamos muy mal”, asegura el propietario de El Pachuco.

Termino este periplo iniciático en la detección de fraudes con la certeza de que, antes de conocer a mis interlocutores, no sabía nada de comida mexicana, aunque creyera lo contrario. Afortunadamente, ya dispongo de suficiente armamento para no caer en la trampa. Me meto en la cama con la voz de José Luis García -que ha sido de gran ayuda para este artículo- reverberando en mi cabeza. “Es muy difícil emular la comida mexicana. Para mi gusto, tiene que haber mexicanos detrás, sino los dueños, al menos los cocineros. El ojo mexicano siempre te dará un margen de confianza. Y el precio siempre debe llevar una excelente proporción con respecto a la cantidad de comida: si te cobran caro y te sirven poco, ese no es el espíritu mexicano. Punto”.



 
CHILAQUILES MEXICANOS



Con resaca y sin ella, ¡vivan los chilaquiles!



Una base de tortillas de maíz fritas, salsa abundante y especiada y, para rematar, crema, queso y huevo frito: los chilaquiles mexicanos no solo son el mejor invento para la resaca, sino también un fabuloso almuerzo.



CLARA PÉREZ VILLALÓN

La segunda vez que visité México iba a una boda, y al otro lado del charco es muy popular que estas celebraciones se alarguen más de una jornada. Antes del día oficial, y tras una larga noche con mariachis incluidos, cuando bajé a desayunar me encontré con enormes platos llenos de chilaquiles y jarras de michelada encima de las mesas. Lo mejor para la 'cruda', que es como llaman allí a nuestras resacas.

Pero los chilaquiles no son sólo un buen remedio para combatir las noches de desenfreno, y desde ese momento se convirtieron en uno de mis desayunos o almuerzos favoritos (yo era pequeña y no llevaba los infinitos chupitos de tequila que los mayores se habían apretado, así que me supieron aún mejor).

Totopos caseros recién fritos, salsa verde o roja a partir de chiles y tomates, crema, queso, cilantro y posteriormente a elegir pollo o huevo, quizás también un poco de aguacate. ¿Cómo no va a estar rico? De mi reciente viaje por allí sin duda os recomiendo los que hacen en Lalo!, una cafetería en la Colonia Roma Norte que sirve unos fantásticos desayunos, detrás de la cual está el chef Lalo García.

Pero si los queréis hacer en casa es importante que toméis buena nota de la importancia de los totopos caseros y también de elaborar una profunda salsa, sea roja o verde a vuestro antojo; la primera con tomates, chile guajillo y chile de árbol y la segunda con tomates verdes -miltomate o tomatillo- y chile serrano.

Si buscáis chiles frescos en España os recomiendo que echéis un vistazo a Tu Gitana, están plantando muchos producto que siempre había sido difícil encontrar por aquí, y venden online. Para los que no lo sepan, los totopos son el resultado de freír las tortillas de maíz en aceite, con cuidado para que no se quemen. Podéis hacerlo con tortillas de trigo si os gustan más pero perderéis ese sabor característico del maíz (y serán mucho menos auténticos).

Dificultad

La de freír las tortillas.

Ingredientes

Para 4 personas

Para los totopos

  • 20 tortillas pequeñas
  • Aceite de oliva suave
Para la salsa

  • 1 tomate de pera maduro
  • 40 tomates cherry en rama
  • 1 pimiento choricero o 2 chiles guajillo
  • 2 chiles de árbol secos
  • 1 diente de ajo
  • 70 ml de caldo de verduras
  • Aceite de oliva virgen extra
  • ¼ de chalota
Además

  • Sal
  • 4 huevos fritos
  • 4 cucharadas de crema agria
  • 4 cucharadas de requesón
  • Cilantro
Preparación

