Españoles, el franquismo no ha muerto (aún)

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Españoles, el franquismo no ha muerto (aún)

Una combinación de vectores sociales, económicos y políticos agita las estructuras de poder consolidadas tras cuarenta años de dictadura y normalizadas en las cuatro décadas siguientes de postfranquismo




El dictador Francisco Franco y el entonces príncipe de Asturias y hoy rey emérito Juan Carlos de Borbón, en un acto celebrado 59 días antes de la muerte del primero.

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zaragoza
20/11/2017 00:00 Actualizado: 20/11/2017 00:00
EDUARDO BAYONA

@e_bayona
¿Lo que ha hecho el franquismo en los 40 años transcurridos desde que el 20 de noviembre de 1975 muriera el dictador ha sido agonizar o persistir? La pregunta es más sencilla que la respuesta, que aún lo es menos si se escarba en una realidad con paradojas como que quien ocupara cargos en el Ministerio de Hacienda durante la dictadura presida hoy la Comisión Mixta de Seguridad Nacional Congreso-Senado.

Eso es algo que convierte al exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, uno de los tres diputados de 1977 que siguen en cargos públicos tras dejar Soledad Becerril el Defensor del Pueblo, en un símbolo (algo “representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición”), o quizás en un síntoma (“señal o indicio de que algo está sucediendo o va a suceder”), de ese periodo histórico conocido como la Transición, cuyo nacimiento nunca se ubicó, aunque sí están documentados los vínculos con la Administración franquista del grueso de sus protagonistas, y cuyo final, cuatro décadas después, sigue sin tener fecha.

No obstante, comienzan a acumularse indicios de la eventual proximidad de ese cierre. Entre otros, que nueve grupos parlamentarios se unan para legislar el fin de la impunidad de los crímenes del franquismo modificando la Ley de Amnistía o que el Congreso abra la puerta a declarar nulos los juicios políticos de la dictadura. O, también, que tres instituciones como el Congreso, el Parlamento gallego y el Ayuntamiento de Santiago, en este caso por vía judicial, reclamen a la familia del dictador que devuelva las dos estatuas de la catedral compostelana sustraídas en los años 60, apenas una década después de que las adquiriera el consistorio.

“Muchas grandes empresas vienen del franquismo”
“Para poder pasar página primero hemos de escribirla y de leerla”, dice la politóloga y profesora de la universidad de Zaragoza Cistina Monge, que señala cómo el cambio de régimen no afectó a las estructuras económicas ni a sus centros de poder, ni tampoco a piezas clave del aparato de la Administración.

“La correlación de fuerzas y el momento histórico no daban para más, y muchos asuntos, como la estructura territorial del país, el tratamiento de las víctimas de la guerra o el diseño de un Estado de bienestar con patrones europeos, no se resolvieron”, anota.

Ocurrió algo similar con las estructuras económicas. “Muchas de las grandes empresas del Íbex 35 vienen del franquismo, y en algunos casos de los tiempos de Primo de Rivera”, explica el sociólogo Rubén Juste, quien recuerda cómo “la mayoría de las grandes constructoras se fundan a principios de los años 40, con la expansión de la obra pública después de la guerra”. De hecho, de las que integran el índice bursátil selectivo sólo ACS es posterior a la dictadura, aunque en su origen figura Ocisa (1942), mientras Acciona es el resultado de la fusión de Entrecanales (1928), Cubiertas (1918) y MZOV (1862).

Sin embargo, en ambos ámbitos, el social y el económico se están dando algunos procesos de cambio en esas estructuras enraizadas en el franquismo que la Transición perpetuó y cuyo inicio sitúan los expertos, respectivamente, entre 2007 y 2011 y en 2010.

Las nuevas élites
“Debemos llegar a un consenso sobre que esa primera transición se cierre en un momento determinado, que podría ser 1982, con la victoria electoral del PSOE –explica Monge–. Pero esa transición dejó cosas sin resolver a las que se añadieron otras, en una situación que se puso de manifiesto a partir de 2007 y con el 15-M, que inició en 2011 la segunda transición”.

Ahora, añade, “estamos echando un pulso con ese establishment, mientras, con una izquierda en retroceso, la derecha cree que cedió mucho entonces y quiere recuperar una parte, como se ve en la tendencia recentralizadora en el modelo territorial”.

