Felipe VI (sin Letizia) preside por primera vez como Rey la corrida de la beneficiencia

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CARMEN
RIGALT

18/06/2017

Ana Oramas e Irene Montero, dos estrellas emergentes
EL REY
FELIPE VI Y
EL ACTIVISTA

Montero se expresa con su soniquete de papagayo asambleario; tiene bravura, pero es difícil seguirla con atención
Ana Oramas arrancó el aplauso de la Cámara, ella forma parte de las huestes femeninas que están luciendo poderío
Felipe VI, poco amante de los toros, acudió a la Corrida de la Beneficencia, más bien por obligación y por vergüenza torera

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Vuelvo la mirada a la moción de censura esperando que las altas temperaturas no me obstruyan la memoria. Muchos son los españoles que estos días se han atorado como consecuencia del golpe de calor. Perdón: yo prefiero decir «estrés térmico», por simpatía con el ficus centenario de Murcia, una criatura de 12 toneladas que el viernes exhaló un largo crujido y se desplomó sobre la plaza de Santo Domingo de la capital. La caída y muerte del ficus nos ha sensibilizado a todos. Tanto, que ya asumimos el estrés térmico como una enfermedad del siglo XXI. Es el diagnóstico de moda en la era del cambio climático.

A lo que iba. El día de la moción de censura, Pablo Iglesias (para sus adversarios, «Iglesias Turrión») llegó al Congreso de los Diputados con traje y corbata. El pantalón se le suponía pero, como le ocurre a los bustos parlantes de los telediarios, que sólo existen de cintura para arriba, el líder podemita también se presentaba como una realidad a medias; prueba de ello es que empieza a pasar por el aro de los estilismos.

A su lado estaba Irene Montero, que al rato habría de revelarse como azote de los políticos de la oposición. Montero, actual número dos de la formación política en sustitución de Íñigo Errejón, parecía insuflada de un espíritu superior que la asistía desde más allá de la Historia. Cuando subió a la tribuna y comenzó a expresarse con su inconfundible soniquete de papagayo asambleario, a muchos les pareció ver en ella la efigie de Evita Perón dirigiéndose a los descamisados. Todo hay que decirlo. Montero tiene arranque, bravura y casta, pero cambia poco de registro y es difícil seguirla con atención. No es una crítica, sólo una precisión técnica y, en cualquier caso, se cura con un par de clases.

La formación de Montero como parlamentaria vino impuesta por la salida de Errejón, que a su vez aterrizó en la política con la sabiduría heredada de algún Demóstenes encaramado a lo alto del árbol genealógico. Echar de menos a Errejón no significa despreciar a Irene, pero una cosa sí está clara: Errejón no habría necesitado dos larguísimas horas para construir un discurso que, a la postre, sólo está hilvanado.

La calificación de estrella emergente no sólo le corresponde a Irene, sino también a la canaria Ana Oramas, una mujer que ha vivido siempre entregada a la política y, concretamente, a Coalición Canaria (CC). Actualmente es portavoz de CC sustituyendo a Paulino Rivero. Su enfrentamiento a Pablo Iglesias durante la pasada moción de censura arrancó el aplauso de buena parte de la Cámara y la llevó a los titulares de los periódicos por su remango y naturalidad.

Ana Oramas no estrenaba discurso, pero sí protagonismo. Ella forma parte de las huestes femeninas que están luciendo poderío. Prescrito ya el tiempo de la mujer-cuota, ahora se impone la conquista de mayores parcelas de poder, una conquista que es ante todo un objetivo feminista y, además, de partido. En casi todas las formaciones, las número dos son mujeres. Ya no se trata de hacer bulto, ahora hay que figurar con voz propia. En el Pepé está Soraya; en el PSOE, Adriana Lastra; en Podemos, Irene Montero; en Bildu, Marian Beitialarrangoitia. Sin olvidar a las periféricas, con mando en sus respectivas asambleas autonómicas, como Uxue Barkos, Susana Díaz, Mónica Oltra, Inés Arrimadas, etc. Quizás debería ponerlas en orden alfabético, como si fueran actores de una cartelera de teatro, pero si me entretengo corro el riesgo de olvidar a alguna. Pelear con el estrés térmico es casi peor que pelear con la memoria.

