Me toca trabajar con gente más joven que yo y me ha tocado cerrar la boca a alguna veinteañera que se ha permitido la osadía de opinar y juzgar mi vida desde su punto de vista. Tienen una osadía que hay que ver.
Yo lo estoy viendo, contínuamente. Les falta mucha cultura, les falta mucho interés por las cosas, tienen muy pocas ganas de aprender y van por el mundo como dioses, creyendo que lo saben todo, pasando por encima de todo el mundo...
No es por hacer comparaciones, pero hace 30 años no había esta actitud, la gente tenía ganas de aprender, una actitud abierta a lo que le faltaba por saber, cuando entraba a trabajar. Recuerdo que había interés por la sociedad. Era más madura.