Femicidio y su***dio en Martindale

El femicidio de Silvia Saravia, con dolor e indignación hablan sus amigas: “Ahora nos preguntamos si la hubiéramos podido ayudar”
Jorge Neuss la sorprendió en el baño por la espalda, agarrándola del pelo, apoyándole un revólver atrás de la oreja mientras ella forcejeaba, pegándole un tiro que le atravesó la cabeza. Después del femicidio fue el turno de la violencia simbólica: los medios la mencionan solo como un apéndice de su exitoso marido, que la asesinó. Sus últimas horas y los detalles de su vida “llena de proyectos”

Por Mercedes Funes, Pola Oloixarac y Victoria Liendo
14 de octubre de 2020


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Silvia Saravia, filántropa y mecenas del arte, fue encontrada asesinada en su casa del country Martindale junto al cadáver de su marido (Christian Bochichio)

A Silvia Saravia la mató su marido Jorge Neuss. La sorprendió en el baño por la espalda, agarrándola del pelo, apoyándole un revólver atrás de la oreja mientras ella forcejeaba, pegándole un tiro que le atravesó la cabeza y la dejó tirada en el piso con una bala hundida en el brazo. Sin vida, su cuerpo fue obligado hasta en la muerte a permanecer junto al de su asesino. Su sangre se mezclaba con la de él, hasta que el hijo de ambos rompió la puerta que estaba trabada desde adentro y los encontró.

Como a otras mujeres cuyos femicidios conmocionaron al país o fueron apenas conocidos, a Silvia su marido la mató en un country. En general, los nombres de estas mujeres pasan a integrar en el imaginario social la fosa común de las mujeres ricas que murieron en manos de sus ricos y exitosos maridos empresarios. Así quedan en la memoria de quienes no las conocieron; no hay activismo si el femicida es rico.

Para los que sí las conocieron, puede ser aún más cruel. Se borra la circunstancia insoslayable de la violencia de género en pos de las buenas formas, que entierran a las víctimas en una segunda injusticia: que su vida sea borrada y silenciada educadamente junto a la del femicida.

Gabriela Rangel, directora del Museo de Arte Latinoamericano MALBA y amiga de la víctima, manifestó públicamente su indignación al respecto: “Uno de los aspectos más ominosos de este asesinato, además de su brutalidad, ha sido el tratamiento informativo que se ha dado a la noticia: la centralidad ubicua que el asesino ocupa dentro del relato y el desdén que se ha mostrado por la vida de la víctima, descrita como un apéndice mudo, adosado a la biografía de un acaudalado marido”.



Con cariño y oraciones, amigos del matrimonio han despedido a Silvia y a su marido en obituarios compartidos. Serán enterrados juntos: como si fueran Romeo y Julieta, de Shakespeare. La sola idea de un pacto suicida indignó a sus amigas incluso antes de que se conocieran los resultados de la autopsia. ¿Cómo, si Silvia tenía proyectos y amaba la vida? “Además, él la mató a ella. ¿Dónde está el su***dio?”, pregunta una de sus amigas más queridas, que prefiere mantenerse anónima.


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Jorge Neuss y Silvia Saravia en uno de los tantos eventos a los que asistían

El jueves antes de morir, Silvia compró una colección de orquídeas. Les dijo a las amigas de golf que las iba a invitar a la casa a tomar el té para que las vieran plantadas. Silvia tenía “mano verde”, le encantaban las flores y la jardinería. También defendía con pasión sus ideas políticas: el viernes 9 estuvo hasta las cinco de la tarde convocando por Whatsapp a la marcha del 12 de octubre, y en las últimas elecciones había convencido a tres de sus amigas de ser fiscales de Cambiemos en Pilar.

Otra razón por la que desde el principio a sus amigas no les cerró esa hipótesis de un “pacto” era su personalidad y las dolorosas circunstancias de la enfermedad de su hijo: “Silvia era una madraza, lo último que habría hecho ante la enfermedad de un hijo hubiera sido quitarse la vida: ella hubiera movido cielo y tierra para salvarlo”.

Silvia y su marido estaban acostumbrados a pasar los inviernos argentinos en su departamento de Nueva York y en su casa de los Hamptons. Este año, por la pandemia, fue la primera vez en mucho tiempo que estuvieron tanto tiempo en Martindale. Las amigas del golf dicen que Silvia estaba encantada con esa vida porque tenía a sus cuatro hijos cerca y disfrutaba de sus nietos y de las caminatas: “Era un encierro dorado, o al menos eso era lo que pensábamos”.


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Gabriela Rangel, directora del Malba: "Uno de los aspectos más ominosos de este asesinato, además de su brutalidad, ha sido la centralidad ubicua que el asesino ocupa dentro del relato y el desdén que se ha mostrado por la vida de la víctima"

Con Silvia éramos seis. Teníamos un grupo de chat y nos juntábamos siempre a jugar. No era una gran golfista, pero nos divertíamos. Este año estuvimos más unidas que nunca por la cuarentena, porque todas nos mudamos al country. Primero salíamos a caminar y, cuando se pudo jugar, fuimos las primeras en reservar cancha. Jugábamos los lunes, los miércoles y los viernes”, dice Ángela Goetz. Es una de las amigas del golf que firmó uno de los dos únicos avisos fúnebres que la recordaron sin el nombre de su femicida delante del suyo. “Para nosotras fue fácil: nuestra amiga era ella. No tenemos derecho a juzgar a los amigos del matrimonio que todavía tienen que procesar lo que pasó, pero en nuestro caso no hubo mucho que pensar. A la que estábamos despidiendo era a Silvia”.

