Fran Rivera y Lourdes Montes. Boda religiosa, hijos y otros temas.

baCrDN.jpg

Y se ha juntao con Feona, dentro de nada la vemos compartiendo foto con Vaga.:woot:
 
no es por nada, pero Paquirri tenía los ojos verdes, Carmen los tiene celeste, según dicen, el padre de Palur tenía los ojos celeste

Ah, yo pensaba que los de Paquirri eran azules.
Esta nena parece que los tiene de un color azul - grisáceo.
Puede que al final sean grises.

Me perdí con el Galadri :confused:

Apodo cariñoso aquí en el hilo , como Galadriel el personaje de El Señor de los Anillos . Era una reina ? .
 
Carmen es una bebé preciosa. Menos mal que su padre y su madre la hacen más caso. El color de ojos todavía no se sabe, pero serán grandes. Apuesto color marrón. A mí, sí que me gustan los bebés con pelucón, tendrá una melena negra abundante.

Es una bebé tierna y bonita. Lapaca sabe hacer niñas, aunque el gran mérito es de Analerda y Ugüeña.

La bebé pantoja es feúcha, pero esa sonrisa y esa mirada son para derretirse. Tiempo al tiempo, para sacar a flote los genes de la madre. Igual que con el hijo de Jessi.
 
Última edición por un moderador:
Cómo iban a perder ellos la oportunidad de trincar de una exclusiva con la excusa de que se llevan "bien"??!! qué asco lo venden todo. Ven en la revista Hola como un cajero del que sacar dinero cuando quieren o una máquina traga perras que de pronto haces pleno y te sale tó la pasta!

portada-paula1-a.jpg
 
Si no tuvieran nada de parentesco biológico, los dos Ordóñez no se prestarían a participar en el vídeoclip del pantojo. Además, es un mensaje a julianín, gánate la vida.
 
13enero
Pararse a vivir
Tiempo, cambios, prisas…

Cómo ha cambiado la forma de vivir. Estamos todo el día corriendo de un lado para el otro, incluso creo que ahora “gracias” a tanto avance moderno, se disfruta menos de todo, tenemos siempre prisa, el maldito reloj manda y, aunque el gran Einstein sabiamente dijo que el tiempo es relativo, nos estamos perdiendo mucho por ir tan rápido.

El móvil, Internet, las redes sociales, YouTube… Creo que nos han sobrepasado, al mismo tiempo que evidentemente nos une, nos aísla. Cierto que nos ayuda en el trabajo, peronos ha alejado de vivir las cosas con más detenimiento, con más intensidad, nos ha acostumbrado a tener todo en casa sin tener que esperar, sin tener que lucharlo, y eso resta.

Por ejemplo, yo me acuerdo cuando tenía 12 años que se estrenaba una película cada 9 meses como mucho y la ilusión que teníamos, esperando ir al estreno, viendo los trailers, las colas que había que hacer el día del estreno ni te cuento, te tenías que ir tres horas antes y aun así, te tocaba en la primera fila. ¡Un horror!

Pero nos hacía tanta ilusión, trabajábamos el conseguir entrar a ver esa peli y después, incluso presumías de haber entrado y lo que te había costado.



El otro día mi hija Cayetana me preguntaba cómo hacíamos para quedar con los amigos: pues les llamabas a casa o quedabas estando en el colegio, quedabas en tal sitio a tal hora y, si no llegaba puntual, le dabas 15 minutos de margen y después te ibas. Ya no sabías nada de esta persona hasta el día siguiente o le dejabas mensaje en su casa que, según la hora que fuese, no te dejaban llamar, porque claro, a lo mejor era la hora de la siesta o simplemente ya no eran horas de llamar a una casa decente.

Te comprabas los discos o las cintas de radiocasete. Me acuerdo que terminabas rebobinando la cinta con un boli Bic porque los aparatos se rompían o se salía la cinta de su sitio. Se los dejabas a los amigos para que los escucharan unos días (después te los devolvían, claro).



Después aparecieron los aparatos que graban de una cinta a otra y eso era la pera. Pero lo que fue la leche fue el walkman, sobre todo uno que era amarillo y se podía mojar, ese fue el último grito. Se vivía todo más intensamente porque no había tanto donde elegiry, sinceramente, creo que disfrutábamos más de todo.







Me acuerdo cuando se estrenó el vídeo musical Thriller. La primera vez que se vio en España fue en un telediario y se anunció durante días el día y la hora del evento, claro que solo había dos canales, así que todos sentados delante de la televisión para verlo. Fue un hito en la historia.



Te aprendías los números de teléfono de las casas de tus amigos y si no, los apuntabas en una agenda enorme que estaba al lado del teléfono. Me acuerdo cuando llamabas a una niña que te gustaba y cogía el teléfono su padre… ¡te querías morir! Decías – Soy un compañero de clase y le quería preguntar algo de los deberes…. ¡Qué mal rato! Además, te tenías que esconder detrás de la puerta para poder hablar tranquilo, si el cable del teléfono era lo suficientemente largo claro, y siempre, de repente, tu madre cogía el otro teléfono y decía: – Llevas hablando una hora, ya está bien. ¡Qué situación! Pero se volvía a luchar por lo que querías.



