Explosión en el puerto de Beirut - 2020

Para quien diga que somos conspiranoicis




Estados unidos (Israel no se pronuncia por su estado de güera con el Líbano) apoya las protestas contra el primer ministro


Para las dudas: es prosrio, está aliado con Hezzbollah y es antisionista. Al anterior a este le echaron por traición a favor de Arabia Saudí.....

Por cierto los cristianos libaneses (un casi 40% de la población) actualmente son bastante afines y proclives a la alianza a Hezzbollah más que nada porque son un freno al sunismi radical que hay por siria y apoyo al Isis y tiene la costumbre de matar chiitas y cristianos (hezzbollah es chiita).

Una de las consecuencias del ISIS fue un acercamiento de los cristianos y chiitas, ambos objetivos del sumisno radical financiado por Arabia Saudí . Los americanos saben que están perdiendo el país en favor de la alianza proAssad y anti Israel (y Arabia Saudí). Actualmente la alianza antisionista tiene el 55% de apoyo pero el sistema electoral hace que siempre estén en la oposición, bueno casi siempre. Ahora están el poder tras la espantada de anterior primer ministro quien huyó a Arabia Saudí porque decía que Hezbollah le iba amatat y volvió y fue derrocado por presión popular porque el tipo estaba tan alineado con Arabia Saudí que hasta apoyo las sanciones contra el Líbano, todo un patriota vamos.

Ante este patatal pensar en conspiraciones no es salido de madre. Especialmente si el petardazo viene seguido de protesta apoyadas por estados unidos .... Que puede ser que hubiera sido un accidente y solo se aprovechen ok. Pero tratándose del Líbano se piensa siempre en conspiración, y no falta razón
 
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La explosión del polvorín de la Armada del 18 de agosto de 1947: cuando Cádiz fue Beirut

La Armada decidió en 1943 almacenar 2.200 minas submarinas en una instalación militar cerca del puerto. El Gobierno de Franco preveía su utilización durante la II Guerra Mundial


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Área devastada por la explosión de Cádiz. (www.explosiondecadiz.es)

Agustín Rivera, Málaga, 09/08/2020 05:00

Mercedes Quevedo tenía 15 meses. Su padre había ido a la tienda Marconi, un sitio para arreglar radios del centro. De repente, escuchó un fuerte estruendo, salió corriendo y, cuando llegó a su casa, todo estaba caído en el suelo. Su madre y su hermana murieron en el acto. Su hermana tenía una astilla clavada en el costado y la operaron de urgencia. Ella tenía cristales rotos incrustados en todo el cuerpo.

El relato que su padre contó a una enfermera jubilada del hospital Puerta de Hierro de Madrid, soltera de 74 años, es el de la explosión de Cádiz, la mayor catástrofe del siglo XX de la ciudad andaluza: 151 muertos, 50.000 heridos y 500 edificios destruidos. Ocurrió a las 21:45 horas del 18 de agosto de 1947 y guarda similitudes con la explosión de Beirut de esta semana. La más evidente es que se encontraba en una zona industrial rodeada de una periferia urbana y habitada.


El Gobierno de Franco no pasaba por alto el gran valor estratégico de Cádiz. La Armada decidió, en 1943, almacenar 2.200 minas submarinas en una instalación militar cerca del puerto con las naves industriales vacías. Se trataba de tenerlo lo más cerca posible de la salida marítima y así poder embarcarlo con rapidez si fuera necesario. Pero ese material explosivo jamás se utilizó y quedó no solo acumulado, sino hacinado. Era un cóctel demasiado peligroso.

La muralla de Bahía Blanca, de 19 metros de altura, apantalló la explosión en un solo sentido al existir un gran desnivel en el terreno. La energía se proyectó en abanico y afectó a un barrio entero como el San Severiano, mientras que en Beirut la onda de choque ha sido concéntrica y se ha expandido de forma circular a partir del epicentro.