Ahora nos preguntamos con las chicas si la hubiéramos podido ayudar en algo –dice Goetz–. Pero si tenía algún problema, Silvia se lo guardó. Para algunas cosas era muy hermética. Nos contaba lo lindo y el resto se lo reservaba. Por ejemplo: tuvo COVID y no vino esos días a jugar, pero no dijo nada, nos enteramos después. Jamás nos dijo si tenía problemas con Jorge. Alguna cosita, pero nada que diera indicios claros de que tuviera un problema serio”.


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Silvia Saravia, filántropa y mecenas del arte argentino

Una amiga del arte, la pasión a la que Silvia dedicó su vida, confió: “Ella era sufrida. No me dijo que se quería divorciar, pero últimamente no estaba bien. Ella lo justificaba a él, por eso que se llama síndrome de Estocolmo. Era presa de los convencionalismos sociales”. “Ella veía todos los miércoles a su psicoanalista. Ahora digo yo, ¿para qué sirve el psicoanálisis?”, se pregunta otra de sus amigas, dolida y estupefacta, que prefiere permanecer anónima.

Muy indignada con el caso, una vecina de Martindale, que no formaba parte del grupo, compartió su opinión: “Neuss la trataba mal públicamente. La menospreciaba frente a todos, incluso le gritaba en el club. Pero nadie habla. Las mucamas de al lado, que son amigas de las mucamas de Silvia, contaron que Neuss varias veces la agarró por el cuello y tuvieron que llamar al hijo. Es una desgracia,” comentó la mujer a FRESCA, que decidió permanecer anónima. “Me impresiona como en los avisos fúnebres ella sigue siendo ‘de Neuss’. El hombre le quita la vida, pero ella debe seguir perteneciendo al homicida”.

Patricia Bullrich
la recordó así en un audio de Whatsapp: “Estamos todos muy apenados, muy consternados, muy tristes por lo que ha sucedido. Un drama. Sinceramente, me quedé totalmente congelada de que estas cosas puedan suceder. Ella nos daba mucha fuerza, siempre estaba organizando cosas y al frente de reuniones, al frente de la república”.

“Silvia siempre fue una persona muy considerada con el trabajo de los artistas. Muy amable, muy atenta. Me contrató para hacer varios eventos musicales y siempre me dio libertad de acción. Amaba la música como expresión religiosa y artística. Siempre fue muy generosa y nos recomendaba, de hecho uno de los últimos eventos que hicimos antes de la pandemia fue en Martindale, gracias a ella”, recuerda Laura Degolu, música del Coro Polifónico Nacional Argentino y productora de eventos artísticos.

María Concepción Sudato, responsable de Mediación Cultural de la Alianza Francesa, define a Saravia como “una mujer inteligente, vital, amante de la cultura francesa, lo que nos llevó a desarrollar muchos proyectos. Cuando hablabas con ella, sentías que las ideas fluían… El dolor me va a acompañar siempre”.

Quizá como un acto de resistencia, Silvia Saravia le había comprado una obra a Marta Minujin: “Un colchoncito, que se lo pagó en cuotas”. Cuentan que Neuss era un tipo que solo hablaba de dinero y de caballos, y que como parte del desdén por Silvia, le agradaba decir que a él no le interesaba en absoluto el arte. “Ni siquiera hablaba de caballos, sino de polo. Una artista argentina que lo trató muchas veces decía: él es un monstruo. No, es más que eso. Ella supo inmediatamente quién era él, siempre lo vio como lo que era. Ella es más clara en ver la violencia. Una vez Jorge me dijo, con un aire esotérico: ‘Es que no entiendo el arte porque me cuesta ver, porque soy daltónico’. Y yo le dije, ¿pero qué tiene que ver una cosa con la otra?”.

Todas las amigas describen a Silvia como una mujer inteligente, positiva, generosa, sólida e inquieta. Organizó en la Alianza Francesa un ciclo dedicado a Albert Camus; formaba parte de la Comisión del Hospital de Clínicas, y también del directorio de la Fundación del Teatro San Martín. Se había involucrado en distintos foros para fortalecer la democracia. “Los medios le dieron una dimensión pasiva, deshumanizada. La transformaron en un cero a la izquierda. Como si la hubieran matado de nuevo”, se lamentan sus amigas. “Es cierto que ahora se habla de él, del hombre de negocios, y de ella nada. Es como que se la empañó, cuando ella en esa familia era un sostén enorme, un pedestal”, dice Goetz, muy dolida. Otra amiga se indigna: “¿No viste los programas de tevé? Eran el machirulismo a la máxima expresión. Hacían toda una biografía de él: el tipo que la mató. ¡En cualquier país del mundo les hubieran caído encima!”.

