Orbyt.
09/05/2020
EL LÍO DE TÍTULOS QUE DEJÓ EL MARQUÉS DE GRIÑÓN EN SU TESTAMENTO
SORPRESA Y DESENCANTO FAMILIAR CON LA CONCESIÓN DEL MARQUESADO DE GRIÑÓN
CUATRO MUJERES Y CINCO HIJOS
EL PALACIO DE ‘EL RINCÓN’
Carlos Falcó decidió que su título más célebre fuera para Tamara. La decisión acarrea problemas porque además Marqués de Griñón es una marca comercial que ya pertenece a su primogénito
Lo correcto hubiera sido que el título estuviera vinculado al negocio del clan, lo que ha causado decepción. El marqués dejó escrito que si Tamara renunciaba, el marquesado recaería en su hijo Duarte Falcó de la Cierva. POR MARÍA EUGENIA YAGÜE
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Lo que aparentaba ser una sucesión sin fisuras ha creado malestar y polémica, aseguran fuentes familiares a LOC. Los hijos de Carlos Falcó se enteraron en la lectura del testamento ante notario de la disposición añadida por el marqués, cediendo a su hija Tamara el marquesado de Griñón.
SOCIO MAYORITARIO
Sorpresa y decepción, añaden estas fuentes, sobre todo para su hijo Manolo, quien para ayudar a las empresas de su padre, con problemas económicos desde hace años, ha ido comprando acciones de las mismas para evitar la quiebra, hasta ser el socio mayoritario. Pero el padre nunca le comunicó su intención sobre un título tan ligado a los negocios familiares.
Los títulos nobiliarios no conllevan normalmente más que historia y honores, pero en este caso, el marquesado de Griñón tiene un contenido patrimonial muy concreto, al estar unido a una marca comercial de vinos y aceites, hoy en manos de Manolo Falcó.
El nuevo marqués de Castel-Moncayo ha pasado el confinamiento en Madrid aunque reside en Londres con su mujer e hijos, donde tiene un gran prestigio financiero como codirector global de la banca estadounidense Citi Group.
ERROR JURÍDICO
El marqués de Griñón cometió un error de tipo jurídico, en la concesión del título “a su querida hija Tamara” (sic) al añadir que si ella renunciara al mismo, “éste pasaría a su cuadragénico hijo Duarte Falcó de la Cierva”. Según la jurisprudencia nobiliaria, a quien le correspondería, de renunciar Tamara, sería a su hermano Manolo y no a quien determinara su padre.
El hijo mayor del marqués podría haber consultado estos días el tema con expertos en Derecho Nobiliario. Según los juristas, Falcó se excedió en su papel de distribuidor, al marcar la futura línea de sucesión sin tener competencias para ello. Y añaden que en los títulos no se sucede al padre, sino al fundador histórico de la distinción. El marqués tendría que haberse quedado en ceder el suyo a Tamara, y punto, sin señalar otros posibles beneficiarios, alterando así el orden sucesorio.
Este error podía invalidar parcialmente la concesión del título, si se recurriera ante un tribunal, aunque ningún juez dudaría de la legitimidad de Tamara Falcó para ostentarlo. Por otra parte, algunos familiares del marqués lamentan la desconsideración de Carlos Falcó hacia su hijo mayor, por no haberle informado de sus intenciones.
Imaginativo, audaz y excelente relaciones públicas, Carlos Falcó no fue el mejor administrador de sus negocios. Con su hijo Manolo contrajo deudas reconocidas y documentadas por valor de varios millones que dejan la parte económica de su herencia muy mermada. De hecho, entre los bienes materiales que Griñón deja a sus hijos está el palacio de El Rincón, en la localidad de Aldea del Fresno, una imponente mansión de 3.000 metros cuadrados, edificado en 1862 por un antepasado de la familia. Alfonso XIII y su esposa la reina Victoria Eugenia frecuentaban sus salones. Franco hizo de El Rincón su cuartel general durante la Batalla de Brunete.
