Fran Rivera y Lourdes Montes. Boda religiosa, hijos y otros temas.

Ayer en el programa Corazón, salieron imágenes de los paca cuando llegaban a Madrid para pasar el puente, y es la primera vez que veo a palur con su hija, fuera de lo que es un posado para Hola. Les recogió Pepa, la madrina de Carmen-esto, que no podía ser más chico el coche para todo lo que tenían que meter.
a partir del minuto 7:25

http://www.rtve.es/alacarta/videos/corazon/corazon-10-12-15/3402098/
 
Anoche ya estaba Sibi en Sevilla. Ya era hora que sa pegao una semana en NY, y seguro que no ha puesto un céntimo en to el viaje, más que nada porque no creo que tenga dinero como para pagarse una semana en NY y el billete de ida y vuelta, y porque ni estudia ni trabaja.

Y la pesá de la Dolores!! jajaja y pasan de ella

4H99zS.jpg
 
11diciembre
Fin de semana familiar en Sotalbo
Este puente nos fuimos a un pueblo de Ávila, Sotalbo, a casa de unas íntimas amigas. Qué verdad más grande que el tiempo, como decía Einstein, es relativo, cuando estás tan a gusto como hemos estado el puente, pasa volando.

Sotalvo, lo pongo con b y con v porque, tiene toda la gracia, en el camino de ida, en los carteles que hemos encontrado por la carretera, aparece en algunos con b y en otros con v. Curioso, así que no me complico, lo pongo unas veces con b y otras con v, y a correr.

Un pueblo muy pequeño, acogedor, con sus casas de piedra, tranquilo, así que imaginad el revuelo cuando llegamos. Pero qué gente más cariñosa y entrañable.

El sábado dimos un paseo y me encontré con un ganadero que iba en busca de sus vacas a pie. La sierra de allí se las trae y era un señor con una edad más que considerable, curtido en el trabajo de campo, el frío y el calor. Iba con un mono azul, una buena pelliza, una vara, su gorra y la compañía de su perro pastor. El señor no tenía ni idea de quien era yo, para él solo era un visitante de fin de semana. Con esto no quiero decir que reconocerme sea una obligación, ni mucho menos, solo que no me pasa muy a menudo, yel caso es que me encantó la situación. Estuvimos charlando un buen rato, fue una conversación muy agradable e interesante. Hablamos de los lobos que rondan por la zona, de sus vacas que a veces alguna se pierde por la sierra y que tenía que estar muy pendiente y, sobre todo, encontramos un tema en que los dos no teníamos absolutamente nada que aportar… Las setas.





Yo no tengo ni idea de identificar ni una seta, y eso que me encantan, y él menos que yo. Teníamos totalmente claro que sería un riesgo absoluto comerse una seta que él o yo hubiéramos cogido en el campo. Él iba más lejos, me contó que cuando se encontraba una seta por el campo le pegaba una patada y le preguntaba: “¿Tú eres de las buenas, o de las malas?”. Imaginaros el desastre. Pero aun así fue nuestro tema estrella.

Esa mañana, antes del paseo, me fui a correr. Subí un cerro enorme, 35 metros de subida constante a trote cochinero, pero cuando llegué arriba y tuve la vista de ese valle, fue algo espectacular. Lo malo era que lo subido había que bajarlo, pero mereció la pena. Me encontré un pilar para que beba el ganado escondido en un pinar y como nada me gusta más que beber agua de una fuente, arroyo o manantial, me paré a beber, ¡qué agua más buena, fría de la sierra, una auténtica gozada!



Además, como sabía que en casa la comida iba a ser un espectáculo, me esforcé un poco más para contrarrestar lo que me iba a comer. Y así fue, un cocido madrileño hecho en la chimenea a fuego lento durante toda la mañana en un puchero de barro con todos sus “avíos”, chorizo, morcilla, tocino de ibérico y salado, patata, repollo, ternera y sus garbanzos… ¡de chuparse los dedos!



Después jugamos al Trivial. Un desastre. Se me da igual que las setas, pero qué divertido.Desde luego este es mi paraíso, con mis dos hijas, mi mujer y cuatro amigos con sus hijos… Me sobraba el mundo. Volviendo al Trivial, jugamos por parejas y nos dieron una soberana paliza, todos con seis y siete quesitos contra tres que conseguimos. Como os decía, un desastre.