Violeta, de los foros de política donde Saravia era activa, se lamenta: “¡Yo sé que por respeto estamos todos mudos por Silvia! Me siento mal de no decir cuánto lo siento, nos acercamos este tiempo por la política, siempre me apoyó, me alentó, me aconsejó, era muy medida, me hablaba con cariño… Este silencio me hace mal”.

Una de sus amigas de Nueva York recuerda el femicidio de la artista cubana Ana Mendieta a manos de su marido, Carl André, en 1985 en esa ciudad, y se lamenta: “Es como si la hubieran matado otra vez y yo hubiera estado ahí, sin poder nada”.

 

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Asesinada por su marido Jorge Neuss
El femicidio de Silvia Saravia: el adiós y la indignación de su amiga, la directora del Malba
Gabriela Rangel reprocha que se la caracterizó de manera general -elegante, pasiva- y advierte: una sentencia de muerte pesa sobre muchas mujeres.
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Silvia Saravia. Según Rangel era "curiosa, jovial e inteligente".





Gabriela Rangel

COMENTARIOS


13/10/2020 10:48

Actualizado al 13/10/2020 18:51
Nunca pensé que una noticia tan inexorable y sórdida como la de un femicidio pudiera estar tan próxima del circulo íntimo que tengo en una ciudad donde conozco pocas personas y cuya vida interior apenas voy descubriendo a paso de oruga en el confinamiento de una pandemia.


Me veo, de pronto, dentro de la escena de un crimen con la perplejidad de quien descubre los entresijos de Buenos Aires, ciudad donde voy aprendiendo a escuchar los latidos opacos de una urbe amurallada en hábitos, rituales y costumbres. El sábado irrumpió funesto con el parte de guerra de la trágica muerte de una amiga muy querida, Silvia Saravia de Neuss, a quien conocí en Nueva York gracias a mi profesión en el mundo del arte.
Con Silvia desarrollé a lo largo de estos años una sólida y bella amistad que superó la década y, sobre todo, pudo eludir varios desencuentros originados por la discrepancia sobre principios que básicamente abarcan los derechos reproductivos. Aún así logramos evitar que nuestros botes se volcaran en las agitadas aguas del río y continuamos viéndonos.

Gabriela Rangel. La directora del Malba y una amistad en la que no siempre había acuerdos. (Foto: Juan Manuel Foglia)

Gabriela Rangel. La directora del Malba y una amistad en la que no siempre había acuerdos. (Foto: Juan Manuel Foglia)

Silvia, amante de la literatura de Albert Camus y de la ópera, curiosa, jovial, delicada e inteligente mujer que devino parte de un magro grupo de personas con quienes me siento en casa donde quiera que me encuentre, sin tener que explicar demasiado. Si bien nos dejábamos de ver durante meses, con lapsos mucho más estirados en los últimos tiempos, el reencuentro no costaba esfuerzo alguno, sino todo lo contrario, significaba la recompensa de un dialogo diáfano aunque con semitonos y alguna disonancia menor. Recuerdo haberle regalado My Brilliant Friend (La amiga estupenda) de Elena Ferrante como tributo a nuestra cordial diferencia.
Al leer la primera nota que apareció sobre su asesinato enviada por un tercero pensé que se trataba de un error, luego quedé desconcertada y al cabo de segundos me sacudió un escalofrío comparable al de la protagonista de un relato de terror cuando se sabe confrontada a una situación dominada por la inquietante extrañeza del unheimlich, es decir “la inmanencia de lo extraño en lo familiar”. Minutos mas tarde comencé a recibir un torrente de llamadas y mensajes, y, desde entonces, no he dejado de repasar obsesivamente los detalles de nuestros últimos encuentros. El diablo (y dios) siempre está en los detalles. ¿Por qué no pude ayudarla? ¿Qué dejé de hacer por ella?
¿Por qué no pude ayudarla? ¿Qué dejé de hacer por ella?
Uno de los aspectos más ominosos de este asesinato, además de su brutalidad, ha sido el tratamiento informativo que se ha dado a la noticia, la centralidad ubicua que el asesino ocupa dentro del relato y el desdén que se ha mostrado por la vida de la víctima, incidentalmente descrita como un apéndice mudo, adosado a la biografía de un acaudalado marido.
Esta aproximación automáticamente transforma a Silvia en una mera figura genérica más que en una persona específica con rasgos particulares, cuya vida, por cierto, debemos recordar, ha sido aniquilada por un acto de violencia de género. Ella ha sido caracterizada como una tipología más que una persona: la mujer elegante y pasiva de clase alta asesinada por su marido en un country (donde otra mujer fue asesinada en parecidas circunstancias).
Pensé en el estudio sobre los femicidios de Ciudad Juárez en el libro La guerra contra las mujeres de Rita Segato, pensé en la impunidad de la muerte de Ana Mendieta, la extraordinaria artista cubana asesinada por su marido, el célebre Carl André, quien fue absuelto de toda responsabilidad penal. André no sólo fue exculpado por el caso Mendieta sino que recientemente se organizó una retrospectiva de su obra en un gran museo.
Una sentencia de muerte aún pende sobre centenares de mujeres
En aquellos días, un colega varón muy erudito y cosmopolita, hoy apostado en una importante institución, se empeñaba en convencerme de las cualidades poéticas e indudables aportes a la Historia del Arte de André, con ánimo de que acudiera a la inauguración de la muestra. Este mansplaining ha sido una constante a lo largo de mi carrera, solo que la muerte como tributo para la obtención de una victoria de género es una frontera que nunca he estado dispuesta a cruzar.
Inevitablemente, una sentencia de muerte aún pende sobre centenares de mujeres, quienes dejan de tener rasgos propios para pasar a ser parte integral de una forma extrema y aniquiladora de soberanía masculina. Dichas potenciales víctimas son el elemento sacrificial y por lo tanto descartable de un sistema, no importa el estrato social de pertenencia. Pero a este punto, nada puede restituir la vida a Silvia Saravia.
* Gabriela Rangel es venezolana. Dirige el Museo Malba en Buenos Aires.
PK