  1. Para preparar la salsa, asar los tomates en una sartén durante unos 10 minutos, dando la vuelta constantemente para que se hagan bien por todos los lados. Retirar y, una vez fríos, pelarlos.
  2. Poner los chiles secos en una sartén con un poco de aceite de oliva, saltear un par de minutos con cuidado de que no se quemen, cuando estén listos sacarlos y dejar enfriar.
  3. Mientras tanto, en un mortero o molcajete machacar el ajo con la chalota y un poco de sal hasta conseguir una pasta. Se añaden entonces los chiles con el aceite en el que se han cocinado y, cuando estén bien machacados, añadir los tomates sin piel y volver a machacar bien. Rectificar de sal y añadir un poco de orégano si se quiere. Se lleva la salsa a un cazo con el caldo de verduras y se deja cocinar durante 10-15 minutos a fuego bajo.
  4. Cortar las tortillas en triángulos y freírlas en aceite suave, hasta que se doren.
  5. Escurrir los totopos y añadirlos a la salsa, darles una vuelta en ella y volcarlos al plato inmediatamente, bien salseados.
  6. Terminar cada plato por encima con un poco de nata, queso fresco, unas hojas de cilantro y un huevo frito. También se puede añadir cebolla cortada en juliana y unos trozos de aguacate. O pollo, chorizo, arrachera….
 
ALBÓNDIGAS MEXICANAS


Albóndigas y mole: dos de las mejores cosas del mundo juntas



Las prodigiosas albóndigas no sólo triunfan en España: también tienen sus adoradores al otro lado del Atlántico. Ésta versión las une con el mole para transformarlas en una fiesta mexicana.



MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA

Antes que nada, permitidme cuatro líneas para hacer de abuelo cascarrabias y manifestar mi profundo cabreo con las albóndigas. No con ellas, pobres, sino con la dificultad para encontrarlas en las cartas de los restaurantes. Por algún motivo -¿el trabajo que llevan?- hemos decidido que las hamburguesas son lo más y las albóndigas, una antigualla más bien vulgar de la que nos debemos olvidar. Hemos recuperado hasta el hartazgo las croquetas o la ensaladilla rusa, pero no veo yo que ese revival se haya producido con las pelotillas de carne picada, hecho incomprensible cuando son uno de los platos más satisfactorios del recetario tradicional.

Con la esperanza de que algún hostelero lea mi pataleta y se plantee ponerlas en su menú, paso a explicar de dónde me he sacado esta versión. El recuerdo de las prodigiosas albóndigas mexicanizadas que preparaba Abraham García en el restaurante Comala de Madrid permanecía dormido en algún rincón de mi escuálido cerebro, y despertó al toparme con una receta de estas bolitas en el libro México, de la chef Margarita Carrillo Arronte. Inmediatamente sentí la urgencia de prepararlas, porque a) la idea de disfrutarlas con una salsorra enchilada me excitaba, y b) llevaba siglos sin comer albóndigas.

Carrillo Arronte sitúa el origen de su receta en la región de Puebla, y la denomina “albóndigas en chipotle”. Nada sorprendentemente, este chile en adobo es la estrella de su salsa, que lleva tomate concentrado como único ingrediente adicional. Como me apetecía algo más especiado, decidí adaptar con ligeros cambios la manera de hacer las propias albóndigas de Margarita -muy similar a la española salvo por la presencia de la hierbabuena y el huevo duro picado en el centro-, pero bañarlas en un mole. ¿Que cuáles fueron los cambios? Pues rehogar la cebolla antes de ponerla en la masa de la carne para que no tuviera tanta presencia, y reducir la cantidad del huevo crudo para que las bolas quedaran menos compactas y más blanditas al estilo de las que se hacían en casa de mis padres. También freírlas en más cantidad de aceite: gastas más... pero ahorras tiempo y el dorado te queda más uniforme.

En cuanto al mole, sé que me lo podía haber currado y haber recorrido medio mundo buscando los ingredientes para elaborarlo con mis propias manos, pero teniendo relativamente cerca La Tiendita de la Reina, donde venden mole en pasta de marcas mexicanas decentes, opté por el camino fácil. Para que veáis que tampoco soy Supervaga, no me limité a disolverlo en caldo y a correr, sino que siguiendo las instrucciones del mexicanísimo Tonatiuh Cortés, me curré un enriquecedor sofrito previo. El resultado fue un festival: todas las personas que probaron las albóndigas juraron por Huitzilopochtli, Tezcalipoca y Quetzalcoatl que estaban entre las mejores que habían comido.


