Felipe Gonzalez



Margarita Robles justifica el terrorismo de estado y elogia a Felipe González ante Ana Rosa

«Fueron momentos muy difíciles que se nos han olvidado donde ETA mataba», se excusó Robles.



La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha alabado la tarea de Felipe González como presidente español y justificado los documentos de la CIA que demuestran como el gobierno de González organizó los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) con informes correspondientes al año 1984.

Robles ha sido entrevistada por Ana Rosa Quintana y ha demostrado que se siente orgullosa de aquella época, echando balones fuera con ETA, una de las más recurrentes cortinas de humo: «Formé parte de la última etapa del gobierno de Felipe González, fui secretaria de estado de Interior y fueron momentos muy difíciles que se nos han olvidado donde ETA mataba».


«Felipe González es un personaje clave de la historia de nuestro país. El año 1982, el PSOE con González al frente rajo los avances en materia de educación, sanidad, de derechos y libertades ya que habíamos salido de un golpe de estado y por lo tanto creo que se tiene que ser generoso para cada momento», justificó Robles.


«A veces hay cierto adanismo y pensamos que antes de nosotros no hubo nada. Pero antes hubo mucha gente luchando por hacer un país mejor. Hay que poner en valor a todas esas personas que tuvieron responsabilidad política e hicieron cosas en positivo por España, por el país», ha apuntado.


Esta individua legitima crímenes de Estado desde su actual puesto de ministra en el Gobierno ¡¡¡Tremendo!!!

No todo vale , si estamos en una democracia debe operar la claridad y la transparencia. Gonzalez debe dar explicaciones, a no ser que vivamos en una democracia devaluada e imperfecta en la que se avalan los crímenes de Estado.

Condenamos a los terroristas de ETA, como debe ser, pero si se ampara y protege a quien ha cometido crímenes de estado es ponerse a su misma altura, y eso no es aceptable en una país verdaderamente democrático en pleno siglo XXI.

No me ha gustado nunca Margarita Robles desde su comportamiento con su colega de entonces Baltasar Garzón, es una de las rémoras que tiene Pedro Sanchez en su Gobierno junto con otros ministros "felipistas gonzalistas"

Bien por Margarita Robles, a ver si paran los ventiladores que echan humo
 
CUANDO EL SENADO INVESTIGÓ LOS GAL... HASTA QUE LLEGÓ EL TENIENTE GENERAL Y EL PP MANDÓ PARAR


El Congreso ha dado portazo este martes a la investigación sobre los GAL pendiente hace 37 años, sin derivar siquiera el tema al Pleno.

Hace 25 años el Senado sí llegó a aprobar una comisión, que comenzó los trabajos hasta que se intuyó que podía aflorar alguna verdad incómoda y se abortó inmediatamente. Una historia para recordar hoy.


RAMÓN SOLA|23/06/2020
Saenz

Sáenz de Santa María, entre Serra y Barrionuevo.

Desde la perspectiva actual, no deja de sorprender que el Senado pusiera en marcha una comisión de investigación sobre los GAL allá por 1995. Aunque lo que realmente da la señal de la realidad no fue su comienzo sino su final: apenas unas semanas después aquel foro se cerró abruptamente, al primer indicio de que en él podría acabar aflorando parte de la verdad de la guerra sucia.



La «culpa» la tuvo un teniente general de la Guardia Civil, el locuaz José Antonio Sáenz de Santamaría, que fallecería en 2003. Bastó la insinuación de que estaba dispuesto a contar en la comisión todo lo que sabía para que los trabajos se dieran por finalizados, con el impulso del mismo PP que les había dado luz verde.

La mochila de Sáenz de Santa María estaba cargadísima. Para empezar, procedía del franquismo. Además, a finales de los 70 y durante todos los 80 había tenido altísimas responsabilidades tanto en la Policía española como en la Guardia Civil e incluso el Ejército. Y entre tanto había sido delegado del Gobierno en la CAV en los «años de plomo»; se lo encomendaron tras el atentado de Ispaster que costó la vida a seis guardias civiles y a dos miembros del comando de ETA.

«Contra ETA se han usado iguales métodos con el PSOE que con la UCD», había apuntado en ‘El País’ unos meses antes, denunciando agriamente que la derecha estuviera usando la guerra sucia para tratar de superar electoralmente a Felipe González.

Dejó caer a ese sector avisos así: «La ideología de la derecha en aquella época, y ahora todavía, la resumía su jefe, don Manuel Fraga, con quien también trabajé, en una frase: ‘El mejor terrorista es el terrorista muerto’. Y hay otra frase que complementa la anterior: ‘Cualquier teniente de la Guardia Civil sabe lo que hay que hacer para acabar con ETA’. Pues no. Yo sostenía lo contrario. Un terrorista muerto da satisfacción. Un terrorista vivo, y detenido, da información. Es más práctico. Por naturaleza, soy enemigo de toda muerte violenta, mientras no sea estrictamente necesaria». Una argumentación que define al personaje.

