Estrenos Cine Español

No se que tan nueva sea, pero me acabo de ver en Netflix “Toc Toc” llegué ahí por Rossy de Palma y Paco León y me ha encantado! Morí de risa con toda la película!
 
ESTRENOS DE CINE
'Carmen y Lola': mujeres, gitanas y lesbianas
El primer largometraje de ficción de Arantxa Echevarría fue elegido en la pasada Quincena de realizadores de Cannes

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Rosy Rodríguez y Zaira Morales son las protagonistas de 'Carmen y Lola'. (Super8)
MARTA MEDINA
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07/09/2018
"Qué bonita es la amapola, no tiene padre ni madre, se cría en el campo sola", canta Carmen, adolescente, madrileña de Vallecas, gitana y, en breve, esposa. Tiene 17 años y se adorna para su pedimiento. ¿Papá, me das permiso? Nunca ha ido a clase: "¿Para qué, si me voy a casar?". Es lo que manda la tradición. Es lo que hay. Es lo que ha habido siempre. Futuro de matrimonio y mercadillo. En el puesto de frutas, Lola, adolescente, madrileña de la UVA de Hortaleza, gitana y estudiante con vocación de profesora. Y feminista sin membresía: "Odio ser mujer", revienta, "porque por ser mujer solo puedo tener hijos, tener marido, tener casa para fregar". "Y es que las gitanas, por no tener, no tenemos ni sueños".







'Carmen y Lola' habla —hablan— de la libertad. Más bien de la falta de. Como un Antoine Doinel desdoblado y femenino, a las protagonistas del primer largometraje de ficción de la bilbaína Arantxa Echevarría —seleccionado en la pasada Quincena de realizadores de Cannes— no les queda otra que rebelarse, aunque signifique tierra quemada. En línea recta hacia el horizonte tarde o temprano aparece el mar, soberano y salvaje.



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Rosy Rodríguez es Carmen en 'Carmen y Lola'. (Super8)



Porque ser mujer, lesbiana y gitana hace de la rutina un campo de batalla. Si Sebastián Lelio pintó un retrato más académico del lesbianismo dentro de la comunidad judía ortodoxa de Londres en 'Disobedience', cámara en mano y en continuo movimiento, Echevarría traza un retrato de la feminidad dentro de las costumbres gitanas; primero con maneras de documental para poco a poco sosegarse y centrarse en la ficción de la intimidad de las dos protagonistas: Rosy Rodríguez (Carmen) y Zaira Morales (Lola), dos chicas sin experiencia previa como actrices, como la mayoría del reparto. Por esa naturalidad que da el gesto no estudiado y gracias a una gran dirección de actores, Echevarría y —sobre todo— sus actrices han conseguido capturar y transmitir la franqueza de los gestos, de las miradas, la verdad, al menos, en su forma destilada. Punza la boca del estómago el llanto amargo de Flor (Rafaela León), la madre de Lola, 'partía' en dos entre el palpitar de su cordón umbilical y las obligaciones de su rol tradicional.

La directora bilbaína transita con una mirada casi antropológica por muchos de los ritos de la tradición gitana

Con el pretexto del 'pedío' de Carmen, la directora bilbaína transita con una mirada casi antropológica por muchos de los ritos de la tradición gitana: la vida dentro de la asociación vecinal, donde las mujeres se reúnen y se libran de su rol de madres, amas de casa y esposas; la ceremonia del culto evangélico y la importancia de los pastores para la comunidad, y las dinámicas dentro de los barrios y de las familias. Habla de la importancia de la familia, de la sangre; enseña la alegría de las fiestas, de los bailes. Pero también cómo los tacones de purpurina son muchas veces grilletes, aunque brillen, y cómo una corona no es sinónimo de poder. Y como paisaje con entidad propia, la geografía árida del Madrid suburbano de solares polvorientos y pasos a nivel, escenario hormigonado de pitillos, latas y amores primerizos.



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Morales y Rodríguez no tenían experiencia previa a 'Carmen y Lola'. (Super8)


'Carmen y Lola' reformula la historia clásica del amor prohibido como una crítica social realista, que al tiempo que afila el discurso no pierde el lirismo: el fondo de una piscina abandonada se convierte en el refugio de las amantes furtivas, un paquete de tabaco en un proyecto de vida en común. Y aunque al final de la película los sentimientos de 'desborbotan' y lo que antes era franqueza se deforma momentáneamente en un griterío telenovelesco, 'Carmen y Lola' vuelve a su cauce con ese plano de la cara interna de El Ruedo —el bloque de viviendas circular que linda con la M-30— de ventanas como retablos domésticos.



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Cartel de 'Carmen y Lola'




Más allá de la sencillez y la eficacia de la narración de 'Carmen y Lola', atrapa la periferia. El cine con el que comulga Echevarría ha nacido para remover entrañas y conciencias, que a su vez es el más expuesto a la lupa de la pureza. La mirada entre fascinada y distanciada de Echevarría, que lleva al espectador por caminos pocas veces transitados e inevitablementre prejuiciados, pero a la que a su vez le pesa su condición de foránea. Desprenderse de lo aprendido cuesta. Para todos. Pero lo que importa es que al final está la libertad, que es Antoine Doinel corriendo hacia el mar, que es la perspectiva de un horizonte amplio y sin imposibles.


https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2018-09-07/carmen-lola-gitanas-cannes_1608539/
 
ESTRENOS DE CINE
'Las distancias': no deis la lata, treintañeros, no tenéis futuro
El segundo largometraje de Trapé, gran triunfador del Festival de Málaga, resigue la disgregación de un grupo de amigos que vio hundirse con la crisis económica las ilusiones de su juventud


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'Las distancias'.
EULÀLIA IGLESIAS
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07/09/2018
En un escena de 'Las distancias', una de las protagonistas, Olivia (Alexandra Jiménez), pone un disco recopilatorio del Festival de Benicàssim de hace ya unos años. En el contexto en que se va desarrollando la película, las canciones de pop independiente evocan una época de su juventud que ahora suena muy lejana, incluso dolorosamente superada. Es uno de los muchos detalles emocionales con que Elena Trapé matiza el perfil de los protagonistas y el tono de su segundo largometraje de ficción. Olivia ha viajado junto a dos viejos amigos, Eloi y Guille, y la novia de este, Anna, hasta Berlín para darle una sorpresa a otro compañero de su etapa de juergas universitarias, Comas (Miki Esparbé), que reside desde hace un tiempo en la ciudad alemana. Ese fin de semana, Comas cumple 35 años, y sus antiguos colegas han pensado que era un buen momento para reencontrarse y celebrarlo juntos. Con solo aterrizar en el apartamento del amigo, el grupo se da cuenta de que quizá la ocasión no ha sido la más oportuna...





Olivia está embarazada de siete meses, pero su estado no le ha impedido escaparse a Berlín con sus amigos. El padre de la criatura se ha quedado sin embargo en España. Por los pocos mensajes que intercambian por teléfono, no parece demasiado entusiasmado con la decisión de su pareja. A Eloi (Bruno Sevilla) le viene bien un fin de semana de diversión porque está pasando unos momentos difíciles, ha cortado con su novia y encima se ha visto obligado a regresar al piso de sus padres porque no podía afrontar el pago de la hipoteca. La relación entre Guille (Isak Férriz) y Anna (Maria Ribera) también parece tensa, sobre todo desde que ella se ha quedado en el paro. Se diría que Comas, diseñador gráfico, vive bien en Berlín, aunque sea triunfando en un campo profesional diferente al suyo, algo sobre lo que sus amigos no tenían ni idea. Los cinco encarnan una generación, la que ya ha superado la treintena, que vio cómo la crisis desbarataba sus sueños de futuro. No todos han saboreado un fracaso para el que nadie los había preparado, pero sí que comparten un desasosiego generacional. La frustración compartida de que no han podido desarrollarse en toda la plenitud de que eran capaces por circunstancias ajenas a su voluntad acaba dañando su relación.

La directora atrapa este sentimiento de desencanto a partir de reseguir la progresiva desmembración de este grupo que se reúne lejos de su país. La idea de distancia geográfica se traduce en la constatación de la escasa proximidad emocional durante el primer tramo de la película, en que conviven en el apartamento de Comas. Poco a poco, se pone en evidencia que la relación entre los diferentes miembros de la cuadrilla se ha enfriado o se basa en expectativas no compartidas. Con sutil maestría, Trapé topografía en este espacio cerrado esa distancia comunicacional entre cada uno de ellos. En la segunda mitad, el grupo estalla y se disgrega por Berlín, una ciudad que contribuye con su ambiente frío y gris al tono de la película. Aquí cada personaje se pierde en sí mismo, aunque a la directora le cuaja más el retrato colectivo que el individual.

El filme deja en este sentido un regusto amargo de difícil digestión, aunque también tenga algo de catártico


A pesar de que el contexto de una crisis que ellos no han podido evitar influya en el ánimo de los protagonista, Trapé no resulta en ningún momento indulgente con sus personajes. Tampoco apela a la juventud perdida desde una melancolía complaciente. Por el contrario, 'Las distancias' pone en evidencia la falta de madurez de una generación obligada a resituar sus propias expectativas de futuro. Y lo hace sin necesidad de recurrir a ningún efecto dramático extremo, desde una dureza poco habitual en este tipo de películas generacionales. El filme deja en este sentido un regusto amargo de difícil digestión, aunque también tenga algo de catártico.



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Cartel de 'Las distancias'.



