Felipe VI y Letizia entregan los Premios Nacionales de Cultura el 1 de junio.

Aquí cada una "observa" a la otra:

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Palabras de Su Majestad el Rey en la entrega de los “Premios Nacionales de Cultura” 2014 y 2015
Catedral de Palencia, 01.06.2016

Palencia y su magnífica catedral son el escenario idóneo que nos acoge para entregar los Premios Nacionales de Cultura. Cuando hace años visité como Príncipe de Asturias esta capital y su provincia, ya tuve oportunidad de resaltar su patrimonio cultural, desde el primer Estudio General de España, fundado aquí por Alfonso VIII, hasta los extraordinarios monumentos que le confieren a esta tierra un perfil propio. Efectivamente, esta ciudad representa con orgullo el inmenso patrimonio histórico y cultural de España. La riqueza artística del templo en el que nos encontramos, precisamente, es muestra de una buena parte de la historia de nuestras Artes, y expresión de la grandeza de nuestra Cultura.

También la Reina ha tenido ocasión de visitar Palencia hace solo unos meses con motivo de la apertura del Curso Escolar. Y hoy, juntos, tenemos la fortuna y la alegría de estar de nuevo con vosotros para la convocatoria de estos Premios Nacionales con los que se reconoce la excelencia y la creatividad españolas en numerosas disciplinas del Arte y de la Cultura, entendidos en su más amplia significación.

Tradicionalmente, los Premios Nacionales de Cultura distinguen y ponen de relieve el acervo cultural español que es producto del talento intangible de nuestros artistas y creadores que se transforma en poemas, en notas musicales, danzas, representaciones y en todas y cada una de las manifestaciones capaces de expresar belleza y provocar sentimientos. Este genio español, que nos identifica y representa, resulta indispensable para que el motor creativo de nuestro país siga desarrollando arte y consolidando nuestro patrimonio artístico. Al mismo tiempo, sitúa a España como potencia cultural de primer orden a nivel mundial.

España reconoce hoy en los galardonados su trabajo, su arte y su capacidad que nacen, como decía Don Quijote, del esfuerzo y el ánimo, de la constancia y el ingenio, de lo aprendido de otros y de sus propias visiones personales. Las personas hoy premiadas representan, sin duda, una excelencia creativa que no solo ha de ser valorada, sino también protegida y estimulada porque articula un patrimonio intelectual que trasciende fronteras físicas y virtuales, y que es sentido y apreciado en todo el mundo. Sus obras, además de su intrínseca valía, poseen un valor económico indudable y contribuyen a impulsar importantes industrias que generan empleo y a situar a nuestro país en la vanguardia cultural.

Por eso estamos convencidos de que la creación cultural y quienes dedican su vida a ella merecen el mayor respaldo. Debemos apoyar siempre el crecimiento de nuestro patrimonio intelectual, de nuestra Cultura, y asegurarnos de que impregne a la sociedad en su conjunto, de que llegue a todas las personas, de modo que contribuya a formar ciudadanos libres, independientes en su criterio, mejor preparados para los retos de la vida y comprometidos con los demás. Y en esta misión, los artistas, los creadores ─los premiados desde cada uno de vuestros ámbitos de actuación─ desempeñáis una tarea fundamental.

Las ideas que se trasforman en arte, por lo general, despiertan inquietudes y sentimientos que en muchas ocasiones ayudan a acortar distancias, a lograr que las personas empaticen más y a seguir inspirando nuevos talentos. La realidad vista a través de la mirada del artista nos ayuda a abordarla desde diferentes perspectivas y con nuevas expectativas. Por todo ello, con la Reina y seguro que expresando el sentir de todos, os damos a los galardonados la enhorabuena al tiempo que os agradecemos vuestra labor que nos enorgullece y enriquece como sociedad.

Porque nuestra sociedad, en definitiva, necesita artistas, pensadores, pues sobre ellos descansa el “oficio del pensamiento”, en expresión de nuestro filósofo Julián Marías que, con tanto esmero, expuso la necesidad de fomentar creadores que inspirasen y dibujasen la realidad desde distintas ópticas.

Señoras y señores,
La conmemoración del IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes nos invita a recordar su obra literaria, dentro de la que destaca, naturalmente, El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, auténtica catedral de la literatura, el pensamiento, la cultura y el arte. El Quijote ha sido fuente de inspiración en todas las artes y todas las épocas; y esa inspiración genera la creatividad que hace que el patrimonio intangible de las ideas no termine nunca.

Por eso, quiero igualmente que recordemos a los maestros de todos los premiados, que fueron fuente de ideas y que ayudaron a que los alumnos se convirtiesen también en maestros. La excelencia del talento llama a la excelencia y est o es así porque el arte no descansa, no perece y trasciende a sus propios autores constituyendo un legado permanente para toda la Humanidad.

Termino ya estas palabras subrayando una vez más la vocación y los méritos de todos los galardonados, y agradeciendo su permanente labor porque, a través de ella, nos motivan y dan fuerzas para superar los desafíos y afrontar el futuro con confianza. La Cultura está en el corazón de nuestra gran Nación y, hoy como ayer, seguirá contribuyendo con vigor al mejor porvenir de nuestra sociedad.

Muchas gracias.

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