Por cierto, hablando del olvido: se me olvidaba comentar lo que Ana Oramas le echó en cara a Pablo Iglesias durante el turno de palabra, cuando el debate ya iba cuesta abajo: «A usted no le gustan las mujeres no sumisas, señor Iglesias», dijo ella con expresión remangada. El líder podemita torció el morro y respondió metiéndose en vericuetos para terminar llamándola tránsfuga.

El debate estuvo mejor en Twitter que en el Congreso. Demasiado previsible, dijeron algunos. Los discursos que los políticos llevaban preparados encajaban como un guante.

Felipe VI es poco amante de la Fiesta. La familia está dividida en lo tocante a los toros. El Rey Emérito es un habitual (y más que lo será: a medida que se aleje el resto de la familia, él se sentirá más responsable).

Pero el viernes, Juan Carlos de Borbón no se encontraba en Madrid y Felipe VI decidió ir a la plaza y presidir la corrida de la Beneficencia. Lo hizo por obligación y, en especial, por vergüenza torera. Se emocionó cuando sonaron los compases del himno y la plaza entera estalló en un aplauso que equivalía a tres campos de fútbol.

La Reina no fue, pero no haré sangre por ello. Tampoco iba la Reina Sofía y, sin embargo, le alabábamos el gusto. El Juli, Talavante y José Mari Manzanares brindaron al Monarca su primer toro. No lejos de allí seguro que estaba Froilán, que se ha convertido en activista a favor de la Fiesta.












Felipe VI ha vuelto a los toros. Digo «ha vuelto», cuando para muchos ni siquiera ha ido. En realidad, es una falsa impresión. El Rey ha asistido algunas veces más a la plaza, aunque no tanto por devoción como por obligación.

m
 
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Y si algo le faltaba a Felipe para que terminara de caerme gordo, es ir y presentarse en este espectáculo sangriento
(mis disculpas para las personas que les gusta esto, pero para mí es un show lindante con lo perverso) y mostrarse
como si fuera un emperador romano...
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Y peor aún, lo hace para figurar!!! Porque este tío es tan aficionado a la tauromaquia como yo a escalar el monte Katmandú descalza y en traje de baño... :grumpy::grumpy::grumpy:
 
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:p:p:p.......Mil gracias dear @El karma ........riendome y disfrutando de los foros antes de dormir.
Feliz fin de semana a todas y muchas bendiciones.
Aqui en USA manana domingo es dia del Padre y es como un dia feriado nacional, muy ajetreado.
 
Cada vez hay menos gente taurina, pero los que hay son seguidores fervientes de la cosa.

Esta salvajada se mantiene por las subvenciones, si no fuera eso habría dejado de existir hace tiempo. Pero la pagamos todos con nuestros impuestos...y como el dinero público no es de nadie... A los que gustan de los toros les deseo la peor y más dolorosa de las muertes, que el karma actúe y tengan lo que merecen. De todas formas es gente muy casposa, grasienta y mugrienta que suelen acabar todos muy mal.
 
Muy mal que haya presidio la corrida de la prensa.
Es el J. de Estado de todos los españoles no solo de los taurinos, un desprecio a los no taurinos y a todos aquellos que nos oponemos a la tortura de los animales..

Otra metedura de pata.
 
A los que gustan de los toros les deseo la peor y más dolorosa de las muertes, que el karma actúe y tengan lo que merecen. De todas formas es gente muy casposa, grasienta y mugrienta que suelen acabar todos muy mal.

El deseo claramente expresado de aplicar la ley del Talión falla en un punto y es que dicha ley es aplicada a las personas. Pero bueno, pelillos a la mar. El karma es el karma.
Juan Carlos, amante de las corridas, ya en edad provecta y con una inmensidad de recursos para su vejez de oro, que se cuide muy mucho porque ya forma parte de la "gente casposa, grasienta y mugrienta".
Que cosas. Lo que se aprende.
 
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¿Alguien duda?
¿Hay dudas sobre su afición?.
Pues se le hacia el culo agua de limón.

Hoy no ha ido porque es viernes.
No ha ido porque con su segundo marido va solo a lo que no puede dejar de ir.
No va con su marido a disfrutar como antes, porque....lo quiere mucho.


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Ese "teatrillo" era mientras no enseniaba las "unias". Mientras caminaba hacia el trono...habia que tragar de todo.
 
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