La comisión de investigación del Senado se había aprobado en octubre, por un solo voto de diferencia. Fue Angel Acebes, el mismo que una década después trataría de achacar a ETA el 11-M, quien defendió desde el PP que la investigación parlamentaria no interfería con la judicial y que debían pasar por esa comisión cargos del PSOE como el exministro de Interior José Barrionuevo.


Cuando llegó la hora de votar las comparecencias, a principios de diciembre, contra pronóstico fueron rechazadas sistemáticamente. Y en apenas 48 horas el PP pasó a proponer la liquidación de la comisión, que el PSOE apoyó aliviado.


¿Qué había pasado entre tanto? No tardó en publicarse que Sáenz de Santa María se había reunido con dos enviados del PP y de la antigua UCD. El más conocido de ellos, el que fuera ministro de Gobernación tras la muerte de Franco, Rodolfo Martín Villa. El teniente general había avisado en esa entrevista a ‘El País’ de que «en la lucha contra el terrorismo, hay cosas que no se deben hacer. Si se hacen, no se deben decir. Y si se dicen, hay que negarlas». Les dejó entrever que quizás esta vez no iba a negar, sino a activar el ventilador.


El PP lo desenchufó inmediatamente. Y Sáenz de Santa María siguió amagando pero sin dar durante unos cuantos años más. Meses después, por ejemplo, declaró como imputado ante Baltasar Garzón por el «caso Oñederra», uno de los sumarios del GAL que entonces aún estaban vivos. Se limitó a exculparse y fue inmediatamente exculpado.

 
Contra Felipe González
Quique Peinado

contacta@infolibre.es @quiquepeinado
Publicada el 21/07/2020 a las 06:00Actualizada el 22/07/2020 a las 12:56
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Siempre fui muy precoz en lo que se refiere a la conciencia política e incluso a mi amor por el periodismo. Con 14 años comparaba el periódico de información general, cosa que evidentemente no era muy normal ni siquiera entonces. Era el principio de los 90. Como siempre estuve ideológicamente a la izquierda del PSOE, crecí en cierta manera odiándolo. Hoy tengo claro que sé por qué.

El porqué tiene nombre y apellidos: Felipe González Márquez. Yo soy hijo de la España de los GAL y de la corrupción sistémica del arranque de esa década, sentía que el presidente (y todavía hoy lo siento) era el cabecilla de una manga de ladrones y comandante en jefe de lo que llamaban, en el mayor eufemismo posible, la guerra sucia. Vivía aterrorizado por ETA, era de esa gente que jamás soñó con ver su final. Estaban ahí. En mi país se mataba. Como soy de Vallecas y un par de veces cayó cerca (un día estaba en el Polideportivo de Palomeras y oímos un estallido tremendo; resultó ser un paquete que le explotó a un Tedax en un polígono cercano y lo mató) odié el terrorismo y a ETA, y me llenaba de angustia que desde el Estado se respondiera con la misma moneda. Yo no quería ser eso. Y me hacían sentirme parte, la parte ejecutora, por ser español. No hay nada peor que un terrorista. No hay nada peor que ser el capataz del miedo.



Y luego estaba lo de la corrupción. Era un sistema extractivo de dinero tan organizado y tan sistémico, que la expresión “fondos reservados” me sigue llevando a día de hoy a un revoltijo en mis tripas. Es muy duro ver que se lo llevan, pero si te considerabas progresista, de alguna manera se lo llevaban “los tuyos”. Porque aunque estuviera claramente posicionado más a la izquierda, yo era un adolescente que ve la ideología a brochazos gordos. Y, en cierta manera, sentía que el jefe de la banda era de “los míos”. Por suerte, Felipe González se encargó de dejarme claro que yo no era de los suyos con ese odio visceral y atávico por Julio Anguita e Izquierda Unida. Ya saben, lo de son “la misma mierda” y esas cosas. Tal era el estado de la nación en mi cabeza, que en las elecciones de 1993, en las que el PSOE ganó contra pronóstico (aquellas en las que Felipe González dijo haber entendido el mensaje, aunque luego se demostró que lo había entendido por los coj*nes) yo pensaba que el país estaba idiota perdido. Sentía, a mi manera poco elaborada ideológicamente, que Felipe se tenía que ir y que nada era peor que él. La realidad es que, a día de hoy lo pienso, a mediados de los 90 ese no era un mal análisis.

El caso es que siento que ese adolescente no se equivocaba con Felipe González. Él se ha encargado de demostrarlo en los últimos 20 años. Últimamente ha abierto la boca para defender la presunción de inocencia del rey emérito (ha dicho que se enfrenta a “lo que diga una señora”, que como es bien listo no ha dicho “una fulana”, aunque posiblemente lo piense) y para afirmar que él no cree que Jordi Pujol robara y que, aunque se esté planteando juzgar a esa familia como una banda criminal, mantiene que todo es para proteger a sus hijos, que sí que son unos manguis y que el padre de la patria, con el que Felipe construyó algunos telones de impunidad en los 80 y los 90, es un hombre molt honorable. Con las mismas, ha afirmado, con esa ironía que maneja con maestría, que alguien tiene que explicarle para qué quiere Pablo Iglesias saber las cositas del CNI. Es decir: presunción de inocencia para JCI y Jordi Pujol, presunción de culpabilidad para el Vicepresidente Segundo de un gobierno encabezado por el PSOE. En ambos casos me temo que el razonamiento para defender ambas cosas es el mismo: que le salpique lo menos posible a su figura. Nada más.