Formada en la ESCAC, Elena Trapé debutó en el largometraje con 'Blog' (2010), una película diferente en su temática y estética pero que también se centraba en la idea de amistad, en ese caso el de un grupo de muchachas adolescentes que decidían quedarse embarazadas juntas. En 'Blog', justo al contrario de lo que sucede en 'Las distancias', la amistad resultaba el refugio frente a las dificultades de la edad. Trapé ha tardado ocho años en estrenar su segundo largo de ficción, coproducido por Isabel Coixet y multipremiado en el pasado Festival de Málaga con los galardones a la mejor película, mejor dirección y mejor interpretación femenina para una Alexandra Jiménez que demuestra que no solo tiene talento para la comedia.

'Las distancias' llega en un momento en que, como ha recogido la prensa internacional, las directoras no solo están dejando de resultar una excepción (la película de Trapé coincide más o menos en el tiempo con las últimas de Carla Simón, Elena Martín, Andrea Jaurrieta o Arantxa Echevarría, que también estrena esta misma semana, entre muchas otras...) sino que están contribuyendo a cambiar el panorama del cine español.

https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2018-09-07/las-distancias-terintaneros-pelicula_1612426/
 
'Todos lo saben': paranoia en el pueblo del vino con Javier Bardem y Penélope Cruz

Durante aproximadamente la primera media hora de metraje, el iraní en realidad parece estar intentando algo más estructuralmente atrevido que lo acostumbrado en su cine previo


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'Todos lo saben'.
ALEJANDRO ALEGRÉ
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14/09/2018

En los 12 años transcurridos desde su tercer largometraje, 'Fireworks Wednesday' (2006), a medida que su prestigio iba aumentandoexponencialmente, al iraní Asghar Farhadi se le ha achacado cada vez más su dependencia de una plantilla dramática más bien rígida: se establecen una serie de relaciones en el seno de un grupo humano; un incidente que no vemos sume esas relaciones en el misterio y el caos; la verdad del asunto emerge lentamente para revelar todas las ambigüedades morales que las circunstancias permiten. Así pueden resumirse tanto 'A propósito de Elly' (2009) como 'Nader y Simin, una separación' (2011) y 'El pasado' (2013) y 'El viajante' (2015); y lo mismo puede decirse de 'Todos lo saben', la película que ha rodado con algunos de los actores más famosos de España —Javier Bardem, Penélope Cruz, Eduard Fernández, Bárbara Lennie— y el más célebre de Argentina, Ricardo Darín. En esta ocasión, una mujer llega con sus hijos a un pueblo vinícola español para una boda; su hija desaparece misteriosamente durante la celebración; secretos y mentiras enterrados desde hace tiempo salen a la luz.

Durante aproximadamente la primera media hora de metraje, eso sí, el iraní en realidad parece estar intentando algo más estructuralmente atrevido que lo acostumbrado en su cine previo. Hace que la película revolotee a través de una gran cantidad de personajes y lugares, dibujando así una compleja red de conexiones entre familiares, amigos y otros habitantes del pueblo. La rápida sucesión de escenas cortas no nos permite trazar claramente ni a los personajes ni las relaciones entre ellos. Pero sí se nos transmite una sensación de que todos los habitantes del lugar se conocen íntimamente y de que, a juzgar por la mezcla de clases sociales y vagas insinuaciones de malestar entre algunos de los personajes, la aparente jovialidad oculta algo que huele mal.





A partir de entonces, Farhadi se dedica a contemplar la escalada del sentimiento de paranoia y la ruptura de lazos afectivos que la búsqueda de Irene acarreará. Y en el proceso la película renuncia frecuentemente a la lógica narrativa en pos de hacer avanzar la historia y de mantener secretos sus secretos. Pese a ello, la gran revelación se ve venir desde muy lejos, y eso resta al relato toda su tensión dramática y su potencial para convertir la historia familiar en un 'thriller'. Asimismo, la trama del secuestro en el presente, con sus sospechosos y sus pistas falsas, y los misterios del pasado tampoco están lo suficientemente conectados, por lo que la narración en todo momento oscila de una trama a otra sin convicción. Ninguno de estos problemas es achacable a los actores. Bardem, Cruz y Darín hacen lo que buenamente pueden con un guion que obliga a sus personajes a renunciar al sentido común para comportarse exclusivamente de acuerdo a lo que la trama necesite para avanzar.

A estas alturas, ya ha quedado claro que Farhadi no tiene medida a la hora de llenar sus historias de complicaciones argumentales, pero en todo caso aquí el director y guionista realmente se ha superado a sí mismo. La narración da incesantes vueltas ridículas para crear intriga acerca de quién secuestró a Irene mientras simultáneamente desempolva viejas rencillas entre los personajes, y todo eso está al servicio de la citada sorpresa que en realidad no sorprende en absoluto.


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Cartel de 'Todos lo saben'.


Describir la nueva sucesión de complicaciones dramáticas que se ponen en marcha a partir de entonces sería hacer 'spoiler'; baste decir que, cuando por fin se descubre la identidad del secuestrador, parece tener tan poca importancia como el comentario socioeconómico que la película finge llevar a cabo.

En realidad, todo para lo que acaba sirviendo la multitud depersonajes menores y tramas laterales que Farhadi pasa buena parte del metraje desarrollando es para acercar lo que en esencia es un melodrama a tres bandas a territorios telenovelescos. Y el resultado podría haber resultado entretenido y hasta intrépido en caso de que Farhadi no se hubiera tomado la peripecia argumental tan en serio. A estas alturas, por otra parte, esperar de él cierta ironía quizá sería pedir demasiado.

https://www.elconfidencial.com/cult...o-saben-farhadi-penelope-cruz-bardem_1615374/
 
'El reino': la España corrupta y hortera
Rodrigo Sorogoyen firma en su tercera película como director en solitario un 'thriller' coescrito junto a Isabel Peña sobre la caída en desgracia de un político corrupto



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Antonio de la Torre y Sonia Almarcha, en 'El reino'. (Warner)

MARTA MEDINA
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28/09/2018
Ese instante previo a la demolición de un edificio, vivido desde la azotea. Pequeñas cargas explosivas detonadas escaladamente. Implosión y derrumbe. El suelo desaparece. Y entonces, la caída, ineludible. La imputación en un caso de corrupción política tiene mucho de voladura controlada. Controlada por todos menos por el edificio. Y en 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen, el espectador asiste desde un lugar privilegiado al hundimiento de Manuel López Vidal (Antonio de la Torre), un político autonómico de la Comunidad Valenciana con aspiraciones nacionales que, tras una llamada telefónica que lo avisa de un proceso judicial en su contra por corrupción, ve cómo su carrera y su vida desaparecen bajo sus pies. Y el espectador es testigo de su intento desesperado de asirse a la nada en esa transformación de Manuel López Vidal a 'ese señor del que usted me habla'.





Para todos los minutos que ha ocupado la corrupción política en los medios de comunicación en la última decada, el cine de ficción ha desatendido un sustrato con muchas posibilidades para contar esta España nuestra. Si en 'B, la película' (2015) la magia reside en seguir a pies juntillas una declaración judicial real (la de Bárcenas) tan demencial que parece inventada, en 'El reino' la narración hiperbólica (en fondo y en forma) convierte una trama judicial ficticia, más representativa que verídica, en un 'thriller' de espías. De espías zafios, horteras y torpes.



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Bárbara Lennie y Antonio de la Torre, en 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen. (Warner)



La película es un paseo, primero, por ese reino ilusorio y perecedero donde los reyes del sarao hacen y deshacen según el capricho y el resto de los mortales paga la fiesta. Sorogoyen empieza templado, preparando el terreno para la dinamita, y acaba metido en una pesadilla enfebrecida y delirante de persecuciones, amenazas y tramperos. A pesar de la ficción, es inevitable ver la materia prima real del artefacto. Y así resulta todavía más sucio e irritante reconocer lo factible de muchas de las situaciones que se presentan en la pantalla: juergas impúdicas y excesivas en la cubierta de un yate, comilonas de bocado desbordante y churretoso y la connivencia del no nos pisemos las mangueras. Eso sí, devotos envueltos en la bandera. Mientras la desangran.

'El reino' se convierte en un 'thriller' de espías horteras, zafios y torpes


Y delante de la cámara va pasando el organigrama, todos con el cetro de presidente de tal o secretario de cual, que al final es lo que importa. Sorogoyen e Isabel Peña, ambos autores del guion, imaginan la cara oculta de los políticos cuando no hay cámaras delante, esa que se revela fugazmente en los micrófonos abiertos o las grabaciones ocultas. Esas que desvelan un lenguaje chabacano y macarra en las antípodas de las teorías de los expertos en comunicación política y prácticas más propias de una banda de mafiosos que de representantes electos del pueblo.



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Antonio de la Torre es Manuel en 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen. (Warner)


Porque una vez caído en desgracia, Manuel López-Vidal tiene que recurrir a 'las cloacas' para asegurarse la supervivencia. Pero, como un fantasma de 'El sexto sentido', al protagonista le cuesta asumir que está muerto políticamente. A medida que avanza la película y que su reino se desmorona, Manuel se acerca al frenesí de la demolición. Aquí nadie se inmola para salvar los ideales del partido porque, primero, no hay ideales. La cámara persigue, cada vez más enajenada y cerrada en el personaje, la huida desorientada ya no del político sino del hombre.