¿Y qué me decís de los lápices que tenían la tabla de multiplicar escrita? Eso sí que fue un invento. Lo malo era cuando el profe los requisaba el día del examen. ¡Hombre por favor!



Pero sobre todo, cuando estabas con los amigos, estabas con los amigos, y no pendiente de quien no estaba contigo. Me refiero al whatsapp. Ya se ven carteles en casas que prohíben el móvil. Nosotros cuando nos reunimos los amigos ponemos la norma de que el que coja el móvil paga la comida… Nadie lo coge claro. En Sevilla hay un bar con un cartel que reza: “Aquí no hay wifi, hablen entre ustedes”. ¡Oleeeeee!

Señores, hay que estar en lo que hay que estar y dejar tanta tecnología solo para cuando sea necesario. Disfrutar más de lo que estemos viviendo en ese momento, porque os vais (o nos vamos) a perder muchos momentos que merecen la pena prestarles atención.

Me aplico el cuento.



Compar
 
13enero
Pararse a vivir
Tiempo, cambios, prisas…

Cómo ha cambiado la forma de vivir. Estamos todo el día corriendo de un lado para el otro, incluso creo que ahora “gracias” a tanto avance moderno, se disfruta menos de todo, tenemos siempre prisa, el maldito reloj manda y, aunque el gran Einstein sabiamente dijo que el tiempo es relativo, nos estamos perdiendo mucho por ir tan rápido.

El móvil, Internet, las redes sociales, YouTube… Creo que nos han sobrepasado, al mismo tiempo que evidentemente nos une, nos aísla. Cierto que nos ayuda en el trabajo, peronos ha alejado de vivir las cosas con más detenimiento, con más intensidad, nos ha acostumbrado a tener todo en casa sin tener que esperar, sin tener que lucharlo, y eso resta.

Por ejemplo, yo me acuerdo cuando tenía 12 años que se estrenaba una película cada 9 meses como mucho y la ilusión que teníamos, esperando ir al estreno, viendo los trailers, las colas que había que hacer el día del estreno ni te cuento, te tenías que ir tres horas antes y aun así, te tocaba en la primera fila. ¡Un horror!

Pero nos hacía tanta ilusión, trabajábamos el conseguir entrar a ver esa peli y después, incluso presumías de haber entrado y lo que te había costado.



El otro día mi hija Cayetana me preguntaba cómo hacíamos para quedar con los amigos: pues les llamabas a casa o quedabas estando en el colegio, quedabas en tal sitio a tal hora y, si no llegaba puntual, le dabas 15 minutos de margen y después te ibas. Ya no sabías nada de esta persona hasta el día siguiente o le dejabas mensaje en su casa que, según la hora que fuese, no te dejaban llamar, porque claro, a lo mejor era la hora de la siesta o simplemente ya no eran horas de llamar a una casa decente.

Te comprabas los discos o las cintas de radiocasete. Me acuerdo que terminabas rebobinando la cinta con un boli Bic porque los aparatos se rompían o se salía la cinta de su sitio. Se los dejabas a los amigos para que los escucharan unos días (después te los devolvían, claro).



Después aparecieron los aparatos que graban de una cinta a otra y eso era la pera. Pero lo que fue la leche fue el walkman, sobre todo uno que era amarillo y se podía mojar, ese fue el último grito. Se vivía todo más intensamente porque no había tanto donde elegiry, sinceramente, creo que disfrutábamos más de todo.







Me acuerdo cuando se estrenó el vídeo musical Thriller. La primera vez que se vio en España fue en un telediario y se anunció durante días el día y la hora del evento, claro que solo había dos canales, así que todos sentados delante de la televisión para verlo. Fue un hito en la historia.



Te aprendías los números de teléfono de las casas de tus amigos y si no, los apuntabas en una agenda enorme que estaba al lado del teléfono. Me acuerdo cuando llamabas a una niña que te gustaba y cogía el teléfono su padre… ¡te querías morir! Decías – Soy un compañero de clase y le quería preguntar algo de los deberes…. ¡Qué mal rato! Además, te tenías que esconder detrás de la puerta para poder hablar tranquilo, si el cable del teléfono era lo suficientemente largo claro, y siempre, de repente, tu madre cogía el otro teléfono y decía: – Llevas hablando una hora, ya está bien. ¡Qué situación! Pero se volvía a luchar por lo que querías.



¿Y qué me decís de los lápices que tenían la tabla de multiplicar escrita? Eso sí que fue un invento. Lo malo era cuando el profe los requisaba el día del examen. ¡Hombre por favor!



Pero sobre todo, cuando estabas con los amigos, estabas con los amigos, y no pendiente de quien no estaba contigo. Me refiero al whatsapp. Ya se ven carteles en casas que prohíben el móvil. Nosotros cuando nos reunimos los amigos ponemos la norma de que el que coja el móvil paga la comida… Nadie lo coge claro. En Sevilla hay un bar con un cartel que reza: “Aquí no hay wifi, hablen entre ustedes”. ¡Oleeeeee!

Señores, hay que estar en lo que hay que estar y dejar tanta tecnología solo para cuando sea necesario. Disfrutar más de lo que estemos viviendo en ese momento, porque os vais (o nos vamos) a perder muchos momentos que merecen la pena prestarles atención.

Me aplico el cuento.

no hay un post en el que no nombre a su hija mayor
 
Back