 
El impacto del femicidio de Silvia Saravia en el country Martindale: qué dicen los vecinos de la violencia de Neuss
En el exclusivo barrio privado donde vivía el matrimonio, la relación conflictiva del empresario contra su esposa “era un secreto a voces”

Por Camila Hernandez Otaño
17 de Octubre de 2020
cotano@infobae.com


Saravia y Neuss: violencia de género y apariencias sociales
Saravia y Neuss: violencia de género y apariencias sociales

Silvia Saravia buscaba mantener la imagen de la familia. Su hermetismo incluso la llevó a no contarle a sus amigas ni siquiera que había tenido COVID-19. “Si querés tener privacidad y mantener un perfil bajo, lo podés hacer”, comentó a este medio una persona que vive en Martindale, el barrio cerrado donde Jorge Neuss mató a su esposa el sábado 10 de octubre y luego se suicidó. Allí, en ese country de la más alta sociedad, queda uno de los últimos rastros de la víctima: dos días antes de morir asesinada Saravia, ferviente católica, llevó a planchar el mantel que ahora recubre el altar de la capilla Santa Margarita de Escosa.

Además de su afición por el arte y el golf, Silvia Saravia estaba involucrada en las actividades de la Capilla. "Hacía adoración de 24 horas ", dicen sus “amigas de rezo”.

La casa de los Neuss en Martindale
La casa de los Neuss en Martindale

La casa de los Neuss es una de las más antiguas de Martindale. La calle donde está ubicada permaneció cerrada a la circulación durante el domingo pasado después del femicidio. Días más tarde, el movimiento volvió a ser el habitual. Solo se ven estacionados dos autos de alta gama y las persianas de madera de esta construcción de los ’90 permanecen bajas.


El femicidio cometido por Neuss es el tema que predomina en las 310 hectáreas de este barrio privado y exclusivo fundado en 1989. Los comentarios refieren a lo que era un secreto a voces. Que el empresario maltrataba a su esposa pero que de la puerta de la casa hacia afuera todo aparentaba estar perfecto. Ese rumor tronó el sábado, cuando a los socios del Martindale les llegó el primer email interno:

“Estimados socios, con profundo pesar tenemos que informar que en la mañana de hoy la señora Silvia Neuss ha perdido la vida y el señor Jorge Neuss se encuentra en estado delicado y fue derivado al Hospital Universitario Austral”.


Horas más tarde, entró a los teléfonos de la comunidad la confirmación de la segunda muerte:


“Estimados socios, completando nuestro mensaje anterior, lamentamos informar que hace unos minutos falleció el Sr. Jorge Neuss”.

El comunicado a los socios de Martindale
El comunicado a los socios de Martindale

Sin embargo, las autoridades del country nunca aclararon que no fue una “muerte” sino un femicidio. En el barrio recordaron el temblor que ocasionó el femicidio cometido en ese mismo lugar pero en 2015 el empresario Fernando Farré contra su esposa Claudia Schaeffer. A diferencia de Neuss, que eligió dispararle a su esposa a la cabeza y luego suicidarse, Farré le clavó un cuchillo 66 veces consecutivas y se declara inocente incluso hoy, cuando cumple una condena a prisión perpetua en una prisión del sur argentino.


Martindale tiene un imponente club house, que antiguamente era un casco de una estancia ganadera. Además, dispone de una casa de té, un almacén, cinco canchas de fútbol y hóckey, cuatro de paddle, cinco de polo, dos de golf, ochos de tenis, una pileta de natación y la capilla donde pasaba tantas horas Saravia. En esa inmensidad exclusiva hay 695 lotes de unos 1.500 metros cuadrados cada uno: todos con pileta y quincho. Lo que no hay son cámaras de vigilancia, excepto en las zonas perimetrales. En Martindale, la amenaza está afuera pero nunca adentro. Para los investigadores del femicidio de Neuss, este culto a la privacidad atenta contra la evolución del caso: las mucamas no hablan, los vigiladores no hablan y las cámaras no existen.