Pensaban que era un meteorito
En Cádiz no quedó ni una sola casa sin el cristal roto. Las cortinas de las viviendas, no solo las de extramuros de la ciudad, desaparecieron. El hongo de luz, un fogonazo, se percibió en las costas de Huelva, a 200 kilómetros. Pensaban que había caído un meteorito. En Sevilla, a 120 kilómetros, se escuchó el estruendo.

José Antonio Aparicio, presidente del Instituto Español para la Reducción de los Desastres, ha investigado a fondo el acontecimiento. En 'La noche trágica de Cádiz' reveló que el almacén carecía de cualquier control y vigilancia. También que la Armada había previsto utilizarlo si España entraba en la II Guerra Mundial.

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Mercedes Quevedo en una imagen reciente.


"Habría explotado tarde o temprano. Hubo una negligencia que había que investigar", explica Aparicio en conversación telefónica con este diario. La Armada tenía que investigarse así misma. Se subrayó que no existía ningún indicio o causa para que ningún responsable militar asumiera su error. La investigación se archivó en 1950 al argumentar el juez que no había encontrado culpables.

Mercedes lamenta que la explosión le cambió la vida para mal. Al quedarse sin madre, vio como su padre se volvió a casar. "Y ya nunca fue lo mismo. Tuve una madrastra. Mi padre fue marino. La Guerra Civil le sorprendió en zona roja y le quitaron su carrera militar. Empezó a trabajar en los Astilleros de Cádiz como ayuda de los ingenieros navales. Se encargaba de revisar los planos de todos los barcos antes de su botadura".

"Lo de Beirut es muy parecido a lo que nosotros sufrimos en Cádiz. Al final se repite la historia…", lamenta Mercedes.

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Ubicación de los dos polvorines tras la explosión. (www.laexplosiondecadiz.es)

Antonio González tenía cinco años cuando el terror se asomó una calurosa noche de agosto de 1947. Su madre era cocinera de la Casa-Cuna, el hogar donde iban huérfanos, y situado a escasos metros de la explosión. Todas las noches ella le daba un beso y le regalaba una golosina. Cuando ya estaba a punto de quedarse dormido, notó que la cama se elevaba y al reposar la cama otra vez en el suelo se vio rodeado de escombros.


Había un hueco donde él veía un firmamento azul. Oía voces por aquí y voces por allá. Las voces se alejaron y Antonio gritó: "¡Estoy aquí, aquí!". "Me rescataron un marinero, un soldado y un guardia civil. Había todavía rescoldos calientes alrededor de la cama", recuerda. Lo rememora como si acabara de pasar. Su madre falleció a los dos días de la explosión tras ingresar en el hospital. Había sido parcialmente aplastada.

La madre de Antonio no tenía que haber muerto si la autoridad competente hubiera leído un informe de tres páginas, de un teniente coronal de armas navales, fechado en julio de 1943 y enviado al departamento marítimo de Cádiz resaltando las armas submarinas hacinadas en el polvorín.

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Una imagen de la zona afectada. (www.laexplosiondecadiz.es)


"Si se produce una voladura se producirá una catástrofe nacional", relataba el documento. Este informe nunca se aportó como prueba. En el almacén se localizó un embudo de 14 metros y 7 metros de ancho. Hubo un efecto en cadena y el calentamiento del recinto provocó una segunda explosión (también igual que en Beirut). El embudo colocado sobre una base de hormigón con 50 centímetros de profundidad había abierto un agujero profundo.

Eran al menos 50 cargas de profundidad. Su componente orgánico unido al calor que provoca la fermentación y libera gases provocó una presión interior que reventaría por el efecto del material hacinado. Esta semana había, según la Agencia España de Meteorología, entre 34 y 38 grados. En la nave industrial, con techo de uralita, la parte superior con techo de cristal que calentaba el aire interior, hacían que la temperatura interior pudiera llegar a picos de entre 45 y 50 grados, eso sin tener en cuenta el alto grado de humedad de Cádiz. En Beirut esta humedad y la alta concentración de nitrato amónico sí han contribuido a la magnitud de la explosión.


