Se me olvidaba que hace unos años vi a .... (he tenido que mirarlo porque no me acordaba del nombre)... vi a Luis Cobos, el de los chundachundas atroces que se te amputan solas las orejas. Estaba en la feria de mi pueblo, montado en los cohetes voladores infantiles, sí, infantiles, a eso de las 6 de la tarde, con un sol de justicia, y compartía cabina espacial con una rubia vistosa vulgarota más joven que él, ambos felices, subiendo y bajando de la altura atmosférica. Pensé lo contento que estaba el hombre y lo poco que le importaba todo y me alegré (sobre todo me alegré de que no nos martirice más con aquellos desarreglos musicales).