En el apartado económico, explica Juste, “las grandes familias del Franquismo siguen al frente de las empresas hasta que en 2010 sus miembros comienzan a ser reemplazados por inversores y gestores”. El cambio de tendencia se debe a la irrupción de los fondos de inversión internacionales con la crisis de las cajas de ahorro, las cuales, cuando comienza el proceso de fusión y bancarización consecuencia de su crisis generalizada, dejan de financiar a las antiguas constructoras procedentes del Franquismo tras haber apoyado su la expansión internacional como gestoras de servicios públicos.

A esa etapa, en la que los nuevos financiadores comienzan a imponer condiciones y controles desconocidos en la época de las cajas, le sucede otra de futuro incierto en la que el declive de algunas de esas empresas, con la salida del Íbex 35 de OHL y de Abengoa (cuyo segundo acreedor es el Estado por los préstamos de CajaMadrid) como episodios destacados, convive con la pujanza en el mundo de los fondos de inversión de una nueva élite, en la que suenan apellidos cercanos al poder desde hace décadas como Aznar (Haya Real Estate es una de las principales inmobiliarias del país), Aguirre (competencia desde Aguirre Newman) o, incluso, Primo de Rivera, con intereses en firmas financieras y medios de comunicación.

Ausencia de un relato común
Con todo, y pese a la persistencia de conexiones normalizadas y legales con el régimen franquista como la continuidad en el cargo de nueve alcaldes que recibieron la vara antes de la muerte del dictador, la vigencia de decenas de leyes promulgadas durante la dictadura o la transmisión de una corona asignada por Franco y asumida por la Constitución, cada vez son más las iniciativas de desconexión y de revisión con aquella época, por un lado, así como, por otro, las de reivindicación de quienes la sufrieron, en muchos casos a costa de su libertad o con la vida como precio.

Entre ellas destacan las iniciativas para exhumar el cadáver del dictador del Valle de los Caídos, recuperar los cuerpos de las víctimas de la guerra y de la dictadura y rehabilitar a los represaliados, o las que ponen en cuestión asuntos como las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica.

Aunque hay más flecos abiertos para superar la huella del franquismo: la utilización partidista de símbolos como la bandera estatal, los complejos sobre la propia denominación del Estado y la carencia, todavía, de un relato histórico de amplia aceptación sobre qué ocurrió en los cuarenta años de dictadora y en las cuatro décadas que le siguieron.
 
Brindo por cada año que Franco lleva en el hoyo
David Bollero Colaborador de Público (excorresponsal oficioso en Londres), periodista vocacional en fase de desintoxicación informativa y pensador irreverente en continua hora extra. Víctima multitarea en rehabilitación. Otro mundo es mejor, pero para eso, entendamos antes éste. Twitter: @dbollero



20/11/201720/11/2017

Franco junto a los Borbones en el polémico Pazo de Meirás, en 1972.
Nunca he pensado que sea hipócrita. De hecho, en esta vida, eso tiene un precio que, personalmente, he pagado siempre con gusto. Por este motivo, no me tiembla la mano cuando digo que yo no soy de esas personas que dicen que no le desean mal a nadie. Yo sí, incluso, me alegro de la muerte de algun@s. Este es el caso de Franco, que cada año por estas fechas tiene el honor de hacerme descorchar una botella de vino y brindar por cada uno de los años que lleva en el hoyo.

Si no soy de esas personas que cuando muere alguien olvida lo canalla que fue, imaginen cuando, además, estoy convencido de que el mundo gana su fallecimiento. Hay muertes que no suponen una pérdida sino, más bien, una ganancia. Lo único que lamento con el dictador es que éste muriera en su cama, en lugar de pudrirse en una cárcel pagando por lista interminable de crímenes. A pesar de ello, ¡qué rico me sabe el vino cada 20-N!

Cuando veo a los miembros de la Fundación Francisco Franco celebrar sus misas, sus actos y publicar sus esquelas hablando de que el asesino “murió cristianamente al servicio de la patria”, miro a mi billetera y pienso la cantidad de botellas que me quedan por descorchar, porque aún tengo muchas ganancias que celebrar.