Hubo un silencio total y un miedo absoluto al régimen. La explosión, excepto para los afectados de modo directo, se olvidó por completo. "Y para colmo de males toda la documentación la quemaron en el archivo militar de la zona de la Marina en 1976", cuenta Aparicio que logró recuperar en 2007, en el archivo naval de San Fernando "una carpetilla" con 50 folios de algunos informes de la Marina relacionados con la explosión con las listas de los fallecidos, las cartas de los padres de los centinelas muertos en el polvorín.

En el inventario de los archivos aparecieron documentos de 1942 y 1943 que confirman cómo hubo movilización de armas submarinas y ejercicios de minas que llegaban a Cádiz procedente de Ferrol o Vigo. Había un tráfico constante al puerto gaditano. Cuando los aliados desembarcaron en Italia (septiembre de 1943), Franco ya tenía claro que España no sería invadida y en ese momento se paralizó el movimiento de explosivos hacia Cádiz.

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Taller de maquinaria afectado. (www.laexplosiondecadiz.es)


En la tragedia gaditana no hubo radiación térmica ni quemados, mientras que en Beirut ha habido amputaciones por metralla. En ninguno de los dos casos existía un plan de emergencia. Se carecía de una respuesta preparada y de dotación de recursos. Tampoco había el suficiente número de bomberos o hospitales preparados para un hecho de esta magnitud.

"Todo el mundo veía en Cádiz entrar y salir material, pero nadie hacía nada por quitarlo de en medio. Nadie hizo nada, ni los responsables de la instalación, ni las autoridades competentes. Todos los alcaldes advirtieron de la peligrosidad, pero nunca lo desalojaron", relata Aparicio.



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La recuperación de la zona afectada fue lenta y dificultosa. Hasta entrados los años 60 no se reconstruyó el área más afectada, la que comprende la calle Tolosa Latour. En esta vía murieron 92 personas. Era una zona de chalés donde convivían gente adinerada con familias de clase media. Lindaba con la barriada obrera de San Severiano.

La casa de la familia de Mercedes era una de las escasas del lugar que disponía de dos plantas. Allí vivían cuatro familias diferentes. Se construyeron edificios de cuatro alturas con hormigón armado y cemento y arena de mala calidad. Se llegó a utilizar incluso arena de playa.


Eran tiempos de plena autarquía, con cartillas de racionamiento y con problemas de censura. Apenas hay fotos de cadáveres. Un delegado del régimen convocó a los medios de comunicación y les dijo que tuvieran mucho cuidado con lo que publicaran. "No deje entrar a nadie de la prensa y si hace falta pega usted un tiro", le dijo un teniente de la Armada al marinero que hacía guardia en la base naval.

La ciudad era un caos. Uno de los muertos, totalmente desfigurado, fue identificado por su anillo. Un hombre, que tenía las maletas preparadas en la entrada de su casa para marcharse al día siguiente a Tetuán, falleció al instante. También murieron dos de sus hijos. El más pequeño sobrevivió porque se había marchado del comedor, donde cenaba la familia, minutos antes de la tragedia.

Hubo desgarro, desolación y silencio. No, no cayó un meteorito, pero había que acallar la explosión. Cuando Beirut fue Cádiz.

 
Para quien diga que somos conspiranoicis




Estados unidos (Israel no se pronuncia por su estado de güera con el Líbano) apoya las protestas contra el primer ministro


Para las dudas: es prosrio, está aliado con Hezzbollah y es antisionista. Al anterior a este le echaron por traición a favor de Arabia Saudí.....

Por cierto los cristianos libaneses (un casi 40% de la población) actualmente son bastante afines y proclives a la alianza a Hezzbollah más que nada porque son un freno al sunismi radical que hay por siria y apoyo al Isis y tiene la costumbre de matar chiitas y cristianos (hezzbollah es chiita).

Una de las consecuencias del ISIS fue un acercamiento de los cristianos y chiitas, ambos objetivos del sumisno radical financiado por Arabia Saudí . Los americanos saben que están perdiendo el país en favor de la alianza proAssad y anti Israel (y Arabia Saudí). Actualmente la alianza antisionista tiene el 55% de apoyo pero el sistema electoral hace que siempre estén en la oposición, bueno casi siempre. Ahora están el poder tras la espantada de anterior primer ministro quien huyó a Arabia Saudí porque decía que Hezbollah le iba amatat y volvió y fue derrocado por presión popular porque el tipo estaba tan alineado con Arabia Saudí que hasta apoyo las sanciones contra el Líbano, todo un patriota vamos.