Sorogoyen consigue que el espectador empatice con un villano al que desde el principio muestra como un tipo despreciable


Lo que empieza como un asunto a nivel local acaba desplegando sus tentáculos fuera, incluso, de las fronteras de España. Sorogoyen pinta un retrato tremendo y desolador de una clase política sin ningún tipo de escrúpulos ni brújula moral. ¿Ese que usted piensa que a lo mejor se salva? Ese también es un hijo de put*. El reto más difícil que se propone la película, que el espectador empatice con un villano al que desde el principio muestra como un tipo despreciable, queda plenamente conseguido al presentar al protagonista como un delincuente, sí, pero también como un cabeza de turco, un engranaje más de un sistema corrupto perfectamente engrasado al que exigen el martirio. Se olvidan de que es difícil reclamarle algo a quien no lo tiene, sobre todo cuando se trata de principios.



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Antonio de la Torre y Ana Wagener, en 'El reino'. (Warner)


El problema se acentúa cuando la demolición se descontrola. Sorogoyen juega al despiste de enemigos y aliados sacando a todos los personajes al 'ring' de la pantalla para que se líen a machetazos. Y si en La Ceballos (Ana Wagener) se pueden entrever ademanes de exvicepresidentas y ex secretarias generales, en Amaia Marín (Bárbara Lennie) se reconocen bocetos de famosas periodistas de garra y entrevista agresiva. Memorable Luis Zahera en su papel de Cabrera, echando espumarajos por la boca mientras despotrica contra 'la gitana' (refiriéndose a un compañero de partido) y relata las tropelías que ha consentido.



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Cartel de 'El reino'.




'El reino' funciona más en su parte de 'thriller' que como análisis de las estructuras corrompidas del poder. En un monólogo final panfletario que rompe la cuarta pared y en el que el político reparte culpas, la película dispara contra los políticos, sí, pero también contra los medios de comunicación y las grandes empresas que encubren y mantienen en los gobiernos a criminales por intereses ilegítimos y contrarios al bien común. ¿Y en qué lugar queda el ciudadano? En la anécdota del tipo del bar que calla cuando el camarero le devuelve de más, que suena a ese lugar común tan dañino de "en España roba el que puede" y que tanto consuela a los ladrones, sobre todo a los que llevan traje y corbata.

https://www.elconfidencial.com/cult...nnie-isabel-pena-antonio-de-la-torre_1621241/
 
'La sombra de la ley': anarquistas, mafiosos y golpistas en la Barcelona de los años veinte
Dani de la Torre vuelve a contar con Luis Tosar en su segundo largometraje, un 'thriller' histórico que recrea la Ciudad Condal en los momentos previos al golpe de Primo de Rivera


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Luis Tosar protagoniza 'La sombra de la ley', de Dani de la Torre. (Fox)


MARTA MEDINA

11/10/2018

Viene a recordarnos Dani de la Torre en ‘La sombra de la ley’ que caer en el error de creerse originales y pioneros en la historia política es cuestión de vanidad y desmemoria; que Villarejo no se crea (ni lo hagamos nosotros) el primer fontanero ni que las cloacas del Estado son un invento moderno. El director gallego lo hace con una reconstrucción panorámica de la Barcelona de los años veinte, apenas unos meses después del magnicidio a tiros del presidente del Consejo de Ministros de Alfonso XIII, Eduardo Dato, y un par de años antes del golpe de Primo de Rivera.





En esa España en aguda crisis social e institucional, con el Desastre de Annual recién acontecido, el aumento de las tensiones entre la patronal y los sindicatos anarquistas por la mejora de las condidiones laborales, el movimiento feminista reforzado con la creación de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME) en 1918 y la represión policial consentida y amparada por la puesta en práctica de la 'ley de fugas' (asesinatos encubiertos de detenidos), 'La sombra de la ley' coloca al agente ficticio Aníbal Uriarte (Luis Tosar) como testigo privilegiado del maremágnum que fue Barcelona en 1921.


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Michelle Jenner interpreta a Sara, una anarquista feminista. (Fox)

Y lo hace con maneras de superproducción de Hollywood, con citas a ‘Los intocables de Eliott Ness’ de Brian de Palma y un despliegue de suficiencia técnica (la cámara se mueve por los espacios como un capo por las calles bajo su dominio, como diciendo "estoy aquí y puedo hacer lo que quiera") pocas veces vista en el cine español. ¡Incluso hay persecuciones en las que coches de época dan vueltas de campana!

De la Torre ha recreado a su antojo las calles y los espacios de la Ciudad Condal de principios de los veinte

Después de sorprender con ‘El desconocido’, un ‘thriller’ contenido en el interior de un coche, De la Torre ha dado buena cuenta de los medios a su alcance y ha recreado a su antojo las calles y los espacios de la Ciudad Condal de principios de los veinte, turbulenta y efervescente, en un filme que baila entre el cine 'noir' clásico y el drama histórico, y que pretende una lectura muy actual sobre las crisis sociales, los falsos gurús y el recurso de la violencia como motor de cambio.



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Ernesto Alterio interpreta a El Tísico. (Fox)


‘La sombra de la ley’ comienza casi como un wéstern rodado con maneras de cine de gánsteres: un grupo de hombres armados espera en la oscuridad el paso del tren militar de la MZ. Cuando las barricadas que hay en las vías obligan al ferrocarril a detenerse, el convoy es ametrallado. Y nadie sabe ni quiénes han sido los responsables del ataque, ni cuál era la carga (¿armas u oro?) ni el propósito final del robo.

Tosar ya se puso a las órdenes de De la Torre en 'El desconocido'

Para echar una mano en la investigación sobre el ataque, llega a la Brigada de Información Aníbal Uriarte (Tosar ya se puso a las órdenes de De la Torre en ‘El desconocido), un Bogart norteño de pocas palabras y con un pasado misterioso que pronto se integra en el sistema de corrupción y terror con que funciona la comisaría. De la Torre arma su propio 'grupo salvaje' con el inspector Rediú (Vidente Romero), el cabecilla del grupo; El Tísico (Ernesto Alterio), lento, desagradable y desconfiado, y Beltrán (Fredi Leis), el novato. Y en la presentación de personajes, De la Torre no acierta a dibujar el personaje de Beltrán con el suficiente empaque, que queda en un bosquejo frente a un Tísico histriónico y excesivo.



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Luis Tosar, en 'La sombra de la ley'. (Fox)


Y es a lo largo de la investigación cuando la película aprovecha para hacer una radiografía del panorama socio-político barcelonés, porque cada facción en conflicto está vinculada de una manera u otra con el golpe al tren militar. En la fábrica dueña del expreso atacado, los trabajadores, liderados por el sindicalista anarquista Salvador (Paco Tous), se niegan a reanudar el trabajo hasta que el propietario (William Miller) mejore sus condiciones. Y dentro del propio sindicato existe una fractura entre quienes abogan por una lucha pacífica y basada en el diálogo y la negociación y los que ven como única vía posible el uso de la violencia.



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Otro momento de 'La sombra de la ley'. (Fox)


En las calles, las manifestaciones feministas encabezadas por Sara (Michelle Jenner) son castigadas con virulencia por parte de las fuerzas del orden, que además tergiversan el relato mediático para presentarlas como un grupo violento y peligroso, al que además responsabiliza de sus propios males. Y vemos también el cabaret El Edén, regentado por El Barón (Manolo Solo), un delincuente venido a más que acoge en su local tanto al hampa como a los políticos y a la burguesía catalana, que tienen más en común de lo que pretenden aparentar. Y el problema del guionista Patxi Amezcua ('El aviso', 2018) al abrir tantos frentes resulta en un exceso de metraje en una película que, por otro lado, transmite la sensación de opacidad de las conexiones del poder.



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Cartel de 'La sombra de la ley'.




De la Torre consigue combinar en 'La sombra de la ley' el ritmo trepidante de las persecuciones y los tiroteos con una narración más reposada y evocadora. Además, conecta su relato con la actualidad, apuntando a los paralelismos que devuelven los momentos de crisis y conmoción social. Una película de género con fondo al que le falta, quizás, una caligrafía más íntima y propia, pero que es un golpe en la mesa para reivindicar que en España sí se puede hacer cine de industria, con factura, un cine de peso y de poso, y que se puede hacer bien.


https://www.elconfidencial.com/cult...de-la-ley-dani-de-la-torre-barcelona_1626153/
 
"En España para ser feliz hay que ser mediocre": llega el Superlópez de Dani Rovira
El protagonista de 'Ocho apellidos vascos' se pone el traje arrugado de 'Superlópez' en la ambiciosa adaptación del cómic de Bruguera que se ha presentado este jueves en el Festival de Sitges

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Dani rovira es 'Superlópez', de Javier Ruiz Caldera

EULÀLIA IGLESIAS. SITGES
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12/10/2018
“En España para ser feliz hay que ser mediocre” le alecciona al joven Superlópez (Dani Rovira) su padre terrícola, al que da vida Pedro Casablanc, en la adaptación cinematográfica que ha dirigido Javier Ruiz Caldera. Creado por Jan en 1973, este personaje emblemático de la editorial Bruguera planteaba desde el humor la posibilidad de la existencia en suelo español de un superhéroe como el de los tebeos y las películas estadounidenses. La idiosincrasia nacional no parecía el terreno de cultivo más propicio para el tipo de superhéroe al que nos habían acostumbrado los norteamericanos. Este desencaje cómico entre un imaginario de referencia y la realidad local se mantiene en la película que se ha estrenado en el Festival de Sitges, una de las producciones más ambiciosas del cine español de esta temporada que se estrena el próximo 23 de noviembre.