‘LA ESCOPETA NACIONAL’
El 1994 Paloma Falcó, una tía de Carlos que no tenía hijos, lo deja en herencia a su sobrino. Griñón lo convirtió en su residencia habitual, plantó viñedos y proyectó alquilarlo para celebraciones privadas o rodajes de películas y series. El Rincón fue escenario de La escopeta nacional, la mítica película de Berlanga, de series como Águila Roja y de escenas de Mientras dure la guerra, lo último de Alejandro Amenábar.
Fátima de La Cierva, tercera esposa de Carlos Falcó, arregló algunas estancias en las que el matrimonio hacía su vida familiar, pero el costoso mantenimiento del palacio era difícil de asumir para el marqués. “Allí caía una gotera y así se quedaba“, cuenta un amigo de la familia.
Carlos Falcó lo puso a la venta, sin éxito, por 10 millones. Una cantidad superior a las deudas contraídas con su hijo mayor, pero que al hacer el reparto entre los cinco hijos, no les dejaría ninguna fortuna.
El marqués también era propietario de un tercio del palacio de Mirabel, en la localidad extremeña de Plasencia, junto a su hermano Fernando, marqués de Cubas, y su sobrina Carla Falcó Medina, duquesa de Montellano, hija de Felipe Falcó, el hermano mayor, fallecido en 1962 en un accidente de tráfico.
Pero es difícil poner a la venta esta joya renacentista del siglo XV, prácticamente intocable pensando en una posible reforma con vistas a su explotación. En diciembre de 2017, la Junta de Extremadura, alegando su carácter de Bien de Interés Cultural, paralizó la venta de una de sus obras de arte, el busto de Carlos V, obra de Pompeo Leoni, que los Falcó sacaban a subasta con un precio de salida de 400.000 Euros.
Una propiedad que se atribuye erróneamente a Carlos Falcó es Casa de Vacas en Malpica del Tajo, de 300 hectáreas, donde está la bodega más importante. La finca es propiedad de su hijo Manolo, que la heredó directamente de su abuelo, por medio de un fideicomiso.
Tamara, por su parte, tiene más de Falcó que de Preysler. Su sentido del humor, el carácter alegre y optimista y la sencillez en el trato la semejaban a su padre, que sentía debilidad por la tercera de sus hijos. Pero su foto en la portada de ¡Hola!, anunciando su nuevo estatus nobiliario con una tiara histórica de la Maison Chaumet, la habría firmado su madre.
Hay buena relación entre Manolo, Xandra, Tamara, Aldara y Duarte, los cinco hijos de los tres matrimonios anteriores de Carlos Falcó. Tamara nos contaba en una entrevista del pasado febrero que sus hermanos Enrique y Manolo eran sus asesores financieros. La joven se ha convertido últimamente en una cotizada madrina para marcas de lujo. Parte de sus vacaciones las pasa en la casa de Sotogrande de su hermano mayor.
Tamara hereda uno de los título que más ha aparecido en la prensa de sociedad y en la económica, y no hay duda de que con ella como titular, seguirá siendo el más mediático. En cuanto a Esther Doña, podrá seguir llamándose marquesa viuda de Griñón, pero como simple distinción social, sin ninguna validez jurídica. Desconocemos el legado del marqués a su cuarta y última esposa, pero era de sobra conocido que Carlos Falcó tenía más títulos que fortuna y dependía económicamente de su hijo mayor. Antes de su boda en 2017, Doña aseguró que habían firmado un documento de separación de bienes, “porque su boda era por amor y no por interés material”.
En todo caso, las cuatro mujeres que tuvo el marqués tienen derecho a repartirse su pensión de viudedad, que rondaría a los 100 euros cada una.
La marquesa viuda ha comunicado que abandonará El Rincón para instalarse en uno de los dos pisos que tiene en Majadahonda, –el otro está alquilado–, adquiridos durante su matrimonio, el segundo, con Ángel Martínez Higueras, con el que acabó en pleitos, acusada de presuntos delitos de estafa procesal y denuncia falsa. Hace pocos meses fue absuelta y se libró de una pesadilla que arrastraba desde hacía años.