No tengo pruebas pero tampoco dudas de que para Felipe González es más deseable Pablo Casado que Pablo Iglesias. Incluso diría que preferiría a Santi Abascal, que al fin y al cabo votó en contra de que le investigaran en el Congreso por los GAL. Con las mismas, no albergo demasiadas dudas de que se sentiría más cómodo con Albert Rivera o Inés Arrimadas que con Pedro Sánchez.

Y justo por esto, creo que en mi generación debemos dejar de aplicar el odio felipista al actual PSOE. Para nosotros, el PSOE representa un mal que ya no existe. Sí, es un partido con una veta neoliberal evidente. Sabemos hasta dónde no llegará nunca, hace tiempo que aprendimos a no esperar nada de él y así no decepcionarnos. Vale que tiene un presidente que afirmó que no dormiría tranquilo con mi voto representado en un gobierno, que es de las cosas más insultantes que puede decir un progresista de una persona que esté a su izquierda, y que es un ser humano capaz de decir una cosa por la mañana, la contraria a mediodía y llegar por la noche a una entente cordial entre lo que declaró por la mañana y lo que afirmó al mediodía. Pero ese odio, ese Pablo Iglesias (en el que me vi absolutamente reflejado) hablando de la cal viva en el Parlamento cuando ni tocaba ni era justo, creo que es propio de otro tiempo. No le voy a dar amor al PSOE, pero no creo que se merezca ese odio desde las tripas de mi yo adolescente de los 90.


Eso sí: que esto no impida ver que Felipe González es de la clase de personas a las que hay que confrontar siempre. Esa gente que, en última instancia, cuando se dibuja una raya en el suelo y en un lado están los poderosos y en la otra los desposeídos (pongamos ‘descamisaos’, por utilizar su jerga), claramente se va a colocar en defensa de los que lo tienen todo. Y esa es, al final del día y sin matices, la línea que divide a la gente que merece la pena de la que no.

 
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Pilar Zabala pide a la fiscalía que se investigue la posible vinculación de Felipe González con los GAL​

11/01/2021 por Redacción

La hermana de José Ignacio Zabala, asesinado por los GAL en 1983, ha presentado en el ministerio fiscal de Guipúzcoa un escrito para que se investigue la presunta vinculación del Felipe González con los Grupos Antiterroristas de Liberación que fueron sufragados con fondos públicos.​

El escrito incluye las últimas informaciones publicadas en las que constan los informes de la CIA que relatan que los GAL fue una banda «organizada, o al menos asistida por la policía española que están llevando a cabo una ‘guerra sucia'».

A través de sus redes sociales la exdiputada de Podemos comunicó la noticia y anunció la creación de una plataforma para intentar que se haga justicia con los asesinados por los GAL:

Quiero compartir con vosotras una iniciativa que hemos planteado a la Fiscalía. A algunas os parecerá una utopía, pero Felipe González bien sabe que tarde o temprano conoceremos la verdad:

El pasado mes de junio salía a la luz un informe redactado por la CIA en enero de 1984 en el que
se aseveraba textualmente que «Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a terroristas». La frase sobre el presunto papel del ex- presidente del Gobierno español en la creación de los GAL queda suspendida entre dos grandes huecos en blanco censurados por la agencia de inteligencia americana antes de desclasificar el citado informe, por lo que no se identifica la fuente de la información que permite hacer esta afirmación.

No obstante, que tanto la frase anterior como la siguiente estén tachadas denota un
claro indicio de que no se trata de declaraciones indirectas, sino de la revelación tajante de una
o de varias personas con información fidedigna, directa y privilegiada. Y es que, cuando el
documento continúa señalando que «la prensa española está plagada de especulaciones sobre
que las autoridades están detrás del GAL y sobre que el gobierno de González ha indicado que
está preparado para hacer todo lo posible para extirpar a ETA», sí se remarca claramente que las
fuentes provienen de informaciones periodísticas, al contrario que en el caso anterior. Asimismo,
es sorpresivo que la fecha de redacción del informe de la CIA (enero de 1984) date de un
momento incluso anterior a las primeras publicaciones que apuntaban a que el Gobierno español
estaba detrás de los GAL.

-El 6 de julio de 1983, tres meses antes de que los GAL comenzarán a actuar en territorio francés
(Joxean Lasa Arostegi y mi hermano fueron secuestrados el 16 de octubre en Baiona), el CESID
redactaba una «nota de despacho» cuyo encabezamiento decía: «Acciones en Francia». Este
informe, similar al que se negó a autorizar Adolfo Suárez en 1978, recogía cómo y de qué manera
,se tenía q,ue actuar contra los presuntos miembros de ETA y concluía que «la forma de acción
más aconsejable es la desaparición por secuestro»; eso sí, subraya que «sólo quien está
conduciendo la lucha contra el terrorismo en su conjunto, puede decidir (sic) o no este tipo de
acciones». Con posterioridad, esta «nota de despacho» fue conocida popularmente como el acta
fundacional de los GAL.

