Félix Rodríguez de la Fuente, fuerza de la naturaleza

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El mayor divulgador de la historia de la televisión en España hubiese cumplido hoy 90 años. Hace 38, fallecía en un accidente en Alaska


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Félix Rodríguez de la Fuente en 'El hombre y la tierra'.


Hace 38 años se cortó en seco la mayor fuerza de la naturaleza que azotara España durante décadas. Como ahora, en forma de borrasca y de nombre Félix; la tormenta perfecta. Una mañana de puro hielo, a miles de kilómetros de Iberia, se estrelló una avioneta, forzada a perder altura y bajar velocidad para acomodarse al paso lento y obsesivo de unos perros de trineo. Como siempre, el ojo clínico de aquella última y maravillosa maniobra audiovisual lo tenía Teodoro Roa, unido por el cordón umbilical de la vocación a un joven Alberto Mariano Huéscar. Ambos, operador principal y ayudante de cámara de la irrepetible serie de televisión sobre la naturaleza El hombre y la tierra. Fue en Alaska un 14 de marzo de 1980, y el líder de ese prodigio del siglo se fue junto a sus compañeros sin más despedida que la impronta grabada a fuego con la que nos troqueló a decenas de miles de personas de por vida.

Cuando Félix Rodríguez de la Fuente murió, contaba con 52 años de edad y yo, que tenía solo 17, creía, iluso de mí, que era una edad avanzada para hacerlo. Hoy, que cuento con 55, entiendo la juventud de Félix y cómo se fue en la flor de la vida. Ese era su motor, la ilusión y la pasión como alimento del alma. La autenticidad al servicio de su obra le hizo renovarse permanentemente y celebrar la vida a cada paso, de modo y manera que no es difícil imaginar a un Félix Rodríguez de la Fuente hoy de 90 años enmendando la plana con garra y autoridad a todos los que han hecho del medio ambiente su forma de vida, en vez de para preservarlo para destruirlo con falacias y mentiras y, en ocasiones, manipulando su mensaje.






La inmortalidad radica en la verdad y el Doctor era todo él verdadero e inmortal. Especialista en acortar las distancias entre el dicho y el hecho, admirado en la forma por la mayoría y venerado en el fondo por unos pocos capaces de entender su esencial y vigente mensaje, no hablaba de animalitos, por mucho que se le conociera como el amigo de los animales. La obra de Félix es la de un humanista y, sobre todo, la de un librepensador.





Si en televisión alcanzó cotas de éxito acordes con la calidad y la calidez de sus propuestas, en la radio fue insuperable en ese sentido. Por ejemplo, en La aventura de la vida, de Radio Nacional, le escuché cuestionar a nuestra sociedad que, a través de misiones y misioneros, robaba los dioses a los pueblos indígenas, destrozando así su universo mítico. ¿Con qué derecho?, se preguntaba en voz alta, sentando una cátedra que por supuesto iba más allá de la lucha animalista.

Su obra es comprometida y contundente. Palabras afiladas, perfectamente engarzadas, utilizadas con propiedad y sin complejos. Así conquistó, además de nuestros corazones (por la forma), nuestros cerebros (por el fondo). Introdujo con maestría en nuestro cuaderno de campo vital neologismos y palabrospuramente científicos aderezados con una naturalidad radiante con términos populares de la gente de a pie, como cuando definió a los alimañeros que envenenaban los campos y mataban a sus lobos como “barriobajeros”. Memorable, y mucho más sabiendo que lo hacía a finales de los sesenta en aquella España subyugada al egoísmo ruralita de los que aún hoy siguen machacando nuestra fauna por un puñado de míseros euros.

Como en el Renacimiento, o en el Siglo de Oro, Félix encajó su pensamiento en un periodo en el que el medio televisivo se engalanaba para crecer a sus anchas y a medida de su gen visionario. Vigoroso como era, depredador nato, atisbó un filón y le hincó el diente. Su vocación proselitista encontró el hábitat idóneo para crecer y multiplicarse. Una nueva televisión que él mismo tejería con sumo cuidado, creando a la par un nuevo género hasta entonces desconocido, al menos en nuestro país.





Nunca antes podría uno imaginar, más allá de las producciones cinematográficas vinculadas a la ficción, un campamento de rodaje en las entrañas de la provincia de Guadalajara con varias decenas de profesionales contratados por TVE y activo a toda máquina durante varios años. Todo filmado en 35 milímetros, es decir, lo más de lo más, y con una distribución final de la obra que alcanzó una dimensión internacional como nunca antes en España. Y todo ello, con el noble y único fin de socorrer a nuestra naturaleza, implicando en el proceso a toda una sociedad que soñaba con un mundo mejor al son de las partituras de Antón García Abril.

Nuestro Rodríguez de la Fuente consiguió involucrar a decenas de miles de seres humanos en la defensa de los animales con una visión moderna y muy atractiva de la ecología, con todos sus matices y sus complejidades, y elevando el nivel del mensaje para que, no a ras de suelo, si no en las alturas del intelecto, sus seguidores lo hicieran suyo para siempre.