Ingredientes

Para 6 personas

Albóndigas

  • 500 g de carne de ternera picada
  • 500 g de carne de cerdo picada
  • 4 rebanadas de pan
  • 1 cebolla
  • 3 huevos
  • 2 cucharadas de hierbabuena o menta picadas
  • Leche
  • Aceite de oliva
  • Sal
Salsa

  • 300 g de tomate triturado
  • 1 cebolla
  • 2 zanahorias
  • 200 g de mole en pasta (yo usé Xiqueño)
  • 30 g de chocolate negro (mínimo 75%)
  • 600 ml de caldo de pollo
  • Aceite de oliva
  • Sal
Preparación

  1. Trocear el pan y ponerlo a remojo con leche.
  2. Cocer dos huevos en agua hirviendo 10 minutos.
  3. Picar la cebolla de las albóndigas y ponerla rehogarla en una sartén a fuego medio con un poco de aceite hasta que se poche (unos 10 minutos).
  4. Mezclar en un bol las carnes, la cebolla pochada, el pan escurrido, la menta y un huevo crudo. Amasar bien con las manos hasta que esté todo bien mezclado.
  5. Picar los huevos cocidos.
  6. Formar las albóndigas con las manos mojadas. Presionar con el pulgar en el centro, poner un poco de huevo cocido dentro, y volver a darles forma para que éste quede en el interior.
  7. Freír las albóndigas en una cazuela o sartén con aceite abundante bien caliente. No hay que tenerlas mucho tiempo, se trata sólo de dorarlas porque se terminarán de hacer por dentro en la salsa.
  8. Desechar la mayor parte del aceite y rehogar en el mismo recipiente la cebolla y las zanahorias de la salsa picadas finas.
  9. Cuando estén blandas, añadir el tomate y dejar que pierda todo su líquido. Cuando el sofrito esté bien espeso, añadir el mole en pasta y el caldo de pollo poco a poco. Ir removiendo hasta alcanzar el espesor que nos guste (se puede ir modulando añadiendo más pasta o más caldo al gusto).
  10. Incorporar las albóndigas a la salsa y cocer tapado a fuego suave unos 10-15 minutos.
  11. Retirar del fuego, añadir el chocolate picado, dejar que se derrita y mezclar bien meneando la cazuela. Ajustar de sal y servir.

 
TACOS DE CABALLA MARINADA


Tacos de caballa marinada



Aunque aquí triunfan la cochinita pibil y el pastor, los tacos de pescado son bastante habituales en México. Hoy los preparamos con caballa y aderezos variados que pueden ir desde el aguacate hasta el tomatillo.



CARLOS ROMÁN

El debate de la carbonara con nata está superado. Al igual que el de la paella con chorizo, el del origen de las arepas y el del serranito con salsa roquefort (he llegado a ver gente en Sevilla discutir muy airadamente por este último asunto). Cuando digo que estos debates están superados, no me refiero a que quiera venir con mi cetro de Nerón a dictar sentencia de qué es carbonara y qué no. Al contrario, vengo a decir que a mí NO me gusta la carbonara con nata, pero, al fin y al cabo, ¿quién soy yo para decirte cómo tienes que nombrar tu preparación?

Que sí, que hay tradiciones, que hay que respetarlas y blablablá. Pero también tenemos que probar, experimentar y cambiar. Y si alguien hace un arroz seco estupendo con chorizo, gambas y mejillones, dejando el grano en su punto y hasta currándose un buen socarrat, ¿no tiene derecho a decir que es una paella (especificando muy claramente de qué, eso sí)? Realmente, ¿nos va tanto la vida en ello o es más bien que tenemos la piel un poco fina?

