Fran Rivera y Lourdes Montes. Boda religiosa, hijos y otros temas.

Es un refrito de otro, el del plastico de burbujas.
Mira palur, pa que no trabajes, lo he clavao, un analerdo pre mamá, rancio como a ti te gusta

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Parece un Analelo genuino.
Siempre nos podemos dedicar a falsificar Analelos y venderlos para el carnaval
 
¿Quién acompaña a Fran Rivera en su devoción?
De todos es bien sabido que Fran Rivera es muy devoto y vive con pasión todos los actos religiosos de la Semana Santa sevillana desde hace años. Y a hace años pertenece esta imagen del torero con una mujer. ¿Quién es?
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Os proponemos un acertijo. Averiguar quién es la persona que acompaña a Fran Rivera.

La imagen fue tomada hace unos años en el Santo Entierro, en Sevilla; ella, con su Hermandad; él, con la suya, la Esperanza de Triana.

Os damos unas pistas: los dos tienen alma andaluza, los dos están casados y van a convertirse en padres en los próximos meses, y los dos se la juegan este año.

¿Ya lo sabéis? En breve os lo desvelamos

Otiá!!!
La Susana Díaz !!!
No sabía yo que se gastaba esas miradas la señá presidenta!!
Tiene a la Paca embelesá!!
 
En su página web oficial. Si, tiene web oficial el gacho, aparte de su cuenta en Twitter.
Su versión (o la versión de quien escribe) de lo que sucedió en Olivenza:

OLIVENZA 8 MARZO
LA RAZA DE PAQUIRRI.

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Triunfal reaparición de Paquirri.

Fue recibido con una gran ovación al romper el paseíllo y obigado a saludar desde el tercio. Saludo al que se sumaron tanto Ponce como Morante.

Francisco estuvo toda la tarde templado, con gusto y reposado.

A su primer toro lo toreó bien de capote y estuvo solvente y resolutivo en la faena de muleta. El fallo a espadas le privó de algún trofeo.

En su segundo, volvió a torear con gusto de capote. En el segundo par de banderillas sufrió una aparatosa voltereta de la que salió con heridas en rostro y cabeza y la taleguilla rota. Tiró de la raza que le caracteriza y colocó un tercer par al violín.

La faena de muleta a un toro bravo y encastado de Victoriano del Río, comenzó con un incio de faena muy torero y tuvo momentos de buen toreo, sobretodo al natural.

Lo mató de una estocada y fue premiado con las dos orejas.

Lleno de No hay Billetes.

O sea, que lo que vio la afición y la prensa, mentira cochina.
No tengo ni idea de quien lleva esta web pero vamos... ¡Vaya prenda!

http://www.riveraordonez.com
 
Más cosas bonicas. Alta literatura agrotauromaquica:

Cuando estás a un metro de un toro, y éste te mira, se para el tiempo. Solos el toro y yo, en ese instante no existe nada. Mis sentidos se disparan como estrella fugaces y las sensaciones recorren mi mente, cuerpo y corazón. Intentar explicar esto con palabras es casi imposible. Es grandioso como puede uno sentir tanto miedo en tan poco tiempo y a la vez sentir esa emoción que te hace soñar despierto, y que cuando duermes sólo puedas soñar con conseguir un minuto más de vida, para sentir eso. ¿Dónde está el límite, qué estoy dispuesto a dar por conseguir torear ese toro un día más? ¿La vida? Más que la vida, creo que esto es mi vida: torear es mi todo y mi único yo. No existe nada como crear arte. Mi lienzo… la plaza, mis pinceles…capote, muleta y espada, mi pintura… el toro, mi obra… un instante, que se siente, se siente en lo más profundo del alma. Solo tengo que cerrar los ojos y viajar por los sentimientos de mi corazón de esta tarde que toreé ese toro.
Toro. Tú y yo. Me hablas, no de palabras pero sí con tus gestos, tus movimientos y forma de correr por la plaza y plantarte buscando pelea. La expresión de la cara, es el espejo de su alma y yo le hablo con mi muleta y valor. El toro es el animal más valiente que existe en el mundo. Nunca huye de la lucha y quiere eso mismo de mí. El toro me mira, me examina; él va a entregar su vida para pasar a formar parte de la mía por conseguir esa obra que entre los dos creamos, en esta danza entre lo ritual. Lo litúrgico y la tragedia.
Me mira, todos mis músculos se tensan, le doy un instante para que se centre en mí. La batalla va a comenzar. Tengo que imponer mi voluntad. Le miro, cojo aire, le cito, se arranca y en ese momento, con todos mis músculos tensos, el corazón a mil y la mente en blanco dejo de sentir mi cuerpo. No existe nadie ni nada ni en la plaza ni en ningún otro lado, solo el toro y la emoción de las sensaciones que retransmite.
Se arranca, llega a la muleta, tiro del engaño despacio, con suavidad pero con firmeza, encelándolo en la franela, la mano baja para imponer mi ley. Guiándolo en la dirección que deseo que vaya, y así gire alrededor de mi cuerpo y pase lo más ceca posible de mí, despacio, muy despacio.
Suelto el aire, mi cuerpo se medio relaja, me preparo para otra embestida. Comienza la lucha. Después de una tanda le doy sitio, para que descansemos y recuperemos fuerzas para volver a la vida.
El toro es bravo, quiere pelea, no está dispuesto a entregarse a nadie que no esté a la altura y yo disfruto de esa emoción con la que tanto he soñado. No estoy dispuesto a dejarme a ganar por mis miedos. Tener miedo no es malo; es necesario te mantiene alerta. Lo malo es no superarlo. Tienes que respetarlo, hacerlo tuyo. Cuando miro al toro y él a mí y conseguimos esa comunicación, me doy cuenta de lo unidos que estamos. Esa mirada, ese rato delante de él, ese tiempo es solo mío – es mi momento. Superar ese intenso miedo engrandece mi espíritu. Esa mirada del toro se me clava en el alma, me arranca lo que soy para enseñármelo y decirme lo que puedo ser. Al mismo tiempo que te hace sentir grande y que eres capaz de cualquier cosa, te enseña que no somos nada. El toro da su vida para mi gloria. Pasa a formar parte de mí. ¿Existe amor más puro?
De su fuerza… dulzura, de su voluntad, mi dominio, de su bravura… pasión, de su estampa… dignidad, de su peligro… emoción.
Esto es el toreo, ver como un animal y un hombre se funden en uno, para hacer de su vida y muerte, arte, el arte de la vida, hacer que el tiempo se pare.

Por: Francisco Rivera

¡Ahí es na!
 
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