Cuando escucho intervenciones infames como las de Pablo Casado o Agustín Conde en el Senado, lo primero que me viene a la mente es cómo en cuestión de mezquindad no aparece el conflicto generacional. ¡Oh, casualidad! Estos dos personajes son del Partido Popular, el mismo que nunca se ha atrevido a condenar los crímenes del franquismo, el mismo que, de hecho, ha impedido que éstos se investiguen y que en cada Ayuntamiento en el que gobierna pone todos cuantos palos en las ruedas puede para que no se cumpla la Ley de Memoria Histórica.

Al fascismo en primera línea política y empresarial lo tenemos perfectamente identificado; a los personajes caricaturescos de cabeza rapada, bandera de aguilucho y olor a naftalina añorando al asesino por el que yo brindo, también. Me preocupa más ese atajo de indeseables que, detrás de la cortina, también hacen fuerza para que los últimos vestigios del franquismo no desaparezcan, para que los herederos de la dictadura, como si de un monarca se tratara, sigan gozando de privilegios de apellido compuesto.

Todas esas personas, también me sobran. El mundo está mucho mejor sin ell@s y, algún día, no habrá vino suficiente para que la gente de bien brindemos por que ya no están, por nuestra ganancia. Mientras tanto, Paquito, 42 años en el hoyo y qué rico me sabe este vino.
 
La conspiración de la ensaladilla rusa

20/11/201720/11/2017
El contubernio judeomasónico, el mismo que desvelaba a Franco y que explica lo de la lucecita del Pardo encendida por las noches, no descansa y, según nos alertan medios de comunicación reputadísimos, ha aprovechado que últimamente el Pisuerga pasa por Barcelona para lanzarnos miles de tuits y ponernos la cabeza como un bombo a cuenta del independentismo catalán. Se trataría de ataques de “desinformación” lanzados desde Rusia, que no olvida el gol de Marcelino en la Eurocopa, y cuyo objetivo sería socavar con engaños los cimientos de nuestra democracia, una tarea para la que no nos hacía falta ayuda porque nuestros gobernantes ya se ocupan de ello de manera titánica.

De la supuesta interferencia rusa en la crisis catalana no habíamos tenido noticia alguna hasta que varias informaciones revelaron que hackers, trols, bots y más cosas de Internet controlados desde las estepas y retuiteados por Maduro se habían confabulado para modernizar nuestra leyenda negra y amplificar la repercusión internacional de la causa independentista. En la operación participarían también Edward Snowden, el extécnico de la CIA que reveló el espionaje masivo de EEUU y que al estar asilado en Rusia estaría echando unas horas para pagar el apartamento, y, por supuesto, Julian Assange, que en la embajada de Ecuador en Londres parece que no pasa el tiempo.

Puede que Assange esté en la conjura aunque, a efectos prácticos, lo que ha conseguido es que nos echemos unas rusas, digo unas risas, con su despliegue de conocimientos sobre España en general y sobre el Quijote en particular. Su defensa de la autodeterminación de Catalunya, ilustrada con tanques chinos en la plaza de Tiananmen, y especialmente aquel tuit en la que rebautizó a Sancho Panza como Pancho Sánchez para afirmar que Catalunya no consentiría mucho tiempo más los abusos por parte de España provocaron el delirio. Si en una segunda línea de investigación se demostrara que la Generalitat contrató al de Wikileaks para difundir su causa habría motivos suficientes para reclamarle daños y perjuicios en los tribunales.

La conspiración de la ensaladilla rusa ha calado tanto en las altas esferas de nuestro Gobierno que la propia ministra de Defensa fue víctima recientemente de una broma telefónica en la que un humorista ruso, haciéndose pasar por su homólogo letón, terminaba por revelar el gran secreto de la causa secesionista: Puidemont es, en realidad, Chipolino, un agente de Moscú, al igual que la mitad de los turistas rusos que iban a la Costa Brava. Lo más hilarante del episodio no fue que Cospedal agradeciera el ofrecimiento de su interlocutor de poner a su servicio el Ejército de Letonia para detener la amenaza sino su reacción al escuchar cómo los chicos de Putin podían haberse infiltrado incluso en su Ministerio. “Verifique a sus asistente; me pareció que tiene acento ruso”, le llega a decir. “No, no, no, mi asistente no tiene, no”, respondió Cospedal poniendo la mano en el fuego por su colaborador, que hay costumbres muy arraigadas en el PP.