Ante este patatal pensar en conspiraciones no es salido de madre. Especialmente si el petardazo viene seguido de protesta apoyadas por estados unidos .... Que puede ser que hubiera sido un accidente y solo se aprovechen ok. Pero tratándose del Líbano se piensa siempre en conspiración, y no falta razón

El ataque se resume en que Israel planea ocupar más territorio que no es suyo hacia el Norte, quitándoselo al Líbano y así ha desactivado a Hezbolá, destruyendo lo que tuvieran ahí de armas y materia base para fabricar explosivos.
 
La explosión del polvorín de la Armada del 18 de agosto de 1947: cuando Cádiz fue Beirut

La Armada decidió en 1943 almacenar 2.200 minas submarinas en una instalación militar cerca del puerto. El Gobierno de Franco preveía su utilización durante la II Guerra Mundial


Ver el archivo adjunto 1550790
Área devastada por la explosión de Cádiz. (www.explosiondecadiz.es)

Agustín Rivera, Málaga, 09/08/2020 05:00

Mercedes Quevedo tenía 15 meses. Su padre había ido a la tienda Marconi, un sitio para arreglar radios del centro. De repente, escuchó un fuerte estruendo, salió corriendo y, cuando llegó a su casa, todo estaba caído en el suelo. Su madre y su hermana murieron en el acto. Su hermana tenía una astilla clavada en el costado y la operaron de urgencia. Ella tenía cristales rotos incrustados en todo el cuerpo.

El relato que su padre contó a una enfermera jubilada del hospital Puerta de Hierro de Madrid, soltera de 74 años, es el de la explosión de Cádiz, la mayor catástrofe del siglo XX de la ciudad andaluza: 151 muertos, 50.000 heridos y 500 edificios destruidos. Ocurrió a las 21:45 horas del 18 de agosto de 1947 y guarda similitudes con la explosión de Beirut de esta semana. La más evidente es que se encontraba en una zona industrial rodeada de una periferia urbana y habitada.


El Gobierno de Franco no pasaba por alto el gran valor estratégico de Cádiz. La Armada decidió, en 1943, almacenar 2.200 minas submarinas en una instalación militar cerca del puerto con las naves industriales vacías. Se trataba de tenerlo lo más cerca posible de la salida marítima y así poder embarcarlo con rapidez si fuera necesario. Pero ese material explosivo jamás se utilizó y quedó no solo acumulado, sino hacinado. Era un cóctel demasiado peligroso.

La muralla de Bahía Blanca, de 19 metros de altura, apantalló la explosión en un solo sentido al existir un gran desnivel en el terreno. La energía se proyectó en abanico y afectó a un barrio entero como el San Severiano, mientras que en Beirut la onda de choque ha sido concéntrica y se ha expandido de forma circular a partir del epicentro.

Pensaban que era un meteorito
En Cádiz no quedó ni una sola casa sin el cristal roto. Las cortinas de las viviendas, no solo las de extramuros de la ciudad, desaparecieron. El hongo de luz, un fogonazo, se percibió en las costas de Huelva, a 200 kilómetros. Pensaban que había caído un meteorito. En Sevilla, a 120 kilómetros, se escuchó el estruendo.

José Antonio Aparicio, presidente del Instituto Español para la Reducción de los Desastres, ha investigado a fondo el acontecimiento. En 'La noche trágica de Cádiz' reveló que el almacén carecía de cualquier control y vigilancia. También que la Armada había previsto utilizarlo si España entraba en la II Guerra Mundial.

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Mercedes Quevedo en una imagen reciente.