Como ha recordado Ghislain Barrois, coproductor del film por la banda de Mediaset, el proyecto de llevar a la gran pantalla a Superlópez viene de lejos y había sido desestimado por varios directores debido a las dificultades de sacarlo adelante. “Levantar una película española de superhéroes es toda una hazaña. Y la única forma de hacerlo es a la americana, a lo grande. Por tanto buscamos un equipo de primeras espadas”. 'Superlópez' cuenta en el guion con los responsables del de 'Ocho apellidos vascos' Borja Cobeaga y Diego San José, y a Dani Rovira le acompañan otros nombres indiscutibles de la comedia española actual como Alejandra Jimenez como Luisa Lanas, Julián López en el papel de Jaime, el colega y jefe de López, y Maribel Verdú como la supervillana procedente del mismo plantea que el protagonista. Tras la cámara, Javier Ruiz Caldera, que ya había demostrado en 'Spanish Movie', 'Promoción fantasma', '3 bodas de más' y 'Anacleto: Agente secreto' que nadie mejor que él a la hora de traducir a la cultura española un modelo popular de cine estadounidense. Director y guionistas mantienen el buen pulso humorístico de un film que consigue funcionar como una buena comedia de superhéroes a la española.




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Dani Rovira es Superlópez. (Disney)


“La primera decisión junto a los guionistas fue no adaptar ningún cómic en concreto”, ha explicado el director en la presentación de la película. “Pensamos que sería más divertido desarrollar una historia original y así nos librábamos del compromiso de la fidelidad ante un material tan delicado que, como dice Diego San José, ha marcado la memoria infantil de tantos españoles. En los cómics originales vemos al personaje llegar a la Tierra desde el planeta Chitón y, tras unas viñetas de transición, ya aparece en el trabajo junto a Luisa y Jaime. Nosotros vimos aquí un hueco donde meter la película. Por ejemplo, ¿de dónde le sale ese traje que le sienta tan mal? Así que hemos hecho un Superlópez Año 0.” Y aquí es donde la película aprovecha el talento de realizador y guionistas para sacarle punta a la comedia costumbrista española a través de toda la evolución de este sosias de Superman que vive junto a sus padres adoptivos en un garaje de El Masnou, cerca de Barcelona, y se da cuenta desde pequeño que es mejor no destacar en su entorno.

“Todo lo que fuera fijarse en la infalibilidad de los superhéroes norteamericanos era equivocarse”, ha apuntado Rovira. “Porque si algo tenemos destacable en este país es la capacidad para la autoparodia.El hecho de que el protagonista salve el mundo no significa que no sea torpe. Un poco es como si a Pepe Viyuela le dieran superpoderes, no va a atinar siempre. Además, a un superhéroe español le va a apetecer desayunar tranquilito su café y su cruasán antes de salvar el mundo, esa es la esencia de nuestro país”. El actor se ha confesado lector de tebeos en su infancia. “Los leía todos. Pero no soñaba tanto en convertirme en Superman, como en ser Pippi Langstrum, me encantaba su anarquía. Aunque es verdad que entonces no hubiera soñado que me iba a convertir en un superhéroe unas décadas más tarde”. El actor rompe con el tópico de que hacer comedia resulta más difícil que rodar drama, porque “para mí es más fácil hacer reír”.

La película aprovecha el talento de realizador y guionistas para sacarle punta a la comedia costumbrista española

Aunque en este caso ha tenido que llevar a cabo una interpretación más contenida porque Juan López reprime sus habilidades extraordinarias para parecer un tipo normal. Rovira también ha destacado el trabajo de los dobles actorales y de los responsables de los efectos especiales. Además de una secuencia en el metro con un tren desbocado, 'Superlópez' cuenta con un convincente segmento final en que una especie de transformer manejado por la supervillana se enfrenta al protagonista. Ruiz Caldera sin embargo ha subrayado la intención de distanciarse de los típicos clímax de los blockbusters de Marvel o DC en que el superhéroe afronta una destrucción total del mundo. “Nosotros no podíamos competir en este terreno y situamos esa escena cumbre en la casa de los padres del protagonista. Porque él se convierte en un héroe cuando le tocan la familia. Y así manteníamos el equilibrio entre costumbrismo rural y acción. Además, ¿qué hace un treintañero español cuando tiene problemas? Vuelve a casa de sus padres.”.

La película se cierra con el típico guiño que parece apuntar a una posible secuela. “Superlópez nació como una parodia de Superman hace 40 años. A nosotros nos apetecía parodiar también todo el cine de superhéroes actual, de aquí la broma con el personaje sorpresa final tan típico de este tipo de films. Pero hemos concebido 'Superlópez' como una película única, hubiera sido muy pretencioso pensar que estábamos iniciando una saga. Si llega a pensarse en una segunda parte significará que la película ha funcionado muy bien. Entonces ya nos plantearíamos repescar ese personaje del final”. Sobre la posibilidad de un film que reuniera a los diversos personajes de cómic español al estilo de 'Liga de la Justicia', otro de los coproductores, Antonio Asensio del Grupo Zeta (que adquirió la editorial Bruguera en 1986), ha expresado las dificultades para llevar a cabo una producción con varios personajes si con uno ya es muy complicado. “La versión española sería 'La liga del INEM'”, ha rematado Rovira.


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ESTRENOS DE CINE
'Animales sin collar': políticos, chantajes y desengaños en la Junta de Andalucía
En su primer largometraje, Jota Linares traslada 'Casa de muñecas' a la Andalucía contemporánea en un drama de personajes enmarcado en un 'thriller' político


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Daniel Grao y Natalia de Molina, en 'Animales sin collar', el debut en el largo de Jota Linares. (E One)


EULÀLIA IGLESIAS
19/10/2018


Hasta hace pocos años, cierto cine español de género replicaba los modelos de éxito del norteamericano pero neutralizando cualquier seña de identidad nacional. Las películas de terror o los 'thrillers' sucedían en lugares neutros o despojados de cualquier historia o idiosincrasia propia. Al parecer, así se llegaba a un mercado internacional en principio poco receptivo a productos que parecieran 'locales'. Esta tendencia ha cambiado, para bien, en los últimos años, a partir sobre todo del éxito de películas como 'La isla mínima', de Alberto Rodríguez, demostración de que se podía rodar un 'thriller' vigoroso en un contexto geográfico muy particular y abordando cuestiones políticas concretas. En su paso por la Mostra de Veneciapara presentar su ópera prima como director, 'Tarde para la ira', Raúl Arévalo comentaba que aquello que le parecía más atractivo al público internacional de su filme era su indiscutible carácter español.






La productora de 'Tarde para la ira', Beatriz Bodegas, también se encuentra detrás de 'Animales sin collar', el primer largometraje de Jota Linares, cineasta forjado en el mundo de la publicidad y el cortometraje. Linares ambienta este drama con trasfondo político en un muy apropiado contexto andaluz. Abel (Daniel Grao) está a punto de ser nombrado nuevo presidente de la Junta como representante de un nuevo partido. Joven y atractivo, su madre trabajaba en la casa de un señorito, un cacique caído en desgracia a causa de un escándalo económico. Encarna pues al chico humilde que ha conseguido convertirse en un brillante político, la legítima promesa de renovación frente a la podredumbre de la clase dominante de toda la vida. Al director no le hace falta identificar a sus personajes con un partido en concreto para que el panorama que dibuja resulte perfectamente creíble. También ayuda lo bien dibujado que está el personaje del asesor de Abel, a quien da vida de forma muy convincente Mario Tardón.



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Natalia de Molina y Natalia Mateo, en un momento de 'Animales sin collar'. (E One)



En el perfil impecable de político perfecto no le falta al protagonista la compañera fiel, Nora, su novia de la juventud que siempre ha estado allí en los momentos más difíciles. Jota Linares había demostrado ya su gusto por los dramas de cámara donde dos o tres personajes se embarcan en una espiral de destrucción a causa de rencores incontrolables y frustraciones amorosas en cortometrajes como 'Ratas' y 'Rubita'.

El personaje que encarna Natalia de Molina se inspira en la protagonista homónima de 'Casa de muñecas', de Henrik Ibsen


En su primer largo, el personaje que encarna Natalia de Molina se inspira en la protagonista homónima de 'Casa de muñecas', de Henrik Ibsen, obra clave del teatro moderno que marcó un periodo de la literatura en que la crítica a la doble moral de la sociedad burguesa se llevaba a cabo a través de la insatisfacción de una mujer casada. La película también toma prestada de la pieza del noruego el desencadenante del drama. Como su homónima literaria, Nora pidió en el pasado un préstamo para ayudar a su marido sin consultárselo. Y ahora esta decisión desesperada y altruista está a punto de girarse en su contra. La mujer intenta gestionar ella misma el chantaje del que es víctima, en un momento en que resurgen otras personas de su pasado.



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Natalia de Molina es Nora. (E One)


'Animales sin collar' se desarrolla a lo largo del fin de semana anterior a la investidura de Abel. El protagonista invita a su casa a un viejo amigo que va a dedicarle un reportaje fotoperiodístico. Mientras tanto, Nora intenta evitar que los secretos del pasado enturbien el momento de éxito de su marido. Linares sitúa la película en una Andalucía desértica que le otorga un tono duro y reseco, casi de wéstern. Nora, por ejemplo, queda con su chantajista, Víctor (Ignacio Mateos), en un viejo cortijo aislado y polvoriento, un escenario propio de los fuera de la ley o de los perdedores de la historia.

