Fran Rivera y Lourdes Montes. Boda religiosa, hijos y otros temas.

07abril
Juegos de toda la vida


De verdad, cómo han cambiado los juegos de los niños, ¡es bestial! Y sinceramente creo que a peor.

No sé si algún psicólogo, profesor o médico me podría contradecir, pero yo personalmente creo que las maquinitas estas de marcianitos son un horror. Todas estas consolas de videojuegos han hechos a los niños de hoy en día “medio tontos”, los aísla en una habitación y les quita la necesidad de utilizar la imaginación.

En varias ocasiones que hemos estado en el campo con amigos, los hijos de estos no se separan de nosotros, de sus padres y solo saben decir: “Estamos aburridos”.

Esto es una tragedia. Cuando me soltaban en el campo con amigos, siempre nos caía la bronca porque a la hora de irnos, además de estar no sucios sino lo siguiente, tardaban una hora en encontrarnos. Y ahora dicen que están aburridos, eso sí, ha aparecido el gran invento de las tablets… ¡Otro gran horror!

Aparte de los juegos que ya existían, el más antiguo que yo conocí fue el de la rueda.

La rueda consistía en hacer girar un rueda con un palo y correr detrás de ella. Lo más divertido era que pasara por encima de un charco y tú detrás. Así nos pasábamos las horas.



Por supuesto jugábamos al escondite. Este era mi preferido, qué nervios y qué guay era cuando llegabas y decías: “¡Por mí, por todos mis compañeros y por mí primero!”. Eras el más guay del grupo.

También me encantaba polis y ladrones, era de mis favoritos. Dos equipos: uno eran los polis y tenían que pillar a los otros que, cuando los pillaban, se ponían de la mano haciendo una cadena para que uno de los ladrones le diera en la mano al de la punta y así salvaba a todos y… ¡a correr todo el mundo!

Un poco más bestia era ¡Al cielo voy! Explicar este juego no es fácil, pero qué guay era cuando no acertaban el “¿puño, media manga, manga entera?” Y otra vez a saltar encima de los otros… Vamosssss.



El que no haya jugado al fútbol con una lata no sabe lo que es jugar y punto.



También estaba la lima, ¡qué chulo! Y lo más emocionante era jugar en el cole y mangar un cuchillo del comedor… Hasta que te cogían y te castigaban, claro. Eso de ir completando cuadrados clavando la lima, el destornillador o el cuchillo en el suelo era como ser un ninja.



¡Y el trompo! He de confesar que jamás conseguí hacer bailar un trompo, muy torpe, pero era chulísimo cuando hacían combate y uno le rompía el trompo al otro, pobre, qué cara se le quedaba.





Lo mío eran las canicas y las chapas.

En las canicas me gustaba el hoyo. Se hacía un hoyo en la tierra y a ver quién metía la canica dentro desde fuera de un círculo que se pintaba alrededor. Y donde era muy bueno era en Tres dedos, Cuarta y Tres Cuartas. Esto consistía que tú le dabas con tu canica a otra, le tenías que dar tres veces y tenía que haber esa distancia entre las canicas. Cuando conseguías esto, te quedabas con la canica del otro. Qué chulada cuando aparecieron los bolones. Y chulada cuando aparecieron los de acero, eran la repera.



Las chapas me encantaban. Había dos formas de juego: uno al fútbol…



…y el que a mí me gustaba más, que eran las carreras.



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Me acuerdo cuando las chapas traían fotos de ciclistas y era como correr la vuelta a España. Tenías tu chapa favorita, al igual que tu canica favorita, y a esas las cuidabas más.



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Otro juguete que a mí siempre me ha gustado es el yo-yo. De hecho, tengo uno y juego con él muchas veces, me entretiene muchísimo. Eso sí, solo he llegado a hacer el columpio, el perrito y dar dos vueltas al yo-yo me salen bordados.



Y el sumun de los juegos era coger dos palos y hacer que fueran espadas, entonces podías ser un pirata, un mosquetero o lo que quisieras. Eso sí era jugar, ¡la imaginación al poder! Te montabas tu historia, repartías los personajes y cada uno lo interpretaba a la perfección.

En nuestra casa en Ronda estábamos siempre los mismos niños y cuando venía mi primo José Ignacio Ordoñez sumábamos 4, entonces nos íbamos donde estaba la leña, cogíamos cada uno un palo que tuviera forma de trabuco y jugábamos a Curro Jiménez, qué grande. Yo era el estudiante, a mi hermano como era más pequeño le decíamos que él era el amigo de Curro… Siempre se terminaba enfadando, jajaja.

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Los niños de hoy en día, como no sea con una máquina de estas modernas, no saben jugar. Ya no se les ve inventando juegos, entreteniéndose con cualquier cosa. Como no tengan las botas que anuncia Messi, ni juegan al fútbol, en cambio nosotros jugábamos con los zapatos y una lata si no había balón.

Todo ha cambiado, algunas cosas a mejor pero en este caso creo que a peor. Una pena, los niños tienen que ensuciarse, inventar juegos, correr, esconderse, imaginar historias y no darle a un botón durante horas sentados delante de una pantalla.

Así que animo a los padres a que enseñen a sus hijos a jugar, que les quitéis las consolas y les deis palos, pelotas y enseñarles lo que es el escondite o el pilla-pilla.

Hay que salir de casa y volver a jugar en las aceras o los parques, que jueguen con más niños y se ensucien y se hagan raspones en las rodillas como todos nos hemos hecho.
 
"Así que animo a los padres a que enseñen a sus hijos a jugar, que les quitéis las consolas y les deis palos, pelotas y enseñarles lo que es el escondite o el pilla-pilla".

¿Qué le demos palos a nuestros hijos? Qué fuerte fomentando el maltrato a la infancia.
 
LO QUE ENTENDERÁ ÉSTA DE MODA... DICE QUE UN LOOK PARA IR A LA FERIA, PALETA!! A LA FERIA NO SE VA CON TOCADO!!

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este post parece escrito por mi abuelo y eso que soy unos años mayor que la Paca,
pobre Carmen, la que le espera con ese padre tan rancio
A Carmen le espera una tablet en cuando tenga un año más para que no les dé mucho la tabarra, este post de la Paca es sólo palabrería, de hecho muchos de los juegos que comenta se jugaban en la generación de sus padres, no en la suya, ni en la mía.
A ver si deja jugar a su hija con los tiempos que corren en la acera de su calle.
 
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