-La periodista Pilar Cernuda revela en su libro «El Presidente» (1994, Temas de Hoy, p. 292) que
«es rigurosamente cierto que, semanas antes de que se empezaran a conocer las actividades del
GAL, y se produjeran sus primeras víctimas, en una cena celebrada en el Hotel Ercilla de Bilbao,
Felipe González, conmocionado por la noticia de un atentado reciente, dijo con rabia que a los
terroristas había que machacarlos con sus propias armas, las del terrorismo; pero no hay ni una
sola prueba de que Felipe González diera instrucciones al ministro del lnterior para que ordenara
a un grupo de policías eficaces que se pusieran a actuar contra ETA, con métodos expeditivos».

-En 2014, el ministro de Defensa del primer gobierno de José María Aznar, Eduardo Serra, en un
programa de «salvados» (La Sexta) se jactaba de ser «el protagonista de no desclasificar unos
papeles de los servicios de inteligencia que presuntamente inculpaban al anterior presidente del
gobierno de haber colaborado de manera poco legítima en la lucha contra ETA». Serra
argumentaba que «en el fondo estoy protegiendo el bien que me encarga la comunidad, la
sociedad española, que es que el terrorismo no siga haciendo estragos».

– Robert Pandreau, ministro delegado para la seguridad del Gobierno de Jacques Chirac entre los
años 1986 y 1988, responsable de la política antiterrorista francesa, desvelaba en una entrevista
haber llegado a un «acuerdo» con elGobierno español utilizando las siguientes palabras textuales:
«Yo os daré cuanto sé, y procederé a las extradiciones, pero lo pararé todo si se producen en
Francia atentados anti-independentistas del GAL». Robert Pandreau hizo esa revelación en la
mencionada entrevista realizada el 20 de diciembre de 1990 por dos periodistas de France Press,
Pierre Favier y Michel Martin-Roland, para documentar el segundo volumen de un análisis sobre
la presidencia de Frangois Mitterrand «La décennie Mitterrand'(Ed. Seuil, p. 680). Era 5 de agosto
de 1986 cuando Robert Pandreau visitaba oficialmente Madrid para entrevistarse con el ministro
de lnterior de la época, José Barrionuevo, y con Felipe González, que interrumpió expresamente
sus vacaciones estivales para acudir al encuentro. Las filtraciones de la embajada francesa en
Madrid, citadas por los despachos de AFP y Reuter, que dieron cuenta de ese viaje, subrayan
que Robert Pandreau «examinó» en Madrid una «lista de separatistas vascos refugiados en
Francia». Según los mismos despachos, Felipe González resumió su diálogo personal con Robert
Pandreau en estos términos: «Esta visita no hace más que reforzar la decisión de no permitir que
el sur de Francia sea un santuario para la preparación de actos terroristas en España». A partir
de esa fecha, ya no se produjeron nuevos atentados de los GAL, salvo el asesinato de Juan
Carlos Garcia Goena, sobre el que el Gobierno galo pidió inmediatamente «información» y
«explicaciones» (ABC, 2910711987, p. 18). Sería el último. En definitiva, en París nadie dudaba
que el GAL era una (emanación> del Gobierno español.

– De lo expuesto, se desprende tácitamente que los servicios secretos, tanto franceses como
españoles, están en posesión de información que apunta a que sus gobiernos detentan más que
fundadas sospechas de que el señor Felipe González Márquez podría haber impulsado los GAL o,
al menos, haber autorizado su creación; suposición que ahora. Corroboran de forma directa los
documentos desclasificados de la ClA, asegurando categóricamente que el ex-presidente acordó
«la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a terroristas».

Ante este nuevo indicio, y teniendo en cuenta la desaparición de ETA, solicita que: en concordancia con el artículo 773.2 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el 5 del EOMF, la
Fiscalía incoe diligencias de investigación para dilucidar si el señor Felipe González Márquez
pudiera ser objeto de denuncia por haber incurrido presuntamente en el delito de inducir a cometer
atentados y desapariciones forzadas a través de los GAL (artículo 28 a) del Código Penal) o en el
delito de, en vez de ser garante del estado democrático y de derecho, haberse prevalido de su cargo
público de presidente del Gobierno español para tolerar, financiar o encubrir graves vulneraciones
de derechos humanos por medio de los fondos reservados (artículos 451 al 454 del Código Penal),
tal y como evidencian innumerables testimonios e informaciones.
En el caso de que el Ministerio Fiscal considerase que los posibles hechos delictivos aquí relatados
hubieran prescrito o no cupieran per se en un proceso aparte, RUEGA QUE las citadas. Diligencias
de investigación se inicien, formalicen e incluyan para instruir la causa por el asesinato de Juan
Carlos García Goena, sumario que aún continúa abierto en la Audiencia Nacional.



