Fotografía

Bel automne, la plus belle saison!
 
10 FOTOGRAFÍAS (Y SU HISTORIA DETRÁS) QUE PODREMOS VER EN LA EXPOSICIÓN DE CARLA SOZZANI EN MADRID

GALERÍA DE IMÁGENES: 11 FOTOS

Centrocentro y Photoespaña presentan la muestra de la gran editora de moda italiana, que reúne 174 obras de 90 fotógrafos internacionales, como Avedon, LaChapelle, Man Ray o Helmut Newton.




POR JAVI SÁNCHEZ
23 DE SEPTIEMBRE DE 2020


Carla Sozzani, mucho más que una editora italiana



Carla Sozzani, mucho más que una editora italiana

La Fondazione Sozzani ha presentado en España Entre el arte y la moda. Fotografías de la colección de Carla Sozzani. La muestra forma parte de la Sección Oficial de la XXIII edición de PHotoESPAÑA, y llega gracias a Centrocentro, que lleva cinco años colaborando con el festivla. Hasta enero de 2021, la muestra reúne 174 obras de 90 fotógrafos internacionales de la colección particular de Carla Sozzani: Richard Avedon, David La Chapelle Daido Moriyama, Moholy-Nagy, Helmut Newton, Man Ray, Alfred Stieglitz o Francesca Woodman, son sólo algunos de los grandes nombres de la muestra. La propia Sozzani ha descrito la muestra como una invitación a pasear por su experiencia de vida, su relación con grandes fotógrafos de todo el mundo, su carrera en el mundo de la moda y su visión personal del mundo, lo femenino y la belleza.

Que en este caso es como una invitación a pasear por la mirada de una de las dos grandes editoras de moda italianas desde los años 70. Junto a su hermana Francesca, Carla dio a italia la mirada crítica que impulsó la revolución italiana de la moda desde hace cinco décadas. Tanto bajo el paraguas de otras cabeceras, como Vogue o Elle, como al frente de sus propios proyectos, Sozzani siempre ha impulsado una fusión entre arte y moda que su colección personal subraya. "Mi vida", afirma Sozzani, "siempre ha estado entre el arte y la moda; nunca he podido tomar una u otra dirección por completo, he navegado entre ambas disciplinas toda mi vida porque realmente no encuentro la diferencia entre ellas. Para mí, todo tiene que ver con la belleza”.



Steve Hiett, Cecilia Chancellor, Carla Sozzani



Cecilia Chancellor, 1996
Si Carla Sozzani habla de abrir una ventana a su universo personal, esta fotografía es quizás las que mejor represente a qué universo se refiere: Steve Hiett, fallecido en verano del año pasado, dedicó 40 años a convertirse en uno de los fotógrafos de moda más influyentes, capaz de aterrizar cualquier belleza y demostrar que el glamour no es siempre lo inalcanzable. Esta, una de sus obras más famosas, es un retrato de la London Girl por excelencia, Cecilia Chancellor, asomada a la ventana del apartamento 807 de West Side Highway, en Nueva York.



Lillian Bassman, Dorian Leigh



Dorian Leigh, 1948
La influencia de Lillian Bassman es eterna: en los años 40, sus universos oníricos, inspirados directamente en las pinceladas místicas de El Greco, que tanto la habían deslumbrado en su juventud, convertían el retrato de moda en pasajes imposibles, en sugerencias construidas a golpe de efectos de estudio y técnicas de laboratorio. Aunque quedó arrinconada del mundo durante décadas, diseñadores como John Galliano supieron resumir su obra de forma contundente: lo que hacía Bassman, aseguraba Galliano, "es lo que yo quiero para mi proceso creativo cuando hago vestidos"




Paolo Roversi, Azzedine Alaïa



Meg, para Azzedine Alaïa, 1987
Al italiano Paolo Roversi la fama le llegó tras una alucinante campaña para Dior en 1980. El fotógrafo, amo de la instantánea durante esa década, tenía tres obsesiones: la luz, la elegancia y que cada foto contase una pequeña historia. Todas en torno a un objetivo que encandilaba a los diseñadores: Roversi no fotografiaba modelos, ni moda, sino los vestidos y, a partir de ellos, el ideal de mujer que habria de llevarlos. Una óptica que encontró su alianza perfecta con Azzedine Alaïa, el diseñador que modelaba los cuerpos con sus vestidos.




Roger Ballen



Retrato de chica que duerme, 2000

Roger Ballen es uno de los niños terribles de la fotografía artística, de esos que perturba al encontrar la belleza en rincones macabros, y que abraza la oscuridad como una forma de retratar la psique humana. Arisco y sarcástico en la vida real, su fotografía "ballenesca" ha sido un mazazo constante a los cánones de la belleza durante medio siglo. Sus retratos no son los de escenas cotidianas, sino los de la psicología que subyace. En Ballen, neoyorquino afincado en Sudáfrica desde hace 40 años, no hay belleza ni fealdad, sino la búsqueda de la verdad humana. "La naturaleza no hace juicios de valor" estéticos, según él.

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