"Es hora de morir" - Ha fallecido Ruter Hauer. Replicante Roy Batty - Blade Runner

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E.P.D - 75 años

:(

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Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
 
Para mí siempre será un inolvidable Navarre, en Lady Halcón. DEP.

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Lágrimas en la lluvia: muere Rutger Hauer, el replicante eterno de 'Blade Runner'Compartir en Facebook
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Muere Rutger Hauer, el replicante eterno de Blade Runner EL MUNDO
El actor holandés Rutgerus Oelsen Hauer, más conocido como Rutger Hauer, murió el pasado día 19 a los 75 años en su casa en Holanda tras una corta enfermedad, fallecimiento que se ha conocido este miércoles. Así lo ha confirmado el agente de Hauer, Steve Kenis, quien también ha informado de que el funeral se ha celebrado hoy.

El actor pasó a la historia del cine principalmente por su papel secundario en la película Blade Runner(Ridley Soctt, 1982), donde encarnaba al replicante Roy Batty, con un monólogo muy recordado en la parte final del filme.


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Conocido como "el Paul Newman holandés", entres las numerosas películas que protagonizó destacan también Halcones de la noche, El soldado de Orange, Carretera al Infierno o Lady Halcón.

Hauer nació en Breukelen (Holanda) el 23 de enero de 1944. Sus padres eran profesores de teatro. A la edad de 15 años huyó de su hogar para convertirse en marinero. A los 16, se matriculó en clases de interpretación y estuvo en los escenarios durante seis años. Después estudió Arte Dramático en Amsterdam y trabajó en un teatro de Basel.

La primera película en la que participó fue Monsieur Hawarden, de 1969. Más tarde, en 1973, irrumpió en el cine europeo con la película Delicias turcas, un thriller erótico de Paul Verhoeven que fue nominado al Oscar a la mejor película extranjera.

Después protagonizó Spetter (Vivir a tope); Keetje Tippel (Katy Tipel) y Flesh and Blood (Los señores del acero).

Al igual que Gerard Depardieu en sus primeros filmes, Hauer hizo numerosos desnudos frontales que se convirtieron en algo así como una marca de fábrica. Protagonizó unas 70 películas. En 1980 protagonizó Nighthawks (Halcones de la noche), junto a Sylvester Stallone, película con la que se dio a conocer entre el público de EEUU.

Un año después recibió el aplauso de la crítica por su interpretación del letal e inteligente replicante de Blade Runner, dirigida por Ridley Scott. Hauer fue contratado por Scott tras verle en El Soldado de Orange, filme que convenció al realizador para que se convirtiera en Roy Batty en esta película que coprotagonizó junto a Harrison Ford y que se convirtió de inmediato en un clásico del cine de ciencia ficción y en la película más joven en ser incluida en los Archivos Cinematográficos Nacionales de la Biblioteca del Congreso de EEUU.
 
Última edición por un moderador:
Era muy joven aún.
Se dice que Anne Rice se había inspirado en él para crear a su mítico personaje de Lestat de Lioncourt, el conocido vampiro de "Entrevista con el vampiro".
Q.E.P.D.
 
Es un día muy triste... Lloré al conocer la noticia y aún tengo un nudo en
el estómago. Conocí a Rutger Hauer en Blade Runner y gracias a su
estupendo papel, busqué sus anteriores películas y luego lo seguí
para siempre. Carismático, talentoso, humilde y guapísimo.
Me acabo de enterar que vivía con su mujer y habían cumplido 50 años juntos.
Toda una rareza en el mundo del espectáculo y que confirma que además de
ser un increíble actor tenía los pies bien firmes en la tierra.
Bastaba que su nombre apareciese en un film y yo lo veía porque quería
disfrutar de él y de su enorme talento.
Su frase más famosa como Roy Batty dice:
"All those moments will be lost in time like tears in rain. Time to die"
Quizás llegó su momento de partir de este mundo, pero te aseguro
encantador Rutger que todos los momentos que nos regalaste
NUNCA se perderán como lágrimas en la lluvia.
Love you forever.

