Españolear: flamenco, copla y canción.

Miguel Poveda por Villancicos, Sevilla 2017

Miguel Poveda cantando el Villancico de Fernando Terremoto "El Patriarca Manuel", espectáculo "La Navidad de Terremoto". Al piano: Melchor Borja. Coros y palmas: María Terremoto, Anabel Valencia, La Junkerita, Amparo Lagares, El Pechuguita y Ezequiel Montoya. A la guitarra: Nono Jero y Fernando Carrasco. Percusión: Carlos Merino.


 
La voz indómita de José Menese se niega a extinguirse
Un nuevo documental aborda las múltiples caras del músico conocido como último exponente del cante jondo más puro y ortodoxo


JULIO NÚÑEZ
Madrid
19 DIC 2019



José Menese, durante un ensayo en una foto inédita.


José Menese, durante un ensayo en una foto inédita. QUINO CASTRO



Nunca nadie pudo someter a la voz del cantaor José Menese. Ni los flamencos que renegaban de su purismo, ni el franquismo que lo acechaba por revolucionario. El cante de Menese era como un trueno: libre y salvaje. Tanto que, después de tres años de su muerte, el eco indomable de su garganta sigue resonando en su pueblo natal, La Puebla de Cazalla (Sevilla), en el barrio madrileño que lo vio nacer como artista, Puerta del Ángel, y en los recuerdos de la gente que le rodeó durante 73 años. Así lo recoge Menese, un nuevo documental que aborda las múltiples caras de este artista a través de su viva voz y la de sus más allegados.

En el centro de estos últimos se sitúa Encarna Gil, viuda de Menese que, con voz sincera y emocionada, narra las alegrías y los miedos que rodearon la lucha de este músico inconformista con el flamenco y la sociedad que le tocó vivir. “No siempre era fácil. Había momentos duros. La Guardia Civil iba con metralletas a sus recitales para ver qué cantaba”, cuenta Gil. Y es que, además del purismo recio de la voz de Menese, el contenido de su cante era un jarro de agua fría para el franquismo.

La historia de un fusilamiento en el cante Romance de Juan García es un ejemplo claro. Entonaba Menese: "Fue sentenciao / Juan García a golpes de mosquetón. / Primera noche de agosto / sin jueces ni defensor. / No era por miedo su llanto, / porque llorando salió. / Lloraba porque dejaba / lo que en su casa dejó. / Ay, ay… / Lo sacaron amarrao / y amarraíto quedó. / A dos pasos del camino / y en el camino amoró. / Así murió Juan García. / Testamento no escribió, / pero lo que Juan dejaba / el pueblo lo arrecogió".



El cantaor José Menese.


El cantaor José Menese. QUINO CASTRO



En una grabación antigua que aparece en el documental, el artista reconoce cómo le tacharon de rojo y de subversivo. "Me daba igual, de hecho, me afilié al Partido Comunista y ahí sigo", cuenta el protagonista mientras se intercalan imágenes de este con el poeta Rafael Alberti, al que visitó en varias ocasiones a Roma. Su fuerza en el escenario se intercalaba con frases rotundas y llenas de reivindicación. Como aquella vez que se le escapó un "viva Mao" en lugar de un "olé".

Las letras, otro de los sellos de identidad del artista, eran obra del que fue su mentor y paisano, el pintor Francisco Moreno Galván (1925-1999). Personaje con una presencia omnipresente en el documental, que narra cómo Moreno vio en Menese lo que al él le hubiera gustado tener: la fuerza de una voz indómita sobre los escenarios. El cantaor, por contra, cogió la identidad de un cante reivindicativo. "Los dos supieron encontrar en el otro lo que le faltaba", comenta Antonio Moreno, íntimo de Menese y amigo de Moreno, con el que editó un libro de sus letras con ilustraciones del artista.

El documental no es una obra puramente biográfica. Es un análisis de 80 minutos que aborda, a modo de fogonazos, la búsqueda eterna de Menese por encontrar el origen más puro de una saeta, una soleá, una siguiriya o una toná. Ahí entran los que le conocieron, que relatan cómo recorría esos caminos hacia el pasado para preservar celosamente ese patrimonio musical."No podía aceptar que se desvirtuara la esencia del flamenco. No lo soportaba y para él era muy duro”, cuenta Gil. Esa protección del cante jondo le llevó a ser el primer artista flamenco en actuar en el Teatro Olympia de París (Francia) en 1973 o en el concierto anual de la ONU de 1985 en Nueva York (EE UU).

Pero no eran sitios donde más cómodo se sentía. En el documental, sus allegados narran cómo los espacios íntimos era donde mejor sonaba su voz. Uno de esos sitios era el Bar Central de Puebla de Cazalla, regentado por su íntimo Fernando Guerrero, que no deja de alabar la voz y la personalidad humilde de Menese.



José Menese, en una fotografía inédita.


José Menese, en una fotografía inédita. QUINO CASTRO



Remedios Málvarez, directora del documental y especialista en flamenco, no duda en subrayar que Menese es el artista que cantaba "por derecho" los temas que marcan el flamenco más jondo. No obstante, Málvarez ha incluido tres actuaciones de tres cantaoras actuales que reinterpretan la fuerza y espíritu indomable del artista sevillano: Rocío Márquez, Laura Vital y Rosario La Tremendita. "Nos parecía muy bonito cantar Menese en femenino. Es un grito de libertad contra el machismo", comenta la directora. A partir de enero, este trabajo recorrerá festivales de cultura y cine de países europeos como Francia y Luxemburgo.

Las anécdotas de la voz de Meneses son inabarcables. La mayoría aún resuenan en la memoria de sus conocidos, pero también en las de sus seguidores y en los que tuvieron la suerte de cruzarse con él en un bar, en una esquina en el barrio de Puerta del Ángel o ahora, desde su muerte, en sus discos. El hombre que gritaba aquello de "no se puede cantar con medias tintas" acabó pronosticando lo que, en la barra del Bar Central, le decía a Guerrero: "Yo, Fernando, soy inamovible"

 
Jose Menese - Soleá


José Menese por Soleá en la presentación del expectáculo "A mis soledades voy, de mis soledades vengo" en el Teatro Maestranza de Sevilla en Septiembre de 2004. Le acompaña a la guitarra Enrique de Melchor



 
El rescate de la obra de Tino Casal, el renacentista de la Movida que llevaba el exceso por bandera

La ciclópea antología «Integral» recupera las obras completas del genial artista asturiano, fallecido en accidente de tráfico en 1991, cuando tenía 41 años




El cantante Tino Casal


El cantante Tino Casal - ABC



Unos días después de uno de sus muchos viajes iniciáticos a Londres, Tino Casal paseaba por Gran Vía exhibiendo las primeras extensiones de colores que se vieron en Madrid. Al ir a cruzar un paso de cebra, se percató de que dos monjas no le quitaban ojo desde el otro lado de la calle. El semáforo se puso en verde para los peatones, Tino se lanzó al asfalto cual caballero de justa y al pasar al lado de las monjitas les espetó: «¡Excéntricas!».