Otra alegría que tuvo en los últimos meses fue vivir en Madrid. Un amigo de Carlos Falcó, Javier Chico de Guzmán, duque de Ahumada, les cedió un piso que tenía en el Barrio de las Letras, que disfrutaban a menudo.
Carlos Falcó fue un gran señor, culto, divertido, emprendedor y positivo hasta el final. Al día siguiente de ingresar en la Fundación Jiménez Díaz, llamaba a un amigo: “Tengo la mejor habitación de la clínica, con unas vista estupendas a la Casa de Campo. Estoy muy bien, me han puesto dos tubitos en la nariz para el oxígeno, pero me iré a casa pronto”.
El coronavirus no le dejó volver ni despedirse de su esposa y de sus hijos. Una crueldad imperdonable que nos priva de un gran hombre, lleno de ilusión por vivir.
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Palacio decimonónico, elegante y romántico al que se llega a través de un kilómetro de viñedos y árboles centenarios para toparse con una imponente fachada, torreón incluido,‘El Rincón’ es el marco ideal para el ocaso de un marqués amante de la vida y los vinos, que viene a ser lo mismo, las mujeres, la naturaleza y la Historia. Carlos Falcó heredó la mansión de una tía suya sin descendencia y allí se instaló con su esposa Fátima de la Cierva y sus hijos Duarte y Aldara. El palacio perdió poco a poco su antiguo esplendor por lo costoso de su mantenimiento y los marqueses de Griñón decidieron rentabilizarlo para celebrar bodas, eventos de moda y hasta rodajes de series y películas de corte histórico. La boda de Julio Iglesias junior con Charisse Verhaert en 2102, volvió a reunir allí, por unas horas, a sus padres, Isabel Preysler y Julio Iglesias. Pronovias celebró allí uno de sus desfiles. Y Carlos Falcó convirtió los jardines de su palacio en una fastuosa fiesta nupcial, para su boda en septiembre de 2017, con la última mujer de su vida, Esther Doña.
09/05/2020
EL LÍO DE TÍTULOS QUE DEJÓ EL MARQUÉS DE GRIÑÓN EN SU TESTAMENTO
SORPRESA Y DESENCANTO FAMILIAR CON LA CONCESIÓN DEL MARQUESADO DE GRIÑÓN
CUATRO MUJERES Y CINCO HIJOS
EL PALACIO DE ‘EL RINCÓN’
Carlos Falcó decidió que su título más célebre fuera para Tamara. La decisión acarrea problemas porque además Marqués de Griñón es una marca comercial que ya pertenece a su primogénito
Lo correcto hubiera sido que el título estuviera vinculado al negocio del clan, lo que ha causado decepción. El marqués dejó escrito que si Tamara renunciaba, el marquesado recaería en su hijo Duarte Falcó de la Cierva. POR MARÍA EUGENIA YAGÜE
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Lo que aparentaba ser una sucesión sin fisuras ha creado malestar y polémica, aseguran fuentes familiares a LOC. Los hijos de Carlos Falcó se enteraron en la lectura del testamento ante notario de la disposición añadida por el marqués, cediendo a su hija Tamara el marquesado de Griñón.
SOCIO MAYORITARIO
Sorpresa y decepción, añaden estas fuentes, sobre todo para su hijo Manolo, quien para ayudar a las empresas de su padre, con problemas económicos desde hace años, ha ido comprando acciones de las mismas para evitar la quiebra, hasta ser el socio mayoritario. Pero el padre nunca le comunicó su intención sobre un título tan ligado a los negocios familiares.
Los títulos nobiliarios no conllevan normalmente más que historia y honores, pero en este caso, el marquesado de Griñón tiene un contenido patrimonial muy concreto, al estar unido a una marca comercial de vinos y aceites, hoy en manos de Manolo Falcó.
El nuevo marqués de Castel-Moncayo ha pasado el confinamiento en Madrid aunque reside en Londres con su mujer e hijos, donde tiene un gran prestigio financiero como codirector global de la banca estadounidense Citi Group.