 
Felipe González contra el Gobierno de coalición: las batallas perdidas del 'jarrón chino' del PSOE

  • El expresidente intensifica sus declaraciones contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Unidas Podemos mientras que su presencia en el consejo editorial de Prisa lo involucra en la guerra interna por el control del grupo mediático

  • Incluso los socialistas menos partidarios del acuerdo con Pablo Iglesias no entienden la estrategia de González en un momento de grave crisis en el que la única alternativa para España son el PP y Vox

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Fernando Varela
fvarela@infolibre.es @fervabi
Publicada el 21/06/2020 a las 06:00
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Juan Carlos de Borbón (de esoaldas) conversa con Pedro Sánchez y Felipe González en las inmediaciones de la capilla ardiente de Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso, el 10 de mayo de 2019.
Juan Carlos de Borbón (de espaldas) conversa con Pedro Sánchez y Felipe González en las inmediaciones de la capilla ardiente de Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso, el 10 de mayo de 2019.

Inma Mesa

En noviembre de 2016, apenas mes y medio después de la operación política en la que él mismo participó para defenestrar a Pedro Sánchez de la Secretaría General, facilitar la investidura de Mariano Rajoy y aupar a la entonces presidenta andaluza Susana Díaz al liderazgo del PSOE, el propio Felipe González hizo una confesión reveladora acerca de su pérdida de influencia dentro del partido. No apoyaría expresamente a Díaz, dijo en un coloquio organizado por un grupo de comunicación en Sevilla, porque “la fastidiaría”. “Sería una desgracia para ella y para mí que yo me pronunciara” sobre sus preferencias en las primarias del partido porque “hasta ahora ningún candidato que ya haya apoyado ha ganado. Fíjese si estorbo”, remarcó.

Y es verdad. “Felipe ha perdido todas las batallas que ha dado dentro del PSOE desde que dejó la Secretaría General”, recuerda un ex dirigente socialista que no oculta su perplejidad por la actitud del expresidente en las últimas semanas. Apoyó a Joaquín Almunia frente a Josep Borrell en 1998, a José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero en 2000, a Eduardo Madina frente a Pedro Sánchez en 2014 y a Susana Díaz de nuevo frente a Sánchez en las primarias de 2017. Perdió siempre. Así que es muy difícil encontrar a alguien en las filas socialistas que crea en que sus declaraciones críticas con el Gobierno de coalición y su creciente actividad en contra de los intereses del actual secretario general del PSOE vayan a tener algún efecto.

A sus 78 años de edad, casi un cuarto de siglo después de abandonar la Moncloa y dos décadas después de perder influencia en la dirección del partido —con la única excepción de los tres años que Alfredo Pérez Rubalcaba permaneció en la Secretaría general del PSOE—, Felipe González sigue siendo una personalidad incómoda para Pedro Sánchez. No hay química entre ambos. El que fuera primer líder socialista tras el final de la dictadura nunca ha ocultado la escasa simpatía que le merece José Luis Rodríguez Zapatero y sobre todo Pedro Sánchez. Ninguno de los dos forma parte de la tradición del felipismo. Tras la retirada y repentino fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba y del paso atrás dado por Eduardo Madina, la herencia política de González ha quedado reducida a la mínima expresión: la única socialista en activo que puede reivindicarla es Susana Díaz, pero está muy debilitada tras la derrota electoral andaluza de 2018.

Fue el propio Felipe González quien ideó la expresión “jarrón chino” para referirse a los expresidentes del Gobierno. “Somos”, cuentan que dijo, “como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños; no se retiran del mobiliario, porque se supone que son valiosos, pero están todo el rato estorbando”.


En el seno del PSOE sigue habiendo mucha gente que simpatiza con González, a quien identifican con una época de hegemonía social y cultural que nunca ha vuelto a repetirse y sobre todo con una etapa de transformaciones sociales decisivas en las historia de España después de la dictadura. Pero cada vez hay menos gente que entienda qué es lo que pretende con sus recientes apariciones públicas, asegura un dirigente socialista poco sospechoso de sanchista con el que ha hablado infoLibre.


Contra el ‘marxismo’


En una de las últimas intervenciones en foros abiertos, hace pocos días, comparó el Gobierno con “el camarote de los hermanos Marx”, con la intención de ridiculizar el funcionamiento de la coalición PSOE-Unidas Podemos. “A veces sufro esta dinámica en la que entramos que se parece mucho al camarote de los hermanos Marx, que cuando uno propone algo uno dice 'y yo dos huevos duros más'. Eso no me gusta”, declaró antes de criticar el abuso que el Gobierno está haciendo a su juicio de los decretos ley, un mecanismo legal al que Sánchez ha recurrido de forma reiterada durante el estado de alarma.