La reveladora anécdota la cuenta Antonio Alvarado en «Integral», una ciclópea antología que recopila la obra completa de Tino Casal en una caja para coleccionistas de edición única y muy limitada (sin posibilidad de reedición). Contiene toda su discografía oficial a lo largo de seis vinilos, cada uno de un color y a 200 gramos; siete CDs, añadiendo un disco con canciones en directo en RNE; y un DVD con más de cuarenta actuaciones, videoclips y entrevistas. Se añade, además de los cinco discos que grabó de estudio, «Quimera», un álbum que recoge por primera vez desde su la desaparición de Tino (con portada de él mismo), temas realmente inéditos como «Lágrimas» o «Volarás, volaré». Además de otras rarezas y grabaciones que no habían sido publicadas hasta el momento como las segundas partes de «Hielo rojo» o «La piel del diablo» o el mismísimo single de «Embrujada» en inglés.

Incluye además un fantástico libro fotográfico de 168 páginas a 30x30 centímetro. y a todo color con cientos de imágenes inéditas, letras, discografía, amplia información y textos de Manolo Aguilar, Antonio Alvarado, Claudio Menéndez y Toni Fernández (Los Archiduques), Miguel Bosé, Manolo Cáceres, Nacho Cano, Miguel Ángel Arenas «Capi», Domingo J. Casas, Paco Clavel, Luis Cobos, Javier Furia, Pablo Lacárcel, Javier Losada, Martirio, Fabio McNamara, Jesús Ordovás, Pablo Pérez-Minguez, José Antonio Martín «Petón», Julián Ruiz, Juan Sánchez, Marta Sánchez y Ana Torroja. Todas las grabaciones parten de nuevas digitalizaciones desde las bobinas originales con un máster analógico especial para vinilo y otro digital para CD.



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Los excéntricos estilismos de Tino Casal, en imágenes
Los excéntricos estilismos de Tino Casal, en imágenes
Los excéntricos estilismos de Tino Casal, en imágenes




En definitiva, una completísima recopilación de precio más que razonable (140 euros) que recoge la obra de Casal tal como fue concebida por el artista y como nunca antes ha sonado. Un tesoro irrepetible que todo seguidor del pop español debe regalarse, y que ha sido editado por Lemuria Music, el sello especializado en reediciones dirigido por Pablo Lacárcel.

La caja editada por Lemuria es impresionante, en los tres aspectos que toda recopilación debe cubrir (musical, estético, histórico). ¿Qué sensaciones le ha dejado este monumental trabajo, en lo profesional y lo personal?


¡Exageras! Un artista que llevaba el exceso por bandera, para el que la estética era tan importante como el sonido y que como él mismo afirmó «nació tras una sobredosis», tenía a tiro una edición así. Es una pasada la acogida que ha tenido -y las críticas, elegido como mejor disco del año 2019 en Efe Eme- cuando yo pensaba que sólo algún nostálgico despistado se acordaría de Casal. Para mí lo más importante y por lo que me dedico a la música es hacer amigos, pero cuando encima tu trabajo es reconocido la satisfación es mayúscula (sin olvidar que aquí han colaborado más de cincuenta personas, y yo sólo soy el último de la fila y el menos autorizado para hablar, al nacer el mismo año que murió Tino).

¿Cuál fue el punto de partida, el detonante de este enorme trabajo?


Vivimos un pequeño boom de reediciones en vinilo, muchas de ellas carentes de sentido (y mercado) alguno. No era comprensible que ningún disco de Tino hubiese sido reeditado nunca. Y todo lo publicado hasta la fecha eran indigentes recopilatorios, así que «Integral» nace un poco a modo de amnistía discográfica hacia un artista tan defenestrado y maltratado por la industria.

En lo musical, uno de los puntos destacados es evidentemente el «disco perdido». ¿Cómo fue el trabajo de rescate de «Quimera»? ¿Qué papel se podría decir que juega este disco en la discografía de Tino?


A pesar de haber digitalizado todos los másters originales por primera vez y poder escuchar las canciones de Tino sonando como nunca, creo que sin duda ese LP «cero» es el gran aliciente de la caja. Rarezas que casi nadie conocía, o el poder escuchar, también por primera vez desde su muerte, canciones inéditas ha sido una grata sorpresa. Sin duda, ha sido una digna forma de cerrar su obra; porque doy mi palabra y escrito de que no hay más (salvo demos y maquetas de trabajo que sería una faena publicar para un artista tan perfeccionista como él era), y no se ha atesorado nada para un futuro lanzamiento o reedición.







¿Cuáles han sido las mayores sorpresas al desenterrar materiales poco conocidos o inéditos de Tino?


Dos sin duda; «Lágrimas» que abría los multipistas de las grabaciones del LP de «Lágrimas de cocodrilo» y que finalmente no fue incluida por falta de espacio y «Volarás, volaré», que fue la primera canción que grabó Tino como cantante solista en 1976 -de la que jamás habló- para un pequeño sello italiano que quebró previamente a su publicación y que tras una larga investigación de casi dos años, localizamos la bobina en São Paulo.

En lo histórico, el perfil de Tino que ofrecen los textos es de lo más completo. ¿Qué es lo que más le ha impactado de estos «micro-ensayos» sobre su figura?


Su excesiva timidez, su agilidad mental, su humor tan especial y su generosidad. Él todo lo que ingresaba lo invertía en su banda y se encargaba hasta de costear sus vestidos. También era muy respetuoso con todo tipo de formas de ser e idologías. Uno puede tirar de hemeroteca y comprobar que jamás espetó una mala palabra hacia nadie.

En lo estético, la colección de imágenes es colosal. ¿Hay alguna que le parezca especialmente definitoria, quintaesencial?


La portada. Con más de mil diapositivas inéditas sobre la mesa, coincidimos todos escogiendo la misma. Esa foto tiene alma y refleja su lado más humano y más desconocido; creo que la mirada de Tino dice muchas cosas (y calla otras). Va en crudo, sin retoque alguno salvo ligeramente los colores.