“Es como estar en una burbuja”, dicen los que viven ahí adentro. Una burbuja de cristal. “En su mayoría viven familias tradicionales que tienen sus hogares hace años para el fin de semana. Formás parte de tu grupo de pertenencia de élite. Claro que también están los nuevos ricos, pero con esos la élite no se junta", relatan.

La Capilla  Santa Margarita de Escocia donde iba frecuentemente Silvia y participaba de la oraciones
La Capilla Santa Margarita de Escocia donde iba frecuentemente Silvia y participaba de la oraciones

A su vez “si querés tener privacidad, mantener un perfil bajo, lo podés hacer”, completan. Los vecinos tienen sus preferencias. Hay un grupo de chat que le hace honor al barrio y a la idiosincracia de su gente. Se llama “La burbuja” y participan unas 200 mujeres de entre 30 y 40 años. Tras un primer silencio como consecuencia del impacto, algunos empezaron a pronunciar lo que parecía prohibido.

Los primeros días fue de silencio absoluto, no se hablaba del tema por la conmoción de la noticia. Además nadie quiere admitir que su marido era un violento, era como un secreto a voces”, le contó a Infobae una inquilina. “A medida que salen a la luz más detalles de la relación de ambos, creo que se van a animar a hablar”, dice otra. “Todos quieren cuidarse, y son muy cautos con su imagen... pero es cuestión de tiempo porque el velo ya se corrió”, agregó.


“A Jorge lo invitaron a retirarse del club house porque más de una vez protagonizó hechos de violencia”, le confirmaron dos integrantes del círculo íntimo del empresario femicida a Infobae.

A sus amigas nunca les cerró la hipótesis de pacto suicida, una idea que los investigadores sospechan que salió de la propia familia Neuss pero que quedó descartada a las pocas horas, cuando llegaron los peritos forenses de la Policía Bonaerense y vieron que la escena del crimen marcaba un claro asesinato.


En una nota con Infobae, Gabriela Rangel, directora del Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) y amiga de la víctima, manifestó su indignación al respecto: “Uno de los aspectos más ominosos de este asesinato, además de su brutalidad, ha sido el tratamiento informativo que se ha dado a la noticia: la centralidad ubicua que el asesino ocupa dentro del relato y el desdén que se ha mostrado por la vida de la víctima, descrita como un apéndice mudo, adosado a la biografía de un acaudalado marido”.

La entrada del exclusivo country Martindale
La entrada del exclusivo country Martindale

El miércoles antes de su muerta fue, como siempre, a ver a su psicoanalista. No estaba bien pero lo ocultaba. “Ni sus amigas más íntimas sabíamos lo que estaba viviendo”, se lamenta una integrante del pequeño grupo de seis mujeres que jugaban al golf con ella en el country. El jueves participó de una clase de arte vía zoom. Quienes participaron con ella dicen que la notaron triste. “Silvia amaba el arte, y ese día no estaba bien", recuerdan. "Jorge menospreciaba su pasión. La trataba mal e incluso llegó a gritarla en el club house frente a todo el mundo”, afirma una vecina que conoce a la familia desde hace años. Ese mismo jueves, Silvia Saravia salió a comprar orquídeas. Le encantaban y tenía buena mano para las planta y la jardinería. El viernes, aun no se sabe por qué, discutió con Jorge Neuss.

Las apariencias eran una columna muy importante para los Neuss. Tanto, que Silvia Saravia pasó la última noche de su vida lejos de la cama que compartía con su esposo, Jorge Neuss; en la casa de su hija Lucila. La mujer la llamó, que también vive en Martindale, como sus tres hermanos, para preguntarle: “¿Puedo ir a dormir a tu casa?”. Pero no le contó más, solo que había tenido una discusión con su marido.

Sin embargo, según supo este medio de allegados a la familia, Saravia y Lucila Neuss habían decidido irse unos días al campo familiar en Sierra de la Ventana hasta que se calmara la situación con Neuss. No llegaron. La víctima fue a buscar ropa para llevarse al viaje y su marido la mató.

 
Caso Neuss: el plan de Silvia Saravia para irse de la casa y un llamado minutos antes del femicidio que pudo haber cambiado todo
Por la violencia que ejercía Jorge Neuss sobre su esposa, la mujer iba a irse junto a su hija Lucila a Sierra de la Ventana por unos días. La víctima fue asesinada cuando había vuelto a su casa para armar la valija. La Justicia no logró desbloquear los teléfonos del matrimonio

Por Fernando Soriano
16 de Octubre de 2020
fsoriano@infobae.com


Silvia Saravia fue asesinada por su esposo Jorge Neuss el 10 de octubre pasado: tenía 69 años
Silvia Saravia fue asesinada por su esposo Jorge Neuss el 10 de octubre pasado: tenía 69 años

Horas antes del femicidio, Silvia Saravia y su hija habían decidido alejarse de Jorge Neuss. Para salir de la espiral de violencia y maltrato en la que se sentían atrapadas, Lucila Neuss le propuso a su madre irse ese fin de semana fatal a un campo que la familia tiene en Sierra de la Ventana. “Nos vamos hasta el martes, hasta que se calme un poco todo. Mañana vas a buscar algo de ropa y listo”, le dijo, palabras más palabras menos. Pero el plan quedó inconcluso. El empresario asesinó de un tiro en la cabeza a su esposa el mediodía del sábado 10 de octubre y luego se suicidó. Un llamado segundos antes del crimen pudo haber cambiado todo.