Por si el cachondeo no había sido suficientemente mayúsculo, el Gobierno ha interpretado el episodio como una venganza de Moscú contra Cospedal por dar crédito a la injerencia rusa en la crisis catalana. De ser cierto, se confirmaría la escasa información que manejan sus servicios de inteligencia, ya que para ridiculizar a la ministra se basta y se sobra ella misma.

La cobertura intelectual de los que previenen contra la conspiración rusa y son capaces de detectar sus tentáculos en Twitter, en Facebook y hasta en Telegram, que no es casualidad que sus desarrolladores se apelliden Durov, ha llegado de la mano del Real Instituto Elcano, nuestro centro de pensamiento por antonomasia. Sus últimos informes sobre el particular no dejan lugar a dudas. Algo llamado kombinaciya (combinación), un cóctel de ciberguerra, ciberinteligencia, desinformación, propaganda y colaboración con actores hostiles a la democracia occidental, está funcionando en Catalunya para desacreditar a España, a las instituciones europeas, al orden liberal creado por EEUU y para distraer a los rusos de sus propios problemas internos. El objetivo no es la independencia de Catalunya, que lo del secesionismo está tan mal visto aquí como allí, sino conseguir el fin de las sanciones económicas impuestas a Rusia, escenificar el fracaso de la democracia occidental y mantener el resentimiento hacia Occidente.

Catalunya sería, de esta forma, un nuevo terreno de juego para las interferencias rusas, que nadie las discute y cuya larga mano se habría dejado notar ya en el referéndum sobre el Brexit, el celebrado en los Países Bajos sobre el acuerdo de asociación de la UE con Ucrania, las elecciones presidenciales de EEUU y las elecciones francesas y alemanas. Ocurre en este caso que sus efectos han sido inapreciables para la ciudadanía y que, por el momento, el único beneficiado de estas revelaciones es el propio Gobierno español, que puede presentarse ante el mundo como víctima del ataque de una potencia exterior y soslayar su propia responsabilidad en el conflicto.

A no faltar mucho la teoría de la conspiración buscara nuevos argumentos en los que sustentarse. De hecho, es extraño que no haya habido ya voces que sugieran causas ajenas a las estrictamente naturales en el fallecimiento del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, azote de los independentistas. El propio Jiménez Losantos pedía una pequeña tregua: “Cuando alguien se convierte en símbolo de algo tan esencial como la Ley y la defensa de la Nación, es inevitable que el dolor se transforme en rumor de conspiraciones. Aunque parezca imposible, por respeto a Maza, deberíamos dejarle en paz, siquiera un par de días. Lo ha merecido”. El plazo se cumple esta semana
 
20-N Casado: "Hay que olvidar la Historia"


El vicesecretario de Comunicación del PP se queja de quienes tachan a los conservadores de "fachas" e invita a "restañar las heridas" tras las elecciones catalanas





El vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular Pablo Casado, durante la rueda de prensa ofrecida reunión del Comité de Dirección del Partido Popular. | TAREK MOHAMED (EFE)

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madrid
20/11/2017 15:41 Actualizado: 20/11/2017 19:04
paula díaz

@_PaulaDiaz_
"Ya está bien. Estamos hartos. No vamos a tolerar que nos cuelguen sanbenitos quienes a lo mejor tienen que ocultar los suyos". Así de molesto se ha manifestado este lunes Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, que protestó de esa forma por los tuiteros -especialmente, los independentistas- que tildan a los conservadores de "fachas". "Hay que olvidar la Historia", espetó justo en el 20-N, cuando se conmemora el aniversario de la muerte de Franco.

Pablo Casado defendió que ese pasado "nos ha afectado a todos negativamente" e instó "restañar heridas" una vez celebradas las próximas elecciones del 21 de diciembre en Catalunya. Es más, recordó y dijo sentirse orgulloso de los artífices de la Transición ("de unos y de otros", apostilló) e invitó dejar el "odio" a un lado para no "echar por tierra lo que construyeron nuestros padres y abuelos".