Imagen de la portada de «Integral»


Imagen de la portada de «Integral» - ABC



Creo que hay un contraste muy fuerte entre la pintura y la escultura de Tino. La primera me resulta casi pre-humana, con un punto tribal que evoca la Creación, el nacimiento, la pureza. Y la segunda, por el contrario, me resulta post-humana (o post-nuclear, como dice McNamara en su texto), carente de esperanza. ¿Cree que esa dicotomía estaba presente en las obsesiones artísticas y musicales de Tino?


Así es Nacho, humildemente pienso que en todas sus creaciones de cualquier índole, hay un antes y un después de su necrosis y los tres duros años que vivió. Si observas, todo ese dolor está reflejado en sus esculturas, con huesos representados en forma de cruz. Y así lo plasmaba también en sus canciones, con sus momentos álgidos y también con sus miedos, filias y fobias como cualquier ser humano. Tino, como cualquer otro artista, tiene ciertos fans que creen poco menos que es un ser de luz divino, por eso, a través de la fotografía y los textos de sus amigos y cercanos, mi intención fue dejar a un lado toda esa parafernalia y plasmar su persona en detrimento del personaje.

¿Cómo ha sido la gestión de la parte más «editorial» de este trabajo, la gestión de derechos, permisos etc…?


Por norma, la burocracia suele ser lo más inapetente. Pero Warner (que ostenta la obra de Tino desde que absorvió EMI) es mi distruidor y además tengo gran amistad con todo su equipo, así que sólo puedo agradecerles todas las facilidades que han puesto abriéndome de par en par las puertas de su archivo, tanto sonoro como fotográfico, y dejarme trabajar libremente con él; la mayoría de veces que otras compañías licencian grabaciones, ni conservan los originales ni siquiera las portadas. Hay una diferencia brutal entre quienes gestionaban hasta hace un par de años el catálogo de Tino (y de otros miles de artistas) al respeto, sensibilidad y cariño de los de ahora.

La época de los Archiduques no está ni de lejos suficientemente reivindicada en los anales de la historia del pop español. ¿Qué diría que tenía este grupo que no tenían sus contemporáneos?


En los años 60, no era como ahora que el mundo está interconectado -salvo una caterva de trasnochados que quieren levantar fronteras en pleno 2020- y era mucho más difícil llegar a los sitios. Si observas, todos los grandes grupos de esa época eran de Barcelona o Madrid, y ellos eran de Grado (Asturias). La puesta en escena de Archiduques era espectacular, el sonido brillante con un equipo que en España pocos tenían e innovaron hasta el punto, entre otras anécdotas, de ser el primer conjunto pop en meter una gaita. Paralelamente a la caja de Tino, hemos publicado la discografía completa de Los Archiduques en un disco de título homónimo en una edición que incluye vinilo, CD, DVD y un estupendo libro con textos, cientos de fotografías inéditas, letras, etc... Es incomprensible que nunca se hubiera hecho esto antes cuando además de su talento, sus singles y EPs son de los más cotizados de la música española para los coleccionistas.







En su época en solitario, la propuesta de Tino tenía aspectos muy referenciales, se podían intuir sus influencias, pero las digirió de una forma tan particular que las devolvía al público con un poso creativo personal inimitable. En ese aspecto, la música de Tino iba mucho más allá del entretenimiento, era realmente «culturizante». ¿Cree que generó una estela que haya sido seguida por otros? ¿O no identifica artistas que hayan tomado su testigo?


En absoluto, Tino no ha tenido heredero. Hay actuaciones en diversos programas de «talent show» que evidencian que Casal era inimitable y único. Ojalá el panorama musical cambie pronto y haya oportunidades; la única música que hay hoy en televisión son programas de imitación o academias donde todos hacen versiones de canciones que ya conocemos. Ni crean ni aportan nada, sólo cantan bien. ¿Por qué Televisión Española no arriesga y emite un programa simila a lo que hizo con la Edad de Oro? En cierto modo, lo entiendo. La mayoría de la sociedad actual prefiere vivir en un revival frente a experimentar y descubrir cosas nuevas como la de antaño. Es una posición mucho más cómoda y sencilla.

¿Cuál cree que fue el principal obstáculo con el que se encontró en su carrera? ¿Cree que se sintió comprendido en algún momento de su carrera, quizá en la que tuvo más repercusión mediática?


Tino era un marciano, un monstruo, un diamante. Y eso lo sabían los «profesionales de la industria». Bregó siempre con muchos intereses creados a su alrededor y no pudo contar con toda la libertad ni medios económicos que el quiso para poder desarrollar su talento en plenitud. Nunca fue un súperventas como Mecano, Alaska y Dinarama u Hombres G, pero él hacía lo que sentía y según afirma su entorno y su familia, Tino se sintió querido pero no comprendido desde su infancia hasta su muerte.

¿Qué ha aprendido sobre Tino, la persona (no el artista), durante el proceso de elaboración de esta caja?


Te das cuenta que esto de la música es lo de menos y queda relegada a un segundo plano ante alguien tan humilde como Tino, que además tuvo la suerte de saberse rodear de buenos amigos y que todos ellos, sin excepción alguna, han querido participar en este homenaje.







¿Cree que Tino quizá tuvo una relación de desconfianza con el éxito comercial? ¿O lo ansiaba por encima de consideraciones «puristas»?


Él mismo afirmaba que su afán era hacer música comercial y para todos los públicos, y junto con Javier Losada, su gran amigo, mano derecha y teclista, iban siempre a la última; no sólo en lo estético o musical cuando se iban a Londres para traerse discos que luego compartían en Madrid con Alaska y cía, sino a nivel tecnológico. Si Tino viese todas las virguerías que hay ahora, fliparía.

La gran pregunta sería: ¿Qué música estaría haciendo hoy Tino? ¿Alguna teoría?


Sinceramente, creo que estaría pintando o produciendo grupos pero no grabando. El panorama musical es desolador y la libertad de creación y composición está más limitada que nunca en una sociedad con la piel excesivamente fina y ofendida por casi todo. No ha aparecido ningún personaje similar desde su muerte, bien porque no existe o por falta de espacio. ¿Quién sabe?

Aunque es una caja dirigida a fans, creo que uno de los motivos de esta reedición podría ser despertar el interés de los jóvenes por la música de Tino, ¿es así? ¿Qué cree que les puede interesar más de su obra o su figura?


Ese es el objetivo, -porque para vender 300 cajas no hacía falta hacer promoción- y creo que gracias al trabajo y dedicación como el tuyo Nacho, se está consiguiendo volver a poner a Casal en boga y los 'milenials' que alucinan con Alaska, descubran que hay vida más allá y que los años 80 fueron muy amplios.

En ese sentido, ¿no se planteó hacer una edición más sencilla y asequible (que conste que 140 euros por esta caja me parece un precio estupendo), o una edición digital (sé que no tendría mucho sentido reducir esta caja a una serie de archivos, pero parece una posibilidad de conexión con ese público).