Todo este rollo viene para introducir la mezcla raruna de la marinada de las caballas -un pescado que no recuerdo haber comido en México cuando vivía allí, pero vete a saber, que solo estuve hasta los nueve años- para estos tacos. No, no es nada ortodoxa, como casi nada de lo que hago por aquí. Pero está bueno y para mí eso es lo único que cuenta.

Si tienes la tremenda suerte de estar viviendo en México, posiblemente no tenga mucho que enseñarte, pero si me das un pequeño voto de confianza, te prometo que este plato no te decepcionará. Si no encuentras caballa, usa cualquier pescado azul tipo atún porque le quedará genial. Y si quieres darle un poco más a la locura que yo y meterle jengibre fresco a la marinada, el resultado va a ser es-pec-ta-cu-lar.


Dificultad

Media, sobre todo para que no se pase de cocción el pescado.


Ingredientes

Para 4 personas

  • 4 caballas frescas, limpias de espinas y con los lomos cortados en dos a la mitad longitudinal
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Zumo de dos limas
  • 1 cucharada de chile en polvo
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • ½ cucharadita de aceite de sésamo
  • 16 tortillas de maíz
  • Aguacate, lima, salsa verde, cebolla morada marinada y cilantro para acompañar

Preparación

  1. Cortar cada mitad de lomo en tres partes y ponerlas en una bandeja amplia.
  2. Mezclar los ingredientes de la marinada: el aceite de oliva, el zumo de lima, el chile en polvo, la salsa de soja y el aceite de sésamo. Verter por encima de los trozos de caballa y extender bien para que queden impregnados. Cubrir con film y dejar marinar en la nevera un mínimo de una hora.
  3. Calentar una sartén antiadherente a fuego medio-alto. Ir haciendo los trozos de caballa por tandas, sin acumularlos, para que se doren en lugar de cocerse. Cocinarlos durante un minuto y medio en total para que no se sequen y reservarlos en un plato caliente (o en el horno precalentado a 50 ºC).
  4. Una vez que se haya cocinado todo el pescado, servir acompañado de tortillas de maíz caliente, aguacate cortado, cebolla morada marinada en zumo de naranja y limón, salsa verde y cilantro (o algunos de estos ingredientes, al gusto).

 
JOAQUÍN REYES FRENTE A LA ESCALA DEL PICANTE
El humorista se enfrenta a un crescendo de chiles mexicanos y salsas abrasadoras en nuestra primera entrega de gastronomía suicida.


Desde los 2.500 de un Padrón hasta los 2,2 millones de un Carolina Reaper, la escala Scoville mide el nivel de capsaicina presente en pimientos, chiles, guindillas o ajíes. Es decir, su potencia para picar, ya que esta sustancia es la que te quema la boca cuando ingieres alguno de estos alimentos. ¿Pero qué ocurre cuando, pasito a pasito, vas descendiendo por esa Stairway to hell que representa dicha escala, comiendo cada vez picantes más poderosos?

Para averiguarlo, utlizamos como conejillo de indias a uno de nuestros grandes ídolos: Joaquín Reyes. Al héroe de La hora chanante, Muchachada Nui, Retorno a Lilifor, El intermedio o Anclados no le gusta el picante, lo cual fue un acicate aún mayor para someterle a una brutal espiral de guindillismo en uno de los restaurantes mexicanos más auténticos de Barcelona, el Oaxaca. ¿Salió con el culo torcido, o simplemente irritado? Mira el vídeo de nuestra primera entrega de Comida extrema y lo sabrás.

VIDEO:https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2015/09/01/articulo/1441133977_395859.html
 
QUESADILLAS DE LEGUMBRES VARIADAS


Quesadillas de legumbres variadas



Iniciarse en el universo de la cocina mexicana con estas quesadillas es tan sencillo como efectivo. Además son baratas, están muy ricas y no llevan animalitos entre sus ingredientes (aunque puedes añadírselos).



Para volvernos locos, experimentar a partir del gusto de cada uno y meter lo que nos venga en gana, ya sea un queso diferente, rajas de chile en escabeche o un poco de chorizo pasado por la sartén. Para empezar a pillarle el gusto al cilantro, que despierta odios y pasiones con el mismo ímpetu. O, por qué no, para meterse en la cocina con amigos michelada en mano.