ERROR JURÍDICO
El marqués de Griñón cometió un error de tipo jurídico, en la concesión del título “a su querida hija Tamara” (sic) al añadir que si ella renunciara al mismo, “éste pasaría a su cuadragénico hijo Duarte Falcó de la Cierva”. Según la jurisprudencia nobiliaria, a quien le correspondería, de renunciar Tamara, sería a su hermano Manolo y no a quien determinara su padre.
El hijo mayor del marqués podría haber consultado estos días el tema con expertos en Derecho Nobiliario. Según los juristas, Falcó se excedió en su papel de distribuidor, al marcar la futura línea de sucesión sin tener competencias para ello. Y añaden que en los títulos no se sucede al padre, sino al fundador histórico de la distinción. El marqués tendría que haberse quedado en ceder el suyo a Tamara, y punto, sin señalar otros posibles beneficiarios, alterando así el orden sucesorio.
Este error podía invalidar parcialmente la concesión del título, si se recurriera ante un tribunal, aunque ningún juez dudaría de la legitimidad de Tamara Falcó para ostentarlo. Por otra parte, algunos familiares del marqués lamentan la desconsideración de Carlos Falcó hacia su hijo mayor, por no haberle informado de sus intenciones.
Imaginativo, audaz y excelente relaciones públicas, Carlos Falcó no fue el mejor administrador de sus negocios. Con su hijo Manolo contrajo deudas reconocidas y documentadas por valor de varios millones que dejan la parte económica de su herencia muy mermada. De hecho, entre los bienes materiales que Griñón deja a sus hijos está el palacio de El Rincón, en la localidad de Aldea del Fresno, una imponente mansión de 3.000 metros cuadrados, edificado en 1862 por un antepasado de la familia. Alfonso XIII y su esposa la reina Victoria Eugenia frecuentaban sus salones. Franco hizo de El Rincón su cuartel general durante la Batalla de Brunete.
‘LA ESCOPETA NACIONAL’
El 1994 Paloma Falcó, una tía de Carlos que no tenía hijos, lo deja en herencia a su sobrino. Griñón lo convirtió en su residencia habitual, plantó viñedos y proyectó alquilarlo para celebraciones privadas o rodajes de películas y series. El Rincón fue escenario de La escopeta nacional, la mítica película de Berlanga, de series como Águila Roja y de escenas de Mientras dure la guerra, lo último de Alejandro Amenábar.
Fátima de La Cierva, tercera esposa de Carlos Falcó, arregló algunas estancias en las que el matrimonio hacía su vida familiar, pero el costoso mantenimiento del palacio era difícil de asumir para el marqués. “Allí caía una gotera y así se quedaba“, cuenta un amigo de la familia.
Carlos Falcó lo puso a la venta, sin éxito, por 10 millones. Una cantidad superior a las deudas contraídas con su hijo mayor, pero que al hacer el reparto entre los cinco hijos, no les dejaría ninguna fortuna.
El marqués también era propietario de un tercio del palacio de Mirabel, en la localidad extremeña de Plasencia, junto a su hermano Fernando, marqués de Cubas, y su sobrina Carla Falcó Medina, duquesa de Montellano, hija de Felipe Falcó, el hermano mayor, fallecido en 1962 en un accidente de tráfico.
Pero es difícil poner a la venta esta joya renacentista del siglo XV, prácticamente intocable pensando en una posible reforma con vistas a su explotación. En diciembre de 2017, la Junta de Extremadura, alegando su carácter de Bien de Interés Cultural, paralizó la venta de una de sus obras de arte, el busto de Carlos V, obra de Pompeo Leoni, que los Falcó sacaban a subasta con un precio de salida de 400.000 Euros.
Una propiedad que se atribuye erróneamente a Carlos Falcó es Casa de Vacas en Malpica del Tajo, de 300 hectáreas, donde está la bodega más importante. La finca es propiedad de su hijo Manolo, que la heredó directamente de su abuelo, por medio de un fideicomiso.