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Rutger Hauer: Como lágrimas en la lluvia
El actor, que pasó a la historia por su trabajo en «Blade Runner», convenció a Ridley Scott para que le dejara recitar un discurso que terminó siendo parte de la historia del cine
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Rutger Hauer, en una secuencia de «Blade Runner» - ABC
Juan Manuel de Prada
Escritor

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Actualizado 24/07/2019 a las 22:19

La secuencia de «Blade Runner» ha ingresado en la mitología cinematográfica. Rutger Hauer encarna a Roy Batty, un replicante con fecha de caducidad que, en pleno rapto de furia, se dispone a dar matarile a su perseguidor, el detective Deckard, interpretado por Harrison Ford, sobre las azoteas de una ciudad apocalíptica, arrasada por la lluvia ácida y la propaganda de neón. Rutger Hauer, que acaba de atrapar una aterida paloma y de cobijarla en su pecho, acaricia su plumaje mientras contempla los esfuerzos desesperados e inútiles de su enemigo por salvarse; pero, justo entonces, siente el frío hálito de la muerte infiltrándose en sus venas y decide perdonarle la vida. Se sienta, desfalleciente, sobre el tejado y recita las bellezas irrepetibles que han desfilado ante sus retinas. «Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir», concluye, con alivio e impotencia, y doblega el cuello, mientras la paloma que resguardaba entre sus manos vuela hacia lo alto, como un alma ebria de luz.


Rutger Hauer

Con esta secuencia tan desaforadamente bella, Rutger Hauer aseguró su inmortalidad. En el guión original, el parlamento fúnebre de Roy Batty era mucho más prolijo y tedioso; pero Hauer convenció a Ridley Scott para que le dejara recitar en su lugar unas pocas frases que él mismo había escrito la noche anterior, en un ramalazo de inspiración poética. Rutger Hauer tenía algo de poeta salvaje y turbulento, tenía la delicada ferocidad de un león que ha escapado de todas las jaulas y ha mordido todas las carnes, tenía una elegancia animal que brillaba como un cuchillo en su mirada, de un azul casi ártico, y en su melena como un río de oro, y en sonrisa de labios sensuales, que a veces parecía un mohín irónico y a veces una mueca lasciva. Rutger Hauer tenía una belleza amedrentadora, como de dios (o demonio) pagano; pero también un alma ancha, millonaria de secretas delicadezas, que sólo mostraba cuando se apagaban las cámaras y la noche arropaba las confidencias.

Además de aquel replicante mítico de «Blade Runner», Rutger Hauer completó una galería de personajes memorables, desde sus inicios en Holanda con Paul Verhoeven, (y pasando por el caballero trágico de «Lady Halcón», víctima de una maldición que le impedía consumar su amor con Michelle Pfeiffer), hasta llegar al Andreas de «La leyenda del santo bebedor» (tal vez la mejor película religiosa jamás filmada, con permiso de Dreyer), un mendigo que, entre los estragos de las brumas etílicas, es visitado una y otra vez por el milagro. Por desgracia, Rutger Hauer tuvo que conformarse con interpretar a muchos villanos en bodrios de acción y testosterona; pero era un actorazo de una potencia interpretativa sin igual, capaz de redimir los personajes más ínfimos. Cuando le tocaba hacer de psicópata (pensemos, por ejemplo, en «Los señores del acero» o en «Carretera al infierno»), llenaba cada secuencia de una malignidad turbadora, carnal y ultraterrena a un tiempo. Pero también podía interpretar –como Ermanno Olmi entendió a la perfección— santos de incógnito, porque su rostro era capaz de expresar la «acción interior» del misterio. Rutger Hauer tenía siempre una presencia hipnótica, subrayada además por una voz aterciopelada, que se comía con patatas a todas las estrellitas que le ponían por delante.