Al día siguiente jugamos a las cartas, al continental. Después de una larga y reñida partida llena de trampas por todas partes, conseguí ganar. ¡Qué bien sienta ganar! Jajaja…

Qué a gusto, chimenea, charla, una copita de vino, comida buenísima, tranquilidad y disfrutar de mi gente. Es cierto que aquí es donde yo soy yo, mi sitio sin duda es estar en el campo, las grandes ciudades me ahogan.



Por supuesto fuimos a la plaza del pueblo sobre el medio día a tomar una tapita en el bar Central. Hacía un día que ni pintado, perfecto para sentarte en la terraza. Nos pusieron unas patatas revolconas que picaban un poquito pero que estaban de muerte. Y de allí, dando un paseo hasta casa, pasamos por una iglesia preciosa de piedra, muy antigua, centenaria diría yo.



Y a comer un arroz cremoso hecho en la base de un queso parmesano que quitaba el sentido, ¡y qué pedazo de siesta me di en el sofá! Para la siesta soy de sofá, nada de acostarme en la cama, bueno, solo los días que toreo, entonces sí me acuesto en la cama.Esta es una de nuestras tradiciones sagradas en mi casa, mi abuelo dormía siesta, mi padre dormía siesta y yo duermo siesta. ¡Anda que no!



El lunes llegó el famoso frío de Ávila, así que tiramos de los chaquetones, porque ya toca que llegue el frío. Como dice la gente del campo “el frío no se lo comen los lobos”. Siempre hace ilusión estrenar, así que el frío me dio la oportunidad de ponerme un chaquetón nuevo que me regaló Lourdes, de la marca Percussion, una gozada, calentito, contra el agua y viento, perfecto para el campo y montar a caballo, con un montón de bolsillos, eso me encanta.

También fuimos a una lechería para ver cómo ordeñan. Tuvimos la suerte de que el día anterior justo nació un ternero, así que los niños alucinaron, como os podéis imaginar, al acariciarlo.

Vamos, un fin de semana de lo más familiar, completo, llenos de risas y cariño, comida buena, nuestros brindis que no pueden faltar con un buen tinto y el calor de un buen fuego y del corazón de la gente que te quiere.
 
Que gran descubrimiento, gracias a la Paca he conseguido casi entender la teoría de la relatividad. Sólo una duda ¿cual es la unidad que mide estar a gusto? ¿El agustito? ¿Cuantos agustitos son necesarios para que una hora se reduzca a la mitad?
 
Se ha ido al campo con su mujer y sus hijas, el garcía pelayo con su mujer y su hijo pequeño, y la pepa del cuenco y su pareja que es una mujer (el dijo en su post que fueron a casa de dos amigas). la pepa del cuenco colgó la misma foto que fran del cocido.


f1.jpg


kh7aVV.jpg
 
11diciembre
Fin de semana familiar en Sotalbo
Este puente nos fuimos a un pueblo de Ávila, Sotalbo, a casa de unas íntimas amigas. Qué verdad más grande que el tiempo, como decía Einstein, es relativo, cuando estás tan a gusto como hemos estado el puente, pasa volando.

Sotalvo, lo pongo con b y con v porque, tiene toda la gracia, en el camino de ida, en los carteles que hemos encontrado por la carretera, aparece en algunos con b y en otros con v. Curioso, así que no me complico, lo pongo unas veces con b y otras con v, y a correr.

Un pueblo muy pequeño, acogedor, con sus casas de piedra, tranquilo, así que imaginad el revuelo cuando llegamos. Pero qué gente más cariñosa y entrañable.

El sábado dimos un paseo y me encontré con un ganadero que iba en busca de sus vacas a pie. La sierra de allí se las trae y era un señor con una edad más que considerable, curtido en el trabajo de campo, el frío y el calor. Iba con un mono azul, una buena pelliza, una vara, su gorra y la compañía de su perro pastor. El señor no tenía ni idea de quien era yo, para él solo era un visitante de fin de semana. Con esto no quiero decir que reconocerme sea una obligación, ni mucho menos, solo que no me pasa muy a menudo, yel caso es que me encantó la situación. Estuvimos charlando un buen rato, fue una conversación muy agradable e interesante. Hablamos de los lobos que rondan por la zona, de sus vacas que a veces alguna se pierde por la sierra y que tenía que estar muy pendiente y, sobre todo, encontramos un tema en que los dos no teníamos absolutamente nada que aportar… Las setas.





