Fran Rivera y Lourdes Montes. Boda religiosa, hijos y otros temas.

A mi me contaron algo parecido. Palurdes se entero de que la Paca le estaba poniendo los cuernos y por eso adelantaron la boda civil.

Vamos a mi un tío que me pone los cuernos me suelta que si nos casamos no me los pone... flipa. Eso sí le perdonaría y luego se los pondría yo con su mejor amigo a ser posible.

Este último modelos es espantoso.... no se si es mas feo el vestido o el mantón!!!
 
A mi me lo conto una amiga de Sevilla. Palurdes le dio un ultimatum a la Paca. Por eso celebraron la primera boda civil y no esperaron a la anulación.

Desconozco con quién, pero a la Paca le da igual. Una falda más.

Si, luego he pensado que tiene pinta de no tener mucho filtro, de exigencias bajas. Lo único que necesita es que le hagan sentir el macho ibérico que es. Ya sabemos como funciona esto. Quien tiene el ego muy grande necesita de quien se lo engrandezca.

Ahora entiendo que Palur lo marcara tan corto y le siguiese por todas las plazas a 40 grados en la sombra ..hasta fue con él a Mx para estar dos días con todo el barrigón. Para hacer el paripé, porque no se te ha ido el jetlag y ya te tienes que marchar.

Vaya tela.. veo a la palur en la cocina echándole pastillitas de esas para bajarle la líbido.
 
A Fran Rivera no le importa que le llamen Paquirri
Lo sé de buena tinta. A veces le llaman Francisco, a ratos Rivera, aunque esté Cayetano, y en ocasiones, que lo he podido comprobar, le atienden por Paquirri, que es el nombre de su padre que se nos fue aquella tarde en Pozoblanco cuando frente a la cámara decía, con los ojos verdes y abiertos a lo que viniera camino de Córdoba por las cuestas de Cerro Muriano:

- Tranquilos, vosotros tranquilos…

Y se nos fue el gladiador mirando a cámara, en directo.



Desde entonces, aunque amo a Córdoba de forma imposible de remediar, lo que me sitúa en un problema constante en relación a mi tierra de origen que es Granada, no he vuelto a Pozoblanco, que es por otro lado, un lugar excepcional de Sierra Morena. Pero lo haré y pronto, no sé por qué lo digo.

Pero lo que sí les puedo confesar este día de calor de julio, es que desde que vino al mundo el hijo de aquel torero único, que fue su padre, Paquirri, le tengo un especial afecto. Casi cariño, diría, como quien asegura entre el respeto y la admiración, que son dos sentimientos del ser humano.

Un día, hace ya algún tiempo, Jesús Quintero, ¿recuerdan?, me confesó en algún lugar del sur, que es de los dos al mismo tiempo:

- ¿Sabes lo que le pasa a Fran? Pues mira, que hace cosas en el ruedo, que no sabe que sabe.

Es la exclusiva voz del duende. De la magia, el hilo transparente. Lo que se lleva en la sangre de las venas. El sabor del tuétano. Los genes, que dijo mi viejo amigo el premio Nobel Ochoa.

 
Y así es, porque por el otro lado, por el otro caño de sangre, le viene ni más ni menos que don Antonio Ordoñez, o sea, dos dinastías toreras, soberanas, dentro de la misma médula. Por eso a veces, en el momento de la boca reseca en la plaza, le sale el misterio que sólo han bebido los grandes. La casta, en su mejor definición.

Y eso no se aprende ni en una escuela ni se escribe en un testamento ante notario. Se hereda, simplemente, se recibe con la cinta del ombligo. Viene de la placenta a la plaza. Por eso, están ahí los nombres escritos de las grandes dinastías toreras. Y eso sin querer, incluso, aparece, revienta, es un chorro de luz en el sol y sombra de la tarde.

Pero fuera metáforas, mis lectores. Hace unos meses tuve la inmensa suerte de almorzar en un sitio único, en el parador de Ronda, sobre el tajo del asombro, con Fran Rivera y su esposa Lourdes Montes. Los dos me gustaron mucho, muchísimo. Ya como pareja se compartían elegantes; ella preciosa y él preciso, tan hermosamente avenidos. No es frecuente ver o encontrarse con una pareja que se complementa, se suplementa.