El precio puede asustar, pero si haces números (descontando IVA e intermediarios) y miras todo lo que incluye... ¡Encima Bunbury nos echó un cable publicando el mismo día que nosotros una caja similar con un PVP de 220€! Esta caja era un homenaje, algo único, irrepetible y como se anunció, no se va a volver a reeditar. La obra de Tino ya estaba al alcance de todos y de forma totalmente gratuita en multitud de plataformas digitales; el propósito de Integral no era económico sino de justicia y homenaje.

¿Qué proyectos tiene ahora entre manos Lemuria Music?


Lemuria es una compañía ínfima, -independiente de las independientes- que llega hasta donde puede (y nos dejan) porque esto es, algo así como les sucede a las tiendas del barrio que batallan contra las multinacionales; es muy difícil ser competitivo con los costes de unos y de otros. Es un disparate seguir editando discos en 2020, pero todo tiene su público y es algo que tiene que apasionarte para echarle horas de más -tan valiente como seguir publicando periódicos en papel- Siempre estás a veinte proyectos a la vez, y poco a poco, porque esto es un trabajo de pico y pala, van saliendo adelante y al caer una caja similar de un artista italiano coetáneo con Tino.







 
40 AÑOS
El misterio de Décima Víctima: el grupo más oscuro, breve y fascinante de la Movida
Formado por Carlos Entrena y los hermanos suecos Lars y Per Mertanen, vivió una fugaz trayectoria que encandiló a todos pero que acabó yendo más allá de lo musical, y no en el mejor sentido



Foto: Décima Víctima (Fotografías pertenecientes al archivo personal de Áurea Cuní)


Décima Víctima (Fotografías pertenecientes al archivo personal de Áurea Cuní)



AUTOR
MARIO ESCRIBANO
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11/01/2020



Fueron solo tres años, pero pasaron muchas cosas. Entre ellas, dos LP, un puñado de singles o una treintena de conciertos. Influenciados por el post-punk que llegaba de Reino Unido, Décima Víctima ofrecieron el contrapunto más oscuro de la movida madrileña, con un sonido y letras que poco tenían que ver con la jovialidad imperante en la capital. Pese a su corta trayectoria, los pioneros más melancólicos de la 'ola siniestra' en España siguen cautivando a nuevas generaciones... Y batallando por los derechos de sus canciones.

La historia del grupo, rodeado por un halo de misterio, ha sido rescatada gracias a 'Décima Víctima: detrás de su mirada', un documental fanmade ideado por el publicista Borja Prieto, seguidor del grupo y apenas un niño cuando estuvieron en activo. Los conoció por un especial New Wave de la extinta Rock Especial y encontró varios de sus singles en Discos Bangla Desh, mítica tienda del centro de Madrid. Eran los 90, cuando buscar información de un grupo con apenas tres años de vida -y que llevaba una década disuelto- no era tan fácil como teclear en Google.

"En Internet no había muchos contenidos sobre el grupo", lamenta el encargado de la cinta, que comenta que "solo iba a hacer un vídeo, pero cuando empecé a hablar con gente e investigar quise a hacer algo más". A Prieto le pilló por sorpresa -entre otras- una cierta internacionalización del grupo, dando con cintas pirata que circulaban de mano en mano por América Latina o grupos que les versionaban desde allí.







Décima Víctima se formaron en 1981, tomando su nombre de la película homónima del italiano Elio Patri. Como suele ocurrir, fue una decisión de última hora. Tenían su primera actuación pero ningún nombre, así que tomaron un libro de películas de ciencia ficción y se decantaron por el título de esta cinta. De aquel mismo tomo salió el nombre de Gabinete Caligari -con quienes acabaron compartiendo local de ensayo-, que hicieron lo propio con el clásico del expresionismo alemán de Robert Wiene.

En un inicio, el grupo estaba formado por Carlos Entrena (voz) y los hermanos suecos Lars (guitarra) y Per (bajo) Mertanen. Al principio tocaban con una caja de ritmos controlada por el cantante, método errático que pronto fue sutituido con la entrada de José Brena, encargado de la batería.

Carlos empezó en la música como corista en Paraíso, el proyecto de El Zurdo tras el fin de Kaka de Luxe, y continuó con Ejecutivos Agresivos como voz principal. Allí conoció a Jaime Urrutia e Ignacio Gasca 'Poch' antes de que formaran Gabinete Caligari y Derribos Arias, respectivamente. También a Paco Trinidad, que se convertiría en un hombre clave para Décima Víctima.

Aquella experiencia fue más allá de lo musical, y no el mejor sentido.



Décima Víctima en concierto (Fotografías pertenecientes al archivo personal de Áurea Cuní)




"Tras la tercera actuación firmamos con Hispavox y aquello fue un desastre. Grabamos dos singles en año y medio, pese a que teníamos repertorio para dos LP. Eso nos quemó mucho", recuerda Entrena en entrevista con El Confidencial. "Al final nos dieron carta de libertad porque estaban hartos de nosotros".

Ahí se acabaron sus ganas de probar con discográficas. Apostaron por la autogestión y montaron Grabaciones Accidentales SA (también conocida como GASA). "Hay tanto material grabado para ser un grupo con una trayectoria tan corta porque montábamos todo entre Esclarecidos, Paco Trinidad y nosotros", reivindica el vocalista de Décima Víctima.

Pero, ¿cómo se pasa de cantar versos como "Mari Pili, no, no, no, / no, no, no, no me excites, por favor" a formar uno de los grupos más oscuros de la escena? Buena parte de la culpa la tuvieron los hermanos suecos, que inyectaron las últimas tendencias del mercado británico entre sus allegados.







La clave estaba en Gibraltar
Antes de llegar a Madrid, los Mertanen vivieron una temporada en Estepona. La ciudad malagueña está a menos de 50 kilómetros de Gibraltar, algo que supuso un inesperado golpe de suerte: les llegaba la señal de radio del peñón y, con ella, el programa de John Peel en la BBC. Una vía directa, de lujo, a las novedades más interesantes. "Fue todo un pionero a la hora de poner música punk. Lo pillábamos allí y nos encantaba", celebra Per, el pequeño de los suecos, en conversación con este periódico.

Aunque ya llegaban discos con mayor fluidez a España, "los importados eran carísimos, no nos lo podíamos permitir", por lo que aprovechaban los veranos en Suecia -"costaban casi lo mismo que los nacionales"- para aumentar la colección. Cuando aterrizaron en la capital, Lars puso un anuncio para formar un grupo que se convertiría en Ella y los Neumáticos, el debut de Christina Rosenvinge, entonces con 16 años. Poco después llegó el verdadero germen de Décima Víctima, Cláusula Tenebrosa, el efímero dúo instrumental de los hermanos.