Saravia le había pedido a Lucila que la cobijara la noche del viernes en su casa para evitar dormir con su marido. Según fuentes judiciales, la hija del matrimonio declaró que su madre apenas le dijo que hubo “una discusión” y que ella no le dio más trascendencia. Sin embargo, allegados a la familia confirmaron a Infobae que el plan para irse del exclusivo country Martindale (donde la pareja y los cuatro hijos tienen sus respectivas casas) existió pero no llegó a concretarse.

Pasadas las 12 del mediodía de ese día, Saravia, su hija y sus nietos salieron en auto de la casa de esta. El destino final era efectivamente Sierra de la Ventana. Lucila manejó hasta la casa de sus padres, estacionó en la puerta y su idea era acompañar a su madre a juntar ropa y salir de Martindale hacia el campo familiar.


Si bien la hija del matrimonio no contó a la fiscal María José Basiglio que pensaban irse juntas (sólo dijo que ella se iba con sus hijos y sin su madre), sí reconoció lo que pasó en el momento exacto en que frenó con el auto en la casa de sus padres: una vecina de Martindale llamó por teléfono a Lucila y le avisó que tenía unas lámparas que ella le había encargado y que podía pasar a buscarlas.


(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

“Mamá, subí y hacé el bolso que yo en tres minutos te vengo a buscar”, le habría dicho y, efectivamente, la hija de Neuss y Saravia salió con su auto y sus niños a bordo a buscar el objeto. Pero apenas unos segundos después recibió el llamado de una de las empleadas domésticas de la casa de sus padres. En total estado de shock, la trabajadora le avisó que había escuchado dos disparos adentro de la casa.

Lucila Neuss, entonces, como estaba con sus hijos y también sumida en el impacto de lo que acababa de oír, avisó a sus hermanos Juan, Patricio y Germán para que fueran a la casa. El primero en llegar fue Patricio, que era el que estaba más cerca, y minutos después de las 13 del sábado pateó la puerta de la habitación de sus padres y encontró a Saravia asesinada de un balazo en la cabeza y a su padre agonizando a un costado después de pegarse un tiro en la sien.


Según lo que dijo la hija de la pareja a la Justicia, esa fue la primera noche que su madre le pedía dormir allí por la violencia que ejercía su padre. Sin embargo, relató que la madre apenas le habló de una “discusión”. Planteó la tensión entre su madre y su padre como un hecho de poca trascendencia. Pero su testimonio de alguna manera contradijo lo que hasta ese momento habían declarado sus hermanos y las empleadas domésticas de la casa, quienes negaron cualquier tipo de forma de violencia de género de parte de Neuss hacia su esposa e incluso, al principio, elaboraron una hipótesis del su***dio acordado, que fue rápidamente descartada por los peritos forenses, apenas llegaron a la escena del crimen.

Los investigadores empezaron a sospechar de un posible pacto de silencio en el séquito familiar luego de observar, no sin cierto estupor, el entierro que los hijos de Neuss y Saravia organizaron el martes siguiente al femicidio en el cementerio de Recoleta: despidieron a su padre y a su madre juntos. Para algunas amigas de la víctima esto fue una ofensa, por eso muchas no fueron a la despedida.

Germán, Patricio y Juan Neuss, hijos varones del matrimonio, en el entierro del femicida y su víctima juntos en Recoleta (Maximiliano Luna)
Germán, Patricio y Juan Neuss, hijos varones del matrimonio, en el entierro del femicida y su víctima juntos en Recoleta (Maximiliano Luna)

Para algunos que trabajan en el expediente se trató de una muestra clara del hermetismo, la discreción y también la apariencia social bajo la que viven los Neuss. ¿El matrimonio seguía unido por conveniencia? ¿Jorge Neuss tenía una relación paralela? ¿Había tensión en el matrimonio relacionada con la sucesión en la dirección de las empresas del clan familiar? Ese silencio arrastró también a las empleadas domésticas, quienes, algunos sospechan, declararon lo que sus patrones les pidieron y no lo que realmente vieron.

La fiscal Basiglio quiere reconstruir cómo fueron las horas previas al femicidio. Se sabe que a las 12:36 y a las 12:37, Jorge Neuss envió dos SMS a dos destinatarios distintos para saludarlos por su cumpleaños. A las 12:59 salió el primer llamado al 911 de parte de una de las trabajadoras de la casa. Pero fueron varios y los hicieron entre las dos por orden de Patricio Neuss.


“Hay una emergencia, manden urgente una ambulancia por favor. Hubo disparos”, avisó una de las dos empleadas. Cuando la operadora le preguntó detalles de la ubicación de la vivienda dentro del barrio cerrado, no supo explicarle y le pasó el teléfono a la otra empleada que, como pudo, le dio las coordenadas, ya que era la de más antigüedad en el empleo. La grabación de esta conversación ya fue aportada por el 911 y está resguardada en la fiscalía.