Sin embargo, tras arremeter contra la secretaria general de ERC, Marta Rovira, por sus declaraciones "indecentes" en las que revelaba las presuntas amenazas del Gobierno de Mariano Rajoy con llegar al extremo de "muertos en las calles" si los independentistas seguían adelante con sus planes, el portavoz popular lamentó también el tuit de Carles Puigdemont en que lamenta la existencia del Valle de los Caídos. "Que dejen de estar obsesionados. Hay que pasar página y no hablar de lo mala que era España hace 80 o 42 años", defendió en un intento por "reivindicar lo positivo".

"Yo creo que poco pueden decir tanto la señora Rovira como el señor Comín como el señor LLach. Deberían aludir poco a esa época oscura a la que no aludimos nadie más que para defendernos. Algunos nos podemos defender biológicamente, otros a lo mejor se tienen que defender en las redes sociales y sinceramente ya está bien", agregó Casado.

"Flaco favor se le hace a España poniendo un tuit cuando hoy se dirime la sede de la Agencia Europea del Medicamento -con Barcelona como candidato-. Hay que restañar heridas y no aludir a una época oscura", siguió Casado con su discurso. Ya el 22-D, dijo, "no hay que levantar muros, sino mirar a los catalanes como compatriotas",agregó. Y zanjó la cuestión: "Tienen que dejar de estar obsesionados con el pasado y mirar al futuro y, sobre todo, aquellos descendientes de algún gerifalte franquista. Que dejen de llamar facha a algunos que descendemos de sus represaliados", concluyó.

Del mismo modo, arremetió contra las jueventudes de las CUP —Arran— por su tuit 'celebrando' la muerte del fiscal general, José Manuel Maza. "Apoyamos la iniciativa del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, para que esas actitudes no queden impunes", constató Casado. "Las redes sociales no pueden ser un estercolero anónimo ni servir para comportamientos nauseabundos como apuntar con dianas a nuestro candidato. Tiene que tener una responsabilidad. No todo vale", opinó.

De otro lado, Casado restó importancia a las encuestas que ponen al PP a la cola de la representación parlamentaria en Catalunya y confió en que los electores sepan distinguir a quién ha tenido la "valentía" de aprobar el 155 de la Constitución para "restaurar la legalidad y la convivencia" en la Comunidad. Es más, aunque agradeció el apoyo de Ciudadanos y PSOE a dicha iniciativa de Mariano Rajoy y apeló a la unión de las autodenominadas fuerzas "constitucionalistas", también tuvo dardos para ambos socios.

Contra los de Albert Rivera, al recordar que "un mes antes de la votación en el Senado" decían que aplicar el 155 era "matar moscas a cañonazos". También por amenazar con no apoyar los Presupuestos Generales del Estado para 2018 si no se cumple con la equiparación salarial de Policía y Guardia Civil con la de los Mossos o la Ertaintza. "Algunos la reclaman ahora, pero no cuando llegamos a un acuerdo de investidura, sino a raíz de que nosotros la incluyéramos en una iniciativa parlamentaria", les dedicó.

Asimismo, el PP presentará mañana en el Congreso su propia Proposición No de Ley (PNL) para reforzar las competencias de la Alta Inspección del Estado y "evitar el adoctrinamiento en las aulas". Otra muestra más de su distanciamiento con los naranjas, que llevarán una proposición de ley (PL) con la misma finalidad para su votación en la Cámara baja, también mañana. Del mismo modo, Cs votará en contra del cupo vasco que el PP sí apoyará al considerarlo "constitucional".

En cuanto al PSC, Casado evitó confirmar abiertamente que en el PP no se fían de los socialistas catalanes. Pero sí recordó que el PSC fue "aliado" de los tripartitos anteriores y les instó a no contribuir a "disfrazar el soberanismo con alianzas". "Espero que no quieran reeditar los tripartitos de Maragall o Montilla que condujeron a empobrecimiento, crispación y a romper el eje soberanistas-constituiconalistas con el que CIU acabó radicalizando su discurso", le pidió tanto a Miquel Iceta como a Pedro Sánchez. "No caben oportunismos, sino responsabilidad", concluyó

Hay que olvidar la historia pero no el presente que es de donde vienen el PPSOE
 
cuanta manipulación y cuanta desfachatez, y señor casado, para media España ni fue una época oscura
 

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