Lo bueno de hacer quesadillas de frijoles es que puedes aprovechar cualquier otra legumbre. También son perfectas para reciclar el plato de ídem que sobró y que empieza a eternizarse en la nevera. Sea como sea, hay tantas variaciones como personas —y perversiones— hay por el mundo. Además, se hacen en dos patadas y siempre, absolutamente siempre quedan buenas.


Dificultad

Aprobado para todos los públicos.

Ingredientes

Para 4 personas

Para los frijoles

180 g de queso de fundir (mozzarella escurrida, tetilla, etc.)
400 g de judías pintas del día anterior sin caldo

Para los garbanzos

400 g de garbanzos
2-3 cucharadas de caldo de verduras
1 C de comino en grano

Para la salsa 'pico de gallo'

2 tomates
1 cebolla pequeña
1/2 chile verde
Zumo de 2 limas
Unas hojas de cilantro (opcional)

Además

8 tortillas de trigo
100 g de queso de cabra
100 g de queso fundente (tipo havarti)


Preparación

  1. En una cacerola, calentar un par de cucharadas de aceite y añadir las judías pintas. Marearlas 5 minutos a fuego medio y triturar. Saltear también los garbanzos a fuego vivo hasta que estén bien dorados y empiecen a chisporrotear. Apagar el fuego, añadir el caldo y el comino majado en el mortero, y triturar.
  2. Para la salsa, picar en trozos pequeños el tomate, la cebolla y el chile (este último sin semillas). Mezclar en un bol, añadir el zumo de 2 limas, sal al gusto y, si se quiere, un poco de cilantro picado.
  3. Esparcir 2-3 cucharadas soperas de frijoles o garbanzos en cada tortilla, añadir un poco de queso –el de cabra con los frijoles, havarti con los garbanzos– y dorar por ambos lados en una sartén a fuego medio. Servir inmediatamente acompañado de la salsa pico de gallo.
 
Hola! Muchas gracias por haber abierto este post, para los amantes de la comida mexicana como yo (o sus derivaciones, que hay muchas y cada cual más curiosa) creo que es como ver oro!!! jajaja me lo voy a guardar porque algunas de las recetas que has puesto no las conocía de esta manera pero tienen tan bueno pinta que si o sí ahora tendré que probarlas!!!

Y ya de paso para aportar también mi granito de arena, me gustaría hablar sobre una de las comidas mexicanas que más me gustan y con la que he descubierto que se pueden hacer innumerables variaciones para no hacerla repetitiva... y sí, hablo de los burritos por supuesto!! En mi caso cuando los como, normalmente opto por hacerlos yo misma con diferentes recetas que he ido recopilando de internet a lo largo de los años, aunque si es verdad que no siempre uno tiene ganas de ponerse a cocinar (por que no tienes tiempo, los ingredientes necesarios, o simplemente ganas de levantarte del sillón), y en esos casos tengo guardado en mis favoritos directamente para pedir a Tierra Burritos a domicilio (que después de probar diferentes sitios encontré ese y me enamoré, aunque siento deciros que por ahora están solo en Madrid, no creo que el reparto salga de ahí), así que es tan fácil como encargarlo y listo, esperar mientras se te va haciendo la boca agua jejeje

Pero cuando sí tengo ganas de hacerlos yo (que prometo que es a menudo), recurro a recetas sanitas dentro de lo que cabe, como la que les dejo de ejemplo (la cual podéis ver también aquí) que es una que me gusta mucho:


BURRITOS DE REPOLLO Y ESPINACAS

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Ingredientes:

1 trocito de repollo blanco (también se puede usar lombarda)
Unas espinacas baby frescas
1/4 de aguacate
Unas gotas de zumo de limón
Mayonesa de zanahoria
Tortillas de trigo

Pasos

1. Hacemos la mayonesa de zanahoria (yo la hago siguiendo esta receta, aunque hay otras variaciones... y si no, puede ser también la normal de toda la vida, la que se hace con huevo y aceite simplemente, mientras no sea de bote genial) y dejamos enfriar.