Los dirigentes del partido que forman parte del Gobierno o que apoyaron a Sánchez en las primarias que ganó en 2017 a duras penas ocultan su malestar por lo que alguno de ellos califica como el “ruido de fondo Felipe”, porque creen que no ayuda en nada al partido en un momento complicado. No obstante, es un hecho que molestaba mucho más antes de las moción de censura, cuando Sánchez tenía el liderazgo interno pero no el social, que ahora que ha ganado cinco convocatorias electorales y lo que diga González apenas puede dañarle.

De hecho, en los últimos días, cuando los archivos de la CIA volvieron a señalarle como el responsable de los asesinatos cometidos por los GAL en los años de la guerra sucia contra ETA —la justicia ya estableció en su día la responsabilidad de altos cargos de su Gobierno—, no todo el mundo ha dado un paso al frente para defenderle. La vicepresidenta Carmen Calvo eludió hacerlo este miércoles en el Congreso durante la sesión de control cuando la diputada de EH Bildu Isabel Pozueta sacó el tema al hilo de la retirada de medallas y honores a altos cargos y policías franquistas por su actuaciones contra los derechos humanos.

Sí lo hizo la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una entrevista en televisión. Robles, que formó parte del equipo del Ministerio del Interior en el último Gobierno de González, reconoció a González el mérito de haber puesto en marcha “los mayores adelantos en educación, sanidad, derechos y libertades”. Se sumó también el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, aunque sólo fuera para afirmar que se reconoce en el PSOE de González y que acepta el “pasado, presente y futuro” de su partido con “sus luces y sus sombras”.

Y salieron en su defensa, por supuesto, los barones socialistas menos afines a Sánchez. “Nadie puede cuestionarle lo que ha sido”, aseguró Susana Díaz en unas declaraciones en las que expresó el "profundo respeto, reconocimiento y cariño" que siente hacia González, a pesar de que hay veces que comparte cosas con él y otras que no. “Que le quiero es público y notorio, y yo he sufrido en mis carnes cuando él no estaba de acuerdo con cosas que decía o hacía y lo manifestaba públicamente”, señaló.

Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, mostró su identificación con González sin ninguna reserva: “Felipe González Márquez es la huella más imborrable en la vida de más gente en España y el político español contemporáneo más moderno y respetado en el mundo”, dejó escrito en Twitter. Su homólogo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, arremetió contra quienes le critican porque, “en el fondo, desde niños llevan soñando con llegar a ser lo que fue” él. Y reivindicó su figura como la de un hombre de centro. González, dijo, “lo tuvo muy claro: cada uno tiene sus valores y principios pero el ejercicio de gobierno te obliga a ir ganando permanentemente el centro”.

“El más importante del siglo XX”

El cuadro de defensores lo completó el presidente aragonés, Javier Lambán, también con elogios superlativos. Lambán se confesó “fascinado””desde 1977 por González. “Desde entonces jamás me ha decepcionado. Es el hombre de Estado más importante del siglo XX y uno de los principales constructores de la UE: una referencia internacional”, subrayó.

Alabanzas todas ellas en línea con la derecha, muy interesada en contraponer la figura de González a la de Sánchez. Hasta el punto de que el líder del PP, Pablo Casado, dejó claro esta semana en el Congreso “el respeto” que le merece, anticipando que se opondrá a la apertura de la investigación parlamentaria sobre su responsabilidad en los GAL que han solicitado partidos como ERC y el PNV y que Unidas Podemos finalmente respaldará.

No obstante, más allá de los palabras públicas de reconocimiento, hasta los dirigentes socialistas más críticos con Sánchez no acaban de entender qué pretende González “poniendo palos en las ruedas” en un momento en el que la única alternativa al Gobierno de coalición es la suma de PP y Vox. “Claro que nos gustaría que el PSOE gobernase en solitario” o que en su momento Albert Rivera no hubiese ordenado un cordón sanitario contra Sánchez, señala uno de ellos. Pero ahora no hay otro camino, especialmente en medio de una crisis sanitaria y económica.

Sánchez intentó tender puentes después de las primarias de 2017 y antes de la moción de censura, pero González no quiso saber nada. La vuelta del PSOE a la Moncloa era un sueño en el que muy pocos creían y desde luego ninguno de ellos militaba en el felipismo. Y una vez habiendo ganado las elecciones —cinco en un año—, el actual líder socialista ya no le necesita como antes.

Así que González, aseguran fuentes consultadas por infoLibre, se siente aún más libre de entablar diálogos frecuentes y públicos con Jose María Aznar en los que ambos suman fuerzas contra Unidas Podemos, y para criticar abiertamente la coalición de Gobierno. Libre también para alimentar reflexiones desde la fundación que lleva su nombre y que congrega voces críticas contra Sánchez. Y libre también, según algunas fuentes, de dar la batalla por el control de El País y la Cadena SER y sumar así la potencia de fuego mediática del grupo Prisa a la ofensiva sostenida contra el presidente y su Gobierno que mantienen los periódicos, las radios, las televisiones y los digitales de la derecha. Otras fuentes internas restan trascendencia a los efectos que en la práctica tienen sus reflexiones semanales ante el consejo editorial del grupo Prisa, aunque reconocen que González no oculta su "antipatía" hacia la coalición del PSOE con Unidas Podemos.