Cuando vio a The Cure en directo, Carlos quedó maravillado y ya solo pensaba cómo encajar una voz en aquello, lo que no tardó en ocurrir

Los Mertanen no solo estaban con el punk de los 70 (The Clash, The Jam, Buzzcocks o Comsat Angels, citan entre sus referentes), también escuchabanmúsica bien distinta, como Frank Sinatra, la Velvet Underground o el surf sesentero. "Pero luego siempre hay algo que te llega más, que fue lo que nos pasó con Joy Division y The Cure, que nos gustaban un poco más que el resto", explica el bajista. Cuando los vio en directo, Carlos quedó maravillado y ya solo pensaba cómo encajar una voz en aquello, cosa que no tardó en ocurrir.

A modo de anécdota, el cantante cuenta que los Mertanen mantenían los horarios nórdicos. O lo que es lo mismo, cenaban en mitad de la tarde lo que condicionaba los ensayos. Ahí aprovechaba para escuchar los discos de los suecos, donde dio con bandas como The Sound, aunque sus influencias también iban más allá de lo obvio: "Incluso Antonio Machín, que es un cantante de los años 40 que le gustaba a mis padres. Como en la literatura, es absurdo decir que algo con lo que estás en contacto no te influye".



Décima Víctima (Fotografías pertenecientes al archivo personal de Áurea Cuní)





Aunque no creen que fueran el único grupo que apostó por ese sonido, sí que lo hicieron de forma temprana y diferenciada. "Se nos cataloga igual que a Parálisis Permanente, pero no teníamos mucha relación. Eran más punk, luego evolucionaron y fueron más fríos", comenta el vocalista sobre sus coetáneos. "No todo era alegre y pop, había más cosas en los primeros 80 y luego llegaron aún más", recopila Per.


Sobriedad y melancolía
La armonía estética del grupo también marcaba distancias con el resto de aquella escena. Carlos, con americana y camisa, cantaba sentado desde un taburete mientras fumaba. Per tocaba de espaldas al público, algo que hacía por miedo escénico en los primeros conciertos, pero que tenía un potente efecto visual. La complexión física de todos ellos -en especial, los suecos-, el juego de luces y sombras o que apenas se movieran sobre el escenario hacían el resto.

Para muestra, su actuación en Musical Express (TVE), de la que se pueden encontrar algunos vídeos en YouTube. Quienes les vieron en directo cuentan en el documental Detrás de su mirada que conectar con su estilo era, al fin y al cabo, una cuestión de sumergirse en su mundo.







Así los presentaba Santiago Auserón, de Radio Futura, en otra actuación para la televisión pública: "Hacen una música completamente auténtica, densa y como muy rica en matices. No temen arriesgarse a nivel emocional para hacer música (...) Hay que ponerse a su ritmo y dejarse penetrar por los Décima Víctima".







"Nos gustaba algo sobrio y clásico para la estética. Teníamos una coherencia de imagen, pero no era nada impuesto", responde Carlos sobre este tema. Lo mismo ocurría con sus discos. Grabados únicamente con batería, bajo, guitarra y voz, conseguían que esa sobriedad se convirtiera en atmósfera. La producción siempre corrió a cargo de Trinidad, que no tardó en despuntar a los mandos de las primeras grabaciones de Hombres G, Siniestro Total, Duncan Dhu o Los Enemigos, entre otros.

Las letras, escritas mayoritariamente por el vocalista, se inspiraban en sentimientos como la melancolía, la angustia o la soledad. Una forma de expesarse que no solo ha mantenido admiradores, sino que los ha aumentado. "Somos más famosos ahora que antes", dicen entre risas cuando se les pregunta por este tema, pues "ha sido una sorpresa, en ningún caso esperábamos esto".

"Somos más famosos ahora que antes", dicen entre risas, "ha sido una sorpresa, en ningún caso esperábamos esto"

En la cinta aparecen artistas que reconocen la influencia de Décima Víctima en su música. Jota, cantante de Los Planetas -con quienes están preparando una colaboración-, los define como unos "anticipados a su época" que "adelantan tendencias estéticas y musicales". Incluso grupos de hornadas posteriores del indie patrio, veinteañeros como La Plata o Belako, se deshacen en elogios a la banda hispanosueca.

"Cuando escuchamos música de esa época solemos meter todo en el mismo saco, pero esta banda tiene unos matices muy diferentes que han hecho que sobreviviese", dice Diego, cantante de los primeros, que el año pasado versionaron al grupo. Triángulo de Amor Bizarro apuntan en la misma dirección: "Es la antitesis de la idea que tenemos todos de la movida madrileña".







Prieto, el encargado del documental, no entiende que "suenen tan contundentes y la historia no les haya hecho hueco". "Nos hemos perdido un montón de grupos increíbles que han quedado en el olvido", reflexiona.

El interés por el grupo también se puede vislumbrar echando un vistazo a los mercados de discos de segunda mano. En páginas especializadas es complicado encontrar un single de 7 pulgadas por menos de 20 euros. Si se va a por un LP, el precio se dispara sin problema por encima de los 100 euros. Circunstancia que sorprende a los propios componentes de la banda cuando se trata del primer disco. El prensado de aquel LP homónimo fue un desastre -cuentan los integrantes- que les dejó sin los picos de graves y agudos y, como consecuencia, sin potencia. La 'retromanía' de la que hablaba Simon Reynolds en estado puro.

El final...
Las reticencias a la hora de abordar la música como una forma de ganar dinero fueron también las que acabaron con el grupo. Carlos empezó a trabajar fuera de Madrid -"y era incompatible venir los fines de semana, ensayar, conciertos..."- y los Mertanen se mudaron a Barcelona por el trabajo de su padre. "No teníamos de que vivir y no hubo más remedio que irse", explica.

Vivir de la música tampoco era fácil entonces. El cantante define la música como "un hobbie caro", y cree que haber buscado un beneficio económico "le habría quitado la gracia". "Como nosotros éramos un poco raros, tampoco ayudaba. Hacíamos la música que queríamos: si gustaba bien y si no, pues peor para ellos... y para nosotros", cuenta entre risas el bajista. "Habría estado bien, pero no era lo que pretendíamos".