Mi veneración por Rutger Hauer, que viene de la juventud enferma de cinefilia, me llevó a imponerlo en el reparto de una adaptación cinematográfica horrorosa que me hicieron de «La tempestad», la novela con la que gané el premio Planeta; y así me hice su amigo (y, desde entonces, le rindo homenajes secretos en muchas de mis novelas, otorgando sus rasgos a alguno de mis personajes, como acabo de hacer con Víctor en «Lucía en la noche»). En cierta ocasión, paseando en su compañía por el paseo Larios de Málaga, salió a nuestro encuentro un mendigo embarullado de harapos que, entre grandes aspavientos y en un inglés surrealista, le declaró su rendida admiración. Rutger Hauer pensó que el mendigo le estaba dorando la píldora para que le diese una limosna rumbosa; pero, cuando se llevó la mano a la cartera, el mendigo se lo impidió, muy digno y solemne: «¡Ni se te ocurra! –le dijo, atragantado por la emoción–. Me has hecho tan feliz con tus películas que... No puedo aceptarlo. De verdad, no puedo».

También a mí me hizo muy feliz con sus películas y su amistad. Ahora, mientras escribo estas líneas, advierto –la naturaleza imita al arte– que Rutger Hauer ha muerto en el mismo año en el que muere el replicante Roy Batty en «Blade Runner». Descansa en paz, querido amigo. Te prometo que aquellos ratos que pasé a tu lado no se perderán como lágrimas en la lluvia

https://www.abc.es/play/cine/notici...omo-lagrimas-lluvia-201907242218_noticia.html
 
Hoy nace Roy Batty, el replicante que vio arder naves más allá de Orion

por Guillermo Ortiz8 de enero de 2016
Recordamos al personaje de 'Blade Runner' más famoso de todos los tiempos.



Una máquina casi perfecta.

© 'Blade Runner' (Ridley Scott, 1982)

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Roy Batty (8 enero 2016 - noviembre 2019) ve cómo se acerca su cuarto cumpleaños, el límite de todo replicante Nexus 6. Cada día que pasa es una cuenta atrás para él y para los suyos, fugados de las colonias galácticas en busca de unos minutos más de vida, algo que prolongue su fecha de caducidad. Podríamos decir que Batty tiene miedo a morir pero más que miedo es una horrible sensación de desperdicio. Todo esto para esto: las cosas que nadie creería, las naves ardiendo más allá de Orión, los rayos en Tannhäuser...

El problema de Batty es su virtud: lo han hecho perfecto. Tan perfecto que no puede concebir que esa perfección se deshaga, sus últimos días convertidos en una huída hacia adelante en el Los Angeles impersonal y mecánico de 2019, una evasión sin victoria. Batty sabe que va a morir y eso le entristece, pero al menos sabe lo que es y lo que le espera. En el universo de 'Blade Runner', la adaptación al cine de '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', del escritor Philip K.Dick, es de los pocos que lo tienen claro. Ni siquiera Deckard, el ambiguo cazador de replicantes interpretado por Harrison Ford, puede poner la mano en el fuego.

EL PROBLEMA DE BATTY ES SU VIRTUD: LO HAN HECHO PERFECTO

Deckard y Batty están condenados a enfrentarse, aunque los dos preferirían no hacerlo. Ante la evidente fragilidad del policía, con su tendencia al alcoholismo y a la autodestrucción, queda la exuberante arrogancia del replicante, los músculos que le prestó el actor Rutger Hauer para la película, ese pelo blanco radiactivo, los ojos azules casi transparentes y la dicción tranquila, marcando las palabras con un tono mesiánico mientras acaricia su paloma blanca y un neón de TDK ilumina el enorme barrio chino de donde nadie parece poder salir.


Hay algo robótico en Batty, como no podría ser de otra manera, y hay algo humano en Deckard, pero eso no quiere decir mucho. El imaginario de Philip K. Dick es un imaginario de esquizofrénicos, de memorias inducidas, de distinción imposible entre la realidad y lo que cada uno cree que es la realidad. Un mundo de gente solitaria: el ingeniero J.F. Sebastian, la replicante Rachel, el propio multimillonario Tyrrell con sus partidas de ajedrez. Coches que aterrizan en barrios húmedos donde los semáforos repiten: “Crucen, crucen, crucen...” o lo contrario: “Quietos, quietos, quietos…”.