Tamara, por su parte, tiene más de Falcó que de Preysler. Su sentido del humor, el carácter alegre y optimista y la sencillez en el trato la semejaban a su padre, que sentía debilidad por la tercera de sus hijos. Pero su foto en la portada de ¡Hola!, anunciando su nuevo estatus nobiliario con una tiara histórica de la Maison Chaumet, la habría firmado su madre.
Hay buena relación entre Manolo, Xandra, Tamara, Aldara y Duarte, los cinco hijos de los tres matrimonios anteriores de Carlos Falcó. Tamara nos contaba en una entrevista del pasado febrero que sus hermanos Enrique y Manolo eran sus asesores financieros. La joven se ha convertido últimamente en una cotizada madrina para marcas de lujo. Parte de sus vacaciones las pasa en la casa de Sotogrande de su hermano mayor.
Tamara hereda uno de los título que más ha aparecido en la prensa de sociedad y en la económica, y no hay duda de que con ella como titular, seguirá siendo el más mediático. En cuanto a Esther Doña, podrá seguir llamándose marquesa viuda de Griñón, pero como simple distinción social, sin ninguna validez jurídica. Desconocemos el legado del marqués a su cuarta y última esposa, pero era de sobra conocido que Carlos Falcó tenía más títulos que fortuna y dependía económicamente de su hijo mayor. Antes de su boda en 2017, Doña aseguró que habían firmado un documento de separación de bienes, “porque su boda era por amor y no por interés material”.
En todo caso, las cuatro mujeres que tuvo el marqués tienen derecho a repartirse su pensión de viudedad, que rondaría a los 100 euros cada una.
La marquesa viuda ha comunicado que abandonará El Rincón para instalarse en uno de los dos pisos que tiene en Majadahonda, –el otro está alquilado–, adquiridos durante su matrimonio, el segundo, con Ángel Martínez Higueras, con el que acabó en pleitos, acusada de presuntos delitos de estafa procesal y denuncia falsa. Hace pocos meses fue absuelta y se libró de una pesadilla que arrastraba desde hacía años.
Otra alegría que tuvo en los últimos meses fue vivir en Madrid. Un amigo de Carlos Falcó, Javier Chico de Guzmán, duque de Ahumada, les cedió un piso que tenía en el Barrio de las Letras, que disfrutaban a menudo.
Carlos Falcó fue un gran señor, culto, divertido, emprendedor y positivo hasta el final. Al día siguiente de ingresar en la Fundación Jiménez Díaz, llamaba a un amigo: “Tengo la mejor habitación de la clínica, con unas vista estupendas a la Casa de Campo. Estoy muy bien, me han puesto dos tubitos en la nariz para el oxígeno, pero me iré a casa pronto”.
El coronavirus no le dejó volver ni despedirse de su esposa y de sus hijos. Una crueldad imperdonable que nos priva de un gran hombre, lleno de ilusión por vivir.
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Palacio decimonónico, elegante y romántico al que se llega a través de un kilómetro de viñedos y árboles centenarios para toparse con una imponente fachada, torreón incluido,‘El Rincón’ es el marco ideal para el ocaso de un marqués amante de la vida y los vinos, que viene a ser lo mismo, las mujeres, la naturaleza y la Historia. Carlos Falcó heredó la mansión de una tía suya sin descendencia y allí se instaló con su esposa Fátima de la Cierva y sus hijos Duarte y Aldara. El palacio perdió poco a poco su antiguo esplendor por lo costoso de su mantenimiento y los marqueses de Griñón decidieron rentabilizarlo para celebrar bodas, eventos de moda y hasta rodajes de series y películas de corte histórico. La boda de Julio Iglesias junior con Charisse Verhaert en 2102, volvió a reunir allí, por unas horas, a sus padres, Isabel Preysler y Julio Iglesias. Pronovias celebró allí uno de sus desfiles. Y Carlos Falcó convirtió los jardines de su palacio en una fastuosa fiesta nupcial, para su boda en septiembre de 2017, con la última mujer de su vida, Esther Doña.