"Nunca conocimos un sistema diferente de llevar el equipo nosotros, montarlo, actuar, recoger, esperar a que pagaran e irte. Era muy duro"

En sus apenas tres años de vida, el grupo dio una treintena de conciertos en Barcelona, Vigo, Valencia, Puertollano y Molina de Aragón (además de Madrid, claro). "Nunca conocimos un sistema diferente de llevar todo el equipo nosotros, montarlo, actuar, recoger, esperar a que pagaran e irte. Aquello era muy duro", recuerda Carlos. Su última actuación fue en Rock-Ola, una de las salas más emblemáticas de los 80 en Madrid. Un mes antes grabaron un ensayo que quedó guardado en un cajón hasta hace unos meses, cuando fue publicado bajo el título 'En el garaje' por la independiente Munster Records. Medio año después llegó 'Un hombre solo' (1984), el último LP de Décima Víctima.

Per estuvo tocando algunos años más, pero lo dejó a finales de los 80, mientras que su hermano Lars ha sido el único que siguió con varios proyectos musicales, ya en Suecia, donde se marchó poco después. Y José Brena, el batería, murió en 1999, "así que ya no seríamos Décima Víctima", defiende Carlos, que rechaza toda posibilidad de vuelta del grupo, ni siquiera para interpretar una canción: "Aparte de que yo no tenía técnica vocal ninguna, hace años tuve un trasplante de hígado que me cambió hasta la forma de respirar y no he vuelto a cantar".

...y su penúltima batalla
Los hispano-suecos nunca cobraron royalties en su propia discográfica porque lo que les interesaba, subrayan, "era sacar más discos". Un contrapunto a las grandes, cuyo enfoque era "vender, vender y vender". Entre las disputas más sonadas estuvo la de Radio Futura, porque "Hispavox insistía en que sacaran otro 'Enamorado de la moda juvenil', pero ellos no querían porque habían evolucionado, así que estuvieron años sin sacar ningún disco".

El último single que los Auserón editaron con ellos fue 'La estatua del jardín botánico'. Después, publicaron 'La ley del desierto / La ley del mar' (Ariola, 1984), disco que tenía un single titulado 'Escuela de calor'. El resto de la historia es de sobra conocida. "Las grandes discográficas tienen muy poca vista e interés en lo que están vendiendo. Solamente es industria", critica Carlos.

Per, por su parte, explica que "salieron varias independientes porque era la única forma de poder sacar discos como uno quisiera, sin presiones de productores ajenos o casas de discos", algo que ya ocurría en el mercado anglosajón. "Fue costoso al principio, pero al final lo conseguimos". Sería lógico pensar que un grupo disuelto en 1984, que autoeditaba sus discos y sin rastro de intereses comerciales, no tendría problema alguno al compartir sus temas en Internet. Así es. Quien tiene más reparo es Warner.



Décima Víctima (Fotografías pertenecientes al archivo personal de Áurea Cuní)




Poco después de la disolución de Décima Víctima, DRO empezó a distribuir a GASA y en 1993 Warner absorbió a ambas. "Era nuestro propio sello y nunca cedimos nuestros derechos ni firmamos contrato alguno", aclaran los músicos. Les ofrecieron editar un recopilatorio llamado Resumen (1994), lanzado en formato CD. "Tampoco en esa ocasión cedimos los derechos ni hubo compromiso escrito". En 2010 publicaron un box set con reediciones con Munster Records porque Waner tampoco quería sacar nada, así que firmaron un contrato de licencia con la siguiente cláusula: "Todos los trabajos desarrollados para este proyecto pertenecen a Décima Víctima. No se podrán utilizar en la explotación de otro producto sin el permiso explícito de Décima Víctima”.

Siguiente año. Los miembros del grupo descubren que Warner ha subido sus canciones a Internet -"nunca hubo acuerdo previo para ello"- y, para más inri, estaban mal tituladas. "No han hecho nada con el grupo desde 1994", les afean. Ya en 2014 enviaron un burofax para notificar que rompían el acuerdo, y "tras seis meses de cortesía" subieron su música a plataformas digitales. Su sopresa fue que, tiempo después, descubrieron que la mayoría de su música ya no estaba en Internet, al haber sido retirada por duplicidad entre editoras. "Entendimos lo que pasaba cuando comprobamos que algunos de nuestros temas en YouTube tenían el nombre mal puesto", relatan: "Warner no ha presentado nada después de haberles enviado cuatro burofaxes, tres de ellos por abogados, exigiendo que presenten la documentación por la que dicen tener los derechos de nuestros temas".

Descubrieron que Warner había subido sus canciones a Internet "sin acuerdo previo para ello" y, además, estaban mal tituladas

Asimismo, critican que este sello "sigue intentando que entremos en un proceso judicial que nos resulte pesado y caro". "Nunca nos ha movido el interés económico y ahora, que han pasado tantos años y cada uno de nosotros tiene su vida encauzada, mucho menos", avisan para insistir en que solo quieren "seguir manteniendo el interés que hay por el grupo".

Para Décima Víctima, la esperanza es que "la ley dé más valor al autor que a las grandes empresas e impida a estas abandonar catálogo en sus almacenes". Y, claro, mantener los mismos principios que en los 80: "Es una vergüenza que fundes una discográfica independiente para sacar tu música y acabe todo en manos de una gran compañía que no te deja ni sacar tu propia música cuando quieras".


 
40 años de la «Movida», el destello de la fiesta sin fin
El 9 de febrero de 1980 se celebró el concierto de homenaje a Canito, considerado su momento fundacional. Un nuevo libro hace un recorrido por aquella época con fotografías inéditas y entrevistas a sus protagonistas



Alaska, durante un concierto en 1983


Alaska, durante un concierto en 1983 - Eduardo Cimadevila





Nacho SerranoActualizado:10/02/2020


La «Movida» fue un movimiento por la libertad, por supuesto. Pero también fue un poco autista, de tan superficial: mientras Leño vociferaban con rabia «Es un mierda este Madrid», Santiago Auserón se enorgullecía de estar «Enamorado de la moda juvenil» con sus Radio Futura. También fue muy excluyente. Tanto, que marginó a sus propios padres fundacionales, Los Secretos, que fueron los que le dieron su primer sentido de comunidad a aquella incipiente escena musical, al organizar (cuando aún se llamaban Tos) el concierto que se consideraría la semilla de la nueva ola, el homenaje a Canito en la Escuela de Caminos, el 9 de febrero de 1980.

Los principios fundamentales de la «Movida» ayudaron a que los del neo-mercantilismo penetraran en la sociedad a ritmo de un pop que parecía transgresor, pero que, paradójicamente, no molestaba a nadie. Si no te gustaba la «Movida» eras un carca, y punto. Nadie quería ser un carca en 1980, y lo carca acabó convirtiéndose en lo transgresivo.



Radio Futura en 1983


Radio Futura en 1983 - E.C.