En Moncloa, sin embargo, la preocupación es mínima. La solidez de la coalición PSOE-Unidas Podemos, lejos de haber sufrido con la pandemia y la crisis, se ha reforzado. Y están convencidos de que la figura del propio Sánchez ha salido reforzada. González “está ganando credibilidad en sectores conservadores, pero en el mundo progresista la gente le comprende cada día menos”.

Por eso no es de extrañar que cada vez aparezcan más voces, dentro del PSOE, que se atreven a replicar al expresidente, algo impensable antes de que Sánchez llegase a la Moncloa. Esta semana dos han sido particularmente llamativas. En primer lugar, el secretario general del PSE-EE de Gipuzkoa, Eneko Andueza, según el cual la lealtad en política debe entenderse “de otra manera” a como lo hace González. En el PSOE, sentenció, “en algún momento deberemos decirle a Felipe González que ya basta”. Y en segundo lugar el diputado Odón Elorza, quien a través de Twitter puso al expresidente como un buen ejemplo de lo difícil que es “mantener la coherencia en política”.


Mas vale como ya he dicho en varias ocasiones que Felipe Gonzalez y algunos de sus barones dejasen el PXXE y se alistaran en el PP. Seguro que les recibirían encantandos.
Por qué? Crees que en el PSOE viene mal que al menos algún militante con algo de influencia sea inteligente?
 
Por qué? Crees que en el PSOE viene mal que al menos algún militante con algo de influencia sea inteligente?
¿Quien Felipe el del Gal??? muy inteligente no es cuando se sabe y está en los papeles desclasificados de la CIA que fue el que creo el grupo terrorista el Gal
 
¿Quien Felipe el del Gal??? muy inteligente no es cuando se sabe y está en los papeles desclasificados de la CIA que fue el que creo el grupo terrorista el Gal
Ah sí? Curioso que no se hayan tomado medidas.
Me refiero a Felipe González el que piensa, el que fue capaz en la transición de ponerse de acuerdo con AP, con los comunistas, con los nacionalistas y con la UCD
 

La Ley del Talión​

  • Las acciones de ETA fueron tan espantosas que crearon un clima social y político inmerso en la más absoluta desesperanza. Resultaba difícil sustraerse de una realidad que, día sí y día no, azotaba con un nuevo atentado
Mikel Urretabizkaia

El expresidente del gobierno español Felipe González. EFE/ José Jácome/Archivo
15 de enero de 2021 22:22h
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El pasado 5 de enero Pili Zabala, ex candidata de Podemos en Euskadi y hermana del asesinado por los GAL José Ignacio Zabala, presentaba ante la Fiscalía de Gipuzkoa una iniciativa que "incoe diligencias de investigación para dilucidar si el señor Felipe González Márquez pudiera ser objeto de denuncia por haber incurrido presuntamente en el delito de inducir a cometer atentados y desapariciones forzadas a través de los GAL".

Lo hacía refiriéndose, entre otros documentos, a un informe desclasificado por la CIA con mención expresa al ex presidente del Gobierno, que el propio Felipe González calificó el pasado mes de julio como "un refrito para el derribo de lo que llaman el régimen del 78".

Esta iniciativa nos retrotrae a tiempos pretéritos difíciles de olvidar. Las acciones de ETA fueron tan espantosas que crearon un clima social y político inmerso en la más absoluta desesperanza. Resultaba difícil sustraerse de una realidad que, día sí y día no, azotaba con un nuevo atentado, un nuevo asesinado, una nueva víctima. Recuerdo que una mañana estuve hablando animadamente con un pequeño empresario vasco de esto y de aquello. Dos días después asistí a su funeral. ETA lo había asesinado. Lo que más me llamó la atención fue la entereza de la familia, la actitud contenida de sus hijos. Quizá era por la compañía, por sentirse arropados por tanta gente presente en el funeral. Pero pasan los días y tú te has quedado sin padre, te lo han arrebatado trágicamente. He pensado más de una vez en cómo hubiera actuado yo en esa situación. La rabia contenida puede dar paso al deseo de venganza. Es algo muy humano. La Ley del Talión resulta gratificante, pero algo hay en el ser humano, en la víctima, que le hace ser más generoso que el asesino. No utiliza las mismas armas para vengarse.

En los años 80 del pasado siglo, la sucesión de asesinatos y acciones terroristas llevó al Estado a una disyuntiva. En un sólo año, 1980, ETA asesinaba como media a una persona cada cinco días, resultaba insufrible. Reunidos responsables de la seguridad, decidieron aplicar la Ley del Talión. Funcionarios del Estado actuaron fuera de la ley contra los terroristas. Incluso contrataron a mercenarios y les dieron la orden de atacar a miembros de ETA en suelo francés a cambio de importantes cantidades de dinero, de fondos públicos. Crearon una identidad: Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Pusieron a su mando a oficiales de baja graduación dispuestos a jugársela por la pasta. Y comenzó la actuación. 27 asesinatos y algún secuestro.