Se hacen uno. Me gustan, había estilo, gracia, quietud, aún con el brillo de la pasión en los ojos. Ahora me dicen que hay días que Fran se escapa hasta los caballos que guarda en su finca de Extremadura. ¡Qué bonita casa la suya en Ronda! Con qué gusto están puestos sus negocios, la clase en marcha.

Me gustan mucho, aunque los veo poco. A veces me da la sensación de que, dada mi edad provecta, que no sé si se escribe con b o con uve, cada día me gusta menos consultar el diccionario aunque tengo dos sobre la mesa- Gabriel García Márquez, tenía cien para consultarlos a veces todos al mismo tiempo- he visto a Lourdes viajar en el ave, de ida o de venida hasta Sevilla, pero no me he atrevido a besarle la mano.

Es moderna, lo sé, culta de la ley y de la sangre, tímida pero valiente, que es capaz de sostener y hasta mantener la fuerza imparable, caníbal, de los paparazzi en misión de calle. ¡Los pobres! Pero no les da la espalda, sino la sonrisa y eso la hace más grande, más intensa, diría yo que más nuestra.



Fran aguanta con sombrero o sin sombrero, que por cierto tengo que pedirle uno de esos que dice Triana, y que lleva al Rocío cuando hace la valiente peregrinación. A mí me emociona en la plaza, me sonríe en la calle, y a la hora de la verdad, es que sé que él sabe que su madre, una de las mujeres más hermosas que he conocido en toda mi vida, me tenía ligadura.

Cuando a mi compadre Curro Romero le ofrecieron la medalla de oro de las bellas artes de Sevilla, el hermano de Fran, Cayetano, siempre le recuerdo cuando uso el Loewe, tradicional, el siete, de toda la vida, todos los días, se acercó a mí en una esquina en el patio aquel de la academia, y me dijo:

- Muchas gracias, porque sé que querías mucho a mi madre.

Cierto. Ciertísimo. La comprendí, hasta la entendí. Sabía que era una mariposa en un volcán. Era guapa, la más guapa, valiente, quizá más de la cuenta, era única. Siempre quiso querer y que la quisieran. Cuando se nos fue, aquel día no del todo entendido, me había dejado, de días atrás, un mensaje en el telefonillo de mano, “gracias por lo que has dicho de mí el otro día, Tico”.



Fue en el programa de Terelu en Telemadrid, donde trabajábamos la Campos hija, Rosa Villacastín, y servidor, además de algunos otros brillantes amigos y compañeros. La defendí, como siempre hice, porque con ella había que salir al camino con la verdad en la mano, como si fueran las tablas de la ley, para defenderla por encima de los vientos y las tempestades que le cercaban. Siempre lo hizo. Su padre, don Antonio Ordoñez, el abuelo de Fran, ya muriéndose, en el tren que nos acercaba al sur, me confesó ya desnuda la cabeza, con el cáncer que le habitaba, mientras su compañera, su mujer de entonces, Pilar, se fumaba un pitillo en el andén de la parada:

- Tico, sé que aprecias mucho a mi hija Carmen…

- Apreciar es poco, maestro, la quiero mucho, que no es lo mismo.

- Lo sé y por eso te lo digo… ¡pero me está haciendo sufrir tanto!

En fin, que se me va el santo al cielo, que sé que Fran espera que Lourdes le dé el heredero de su historia de amor. Suerte pareja. A ver si nos volvemos a ver aunque sea en la preferente del AVE. Y que me alegra saber, maestro Francisco, que va usted a torear como siempre, la de ronda, vestidos de goyescos los dos, con su hermano Cayetano.
 
«No sé si amamantaré a mi hija -confesó-. Una primeriza ya tiene muchas cosas nuevas a las que acostumbrarse y el pecho te puede agobiar».

:cry::cry::censored::censored::(:(:ROFLMAO::ROFLMAO::wtf::wtf::wtf:
Amamantar es una opcion no eres mejor o peor madre pero esta frase es estupida. Tu si que nos agobias con tus palurdeces. Si no le quieres dar el pecho a la nina por el motivo que sea dilo que nadie te va a matar.
 


Madre mía....!!! el shishialvent ha cruzado el charco en su versión más extreme. No sabemos apreciar a las grandes creadoras que tenemos en nuestro país. Mirad a la Jenny, una que sabe.
Hala! Que ya no van a hacer falta, Tol mundo a tirar las bragas...!!!!
 

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