Linares sitúa la película en una Andalucía desértica que le otorga un tono duro y reseco, casi de wéstern


Aunque al principio podría ser el villano del filme, la aparición de Víctor, el hijo del señorito que jugaba con Abel en su casa cuando eran pequeños y ahora ejerce de su némesis, otorga una inyección de complejidad a un relato que plantea cuestiones oportunas, como hasta qué punto todo éxito se levanta sobre algún tipo de vacío moral o si la legitimidad política excusa un comportamiento injusto. Cuando Nora confiesa a su marido la verdad sobre el chantaje, se da cuenta de que su esposo se muestra más preocupado por su carrera que por todo lo que ella se ha visto obligada a hacer para protegerle. Toda una revelación que supondrá para ella emprender el mismo camino que la Nora teatral.



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Cartel de 'Animales sin collar'.




Al contrario de otros 'thrillers' políticos fascinados por el poder, 'Animales sin collar' explora la dimensión más personal e íntima de una práctica política que no puede desvincularse de la ética individual. Algún personaje, como el de Víctor, peca en exceso de trágico, y el desenlace se apoya demasiado en la salvación de Nora, pero 'Animales sin collar' destaca por su reflexión en torno a las sombras de cualquier proyecto triunfador y por otorgar ritmo de 'thriller' a un drama de personajes en crisis por no haber sabido encarar las deudas con el pasado.


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ENTREVISTA
Julio Medem: "Hoy no podría hacer 'Los amantes del círculo polar'"
El director donostiarra estrena el 31 de octubre su noveno largometraje de ficción, 'El árbol de la sangre', protagonizado por Úrsula Corberó y Álvaro Cervantes

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Julio Medem estrena 'El árbol de la sangre' el próximo 31 de octubre. (Diamond)
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MARTA MEDINA
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29/10/2018
Cualquiera tendería a pensar que a Julio Medem le llueven los productores, pero, al parecer, es demasiado presuponer. Ahora, como en las hipotecas, ni el nombre ni las rentas pasadas sirven de aval. "Ahora encuentro que para mí es mucho más difícil hacer cine", lamenta resignado. "Yo creo que, en general, es más difícil para todos los que hacíamos cine en los 90 y principios de los 2000; entonces había un público joven muy amplio que apreciaba el cine y ahora ese público joven ya no existe". Han pasado 26 años desde que se estrenó en el largometraje con 'Vacas' (1992) y justo dos décadas desde que se convirtió en referente generacional con 'Los amantes del círculo polar' (1998), y si durante sus dos primeras décadas de éxito no pasaban más de tres años sin rodar, en los últimos años el ritmo de trabajo se ha ralentizado.

Este próximo 31 de octubre el cineasta donostiarra estrena 'El árbol de la sangre', su noveno largometraje de ficción, la historia de amor de Rebeca (Úrsula Corberó) y Marc (Álvaro Cervantes), una historia contada como un puzle, donde pasado y presente se entremezclan para resolver las penumbras de la historia común de sus respectivas familias. En el camino les acompañan Najwa Nimri, Daniel Grao, Luisa Gavasa, José María Pou, Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba, pesos pesados de la industra, pero aun así el viaje hasta la cartelera no ha sido fácil. "Me ha costado mucho sacarla delante", reconoce. "La película ha estado previamente en manos de dos productores que la dejaron ahí, porque que no sabían que hacer con ella. Me dijeron que les gustaba, pero que no sabían cómo venderla. Luego llegó Arcadia, por fin, y no me puedo cansar de decir lo agradecido que me siento porque han luchado mucho para que la película no se cayera, porque estuvo a punto de quedarse en el vacío. Qué bien que todavía haya productores a los que les gusta el cine. Porque en realidad 'El árbol de la sangre' tiene mucho gancho, es muy atrapadora y sé que puede ser comercial".





Medem describe su nueva película como "una historia de amor con forma de árbol, o que tiene dentro un árbol, un árbol con dramas, con otras vidas, con otras historias de amor, tensión, locura, mentiras, ocultaciones, tragedia". "Los dos jóvenes (Corberó y Cervantes), que tienen 25 años, se juntan en un caserío para contarse el uno al otro la historia de su vida o, al menos, lo que saben de esa historia desde que fueron concebidos. Cuentan la vida de sus respectivas familias y de una tercera, que es la de los Mendoza, cuyos hijos, Víctor (Grao) y Olmo (Joaquín Furriel), tuvieron relación con sus respectivas madres".


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Álvaro Cervantes en un momento de 'El árbol de la sangre'. (Diamond)



Los dos jóvenes se encierran en un caserío del País Vasco, perdido entre montañas, para reconstruir y registrar su propias trayectorias vitales hasta el punto en el que están ahora: enamorados. A partir de aquí y cuanto más profundiza en las raíces, la trama se complica: aparecen los niños que fueron enviados a Rusia desde Bilbao durante la Guerra Civil, las heridas abiertas de los vencedores y vencidos, las mafias rusas y georgianas que operan en las costas españolas, el poder todavía hoy en día de la religión, las diferentes identidades abarcadas por el concepto de España, la diversidad lingüística. Pero todo acariciado de soslayo, porque como los protagonistas subrayan: "Recuerda el pacto: sin política, nada de ideologías".

Evidentemente, el decir que en la película no hay política ya tiene su connotación y su acto político

Y durante la entrevista el cineasta mantiene su compromiso. Intenta evitar hablar de política. "Es que en España siempre todo es política, pero en la película lo que quieren Rebeca y Marc es ponerse enfrente el uno al otro y contar sus verdades. Y para hacer ese árbol genealógico crean un mapa humano, y ese mapa humano es mucho mejor que esté sin contaminar de política", justifica. "Evidentemente, el decir que no hay política ya tiene su connotación y su acto político". Medem prefiere quedarse en el plano simbólico, en esa especie de realismo mágico vasco que impregna sus películas. Porque en 'El árbol de la sangre', de los árboles, en vez de manzanas, a veces caen vacas. "Te digo una cosa: eso lo he leído una vez y puede pasar", ríe. "Ya sé que no ocurre habitualmente pero a veces en una tormenta hay un fenómeno de absorción y desaparece una vaca de un prado y aparece en la copa de un árbol. Aunque yo lo cuento en esa clave de realismo mágico porque, además, me gusta muchísimo y me puedo esconder en la subjetividad de los protagonistas al contar la historia, porque subliman, mitifican, idealizan y embellecen lo que están contando".



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Julio Medem. (Diamond)


"Cada uno sabe que tiene algo que contar al otro, algo que le va a hacer daño, lo que es también un acto de valentía. Se van a provocar dolor, pero también van a despejar las sombras de su relación", explica. Y en este abrirse en carne viva, confesar los pecados, aceptar al otro, pedonar y, a partir de ahí, construir una historia común y sin sombras es donde radica, si quiere encontrarse, la analogía con esta España nuestra doliente y sangrante. "Los personajes tienen un conflicto consigo mismos y hay un juicio ético porque gran parte de ellos, la mayoría, han cometido en el pasado algo un acto negativo. Y aunque la culpa es dura también puede llevar a la redención, a la expiación". "Tiene que haber la oportunidad para el perdón", sentencia, "y lo vemos en ese abrazo que los protagonistas se dan al final, sin palabras. A mí me gusta mucho que no haya política en mi película, insisto. Aunque es inevitable que la haya, pero es que yo no hablo de política ni quiero saber la ideología de los personajes".

'La pelota vasca' evidentemente es una polifonía de la realidad de un conflicto como el vasco, pero no todas las películas tienen que ser así

Tampoco quiere entrar demasiado en si el cine debe ser consciente de su poder de transformación social o si debe estar únicamente ligado a la creatividad del autor. ¿El cine debe reflejar la diversidad identitaria, debe abogar por la paridad, o no debería forzarse en contra de la mirada del creador? "Depende", sortea, "porque hay películas que son guías y que te hacen reflexionar sobre temas sociales y hay otras que te proponen un viaje emocional: al ver desde un lugar privilegiado el padecimiento de unos personajes empatizas y te planteas lo que harías en su lugar, y eso te hace mejor persona. El alcance que puede tener el cine es enorme y muy variado: puedes hacer, como en mi caso, un documental como 'La pelota vasca', que evidentemente es una polifonía de la realidad de un conflicto como el vasco, pero no todas las películas tienen que ser así. Depende".



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Úrsula Corberó en un fotograma de 'El árbol de la sangre'. (Diamond)


Y es que cuando se estrenó en 2003 este documental sobre el conflicto vasco, en la opinión pública hubo corrientes muy marcadas y beligerantes a favor y en contra de la película. Desde antes de su estreno en el Festival de San Sebastián, 'La pelota vasca' se vio arrastrada por la polémica: primero los miembros del Foro Ermua Gortzone Mora e Iñaki Ezkerra pidieran que se retirara su testimonio del documental por considerar el resultado sesgado y ofensivo para las víctimas del terrorismo; después hubo un amplio sector de la opinión pública que pidió su salida de la programación del certamen, y la entonces ministra de Cultura, Pilar del Castillo, criticó el documental por "su trato injusto con las víctimas", incluso antes de verlo. Así se entiende que a uno le queden pocas ganas de posicionarse.