Lo tremendo de todo aquello fue que situaban al Estado a la altura de ETA. Dieron un paso al abismo empujados por la Ley del Talión y se olvidaron de que, como decía Cicerón, "los magistrados que administran la Ley, los jurados que la interpretan - todos nosotros, en suma- obedecemos la Ley con el objeto de poder ser libres". Se saltaron la ley, al igual que lo venían haciendo los terroristas.

Cierto que lograron llevar el miedo a los círculos alrededor de ETA pero, ¿a qué precio? Años después llegaron las investigaciones judiciales y las condenas, aunque varias actuaciones quedaron sin resolver.

En julio de 1998, el Tribunal Supremo condenó por una de las acciones de los GAL, el secuestro de Segundo Marey, nada menos que al exministro de Interior José Barrionuevo, al secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y al gobernador civil de Vizcaya Julián Sancristóbal, a 10 años de cárcel. La cúpula del ministerio del Interior, condenada por el Supremo.

Segundo Marey, era un ciudadano residente en Hendaya que el 4 de diciembre de 1983 fue secuestrado, en pijama, en esa localidad por tres mercenarios que habían sido pagados con fondos reservados del ministerio del Interior. Los secuestradores lo confundieron con un etarra y lo mantuvieron secuestrado en condiciones horribles a pesar de que se dieron cuenta de su error. Fue el inicio de las actividades de los llamados GAL. Como se ha mencionado, por aquel secuestro fue procesada y condenada la cúpula de Interior a 10 años de cárcel. El ex ministro José Barrionuevo fue indultado por el entonces presidente José María Aznar cuando llevaba tres meses de cárcel, lo mismo ocurrió con sus compañeros del ministerio.

El comandante del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo en 1983, Enrique Rodríguez Galindo, fue condenado por el Tribunal Supremo a 75 años de cárcel en julio de 2001, cuando ya era general, por el caso del secuestro y posterior asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala. Junto a él fue también condenado el gobernador civil de Gipuzkoa Julen Elgorriaga. Galindo cumplió cuatro años de cárcel, de los 75 a los que fue condenado. Elgorriaga únicamente cumplió dos años.

Aquel caso fue especialmente tenebroso, porque los secuestradores torturaron en una sede oficial del Estado, y con especial oficio, a los secuestrados. Ambos eran cercanos a ETA, pero tenían muy poca información. Así que poco pudieron sacarles y, en el camino hubo tal fruición en la tortura que los dos secuestrados eran prácticamente guiñapos humanos con cierta vida, cuando dos guardias civiles los trasladaron desde San Sebastián hasta un terreno de Alicante donde los remataron a tiros y enterraron en cal viva.

Este caso es el que provocó un terremoto emocional en la vida de Pili Zabala, porque José Ignacio Zabala, uno de los secuestrados y asesinados, era su hermano.

En junio del año pasado saltaba una inquietante noticia: "Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a terroristas", titulaba el diario La Razón, basándose en un informe confidencial de la CIA recientemente desclasificado. En ese informe, elaborado en enero de 1984, entre otros documentos, es en lo que se basa Pili Zabala para tratar de desentrañar lo que realmente fueron los GAL. En su escrito remitido a la Fiscalía de Gipuzkoa este pasado 5 de enero, Zabala argumenta lo siguiente:

"El pasado mes de junio salía a la luz un informe redactado por la CIA en enero de 1984 en el que se aseveraba textualmente que "Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a terroristas". La frase sobre el presunto papel del ex presidente del Gobierno español en la creación de los GAL queda suspendida entre dos grandes huecos en blanco censurados por la agencia de inteligencia americana antes de desclasificar el citado informe, por lo que no se identifica la fuente de la información que permite hacer esta afirmación. No obstante, que tanto la frase anterior como la siguiente estén tachadas denota un claro indicio de que no se trata de declaraciones indirectas, sino de la revelación tajante de una o de varias personas con información fidedigna, directa y privilegiada".

A raíz de la publicación de ese informe desclasificado de la CIA el pasado mes de junio, PSOE, PP y Vox votaron en contra de una iniciativa para crear una comisión de investigación en el Parlamento sobre el asunto.

El propio Felipe González negó taxativamente en 1995 que desde el Gobierno se decidiera iniciar algo parecido a los GAL. "Es una hipótesis imposible" aseguró en una entrevista realizada en 1995 por Iñaki Gabilondo en TVE. "Un periodista me preguntó -dijo González- "¿y si se demuestra que el Gobierno ha participado de alguna manera en la creación de los GAL? Y yo contesté, mire usted esa es una hipótesis imposible, porque nunca lo ha hecho y por consiguiente es imposible que algún día se pueda demostrar eso".

En una entrevista publicada este pasado viernes en El Correo y El Diario Vasco, Zabala aseguraba que "todo documento que sirve como posible prueba de delito debe ser analizado y no puede ser rechazado sin investigación y menos si proviene de la CIA, que para lo que interesa se considera una fuente muy fiable".

 
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