Yo no tengo ni idea de identificar ni una seta, y eso que me encantan, y él menos que yo. Teníamos totalmente claro que sería un riesgo absoluto comerse una seta que él o yo hubiéramos cogido en el campo. Él iba más lejos, me contó que cuando se encontraba una seta por el campo le pegaba una patada y le preguntaba: “¿Tú eres de las buenas, o de las malas?”. Imaginaros el desastre. Pero aun así fue nuestro tema estrella.

Esa mañana, antes del paseo, me fui a correr. Subí un cerro enorme, 35 metros de subida constante a trote cochinero, pero cuando llegué arriba y tuve la vista de ese valle, fue algo espectacular. Lo malo era que lo subido había que bajarlo, pero mereció la pena. Me encontré un pilar para que beba el ganado escondido en un pinar y como nada me gusta más que beber agua de una fuente, arroyo o manantial, me paré a beber, ¡qué agua más buena, fría de la sierra, una auténtica gozada!



Además, como sabía que en casa la comida iba a ser un espectáculo, me esforcé un poco más para contrarrestar lo que me iba a comer. Y así fue, un cocido madrileño hecho en la chimenea a fuego lento durante toda la mañana en un puchero de barro con todos sus “avíos”, chorizo, morcilla, tocino de ibérico y salado, patata, repollo, ternera y sus garbanzos… ¡de chuparse los dedos!



Después jugamos al Trivial. Un desastre. Se me da igual que las setas, pero qué divertido.Desde luego este es mi paraíso, con mis dos hijas, mi mujer y cuatro amigos con sus hijos… Me sobraba el mundo. Volviendo al Trivial, jugamos por parejas y nos dieron una soberana paliza, todos con seis y siete quesitos contra tres que conseguimos. Como os decía, un desastre.

Al día siguiente jugamos a las cartas, al continental. Después de una larga y reñida partida llena de trampas por todas partes, conseguí ganar. ¡Qué bien sienta ganar! Jajaja…

Qué a gusto, chimenea, charla, una copita de vino, comida buenísima, tranquilidad y disfrutar de mi gente. Es cierto que aquí es donde yo soy yo, mi sitio sin duda es estar en el campo, las grandes ciudades me ahogan.



Por supuesto fuimos a la plaza del pueblo sobre el medio día a tomar una tapita en el bar Central. Hacía un día que ni pintado, perfecto para sentarte en la terraza. Nos pusieron unas patatas revolconas que picaban un poquito pero que estaban de muerte. Y de allí, dando un paseo hasta casa, pasamos por una iglesia preciosa de piedra, muy antigua, centenaria diría yo.



Y a comer un arroz cremoso hecho en la base de un queso parmesano que quitaba el sentido, ¡y qué pedazo de siesta me di en el sofá! Para la siesta soy de sofá, nada de acostarme en la cama, bueno, solo los días que toreo, entonces sí me acuesto en la cama.Esta es una de nuestras tradiciones sagradas en mi casa, mi abuelo dormía siesta, mi padre dormía siesta y yo duermo siesta. ¡Anda que no!



El lunes llegó el famoso frío de Ávila, así que tiramos de los chaquetones, porque ya toca que llegue el frío. Como dice la gente del campo “el frío no se lo comen los lobos”. Siempre hace ilusión estrenar, así que el frío me dio la oportunidad de ponerme un chaquetón nuevo que me regaló Lourdes, de la marca Percussion, una gozada, calentito, contra el agua y viento, perfecto para el campo y montar a caballo, con un montón de bolsillos, eso me encanta.

También fuimos a una lechería para ver cómo ordeñan. Tuvimos la suerte de que el día anterior justo nació un ternero, así que los niños alucinaron, como os podéis imaginar, al acariciarlo.

Vamos, un fin de semana de lo más familiar, completo, llenos de risas y cariño, comida buena, nuestros brindis que no pueden faltar con un buen tinto y el calor de un buen fuego y del corazón de la gente que te quiere.

¿Dónde se ha dejado los coj*nes? Por dios que estoy preocupada.
 
He mirado en google maps cuánto hay de viaje, de Madrid a Sotalbo, y hay 2 horas y algo de camino.
 
1. Que se haga mirar lo del Chijpi, les falta ir juntos a mear, qué barbaridad.
2. Adivino que los tres quesitos del Trivial los consiguieron por su muhé de las de antes.
3. El señor de las setas no lo reconoció. OOOOOOOOOOOOOOOOOOOH
4. A la Oda no le habrá hecho ni put* gracia que la encierren cuatro días en una casa en mitad del campo. Y con Palour.
5. No ha dicho ole, ole, ole :(
 
Back