2. Limpiar y picar en juliana muy fina el repollo y las espinacas. Reservar

3. Pelar y picar el aguacate en bastones finos, regar con unas gotas de zumo de limón para que no se oxide, reservar

4. Sobre una tortilla de trigo, extendemos un poco de la mayonesa

5. Sobre ella ponemos un poco de repollo, unas espinacas y unos bastones de aguacate

6. Enrollamos, partimos a la mitad y servimos con más mayonesa de zanahoria. Y buen provecho!!!!



Espero que os guste tanto como a miii! Un saludo!
 

Adjuntos

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TELERAS MEXICANAS CON ALAMBRE


Teleras mexicanas con alambre



El placer de preparar en casa un bocadillo completo -sí, el pan también- está al alcance de tu mano con esta receta de teleras mexicanas rellenas de alambre. Son de primero de panadería, pero de máster en sabor.


Si hay un pan presente en todo México, ese es la telera. Con pocas variantes, teniendo en cuenta que cubre miles de kilómetros cuadrados de territorio, con climas que van desde el calor seco del Norte hasta las regiones húmedas del Sur. Cuando era pequeño pasaba temporadas en una pequeña isla del sureste mexicano. Delante de casa pasaba un señor en bicicleta, todos los días, vendiendo unos panes blancos y suaves que la gente usaba para rellenar con cualquier cosa, pero sobre todo con cochinita pibil. Y esta es una de las razones por las que todavía regreso a esa zona, pues el resultado es fabuloso: un pan suave pero que resiste el peso de la cochinita, que absorbe parte del jugo de la carne y que se funde de manera celestial, sin llamar demasiado la atención.

En el centro de México las teleras son un pan algo más seco. Se les puede encontrar con semillas por encima, pero su forma más popular es con dos líneas marcadas a lo largo, como unos husos horarios imaginarios, y harina espolvoreada que les confiere el ya conocido toque rústico. En los puestos callejeros las tienen en montañas, ya cortadas por la mitad, en cantidades ingentes, y cuando uno pide una torta de milanesa -ternera o cerdo rebozados-, de pierna (cerdo en adobo), de pollo o de cochinita, el tortero coloca las mitades de telera sobre la plancha, con un poco de mantequilla o aceite, para que coja un ligero punto tostado por dentro sin perder la suavidad de la parte externa.

En esta ocasión la rellenaremos de alambre, otra receta mexicana tradicional -aunque la ha preparado mi compañera y coordinadora Mònica Escudero, que es barcelonesa prepara micheladas como si fuera del DF- pero sin una fórmula única, que puede hacerse con pollo, ternera, cerdo o la carne que prefieras, acompañada de pimiento, cebolla y -casi siempre- chorizo, jamón picado o tocino. Se llama alambre porque antes se hacía con todos los ingredientes pinchados en una varilla de metal, como una brocheta. Pero por pura practicidad ahora suelen hacerse en la sartén, una olla o cualquier recipiente que se adapta a la cantidad que queramos preparar.

Las teleras que os proponemos hoy son una adaptación muy libre, no clamamos por tener la receta auténtica u original (¡quién pudiera!). Hemos añadido nuestro toque, con un poco de masa madre de centeno integral, que le dará un interés añadido: aportará un punto de acidez y conservación, característicos de la masa madre, pero también le dará unos aromas más complejos e interesantes. Como siempre, esta receta es un comienzo desde el cual podéis experimentar tanto como queráis, utilizando otras harinas, cambiando la mantequilla por manteca, agregando aceite, haciendo piezas más grandes o más pequeñas, dejando que la masa fermente una noche en frío, etc. Las posibilidades son casi infinitas.

Dificultad

No mucha, y además el esfuerzo merece la pena.

