Sin duda se duchará más que yo, pero jamás la veo con aspecto de aseada; ni el pelo ni la cara ni la ropa, que a menudo tiene visos o parece churretosa.
Como diría mi abuela: nunca va «espelotá», que es un modo de decir que nunca tiene ese resplandor de limpieza. Hasta da la impresión de que el pelo debe atufar a choto.