Los investigadores no quieren que se difunda porque entienden el rol de las empleadas en el entramado de tensiones y silencio de la familia Neuss. De hecho, una de ellas fue citada a una ampliación de su declaración testimonial el jueves pasado. “Queríamos preguntarle algunas cosas más ahora que tenemos nuevos datos”, explicó uno de los investigadores a este medio, sin dar mayores detalles.

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Las empleadas fueron las últimas personas en tener contacto con Jorge Neuss antes de que asesinara a su esposa. Una de ellas le llevó el desayuno a su habitación. Según confiaron fuentes con acceso a la autopsia, el femicida habría consumido el desayuno. Sin embargo, los investigadores esperan las pericias toxicológicas sobre el cuerpo del asesino para saber si había tomado alcohol, aunque los resultados no estarán antes de al menos siete días. Allegados a la familia contaron a este medio que en los últimos meses Neuss había incrementado su actitud violenta hacia Saravia y que mucho tenía que ver su relación con la bebida.

Un elemento clave para la investigación son los teléfonos celulares de la pareja: tres iPhone, uno de ellos en desuso. Los peritos intentaron desbloquearlos este viernes en la Fiscalía General de San Isidro pero no tuvieron éxito, ya que los hijos dijeron que desconocían los PIN que habían programado sus padres con sus aparatos. Se espera que la semana próxima sean citados a declarar amigos y amigas de la pareja, allegados a la familia y otros empleados. En la Justicia creen que todavía hay mucha información guardada por la familia y que alguien deberá explicar si pudo haberse evitado este femicidio en Martindale, el segundo en cinco años, después del crimen cometido por Fernando Farré contra su esposa, Claudia Schaeffer, asesinada de 66 puñaladas también en su habitación.


Colaboró Martín Candalaft

 
Hola, Cotis. Lamento profundamente que mi celular y mi ordenador estén en sus estertores y no pueda subir la noticia (a ver si para el Día de la Madre se juegan en casa a regalármelos).
El sábado 11 de Octubre, en el country (urbanización) Martindale, al mediodía, Jorge Justo Neuss, millonario y exitoso empresario de 73 años, mató a su esposa de toda la vida Silvia Saravia, de 69. En el baño de su dormitorio. Inmediatamente, en el vestidor, mirando hacia el cadáver de su espisa, se descerrajó un tiro en la sien. Falleció en la ambulancia que lo llevaba al Hospital Austral.

Lo que me hace reflexionar mucho y por eso comparto el tema, es que no se qué pensar acerca de los avisos fúnebres publicados en el periódico La Nación. Más de cien.
No sólo familiares íntimos o familia política. Todas sus relaciones sociales y comerciales. Hospitales e instituciones con los que colaboraban.
Hasta los empleados de la casa, ponderándolos.

Ayer se los enterró en el tradicional cementerio porteño de la Recoleta. Fueron dos de sus cuatro hijos.
No se escuchó qué decían. Pero había un retrato del matrimonio y hasta se los despidió con aplausos.

Por supuesto que comprendo que familia y relaciones quieran arropar a hijos y nietos. Pero los avisos figuran "Neuss, Jorge; Neuss, Silvia Saravia de".
Es decir, el asesino y la víctima juntos. Y primero él (bien patriarcal).
Me desorienta mucho.
Me gustaría leer alguna opinión.
Gracias.
¿Y no será porque haya sospechas de que fueron asesinados los dos? Si tenían tanto dinero , quizás alguno de los herederos se los pudo cargar. Quizás se sospecha que ambos fueron víctimas.
No sé, te hablo sin saber porque no he leído la noticia. Pero es para poder explicarnos un poco el hecho de que los entierren juntos y en igualdad de homenaje.
 
Por otro lado veo relativamente normal que los hijos quieran enterrarlos juntos, ya que están convencidos de que su padre lo hizo al enterarse de la leucemia que le habían detectado a uno de sus hijos.

Supongo que es un mecanismo de defensa que te hace no creer que tu padre pueda ser un asesino...
 
¿Y no será porque haya sospechas de que fueron asesinados los dos? Si tenían tanto dinero , quizás alguno de los herederos se los pudo cargar. Quizás se sospecha que ambos fueron víctimas.
No sé, te hablo sin saber porque no he leído la noticia. Pero es para poder explicarnos un poco el hecho de que los entierren juntos y en igualdad de homenaje.
Sí. Yo también pensé eso.
Hay que esperar a las investigaciones. Da para Ágatha Christie este suceso.
 
Sí. Yo también pensé eso.
Hay que esperar a las investigaciones. Da para Ágatha Christie este suceso.

Pero en un dedo de la mano del marido había una quemadura de bala que, supuestamente, correspondería a estar sujetándole la cabeza a Silvia mientras con la otra mano disparaba. También estaba el dormitorio cerrado por dentro y al hijo al que avisaron tuvo que abrir la puerta a la fuerza. En estos casos yo siempre recurro a la navaja de Ockham: la explicación más sencilla suele ser la verdadera.