Ingredientes

Para las teleras


  • 500 g de harina panificable
  • 300 g + 25 (aprox) de agua
  • 50 g de masa madre de centeno (opcional)
  • 15 g de azúcar
  • 10 g de sal
  • 5 g de levadura fresca
  • 25 g de mantequilla
Para cuatro rellenos de alambre

  • 300 g de cadera, tapa o babilla de ternera
  • ½ cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • ½ pimiento rojo
  • 1 pimiento verde
  • 100 g de chorizo
  • 4 lonchas de queso fundente (opcional)
  • Sal (si hace falta)
  • Chile o salsa picante al gusto
Preparación

  1. Mezclar todos los ingredientes salvo el azúcar y la mantequilla, en un bol. Es recomendable hacerlo con una mano mientras con la otra se mueve el bol circularmente. Una vez que estén todos los ingredientes integrados, poner una alarma en 10 minutos y dejar reposar la masa en un lugar sin corrientes de aire, tapada.
  2. Pasado este tiempo, mojarse una mano y mezclar la masa, siempre dentro del bol, en movimientos de abajo hacia arriba, hasta completar unas dos vueltas dentro del recipiente. Repetir este proceso, desde el reposo, unas dos veces más, hasta que la masa esté lisa.
  3. En este momento hay que añadir el azúcar y mezclar de nuevo, hasta que se haya incorporado del todo. Una vez que hayáis conseguido una masa más o menos uniforme, podréis añadir la mantequilla, que deberá estar a temperatura ambiente, sin estar derretida. Mezcladla hasta que se integre de todo.
  4. Dejar la masa resultante en un bol limpio, rociado con un poco de aceite para que no se pegue, y tapadlo con un plástico para que la superficie no se seque. Dependiendo de la temperatura, la masa debería hincharse en una media hora, más o menos, hasta casi doblar su volumen.
  5. Para formar las teleras, volcar la masa sobre la encimera limpia, con ayuda de un poco de harina. Dividir en piezas de unos 120 g, darles forma redonda y después aplanadlas hasta conseguir piezas ovaladas. En este punto se puede espolvorear con harina -el famoso toque artesano- y marcar las dos líneas con un corte de panadero o con cualquier otro utensilio delgado. Dejarlas en una bandeja de horno cubiertas con papel sulfurizado y esperad unos minutos hasta que se hayan hinchado.
  6. Hornear a 180ºC sin vapor durante unos 15 o 17 minutos, o hasta que tengan un color dorado y la base esté seca del todo. Enfriar sobre una rejilla
  7. Dorar la cebolla, el ajo y los pimientos cortados en dados -en este orden- junto con el chorizo (su grasa debería ser suficiente, si no, añadir un poco de aceite de oliva suave). Subir el fuego, añadir la ternera cortada en tiras y el picante (si se quiere).
  8. Rectificar de sal. Saltear un par de minutos y rellenar los bocadillos, añadiendo queso si se quiere. Comer inmediatamente.
 
CÓMO HACER EL GUACAMOLE PERFECTO
¿Qué aguacates son los mejores? ¿Cómo sabemos si están en su punto? ¿Debemos ponerle lima? Resuelve todas tus dudas sobre el aperitivo mexicano por excelencia.



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Es guacamole el guacamole de Mercadona? ¿Es guacamole el guacamole que tu prima hace en la Thermomix? Depende de lo que entendamos por guacamole. Si damos por buena cualquier mezcla de aguacate triturado, sí lo son. Pero si buscamos algo que se asemeje al original mexicano, entonces no.

De la misma forma que una paella valenciana no se hace en cazuela y con chorizo, el guacamole tiene sus reglas: puedes seguirlas o no, pero hacerlo redundará en tu propio placer porque sabrá definitivamente mejor. Como en todos los platos populares, hay variantes por zonas y casi por casas, pero hoy aquí nos ceñimos a la más clásica y deliciosa explicando su proceso de principio a fin: qué aguacates escoger, cómo saber si están maduros, cómo pelarlos, deshuesarlos y aplastarlos, con qué aderezarlos.... y con qué no. ¡Mira el vídeo y hace guacamaster en dos minutos!

VIDEO RECETA :
 
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