Hoy ya no somos los niños de Félix. Quien escribe emocionado estas líneas de agradecimiento es uno de sus hombres.

Va por ti querido Félix con todo el reconocimiento y agradecidos de corazón.

Luis Miguel Domínguez es director de documentales y presidente de la organización ecologista Lobo Marley.

* El domingo 18 de marzo, a las 12h, habrá una manifestación en defensa del lobo ibérico, "el animal icónico de Félix", en Madrid.


https://elpais.com/cultura/2018/03/13/television/1520943014_308832.html
 
40º aniversario de su muerte | Luces y sombras de Félix Rodríguez de la Fuente
Plasmó su amor por la naturaleza en cientos de horas de documentales y en la memoria colectiva del país. Este 14 de marzo se cumplen 40 años de su trágica muerte


Foto: El naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. (TVE)


El naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. (TVE)



Por
Milagros Martín-Lunas
14/03/2020 - 05:00 Actualizado: 14/03/2020


Divulgador científico, etólogo, naturalista y, sobre todo, pionero del ecologismo. Félix Rodríguez de la Fuente fue mucho más que eso. Gran comunicador, convirtió su pasión por la naturaleza en su forma de vida. Su muerte, el 14 de marzo de 1980 en Alaska, paradójicamente el día que cumplía 52 años, colapsó el alma colectiva de un país que se bebía sus documentales, que le adoraba y que lloró su muerte como solo se llora la pérdida de un padre.

"Qué lugar tan hermoso para morir". Dicen que estas fueron sus últimas palabras antes de subir a la avioneta que le robó la vida junto al piloto, Warren Dobson, y los dos cámaras, Teodoro Roa y Alberto Mariano Huéscar. Su pánico a volar le llevó a presagiar lo que iba a suceder aquel fatídico viernes. Supersticioso como nadie, se percató de que una de las dos avionetas en las que tenía viajar el equipo perdía aceite. Él mismo decidió cambiar a la otra. Cuentan que antes de subir aprovechó para desafiar a su miedo bromeando con la muerte. Minutos más tarde, nada más emprender en vuelo, la parca decidió cortar con su guadaña ese sutil hilo que nos une a la vida. Con sus luces y sus sombras, aquel día murió el hombre, pero nació el mito.

'El hombre y la Tierra' se convirtió en un referente mundial y muchas de sus impactantes secuencias dieron la vuelta al mundo
¿Quién no recuerda la sintonía compuesta por Antón García Abril con la que arrancaba 'El hombre y la Tierra'? La serie nos mantuvo pegados en el sofá desde su estreno el 4 de marzo de 1975 hasta 1981. Entre 18 y 20 millones de espectadores, todos en comunión nos sentábamos cada semana frente al televisor. Por primera vez, niños y mayores fascinados veíamos de cerca los comportamientos de animales salvajes en su hábitat, lejos de los zoos, en plena libertad.






El hombre y la Tierra' se compuso de 124 episodios, divididos en tres bloques y un cuarto inconcluso: la serie venezolana, la Fauna Ibérica, la serie americana y la canadiense. Fue todo un reto cinematográfico puesto que se filmó en 35 milímetros, con equipos de gran peso y gran dificultad para transportarlos.

Cosechó grandes premios, tanto en España (Ondas, Antena de Oro) como en el extranjero (Festival de Televisión de Montecarlo), se convirtió en un referente mundial y muchas de sus impactantes secuencias dieron la vuelta al mundo. Inolvidable el momentazo del capítulo 'Operación anaconda' (1973) en el que Félix Rodríguez de la Fuente casi se deja la vida. Una gigantesca serpiente se revolvió y a punto estuvo de propinarle un mordisco. O la polémica secuencia del águila real y la cabra. Escena que Joaquín Araújo, productor del programa, ha admitido en más de una ocasión que estuvo totalmente preparada. "En aquella época la manipulación de los escenarios era la norma habitual".



'El hombre y la Tierra' se rodó en cine de 35mm. (TVE)


'El hombre y la Tierra' se rodó en cine de 35mm. (TVE)


Si hay algo indiscutible es que Félix Samuel Rodríguez de la Fuente fue un hombre adelantado a su tiempo. Precursor, empeñado por reencontrar el equilibrio perdido entre el hombre y la Tierra. Nacido en 1928 en Poza de la Sal (Burgos), su desconocido segundo nombre fue un antojo paterno, notario de profesión, que incluso en plena Guerra Civil se emperró en que en su hogar no se perdiera de vista la vida intelectual. Fue su padre el responsable de sus primeros años de aprendizaje y el que le inoculó el amor y la preocupación por el medio ambiente.

"Fueron muchos quienes le acusaron de preparar las espectaculares secuencias que rodaba en sus series documentales"

Odontólogo de profesión, su afición por la naturaleza le llevó a convertirse en gran conocedor de la zoología y amante de la cetrería. Gracias a esta desconocida afición en la España de 1961, trabajó como asesor en la película 'El Cid', rodada en España dirigida por Anthony Mann y protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren.