Fueron, efectivamente, años muy locos y desconcertantes que dieron para infinidad de anécdotas delirantes, como la del encuentro entre Siniestro Total y el Papa Juan Pablo II. Al salir de la emblemática sala de conciertos Rock-Ola un día de 1982, los componentes de la banda gallega se dieron de bruces con el papamóvil, que se dirigía al aeropuerto tras la visita del Sumo Pontífice a España. «Nos pusimos a saludarle, pero miró para otro lado», cuenta su líder Julián Hernández en el libro «La movida madrileña», que recoge en imágenes y palabras aquella época de revolución individual.



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Publicado por la Editorial Tébar Flores, reúne decenas de fotografías inéditas tomadas en aquella época por Eduardo Cimadevila a los grupos musicales fundamentales y otros menos conocidos, y entrevistas de Ana Aparicio Cillán con algunos de sus principales protagonistas. El libro aporta información de veintinueve grupos y entrevistas con dieciocho de ellos. La nómina incluye, entre otros, a Burning, Radio Futura, Siniestro Total, Loquillo y Trogloditas, Danza Invisible, Ilegales, Kaka de Luxe, Alaska y Dinarama, Gabinete Caligari, Derribos Arias, Glutamato Ye-yé, Sindicato Malone, Aviador Dro, Golpes Bajos, Los Elegantes y Los Secretos.



Gabinete Caligari y Ulises Montero


Gabinete Caligari y Ulises Montero - E.C.



Ana Aparicio Cillán, especialista en este movimiento músico-social, apunta a su comienzo el 9 de febrero de 1980 con el concierto de homenaje Canito, cantante y batería del grupo Tos que había muerto el mes anterior en un accidente de tráfico. Pero la actividad de los grupos que conformaron esta corriente ya venía manifestándose, y no solo con los grupos de música sino con artistas de otras disciplinas: fotógrafos, pintores, dibujantes de cómics, cineastas o diseñadores.

Esta mirada hacia atrás devuelve una imagen entre humorística y descarnada de aquellos años musicales en Madrid. Con la distancia y perspectiva que dan los años, músicos como Javier Ojeda (Danza Invisible), Jordi Vila (Loquillo y Trogloditas), Luis Auserón (Radio Futura), Servando Carballar (Glutamato Ye-Yé) o Emilio López (Los Elegantes) repasan sus vivencias de aquella época dorada y analizan el peso e influencia que su participación tuvo en la sociedad y la música españolas, compartiendo multitud de anécdotas y confidencias. En total, más de 100 artistas están presentes de una u otra forma en esta obra.



Loquillo y Los Trogloditas en 1983


Loquillo y Los Trogloditas en 1983 - E.C.



Las imágenes de Eduardo Cimadevila captan fundamentalmente momentos de innumerables conciertos de la «Movida» y de sus grupos entre finales de los 70 y principios de los 80, pero también del público heterogéneo que acudía a ellos, de las tribus urbanas, como los modos o los punks, que afirmaban física y verbalmente con descaro sus identidades. Y las entrevistas de Ana Aparicio ofrecen una fuente de contrastes y memorias plurales que enriquecen este recuento de época, dando forma a un amplio fresco histórico, cultural e íntimo.

Para algunos músicos, como Álvaro Urquijo, de Los Secretos, no existió una movida de la que se sintieran parte; para otros, como Juanma del Olmo, de Los Elegantes, a la «Movida» la llamaban Nueva ola madrileña. Fermí Presas, de Gabinete Caligari sintetiza musicalmente aquello que definiría a los grupos de la ‘movida’: composiciones propias de dos o tres minutos, letras en castellano y una melodía muy clara, mientras que Patacho, de Glutamato Yeyé, resume el espíritu de aquel tiempo: «Cada día era una fiesta, una fiesta continua, las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, las cuatro semanas del mes».



Poch, de Derribos Arias, en 1983


Poch, de Derribos Arias, en 1983 - E.C.



Madrid fue el centro de esta corriente, pero en el libro comparecen grupos y músicos de otra «movidas» propias en sus regiones (Galicia, Andalucía, Cataluña) que inevitablemente recalaron en la capital de España, como Kiko Veneno: «Yo venía de otra movida. Era un torbellino creativo y desmitificador que abría una nueva etapa de avance hacia una época nueva de libertad y democracia"




Javier Ojeda, de Danza Invisible


Javier Ojeda, de Danza Invisible - E.C.



Jaime Urrutia, de Gabinete Caligari


Jaime Urrutia, de Gabinete Caligari - E.C.



La Broma de Satán

La Broma de Satán - E.C.


Ana Curra, en la época de Seres Vacíos


Ana Curra, en la época de Seres Vacíos - E.C.




Los autores del libro

Eduardo Cimadevila (1957) es técnico especialista de Imagen y Sonido y licenciado en Ciencias de la Información (especialidad Imagen Visual y Auditiva) por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 1985 imparte la docencia como profesor técnico en Procedimientos de Imagen y Sonido. Durante los años de la Movida, inmortalizó con su cámara decenas de conciertos a los que asistía, construyendo un valioso tesoro documental.

Ana Aparicio (1980) es licenciada en Ciencias de la Información (especialidad de Publicidad y Relaciones Públicas) por la Universidad Pontificia de Salamanca. Su proyecto final de carrera se basó en una investigación que llevó por título La Movida Madrileña: no solo música. Contexto histórico, político y social. Su carrera profesional ha estado ligada a la música, tanto en la docencia como en distintas cuestiones de programación y management.


 
De la mitología a la vida
La bailaora Rafaela Carrasco inaugura la cita jerezana con una singular revisión del mito de Ariadna



FERMÍN LOBATÓN
Jerez de la Frontera 22 FEB 2020


Festival de Jerez 2020


La bailaora Rafaela Carrasco, durante su espectáculo en el Festival de Jerez. ROMÁN RÍOS EFE


Personajes mitológicos han alentado históricamente no pocos montajes de los balletsflamencos. Han sido una inspiración recurrente, quizás por su valor simbólico para expresar aspectos de la condición humana. El de Ariadna, que curiosamente goza de distintas resoluciones, ha sido el elegido por la bailaora sevillana para hilvanar un relato libre este viernes en el Festival de Jerez, que toma diferentes elementos del mito para reflejar estados vitales comunes a todos los mortales: la soledad y el abandono, la atracción amorosa, el laberinto de la duda, el ansia de libertad… En la labor de trasladar esos sentimientos y emociones universales al baile estriba el valor de una obra que se presentó inusualmente cohesionada para ser un estreno y que ofreció una representación formal austera, pero muy rica en sus contenidos dancísticos y musicales.