A la vez, hay algo robótico en Deckard, incapaz de escapar de su destino casi funcionarial, y hay algo humano en Batty, que se apega a la vida y al amor por Prys, la replicante de piruetas y muslos prietos. Un nuevo juego de espejos. Quizás a Ridley Scott y a Hauer se les fue un poco la mano con ese último monólogo -de hecho el actor reformuló sobre la marcha buena parte de lo que había escrito el guionista- pero sin esas últimas palabras, sin ese rendirse elegante y decadente a la vez, Batty no habría pasado a la historia: la primera máquina melancólica, el villano que ayuda al héroe, que le perdona la vida en el último momento, quizá porque acaba reconociéndolo como un igual.

HAY ALGO HUMANO EN BATTY, QUE SE APEGA A LA VIDA Y AL AMOR POR PRYS, LA REPLICANTE DE PIRUETAS Y MUSLOS PRIETOS

Batty, con el pecho descubierto en medio de una lluvia torrencial, apurando sus últimos segundos de vida inmerso en un delirio, o lo que intuimos que es un delirio porque, ya quedó dicho, es difícil saber nada a ciencia cierta. Habrá quien lo vea como una amenaza y quien lo vea como un Espartaco cibernético. “Es toda una experiencia vivir muerto de miedo, ¿verdad? Bueno, pues en eso consiste ser un esclavo”, le dice a Deckard mientras este se agarra con una mano del hierro que le separa del abismo, los recuerdos borrados en el tiempo como las lágrimas en la lluvia. El hombre sin pasado que no deja de repasar fotos para asegurarse de que son suyas, de que él es él y no la reconstrucción de otro, cualquier otro, rodeado de pantallas gigantes que no venden esperanza sino que se limitan, como él, a cumplir órdenes.
 
La siniestra coincidencia que une la muerte de Rutger Hauer con la de Roy Batty, su personaje en «Blade Runner»
Ambos decesos guardan una relación de lo más inquietante
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Rutger Hauer, en «Blade Runner» - IMDb
Actualizado 01/08/2019 a las 07:52

La pasada semana, trascendía la noticia de que la industria audiovisual había perdido a todo un referente. El actor holandés Rutger Hauer, ganador de un Globo de Oro, perdía la vida a los 75 años tras una repentina enfermedad y perecía el 19 de julio, rodeado de sus seres queridos.


Rutger Hauer
El de Hauer era uno de los rostros más conocidos del cine y la televisión en las últimas décadas, con una filmografía que superaba los 170 títulos. Largometrajes como «Batman Begins», «Drácula 3D», «Lady Halcón», «Los hermanos Sisters», «El rito», «Sin City» y «¡Gooool 2! Viviendo el sueño» tiñen de éxito una filmografía en la que también destacan series como «Channel Zero», «The Last Kingdom», «True Blood» y «Smallville», entre otras.

Aunque sin duda, su papel más recordado es el que llevó a la gran pantalla en «Blade Runner». Hace 37 años, en 1982, se puso a las órdenes de Ridley Scott en la aclamadísima cinta de ciencia-ficción para encarnar a Roy Batty, uno de los replicantes que atormentaban a Rick Delard, el protagonista principal de la cinta y al que daba vida Harrison Ford. En la película de Scott, nominada a dos Oscar, Hauer dejaba uno de los grandes monólogos de la historia del celuloide, que todavía lo sigue siendo casi cuarenta años después.

Juan Manuel de Prada en el homenaje que le dedicó en esta misma sección hace justo una semana. «Ahora, mientras escribo estas líneas, advierto –la naturaleza imita al arte– que Rutger Hauer ha muerto en el mismo año en el que muere el replicante Roy Batty en “Blade Runner”», recalcó el autor, para sellar una casualidad de lo más inquietante.
https://www.abc.es/play/cine/notici...sonaje-blade-runner-201908010752_noticia.html
 
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