Sí, es duro enterarse como hijo que el padre mató a la madre pero a mí no me parece nada verosímil quitarse la vida porque un hijo tenga un cáncer terminal. Las ganas de luchar no se pierden así, todo lo contrario. Otra cosa hubiera sido que el hijo hubiese fallecido.

Yo me sigo manteniendo en mi postura de que es una aberración enterrarles y honrarles juntos, por mucho panteón familiar que tuvieran. A veces las apariencias en las altas esferas dan ganas de vomitar.
También me han llevado los demonios al leer el comunicado ése de un club dirigido a los socios en el que con "profundo penar" comunican que "la señora Neus ha perdido la vida". Perdonaaaaaa??? La señora Neus no ha perdido nada, un tiro en la nuca no corresponde a una pérdida. Corresponde a una ejecución. Y que él se haya suicidado pues mira, más de lo mismo, el orden debería haber sido a la inversa. Primero se tendría que haber suicidado él.
 
Pero en un dedo de la mano del marido había una quemadura de bala que, supuestamente, correspondería a estar sujetándole la cabeza a Silvia mientras con la otra mano disparaba. También estaba el dormitorio cerrado por dentro y al hijo al que avisaron tuvo que abrir la puerta a la fuerza. En estos casos yo siempre recurro a la navaja de Ockham: la explicación más sencilla suele ser la verdadera.

Sí, es duro enterarse como hijo que el padre mató a la madre pero a mí no me parece nada verosímil quitarse la vida porque un hijo tenga un cáncer terminal. Las ganas de luchar no se pierden así, todo lo contrario. Otra cosa hubiera sido que el hijo hubiese fallecido.

Yo me sigo manteniendo en mi postura de que es una aberración enterrarles y honrarles juntos, por mucho panteón familiar que tuvieran. A veces las apariencias en las altas esferas dan ganas de vomitar.
También me han llevado los demonios al leer el comunicado ése de un club dirigido a los socios en el que con "profundo penar" comunican que "la señora Neus ha perdido la vida". Perdonaaaaaa??? La señora Neus no ha perdido nada, un tiro en la nuca no corresponde a una pérdida. Corresponde a una ejecución. Y que él se haya suicidado pues mira, más de lo mismo, el orden debería haber sido a la inversa. Primero se tendría que haber suicidado él.
Hombre, mientras no hayan terminado las pesquisas de lo que pudo pasar, el club no puede poner nada que no está confirmado. ¿Te imaginas que el cartel pusiera que se cierran el club porque tal asesino ha matado a su mujer??
Pues diríamos que por qué se adelanta a los hechos, verdad?
Por eso comprendo esa ambigüedad.

Por otro lado, aunque todo apunta al feminicidio, lo del dedo de él se podría explicar como si él hubiera intentado proteger a su esposa cuando era atacada.

Hay que esperar a que los investigadores confirmen todo. Aún tienen que salir muchos secretos familiares que por lo que vemos, la hija tiene interés en que se sepa.
 
Hombre, mientras no hayan terminado las pesquisas de lo que pudo pasar, el club no puede poner nada que no está confirmado. ¿Te imaginas que el cartel pusiera que se cierran el club porque tal asesino ha matado a su mujer??
Pues diríamos que por qué se adelanta a los hechos, verdad?
Por eso comprendo esa ambigüedad.

Por otro lado, aunque todo apunta al feminicidio, lo del dedo de él se podría explicar como si él hubiera intentado proteger a su esposa cuando era atacada.

Hay que esperar a que los investigadores confirmen todo. Aún tienen que salir muchos secretos familiares que por lo que vemos, la hija tiene interés en que se sepa.

No, mujer, pero Silvia no perdió la vida. Es un eufemismo llevado al extremo. Murió no hubiera quedado mal, aunque no sea del todo cierto o simplemente un "sentimos el fallecimiento de...".
Bueno, por supuesto que hay que esperar a la investigación policial y a los resultados de las autopsias. Pero de una habitación cerrada con pestillo por dentro en una casa en la que está el personal de servicio, que es el que avisa al hijo al oír los disparos, yo no veo a una tercera o cuarta persona. Está claro que uno de los dos mató al otro y yo, voto por el caballero,
 
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No, mujer, pero Silvia no perdió la vida. Es un eufemismo llevado al extremo. Murió no hubiera quedado mal, aunque no sea del todo cierto o simplemente un "sentimos el fallecimiento de...".
Bueno, por supuesto que hay que esperar a la investigación policial y a los resultados de las autopsias. Pero de una habitación cerrada con pestillo por dentro en una casa en la que está el personal de servicio, que es el que avisa al hijo al oír los disparos, yo no veo a una tercera o cuarta persona. Está claro que uno de los dos mató al otro y yo, voto por el caballero,
Sí, es evidente que el resultado será lo que todos pensamos. Todo apunta a ello. Pero supongo que tendrán que investigar si la ventana del baño estaba abierta, o la del dormitorio, etc. Podría salir por ahí el posible asesino.
De eso no se ha dicho nada, pero está claro que todo buen chalet, tiene su buena ventana al exterior.
 
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