'El árbol de la sangre' nació de una imagen de las vacas del Norte corriendo hacia abajo y los toros del Sur corriedo hacia arriba

Cuenta Medem que su forma de trabajar es mucho más intuitiva, mucho más inconsciente. Que 'El árbol de la sangre' nació de una imagen de las vacas del Norte corriendo hacia abajo y los toros del Sur corriedo hacia arriba. "Eso forma parte de mi imaginario, de mi forma de expresarme y de mi inconsciente", afirma. Habla pausado y escarba cada respuesta hacia dentro, con la voz queda. "A la hora de concebir mis películas yo uso mucho el inconsciente: recurro a imágenes que están ahí atrásen mi cabeza. Lo que no hago casi nunca es preguntarme el porqué. Muchas veces no sé el significado que tiene cuando lo hago: elijo las imágenes porque me gustan. Y ya cuando tengo todo el guión terminado empiezo a pulir para que tenga sentido".



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Cartel de 'El árbol de la sangre'




Quizás, precisamente por eso, en una industria que busca la rentabilidad y, por ende, la comodidad del espectador frente a narraciones menos convencionales, al director le esté costando sacar su cine adelante. "En los 90 se hacía un cine en España —y en el mundo, pero en España noto especialmente— mucho más variado y plural, más osado y más valiente", asegura. "Ahora ya no hay valentía. Ahora hay fórmulas, como cierto tipo de comedia para un tipo de público más masivo. Y lo que también es verdad es que el cine con el tiempo tiene que dejar de buscar la rentabilidad solamente en la taquilla. Si sólo dependemos del público que va a las salas no se podrá hacer nada más que un cierto tipo de cine. Muchas películas maravillosas ni siquiera encuentran distribución. ¿Tú te imaginas hacer ahora 'Los amantes del círculo polar'? ¿Qué pasaría? Quizás no podría hacerla". "Porque ahora las grandes cadenas hacen sus películas y las promocionan con todos sus canales y es que como no estés con ellas, y yo no estoy en Mediaset, lo tienes muy complicado". Por eso tiene fe en internet y que, al final, el cine en casa se vaya imponiendo. "Eso sí, pagando".

https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-10-29/medem-entrevista-arbol-sangre_1634998/
 
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José Luis Cuerda en el pasado festival de cine de San Sebastián. EFE


ESTRENOS DE CINE

Los cómicos que se unieron para rescatar a José Luis Cuerda del olvido


Javier Zurro @Zurro_85


Hay pocas películas que trasciendan la pantalla y pasen a ser obras clave de una cinematografía. Amanece, que no es poco no sólo consiguió eso, sino que hasta se convirtió en una religión con sus propios fieles, los amanecistas. Casi 30 años después, sus frases y sus mejores gags siguen sonando actuales, irreverentes y frescos. Es lo que tiene la magia del guion que José Luis Cuerda escribió y con el que pasó a la historia del cine español.

A pesar de eso, a pesar de regalarnos La lengua de las mariposas, Cuerda llevaba seis años sin dirigir. Todo es silencio (2012) fue la última vez que se puso detrás de las cámaras. Desde entonces había intentado levantar una película que compartía espíritu surrealista y crítico con su obra maestra, pero los productores le rechazaban una y otra vez. Nadie quería producir una sátira distópica que no dejaba títere con cabeza, y menos a un señor que nunca se ha atado a las anquilosadas normas de la industria.

Aquel guion llamado Tiempo después se quedó primero en un cajón, y luego vio la luz en forma de novela breve gracias a la editorial Pepitas de calabaza. Pero José Luis Cuerda no perdía la esperanza, y de vez en cuando, a sus amigos, les hablaba de esa película futurista sobre una rebelión social en pleno año “9177, mil años arriba, mil años abajo, que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias”.

Una de esas personas que le escucharon fue Edu Galán, cómico y creador de la revista Mongolia que quedó fascinado por el guion y se propuso levantar esa película fuera como fuera. Su solución fue recurrir a una especia de Equipo A cañí, un grupo de cómicos españoles, la versión guasona de Los vengadores, que usaran sus influencias y se unieran para hacer de Tiempo Después una realidad que llegará a las salas el próximo 28 de diciembre.

Galán recuerda que desde que conoció a José Luis Cuerda, por un especial de Mongolia, le habló de este guion y de sus “andanzas para producirlo”. “Pensé que necesitaba gente alrededor para ayudarle en la producción, y me parecía una vergüenza que esa película no se hiciese, que se diera a José Luis Cuerda por amortizado cuando ese guion es una joya absoluta. Así que se lo mandé a diversas productoras e incluso hice un pequeño documento aberrante sobre cuánto podría costar aquello. Un día me llamó Berto Romero de improvisto desde el Festival de Málaga y me dijo que había estado con José Luis y que había que hacerlo. Que iba a hablar con Andreu Buenafuente y que había que hacerlo”, cuenta el humorista a EL ESPAÑOL.


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Todo el equipo de Tiempo Después en San Sebastián. EFE


Los cuatro fantásticos inician una serie de comidas, y hasta ponen un nombre al grupo: La turba. Era finales de 2015, y Buenafuente rápidamente se compromete con el Terrat, Berto también, “y yo con todo lo que tengo: un lápiz, un mono, dos cervezas y un alcoholismo rampante”, recuerda Edu Galán. Pensaron en productoras, en crowdfunding, en quién podía ayudarles… hasta que en una comida salió el nombre de Arturo Valls, que acababa de producir Los del túnel. Edu Galán sugiere el nombre, y de veraneo en Gijón le manda el guion a Valls. La pelota estaba en su tejado.

El círculo se cierra
A Arturo Valls el envío de Edu Galán le pilla “en chanclas y bañador en Cádiz”. “Recibí su llamada y me dijo que había un guion que tenía los mismos mimbres que Amanece, que no es poco, y de ahí surge un grupo de gente (y de WhatsApp) en el que estaban ya Berto, Andreu y Edu, que quedaban con Cuerda, y todos nos animamos a levantar el proyecto, porque nadie se animaba”, dice Valls a este periódico. Todos se extrañaron que una leyenda como Cuerda no encontrara financiación, algo que el actor achaca al “mercado que se rige por criterios puramente comerciales”.

José Luis iba a los despachos y le decían que querían hacer películas comerciales. Era desolador, un director de su talla, con voz propia, con películas de culto y le decían que no.


“José Luis iba a los despachos y le decían: ‘muy bien Amenece, muy bien José Luis, pero queremos hacer películas comerciales’. Era desolador, un director de su talla, con voz propia, con películas de culto y le decían que no. Yo entiendo que hay que hacer industria y películas que lleven gente, que a ver si hago yo una de esas, pero no puede ser que lo otro cueste tanto, que una película con interés cultural sea tan difícil de hacer”, dice con sinceridad.

Arturo Valls propuso llamar a su amigo Félix Tusell, con el que había producido Los del túnel, y fue entonces cuando todos se dieron cuenta de que algo parecido al destino les había unido. Tusell es el hijo de Félix Tusell, productor fallecido en 1991 y que produjo a José Luis Cuerda -que hasta escribió el obituario de su amigo- su primera película, Pares y Nones. Se creó una especie de imperativo moral, y La turba creció y se organizó para queTiempo Después fuera una realidad, algo en lo que ayudó el apoyo de Antena 3, que entró en la producción.

Un asunto de familia
La película se convertía en algo familiar, y el propio Tusell recuerda que para él era “un tío putativo, era uno de los mejores amigos de mi padre”. Lo que Arturo Valls no sabía es que el productor ya planeaba producir a Cuerda. “En septiembre de 2016 nos reencontramos y nos fuimos a cenar, le dije que así me contaba cosas de mi padre, porque yo casi no le conocí. Nos pusimos a hablar la vida, me dio muchos detalles de mi padre, y me preguntó que qué hacía, Le dije que acababa de producir una película y él me contó que tenía un guion estupendo y que no encontraba productor. Me lo mandó y le dije que era fabuloso y nos pusimos manos a la obra mi socia y yo”, añade Tusell que cuando le llamó Valls sintió que “el círculo se cerraba”.


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Arturo Valls en la película.


Al final los mejores cómicos de este país se unieron. Unos cuantos, La turba, como iniciadores, y otros tantos en el reparto. Ahí están Joaquín Reyes, Carlos Areces o Raúl Cimas, hijos directos del humor de Cuerda que siempre reconocen que si les dieran un euro por todas las ideas que les inspiró José Luis, serían ricos. “El mejor homenaje que le hemos podido hacer es que haya hecho la película que le ha dado la gana, fiel a su esencia y en condiciones de total libertad. Es un homenaje muy bonito, pero no sólo de los cómicos, sino también de todos los técnicos, que se han sumado entusiasmados y que consideran que esto no era sólo un trabajo, sino un privilegio”, añade.

El mejor homenaje que le hemos podido hacer es que haya hecho la película que le ha dado la gana, fiel a su esencia y en condiciones de total libertad


Para Tusell producir a José Luis Cuerda ha sido “muy emocionante”, y un viaje emocional que le ha llevado a revisar Pares y Nones y descubrir en ella a amigos, a sus padres o la casa donde vivían, e incluso a la mujer de José Luis. “Me surgió la reflexión de pensar que qué bonito será cuando dentro de 20 años ponga Tiempo Después y también vea que está plagado de amigos. Además está dedicada a mi padre, porque está conectada con él. Yo he mamado el cine español, el de Berlanga, el de Forqué y Fernán Gómez… son mi ADN de gustos artísticos, y haber contribuido a que su último exponente sea José Luis Cuerda me gusta muchísimo”, zanja.

Muchos creen que Tiempo Después será la última película de José Luis Cuerda, y hasta Félix Tusell ha bromeado con él sobre eso, diciéndole que su padre le produjo la primera y él la última,pero Cuerda no quiere oír hablar de jubilación. Sólo una persona puede dar por terminada su leyenda, él mismo.