En los primeros, Rafaela Carrasco se reafirma en su línea de exigencia y búsqueda de la excelencia hasta obtener un espectáculo muy perfilado, sin aristas, con un trabajo grupal equilibrado y muy fluido. El baile de la directora está presente en la mayoría de los cuadros, ya sea interactuando con la compañía como brillando en solitario con una multiplicación de recursos que, sin dejar de ser flamencas, pudieron evocar formas orientalizantes acordes con el relato, pero sin perder en ningún momento la necesaria precisión. Una cierta contención domina los gestos y la expresión durante una obra, que, a la vez, se dinamiza en las coreografías exclusivas de los hombres y, de forma especial, en los diferentes pasos a dos que Rafaela mantiene con los cuatro bailaores del elenco, que destacan por una homogeneidad grupal que no diluye sus rasgos individuales.

Musicalmente, el espectáculo suena flamenco, pero dominado por la misma libertad y riesgo que inspira la obra toda. La música de Jesús Torres no parece tener límites expresivos y adquiere aromas de una singular inspiración, como en el cuadro de los girasoles. Las interpretaciones de cante de Campos y Ortega se llenan de una multiplicidad de matices para mejor ilustrar el relato que se quiere contar. No es que canten por uno u otro estilo concreto —peteneras, soleares, tangos, tonás…—, sino que en cada uno de ellos ofrecen toda una galería de variantes. Y todo ello, y eso es algo que hay que destacar, con letras completamente originales y referidas a la historia en cuestión. Una aportación que solo se explica porque se trata de artistas que rebasan de largo la condición por la que se les identifica.

Con una conclusión abierta, la obra regresa a la petenera con la que arrancó, pero con otros componentes musicales y otro tono vital: frente a la desolación inicial se impone la esperanza. La obra completa apenas una hora de tiempo. No provoca insatisfacción y sí el deseo de permanecer más tiempos en las formas y músicas que la han configurado.

Con normalidad y sin mascarillas


Cuando hace unas semanas, casi medio centenar de inscritos en los cursos de formación del Festival de Jerez procedentes de China anunciaron la cancelación de sus viajes, hubo quien pensó que la epidemia del coronavirus en China podría afectar a la celebración este evento, en cuanto congrega a más de un millar de cursillistas en su programa formativo, muchos de ellos venidos de países orientales (Japón, Taiwan…). Sin embargo, las bajas debidas a la epidemia se quedaron en eso. La ciudad ha recibido a sus visitantes, de hasta treinta nacionalidades, con total normalidad: no se observa prevención y las calles del centro histórico han vuelto, como cada año, a convertirse en una animada y colorista muestra de multiculturalidad. Ni en ellas ni en los espacios escénicos se ha podido ver mascarilla alguna.

Se trata del evento internacional más importante dedicado al baile flamenco y la danza española con la presencia de las principales compañías que llegan al Teatro Villamarta para presentar sus más recientes espectáculos. Casi medio centenar componen el programa de la edición de este año, que cuenta con diez estrenos absolutos, entre los que se cuentan los de Rafaela Carrasco, Antonio El Pipa, Marco Flores, Belén Maya o el Ballet Nacional de España, que ha elegido Jerez para estrenar las primeras coreografías de su nuevo director, el sevillano Rubén Olmo, Premio Nacional de Danza en 2015. También traen sus obras otros galardonados con la misma distinción como son Sara Baras, Olga Pericet, Manuel Liñán, Rafael Estévez y Valeriano Paños o Javier Latorre, que dirige la producción del legendario artista japonés Shohi Kojima, un habitual en la cita.

Mas no todo son grandes nombres. También los valores emergentes encuentran la oportunidad de presentar sus trabajos en las salas alternativas, que también acogerán estrenos. Y, más allá del baile, el cante y el toque, protagonistas de ciclos propios con presencia de artistas como los guitarristas Rafael Riqueni y Paco Jarana, la cantaora María Vargas, reciente Medalla al Mérito en las Bellas Artes, y los cantaores David Carpio y Mateo Soléa, entre otros. Todo ello repartido entre seis distintos espacios no muy distantes entre sí, que otorgan al evento su condición humana y una particular cercanía.


COMPAÑÍA RAFAELA CARRASCO. 'ARIADNA (AL HILO DEL MITO)'
Dirección y coreografía: Rafaela Carrasco. Dramaturgia y letras: Álvaro Tato.
Voz en off: Carmelo Gómez. Dirección musical: Jesús Torres. Baile: Rafaela Carrasco, Rafael Ramírez, Gabriel Matías, Ricardo Moro y Felipe Clivio. Palmas: Jesús Perona y Jesús González. Guitarras: Jesús Torres y Salvador Gutiérrez. Cantaores: Miguel Ortega y Antonio Campos. Composición musical: Jesús Torres y Antonio Campos. Tangos: Antonio Campos y Salvador Gutiérrez. Coreografía Los Girasoles: David Coria. Diseño de escenografía e iluminación: Gloria Montesinos.
Teatro Villamarta, Jerez. 21 de febrero.

 
Muere el rapero zaragozano Toño Rodríguez ‘Rebel’
El vocalista, hermano de Sho-Hai, colaboró con el grupo Violadores del verso



Muere el rapero zaragozano Toño Rodríguez ‘Rebel’



EL PAÍS
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Madrid 2 MAR 2020







https://twitter.com/KaseO_real/status/1234386292256968704

Descansa en paz #Rebel Siempre serás el mejor. Por tus obras maestras y por tu bondad y simpatía. No te olvidamos, el quinto VDV.
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https://youtu.be/l2c7BC-EAPQ
YouTube ‎@YouTube





El rapero zaragozano Toño Rodríguez, Rebel, falleció el pasado domingo, según han informado sus compañeros de profesión en las redes sociales. Rebel colaboró en proyectos del grupo de rap Violadores del verso, formación de la que formaba parte su hermano Sergio, más conocido en el mundo musical por el nombre artístico de Sho-Hai.

Rebel introdujo a Sho-Hai en el rap. Con Violadores del verso trabajó en su primer LP, Genios, publicado en 1999, en el tema La carta más alta. Rodríguez utilizaba, precisamente, ese nombre en ocasiones.

Posteriormente, colaboró con el grupo en otros dos discos, con Bombo Clap y Resistencia arrogante, canciones que aparecieron en los discos Tú eres alguien/Bombo Clap (2002) y Vivir para contarlo (2008), respectivamente.

También colaboró en proyectos del desaparecido grupo Bufank y también con en grabaciones individuales de Kase.O, otro de los componentes de Violadores del verso (Poker de ases).





 
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