"Habría explotado tarde o temprano. Hubo una negligencia que había que investigar", explica Aparicio en conversación telefónica con este diario. La Armada tenía que investigarse así misma. Se subrayó que no existía ningún indicio o causa para que ningún responsable militar asumiera su error. La investigación se archivó en 1950 al argumentar el juez que no había encontrado culpables.

Mercedes lamenta que la explosión le cambió la vida para mal. Al quedarse sin madre, vio como su padre se volvió a casar. "Y ya nunca fue lo mismo. Tuve una madrastra. Mi padre fue marino. La Guerra Civil le sorprendió en zona roja y le quitaron su carrera militar. Empezó a trabajar en los Astilleros de Cádiz como ayuda de los ingenieros navales. Se encargaba de revisar los planos de todos los barcos antes de su botadura".

"Lo de Beirut es muy parecido a lo que nosotros sufrimos en Cádiz. Al final se repite la historia…", lamenta Mercedes.

Ver el archivo adjunto 1550792
Ubicación de los dos polvorines tras la explosión. (www.laexplosiondecadiz.es)

Antonio González tenía cinco años cuando el terror se asomó una calurosa noche de agosto de 1947. Su madre era cocinera de la Casa-Cuna, el hogar donde iban huérfanos, y situado a escasos metros de la explosión. Todas las noches ella le daba un beso y le regalaba una golosina. Cuando ya estaba a punto de quedarse dormido, notó que la cama se elevaba y al reposar la cama otra vez en el suelo se vio rodeado de escombros.


Había un hueco donde él veía un firmamento azul. Oía voces por aquí y voces por allá. Las voces se alejaron y Antonio gritó: "¡Estoy aquí, aquí!". "Me rescataron un marinero, un soldado y un guardia civil. Había todavía rescoldos calientes alrededor de la cama", recuerda. Lo rememora como si acabara de pasar. Su madre falleció a los dos días de la explosión tras ingresar en el hospital. Había sido parcialmente aplastada.

La madre de Antonio no tenía que haber muerto si la autoridad competente hubiera leído un informe de tres páginas, de un teniente coronal de armas navales, fechado en julio de 1943 y enviado al departamento marítimo de Cádiz resaltando las armas submarinas hacinadas en el polvorín.

Ver el archivo adjunto 1550794
Una imagen de la zona afectada. (www.laexplosiondecadiz.es)


"Si se produce una voladura se producirá una catástrofe nacional", relataba el documento. Este informe nunca se aportó como prueba. En el almacén se localizó un embudo de 14 metros y 7 metros de ancho. Hubo un efecto en cadena y el calentamiento del recinto provocó una segunda explosión (también igual que en Beirut). El embudo colocado sobre una base de hormigón con 50 centímetros de profundidad había abierto un agujero profundo.

Eran al menos 50 cargas de profundidad. Su componente orgánico unido al calor que provoca la fermentación y libera gases provocó una presión interior que reventaría por el efecto del material hacinado. Esta semana había, según la Agencia España de Meteorología, entre 34 y 38 grados. En la nave industrial, con techo de uralita, la parte superior con techo de cristal que calentaba el aire interior, hacían que la temperatura interior pudiera llegar a picos de entre 45 y 50 grados, eso sin tener en cuenta el alto grado de humedad de Cádiz. En Beirut esta humedad y la alta concentración de nitrato amónico sí han contribuido a la magnitud de la explosión.


Hubo un silencio total y un miedo absoluto al régimen. La explosión, excepto para los afectados de modo directo, se olvidó por completo. "Y para colmo de males toda la documentación la quemaron en el archivo militar de la zona de la Marina en 1976", cuenta Aparicio que logró recuperar en 2007, en el archivo naval de San Fernando "una carpetilla" con 50 folios de algunos informes de la Marina relacionados con la explosión con las listas de los fallecidos, las cartas de los padres de los centinelas muertos en el polvorín.

En el inventario de los archivos aparecieron documentos de 1942 y 1943 que confirman cómo hubo movilización de armas submarinas y ejercicios de minas que llegaban a Cádiz procedente de Ferrol o Vigo. Había un tráfico constante al puerto gaditano. Cuando los aliados desembarcaron en Italia (septiembre de 1943), Franco ya tenía claro que España no sería invadida y en ese momento se paralizó el movimiento de explosivos hacia Cádiz.