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ESTRENOS DE CINE
'Miamor perdido': una historia de amor que da gato por liebre
Dani Rovira y Michelle Jenner protagonizan la última comedia romántica de Emilio Martínez-Lázaro, director de la saga 'Ocho apellidos...'


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Michelle Jenner y Dani Rovira, en 'Miamor perdido'. (Sony)


MARTA MEDINA
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14/12/2018

En 'El futuro' (2011) —Miranda July, ¡vuelve, allá donde estés!—, una pareja de treintañeros adopta un gato parlante que se convierte en testigo privilegiado de su crisis sentimental y existencial. En 'La guerra de los Rose' (1989), un matrimonio se enzarza en un proceso de divorcio que pasa de batalla legal a guerra de trincheras y que acaba en una espiral de violencia absurda y descontrolada. En la obra 'La clausura del amor', de Pascal Rambert, dos actores que son pareja en la vida real —en la versión española, fueron Bárbara Lennie e Israel Elejalde— se suben a un cuadrilátero para recrear —y a veces vivir— la demolición de su relación. Aunque en una proporción homeopática y desde un tono de comedia urbana, 'Miamor perdido' podría considerarse un batiburrillo de estas tres ideas anteriores adaptadas para el gran público y trasladadas a la idiosincrasia del Madrid malasañero de cómicos de bar, actrices-barra-camareras y bicicletas eléctricas a dos euros la hora.






Como sus personajes protagonistas, Olivia (Michelle Jenner), una aspirante a actriz con pretensiones intelectuales —aunque utilice la definición de Wikipedia para explicar el teatro de la crueldad—, y Mario (Dani Rovira), un cómico más pedestre, esta comedia romántica intenta encontrar un equilibrio entre el humor costumbrista y la reflexión trascendental, pero se queda en tierra de nadie, a pesar del carisma de una Jenner luminosa que roba la pantalla en cada plano. Como un 'La La Land' castizo —con Chimo Bayo amenizando uno de los momentos climáticos—, 'Miamor perdido' sigue la construcción y crisis de una pareja de treintañeros que se enamoran como prescribe el romance posmoderno: de manera fortuita durante una borrachera épica.



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Dani Rovira y Michelle Jenner son los protagonistas de la última película de Emilio Martínez-Lázaro. (Sony)



Tras el flechazo inicial, Olivia y Mario deciden hacer un viaje a Valencia —la ciudad natal de ella—, donde encuentran un gato abandonado en un contenedor de basura al que deciden adoptar como primer proyecto en común. Como gag recurrente —y naíf—, el gato solo atiende al nombre de Miamor —de ahí el título— y exclusivamente cuando se le habla en valenciano. A partir de ahí, el espectador asiste al relato de su noviazgo, como en cualquier comedia romántica estándar. ¿La novedad? Que los guionistas Miguel Esteban (creador de la hilarante 'El fin de la comedia') y Clara Martínez-Lázaro ('Hacerse mayor y otros problemas') repiten la historia de amor de la pareja de tres maneras diferentes: según ocurre, según la cuenta Mario en sus monólogos y según la interpretan ambos en una obra de teatro autorreferencial, en la que replican escenas completas con ligeras variaciones de aquello que la película ya ha contado previamente.

El gato solo atiende al nombre de Miamor —de ahí el título— y exclusivamente cuando se le habla en valenciano

A la primera fase de enamoramiento le sigue la de la convivencia, y Olivia y Mario —más bien la película— juegan a anticipar el futuro de la pareja, en la que el gato tiene un papel protagonista. Los novios pasean su amor por el Madrid más moderno —el de la plaza de Cascorro, los bares de 'stand-up comedy', los teatros independientes, los bares de La Latina— mientras la carrera de Mario va despegando y la de Olivia se queda estancada. Y resulta que la distancia entre '500 días juntos' y 'La guerra de los Rose' es apenas un corte sin transición.



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Miamor es el nombre del gato de la pareja protagonista. (Sony)


Y es entonces cuando el guion acusa más el lastre de la repetición de la cronología del noviazgo, puesto que, una vez que 'Miamor perdido' deja de centrarse exclusivamente en los protagonistas, las tramas secundarias no parece que tengan mucho que contar. Casi resulta más interesante conocer la intrahistoria detrás de personajes incidentales, como el burócrata quisquilloso interpretado por Resines o el policía expedientado al que pone rostro Agustín Jiménez, en una presentación de personaje memorable.



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Cartel de 'Miamor perdido'.


En su primera película después de 'Ocho apellidos vascos' y 'Ocho apellidos catalanes', y sin el dúo Cobeaga-San José en el guion, Emilio Martínez-Lázarodirige una comedia para a un público más urbanita con una fórmula que aunque busca alejarse del tópico —pero no demasiado— cae en la reiteración y el artificio. Y porque cuenta con destellos de diálogos y situaciones de un humor que funciona y que Jenner levanta con una vis cómica extrañamente poco explotada en su filmografía, queda la sensación de un proyecto que si se hubiese deshecho de complejos y hubiese optado por una estructura más espontánea y sin tanta divagación, podría haber funcionado como una comedia romántica divertida y diferente.

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CINE ESPAÑOL
Las 10 mejores películas españolas de 2018: campeones, superhéroes y escalofríos
Después de la lista más cosmopolita de las mejores producciones extranjeras... toca el producto nacional


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Najwa Nimri y Eva Llorach en un momento de 'Quién te cantará'. (Caramel)

MARTA MEDINA
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CINE ESPAÑOL


18/12/2018

Frente a un 2018 no demasiado brillante a nivel internacional, el cine español ha firmado un año nada desdeñable en el que la taquilla ha remontado los datos del curso anterior a pesar de no contar con superproducciones del estilo de 'Tadeo Jones 2' o 'Un monstruo viene a verme', los taquillazos más importantes de 2017 y 2016, respectivamente. Tampoco ha sido un mal año para el cine de autor, con tres películas españolas participantes en el Festival de Cannes—'Todos lo saben', 'Petra' y 'Carmen y Lola'— y una Concha de Oro para 'Entre dos aguas', de Isaki Lacuesta.

Un año heterogéneo en el que, a pesar de que sigue creciendo la brecha recaudatoria entre el cine de encargo apoyado por las grandes cadenas televisivas y los proyectos autorales, ha habido un gran abanico de propuestas narrativas y formales, más allá de las fórmulas más desgastadas del 'thriller' convencional y la comedia castiza prototípica. Aquí ofrecemos una selección de lo mejor de la producción nacional estrenada en los últimos 12 meses.


Mención necesaria: 'Tiempo después', de José Luis Cuerda


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Roberto Álamo y Blanca Suárez encabezan el reparto de 'Tiempo después', de José Luis Cuerda. (EOne)


La última película del director de 'Amanece que no es poco' llegará a la cartelera el 28 de diciembre. Antes pasó, aunque sin competir, por el Festival de San Sebastián, la primera pantalla de esta comedia distópico-filosófica en la que José Luis Cuerda recupera el humor surrealista de sus películas más icónicas.

En primavera-verano -supone una por el vertuario- de 9177, "año arriba o año abajo, que no queremos pillarnos los dedos", y después de un cataclismo gubernamental a escala mundial, sólo levanta del suelo un único Edificio Representativo en todo el planeta, y allí vive la clase privilegiada y las autoridades, monarca incluido. Fuera de las puertas del bloque de viviendas, el paro. Y es cuando un parado decide ponerse a vender limonada y ''desnaturalizarse" de su condición de parado cuando cuando estalla una revolución. Roberto Álamo encabeza un reparto en el que se suceden nombres como el de Miguel Rellán, Blanca Suarez, Gabino Diego, Joaquín Reyes, Raúl Cimas y Carlos Areces en una comedia tan absurda como perspicaz . Y muy muy divertida.


10.Campeones', de Javier Fesser


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Un fotograma de 'Campeones', de Javier Fesser. (IMdB)


La gran sorpresa del año. La vuelta al largometraje de Javier Fessercuatro años después de 'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo' se ha convertido en la producción española más taquillera del año, la cuarta si obviamos nacionalidades —detrás de 'Jurassic World: el reino caído', 'Los increíbles 2' y 'Vengadores: Infinity War'—, con una recaudación de más de 19 millones de euros. Una comedia aguda, dinámica y con mucha mala baba que además es la candidata española para concurrir a los Oscar y la segunda película con más nominaciones de los próximos Goya. El paradigma de un proyecto con aspiraciones comerciales que no cae en la desidia de la fórmula desgastada y complaciente con el espectador.


Con el omnipresente y siempre eficaz Javier Gutiérrez como protagonista, 'Campeones' es una historia de superación doble: por un lado la de un entrenador de baloncesto en horas bajas —tanto ética como laboralmente— que aprende a apreciar la diferencia y, por el otro, un equipo de jugadores con discapacidad que se preparan para ganar un campeonato a nivel nacional a pesar de no ser, en principio, muy habilidosos con el balón. Una comedia que hasta bien entrado el final no cae en la sensiblería y que ha conectado con el gran público a pesar de contar con un reparto compuesto principalmente por actores no profesionales.

9. 'Tu hijo', de Miguel Ángel Vivas



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José Coronado es el protagonista de 'Tu hijo'. (E One)


En uno de los mejores papeles de su carrera, José Coronado interpreta a un padre en busca de venganza en 'Tu hijo', el quinto largometraje dirigido por Miguel Ángel Vivas. Un 'thriller' que engaña a primera vista y que juega con un gran giro final que coloca al espectador en el lugar incómodo de las ideas preconcebidas y los prejuicios. Rodada en Sevilla, con una fotografía exspresiva y sugerente y con Luis Bermejo como interlocutor en una escena en la que Vivas maneja la tensión y el suspense de manera magistral, 'Tu hijo' es la caída en barrena de 'un hombre bueno', un Jaime Jiménez cualquiera.