Antes de que la sociedad supiera qué es eso del ecologismo, Félix Rodríguez de la Fuente nos enseñó a conocer y a perderle el miedo al lobo. En cierto modo evitó su desaparición de la Península Ibérica. Me preguntó cómo viviría la persecución que sufre hoy. Con él aprendimos a respetar y a conocer el valor del lince y el oso ibérico, los buitres, las águilas…


No todo fueron luces, al primer naturalista también le persiguió la crítica. Muchas voces le acusaron de preparar las espectaculares secuencias que rodaba en sus documentales. Otros desdeñaron la grabación de la muerte de animales para sus documentales, incluso, hubo quien le criticó la grabación de reportajes con animales acostumbrados a la presencia humana. Tenía una camada de lobos absolutamente acostumbrados a su presencia.



Félix Rodríguez de la Fuente, con un lobezno durante la grabación de 'El hombre y la Tierra'. (TVE)


Félix Rodríguez de la Fuente, con un lobezno durante la grabación de 'El hombre y la Tierra'. (TVE)
Defensor acérrimo de la importancia del equilibrio en la naturaleza, donde el bien común siempre está por encima del individuo, recuerdan los que le conocieron que Rodríguez de la Fuente era un hombre vehemente, perfeccionista y tan minucioso, que exigía a sus colaboradores su misma capacidad de trabajo. Desvela Araújo que no era fácil trabajar con él. "Podía ser encantador con la gente por la que tenía predilección y, en cambio, fue muy desagradable con los que menos le gustaban".



Félix Rodríguez de la Fuente, en una imagen de 1970. (TVE)


Félix Rodríguez de la Fuente, en una imagen de 1970. (TVE)



Hoy, cuando se cumplen 40 años de su muerte, su espíritu continúa vivo en la mirada de todos aquellos los que aprendieron a ver el mundo a través de sus ojos, respetando el equilibrio que los cuatro elementos aportan a la naturaleza. Su preocupación por el medio ambiente le llevó a vaticinar uno de los mayores problemas que sufre el planeta en el siglo XXI, la cultura de la basura.


"Lo que más nos diferencia de todas las otras épocas, de todas las otras culturas, lo que más me preocupa y lo que verdaderamente más puede transformar radicalmente la posición de la humanidad en el presente es la basura. Basura, no solamente en forma de coches viejos que se hacinan y se amontonan en los cementerios, basura no solamente en forma de bolsas de plástico y de esos envases sin retorno que van a llenar España y el mundo entero. Basura en forma de veneno disuelto en la propia sangre de los seres vivos que se van acumulando en nuestras vísceras. Basura en forma de toda clase de sustancias químicas sin las cuales ya no podemos vivir, incluido el alcohol y otros estimulantes. No cabe la menor duda de que la nuestra puede muy bien llamarse la civilización de la basura. Buenas tardes, señores". 1972, TVE. Sin palabras.

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El hombre y la Tierra: Capítulo 1 | RTVE Archivo

Durante la Primavera del año 1973, un equipo de TVE, en estrecha colaboración con algunos organismos del gobierno venezolano, llevó a cabo una serie de 18 documentales de tema ecológico que llevan el título genérico de "El Hombre y la Tierra".



 
FÉLIX - EL LOBO - 2 - EL HOMBRE Y LA TIERRA - FAUNA IBERICA

Sigue Félix Rodríguez de la Fuente, desgranando en esta segunda entrega de la pentalogía sobre el lobo, los detalles de la vida y realidad del "Canis lupus signatus"


 
Yo me acuerdo mucho del día de su muerte , era un sábado y mi padre me lo dijo : me quede helado , yo tenia 13 años.
Su programa sobre el Lobo , fue uno de los mejores , y creo que gano algún premio internacional.
 
El Hombre y la Tierra ( El Lobo 3ª Parte )


Felix Rodriguez De La Fuente naturalista español, que dedicó su vida a la divulgación y a la defensa de la fauna ibérica, y a reindivicar la conservación de los ecosistemas en una época difícil por el creciente afán expansionista del hombre; El lobo ibérico perseguido y diezmado hasta ponerlo en peligro de extición.


 
El Hombre y la Tierra ( El lobo 4ª Parte.)

Felix Rodriguez De La Fuente naturalista español, que dedicó su vida a la divulgación y a la defensa de la fauna ibérica, y a reindivicar la conservación de los ecosistemas en una época difícil por el creciente afán expansionista del hombre; El lobo ibérico perseguido y diezmado hasta ponerlo en peligro de extición.



 
El Hombre y la Tierra ( El Lobo y el Hombre 5ª Parte.)

Felix Rodriguez De La Fuente naturalista español, que dedicó su vida a la divulgación y a la defensa de la fauna ibérica, y a reindivicar la conservación de los ecosistemas en una época difícil por el creciente afán expansionista del hombre; El lobo ibérico perseguido y diezmado hasta ponerlo en peligro de extición.


 
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