Ver el archivo adjunto 1550796
Taller de maquinaria afectado. (www.laexplosiondecadiz.es)


En la tragedia gaditana no hubo radiación térmica ni quemados, mientras que en Beirut ha habido amputaciones por metralla. En ninguno de los dos casos existía un plan de emergencia. Se carecía de una respuesta preparada y de dotación de recursos. Tampoco había el suficiente número de bomberos o hospitales preparados para un hecho de esta magnitud.

"Todo el mundo veía en Cádiz entrar y salir material, pero nadie hacía nada por quitarlo de en medio. Nadie hizo nada, ni los responsables de la instalación, ni las autoridades competentes. Todos los alcaldes advirtieron de la peligrosidad, pero nunca lo desalojaron", relata Aparicio.



Ver el archivo adjunto 1550797

La recuperación de la zona afectada fue lenta y dificultosa. Hasta entrados los años 60 no se reconstruyó el área más afectada, la que comprende la calle Tolosa Latour. En esta vía murieron 92 personas. Era una zona de chalés donde convivían gente adinerada con familias de clase media. Lindaba con la barriada obrera de San Severiano.

La casa de la familia de Mercedes era una de las escasas del lugar que disponía de dos plantas. Allí vivían cuatro familias diferentes. Se construyeron edificios de cuatro alturas con hormigón armado y cemento y arena de mala calidad. Se llegó a utilizar incluso arena de playa.


Eran tiempos de plena autarquía, con cartillas de racionamiento y con problemas de censura. Apenas hay fotos de cadáveres. Un delegado del régimen convocó a los medios de comunicación y les dijo que tuvieran mucho cuidado con lo que publicaran. "No deje entrar a nadie de la prensa y si hace falta pega usted un tiro", le dijo un teniente de la Armada al marinero que hacía guardia en la base naval.

La ciudad era un caos. Uno de los muertos, totalmente desfigurado, fue identificado por su anillo. Un hombre, que tenía las maletas preparadas en la entrada de su casa para marcharse al día siguiente a Tetuán, falleció al instante. También murieron dos de sus hijos. El más pequeño sobrevivió porque se había marchado del comedor, donde cenaba la familia, minutos antes de la tragedia.

Hubo desgarro, desolación y silencio. No, no cayó un meteorito, pero había que acallar la explosión. Cuando Beirut fue Cádiz.

No conocía está tragedia, se encargaron de que se olvidase. Impresionante.
 
Hilo interesante. Habla de lo que podía haber por la forma y el color de la explosión, hay imágenes de tuneles que se han descubierto y más. Hilo largo.
 
ÚLTIMA HORA|

Nuevo incendio en el puerto de Beirut: un mes después de la explosión

septiembre 10, 2020
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Un nuevo incendio se ha desatado este jueves en el puerto de Beirut un mes después de que otro fuego provocara una gigantesca explosión.

20 citas célebres de Benjamin Franklin




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“Se produjo un incendio en un almacén de aceites y neumáticos de coches en el mercado libre de impuestos del puerto de Beirut”, afirmó el Ejército libanés en su cuenta de Twitter, pero por el momento las causas son desconocidas.

El gran humo negro visible en toda la ciudad ha lllamado y encendido todas las alarmas. La perodista Natalia Sancha advertía en su cuenta oficial de Twitter que en el Líbano «si no los matan los tiros, las bombas o el covid, al final les matará la crisis o el agua o el aire contaminado».
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Una fuente militar, que pidió no ser identificada, aseguró a Efe que se trata de “dos fuegos, separados uno del otro” y, según los primeros indicios, “no son por causas naturales”, apuntó sin dar más detalles.

De este modo y por estos motivos se han cerrado las calles de alrededor del puerto, que ya estaba destruido por la explosión previa y por el momento no se reporta ninguna muerte ni ningún herido, como explicaba el secretario general de la Cruz Roja libanesa, George Kettaneh, en Al Jadeed.

 
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