La vida tranquila de este cirujano queda trastocada después de que su hijo —interpretado por Pol Monen— quede inconsciente tras recibir una paliza a la salida de una discoteca. Cuando siente que las autoridades no pueden resolver el caso con la celeridad necesaria, Jiménez decide tomarse la justicia por su mano y se adentra en un mundo oscuro muy alejado de su rutina de hombre clase media-alta, ordenado y correcto. Una fórmula prototípica que estalla cuando Vivas decide llevar este 'thriller' a terrenos más pegados a la realidad social de una manera tan sorprendente como ingeniosa.

8. 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen


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Antonio de la Torre en un momento de 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen. (Warner)


También bastante pegada a la realidad social y política de la España reciente está 'El reino', el tercer largometraje como director en solitario de Rodrigo Sorogoyen. Tanto que alguna de las escenas se presentan como una fotocopia de hechos reales, aunque el nivel de vulgaridad y desfachatez parezcan salidos de un delirio cuñado. Sorogoyen ha escrito —junto a Isabel Peña— una crítica a las cloacas de la política española, centradas en un partido del que no se explicita el nombre pero que cualquier espectador que haya seguido la actualidad en los últimos consigue ubicar. Incluso la identidad de los políticos reales en quienes se basan los personajes transpira a través de los nombres ficticios.

El monarca de 'El reino' es el rey del cotarro, del cortijo de las licitaciones, de las comisiones ilegales, de los porcentajes de los presupuestos de las obras públicas, de la financiación 'en B', de las mariscadas y las putas a cuenta del erario público, de las luchas de poder y la hipocresía de quienes miran hacia otro lado. Un 'thriller' político protagonizado por Antonio de la Torre con momentos brillantes tanto de guión como de puesta en escena —y ese Luis Zahera que ya puede tocar el Goya a Mejor actor de reparto con la punta de los dedos— que no acaba de ser redondo —las secuencias de Andorra y la entrevista final no acaban de estar afinadas— pero que es un retrato corrosivo que, junto a 'B de Bárcenas', supone un registro necesario para entender la crisis de confianza en los partidos que vive España.

7. 'Superlópez', de Javier Ruiz Caldera


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Dani Rovira es Superlópez en la película de Javier Ruiz Caldera. (Disney)


La última comedia de Javier Ruiz Caldera ('Tres bodas de más', 2013), escrita por Diego San José y Borja Cobeaga ('Ocho apellidos vascos', 2014), se postulaba como uno de los grandes taquillazos nacionales del año y está cumpliendo: es, de momento, el tercer título español con más recaudación de 2018. Números aparte, 'Superlópez' traduce por fin al cine la esencia del personaje de cómic creado en 1973 por Jan en la "gran comedia españolaza" —en palabras de la crítica de 'El Confidencial' Eulàlia Iglesias—, una película divertida y aguda que sirve como crítica de ese respeto por la mediocridad idiosincrásico de nuestro país.

Juan López (Dani Rovira) es un tipo extraordinario obligado a ser gris para integrarse en sociedad. Un superhombre con poderes extraterrestres que se oculta bajo el disfraz de un oficinista insulso, pero que está llamado a salvar el mundo de los planes de dominación de la supervillana Ágata (Maribel Verdú), paisana del planeta Chitón, también la tierra natal de López. Aunque también hay lugar para la comedia romántica —con Alexandra Jiménez en el papel de Luisa Lamas— y la acción, los mejores momentos de 'Superlópez' son los que explotan el humor costumbrista que ponen el espejo aberrado en los tópicos regionalistas y las formas de relacionarse —familia, amigos, trabajo— tradicionales de estas latitudes nuestras.

6. 'El hombre que mató a Don Quijote', de Terry Gilliam


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Adam Driver y Jonathan Pryce en 'El hombre que mató a Don Quijote'. (Warner)


La odisea de Terry Gilliam para estrenar su esperadísima 'El hombre que mató a Don Quijote' ha terminado en cataclismo económico, con una taquilla muy mediocre (192.000 euros en España, un total de millón y medio aproximadamente en el cómputo mundial a la espera de su estreno en Portugal a finales de este mes), muy lejos de los 17 millones que tuvo de presupuesto. Tampoco ha contado con el favor de la crítica, pero 'El hombre que mató a Don Quijote' es un concentrado de Gilliam, la película exagerada y barroca que cabría esperar del director de inglés, con las excentricidades, las hipérboles y la dispersión que unos critican y otros celebran, pero que son la esencia del ex Monty Python.


'El hombre que mató a Don Quijote' es el delirio —efectivamente— quijotesco en su máxima expresión. Es la persecución febril y tozuda de un fantasma y ¿qué si no eso es el cine? Toby (Adam Driver) es un director de cine que ha perdido la pasión y que ha construido su carrera dentro de la publicidad con aspiraciones simplemente económicas. En uno de sus rodajes, recala en un pueblo manchego cercano al lugar donde rodó su ópera prima, una película pequeñita sobre El Quijote. Después de encontrarse con el actor protagonista de su primer proyecto (Jonathan Pryce), un zapatero manchego que ha enloquecido y se cree el verdadero Quijote, Toby se ve envuelto en un libro de caballerías atemporal y fantástico, un desbarre estrambótico por el que pasan mercaderes gitanos, falsas princesas, trileros, gigantes y guadiaciviles.

5. 'Carmen y Lola', de Arantxa Echevarría


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Rosy Rodríguez y Zaira Romero en 'Carmen y Lola'. (Super 8)


El primer largometraje de ficción dirigido por Arantxa Echevarría, 'Carmen y Lola', pasó por la Quincena de realizadores de la pasada edición de Cannes —consiguió la nominación a la Cámara de Oro y a la Palma 'Queer'—, un comienzo de trayectoria excepcional para una película pequeña y sencilla, con un elenco encabezado por actores no profesionales —Rosy Rodríguez, Zaira Romero y Moreno Borja optan a sendos goyas como actores revelación—.

Con una forma de contar tan poética como pegada al suelo, a veces rayana en el documental, Echevarría relata un amor aparentemente imposible contemporáneo, el de dos jóvenes gitanas cuya relación lésbica provoca que se enfrenten a los prejuicios de su entorno, pero también a los suyos propios. Echevarría se adentra con su cámara en las tradiciones gitanas, desconocidas para muchos fuera de la comunidad, y critica la opresión que sufren muchas mujeres en un ambiente todavía muy marcado por la exclusión, la religión y la costumbre. Una película de una intimidad y una naturalidad inusitadas, que calan.

4. 'Petra', de Jaime Rosales


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Bárbara Lennie es la protagonista de 'Petra', de Jaime Rosales. (Wanda)


La última película de Jaime Rosales ('La soledad', 2007; 'Hermosa juventud', 2014) también pasó por la Quincena de realizadores del último festival de Cannes, pero a diferencia de la cinta de Echevarría, 'Petra' ha pasado totalmente desapercibida para la Academia, que no la ha reconocido siquiera con una nominación al Goya. Este 'thriller' hipnótico, con una estética tan sobria como perfeccionista, es la disección de una familia burguesa catalana en la que la tragedia se abre paso como una amenaza latente.

Tras la muerte de su madre, Petra (Bárbara Lennie) decide descubrir la identidad de su padre, un tema tabú dentro de su familia. Sus pesquisas la llevan a un pintor famoso —interpretado por el también pintor Joan Botey— y desagradable que vive en un caserón ampurdanés. Allí conoce a su supuesto padre y a toda la familia y despacio, con planos largos y magnéticos, Rosales construye una telaraña oscura y envolvente que el director barcelonés filma sobre un guión de Michel Gaztambide ('No habrá paz para los malvados', 2011), Clara Roquet ('10.000 kilómetros', 2014) y él mismo. Una tragedia inquietante y envolvente, terrible y dolorosa, perturbadoramente bella.

3. 'Entre dos aguas', de Isaki Lacuesta


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Isaki Lacuesta ha ganado su segunda Concha de Oro con 'Entre dos aguas'. (BTeam)


Doce años después de su celebrada 'La leyenda del tiempo', el director gerundense Isaki Lacuesta vuelve al 'lugar del crimen', las marismas de San Fernando (Cádiz), para recuperar la historia —mucha ficción, algo de documental— de los hermanos protagonistas de aquella película, Isra (Israel Gómez Romero) y Cheíto (Francisco José Gómez Romero), dos niños gitanos obsesionados con Camarón de la Isla. En esta secuela, Lacuesta se reencuentra con dos hombres ya treintañeros: Isra acaba de ser padre y cumple prisión por narcotráfico y Cheíto vuelve a casa después de una misión con la Marina.


Ganadora de la concha de Oro del pasado San Sebastián, 'Entre dos aguas' parece una película puramente observacional, aunque no lo sea. Su puesta en escena, con una iluminación, un sonido y un montaje que buscan la invisibilidad, plantean la duda al espectador sobre la verdad o la construcción de lo que está viendo. Un film a la vez social y poético que representa ese cine de autor propio que trasciende épocas, géneros y modas, y que conforma la médula espinal de la cinematografía de un país al tiempo que conjuga una vocación universal.


SIGUE..
 
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